Kitabı oku: «El pequeño doctor», sayfa 3

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En tu casa vive un pequeño doctor

¿Cuál es la misión de El pequeño doctor en tu casa? Simplemente, cumplir una sencilla, pero importante función: darte a conocer los posibles remedios que pueden encontrarse en tu casa y alrededores. Acude a los consejos que puede proporcionarte El pequeño doctor con lo que está a tu alcance y comprueba si es suficiente para ayudarte cuando surja de repente un problema de salud o cuando una dolencia persistente no llegue a desaparecer.

No sé si vives en una hermosa aldea o en una pequeña ciudad. Ignoro si debes contentarte con vivir en medio de una gran urbe o si has elegido la soledad de la naturaleza y habitas en una casa de campo alejada de cualquier aldea, pueblo o ciudad. Quizás te hayas establecido en un país lejano donde las medidas de las distancias son distintas. Tal vez tienes una granja y tu hogar se halla aislado y distante de tus vecinos. Si eres un guardia forestal, seguramente vivirás en una casa solitaria en el bosque o, si eres montañero, probablemente habitarás en un refugio de montaña expuesto a la intemperie.

Seas quien seas, y donde quiera que te encuentres, no quedarás desvalido si en los momentos de apuro dejas que te aconseje El pequeño doctor, hasta que pueda acudir el «gran doctor» con ayuda adicional. Muchas veces esa primera ayuda en momentos de emergencia será suficiente, pues si acudimos al remedio adecuado, aun en casos agudos, a menudo podremos obtener resultados buenos y duraderos.

Quizá tu familia y tú os sintáis bien de salud y creáis que ningún mal pueda sobreveniros. Ciertamente, muchas veces es así y uno puede dedicarse al día a día de su profesión y a sus diversas obligaciones sin que molestia alguna interrumpa el ritmo normal de vida; hasta que, de repente, un pequeño descuido, un contratiempo, un accidente, la irrupción de una epidemia o un resfriado pueden perturbar tu vida cotidiana. En esos momentos será una alegría para ti conseguir la ayuda que necesitas.

¿Quién podrá ofrecerte entonces una ayuda segura, rápida y eficaz? Según donde estés viviendo y el modo como te hayas instalado, tu botiquín será voluminoso o reducido; puede extenderse de la cocina a la despensa y, de esta, al sótano. Incluso en el desván es posible que conserves tal o cual cosa que te pueda ser útil. Si posees un jardín, encontrarás también en él muchas cosas útiles y, si vives en una zona rural, el campo, el bosque y la campiña te podrán ofrecer una ayuda todavía mejor. En cambio, quienes vivan en la ciudad, al encontrarse en una situación menos favorable, deberán mantener los ojos bien abiertos durante sus paseos campestres para poder obtener algún remedio que les pueda ser de utilidad en algún momento.

Si de lo que dispones en tu hogar no es suficiente, existen innumerables plantas medicinales que puedan ayudarte ante afecciones leves o proporcionarte un buen remedio preventivo. Los inagotables remedios que se ocultan en bosques, campos, prados o en las riberas de los ríos pueden ayudarte con tal prontitud que El pequeño doctor podría convertirse en un gran doctor si pudiera disponer de todos los tesoros y consejos prácticos que se encuentran, en abundancia, en el jardín de la naturaleza.

Ante todo, te muestra qué farmacia tan particular puedes encontrar entre las provisiones de tu hogar. Vas a sorprenderte cuando veas que más de un simple alimento puede convertirse en un remedio eficaz en el momento oportuno. Harina, azúcar, agua, aceite, sal, huevos, requesón, patatas, zanahorias, coles, rábanos, cebollas, ajos, rábanos picantes, perejil, ortigas, acedera, ceniza de madera y otras cosas más pueden formar parte de tu botiquín casero.

Acepta, pues, gustosamente a El pequeño doctor, pues te va a revelar los múltiples secretos que se hallan disponibles en tu casa y que van a ayudarte si los utilizas correctamente.

