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Capítulo 6 ZOE Y FAMILIA (BARRIO) Primera Parte

Zoe vivía en Floresta, un barrio de la Capital Federal, en una casita modesta alquilada. Con un pequeño jardín que se llenaba de flores en primavera. Ella cuidaba de regarlas. Y admirarlas. A Zoe le gustaba mucho la naturaleza y ése cuadrado de tierra con flores. Le provocaba una inmensa alegría, los seres vivientes como insectos, abejas polinizadoras. Mariposas multicolores que vivían un día, hormigas con su pesada carga de hojitas al Hormiguero, pájaros cantando, iba un colibrí a libar el dulce néctar de unas flores. Campanillas rojas, sosteniéndose en el aire batiendo sin parar sus alas casi transparentes. Dicen que cuándo aparece un colibrí es el alma de alguien querido que partió y viene a visitarte. Siempre a la misma hora. Y Zoe lo esperaba con ansia.

La casa tenía una terraza. Zoe subía a soñar despierta, respiraba el aire puro, veía más cerca el cielo, las nubes. Decía que se encontraba con un Hada morena vestida de celeste de largos y tupidos, cabellos negros. Su voz era dulce, y no estaba segura, pero como que flotara, no veía posar sus pies en el piso. Cada tarde a la misma hora, el Hada aparecía para hacerla sentir acompañada. Dicen que los niños cuándo son pequeños pueden ver seres ideales. Que de adultos pierden esa facultad. Quizás cada niño tenga su propia Hada así sus sueños se cumplan. Zoe era feliz allí. Su recuerdo es algo borroso, porque era chiquita. Cuando su madre le dijo que su padre se había ido por mucho tiempo a un lugar lejano. Zoe rompió en llanto. Ni siquiera se despidió. Pero recordó que ese día le dio un beso. En la frente y le dijo adiós regalándole una estrella de papel dorada. Ella pensó que iba a trabajar y se quedaba mirando su espalda encorvada por el peso del abrigo, angustia y preocupaciones. Esa imagen de su espalda con cabeza gacha caminando hacia una parte tan lejana de ella. Fue lo último que vio de su padre. Perdida, sintió una noche tan oscura. Recuerda que subió rápido a la terraza a encontrarse con su Hada y ya no estaba. Lloró. En silencio con la emoción atrancada en la garganta. Como si de golpe se hubiese hecho… Grande y su Mundo fantástico, su propio Universo Paralelo, hubiese desaparecido.Las emociones son difíciles de expresar. Una historia pone al borde de la emoción, latir del corazón, el enojo, la alegría, son magia de nuestro ser. Una lágrima quieta en la ribera. De la mirada balanceándose para no caer. Es la emoción. Sutil. Un río desbordado inundando todo, es un caos. La emoción es calma e inquieta. Ahí pensó: Que una hormiga, puede ahogarse en la lágrima de un dinosaurio gigante. La medida de las cosas, son diferentes para cada ser vivo. De lejos escuchaba la voz de su madre diciéndole que baje. De la terraza, una angosta escalera de cemento la separaba de la casa. Nada era igual. Aunque allí creyó perder la magia de su mundo, la recuperaría luego, porque eso era ella. Un ser luminoso y mágico.

La madre de Zoe, una mujer trabajadora, seria, poco cariñosa, no entendía la fantasía. De su hija, Zoe. La dejaba estar en su Mundo sin meterse. Era muy racional y realista. No creía en la magia ni en nada fantástico. Simplemente debía hacer las tareas laborales. Y hogareñas de forma correcta. Orden, limpieza. Nunca sueños y pajaritos en la cabeza. Así fue que al cabo de un tiempo no pudo pagar el alquiler de la casa y decidió mudarse. Con sus padres, dos jubilados, que tenían casa propia en la provincia de Buenos Aires. En el partido de Vicente López. En Carapachay, palabra del guaraní, significa: “Habitantes Antiguos del Delta”. Antes era conocido como Parada Km. 18, era dónde llegaba el tren. Sin rodeos ni vueltas le dijo a Zoe que se mudarían a la casa de sus abuelos, Josefa y Elías. Con los cuales no había tenido una relación estrecha en los últimos años. La necesidad. Acortó la distancia. Zoe, estaba tan impactada, subió corriendo a la terraza, pero su hada. No estaba. También la habría perdido para siempre. No lloró. Su mudez impidió expresar. Un grito de dolor.

