Kitabı oku: «El pequeño doctor», sayfa 20
Capuchina (Tropaeolum majus)
Flores del espino blanco (Crataegus monogyna)
Quienes se marean en las alturas y desean resolver al momento dicho problema pueden recurrir también a la cafeína, tomando una taza de café un poco cargado, y verán como al cabo de poco se resuelve este problema. Por su parte, quienes viven cerca del mar pueden elevar su presión arterial tomando ostras con regularidad. A su vez, verán mejorada la actividad de sus glándulas sexuales en caso de que padezcan un estado deficitario de sus funciones.
Las oscilaciones en sentido decreciente de la presión arterial son signo de insuficiente vitalidad. No hay que buscar solo combatir los síntomas de posibles mareos y mejorar la adaptación circulatoria a las alturas, sino que hay que aspirar a mejorar el estado de salud y que nuestras fuerzas sean capaces de llevar a cabo sin problemas nuestra actividad laboral diaria. Mejor esto que intentar penosamente potenciar nuestra voluntad y nuestra energía sacando fuerzas de flaqueza. Si las glándulas sexuales trabajan de forma insuficiente, van a sufrir las consecuencias, además de la potencia sexual, la eficiencia en el trabajo y el potencial creativo tanto en ámbito físico como anímico o artístico. Por ello, no hay que dejar que esta situación se alargue, a menos que ya hayamos llegado a una edad en que los trajines de la vida hayan quedado atrás y uno se conforme con llevar a cabo pequeños paseos diarios.
Tratamiento de las varices
Sistema venoso
A quien reflexione sobre la importancia del sistema venoso y de la sangre le basta recordar la sentencia bíblica de que «en la sangre se encuentra el alma», lo cual significa tanto como decir que se encuentran la vida y el sentimiento. Es como cuando Goethe escribe reflexivamente, en su obra Fausto, que «la sangre es jugo muy especial». Del estado y de las cualidades de la sangre va a depender la construcción y el funcionamiento del organismo, pero también lo que percibimos o sentimos. Si la sangre está bien, también lo estarán nuestras percepciones. Ya hemos tratado varias veces el tema de las hormonas, esas secreciones glandulares que se encuentran en muy pequeñas concentraciones en la sangre y que influyen de forma determinante en las actividades funcionales y corporales del organismo. Su acción no termina aquí, sino que también influyen decisivamente sobre nuestras percepciones anímicas, incluso sobre nuestro carácter. Se han observado cambios de carácter en caso de trastornos hormonales. Al reflexionar sobre este tema uno puede sentirse incómodo cuando, por acción médica, una persona recibe sangre procedente de otra. No sin razón, en tiempos pasados, a los judíos les estaba totalmente prohibida la toma de sangre.
Para que la sangre pueda cumplir correctamente sus funciones, es necesario que contenga todos los nutrientes, minerales y vitaminas que el cuerpo necesita para su metabolismo. El aparato circulatorio tiene que cumplir la gran misión de aportar a todas las células del cuerpo lo que necesitan, y de una forma regular. Así pues, la sangre no solo debe de contener los nutrientes necesarios, sino que es necesario también que la circulación de la sangre esté en orden para que los nutrientes transportados puedan alcanzar cada célula del cuerpo. Para evitar el deterioro celular es imprescindible que este aporte se realice sin problemas, lo mismo que la eliminación de los residuos producidos por el metabolismo celular. De no ser así, las células afectadas se verían inevitablemente intoxicadas por sus propios residuos mal eliminados.