Puede ser que muchas aplicaciones y consejos te parezcan algo confusos y variopintos al principio, pero dejarán de serlo tan pronto como tengas que buscar una solución ante algún caso concreto. Para que puedas orientarte mejor y encontrar de forma rápida aquello que necesitas, deberás consultar el índice alfabético, al final del libro.

A continuación, un pequeño anticipo te va a animar a considerar a El pequeño doctor como un valioso consejero.

Primera parte
Algunos ejemplos

«¿Podemos realmente confiar en ti? ¿Son suficientes estos ejemplos de muestra como para consultarte más a fondo?». «Naturalmente –responde “El pequeño doctor”–. ¡Inténtalo y lo verás!».

Quemaduras

En el caso de que tus manos, brazos o piernas sufran quemaduras o se escalden, sumerge enseguida en agua fría las partes enrojecidas afectadas. Si las quemaduras afectan otras partes de tu cuerpo, aplica en ellas compresas de agua fría. Cubre las zonas quemadas con vendajes. Si las superficies quemadas son amplias, cúbrelas con paños limpios de lino hasta recibir el tratamiento médico adecuado. Para evitar posibles infecciones, en ningún caso revientes o abras las ampollas producidas. En el caso de quemaduras de tercer grado, es imprescindible un rápido tratamiento médico para evitar complicaciones. Las aplicaciones locales de un buen aceite de hipérico constituyen un excelente remedio para las quemaduras leves.

Heridas

Puedes tratar con éxito, mediante un método sencillo y eficaz, las heridas leves ocasionadas por rasguños o heridas pequeñas difíciles de cicatrizar. El mejor remedio para limpiarlas es el suero láctico concentrado. Posteriormente, espolvoréalas con calcio biológico en polvo y aplica encima requesón durante dos noches seguidas. Si no dispones de requesón, puedes poner granos de trigo blandos o un poco de salvado en remojo con leche cruda. Los granos de trigo se machacan con la picadora y se colocan sobre la herida. De esta forma, la herida queda lavada y limpia. Dos días más tarde, después de espolvorearla otra vez con un preparado de ortiga y calcio, aplica encima hojas machacadas de col rizada. Las cataplasmas de hojas de col funcionan mejor que muchos remedios modernos. Incluso cuando las piernas aparecen amoratadas o fuertemente afectadas por estancamientos de sangre y han fallado otros tratamientos, se debería tener la paciencia necesaria para ir aplicando con regularidad hojas de col machacadas, durante semanas o meses si fuera necesario, ya que producen alivio aun en casos difíciles y, no pocas veces, se consigue una verdadera curación.

Inflamación de los ojos

¿Sabes lo que puede serte útil cuando alguno de tus familiares sufre una inflamación de los ojos, por haber estado demasiado tiempo en la nieve o remando a pleno sol? ¿Sabes lo que deberías hacer cuando los ojos te arden por la noche? Muy sencillo: coge un huevo, separa la clara y bate ligeramente. Luego, extiéndela sobre un pañuelo y aplícala con suavidad sobre los ojos. Verás con agrado como, al disminuir el ardor, el paciente podrá dormir mejor y a la mañana siguiente la inflamación habrá disminuido en parte o totalmente. Si no dispones de un huevo, puedes emplear requesón en su lugar o un trozo pequeño de carne cruda de pollo, de ternera o de vacuno. Se trata de antiguos remedios eficaces que puedes usar allí donde te encuentres. Esta misma aplicación te podrá ayudar también en caso de pérdida temporal de la visión por el sol que a veces se produce durante excursiones por zonas nevadas o en los glaciares de alta montaña.

