Kitabı oku: «Cuando íbamos a ser libres»
Primera edición, FCE Chile, 2021
Estefane, Andrés (ed.)
Cuando íbamos a ser libres. Documentos sobre las libertades y el liberalismo en Chile (1811-1933) / ed., present. y comp. de Andrés Estefane ; comp. de Susana Gazmuri, Juan Luis Ossa, Francisca Rengifo, Claudio Reyes. – Santiago de Chile : FCE, UAI, 2021
478 p. ; 23 × 17 cm – (Colec. Historia)
ISBN: 978-956-289-222-3
1. Liberalismo – Historia – Chile - 1811 – 1933 2. Chile – Política y gobierno – Siglos XIX-XX 3. Chile – Historia política – Siglos XIX-XX
I. Gazmuri, Susana, comp. II. Ossa, Juan Luis, comp. III. Rengifo, Francisca, comp. IV. Reyes, Claudio, comp. V. Ser. VI. t.
LC JC574.2 Dewey 320.510983 E582c
Distribución mundial para lengua española
© Andrés Estefane
Compilación: Susana Gazmuri, Juan Luis Ossa, Francisca Rengifo, Claudio Robles y Andrés Estefane
D.R. © 2021, Universidad Adolfo Ibáñez
Diagonal Las Torres 2640, Peñalolén, Santiago, Chile
D.R. © 2021, Fondo de Cultura Económica Chile S.A.
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Coordinación editorial: Fondo de Cultura Económica Chile S.A.
Cuidado de la edición: Gloria Alarcón
Diseño de portada: Macarena Rojas Líbano
Fotografías de portada: Superior: Cerro Santa Lucía, Santiago, 1874. Autor no identificado. Colección Museo Histórico Nacional. Inferior: El burrero, Valparaíso, 1900. Autor: Harry Olds. Colección Museo Histórico Nacional.
Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra —incluido el diseño tipográfico y de portada—, sea cual fuere el medio, electrónico o mecánico, sin el consentimiento por escrito de los editores.
ISBN edición impresa: 978-956-289-222-3
ISBN edición digital: 978-956-289-224-7
Diagramación digital: ebooks Patagonia
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ÍNDICE
Presentación, Andrés Estefane
DOCUMENTOS
Acordaos que sois hombres de la misma naturaleza que los condes, marqueses y nobles
Proclama revolucionaria del padre franciscano fray Antonio Orihuela. Sesiones de los Cuerpos Legislativos de la República de Chile, 1811
El equilibrio de que nace la libertad
De las diversas formas de gobierno. Aurora de Chile, mayo de 1812
¿Qué fuera de las cosas humanas si de cuando en cuando no se conmoviesen?
Sin título. Aurora de Chile, agosto de 1812
Habrá desde hoy entera y absoluta libertad de imprenta
Decreto de la Junta de Gobierno, con acuerdo del Senado, sobre la libertad de la prensa. Sesiones de los Cuerpos Legislativos de la República de Chile, junio de 1813
Ninguno puede apetecer lo que no conoce
Sin título. El Amigo de la Ilustración, 1817
Las ideas imperfectas de libertad
Libertad. El Duende de Santiago, junio de 1818
Libertad, propiedad, seguridad e igualdad
Política. Gazeta Ministerial de Chile, junio de 1819
Montesquieu dice
La distribución de poderes en la Constitución. El Cosmopolita, septiembre de 1822
Todo el tino del comercio
Libertad y código mercantil. Sesiones de los Cuerpos Legislativos de la República de Chile, octubre de 1822
Articulistas calumniosos, libelistas infamantes, escritores de taberna
Libertad de imprenta. Clamor de la Patria, mayo de 1823
El sagrado derecho de propiedad
Esclavitud. Sesiones de los Cuerpos Legislativos de la República de Chile, julio de 1823
Un estado colonial diferente
Sobre la protección de industria y comercio del país. Sesiones de los Cuerpos Legislativos de la República de Chile, octubre de 1826
Sucede muchas veces que unos libran donde vemos a otros estrellarse
Del federalismo y de la unidad. El Verdadero Liberal, enero de 1827
¡Libertad! ¿Para quiénes?
