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CÎTEAUX Y EL CONTROL DEL AGUA EN LA EDAD MEDIA: LA CREACIÓN DEL CANAL DE CENT-FONTS

Karine Berthier Université de Paris 1-LAMOP, UMR 8589

En la Edad Media los monasterios, más que cualquier otro tipo de establecimiento humano, debían dotarse de un equipamiento hidráulico. La concentración de hombres en un espacio restringido necesita de acondicionamientos, tanto para las necesidades de la vida cotidiana como para la producción.1 Y en este sentido la orden cisterciense dispuso de medios superiores a los de la mayoría de sus contemporáneas, adueñándose de ríos, pesquerías, lagunas y molinos.

No son escasas las fuentes para el estudio de las relaciones entre los cistercienses y el agua.2 Los monjes de Císter supieron, más que otros, preservar sus archivos, y particularmente los diplomas o actas privadas: primero donaciones, luego intercambios, compras o, incluso, acuerdos con los herederos de los donantes. En muchos casos los religiosos copiaron estos diplomas en sus cartularios. Se trataba de conservar la memoria de las condiciones de adquisición de un patrimonio que debía protegerse. En el caso de la apertura del canal de Cent-Fonts, la investigación se ha visto favorecida por 64 documentos aprovechables, de 1150 a 1288, del total de 90 estudiados.3 A partir del siglo XV los documentos contables y los registros de arrendamiento permiten completar la aportación de los diplomas.

A través del estudio de la creación del canal de Cent-Fonts es posible desvelar los rasgos esenciales del hidraulismo medieval en sus aspectos sociales y económicos, así como en los de carácter técnico. La abadía de Cîteaux, casa madre fundada en 1098, desarrolla a inicios del siglo XIII un importante programa de adquisición de tierras, bosques, molinos y cursos de agua con el fin de construir un canal que permita abastecer al monasterio.

Después de abandonar un primer emplazamiento, probablemente a causa de problemas relacionados con el agua, a inicios del siglo XII, menos de diez años después de su instalación inicial bajo el abadiazgo de Alberico, los monjes se trasladan a una terraza a 2,5 km de distancia de la primitiva sede, en la confluencia de los ríos Condoin y Vouge.4 Con el crecimiento de la casa durante el siglo XII surge la necesidad de un nuevo acondicionamiento del lugar; se establece así, hacia 1130, un canal de conducción de agua en el río Vouge, al oeste de la abadía.5 Entre 1204 y 1210, los monjes de Saint-Germain-des-Prés, propietarios de los terrenos, autorizan a los cistercienses a llevar a cabo una derivación del Vouge con el fin de suministrar agua a la abadía.6 La derivación ofrece una longitud de alrededor de 3,5 km, y se inicia al este de la aldea de Villebichot. No obstante, este acondicionamiento no debió de resultar suficiente, ya que a partir de 1212 los monjes blancos emprendieron el desvío del cauce del río Cent-Fonts,7 un afluente de la orilla derecha del Vouge, abriendo un canal de más de 10 km de longitud a partir de la aldea de Saulon-la-Chapelle. Se hizo imprescindible, incluso, la construcción de un puente-acueducto, el Pont des Arvaux, para atravesar, a 5 m de altura, el cauce del Varaude.8