Resfriados

La cebolla, cuyo nombre científico es Allium cepa, es un buen remedio contra los resfriados con una abundante secreción nasal. Para ello, corta una rodaja de cebolla, sumérgela un momento en un vaso de agua muy caliente y vuélvela a sacar. Durante el día ve tomando pequeños sorbos de esta agua, lo cual también constituye un remedio excelente contra los resfriados primaverales. Además, coloca una cebolla partida en dos trozos sobre la mesilla de noche para poder inhalar, durante el sueño, el beneficioso aroma que despide. Esto te hará disminuir considerablemente los síntomas del resfriado y la propensión a padecer catarros. También actúan favorablemente las cataplasmas de cebolla, aplicadas alrededor del cuello durante la noche. Así mismo, se puede combatir también el resfriado aspirando agua salada por la nariz. Igual servicio rinde el zumo de limón o un preparado natural de ortiga y calcio, así como un espray nasal.

Catarros

Puede ser que padezcas a menudo resfriados y catarros. Quizá dispongas en tu jardín de un abeto, un alerce, un pino o cualquier otra conífera. En estos árboles siempre encontrarás brotes germinados, desarrollándose o aún cerrados, preparándose para el año próximo. Recoge algunos de estos brotes y mastícalos lenta y detenidamente durante el día, tomando de vez en cuando un nuevo brote. Verás como el catarro desaparece a los pocos días. No te olvides de este sencillo remedio cuando te encuentres de paseo o esquiando. Por la noche, convendría que te colocaras un paño mojado en aceite alrededor del cuello y lo cubrieras con un paño de lana para mantener el calor. Verás como pronto desaparece la irritación que te hace toser.

Ronquera

Si padeces de ronquera, puedes emplear el serbal, que quizá tengas en tu jardín. Si no dispones de ninguno, puede ser que tu vecino tenga uno o recuerdes haber visto alguno en tus paseos. Mira también si encuentras pimpinela blanca (Pimpinella saxifraga), si es que no te has provisto ya de sus raíces en la época cálida del año. En caso de ronquera, te recomiendo que mastiques bayas de serbal así como raíz de pimpinela blanca. Sea seca o recién recolectada, hay que procurar que el jugo resultante de la masticación se mezcle bien con la saliva para que pueda actuar sobre la garganta. Para ello, procura mantenerla el máximo de tiempo posible en la boca. De este modo tan simple uno puede librarse de la ronquera en muy poco tiempo. No hace falta usar los dos remedios a la vez. Tanto uno como otro están entre los mejores remedios contra este trastorno.

Sabañones, pies fríos

¿Sabes a qué son debidos estos dos desagradables trastornos? Si hubieras puesto buen cuidado en evitar estancamientos de sangre en tu sistema vascular, especialmente el venoso, ahora no te verías afectado/a por ellos. Pero si ya se han producido, puedes combatirlos con baños de pies de temperatura alterna (calientes y fríos). Primero, debes colocar los pies en agua caliente y, después, en agua fría. En agua fría: tantos segundos como minutos permanezcan en agua caliente. Así, si estás dos o tres minutos en agua caliente, los dejas dos o tres segundos en agua fría. Estos cambios se pueden repetir de seis a ocho veces por sesión. Este baño de pies se termina poniéndolos en agua fría. Luego, se friccionan enérgicamente y, a ser posible, se untan con un poco de aceite de hipérico, y así podrás combatir este trastorno circulatorio.

Otro método aún más antiguo, hoy poco conocido, es el de andar descalzo sobre la nieve. Quienes posean en su casa un balcón cubierto de nieve en invierno pueden practicarlo sin dificultad. Su efecto es parecido al método de pisar el agua del popular hidroterapeuta alemán Sebastián Kneipp. La duración del «pisado de la nieve» puede irse incrementando a medida que se vaya practicando, empezando con diez segundos; un tiempo después, medio minuto, y, más adelante, puede llegar a durar hasta dos o tres minutos. Para que no pueda llegar a ser perjudicial, hazlo solamente durante el tiempo que puedas soportarlo bien sin tener frío. Después de esta aplicación métete en la cama caliente, sin secarte previamente los pies. Este procedimiento puede repetirse varias veces por la mañana y, si no dispones de un balcón con nieve, puedes recurrir a hacerlo al aire libre. En este caso, sal de casa con unas pantuflas calientes o con zuecos de madera bien forrados que mantengan los pies calientes. Descálzate rápidamente y realiza el pisado, a ser posible, sobre nieve recién caída. Acto seguido, procede a friccionarlos enérgicamente, ponte el calzado que te caliente los pies y regresa a casa. Si repites este tratamiento varios días seguidos verás como van desapareciendo los sabañones de los pies.

