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» Fundamentos teóricos de la Orientación Educativa
La Orientación Educativa en el SEMS se fundamenta en las teorías constructivista, sistémica, de la resiliencia y el riesgo, humanista y del aprendizaje social; que sirven de base para el planteamiento y ejecución de estrategias de intervención. A continuación se describen sucintamente algunos aspectos de estas teorías.
Teoría de la psicología constructivista
Se considera a Jean Piaget (Martorell: 2002), como el psicólogo constructivista más influyente. Entre sus tesis y conceptos principales se encuentran los siguientes:
1. El conocimiento no surge ni del objeto ni del sujeto, sino de la interacción entre ambos.
2. La competencia es la capacidad de proporcionar algunas respuestas; el aprendizaje dependerá de la evolución de las competencias.
3. El conocimiento es una construcción perpetua, no una mera copia de la realidad; toda comprensión implica cierto grado de intervención puesto que el conocimiento exige del sujeto, actuar sobre lo conocido y por tanto, transformarlo. Nuestro conocimiento (que siempre es construcción) nos va aproximando cada vez más a la realidad, aunque nunca la alcanzaremos totalmente.
4. Las funciones cognitivas que son invariables a través del desarrollo, son dos: organización y adaptación:
a) La organización es un atributo que posee la inteligencia, y está formada por las etapas de conocimientos que conducen a conductas diferentes en situaciones específicas.
b) La adaptación se puede realizar en dos momentos o con base en dos vías:
Asimilación, se da cuando incluimos lo externo en lo ya existente en nosotros.
Acomodación, se da cuando modificamos lo existente en nosotros para poder asumir lo externo.
5. Las estructuras cognitivas son variables a lo largo del desarrollo y cambian como consecuencia de las funciones anteriores, adaptación y organización: nuevos niveles de adaptación y de organización harán inútiles las estructuras existentes en un momento dado y promoverán otras.
Las unidades de las estructuras son los esquemas y estos son precisamente los que cambian a través del desarrollo. Los esquemas provocan la regularidad observada en la conducta de las personas; con ellos incorporan los datos que experimentan y que actúan de modo consistente. Los esquemas cambiarán cuando no se logre la adaptación al medio. Asimilar es incluir un acontecimiento en los esquemas ya existentes; la acomodación se da cuando la aplicación de éstos a los datos produce inconsistencia, lo que lleva a modificar los mismos.
Factores que influyen en el desarrollo de los esquemas:
1. El entorno.
2. La maduración neurológica.
La equilibración: es un factor interno de autorregulación y se refiere a la tendencia a construir nuevos esquemas que superan las contradicciones internas y las inconsistencias entre esquemas y datos.
Teoría sistémica
Considerar el enfoque sistémico al interior de las escuelas, no sólo implica un cambio conceptual, sino de procesos y formas de concebir la escuela, por ejemplo, mientras que en el enfoque clínico, se atienden los casos de alumnos de manera aislada, el enfoque sistémico propone verlos como parte de una totalidad que es, en este caso, la escuela.
De acuerdo con Hall y Fagen; Watzlawick en Selvini (1986), un sistema es “un conjunto de objetos y de relaciones entre los objetos y entre sus atributos. Los objetos son componentes del sistema, los atributos son las propiedades de los objetos y las relaciones mantienen unido al sistema”.
Vista la escuela como un sistema, Selvini refiere que la escuela es un amplio sistema dentro del cual se pueden identificar muchos subsistemas que se entrecruzan y se comunican entre sí y en relación a los cuales la escuela constituye un ambiente, donde los docentes son subsistemas abiertos, ya que intercambian informaciones entre ellos y su ambiente.
Desde esta perspectiva, los docentes como parte del sistema, forman parte de las posibilidades de solución de los conflictos que se pueden generar al interior del sistema.
Un problema dentro del enfoque sistémico es una posibilidad de cambio y crecimiento. El manejar una situación de manera aislada, roba la posibilidad de crecimiento, por lo que habrá de incluirse al sistema de pares, áulico, escolar, de docentes, de acuerdo a la naturaleza del problema.
La visión sistémica propone lo siguiente:
1. Negar validez a cualquier intento de explicación de un fenómeno aislado y cosificado.
2. Los problemas se tratan desde la óptica del aquí y el ahora.
3. El concepto de patología, el modelo lineal de investigación causal y la arbitraria puntuación de una secuencia de hechos, resultan estériles en relación al cambio que se quiere provocar.
4. El modelo de circularidad.
En este enfoque el orientador educativo en un agente de cambio que concibe al individuo como parte de un sistema, desde esta perspectiva se indaga el síntoma no como una manifestación de una patología, sino en el marco de un sistema relacional, donde dicho sistema se caracteriza por ser dinámico y circular.
La labor del orientador educativo en el enfoque sistémico es:
1. Promover comunicaciones funcionales y por tanto de contextos también funcionales.
2. Frente a los directivos es un gestor.
3. Priorizar la funcionalidad de las comunicaciones.
4. Es un colaborador.
Un orientador educativo que se ubica dentro de este enfoque buscará, a través de las acciones que implementa, generar cambios que afecten a todo el sistema y que por tanto lo cambien, pugnando por la capacidad de transformación (fundada en la capacidad de recibir y asimilar retroalimentaciones positivas).
Teoría de la resiliencia y el riesgo
Se considera a Kobasa y Maddi (2009), como los autores que desarrollan el concepto de resiliencia, el cual se refiere a la capacidad que tienen algunas personas para sobreponerse a las experiencias negativas y muy frecuentemente se fortalecen en el proceso de superarlas. La teoría de la resiliencia se basa en numerosas investigaciones que demuestran que la mayoría de las personas que experimentan estrés, traumas y riesgos en su vida pueden sobreponerse a ellos. Promueve centrarse en los puntos fuertes y no en el déficit de las personas.