LA APROPIACIÓN DEL RÍO: EL APOYO DUCAL

Las donaciones

Tras la donación efectuada por Maurice de Barges en 1175, los cistercienses construyeron un molino en la aldea de Saulon-la-Chapelle.9 Esta instalación, llamada «molino de los monjes» (Aux Moines), fue la primera posesión de la abadía en el río de Cent-Fonts.10 A lo largo del mismo periodo, el capítulo de Langres cedió asimismo tierras en los límites de la granja de Tarsul, no lejos de Saulon-la-Chapelle.11 En la centuria siguiente los monjes blancos consolidaron, mediante nuevos acuerdos, sus posesiones en este sector.12 Bajo el abadiazgo de Arnaud I Amaury (1202-1212), se emprendieron gestiones ante el duque de Borgoña y el capítulo de la catedral de Langres para la creación de un canal. Si en 1212 el duque daba su consentimiento para que atravesase sus tierras,13 entregando también a los monjes la aldea de Corcelles, localizada sobre el futuro trazado del canal, más difíciles resultaron los tratos con el capítulo de Langres. Poseía éste una parte importante del territorio sobre el que debía pasar la derivación y, sobre todo, de la aldea de Noiron, por donde corre el Varaude. Un documento capitular de Langres, de noviembre de 1212, indica que «se han hecho y quedan por hacer –por valor de 200 libras de Dijon– el acueducto de Saulon y fosas de drenaje en su territorio de Noiron»; indemnización que «el capítulo de Langres se compromete a pagar a la iglesia de Cîteaux si el agua no se conduce a la casa de Cîteaux».14 Este documento muestra que la apertura del canal se hallaba ya bastante avanzada, puesto que la aldea de Noiron dista 2 km del punto de derivación.

Bajo la dirección del abad Arnaud II (1212-1217), los religiosos obtuvieron en «compra camuflada» tierras situadas en el futuro trazado del canal.15 Así, en 1213, la abadía recibía, en el territorio de Saulon-la-Chapelle, la villula que dicitur Les Bordas, es decir, un caserío atravesado por el río Cent-Fonts, formado por un conjunto de casas y provisto de varios molinos.16 Pese a las objeciones expresadas por los diferentes propietarios, en 1214 el duque Eudes III autoriza a los monjes blancos a hacer pasar el canal de Cent-Fonts por sus tierras y, en general, por cualquier lugar necesario a fin de conducir el agua hasta el monasterio. Promete, además, garantizar y mantener a los monjes estas libertades y derechos, obligando en ello a sus sucesores a perpetuidad.17 En esta misma fecha, el duque ratifica un acuerdo establecido entre los religiosos y los señores de Lambre relativo a los daños causados por la derivación de las aguas de Saulon. En 1214 Eudes III cede a los monjes los derechos que acaba de adquirir, pagando 50 libras a cierto Lambert, sobre la laguna de Saulon-la-Rue y la cuarta parte del molino de las lagunas (Des Étangs), bienes situados a casi 5 km del punto de derivación;18 en 1215 el duque ratifica la venta efectuada a la abadía de Cîteaux, por Marguerite y sus hijos, de los derechos que su marido y su padre tenían sobre la mencionada laguna y el molino.19

En 1218 el duque da testimonio del acuerdo concluido entre Eudes de Lambre y el nuevo abad, Conrad (1217-1219), relativo a los daños ocasionados por la derivación.20 Y en éste se renueva el pacto de 1212 entre la abadía y el obispo de Langres relativo al cruce de Noiron: se pide a los cistercienses que construyan sobre el canal «tantos puentes como sea necesario para el uso de los hombres de Noiron» y que «esos puentes se mantengan siempre en buen estado por los dichos monjes».21 La notificación de este acuerdo acompaña a una donación ducal de diez libras a la abadía «que se tomarán cada año a perpetuidad del peaje de Châtillon-sur-Seine», descargando a «los hombres de Noiron de lo que ellos pagaban a Cîteaux, excepto 41 émines22 de avena».23 De este modo, el capítulo no sufría ningún perjuicio a causa de los acondicionamientos del Císter. Una vez acabado el canal, los religiosos, seguros ya de la protección ducal y de la aceptación del capítulo de Langres, acentuarán desde 1221 su apropiación de las tierras adyacentes al antiguo y al nuevo curso del Cent-Fonts.

Examinando los documentos de adquisición, se pone de relieve un nuevo aspecto social: la comunidad familiar.24 La unidad conyugal tiende a generalizarse, pero no antes de la segunda mitad del siglo XII. Hasta ese momento la mayor parte de las noticias muestran una comunidad que comprende no sólo al marido, la mujer y los hijos, sino también a los hermanos y hermanas. Tanto unos como otros ejercen derechos de posesión sobre el patrimonio familiar, sobre todo el de consentir las enajenaciones.