Renuncia del diputado por Rere a sus comitentes. Sesiones de los Cuerpos Legislativos de la República de Chile, marzo de 1827
Planes secretos para vengarse
Proclama. Los liberales de Santiago, a los de todos los pueblos de la República. El Mercurio de Valparaíso, enero de 1828
Lo que se deben a sí, y lo que deben a la sociedad
Igualdad social. La Clave, abril de 1828
El poder contra la libertad
Prospecto. El Espectador Chileno, agosto de 1829
Encadenar la libertad de que abusaron
Intolerancia. El Crisol, octubre de 1829
La libre convención de los contrayentes
Interés del dinero. Sesiones de los Cuerpos Legislativos de la República de Chile, junio de 1832
La libertad consiste en hacer todo lo que es bueno y nada de lo que es malo
Donde mora la libertad allí es mi patria. El Cosmopolita, mayo de 1833
Un manantial de mil males
De la libertad de imprenta y de sus abusos. El Araucano, noviembre y diciembre de 1835
Para llamarnos un pueblo libre y constituido
Policía y administración de Justicia. El Araucano, enero de 1836
Un solo día es suficiente para envolver en ruinas el estado más formidable del universo
Presidente de la República. El Republicano, junio de 1836
Dos cubitos de marfil
Proyecto sobre la Ley de Imprenta. El Diablo Político, junio de 1839
Donde la igualdad no existe, la libertad es mentira
Cartilla republicana. Al Diario de Santiago Número 154. El Pueblo, enero y febrero de 1846
¿Cuál es el gobierno liberal?
El Maestro Pascual. Valparaíso, c.1846
No habiendo elecciones, no hay para qué buscar ideas liberales
El liberal, por Jotabeche. El Copiapino, julio de 1846
Los derechos de propiedad que tienen los indígenas
Propiedad indígena. Congreso Nacional, Cámara de Diputados, Sesiones Ordinarias, julio de 1847
La mezquindad y ambición de la Europa
Memoria sobre la libertad de comercio, leída ante la Facultad de Leyes y Ciencias Políticas por Vicente Sanfuentes. Anales de la Universidad de Chile, 1847
La libertad del padre
Memoria sobre la institución de las legítimas, leída ante la Facultad de Leyes y Ciencias Políticas, por don José Agustín Barros y Varas. Anales de la Universidad de Chile, 1847
Agita a ese pueblo entumecido, remuévelo hasta que despierte
El año 10 y el año 50. Fantasía política. El Amigo del Pueblo, abril de 1850
Ni atar las manos al banquero so pretexto de impedirle cometer abusos
Bancos de circulación, por Jean Gustave Courcelle-Seneuil. Revista de Ciencias y Letras, 1857
Para la propiedad no hay mares, ni montañas
La propiedad literaria. Memoria presentada a la Facultad de Leyes por don Vicente Reyes para obtener el grado de Licenciado en dicha Facultad. Anales de la Universidad de Chile, 1857
Latentes contradicciones
El gobierno socio de la Empresa del Ferrocarril de Valparaíso. El Ferrocarril, enero de 1858
Felices los que nacieron más allá del alcance de los palos
Abolición de la pena de azotes. La Gaceta de los Tribunales, abril de 1858
Es un dolor que los hombres se afanen tanto en gobernar mal
La política del libre cambio o nueva política comercial, por Demetrio Rodríguez Peña. Revista del Pacífico, 1861
Estamos legislando para un territorio donde nada hay
Compra de terrenos en el territorio de Arauco. Congreso Nacional, Cámara de Diputados, Sesiones Ordinarias, julio de 1865
Católico, anhelo para mi religión completa libertad
Elogio de don Pedro Francisco Lira; reforma de nuestra Constitución. Discurso leído por don José Nicolás Hurtado en el acto de su incorporación a la Facultad de Leyes y Ciencias Políticas. Anales de la Universidad de Chile, julio de 1870
¿Por qué entonces te niegan la libertad de elegir?