Terminaba la escuela primaria en el barrio que la había visto nacer. Dónde ella creía su lugar en el mundo. Sin tener ni la mínima idea de todo lo que viviría. El Destino nos va conduciendo, lo desconocemos. El colibrí, el hada, están sin verlos. ¿Los encontraría en otro lugar? ¿Quién cuidaría de ellos? La vida continúa y se abre paso. Zoe conocería mucho más en todo sentido. Sabría la razón de la partida del padre. Todo. Lo oculto en su alma, su propia luz, aun con obstáculos, aparecería. Descubrirse…

Capítulo 7 ZOE Y FAMILIA (BARRIO) Parte Dos

La mudanza a Carapachay, a la casa de los abuelos maternos, se hizo. La casa era grande. Por primera vez tendría su propia habitación, eso ya alegró el ánimo. En la otra casita. Dormía en el living en un sofá cama que chirriaban los elásticos de metal. Fue mejor ser: Pequeña y liviana. Iba a extrañar el jardín, a mi Hada, al colibrí. Y por supuesto a mi abuela paterna, Pepita, que vivía en Caballito, un barrio cercano a Floresta, y cuando venía de visita, me leía cuentos, eso me encantaba. A ella le gustaba leer, las novelas de misterio. De Agatha Christie, fueron un gran éxito, con su personaje, el detective Hércules Poirot. Se hicieron películas y las siguen haciendo supongo. Mi espacio de la habitación sola. Maravilloso. Estaba ubicada como en un entrepiso, arriba. Tipo bohardilla. Algo así. Un ventanal abría hacia afuera con linda vista a jardines de otras casas. Humilde. De gente trabajadora. No había edificios, solo casas en ese momento. Barrio tranquilo. Esa habitación estaba vacía y mis abuelos la alquilaban, el último inquilino, era extraño. De pocas palabras, decía ser un profesor jubilado sin familia y sólo estaría allí un lapso. De tiempo, igual que el reloj que dejó. Leía mucho, salía a caminar, parecía buen hombre. Pagaba puntual. Al irse dejó en la habitación: Un espejo grande antiguo ovalado con un marco de metal labrado colgado en la pared y un Reloj antiguo raro tipo despertador. Con campanillas que había dejado de funcionar, pero ocurrió algo. Al entrar Zoe… las… Agujas comenzaron a moverse, comenzó a funcionar y el TIC TAC se hizo sonido diario. Como si hubiese cobrado vida. Elementos mágicos los llamaba Zoe. Sentía una vibración. Invisible. La habitación era amplia y ventilada, ella la decoró a su gusto, colores violetas. Lila, fucsia, móviles que sonaban con la brisa entrando por la ventana. Su Hada y sus seres. Luminosos imaginarios la protegen. El abuelo Elías, andaluz de Almería, recordó lo dicho el Profesor antes de irse, dijo: “Son para el próximo huésped” Frase que el abuelo Elías no entendió. Cuando se lo contó a Zoe, supo, que ése misterioso personaje, no fue allí sólo por casualidad. Sabía que ella vendría. Podría ser su Maestro Espiritual. Deseaba eso. El Reloj había detenido su tiempo. Sus agujas marcaban la misma hora, que el reloj de Wang, regalado por el anciano Maestro coreano, quien le habló del regalo del Tiempo. En esa hora se conocerían. Así fue, se conocieron. El espejo y el reloj son raros símbolos. De portales a otras dimensiones. Ella aun no lo sabe. Desconoce. Pronto, lo conocerá. Tiene imaginación fértil y abundante, siente estar rodeada de personas con un pie en la Tierra y otro en el Espacio exterior. Sabe que algo sorprendente sucederá. A medida que transcurre la historia irá descubriendo el uso, comprenderá por qué lo dejó este profesor. Misterioso personaje que dejó esos elementos para que ella descubra sus posibilidades. Su potencial como humana, mujer, saliendo de la esclavitud de su silencio, su voz regresará. La madre de Zoe, mujer práctica, consiguió empleo de secretaria de la gerencia de una pequeña empresa de autopartes. Autopartista. Buen sueldo para colaborar en la casa. Con los gastos. Los abuelos, Josefa, gallega y Elías, andaluz son jubilados. Tuvieron hotel. En Mar del Plata, ciudad balnearia. Él fue mozo y la abuela de mucama trabajó al principio. Mi familia es pequeña, sin hermanos, ni primas. Mi mamá hija única, sin amigas. Como yo. Por ahora. El hermano de mi padre, mi tío se fue a vivir a otro país, era artista, pintor. Locutor y más. Tampoco tuvo hijos ni se casó. Estaba mi madre, Juana, no me prestaba atención, mis abuelos maternos con los cuales ahora vivía, ya eran viejos. Los quería. Al igual que a mi abuela Pepita, le pusieron sobrenombre porque tenía tantos nombres. Que su firma ocupaba mucho espacio en un renglón entero. El primer año del bachiller. Lo hice libre, porque fue en medio de la mudanza y todo eso. En segundo año entré al Colegio nacional y comercial de Vicente López, hace años. Ahora estoy empezando. Cuarto año. Ya conozco a Wang, un genio coreano de padres chinos que me gusta mucho. Tengo un vecino, RUY, es gay pero lo oculta. Disimula. Como si fuese una enfermedad. Conectamos enseguida. Es amigable, vive reprimido, presionado, hay homofobia, cierto. A Wang lo discriminan por ser asiático. El maltrato, la discriminación, el racismo, acoso. Burlas, bromas feas, son insoportables. Este año es especial, lo sé, lo siento. Lo deseo…