Quienes conocen un poco el funcionamiento del cuerpo saben que los vasos sanguíneos arteriales constituyen un sistema de aporte, ya que conducen la sangre cargada de nutrientes a las células, mientras el sistema venoso conduce la sangre de retorno, cargada de residuos. Arterias y venas se hallan, pues, en una relación óptima para nuestro organismo. Todo lo hecho por el Creador está construido para adecuarse al uso normal que le corresponde. Los trastornos circulatorios son mucho más frecuentes en su parte venosa que en la arterial, sobre todo en el sexo femenino, donde se aprecian a menudo estancamientos de sangre en el ámbito venoso. Un signo de insuficiente circulación sanguínea, ya en la etapa juvenil, es el padecimiento de pies fríos, y son causas de ello un exceso de sedentarismo y el llevar insuficiente ropa de abrigo. Los pies fríos dan lugar, a menudo, a trastornos en los órganos del bajo vientre, que afectan también a los riñones. De este modo, las chicas echan a perder las bases de su salud a una edad temprana. Los padres no prestan atención a estos factores fundamentales y las propias chicas no saben o entienden poco sobre estos hechos. Con frecuencia, prestan mucha más atención a llevar vestidos elegantes que a preocuparse por cuestiones que afectan a su propia salud. Cuando aparece el periodo menstrual, este suele acompañarse de espasmos y todo tipo de trastornos debidos, en primer lugar, a un estancamiento de la sangre en el ámbito venoso. Tampoco el padecimiento de sabañones es considerado como un aviso importante a tener en cuenta, puesto que mucha gente ignora lo que indican y cuáles son sus causas; se tratan localmente, sin eliminar el estancamiento venoso responsable de su origen. Están indicados los baños de larga duración, aunque también debe procederse a realizar un tratamiento por vía interna.
Para muchas chicas jóvenes y mujeres adultas, podría convertirse en una moda llevar pantalones largos para poder esconder un poco sus varices y sus odiosos nódulos varicosos. Algunas mujeres son tan dependientes de la moda que no ponen ningún reparo en llevar zapatos de tacón muy altos, a menudo tan delgados como un lápiz. En estos casos, la verdad es que desaparece nuestra sincera compasión sobre el estado en que se encuentran las personas afectadas. El llevar tacones altos, junto con vestidos demasiado estrechos y ropa interior inadecuada con ligas demasiado prietas, contribuye a la aparición de varices en las piernas. Lo más juicioso sería seguir pautas razonables en cuestiones de salud y atender a dichas necesidades.
Las varices y su obliteración
Cuando las venas degeneran, se vuelven flácidas y no pueden realizar correctamente sus funciones. Dan lugar a un estancamiento venoso que acaba produciendo las llamadas varices. A menudo, se observan estos trastornos durante el embarazo y el puerperio. Es precisamente en este momento cuando hay que combatir y solventar dicho estancamiento, ya que puede ser causa de nuevas complicaciones. Cuando el sistema venoso no se ha cuidado lo suficiente y no está en orden es cuando pueden producirse trombosis39 y embolias. Las mujeres que deseen pasar un buen embarazo, tener un parto fácil y un puerperio sin complicaciones harán bien en cuidar de sus venas.
Con gusto, muchas personas desearían librarse de sus varices de una forma rápida. Esto sucede cuando las venas afectadas se obliteran y se hacen impermeables mediante una inyección de una solución hipertónica de sal o azúcar. Cada pierna dispone (desde el tobillo a la rodilla) de venas principales, dos internas y dos externas, mientras que en el muslo existen una vena principal interna y otra externa con diversas ramificaciones. Si se inutiliza una de ellas, las restantes se verán obligadas a realizar un mayor trabajo de transporte, lo que acabará produciendo un estado de sobrecarga que puede abocar en un posterior fallo de estas. Si la segunda vena principal debe dejarse también fuera de circulación, la sangre venosa que debería pasar por ellas terminará circulando por las venas secundarias. Estas pueden dilatarse algo y ramificarse, pero no hasta el punto de que la circulación de la sangre venosa no se vea afectada. Tarde o temprano acaban produciéndose nuevos trastornos como consecuencia de una circulación venosa insuficiente, trastornos que, con la edad, no son precisamente infrecuentes y a menudo dan lugar a padecimientos serios, como se observa en la gangrena. Un trato inadecuado del sistema vascular puede producir estos trastornos incluso en plena juventud y, como se observa en muchos pacientes, el peligro de embolia y trombosis es mayor en estos casos.