Prólogo a La esclavitud de la mujer (Estudio crítico por Stuart Mill), por Martina Barros Borgoño. Revista de Santiago, 1872
Las mayorías deciden y dan la ley, pero oyendo a las minorías
La representación de las minorías. Memoria de prueba para optar al grado de Licenciado en la Facultad de Leyes y Ciencias Políticas, por don Federico Errázuriz. Anales de la Universidad de Chile, 1873
Cuarenta y ocho horas
Infanticidio. Congreso Nacional, Senado, Sesiones Ordinarias, julio de 1874
Para nosotros, la patria está antes que la ciencia
Contra el torrente. La Industria Chilena, septiembre de 1875
El becerro de oro del libre-cambio
Debate sobre las trilladoras chilenas. Boletín de la Sociedad Nacional de Agricultura, abril, mayo y julio de 1876
El hombre, su secular usurpador
Selección de La Mujer: Historia, Política, Literatura, Artes, Localidad, mayo, junio y julio de 1877
El origen mismo de los servicios que presta el Estado
Revista de la prensa, Valentín Letelier. El Atacama, agosto de 1877
Los liberales son conservadores y los conservadores son liberales
Vacunación obligatoria. Congreso Nacional, Cámara de Diputados, Sesiones Ordinarias, junio de 1880
La organización disciplinaria del liberalismo
À tout seigneur tout honneur y Disciplina política. El Heraldo, mayo y junio de 1881
¿Se comprende un soberano ateo nombrando obispos?
Independencia civil y religiosa. El Ferrocarril, agosto de 1882
La libertad liberticida
El gran meeting. La Ley de Cementerios ante la opinión pública. En Las reformas teológicas de 1883 ante el país y la historia, 1884
Me mantendré en mis cinco
Cartas de Domingo Santa María a Francisco Ugarte Zenteno, Alberto Blest Gana y Eusebio Lillo, agosto de 1883 y agosto de 1884
Abolir la propiedad sería volver a la barbarie de los patagones y fueguinos
Crónica del mes (Liberty and Property). Revista Económica, julio de 1887
Errados consejos
Crónica del mes (El Informe de la Sociedad de Fomento Fabril sobre el proyecto de reforma del impuesto aduanero). Revista Económica, 1887
El porvenir del liberalismo pertenece al Partido Radical
El liberalismo. Estudios sociológicos, por Juan S. Lois. Revista del Progreso, 1889
En evidente perjuicio de la mujer
Derechos civiles de la mujer. Memoria presentada para optar al grado de Licenciado en la Facultad de Leyes y Ciencias Políticas, por don Guillermo Echeverría Montes. Anales de la Universidad de Chile, noviembre 1892–abril 1893
Nadie es dueño de la vida de un hombre
La pena de muerte, por Justiniana. La Mujer, Curicó, primera quincena de noviembre, 1897
Los individualistas intransigentes
La misión civilizadora del Estado ante las escuelas individualista y socialista, por Tomás A. Ramírez Frías, 1901
En Chile no hay liberalismo
En Chile no hay liberalismo. Todos son conservadores. El Grito Popular, agosto de 1911
El moderno concepto de liberalismo
Selección de La Revista Liberal, agosto, septiembre y octubre de 1913
Por razones de solidaridad social
El liberalismo político, por Gustavo Silva, 1914
¿Pueden acaso estas cuestiones ser dirimidas por la ciencia pura?
