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¿Qué significa esto?

Dichos difíciles de Jesús

Ángel Hernández


Gral. José de San Martín 4555, B1604CDG Florida Oeste, Buenos Aires, Rep. Argentina.

Índice de contenido

Tapa

Introducción

1. El mosquito y el camello

2. La mutilación del cuerpo en el contexto del Sermón del Monte

3. Voltear la mejilla en el contexto del Sermón del Monte

4. Aborrecer a padre y a madre

5. No nos metas en tentación

6. Jesús guiado por el Espíritu al desierto para ser tentado

7. Sed perfectos

8. Blasfemia contra el Espíritu Santo

9. Jesús se compara a sí mismo con un ladrón

10. El bebedor de vino añejo

11. Vino nuevo en odres viejos

12. Jesús se compara a sí mismo con una serpiente

13. Jesús viene a traer espada a la Tierra

14. No me toques, porque aún no he subido a mi Padre

15. Algunos no gustarán la muerte

16. No lo que entra en la boca contamina al hombre

17. Vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres

18. Hoy estarás conmigo en el paraíso

19. Dichos ásperos de Jesús

20. No deis las perlas a los cerdos

21. Darle más al que tiene y quitarle al que no tiene

22. Yo veía a Satanás, como un rayo, que caía del cielo

23. La ley de Moisés, la gracia y la verdad de Jesucristo

24. No juzguéis, para que no seáis juzgados

25. Para que viendo, vean y no perciban

26. Si no perdonáis a los hombres sus ofensas

27. Antes de andar todas las ciudades de Israel, vendrá Jesús

28. Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia

29. Deja que los muertos entierren a sus muertos

30. El reino de los cielos sufre violencia

31. Ver el reino de Dios que viene con poder

32. No llaméis a nadie padre

33. La fe que mueve montañas

34. Ni una jota ni una tilde pasará de la ley

Glosario

Índice de textos bíblicos

¿Qué significa esto?

Dichos difíciles de Jesús

Ángel Hernández

Dirección: Walter Steger

Diseño: Ivonne Leichner

Ilustración: Shutterstock

Libro de edición argentina

IMPRESO EN LA ARGENTINA - Printed in Argentina

Primera edición; e - Book

MMXXI

Es propiedad. © 2021 Asociación Casa Editora Sudamericana. © 2020 Pacific Press Publishing Association.

Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723.

ISBN 978-987-798-498-9


Hernández, Ángel¿Qué significa esto? : Dichos difíciles de Jesús / Ángel Hernández / Dirigido por Walter Steger. - 1ª ed. - Florida : Asociación Casa Editora Sudamericana, 2021.Libro digital, EPUBArchivo digital: OnlineISBN 978-987-798-498-91. Vida cristiana. I. Steger, Walter, dir. II. Título.CDD 232.904

Publicado el 28 de octubre de 2021 por la Asociación Casa Editora Sudamericana (Gral. José de San Martín 4555, B1604CDG Florida Oeste, Buenos Aires).

Tel. (54-11) 5544-4848 (opción 1) / Fax (54) 0800-122-ACES (2237)

E-mail: ventasweb@aces.com.ar

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Prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación (texto, imágenes y diseño), su manipulación informática y transmisión ya sea electrónica, mecánica, por fotocopia u otros medios, sin permiso previo del editor.

Introducción

¿Cuál es el propósito del libro que tienes en tus manos? El propósito es uno solo: Que sea para ti una herramienta útil en la interpretación de los dichos de Jesús; algunos de ellos complicados. Seguramente, en tus lecturas devocionales, has deseado muchas veces saber lo que Jesús quiso decir realmente en algunas de sus enseñanzas, pero te diste cuenta de que no tenías los recursos necesarios para entender el texto bíblico. Puede que hayas tenido que enfrentar una barrera idiomática, por­que hay muy pocos comentarios en castellano que ayudan a interpretar los dichos difíciles de Jesús, o quizá te hayas encontrado con un lenguaje teoló­gico demasiado especializado. Todo esto representa un obstáculo en tu sin­cera búsqueda de la verdad en el estudio de la Palabra de Dios.