Operaciones en las venas
Tampoco es correcto conformarse con esta enfermedad de las piernas sin hacer nada para combatirla, ya que con la edad se agrava dicho estado y disminuyen las posibilidades de curación. En casos especialmente graves no es posible evitar la intervención quirúrgica. Sé que es raro encontrarse con casos graves en las personas de raza negra y que estos suceden, de todos modos, en mujeres ancianas. Allí donde siempre hay un curandero suelen tratar este problema abriendo los nódulos varicosos con un trozo de vidrio afilado, facilitando la salida al exterior de la sangre acumulada. En estos casos suele bastar esta intervención, a pesar de realizarse en unas condiciones menos higiénicas que las operaciones a las que estamos habituados, por lo que, entre nosotros, no podemos actuar de esta forma. Sin embargo, en los casos graves la operación quirúrgica es siempre mejor y produce menos efectos secundarios indeseables que la obliteración de las venas afectadas. La solución salina inyectada para conseguirlo afecta no solo a la parte bien delimitada de los vasos afectados, sino también a zonas próximas o vecinas del sistema vascular. Por regla general, nadie suele informar de las desventajas o complicaciones que pueden aparecer tras la obliteración venosa. El porcentaje de casos de varices que requieren una intervención quirúrgica se encuentra alrededor del 10%. El 90% restante de las afecciones venosas que se aprecian en las piernas puede resolverse con éxito aplicando otros procedimientos o, por lo menos, combatirlas con resultados parcialmente satisfactorios.
Regeneración natural de las varices
Es necesario recalcar decididamente la conveniencia de tratar las varices con procedimientos naturales. ¿Por qué recurrir a remedios drásticos no ausentes de riesgos, cuando podemos disponer de posibilidades de regeneración con procedimientos naturales? Cuando se forman varices, nuestro organismo necesita un preparado de calcio adecuado, como el compuesto de ortiga y calcio, además de un preparado de castaño de Indias. También actúan de forma beneficiosa el hipérico (Hypericum perforatum)8 y la milenrama (Millefolium)9. Con estos remedios se pueden regenerar las venas afectadas de una forma maravillosa. En caso de inflamaciones dolorosas, la toma de Lachesis D10 y D12 ha dado buenos resultados. Si además de esto se sigue una alimentación adecuada, natural y rica en calcio es posible conseguir una reducción de las varices, aunque exista una predisposición hereditaria; muchas veces incluso se consigue eliminarlas totalmente o, por lo menos, regenerarlas hasta el punto de que ya no plantean ningún problema más. Este tema es de gran importancia especialmente para las mujeres embarazadas, por lo que los remedios citados actúan facilitando un parto sin complicaciones circulatorias; actúan favorablemente sobre el sistema venoso y eliminan estancamientos de sangre y, con ello, la posibilidad de que se pueda producir una embolia o una trombosis.
Con las varices sucede lo mismo que con el resto de los órganos: hay que aspirar a conseguir su regeneración en vez de limitarse a su extirpación. Como ya se ha mencionado anteriormente, la medida más importante es vestir ropa adecuada y zapatos cuyos tacones no superen los dos o tres centímetros de altura. Los vestidos y la ropa interior no deben apretar demasiado, sino que deben percibirse más bien holgados para que no influyan negativamente sobre la circulación sanguínea.
En segundo lugar, hay que recordar que permanecer demasiado tiempo de pie tampoco resulta recomendable. Lo que hay que impedir del todo es permanecer mucho tiempo de pie sobre un suelo de piedra o de cemento.
La tercera consideración a tener en cuenta se refiere a la alimentación. Esta debe ser rica en vitaminas y minerales, por lo que resulta importante consumir muchas frutas y hortalizas crudas.
