Kitabı oku: «La nave generacional»
Alfredo Ovando Mayorga
La nave generacional : Apocalipsis / Alfredo Ovando Mayorga. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2020.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: online
ISBN 978-987-87-0881-2
1. Novelas de Ciencia Ficción. 2. Narrativa Argentina. I. Título.
CDD A863
Editorial Autores de Argentina
www.autoresdeargentina.com
Mail: info@autoresdeargentina.com
Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723
Impreso en Argentina – Printed in Argentina
Dedicado con mucho respeto y cariño a mi familia
y a todos mis amigos
[no image in epub file]
Introducción
El hombre, vaya a saber por qué razones, vive temeroso del fin de su existencia y marcha por el mundo con esta espada de Damocles pendiendo sobre su cabeza.
Creo que todos somos conscientes que nuestra existencia es finita, tarde o temprano moriremos, pero… cuando más tarde mejor, nos gusta la vida más allá de los buenos y amargos momentos.
Como el hecho de saber que algún día moriremos por causas naturales es poco, inventamos acontecimientos que pueden acabarnos, y el apocalipsis es uno de ellos. Pero a estos terribles pensamientos y desconocidos eventos les oponemos nuestra inteligencia la que nos permite planificar y desarrollar la forma de escaparnos.
…y este es el tema. Apocalipsis, es una corta historia que puede algún día, ser realidad.
Los dejo con los protagonistas.
Que lo disfruten.
Atentamente, Alfredo Ovando Mayorga
Estados Unidos Año 2001
—Que es lo que dices, Laura, ¿otra vez ese cuento, de que el mundo se va a acabar? Esas profecías apocalípticas, no tienen sustento, por lo menos, en el aspecto científico que yo manejo.
—Alfred Pradus, siempre fuiste escéptico, pero no olvides que los dinosaurios no desaparecieron por casualidad, y ¿qué me dices del diluvio y de las profecías Mayas?
—¿Otra vez con los dinosaurios? Ya te lo dije, fue en una época tan remota, donde el universo todavía estaba acomodándose. Pudo ser un asteroide o varios, o el evento que dio origen a la formación de la meseta del Decan en la India hace unos 65 millones de años.
—¿Y el diluvio?
—Creo que es religioso, un mito, pues aún no se pudo probar que haya sucedido. Sin embargo en la historia del hombre han acaecido catástrofes como un chaparrón un poco fuerte, un tsunami; una lluvia que generó una inundación tal que salinizó un inmenso lago, hoy conocido como el Mar Muerto.
—Ves porque digo que eres escéptico. Para todo tienes una explicación.
—Basta amor, ven te mostraré algo…
—¿De qué se trata?
—Pues de lo que hago. Es el plano de un motor diseñado por el Ingeniero Bussard, le estoy haciendo algunas correcciones, pues es un motor capaz de mover una nave espacial a la velocidad de la luz.
—Pero… se dice que no se puede alcanzar la velocidad de la luz, creo que lo dijo Einstein.
—Bueno es algo que no está demostrado, siempre se ha planteado esta hipótesis desde el punto de vista del “principio de conservación de la energía”, sin embargo hoy ya se habla de la velocidad de la luz variable, un nuevo aspecto basado en la expansión del universo, algo complicado. Sin embargo, te diré que cuando hablábamos de la velocidad del sonido se sostenía que no se lo podría alcanzar, y ya ves, hoy viajamos a 9 veces esa velocidad o más.
—¿Y ya tienen la nave, para estos motores?
—No lo sé. Yo no diseño naves, aunque tengo algunas ideas y algunos proyectos serios. Los venderé.
—Pues hazlo, necesitamos dinero.
—¿Más? ¿Para qué?
—Para escapar del Apocalipsis.
—¡Cielos! Sólo a vos se te ocurren estas cosas.
—No creas, escuché que hay una empresa que te vende un pasaje para una nave que se lanzará con destino a un planeta que tiene una atmósfera y biósfera como la nuestra. Donde los humanos podremos tener un nuevo comienzo.