Analizando quién consiente o acepta la transacción de un laico, advertimos que no se establecen diferencias entre las personas que otorgan una laudatio: viuda, hermano, señor, etc. Las personas que aceptan una transferencia de propiedad se distinguen, en los diplomas, de los testigos que no tienen derechos sobre el bien en cuestión. La mayor parte de las donaciones son confirmadas por el duque de Borgoña, el señor de Grancey y el «prior de Dijon», interviniendo luego las mujeres (viudas) y los descendientes. Los hijos no sustituyen a las viudas, ya que el consentimiento de éstas se añade a las donaciones del padre, y luego, una vez ha alcanzado el hijo la edad adulta, confirma la donación hecha por su madre. Así, Jacques de Strabonne confirma, en 1219,25 la donación hecha por su madre en 1217.26 Cuando el donante cede la tierra que tiene en feudo, debe obtener la conformidad de su señor.27 De la lectura de los documentos de 1150 a 1250 se desprende que los hombres de Iglesia ofrecen, también, su aval para las donaciones. Es el caso de la cuarta parte de las donaciones. Dentro de ese 25% el consentimiento de una autoridad laica –la del duque de Borgoña– junto al plácet de una religiosa –la del capítulo de Langres– conviven en un 4% de las actas. Las dos conformidades simultáneas aparecen sólo en las donaciones del caudal de Cent-Fonts, por lo tanto en los años 1218 y 1219,28 cuando Conrad, abad de Cîteaux, recibe autorización de Eudes de Borgoña y del mencionado capítulo catedralicio, señores de los lugares, para hacer pasar el aqua de Salun por el territorio de Saulon-la-Chapelle y Noiron. Los documentos son objeto de aprobación, como hemos dicho, por parte de los parientes de los donantes y los testigos, entre los cuales podemos contar, sin duda, a personas vinculadas por relaciones de vasallaje, dado que, al parecer, la gran mayoría de donantes se localiza alrededor de Cîteaux. Los diplomas que incluyen la mención de consentimiento del señor –el duque de Borgoña– no son numerosos (una décima parte),29 pero se refieren todos al caudal de Cent-Fonts. Por el contrario, en la mayor parte de los casos la laudatio familiar es la norma, y parece bastar.

Las adquisiciones

Tras la llegada del canal al monasterio, en 1221, los monjes blancos deben indemnizar a los propietarios de molinos establecidos en el antiguo curso del Cent-Fonts, entre el molino de la Velle, perteneciente a Saint-Bénigne de Dijon, e Izeure. Eudes de Marigny cede a Cîteaux «la acequia de su molino, la mitad del molino situado bajo el molino de Saint Bénigne y un jornal de tierra cerca de la casa del leproso», a cambio de «diez libras de Dijon, un terreno de diez toesas30 de anchura para reparar el canal, permiso para ensanchar el canal en su tierra, para limpiarlo, para arrojar tierra y lodo sobre las tierras de ambos lados cada vez que los monjes lo juzguen útil». En caso de producirse daños en sus tierras o en las de sus gentes por no llevarse a cabo el mantenimiento del canal, «los monjes de Cîteaux estarán obligados a pagar los desperfectos». Eudes de Marigny recibe 79 libras y 2 dineros de Dijon, manteniendo el derecho de pesca en la parte de río que conserva.31 En el mismo año, la duquesa Alix interviene, con motivo de un conflicto entre la abadía y Guy y Renauld de Corcelles, quienes reivindican derechos sobre «la acequia del río de Saulon que va a la abadía».32 En 1222 la duquesa resuelve un litigio sobrevenido entre la abadía y Ponce de Blaisy, declarando que corresponde a Cîteaux «todo lo que Ponce de Blaisy posee en Corcelles, tanto en feudo como en alodio y en propiedad plena y completa, así como sus derechos sobre la laguna situada bajo Corcelles, el bosque de Fay, el bosque de la Vesvre y el acueducto que atraviesa su tierra». A cambio, el monasterio le hace entrega de 120 libras de Dijon y «se compromete a proporcionarle cada año 15 émines de grano a requisición de Ponce de Blaisy».33

