Kitabı oku: «Unión con Cristo»
UNIÓN
con Cristo
A.N. Martín
Publicaciones Faro de Gracia P.O. Box 1043Graham, NC 27253USA
Publicado por:
Publicaciones Faro de GraciaP.O. Box 1043 Graham, NC 27253
ISBN 978-1-629462-34-9
Este libro fue traducido de una versión abreviada en inglés titulada: “La Unión Con Cristo” publicado por Grace Publications Trust. El título de la versión original en inglés es: “Union With Christ”.
Agradecemos el permiso y la ayuda brindada por Grace Baptist Mission (139 Grosvenor Ave. London N52NH England) para traducir e imprimir este libro al español.
Traducción realizada por Stan Line
© Publicaciones Faro de Gracia. Derechos Reservados para la traducción al español.
Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada en un sistema de recuperación de datos o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio – electrónico, mecánico, fotocopiado, grabación o cualquier otro – excepto por breves citas en revistas impresas, sin permiso previo del editor.
© Las citas bíblicas son tomadas de la Versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina. © renovada 1988, Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso.
Contenido
PRIMERA PARTE LA DOCTRINA DE LA UNION CON CRISTO
Introducción
CAPITULO UNO Dios escoge, salva y sella a su pueblo
CAPITULO DOS ¿Por qué debemos considerar este tema de la unión con Cristo?
CAPITULO TRES Nos hallamos en unión con Cristo dentro del plan de Dios para la salvación.
CAPITULO CUATRO Nos hallamos en unión con Cristo en los actos que eran para nuestra salvación
CAPITULO CINCO Nos hallamos en unión con Cristo en nuestra experiencia de la salvación
CAPITULO SEIS La naturaleza de nuestra unión con Cristo
CAPITULO SIETE Comparaciones bíblicas que explican la unión con Cristo
SEGUNDA PARTE LOS RESULTADOS PRACTICOS DE LA UNION CON CRISTO
CAPITULO OCHO Somos una nueva creación
CAPITULO NUEVE La unión con Cristo en la práctica
Epílogo La Unión Con Cristo
Otras Obras de Publicaciones Faro de Gracia
PRIMERA PARTE LA DOCTRINA DE LA UNION CON CRISTO
Introducción
Este libro consta de tres partes. La primera tiene que ver con lo que la Biblia enseña sobre la unión del creyente con Cristo, es decir sobre la relación que se establece entre el creyente y Cristo. La segunda parte tiene que ver con los resultados prácticos que esta unión con Cristo produce en la vida del creyente. Al final viene un epílogo que provee un excelente resumen y conclusión para el tema.
Nuestro Señor Jesucristo es el personaje principal en las Sagradas Escrituras. El dijo en cierta ocasión: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida.” (Juan 14:6). El apóstol Pedro dijo de El: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12). Jesucristo es supremamente importante y único, no solamente por razón de lo que El es, sino también por lo que El hizo a favor de pecadores como nosotros.
El Nuevo Testamento enseña claramente que ambos, la persona y la obra de Cristo, ocupan el puesto central en la salvación. Con igual claridad, enseña que el modo por el cual los hombres y las mujeres obtienen esta salvación es la unión con Cristo. Citamos las palabras del Dr. John Murray: “No existe nada más básico o más importante para la doctrina de la salvación que la doctrina de la unión con Cristo”.
CAPITULO UNO Dios escoge, salva y sella a su pueblo
Es muy fácil darse cuenta de que Cristo es lo más importante en las Escrituras. Pero no es tan fácil ver que esta doctrina de la unión con Cristo es también una enseñanza importantísima. Esto es así quizás porque la frase misma no se halla escrita en la Biblia. Sin embargo, usamos esta frase porque tiene el mismo significado de otras varias que sí encontramos en el Nuevo Testamento. La más común de estas, “en Cristo” , se encuentra 150 veces contando solamente en las cartas del apóstol Pablo.
Otra frase que habla de la unión con Cristo es “con Cristo”. Romanos 6:6 nos dice que el viejo yo fue crucificado “con El”. Colosenses 2:12 nos dice que fuimos sepultados y resucitados “con Cristo”. Efesios 2:6 nos dice que estamos sentados “con El”. Y las frases “Cristo en mí” y “Cristo en vosotros” aparecen en Gálatas 2:20 y Colosenses 1:27.
Ambos Pablo y Juan dicen que Cristo vive en su pueblo y su pueblo en El. Pablo ora para que Cristo “habite” en los corazones de los creyentes, esto por medio de la fe (Efesios 3:17). Para lo mismo, Juan usa la palabra “permanecer” en su evangelio (Juan 15:4,5,7) y en su primera carta (1 Juan 2:6).