El liberalismo individualista, y el nacionalismo, el libre cambio y la protección, bajo su aspecto científico. Conferencia dada en la Extensión Universitaria, por Guillermo Subercaseaux, 1915
Solo puede estimarse libre aquel que no vive pendiente del buen querer ajeno
Valentín Letelier, Génesis del derecho y de las instituciones civiles fundamentales, 1919
El error más odioso, dilatado y trascendental
Una encuesta sobre el sufragio femenino. Revista Chilena, mayo de 1920
Los descendientes de los antiguos pipiolos
El liberalismo y su misión social, por Gabriel Amunátegui, 1933
Bibliografía
PRESENTACIÓN
ANDRÉS ESTEFANE
Este libro reúne más de 60 documentos que refieren a las ideas de libertad y al liberalismo como corriente política en Chile desde la independencia hasta las primeras décadas del siglo xx. Se recogen aquí editoriales, artículos de prensa, discusiones parlamentarias, memorias de grado, conferencias, correspondencia, ensayos, proclamas y discusiones programáticas significativas para el campo liberal. En ningún caso se trata de una compilación apologética, pues su propósito es explorar la variedad de usos e interpretaciones de la libertad como concepto político-filosófico y del liberalismo como corriente político-ideológica. Una primera advertencia para este ejercicio es que la reflexión sobre las libertades no fue patrimonio exclusivo del liberalismo; una segunda advertencia es que el liberalismo —desde donde se elaboraron reflexiones sustantivas sobre las libertades— fue una credencial reclamada por diversos actores políticos mientras intervenían sobre los conflictos que los constituían como tales. Es por esto que los lectores encontrarán aquí críticas y defensas entre diversas comprensiones de la libertad, elaboraciones reposadas y escritos urgentes sobre quiénes podían describirse como liberales, ensayos de delimitación conceptual y lecturas reacias a reconocer bordes en la definición de identidades políticas, así como reflexiones privadas y públicas que, cuando no acusaban suplantaciones o embargos, intentaban afanosamente fijar aduanas para el uso de los motivos y doctrinas liberales. Esta variedad de registros y objetivos permite observar un panorama intelectual altamente contingente, y que sitúa el problema de la libertad y la trayectoria del liberalismo en sus diversos acoples con el proceso político chileno.
La cronología es uno de los aspectos en que esta compilación sigue visiones convencionales. El punto de partida coincide con los debates en torno a la organización de las primeras instituciones políticas autónomas en el país. Si bien esta opción puede ser criticada por desatender la presencia de estos conceptos en el período tardo-colonial, la decisión responde al reconocimiento de aquellos problemas donde los temas de la libertad determinaron disensos políticos de urgente resolución una vez asimilado el alcance de la crisis de la Monarquía española. Con esto se indica que la superación de la condición colonial fue una experiencia central para comprender bajo qué términos se comenzó a conjugar aquí, y en todo el continente, el lenguaje de las libertades. De ahí que los primeros artículos de esta compilación den cuenta de la forma en que la comprensión de ese arsenal discursivo fijó el horizonte de lo que podía o no significar la independencia, el gran tema de fondo de este primer período, así como de los principios que iban a determinar la fisonomía de las nuevas instituciones cuando el quiebre fue irreversible.
También se siguió la cronología convencional al definir el punto de corte, situado a inicios de la década de 1930, cuando la crisis económica, la modificación global de los ejes del conflicto político y la emergencia de los partidos de masas probaron la impertinencia del liberalismo en la forma que se le había conocido. Tal como se admitió en el documento que cierra esta compilación —una conferencia pronunciada en la Convención Liberal de 1933—, los problemas que debían enfrentar los liberales ya no tenían que ver con garantizar “los derechos del individuo” ni con “las cuestiones teológicas”. Los desafíos provenían de la aguda crisis social interna y la radical transformación del mundo de entreguerras, vectores que fraguaron ese escenario de “incertidumbre y vacilaciones” que los liberales debían afrontar con originalidad. Ante todo, debían tener conciencia de que asistían al parto de una era que demandaba un nuevo encuadre para las libertades. Ese testimonio, uno de los tantos que se pueden encontrar en la época, es asimismo revelador de la forma en que en medio de esta crisis los liberales volvieron a su historia para retomar el impulso arrebatado por las borrascosas fuerzas que abrieron el siglo xx.