En 1228, Guillaume de Marigny y Blandine, abadesa de Sainte Marie de Beaune, confirman la donación de un prado cercano a la fuente del río Cent-Fonts efectuada por Etienne de Perrigny, hermano de Guillaume. En 1225, Guillaume de Marigny certifica que ha sido entregado «todo lo que los monjes pedían o podían pedir del río de Saulon, así como de las lagunas y molinos situados en este río». A cambio Cîteaux le daba 60 libras de Dijon, «y sus herederos recibirán, a su muerte, dos setiers34 de trigo a medida de Dijon».35 No será hasta 1239 cuando los monjes consigan una renta cargada sobre un molino establecido en el río: tres bichets36 de grano concedidos por Humbert Balbe, molinero, que deberá recibir de uno de los dos molinos de Saulon-la-Rue, el «molino llamado es Baslon».

Modalidades de adquisición

Las donaciones constituyen el 80% de los documentos y se hacen más numerosas a partir del inicio de los trabajos de apertura del canal. Del total de 22 actas de donación, nueve se datan entre 1150 y 1215, y trece entre 1215 y 1290. La motivación de los donantes se evoca en el 17% de los documentos: se trata de donaciones realizadas para la salvación del alma. En el 6% de estas donaciones pías, los donantes reciben una suma de dinero de entre 7 y 18 libras. Cuando las donaciones tienen por objeto porciones de molinos o, accesoriamente, prados y bosques, son retribuidas mediante pagos de 1 a 200 libras, según el valor del bien. En el 67% de las donaciones los cistercienses conceden una suma de dinero para agradecer la entrega de partes de molinos, prados o bosques, pero a veces la suma otorgada equivale al coste de compra o, incluso, a un valor superior (de 20 sueldos a 200 libras).37 Por lo demás, en este último caso, las donaciones pueden calificarse, más bien, de venta: la media de las sumas concedidas como gratificación asciende a 61 libras, mientras que alcanza sólo las 25 libras cuando se trata de ventas. El pago de estas importantes sumas de dinero, probablemente en calidad de indemnización, facilitó sin duda la cesión de bienes en beneficio de la abadía. En efecto, los propietarios de molinos establecidos sobre el antiguo curso del río dejarían de tener agua para hacer girar las ruedas una vez construido el canal. Así pues, cedían estas instalaciones a la abadía de Cîteaux a cambio de pagos considerables.

Las partes

Las donaciones de molinos y ríos recibidas por los monjes blancos corresponden, en su mayoría, a porciones.38 Lo único de todo esto que Cîteaux recibe en forma de donación completa es el molino Des Bordes, poseído en su totalidad por el señor de Touttent.39 El número de partes en que se divide la posesión de un molino varía según los casos.40 La lectura de los cartularios no permite definir qué proporción del molino representan las diferentes partes: el molino de las lagunas, por ejemplo, se divide en tres partes, mientras que el de Odeler sólo en dos,41 pudiendo un único propietario reunir más de una parte. En 1214, los cistercienses poseían un cuarto del molino de las lagunas, en 1215 ya tenían tres cuartos y en 1227 su totalidad.42 El río Cent-Fonts era poseído, igualmente, por diversos individuos y establecimientos religiosos. El duque de Borgoña tenía, con el señor de Ouges, las fuentes, Marigny, el tramo comprendido entre el molino de la Velle (Saulon-la-Chapelle) y la confluencia con el Varaude. El tramo fluvial entre el Varaude y la confluencia con el Vouge era patrimonio de los señores de Lambres e Iseure.