Para evitar que este trastorno se repita cada invierno, empieza en verano a fortalecer el cuerpo tomando baños de pies de larga duración con serpol o con una decocción de flores de heno y andando descalzo durante veinte minutos, como mínimo.

También puedes friccionar los pies con limón, dejándolos secar y aplicando, a continuación, aceite de oliva sobre la piel.

En regiones montañosas o en la proximidad de granjas se pueden tomar baños de suero de leche de larga duración, con la particularidad de que el suero ácido actúa más intensamente que el suero dulce. El suero de leche caliente puede utilizarse también en caso de psoriasis. Los baños calientes de larga duración mencionados se pueden practicar también en invierno, alternándolos con los baños de temperatura alterna o con el pisado de la nieve. La temperatura del agua de baño será la de la sangre, es decir, de 37 grados centígrados, lo que conseguirás añadiendo, de vez en cuando, agua muy caliente. Puedes preparar dichos baños, que durarán una media hora, añadiendo algunas plantas medicinales. Después, fricciona los pies con limón y aplica hojas de col machacadas, que dejarás durante toda la noche. Este procedimiento también actúa favorablemente contra los sabañones.

Piernas y pies cansados

Si padeces con frecuencia de pies y piernas cansadas y al terminar el día incluso los notas algo hinchados, báñalos en una decocción de patata o verduras. Luego, puedes aplicarles un vendaje caliente con sal. Para ello, tuesta un poco de sal y ponla rápidamente en un paño, con el que envolverás los pies sin perder tiempo. Basta hacerlo un par de días, a última hora de la tarde, para que se note su efectividad y como disminuye el cansancio de los pies. Si dispones de heno u otras hierbas, puedes preparar una decocción con ellas y agregarle la sal. Baña piernas y pies en ella y verás como desaparece el cansancio de estas partes del cuerpo, así como la sensación de ardor en los pies, en caso de padecerla. Un trastorno como los pies hinchados, sobre todo a la altura de los tobillos, puede ser también una señal que indique un corazón cansado, tema del que El pequeño doctor se ocupará más adelante. El empleo de sal marina resulta más eficaz que el uso de sal (común) de cocina.

Hemorragias y hemofilia

Si conoces a alguien que padece a menudo de hemorragias nasales o incluso es hemofílico, puedes ayudarle con un par de buenos consejos. Si por una mala coagulación de la sangre es difícil detener una hemorragia, prueba con la aplicación directa de carne de pollo cruda y fresca. Es un remedio natural que puede ser de utilidad en estos casos. Si se trata de un trastorno pasajero, puede servir una planta como Tormentilla o sietenrama31, sobre la que El pequeño doctor te informará más adelante.

Déficit de calcio

Los padres deberían vigilar que sus hijos no padezcan un estado deficitario de calcio, sobre todo cuando estos tienen una mala dentadura, los huesos no se desarrollan bien ni son muy fuertes y son proclives a padecer resfriados. Tú mismo puedes elaborar un preparado natural de calcio excelente y económico. Seguro que cerca de tu casa o por donde pasees habrás visto una planta que crece fácilmente en todas partes: las ortigas. Escoge las más jóvenes y tiernas y procúrate unas cáscaras de huevo de tu propia cocina. Quienes viven cerca del mar pueden proveerse incluso de conchas de ostras. Tritura estas cáscaras o conchas con las ortigas tiernas, y del polvo verdoso resultante, una vez se ha dejado secar, toma una pizca (punta de cuchillo) dos o tres veces al día. Al cabo de unos meses, con este sencillo remedio, los dientes habrán mejorado y, tras unos años, se habrán fortalecido, al igual que los huesos. Así mismo, se consigue que disminuya notablemente la propensión a padecer resfriados. De todos modos, quienes quieran ahorrarse el trabajo de preparar estos polvos pueden hacer uso del preparado elaborado con un compuesto de calcio y ortiga.