En varios sentidos, esta compilación es una versión de ese recorrido, pero una versión probablemente inoportuna o al menos incómoda para las sensibilidades liberales de inicios del siglo xx. Si hay algo que los documentos de esta serie boicotean son las fantasías de genealogías claras o visiones coherentes de ese pasado. Lo que busca esta secuencia es simple: mostrar cómo las ideas de libertad y liberalismo —separadas o a veces fundidas— estuvieron en juego o se pusieron al servicio de los debates más relevantes de cada período. Como ya se sugirió, aquí no solo se escucharán voces propiamente liberales, sino actores que vocalizaron motivos liberales o se aferraron a los proteicos significados de la libertad para moldear las fronteras siempre móviles de la política. Que esos significados nunca estuvieran reducidos al liberalismo es lo que explica el subtítulo de la compilación. Dicho de otro modo: en lo que refiere a las libertades, esto se trata más de usos que de conceptos puros, y ello también aplica para la trayectoria del liberalismo como corriente. Si hay algo interesante que decanta de este recorrido, es la pluralidad de actores y la multiplicidad de objetivos que asistieron a la disputa por los significados de estos conceptos, así como la diversidad de identidades políticas fraguadas en torno a ellos.
Conviene precisar qué tipo de fuentes históricas han sido consideradas para esta edición, esto a modo de explicar por qué unas y no otras, y de qué manera las incluidas concurren a la descripción de la historia del liberalismo en Chile. Desde luego que esta selección reivindica la importancia de rastrear los entornos institucionales, los debates de largo plazo y los intereses que mediaron en la aclimatación de los motivos liberales. Tal como indicó Hugh Stuart Jones en su estudio sobre las variedades del liberalismo europeo, la investigación empírica nos ha hecho cada vez más conscientes de que “los movimientos y doctrinas liberales han sido profundamente influidos por los contextos nacionales”.1 Con esto no se pretende —conviene siempre aclararlo— avanzar hacia afirmaciones que resalten lo excepcional en la recepción y uso de estas ideas. Por el contrario, atender a las dinámicas locales mediante una lectura históricamente situada de la articulación entre ideas y política, permite superar los esquematismos difusionistas y también contener las derivas nativistas que imposibilitan comprender las dinámicas y alcances de la circulación global de ideas. Sobre todo, posibilita mirar en su justa proporción influencias y préstamos que por falta de investigación —o mera repetición de prejuicios— suelen magnificarse.2
El objetivo de atender a las dinámicas locales fue cubierto mirando más allá de las fronteras ya dibujadas por los grandes textos, los testamentos políticos de figuras tutelares y los conflictos emblemáticos. Una pesquisa que recorre territorios menos visitados y sacude los pliegues del discurso y la práctica política, permite afirmar que el panorama del liberalismo en Chile es menos nítido y convencional de lo que se ha querido. Basta recordar dos elementos. Primero, que ese liberalismo debió acomodarse y negociar con una sólida y ubicua cultura católica, de enorme peso político y simbólico, por no mencionar su decisiva musculatura burocrática y dispersión territorial, herramientas con los que planteó enfrentamientos de alta sofisticación en la disputa del sentido común de lo moderno. Segundo, ese mismo liberalismo cobijó y convivió durante gran parte del siglo xix con tendencias corporativistas y agendas políticas parciales de notoria relevancia, que no tuvieron problemas para combinarse orgánicamente con los componentes individuales de la corriente, configurando actores y vocerías situadas a distancia y a veces en oposición a los lugares de reproducción de un liberalismo, digamos, doctrinario. En el fondo, se trata de aceptar la desestabilización de las fronteras ideológicas, cuestión a estas alturas poco problemática, pero también de asumir las implicancias de dicha disolución en la posibilidad de sostener genealogías nítidas (donde probablemente haya algo más de resistencia).3