—En principio te informo que no existe tal planeta. Segundo que aquellos que se embarquen en esta, supuesta, nave no llegarán vivos si el planeta al que te refieres está fuera de nuestro sistema solar. Piensa que Alfa Centauri, la estrella más cercana, está a 4,37 años luz y por lo que sé no tiene un sistema planetario como el nuestro. Lo que digo es que difícilmente haya por allí un planeta como el nuestro, por lo tanto habría que buscar en la Galaxia del Triángulo o en Andrómeda y eso está bien lejos.
[no image in epub file]
—Bueno, puedes quedarte, “que te agarre el apocalipsis”
—Las barbaridades que tengo que escuchar.
Noticiero:
—¿Que nos puede decir estimado Doctor, sobre la leyenda urbana que habla de una supuesta nave que nos permitirá escapar del holocausto?
—En principio, que hablar de un holocausto es demasiado extremista; no existen parámetros ciertos que indiquen que la tierra este por enfrentarse a un evento catastrófico. Sucede que hablar de caos es una brillante forma de captar seguidores, de esta forma podemos venderles de todo. Estos temas, ciertamente, son la vedette del momento. Las redes sociales viralizan cualquier cosa, no hay filtros.
—Perdón estimado Doctor Fereman, usted sostiene que es imposible que la Tierra o nuestro planeta, esté en peligro.
—El tema Roger, es que estamos en el espacio, hay cantidad de meteoritos orbitándonos, cometas que de vez en cuando nos visitan como el Halley, cualquiera de estos elementos podría impactarnos con las lógicas consecuencias. Sin embargo la Tierra tiene un defensor y este es Júpiter, su gran masa y poder de atracción nos protegen de estos monstruos. Y también tenemos nuestra atmósfera, un eficiente campo de fuerza.
—Tiene razón, precisamente estuve leyendo sobre el cometa Shoemaker–Levy–9 (año 1994), tengo entendido que 20 fragmentos impactaron la superficie de Júpiter, un choque espectacular. Podrían haberse estrellado en la Tierra, en cuyo caso la destrucción habría sido dantesca.
[no image in epub file]
—Más que eso, no estaríamos en estos momentos hablando o sentados, discutiendo el holocausto o el fin de nuestra especie.
—El apocalipsis, Doctor.
—Eso mismo. Créanme, no hay motivos para preocuparse, y lo de la nave, de existir, creo que es una gran propaganda o una forma de estafa. El gobierno debería investigar este hecho, no se puede andar por el mundo engañando a la gente.
—Tiene usted razón, pues siempre se ha jugado con la creencia de la gente o con los aspectos teológicos.
—Así es.
—Y en cuanto a los eventos catastróficos terrestres, ¿no hay algo oculto, un monstruo que se cierna sobre nosotros?
—Ciertamente los hay; un tsunami, un terremoto, un movimiento de las placas tectónicas, un volcán en erupción. Pero a ellos les oponemos una cantidad de sensores y planes de cómo enfrentarlos.
—Eso está bien doctor, sin embargo aveces nos sorprenden cobrándose preciosas vidas.
—Usted lo dijo.
—Gracias por venir, doctor.
Hoy fuimos visitados y hemos podido conversar con el Doctor en física, Frederick Fereman.
—Continuamos con otras noticias. En Canadá un grupo de…
Mientras tanto:
—Jorge, no se puede seguir así. Este emprendimiento debe manejarse con la seriedad que se merece.
—Mira Roberto, esto es sencillo, si no colaboran lo venderemos para que se haga un museo o se lo pasaremos en alquiler a una universidad, por decir a alguien. O haremos un paseo turístico.
—Es una pena, la inversión es sumamente importante para que unos inadaptados la pongan en riesgo. Es el segundo diseño y puesta en marcha de una biósfera artificial.
—Lo sé, aunque creo que es irrelevante para esos inadaptados, el dinero es nuestro no de ellos. Y el proyecto es importante, lo que tratamos de hacer y establecer es si este tipo de biósfera se adapta a los vuelos estelares. Tienen que comprenderlo.
—De hecho, sería genial que todo salga bien y en lo inmediato lo estemos aplicando en la futura colonización del planeta rojo. La NASA ya envió unos pinos que se adaptarían a las condiciones marcianas como para probar la terraformación, es evidente que se colonizará este planeta.