Este libro fue escrito para ayudarte en la comprensión de los textos difí­ciles de Jesús. El objetivo de esta obra es proveerte explicaciones bíblicas sencillas, directas y bien fundamentadas, mediante un lenguaje que todo miembro de iglesia puede comprender, ya sea pastor o laico. Por lo tanto, te encontrarás con un libro escrito en tu propia lengua, fácil de entender, y que te resultará muy interesante cuando comprendas el alcance espiritual de los refranes y dichos de Jesús cuyos significados parecían encriptados.

Para facilitar aun más la comprensión del contenido de este libro, he­mos incorporado un glosario, que esclarece conceptos y palabras técnicas que no te son familiares. Además, para explicar los textos más complicados, hemos incluido pasajes bíblicos alternativos que iluminan los versículos en cuestión. Al final del libro encontrarás una lista completa de todos los tex­tos bíblicos mencionados en los capítulos, para que sirva de referencia aun para los textos que no son tratados específicamente. El uso de un texto bíblico con el fin de esclarecer otro texto permite comparar la Palabra con la Palabra; y así, un versículo oscuro es iluminado por otro más claro y direc­to. A causa de esta metodología del uso de los textos alternativos, no tendrás que hacer tantas consultas a diccionarios y comentarios bíblicos técnicos para comprender las enseñanzas de las Escrituras.

Esto de ninguna manera significa que sean innecesarios los diccionarios y los comentarios, porque siempre son útiles, especialmente cuando necesi­tamos profundizar en alguno de los aspectos más complejos de un pasaje bíblico.

En síntesis, lo práctico de este libro consiste en que está escrito en caste­llano y en un lenguaje sencillo y directo, y por lo tanto, es una obra al alcan­ce de todo miembro de iglesia que desea estudiar la Biblia. Este es un libro ideal para iniciar una investigación de la Palabra en un grado antes no al­canzado. Es ideal especialmente para ti, que deseas tener un conocimiento más profundo de las Sagradas Escrituras.

CAPÍTULO 1
El mosquito y el camello

“¡Guías ciegos, que coláis el mosquito, y tragáis el camello! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia”.—Mateo 23:24, 25

¿Por qué razón es importante comenzar este libro con el análisis del refrán del mosquito y el camello? La razón principal es que este dicho de Jesús sirve de guía para estudiar todos sus refranes volcados en los evangelios. La enseñanza que extraemos de este refrán es inmediata y obvia, tanto que a nadie se le ocurriría pensar que las palabras de Jesús pudieran ser interpretadas literalmente. Aunque sí es posible colar un mosquito con un cedazo, no es lógico pensar que un ser humano pueda tragarse un came­llo. De inmediato, se puede reconocer que, detrás del refrán, hay una ense­ñanza mucho más profunda de la que se puede apreciar a primera vista.

¿Cuál es, entonces, el propósito primordial del refrán del camello? Ayu­darnos a comprender que hay ciertas cosas que son más valiosas que otras, y que debemos dejar de lado las que son insignificantes. Por ejemplo, es sa­bio prestar más atención al mensaje de una persona que a su acento y su forma de expresión. En el caso de un libro, hemos de valorarlo más por su contenido que por su tapa, pues hay cosas que son esenciales y otras que no lo son.

Pero, si el mensaje de Jesús es tan claro en el refrán del mosquito y el camello, ¿por qué tomar tiempo para analizarlo? ¿Por qué utilizarlo como guía en el estudio de los dichos más difíciles de Jesús? Precisamente por su sencillez. Con este dicho no tenemos que explicar lo que Jesús quería decir. Tampoco tenemos que esforzarnos por comprender que aquí el Maestro utiliza un lenguaje figurativo, pues es obvio y muy claro, aun con una lectu­ra superficial del refrán. Por lo tanto, este refrán nos permite identificar parcialmente la metodología que Jesús empleaba cuando hablaba con su público.

Vayamos, entonces, sin más preámbulos ni rodeos, a las cualidades co­municativas de este refrán y a los criterios de interpretación y a las lecciones espirituales que se desprenden de él.