En cuarto lugar tenemos la activación de la circulación sanguínea mediante la práctica frecuente de ejercicio físico al aire libre, lo que aporta a la sangre una cantidad suficiente de oxígeno.
En lo que al tratamiento externo se refiere, constituye una buena medida de apoyo mantener las piernas elevadas cada día durante un tiempo y practicar un cuidadoso vaciamiento de la sangre contenida en las venas mediante una suave presión deslizante desde abajo hacia arriba, sin que llegue a ser un verdadero masaje, ya que su acción resultaría demasiado intensa. El mejor momento para realizar este tratamiento es por la noche, antes de acostarse, aunque si se dispone de suficiente tiempo libre también se puede realizar durante la pausa del mediodía. Una vez por semana se aplicará en las piernas aceite de hipérico o una crema que lo contenga. Podemos ir alternándola con una crema de lanolina.
Por suerte podemos disponer de excelentes remedios naturales en el campo de las plantas medicinales, como los citados anteriormente, con los que influir beneficiosamente sobre el sistema circulatorio. Cabe ahora preguntarnos: ¿tendría nuestro organismo un número determinado de venas, amígdalas y un apéndice vermicular en el intestino si realmente no los necesitáramos? Lo cierto es que todo cambio o alteración supone un riesgo que suele acompañarse de un perjuicio para nuestra salud. ¡Resulta asombroso que tengamos más confianza en la intervención humana que en la sabia actividad del Creador! Por desgracia, muchas personas suelen darse cuenta de las consecuencias negativas de este proceder al cabo de un tiempo.
Hubo un tiempo en que incluso se puso de moda extirpar el apéndice, aun estando sano, aprovechando una operación quirúrgica en el lado derecho del vientre para evitar una eventual afección de este órgano que pudiera ser peligrosa. Por suerte, actualmente hay cirujanos razonables que rechazan este insensato proceder y solo recurren a extirpar el apéndice vermicular cuando es realmente necesario. Así mismo, las amígdalas pueden cuidarse adecuadamente antes de que puedan convertirse en un insalvable foco de pus, por lo que no tenemos ninguna excusa para actuar negligentemente. Conocemos la mayoría de los achaques que nos pueden afectar y sabemos también que si actuamos contra ellos, con procedimientos naturales adecuados y de forma sostenida, nuestro cuerpo lo va a agradecer proporcionándonos el éxito deseado. Los remedios están ahí; solo hace falta aplicar sensatez, sentido común y voluntad para conseguir el fin anhelado.
Quienes padecen de varices deben combatirlas con procedimientos naturales, pero de una forma mantenida. No se consigue el éxito deseado de la noche a la mañana, pues se necesita un tiempo para alcanzarlo. El papel que desempeñan las venas de nuestro cuerpo es lo suficientemente importante para que les dediquemos la necesaria paciencia y atención que necesitan.
Inflamación de las venas (flebitis)
Un remedio excelente contra la flebitis son las compresas de alcohol, pero aún son mejores las compresas con tintura de hipérico y milenrama o de caléndula que uno mismo puede preparar. Su efecto se puede reforzar por vía interna tomando extracto de tintura de semillas de castaño de Indias o una tisana de hipérico8 y milenrama9. La equinácea es otra planta importante para la curación de la flebitis. La toma de un preparado elaborado con planta fresca, recién recolectada, de equinácea apoya al organismo en su lucha contra las bacterias que siempre participan en el desarrollo de la flebitis. Dentro del campo de la homeopatía, el remedio Lachesis D12 actúa de forma parecida. Con estos remedios podremos evitar la temida septicemia, que en algunos casos se puede originar a partir de una flebitis.