—Conozco el proyecto, entiendo que se enfoca en aprovechar la protección natural del área Marineris. Y está comprometida una empresa privada de transporte aeroespacial, la denominada SpaceX.
—Lo sé, es la empresa del Señor Elton Musk cofundador de PayPal, creo que también es dueño de Tesla Motors y otras empresas exitosas.
—Exactamente.
—Volviendo al tema. Si no podemos controlar la actitud de los supuestos astronautas y sus rencillas terminaran con nuestro proyecto y se impondrá el modelo ruso. Evidentemente es más serio.
—Claro, lo es; si no cumples debidamente, seguro terminas en Siberia. El proyecto de ellos es del gobierno y lo nuestro es privado, hay una gran diferencia cuando hablamos de disciplina.
Risas
—Roberto, créeme; estos pseudo científicos que has contratado, han tomado este proyecto como esos chicos de la TV en ese programa llamado “Gran Hermano”.
Risas
—Enfoquémonos en lo nuestro. ¿Te enteraste que están muy avanzados en la puesta a punto de los motores RamJet Bussard?
—Algo escuché. Pero… ¿a qué viene tu pregunta?
—Creo que todo está relacionado.
—¿Qué todo?
—Pues lo que nosotros tratamos de hacer y el proyecto ruso. La NASA no dice nada pero SpaceX está interesada en estos proyectos.
—La verdad, me sorprendes.
—Pues hay que estar atentos, porque quizás nuestro emprendimiento si tenga valor, pero sería demasiado caro para alguien interesado en comprárnoslo... por lo que pienso que lo que nos pasa tiene que ver con tirar abajo el valor de nuestro proyecto.
—Te entiendo, pero no lo creo. Ese tipo de conspiraciones sólo se da en las películas.
—No lo creas, en la vida real y en este ámbito, todo es posible.
—Me sorprendes nuevamente, y de ser así sugiero cerremos y nos vayamos a casa.
Risas
—Roberto, esto es un negocio, lo que hacemos no es una pérdida de tiempo y nuestra inversión no se puede diluir así no más.
¿Qué sugieres?
—Verás, lo que hacemos es muy importante y de aplicación en los viajes estelares, futuros. Entonces lo que debemos hacer es tratar de achicar el proyecto.
—No te entiendo.
—Lo que digo es que nuestro emprendimiento debe caber en más o menos tres contenedores, es decir el volumen que tendrían esos contenedores si estuviesen relacionados.
—No lo creo, pero si dispusiésemos de seis, algo así como 240 m3, podría diseñar algo que contenga una biósfera. El problema es el blindaje y la forma de llevar luz y energía hacia el habitáculo.
—Y el peso.
—Eso es lo de menos, creo que una nave que tendría que ser grande, enorme, con una o dos ruedas que contengan los paneles solares y generen una fuerza de gravedad, aunque esta sea pequeña, será suficiente para influir en las plantas, pues ellas lo necesitaran.
[no image in epub file]
—Perdón… ¿ya nos estamos yendo?
—Es que… tú me conoces, ya me inyectaste el veneno y está corriendo por mis venas.
—Si pero te dije del peso, como pondremos todo eso en el espacio.
—La respuesta es, lo diseñaremos como piezas de un rasti y lo ensamblaremos en el espacio. Es la única forma.
—Entonces necesitaremos, mucho titanio, carbono, fibras ópticas, rollos y rollos, estos recogerán la luz solar y la proyectaran al interior. También, paneles amplificadores y difusores de luz. No sé.
—El titanio lo podemos conseguir en la India, hay una meseta que contiene todo el titanio del mundo. Podemos llegar a un acuerdo con las autoridades y obtenerlo un poco más barato.
—¿Y luego?
—Pondremos a la venta nuestro proyecto y diseño, será antes de construirlo. De hecho tenemos que tener todo visto como para adquirir lo que nos hará falta; como el titanio, por ejemplo.
—Tengo un amigo ingeniero espacial, está trabajando en el diseño de una nave impulsada por esos motores RamJet Bussard, que te comente. Hablaré con él, por ahí es el nexo que necesitamos.
—Genial, sólo insinúale que una nave que se aleje de nuestro sistema solar necesitará una biósfera. Tanto como de camas criogénicas. Aun así necesitaran oxígeno. Dale, habla con él. ¿Cómo se llama?