Por lo anterior, aquí decidimos poner énfasis en aristas y escenarios menos familiares, esto para enriquecer el radio temático donde se suele observar el problema de las libertades y el liberalismo. En concreto, se visibilizan actores y espacios de producción de pensamiento generalmente desestimados en las reconstrucciones en uso. Es por ello que en esta compilación no predominan los nombres más frecuentes ni los conflictos más gravitantes, sino autores y debates que una visión canónica consideraría de segundo o tercer orden por desconocer su relevancia para la comprensión de los problemas que definieron este panorama ideológico. Se trata, en suma, de una reconstrucción del problema en “clave menor”, donde “menor” en ningún caso sugiere irrelevancia o trivialidad, sino más bien un énfasis en escenas cotidianas y funcionales —menos agónicas y, por ello, no tan memorables— que en su acumulación también terminaron jugando un papel importante en la forja del sentido común liberal.4
El resultado es el desborde del canon. Si siempre escuchamos de José Miguel Infante, Francisco Bilbao, Santiago Arcos, José Victorino Lastarria o José Manuel Balmaceda, por nombrar figuras icónicas, en esta compilación también aparecen Antonio de Orihuela, Nicolás Pradel, Juan Nicolás Álvarez, Santiago Ramos (El Quebradino) y otros que representaron visiones discordantes e irreverentes dentro de la trayectoria liberal. Aparecen también políticos e intelectuales ineludibles en su época, pero cuyos nombres no resuenan con igual intensidad en las retrospectivas usuales, como Vicente Sanfuentes, Demetrio Rodríguez, Tomás Ramírez, Manuel Egidio Ballesteros y Gustavo Silva. Una figura emblemática como Ramón Freire aparece aquí menos libertario de lo que a veces se quiere. Es cierto que en varios pasajes se cita a Courcelle-Seneuil, pero también a André Cochut y Miguel Cruchaga, y con él a los discípulos del primero. Valentín Letelier suele ser una figura incómoda en la trayectoria liberal por su robusta concepción del Estado, pero aquí aparece con propiedad definiendo los contornos del liberalismo, y lo hace junto al médico Juan Serapio Lois, otro ilustre olvidado, quien además tuvo la osadía de convertir a Copiapó en una de las capitales continentales del positivismo. Dado que aquí no solo hablan los liberales, hay también espacio para sus críticos y para figuras que la historia liberal desconoce, pero que de igual modo hicieron suyos los temas de la libertad. De ahí que aparezcan algunos editores allegados al círculo de Diego Portales; que veamos a Manuel Montt reflexionando sobre la propiedad indígena años antes de encabezar, desde la presidencia, la violenta ocupación de esas mismas posesiones; que asistamos a la descripción de la transición al nacionalismo de Guillermo Subercaseaux, otrora firme defensor de las convicciones liberales en materia económica, y también las agudas críticas de Luis Emilio Recabarren, ilustrando con firmeza lo que el socialismo tenía que decir a los liberales sobre la libertad.
La nómina anterior tiene un evidente sesgo de género, y en esta compilación hay un esfuerzo por intervenir sobre ese límite. Nuevas investigaciones, producidas por una generación de académicas y académicos que han removido las inercias de sus respectivos campos, han mostrado que en este período la presencia de mujeres en la esfera editorial fue más dinámica y significativa de lo que sabíamos, y en ese empuje han ampliado el espectro de los archivos y con ello los márgenes de lo decible. Gracias a la identificación minuciosa de periódicos y proyectos editoriales sostenidos por mujeres se han recuperado escenas de discusión e impugnación del orden masculino que desmoronan los espejismos de consenso. La grieta que abrieron se describe con nitidez. Dada la subordinación de la mujer tanto en el ámbito privado como en el público, ellas tuvieron mucho que decir sobre el significado y los límites de las libertades; asimismo, en su lucha por la educación, el reconocimiento de sus derechos civiles y políticos, y en el combate a los prejuicios sociales que imposibilitaban la igualdad, probaron la verdadera extensión de las promesas de emancipación inscritas en el liberalismo. Junto al ineludible prólogo que Martina Barros Borgoño firmó en 1872 para preparar la recepción de su traducción de The Subjection of Women de John Stuart Mill, se incluyen aquí editoriales y una carta aparecidas en el semanario La Mujer: Historia, Política, Literatura, Artes, Localidad (1877), editado por Lucrecia Undurraga; también una reflexión de 1897 sobre la pena de muerte, publicada en un impreso de igual nombre, pero editado en Curicó, y un par de memorias de grado —firmadas por hombres— que acusaban las formas en que la subordinación legal de la mujer reproducía la dinámica patriarcal al interior de la familia. Las respuestas a un cuestionario sobre el sufragio femenino que circuló en 1920 hace las veces de balance de las zonas grises del liberalismo respecto a la situación de las mujeres.5