Flebitis (Inflamación de las venas)

Un buen remedio para combatir una flebitis aguda son las compresas de alcohol, a las que convendría añadir unas gotas de tintura de árnica, milenrama o hipérico. Una vez haya disminuido la inflamación aguda, se pueden emplear aplicaciones (envolturas) de arcilla medicinal y, posteriormente, aplicaciones de hojas de col. Si se quiere que la inflamación disminuya más rápidamente, adopta también un régimen dietético adecuado, como es una alimentación natural a base de vegetales y zumos naturales en abundancia. Así mismo, para ayudar a combatir, por vía interna, la inflamación de las venas afectadas, es recomendable reducir la cantidad de alimentos ingeridos a un mínimo imprescindible.

Trastornos del bajo vientre

No es infrecuente que tanto madres como hijas padezcan retenciones o acumulaciones de sangre venosa en el bajo vientre, contra las cuales ciertas aplicaciones hidroterápicas pueden resultar beneficiosas. En estos casos, practica baños de asiento de larga duración, una o dos veces por semana. Su efecto favorable se observa también en el parto y, sobre todo, durante la menopausia. El cuerpo agradece este tratamiento si se aplica con regularidad, especialmente en estos años críticos, pues reduce la aparición de síntomas desagradables que pueden aparecer al retirarse el periodo.

Presión alta y arteriosclerosis

Las personas de una cierta edad que padecen de arteriosclerosis y presión arterial elevada deben modificar, en primer lugar, la dieta. Hay que reducir el consumo de huevos, queso, legumbres y carne, y habituarse a sustituir estos alimentos por menús a base de alforfón y arroz integral, ya que tienen un efecto hipotensor. El alforfón se puede preparar de la misma manera que el arroz integral. Basta un poco de ingenio para conseguir con ellos una dieta variada y agradable. Prepara estos alimentos con muy poca sal y condiméntalos preferiblemente con plantas aromáticas. Toma, además, ensaladas de hortalizas crudas en abundancia, aliñadas con aceite y limón o suero de leche, pero nunca con vinagre. Evita, en cambio, las especias picantes. Puedes incluir también en esta dieta verduras cocidas suavemente al vapor que no produzcan flatulencias. En primavera, es recomendable el consumo de ajo de oso crudo (Allium ursinum), en ensaladas o cocido al vapor. Si conoces esta planta y la puedes recolectar en tus paseos primaverales, tú mismo puedes prepararte un vino de ajo de oso con esta planta y un poco de licor. Emparentado con el ajo de oso tenemos el ajo normal, cuya beneficiosa acción sobre la hipertensión y la arteriosclerosis es bien conocida. Dentro de la fitoterapia, podemos beneficiarnos de plantas como el muérdago1 y el espino blanco. Si sigues al pie de la letra estos consejos, de buen seguro que conseguirás unos buenos resultados.

Padecimientos del corazón

Si al corazón le cuesta realizar su trabajo, conviene llevar en el bolsillo unas pasas de uva e irlas masticando lentamente durante el trabajo. La musculatura del corazón lo agradecerá. Así mismo, masticar puntas o brotes de romero crudas y en ayunas también es bueno para el corazón.

En caso de padecer dolores persistentes en este órgano, si no se trata de una afección grave, se puede conseguir un rápido alivio con una tisana hecha con las membranas internas duras (leñosas) de las nueces, hirviéndolas en agua unos minutos y dejando reposar luego (tapadas) unos diez minutos. Esta tisana actúa con prontitud y produce un efecto calmante. Los dolores acaban por desaparecer, al cabo de un tiempo, si se toma con regularidad.

Es evidente que las afecciones graves del corazón no pueden curarse con estos sencillos remedios. En tales casos, existen otros recursos y procedimientos naturales que requieren más dedicación, por lo que los abordaremos más adelante.

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