Como ya se había dicho, podemos resumir todas estas frases y palabras en una sola: la unión con Cristo.
Encontramos este importante tema muchas veces en Efesios 1:3-14. Pablo empieza esta parte con las palabras: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo”. Nunca debemos pensar en Dios sin pensar a la vez en la relación de éste con su propio Hijo amado. Dios es el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Como tal, Dios es la fuente de donde viene toda bendición espiritual para con los hijos indignos de Adán. Todas estas bendiciones espirituales vienen “en Cristo”. Nos llegan mediante nuestra unión con Cristo. Esta unión con Cristo es la única posibilidad de recibir alguna bendición de Dios.
En los versículos que vamos mirando (Efesios 1:3-14) Pablo hace una lista de las bendiciones que Dios da a su pueblo. Y usa frases “en Cristo”, “en quien”, “en el amado”, “por medio de Jesucristo”, “en El”, unas once veces. “Nos escogió en El” (vs. 4). “En quien tenemos redención” (vs. 7).
En Efesios 1:3-14, podemos distinguir tres principales clases de bendiciones:
1. Dios escogió a su pueblo.
“Nos escogió en El” (vs. 4). “Habiéndonos predestinado” (vs. 5).
2. Dios salvó a su pueblo.
“La gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado” (vs. 6). “Tenemos redención por su sangre” (vs. 7).
3. Dios sella a su pueblo.
“Habiendo creído en El, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa” (vs. 13).
Pablo dice en el versículo 3 que Dios es la fuente de toda bendición espiritual. En los versículos siguientes dice que todo aspecto de nuestra salvación viene a nosotros mediante nuestra unión con Cristo. Estos aspectos de la salvación incluyen su propósito en la mente de Dios, el acto de Cristo llevándola a cabo en cierto lugar y en cierto momento de la historia, y la obra del Espíritu Santo quién al sellarnos, nos hace entender que somos salvos.
Efesios 1:3-14, pues, es como un índice de los temas tratados en el Nuevo Testamento. En él, estos aspectos son tratados una y otra vez. El carácter y la obra de Cristo son los temas centrales a través de sus páginas. Esto es cierto, pero el de la unión con Cristo muestra la manera cómo Dios planeó, obtuvo, y trajo la salvación a ciertos pecadores.
CAPITULO DOS ¿Por qué debemos considerar este tema de la unión con Cristo?
Hay que disciplinar la mente (I Pedro 1:13) para pensar en este tema, y esto por tres razones:
1. Si usted no está en Cristo, entonces todavía está en sus pecados. Y si usted está en sus pecados, está bajo la ira de Dios. Pero ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús (Romanos 8:1). Si no está en unión con Cristo, está bajo condenación. Por esto, le ruego para su propio bien que piense profundamente en esta enseñanza de la unión con Cristo.
2. Debe pensarlo para poder ser más firme como cristiano. Si usted está en Cristo, empiece a crecer en su entendimiento de esta unión con El, y será más estable como cristiano.
Dos ejemplos:
a. En I Corintios 6, Pablo dice que los creyentes no deben tener relaciones sexuales ilícitas porque son “miembros de Cristo”. Uno que es miembro de Cristo no debe unirse con una prostituta. Muestra pues, que la doctrina de la unión con Cristo afecta nuestras vidas de una manera práctica.
b. En Colosenses capítulo 2, Pablo dice que los creyentes no pueden decir que Cristo no es suficiente para ellos. De igual manera hoy día, algunos cristianos dicen que necesitan experiencias adicionales del Espíritu Santo. Pablo contesta que los creyentes están completos porque están en unión con Cristo. Demuestra que esta doctrina afecta nuestras creencias también.
Veremos más sobre estos puntos en la segunda parte de este libro al hablar de los resultados prácticos de la unión con Cristo.
3. Debe pensar en la unión con Cristo por razón de la gloria de Dios.
Las Escrituras dicen que la persona que ofrece alabanzas, glorifica a Dios. Si usted no entiende los dones y la gracia que Cristo le da, ¿cómo puede alabarle por ello?.