—Sergio Kuchak.
—Bien pero antes de irme te diré que solo puedo aportar 35 millones de dólares para el proyecto, el resto lo tendrás que poner tú o… ¡no sé!…
[no image in epub file]
—Lo sabía, siempre soy el que más pierde. Venderemos la biósfera 2. Además, si alguien está interesado, pondrá el resto; esto no se puede realizar con 70 millones de dólares.
—¿Por qué no? Bueno, me voy.
Después del mediodía:
—Jorge, mira lo que te conseguí.
—¿Qué?
—Las medidas del contenedor que necesitamos.
[no image in epub file]
—Genial, con tanta variedad creo que con 3 conteiner de 40 pies, High Cube, como este, estaríamos en el volumen que precisamos casi 240 m3.
—Viste yo tenía razón cuando te dije que debía caber en tres contenedores.
—Está bien no te agrandes. Te aclaro que lo tendríamos que hacer como si fuese un tanque, dentro de una caja o al revés.
—Tú eres el diseñador, pero sugiero que sean dos especies de tubo, uno dentro del otro, el interior debe poder girar dentro del otro.
—Eso es posible, se puede hacer. ¿Recuerdas los barbacuá…?
—¿Barbacuá?
—Sí donde antes, no sé ahora, se le sacaba la humedad a la yerba mate. Y creo que los ingleses lo usaban para secar o tostar el café.
—Ahora que lo mencionas, creo que vi una película… “África mía”, allí vi algo así.
—Bien así será.
—¿Tan rápido te convencí?
—Es que es una buena idea. Aun no sé cómo se comportará en el espacio, pero creo que funcionará. Tenemos que maquetar y ver. Incluso el interior puede ser un cubo… bueno lo veremos. Además debemos ajustarnos al diseño estructural de la nave, supongo se habrá diseñado en 3D.
—Tengo otra idea.
—¿Qué?
—Las plantas necesitarán mucha luz, en lo posible solar, esta tiene que ser controlada.
—Lógicamente, pero aun no estoy en mi mesa de trabajo, así que todo lo que me digas lo analizaré.
—Con el respeto que te mereces, ¿qué te parece que el tubo o caja interior sea de un plástico de esos reforzados capaces de comportarse como el acero, tiene que ser transparente, incluso óptico?
—Sí, se puede hacer; todo se puede hacer.
—Pero lo que sigue, ¿no lo sé?
—Bueno, el tubo exterior es de titanio, quizás multicapa, pero las placas deben ser multiperforadas. Pequeños agujeros que se puedan tapar con hilos de fibra óptica. Esto captaría la luz solar y la proyectaría sobre el tubo interior óptico que amplificaría la luz que les llegará a las plantas.
—Genial, eso sí que no sé si lo podremos hacer o cuánto tiempo nos demandará o le demandará a alguna empresa realizarlo; creo que los chinos son los más indicados.
—Tienes razón, hay empresas chinas capaces de parar un edificio completo en una semana. Esto será pan comido para ellos. Sólo hay que decirles que de ninguna manera puede haber una pérdida de oxigeno por esos agujeritos.
—Justamente. Entonces el control sobre la luz se puede hacer insertando una capa fotocromática, controlada por impulsos eléctricos, que recubriría el tubo o caja interior.
—Bien ya casi tenemos el ambiente. Nos falta definir: Si el contenedor interior será un tubo o una caja, me inclino por una caja, chanfleado los bordes que conforman las esquinas. También, como conservar el agua y su distribución. El dióxido de carbono y el oxígeno necesitan de unos pulmones que pueden acomodarse de la mitad de la caja hacia abajo, siempre por el exterior de la misma. Iluminación, control de la temperatura, hidroponía, etc., etc.
—Necesitaremos ayuda, es indudable. Además, en el espacio, no hay arriba ni abajo.
—Sí, está bien. Dije una caja porque se podrían acomodar mejor las cosas, pero le resta espacio interior. Por otro lado deja espacio libre exterior que se necesitará para los tubos y otras cosas. Necesitamos ayuda.
Ücretsiz ön izlemeyi tamamladınız.