Para derivar el curso del Cent-Fonts, los monjes llevaron a cabo una política que incitaba a los diferentes propietarios a ceder, cuando menos de momento o en un lapso de tiempo muy breve, sus porciones de molinos situados en el antiguo curso fluvial. En ciertos casos, los solapamientos entre actas de donación han permitido establecer a todos los propietarios de un mismo molino. Así, la donación efectuada por Damerus y Jacques de Strabonne, en 1217, indica que la otra mitad pertenece a Eudes de Marigny.43 Sucede lo mismo con el molino de las lagunas, cuya parte –un cuarto– cede el duque de Borgoña en 1214;44 luego, en 1215, la mitad es entregada por Margarita y sus hijos; finalmente, Hugues cede el cuarto restante en 1227.45 La identificación del origen de algunos molinos ha requerido la consulta de fondos de archivo pertenecientes a otras abadías.46 Es el caso del molino de las lagunas, para el cual contamos con un inventario de los bienes del capítulo catedralicio de Langres en el que se indica que Hugo, duque de Borgoña, había entregado en 1164 la mitad de este molino, situado junto al río de Saulon.47

Los documentos relativos a la donación de partes del curso del río Cent-Fonts son poco explícitos. El donante estipula, simplemente, su cesión de «todo lo que él posee o cree poseer» del cauce fluvial. Para localizar las partes concedidas ha sido necesario proceder a un solapamiento con las porciones de molino entregadas por esos mismos propietarios. De los ocho documentos de este tipo datados entre 1212 y 1228, cinco se refieren a una indemnización otorgada por la abadía a los donantes.

Las compras

Las compras representan el 20% de los documentos, y afectan tanto a bienes raíces (tierra, prado, molino) como a rentas (cuatro documentos de un total de ocho). Las compras son raras antes de 1200 (un documento), pero se hacen corrientes a partir de 1215 (seis). Los precios varían de 7 sueldos y 15 dineros a 50 libras. A diferencia de las donaciones de partes, los documentos de venta mencionan la causa de ésta: el perjuicio sufrido por los propietarios de unos molinos que ya no se pueden explotar. Además, los monjes se ven obligados a rescatar las rentas cargadas sobre estos molinos. En 1226 adquieren la renta de siete boisseaux48 de grano y una cartéranche49 de trigo percibida por Helvetz, hijo de Nicolas de Barges, de uno de los molinos de Saulon-la-Chapelle, a cambio del pago de 25 libras.50 El mismo año compran, por 7 sueldos y 15 dineros, siete boisseaux de grano de Raynard de Corcelles.51 En 1230 adquieren los dos setiers de grano percibidos por el señor de Barges pagando 18 libras;52 y en 1233 Cîteaux rescata por 7 libras los 28 boisseaux de grano que recibía Hugues de Fange del molino de Odeler.53

La gestión de conflictos

La construcción del canal de Cent-Fonts suscitó numerosos conflictos relativos a la titularidad de las aguas captadas, a su paso por señorías limítrofes situadas a lo largo de los 10 km de trazado y, por encima de todo, a los territorios recorridos por el antiguo curso fluvial. Entre otras dificultades, los monjes blancos tuvieron que garantizar a los habitantes de Noiron varias indemnizaciones y el compromiso de construir puentes sobre el canal. En 1215 el duque de Borgoña, en nombre de Cîteaux, asigna al capítulo de Langres una renta de diez libras sobre el peaje de Châtillon-sur-Seine, sustituyendo una renta similar que los monjes blancos debían a los canónigos y que éstos perdieron al desviarse las aguas de Saulon.54 En el transcurso del año 1221 varios propietarios de las parcelas atravesadas fueron compensados por la pérdida de superficie cultivable con un pedazo de tierra equivalente de 12 toesas de ancho.55 Los religiosos hubieron de afrontar una oposición muy decidida por parte de los caballeros de Izeure que, rechazando aceptar la captación de aguas del río de Saulon, confiscaron los bienes entregados en donación piadosa a la abadía por los vecinos del lugar. Este rechazo, dirigido por el señor Raymond d’Izeure, estuvo motivado por el desvío de aguas realizado por los cistercienses, que había secado el curso inferior del río, en detrimento de los molinos,56 además de vaciar los fosos de la casa fortificada. A raíz de las numerosas quejas de los caballeros, la duquesa de Borgoña tuvo que intervenir en 1227 para calmar los ánimos y restaurar la paz entre los monjes y los propietarios perjudicados. Los cistercienses fueron condenados a construir a su costa, a lo largo de varios kilómetros, una nueva aducción de agua para suministrar a Izeure, pero se les prohibió construir una esclusa o un nuevo canal, así como sangrar el conducto. Para llevar a cabo esta operación, los religiosos movilizaron a 300 hombres de los alrededores.57