Esto es exactamente lo que le pasó al apóstol Pablo. Al pensar en todas las bendiciones espirituales que él tenía en Cristo, escribió las palabras maravillosas de Efesios 1:3-14. Para que usted conozca esta parte de las Escrituras de tal manera que le lleve a alabar a Dios por su salvación en Cristo, el Espíritu de Dios primero tiene que enseñarle a través de su Palabra a comprender esta gloriosa doctrina de la unión con Cristo. Nuestro Señor dijo (en el día cuando el Espíritu descendió): “En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros”. (Juan 14:20) El Espíritu ya vino; sigue viniendo. No esperamos otro Pentecostés, sino que creemos que El nos ayuda ahora. En Efesios 1:17, Pablo le escribía a personas que ya tenían al Espíritu, y pedía que Dios les diera “espíritu de sabiduría y revelación en el conocimiento de El”.
En este libro, vamos examinando uno de los tres grandes misterios de la fe cristiana. Por esto, debemos confiar en el Espíritu Santo. El primero es que Dios es un solo Dios en tres personas, el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo. El segundo es el misterio que Cristo vino a ese mundo en un cuerpo. Pablo llama esto “el misterio de la piedad” (1 Timoteo 3:16). Cristo es una persona, una sola, pero es verdadero Dios y verdadero hombre en esta sola persona, una sola persona con dos naturalezas. El tercer misterio es este que vamos explicando, el de la unión de Cristo con su pueblo y de su pueblo con El.
CAPITULO TRES Nos hallamos en unión con Cristo dentro del plan de Dios para la salvación.
Si miramos hacia atrás al principio de nuestra salvación, es decir, hasta donde la Biblia nos permite mirar y no hasta donde nuestra curiosidad nos llevaría, Efesios 1:4 nos dice hasta dónde tenemos que mirar. Las Escrituras nos dicen que Dios planeó la salvación e hizo que existiera según su propósito eterno. Dios hizo esto de acuerdo con su gracia soberana y su poder. La Biblia usa las palabras “elegir”, “elección”, “elegido”, “predestinar”, “predestinación”, “presciencia”, y “conocer antes”, todas las cuales nos dicen que la salvación tiene sus raíces en el plan eterno de Dios. La elección es la selección eterna, bondadosa, y soberana de ciertos pecadores para vida y salvación.
Pero, note usted el énfasis en Efesios 1:4. No es el hecho de que Dios nos escogió, sino el de escogernos “en El”, es decir, en Cristo. ¿Qué quiere decir esto? Tome nota de lo que no dice. No dice que Dios nos escogió para que pudiéramos estar en Cristo, ni porque nosotros escogeríamos en Cristo. Las Escrituras aquí quieren decir que el Padre nos mostró su favor solamente porque nos veía en Cristo y nunca porque nos miraba en nosotros mismos. Tampoco nos miraba con favor separado de su Hijo. Aquellos que El escogió estaban en Cristo. Por el otro lado, Dios no pensó en Cristo el Redentor separado de los que estaban en El. Cuando Jesús estaba en la tierra, dijo que el Padre le había confiado un grupo de personas. Dijo: “Yo te he glorificado; he acabado la obra que me diste. Ahora, pues, Padre, glorifícame tú...” (Juan 17:5). Tal lenguaje es el de un pacto. Hablando de esto podemos usar las frases “el pacto de gracia”, o “el pacto de la redención”, o “el consejo de paz” porque hablan del acuerdo entre el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo, un acuerdo hecho desde antes de todos los tiempos con el fin de asegurar la salvación de un pueblo “en Cristo”.
Pablo habla del mismo tema en 2 Timoteo 1:9: “Dios nos llamó ...antes de los tiempos de los siglos.” ¿Qué significa esto? Nosotros que vivimos afectados por el tiempo tenemos mucha dificultad para comprender en un todo las verdades eternas. Sólo podemos decir que la unión con Cristo se halla en el puro principio de nuestra salvación. Cuando Dios pensó en nuestra salvación, nos vio en unión con Cristo, su propio Hijo amado. Nos escogió “en El”. Si usted es creyente, le suplico que lea Efesios capítulo uno. Léalo con tiempo y detenimiento, y luego invierta tiempo alabando a Dios por haberle escogido en Cristo desde antes de la creación del mundo. Dios hubiera podido destinarle a usted para la condenación, pero no lo hizo. Más bien, antes de la fundación del mundo, El planeó salvarle en Cristo.
Debemos tratar de entender las Escrituras tanto como sea posible, pero lo que no podemos hacer es añadir nada más de lo que ellas enseñan. “Las cosas reveladas son para nosotros”. (Deuteronomio 29:29). Efesios 1:4 y 2 Timoteo 1:9 son verdades que Dios ha revelado y por eso tenemos que aceptarlas.
Ücretsiz ön izlemeyi tamamladınız.