Úlceras en las piernas
No todas las personas que padecen llagas o úlceras en las piernas saben que es erróneo querer curarlas utilizando solo aplicaciones externas, sin actuar también por vía interna. No hay que esperar que se produzca una rápida curación del problema aunque se empleen buenas cremas u otros remedios naturales. Porque si no se ha logrado todavía una «limpieza» general del cuerpo, el flujo de la linfa se verá estancado por los residuos metabólicos y aumentará el malestar en el cuerpo. De esta situación puede dar fe todo paciente que haya sufrido esta experiencia. Este fenómeno no es más que la manifestación de un principio muy importante en el proceso natural de curación. Tenemos que ver la formación de úlceras en las piernas como una especie de válvula de escape de parte del organismo cuando se produce una situación de estancamiento de este tipo. Si se cierra esta válvula de escape se interrumpe el proceso de eliminación que se estaba realizando. Con ello empeora el estado de salud y el paciente ya no vuelve a sentirse bien. Si además se siente débil y mareado es signo de que hay que abrir otra válvula de escape, actuando desde dentro, como en el caso de solucionar o poner en orden unas venas que funcionan mal. Por norma general, resulta conveniente activar la función renal, ya que suele ser deficitaria en estos casos.
Incluso tomando buenos remedios para las venas, como los que encontramos en el preparado elaborado a base de castaño de Indias recién recolectado y en el preparado biológico de calcio y ortiga, no debería sorprendernos que úlceras cerradas prematuramente vuelvan a abrirse, como tampoco debería extrañarnos que, después de abrirse, nos encontráramos bien de nuevo. Cuando actuamos interiormente sobre los riñones y las venas, estamos estableciendo las bases para la curación y para que las llagas se cierren tranquilamente sin que el estado de salud del paciente se vea de nuevo perjudicado.
En caso de estreñimiento hay que combatirlo sin demora y, si no se trata de casos muy pertinaces, podremos resolverlo con facilidad mediante semillas de zaragatona. Otros buenos remedios naturales para conseguir una buena actividad intestinal son las ciruelas y los higos dejados previamente un tiempo en remojo.
Si la presión arterial es demasiado elevada, habrá que tomar medidas para corregirla, pues con frecuencia está relacionada con la sensación de mareo, a veces causada por ella. Conocidos remedios como el muérdago (Viscum album)1 y el espino blanco (Crataegus) ejercen un cierto efecto regenerador sobre las arterias. En algunas personas, el corazón va a necesitar un apoyo o refuerzo, lo cual va a depender de cada caso en particular.
La alimentación ocupa también un lugar destacado, como sabe todo el mundo que conoce en qué se basan los tratamientos naturales. Para poder conseguir un cierto grado de «limpieza» interna, es importante que se mantenga una dieta pobre en sal y en proteínas. El consumo de carne debe reducirse al mínimo, aunque lo ideal es renunciar totalmente a ella hasta que se alcance la curación total y se recuperen las fuerzas. Hay que evitar totalmente la carne de cerdo, los embutidos, los huevos y los quesos, además del azúcar, la harina blanca (refinada) y las conservas industriales. En su lugar deberá seguirse una alimentación basada en verduras al vapor, ensaladas de crudos y productos elaborados con harina integral.
Consejos, todos ellos, que van a ayudar a las personas afectadas por estos trastornos a recuperar la salud perdida, siguiendo las recomendaciones de la medicina natural.
Trastornos circulatorios
Sabañones
Los sabañones son trastornos de la piel de color rojo-azulado que duelen al menor movimiento. Aparecen en las manos o en los pies a consecuencia, principalmente, de la acción de un frío intenso. Si nos preocupamos en tomar medidas para que nuestro sistema circulatorio funcione adecuadamente, no tendremos que lamentar su padecimiento.
La práctica habitual de baños locales y de temperatura alterna con tomillo y las fricciones con tintura de consuelda son buenas medidas preventivas para evitar padecerlos, y en caso de que existan, también resultan útiles para combatirlos. La toma simultánea de hipérico (Hypericum perforatum), tintura de semillas de castaño de Indias y el preparado de calcio y ortiga va a ayudar a solucionar poco a poco los desarreglos circulatorios y, con ello, la tendencia a padecer sabañones.