Capítulo 8 WIN (HISTORIA Y DESCRIPCIÓN)

WIN es muy bello, por dentro y por fuera. Alto, de físico atlético musculoso, delgado. Fibroso espaldas anchas, es rubio con cabellos de oro, ojos grises, nariz y boca perfectas. Sonrisa increíble. Sano física y psíquicamente. Su crianza en el campo lo favoreció. Las chicas lo aman, es inteligente, simpático, estrella deportiva, se destaca en todo. Empático, se conmueve, es piadoso y compasivo, por eso, se acerca a Zoe y a Wang. La pequeña niña rica, Odelia, bonita y popular, está enamorada de él. Ya no tan secreto. WIN la ignora, por su maldad, muy egoísta y creída. No es mujer para él. Él parece… Llegado del cielo. Mucha perfección en una sola persona. Así que conoceremos su verdadera historia ayudando a encontrar a quién le dio vida. Pasos adelante. Huellas. WIN es un nombre de origen celta, sin género masculino o femenino y significa AMIGO. Su historia es absolutamente increíble. La versión real. Su desenlace será extraordinario. WIN despertó de un largo sueño en un campo, por primera vez sentía el olor a pasto. Y escuchaba los sonidos lejanos de animales. Tenía 8 años. Estaba envuelto en un paño. Grueso de color violeta. El color de la transmutación. Transformación. Colgando de su Cuello, un pesado medallón con su nombre inscripto. A su lado una bolsa de fina tela dorada con monedas de oro. Y una carta, que decía: “No puedo verte más aquí, tú presencia aumenta mi dolor. No he podido acostumbrarme a las traiciones semejantes. Y serás el último de tu especie porque así de radicales serán las reglas y medidas que tomaré. Para que no vuelva a suceder. En la cima del Monte que ha sido nuestro Mundo. Siendo dueños y señores inmortales adorados por las gentes. Bendecidos Dioses con poderes extraordinarios y sabiendo que es casi un crimen este hecho lamentable. Te lanzo al espacio en esta cápsula invisible por el bucle portal a otra dimensión en años luz. Hacia un pequeño planeta azul suspendido en un rayo de sol. Llamado Tierra. Haz tu vida. Allí. Pensarás que soy cruel y es posible. Quizás seas inmortal. No lo sé. Dónde alguna… Vez estuvimos. En el imaginario colectivo seguimos existiendo como seres de la Mitología. De una antigua civilización. Ya no creen en misterios indescifrables, aunque hay muchos. Demasiados en todos los Universos. Viajarás como en un largo sueño, sin sentir nada. Borraré tus recuerdos y no tendrás ninguno. Salvo que suceda un Resplandor. Imposible. La Luz Suprema está en nuestro Mundo. El oro de las monedas será valioso ahí. Dejo esta: Carta, mi último acto de compasión, para que sepas algo de quién eres, aunque parezca, un acertijo o enigma. Si no hubiera ocurrido. Ya pasaron años. Eres un Semi Dios. Es cierto. Tú verdadera madre es mortal y vive en la Tierra, ese planeta al que irás. Tendrás la fuerza Física y espiritual para adaptarte a esa vida. Libero mi ira. Eres sólo un niño. Sin culpa. Fuerzas naturales te salvarán. Sólo puedo decirte que nuestros tiempos y espacios son diferentes. Tú partida sin retorno. Del pasado al futuro o a la inversa. Jamás sabrás de nosotros. Y jamás, nunca, en nada, sabré de ti. Suerte, WIN “Que los Ancestros te guíen”