El coste

Para construir el canal, Cîteaux tuvo que comprar seis molinos, tal vez ocho si añadimos los de Quincampoix y Graveles, lo que representó un gasto de 102 libras, al que deben añadirse las sumas de dinero entregadas como gratificación: 249 libras; en total, 351 libras sólo para los molinos. El rescate de rentas comportó el dispendio de 50 libras. Un prado se compró por 2 libras, pero las indemnizaciones por donaciones de prados ascendieron a 105 libras; en total, 107 libras. La adquisición del río, con el derecho de atravesar la aldea de Noiron, costó 417 libras. El importe total de la derivación del Cent-Fonts ascendió, pues, a 926 libras, esto es, 246 marcos de plata.58 Es evidente que estos gastos no fueron los únicos vinculados a la apertura del canal, del mismo modo que no fue ésta la única operación llevada a cabo por Cîteaux entre 1212 y 1230. La única información que poseemos sobre las finanzas de la abadía nos la proporciona la relación de cuentas del capítulo general de 1235, donde se afirma que Cîteaux tiene, en esa fecha, una deuda de más de mil marcos de plata.59 No es posible saber si este endeudamiento concierne únicamente a los fondos reservados a la organización del capítulo general, o si tiene que ver con las obligaciones exclusivas de la abadía. Si admitimos la segunda hipótesis, la suma global que hemos establecido, 246 marcos de plata, representaría por sí sola un cuarto de la deuda de Cîteaux en 1235.

La adquisición de molinos situados en el antiguo curso no puso fin a los gastos relacionados con el canal de Cent-Fonts. Los monjes blancos, en efecto, tuvieron que rescatar luego las rentas de los molinos destruidos, y sólo una vez finalizado este proceso, en 1225, los cistercienses pueden considerarse plenamente propietarios del río, es decir, de las fuentes y del curso comprendido entre éstas y Saulon-la-Rue, así como de la parte situada entre el molino Saint Bénigne e Izeure.

La transformación del paisaje

El puente de Arvaux

El puente acueducto, edificado en seis años, se construyó en piedra desde el principio. A causa de la anchura del Varaude, los monjes planearon un puente de dos arcos labrados, cimentados sobre zapatas incrustadas en el lecho fluvial. Los contrafuertes de sillería se sostenían, a continuación, mediante taludes formados con la tierra procedente de la excavación del canal. La diferencia de nivel entre los ríos Varaude y Cent-Fonts es de cinco metros, la anchura del acueducto es de ocho y su longitud de doce. El puente actual, sin embargo, data de la reconstrucción de 1746, atravesando el Varaude por medio de dos arcos de piedra tallada que sostienen el canal.60