Parte de esas zonas grises emergieron al aplicar los primeros criterios para la selección de documentos. El norte fue poner atención en aquellas piezas que abordaran motivos transversales al problema de las libertades y a las diversas comprensiones del liberalismo: igualdad civil y política, derechos individuales, naturaleza y límites del poder del Estado, abolición de los privilegios, propiedad privada y libertad comercial. Aunque estuviesen asociados de forma oblicua a los motivos anteriores, se contempló también documentación relevante para la comprensión de “las cuestiones teológicas” y la descentralización territorial del poder, entendidos como conflictos centrales para la articulación de la defensa de las libertades y la forja de la identidad de los partidos políticos liberales. El resultado es indicativo del espesor de los problemas en los que estos conceptos cumplieron alguna función. La igualdad civil y política nos llevó a la desigualdad entre los sexos, y ello a los pasadizos que conectaban la subordinación de la mujer al interior de la familia con su postergación en la esfera pública. El tema de la propiedad privada iluminó el debate sobre los límites a la voluntad de un padre al momento de testar, los desafíos conceptuales y políticos que la propiedad indígena impuso al derecho liberal, y las jabonosas preguntas sobre la producción y consumo de bienes culturales. En lo que respecta a derechos individuales, emergieron debates esperables, como la libertad de imprenta y la esclavitud, pero también otros menos explorados, como la legitimidad de la pena de muerte, el uso de la tortura por parte de funcionarios del Estado o las disparidades de clase en el acceso a la justicia. Desde luego que el tema de la libertad política resulta transversal al período que cubre esta compilación, pero fue especialmente relevante durante las décadas que siguieron a la independencia. También son interesantes las evaluaciones sobre la libertad comercial, en particular por la forma en que su observancia tensionaba la aspiración a la independencia económica de un país con historia colonial. El recurso a la libertad como resistencia al poder —en sus diversas manifestaciones— aparece en encuadres predecibles y también en algunos curiosos, como el rechazo a un proyecto de vacunación obligatoria que fue caricaturizado como parte de una conspiración autoritaria orquestada por médicos y burócratas del Estado.
Durante décadas —y esto como efecto residual de una atávica condescendencia política y moral hacia Latinoamérica— este continente fue entendido como tierra estéril para la recepción del liberalismo. La pervivencia de formas “pre-modernas” tanto en la producción económica como en la organización social y el régimen de propiedad; la hegemonía espiritual y política de la cultura católica, reducida a sustrato de tradicionalismo; los resabios estamentales dentro de sociedades racialmente jerarquizadas; las sucesivas oleadas de caudillos y gendarmes; el peso social y material de corporaciones empeñadas en trabar el librecambio; la dificultad para consolidar sistemas políticos disciplinados y comprometidos con la integración de las economías regionales al mercado global; el desprecio a la población indígena, entendida como obstáculo y enemiga del progreso; en fin, las pesadas cadenas que acusaban una disonancia irreductible entre las formaciones sociales latinoamericanas y el horizonte utópico de modernidad política, fueron considerados factores irremontables y razones evidentes para lamentar que América Latina no pudiese disfrutar de los regalos que manaban de las fronteras de la civilización. Esto puede sonar a caricatura, o a una queja de otra década, pero en nuestros tiempos siguen apareciendo analistas que vocean desde prestigiosos medios internacionales, con tono serio y referencias bibliográficas, opiniones de este calibre.6 Sería ingrato afirmar que esta compilación es un antídoto, pues no es ese su propósito y porque es mucho más que eso. Lo que se propone aquí es un recorrido que reconoce la porosidad ideológica, que mira las ideas de libertad y lo que se conoció como liberalismo como instrumentos para la intervención en política, que desbarata los purismos y las conjugaciones en singular, y que festina con esas ansiedades cosmopolitas que solo esconden un triste afán de igualación.