Firma: H

El niño rubio y bello no sabía hacia dónde ir. El campo era de unos hermanos agricultores. Humildes. Al encontrarlo, se apiadaron del niño y también pensaron que sería de ayuda. Para dos hombres ya grandes y cansados. Sabían que debía tener una educación, aunque ya escribía y leía, hasta sacaba cuentas. Le dejaron al morir, todo lo que tenían. Entonces WIN vendió el campito y fue a la ciudad para estudiar, aunque solo ya había aprendido. Con su inteligencia brillante como su cabello del color del trigo, como oro. De otro Mundo. Así llegó a Carapachay, alquiló una pieza en una casa y se inscribió en el Colegio, dio años libre y empezó en uno, siendo estrella deportiva y luego pasó al Colegio Nacional y Comercial de Vicente López. Ya entró en cuarto año. Provocando el revuelo femenino. Allí conoce a ZOE y a WANG, haciéndose amigo. Como todavía no sabe su origen real. Busca pistas para saber quién es verdaderamente. Su templanza lo ayuda a no apurarse.

ZOE será fundamental porque la madre mortal de WIN fue una maestra de ella en la primaria. Todo sucede por alguna razón. Es reiterativo, pero así es. Todavía no lo saben. Las casualidades no existen. Son causalidades. Causa y efecto.