Los molinos

En 1221, una vez que el agua de Cent-Fonts fue conducida hasta Cîteaux, el cauce original del río quedó seco y los religiosos dejaron abandonados los molinos existentes entre la toma de agua del canal y confluencia con el Varaude. Parece, asimismo, que se desprendieron de los molinos de los que sólo poseían algunas porciones, como es el caso de Quimcanpoix y Graveles que, en lo sucesivo, dejan de aparecer en los cartularios abaciales, así como en las cuentas del tesorero y del cillerero. En su paso por la granja de La Forgeotte, el canal fue dotado de un dispositivo de descarga que permitía la construcción de un molino. Después incluso de la creación del canal en el siglo XIII, la granja mantuvo el nombre de «granja de la forja», al menos hasta 1307; no se menciona un molino en La Forgeotte hasta 1470.61 Los cistercienses sólo conservaron cuatro molinos, de los que un par habían sido edificados con sus propias manos: el molino Aux Moines y el de La Forgeotte. Estas instalaciones, destinadas a la producción de harina, no ofrecen siempre las mismas características: los molinos de las lagunas se hallan equipados con tres ruedas, mientras que los dos antes citados sólo parecen haber tenido una.62

Zanjas y lagunas artificiales

Paralelamente a la creación del canal, los monjes debieron abrir, en las tierras y bosques recorridos por éste, una red de drenaje formada por una serie de pequeñas zanjas de orientación este-oeste. Estos drenajes, situados en su totalidad al norte de la abadía, entre Noiron y Cîteaux, en 1212 empiezan a mencionarse en un acta capitular de Langres donde se estipula que los cistercienses deben excavar zanjas para proteger sus tierras de riesgos de inundación. La demanda se repite en 1218 y 1221.

Asimismo, a finales del siglo XII o inicios del XIII, los monjes blancos habían creado lagunas artificiales entre la Grange Neuve y la granja La Forgeotte, después de establecer su dominio y obtener el reconocimiento general de sus derechos de propiedad. Las dos lagunas de la granja de Saule datan, tal vez, de la segunda mitad del siglo XII, ya que en la donación de 1152 efectuada por Pedro, «abad de Saint Bénigne de Dijon», se dice que Cîteaux recibe «el territorio de Saule, tanto prados como bosques y aguas, a cambio de una renta de diez sueldos de Dijon, reservándose la abadía de Dijon el derecho de tomar madera para reparaciones».63 En ninguna parte este documento hace mención de la existencia de lagunas, por lo que parece razonable que hayan sido obra de los cistercienses.64 Los cartularios no ofrecen alusiones a lagunas relacionadas con la derivación de Cent-Fonts, datándose en 1221 la primera mención de una laguna al norte del monasterio: se trata de la laguna Coindon,65 alimentada por el canal de Cent-Fonts, y cuyas aguas se vierten en otra laguna llamada le Grand Étang.66

No se habla para nada de las otras lagunas artificiales dispuestas en cascada bajo la de Coindon, pero es verosímil que daten también de este periodo. A lo largo del siglo XIV los monjes blancos drenan las aguas del bosque de Fesc y crean lagunas forestales, entre ellas la de la Fontaine Regnault.

La gestión del patrimonio hidráulico

Mantenimiento de cursos de agua

La abadía de Cîteaux no poseía cursos fluviales en su totalidad, sino tramos importantes de éstos. Controlaba, desde el siglo XII, el curso del Vouge, desde la fuente hasta Izeure, a lo largo de 15 km. A partir de principios del siglo XIII, tuvo en sus manos los 10 km del canal de Cent-Fonts, las fuentes y varios tramos fluviales. El río Varaude, llamado le Chairon en los textos, pertenecía en gran parte a los monjes blancos. En total, pues, los religiosos disponían de más de 30 km de cursos de agua de cuyo mantenimiento debían hacerse cargo. La contabilidad cisterciense permite seguir algunos de estos trabajos. En 1380, el canal de Cent-Fonts es objeto de pequeñas obras por importe de 6 gros.67 Poco después, entre 1381 y 1382, las reparaciones del canal se efectúan por tramos: de Salon hasta Noiron, un franco; cerca de la abadía, Philibert Coquet recibe otro franco. El conjunto de las reparaciones cuesta 3 francos y 6 gros al monasterio.68 Los carboneros de Corcelles reciben 4 gros por haber trabajado durante ocho días en el río Chairon.69 A finales de 1386 y durante la primera semana de 1387, trabajan ocho hombres en el canal de Cent-Fonts y en los ríos Chairon y Vouge, pero también en las acequias del interior del monasterio por un total de 5 francos, 65 gros y 33 dineros.70 Las operaciones realizadas por hombres de Noiron en el río Chairon consisten, simplemente, en segar hierbas. En el Vouge encontramos a un carpintero que cobra tres francos por trabajar en el territorio de Villebichot. En las cuentas bianuales de 1387-1388, segar el lecho del Chairon cuesta a la abadía 5 francos, 37 gros y 15 dineros.