Se consideran pilares para la resiliencia: la autoestima consistente, la introspección, la independencia, la capacidad para relacionarse, la iniciativa, el humor, la creatividad, la moralidad y el pensamiento crítico.
Henderson (2003), señala que de las investigaciones sobre la resiliencia, surgen seis pasos para mitigar riesgos y promoverla, los cuales son:
1. Enriquecer los vínculos, fortaleciendo las conexiones entre los individuos y cualquier persona o actividad pro-social.
2. Fijar límites claros y firmes, que hace referencia a la importancia de explicitar las expectativas de conducta existentes.
3. Enseñar habilidades para la vida, que incluyen cooperación, resolución de conflictos, estrategias de resistencias y asertividad, destrezas comunicacionales; habilidades para resolver problemas y adoptar decisiones y un manejo sano del estrés.
4. Brindar afecto y apoyo, que implica proporcionar respaldo y aliento incondicionales, que puede venir de padres, docentes, vecinos o trabajadores.
5. Establecer y transmitir expectativas elevadas, pero que a la vez sean realistas, que permitan convertirse en motivadores eficaces.
6. Brindar oportunidades de participación significativa, implicando a los alumnos, a sus familias y al personal escolar una alta cuota de responsabilidad por lo que ocurre en la escuela, dándoles oportunidades de resolver problemas, tomar decisiones, planificar, fijar metas y ayudar a otros.
Teoría humanista
El humanismo influyó en el ámbito escolar desde el final de la Edad Media, cuando se replanteó al ser humano, como un ente integral, en el sentido de que materia y espíritu retomaban la misma importancia; pero es hasta el siglo XX, con los avances alcanzados en psicología y educación, en el que se define una postura más clara del paradigma humanista, que según García Fábela (2009), contempló dentro de la educación, un modelo antiautoritario, que incorporó aspectos del existencialismo como:
1. El ser humano es selectivo, por ende, capaz de elegir su propio destino.
2. El ser humano es libre para establecer sus propias metas de vida.
3. El ser humano es responsable de sus propias elecciones.
Así también ha tomado en cuenta los siguientes postulados:
1. El ser humano es una totalidad.
2. El ser humano tiende naturalmente a su autorrealización formativa.
3. El ser humano es un ser inserto en un contexto humano y vive en relación con otras personas.
4. El ser humano es consciente de sí mismo y de su existencia.
Desde este punto de vista, la educación y en este caso la Orientación Educativa debe centrarse en ayudar a los alumnos para que se apropien de esa libertad de decisión y de autorrealización, tomando en cuenta que son seres que además de participar cognitivamente, también participan con sus afectos, intereses y valores particulares, a quienes debe considerarse en forma integral; y donde orientadores, tutores y docentes deben ser personas que:
1. Fomenten en su entorno el espíritu cooperativo.
2. Sean auténticos y genuinos, y así se muestren con sus alumnos.
3. Intenten comprender a sus estudiantes poniéndose en el lugar de ellos.
4. Rechacen las posturas autoritarias y egocéntricas.
5. Pongan a disposición de sus alumnos sus conocimientos y experiencias.
Teoría del aprendizaje social
Estas teorías son importantes en la orientación, porque explican la influencia recíproca que existe entre el sujeto y su ambiente, para el desarrollo de conductas específicas. Las representaciones mentales que desarrolla el sujeto sobre una situación o evento inciden en sus acciones y sentimientos; lo que a su vez determina la forma en que lo tratarán los demás. A esto Bandura le nombró Determinismo Recíproco (Meece: 1997).
Las teorías del aprendizaje social, están basadas en los principios del condicionamiento operante desarrollado por Skinner, quien parte de que la conducta está regulada por las consecuencias del medio en el que se desarrolla dicho comportamiento. El esquema de cómo aprendemos según este modelo es el siguiente: estímulo-respuesta-consecuencia (positiva o negativa). Con base en este esquema, nuestra conducta está en función de unos antecedentes y unas consecuencias que si son positivas, refuerzan nuestro comportamiento.
El aprendizaje de conductas se produce siempre en un marco social, en el que no sólo influyen las reacciones que con nuestros actos provocamos en los demás, sino que también se adquieren modelos de comportamiento con base en la observación e imitación de aquellas personas que, por su aceptación social, lugar importante en su mundo, etc., se convierten en modelos de conducta.
Por su parte, Bandura introduce al tema del aprendizaje de conductas, el concepto de autoeficacia, como la autopercepción de la capacidad que tiene una persona para afrontar sus retos cotidianos. Las conductas se refuerzan por las consecuencias positivas o negativas que se aprecian. La fijación de conductas puede ser reforzada por medio de ensayos, ya que si se ensayan mentalmente o se ejecutan patrones de respuesta modelada, existen más probabilidades de que estas conductas se queden grabadas, ello explica la importancia de las técnicas interactivas.
El valor que concede Bandura a las expectativas es la clave para entender la perspectiva cognitiva de su teoría; quien distingue entre expectativas de autoeficacia y de resultados. Así, un estudiante puede creer que haciendo una tarea le llevará a conseguir unos determinados objetivos (expectativas de resultados), pero no la hace porque duda de su habilidad para realizarla (expectativas de autoeficacia). Estas expectativas de autoeficacia están influenciadas por la experiencia propia (éxitos y fracasos personales), la experiencia.
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