Capítulo 9 ZOE Y EL ESPEJO (CON ODELIA ENFRENTAMIENTO) Parte Uno

En el barrio que vive actualmente, Carapachay, viven también Wang, Win y alguien… Que está por aparecer. Al colegio van en tren hasta la estación Aristóbulo del Valle. Y de ahí caminando unas cuadras hasta el Colegio en la calle Agustín Álvarez, a media cuadra de la Avenida Maipú. Casi siempre van los tres juntos, porque se hicieron amigos. También evitaban estar expuestos a las burlas, Zoe y Wang. Y al asedio de las chicas, Win. Realmente ninguna le gustaba. Sentía que lo veían como trofeo, siendo deportista, sin saber que lleva sangre ancestral olímpica. Espera calmado en la inquietud, alguien con quien pueda conectarse de forma más profunda, espiritual. La búsqueda e intriga por su verdadero pasado absorbe su atención. Indaga, investiga, lee mucho sobre mitología. Recuerda la frase de la carta misteriosa firmada por H. “Salvo que suceda un Resplandor” Siente que detrás hay muchas cosas invisibles a los ojos humanos. No comprende la carta. Palabras mezcladas señales por descubrir, siempre que sea cierta y quién es H. De este tema tan importante y sensible para él, solo lo habla con Zoe y Wang, que lo ayudan. Tratando de resolver el acertijo eclíptico del texto y como leen mucho de todo. Algo… Encontrarán. Siente que la conexión con la persona será inmediata como predestinada. Al llegar al Colegio, la rutina, Win a la cancha, Wang un trabajo especial de matemáticas. Y Zoe al aula, ingenua, y volando como casi siempre, una maldita jugada ideada por la pequeña niña rica, Odelia, la enfurecerá. Todos riendo cuando entra y ve un gran cartel, en el pizarrón: “Sos pobre, muda y fea” ¡Andate! ¡Encima con un padre zurdo exiliado! Le gritan: “Nos ponés en peligro a todos y Odelia gritando maléfica: “Pero como no hablás para qué te van a interrogar” Jajajajaj!!!! Las risas desatadas y aplausos al ver a Zoe llorar. Tira los libros, la carpeta con furia inusitada, rompe el cartel, enloquecida, y escribe furiosa Con tiza en la pizarra: “Basura” “Los maldigo” “Quisiera matarlos” Furiosa, basta de burlas. Reacciona de tal forma, nunca antes lo hizo. Harta, desconsolada, expuesta, sus heridas. Abiertas. Pero queda mal ella, Zoe. Ante el ruido y gritos que arman los otros, es llevada a la Dirección, dónde la retan, en vez de comprender la situación de una chica que viene soportando maltratos, burlas, discriminación desde siempre y lo saben. Le ponen aviso a la madre y amonestaciones. Se retira del establecimiento. Y al llegar a su casa, recibe la crítica de su familia. Más de su madre, porque debe acatar las reglas y no debe reaccionar así. La madre exagera porque tendrá que explicarle de la partida de su padre. Nunca lo hizo. Lo sabe. Zoe, llora en silencio y se va a su habitación. Entre el pánico y la tristeza, la furia reprimida. Escribe en su diario, enajenada, decide como en los cómics crear una Súper Heroína, fin: Vengarse y hacer justicia. Ante tanta impotencia. Llora sin parar locamente, desesperada. Frente al Espejo y se empieza a rascar arrancándose la piel. Como el Espejo es un Portal Mágico comienza a dar vueltas y aparece ZYANYA (Z) Enojada por estar encerrada, aislada. De todo. Con las manchas eruptivas que le salen ante la ira, manchas verdes grises y los… Ojos amarillos verdes de reptil con la raya cruzándolos. De pronto, el Espejo se detiene. Ambas se miran, siendo casi idénticas, se siguen rascando la piel para ser otra. Como si un disfraz de otra persona pudiera salvarlas de la situación en la que viven. Quieren sacarse la piel que habitan. Rascándose desesperadamente. Llorando de impotencia, furia, ira. Se vuelven a mirar y al detenerse, asombradas, quedan en silencio estáticas, pensando. Hasta darse cuenta que si se unen serían más fuertes y podrían hacer frente a todas las vicisitudes que cada una de ellas está viviendo, atravesando. Otro Yo. Otra Ella. ¿Quiénes? El cielo se nubla, densos nubarrones oscuros, ante la maldad ajena, despertando miedo. Propia ira, la Oscuridad se extiende, sombras tenebrosas las sobrevuelan. Su objetivo: Llevarlas al Inframundo oscuro plagado de demonios que juegan con las almas hasta hacerlas pedazos formando materia oscura. Destrozarlas. La destrucción de la pureza de la ilusión y la esperanza de libertad. Vanidad. La hediondez del valor humano, su orgullo y autoestima. Unos contra Otros. Esa Debilidad. La LUZ del mundo desaparecería. Para siempre. ¿Están lejos? ¿Sucederá? Interrogantes sin respuesta. Sólo en ellas dos. Está la respuesta, en cada corazón. Zoe escucha lejana la voz de Zyanya(Z) ¡Maravilllosa! Zoe se tranquiliza, la imagen se va haciendo borrosa, el Espejo vuelve a girar y la figura de Z aparece más lejana. Zoe entiende que su deseo, su anhelo de libertad, está frente a ella en ese Espejo por arte de magia, o alucina ¿O es real? Si creo, la creo, repitiéndolo. Se acerca lentamente y toca la superficie del Espejo, la imagen se hace borrosa y ella se marea, la figura se desvanece entre una opaca nebulosa. Confundida, Zoe cree haber imaginado lo ocurrido como un sueño despierta. Intrigada por la aparición, piensa en algo sobrenatural, un fantasma y recuerda ya más tranquila que el anterior inquilino. Dejó a propósito el Espejo y el Reloj ambos antiguos, para el siguiente huésped que es: Ella. Algo iba a suceder. ¿Quién sería ese hombre, un Maestro Espiritual? ¿En serio? Alguien. Ella inicia su propia historia, la suya, dónde proyectará su fantasía. Bautiza a Zyanya, como Z. Será su Heroína. Su Alter Ego. Su mejor amiga. Su Voz, su Espejo. ZYANYA Significa: SIEMPRE. Escribir libera a Zoe, puede expresarse. Z tendrá poderes extraordinarios y una voz bellísima. Paralelamente vive en otra Dimensión. Las Estrellas. En el presente vivirá cerca de Zoe. Es un Ser Luminoso, que no ha podido sacar su esencia de Luz. Viene del cúmulo estelar de Las Pléyades. Más brillantes que el Sol. Iremos descubriendo la historia de Z, como la de todos los personajes, es compleja. Z es morena de piel cetrina cabello corto viste de negro y la ira le provoca manchas feas en la piel y los ojos de reptil. Usa gafas negras. Es valiente. Guerrera. Ser Único. ¿Cuándo volvería a verla? Sentía que las relaciones interestelares existían. Planetas. Estrellas. Hay vida allá. Su Hada transformada. Muchas preguntas. Habían parecido unos minutos y en realidad al ver el reloj pasaron horas. ¿Qué sucedió? Si ella no se había movido de su cuarto. Un salto en el espacio tiempo. Las respuestas, lo siente. Aparecerían, cuando menos lo esperase. Porque había muchos secretos sin revelar. Misterios por descubrir. No podía dejar de pensar en su otro Yo y su bella Voz. Zyanya. De pronto, se da cuenta, si pasó tanto tiempo, Wang y Win, se habrían enterado. De lo sucedido en el aula con ella, Zoe. Y quizás vendrían a preguntarle si estaba bien. Tenía una sensación tan extraña, pero ya calmada, dejando el orgullo, sin bronca. Ni llanto, debía hablar con su madre, que intentaría escapar del tema de su padre. Que siempre ponía una excusa para no tocarlo y decirle la verdad. Habían pasado años de la partida. Ya era hora. Sin dilación.

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