Mantenimiento de los molinos

La abadía de Cîteaux poseía una docena de molinos en el siglo XV, repartidos por diferentes cursos fluviales, cuatro de ellos en el río y canal de Cent-Fonts. Los textos ofrecen pocas informaciones sobre la explotación de los molinos. El molino de Portier, situado en Saulon-la-Chapelle, se hallaba dirigido, sin duda, por un asalariado o un converso en el siglo XII ;71 y un documento de 1247 indica que Philippe d’Aiserey y su mujer se donaban a la abadía de Cîteaux a cambio de residir en el molino.72 Sólo un documento ofrece informaciones para la época medieval: se trata del registro de cuentas o Boursier de Cîteaux.73 Muestra que las reparaciones son realizadas por hombres que habitan en las aldeas cercanas a la abadía o a los molinos. El nombre de la persona que efectúa las tareas no se indica siempre, y es raro que se mencione la parte del molino reparada o la duración del trabajo. La contabilidad que va de finales de 1379 a finales de 1380 menciona varias obras en diferentes molinos. El molino llamado de La Porte, en Saulon-la-Chapelle, es objeto de algunas reparaciones: dos carpinteros trabajan allí en noviembre de 1379 durante 13 días por 10 francos y 6 gros. Jean Drelin, originario de Saulon-la-Chapelle, percibe como salario, en su calidad de molinero de este molino, por 18 días en mayo de 1380, la suma de 3 francos y 5 dineros, a la que se añade un bichet de grano.74 Durante el verano del mismo año, los monjes blancos pagan, en parte, 2 francos por dos compras: 2.000 tejas cuadradas y 2.000 clavos destinados al molino de La Porte.75 Este molino es objeto de nueva reparación a finales de año por un importe de 3 francos.76 La renovación de las dos muelas del molino de La Forgeotte, en 1387, le cuesta 1 gros y 10 dineros a la abadía.77 La operación se repite al año siguiente, pero con un coste de 14 gros, debido al transporte de las dos muelas desde la cantera al molino.78 En 1389 las dos muelas de uno de los dos molinos de las lagunas se tallan en Détain y luego son transportadas por dos carros desde Brazey al molino a cambio de 8 gros.79 El importe de las otras dos muelas del segundo molino de las lagunas asciende, el mismo año, a 7 francos y 10 gros.

Parece que los primeros arrendamientos de molinos empiezan un siglo después de los de las granjas, a finales del cuatrocientos.80 El primero data de 1466. Se trata del arrendamiento de los molinos de las lagunas, en el que se indica la existencia de tres molinos, de los que uno es calificado de viejo y otro de nuevo, y se localizan en dos edificios. El contrato tiene una duración de nueve años y el arrendatario también recibe los prados y el derecho a pescar en la fuente de Cent-Fonts, así como la autorización para coger madera de los bosques de la abadía para el mantenimiento del molino.81 El registro del cillerero de 1495 da cuenta de ciertos molinos que han sido tomados en arriendo por varias personas, e indica que ése es el caso de los molinos de las lagunas.82 El molino Aux Moines se arrienda por primera vez en 1470.83 A lo largo de los siglos XV al XVII se llama invariablemente molino Au Grand Portier; luego se denominará simplemente molino Au Portier. Las rentas que aportaba a la abadía eran recibidas, en efecto, por el portero.

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