Brevedad. El mensaje de este dicho de Jesús es preciso y va al punto. No necesita elaboración. En pocas palabras, el mensaje central se destaca sobre los términos que se emplean en el refrán.

Figuras de lenguaje. En este refrán Jesús emplea una figura retórica del lenguaje denominada hipérbole. ¿Qué es una hipérbole? Es el uso de la exa­geración de un hecho, de una circunstancia o de un relato con el objetivo de comunicar un mensaje. En la hipérbole, la exageración tiene el propósito de ilustrar y educar. Esta clase de exageración es distinta a la común y corrien­te, cuyo propósito es el engaño.

Dramatización. El refrán del mosquito y el camello manifiesta el efecto de la dramatización. Como Jesús no podía contar con los recursos de la tecnología moderna en materia de comunicación, tuvo que dramatizar con las imágenes que tenía a la mano. Por ejemplo, se valió de imágenes comu­nes de la vida cotidiana para comunicarse con su público. Y no solo esto, sus imágenes debían también ser dinámicas y cautivadoras, como hoy lo son las escenas cinematográficas. Debían incluso provocar risa. Después de todo, el refrán del camello es algo jocoso.

Solo piensa en una persona que intenta tragarse un camello. Por supues­to que tal “prodigio” es imposible de realizar. ¿Pero acaso no habrá causado risa entre el público esta ocurrencia audaz de Jesús? Los expertos en el arte del humor comprenden muy bien la mecánica de la risa. La sorpresa es el secreto del poder del humorista. A nadie se le habría ocurrido, a menos que fuera humorista o dramaturgo, contrastar el cernido de un mosquito con el acto de tragarse un camello.

El efecto sorpresa en el uso del lenguaje figurativo. En ningún momento Jesús le anuncia a su público que está por valerse de una hipérbole para en­señar una lección. Como experto orador, él no prevenía a su público res­pecto a su metodología, ni tampoco ahondaba en las posibles moralejas de sus refranes. El arte de la retórica consiste en formular ilustraciones que se expliquen por sí mismas, que no requieran subsiguientes elaboraciones ni explicación de la moraleja. Las enseñanzas y reflexiones que se extraen de las moralejas se dejan al público, para que cada persona llegue a sus propias conclusiones. Del mismo modo ocurre con el chiste: si necesitara explica­ción, dejaría de ser jocoso, porque la explicación se convertiría en un antí­doto del humor. Por esta razón, Jesús no rotulaba sus refranes.

Modismos semitas. Los refranes de Jesús tienen aplicación universal. Sin embargo, es necesario tomar en cuenta que Jesús se comunicaba en arameo, no en español. También debemos tomar en cuenta que varias de las ex­presiones de Jesús contienen modismos semitas que solo se comprenden en el ambiente de la cultura de Oriente Medio. Esto quiere decir que habrá frases, metáforas y otras figuras en el lenguaje de Jesús que no podrán ser traducidas directamente al castellano, y que en la traducción debemos es­forzarnos por encontrar las equivalencias más aproximadas en nuestro idioma.

Teniendo en mente estas cinco cualidades comunicativas en el lenguaje de Jesús, expresadas ya en el refrán del mosquito y el camello, veamos cómo estas cualidades se aplican a los dichos más difíciles de Jesús registrados en los evangelios.

Para una mejor comprensión de los términos utilizados en este texto, con­sulte el “glosario” que se encuentra al final de este libro.

CAPÍTULO 2
La mutilación del cuerpo en el contexto del Sermón del Monte

“Si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno”.—Mateo 5:29, 30

¿Te imaginas lo que ocurriría si tomáramos literalmente el consejo de Jesús? El mundo estaría lleno de ciegos y lisiados. Por eso, es imposible interpretar literalmente este texto de Mateo.

¿Cómo podríamos, entonces, interpretar este dicho del Maestro? ¿De qué modo comprender el mensaje profundo de Jesús? Todo el texto se tra­ta de una hipérbole que, como ya dijimos, consiste en una exageración de carácter especial cuyo propósito es la enseñanza, no el engaño. Hay un tipo de exageración que es engañosa por naturaleza. Este no es el caso.

Ahora bien, ¿cómo sabemos que este texto es una hipérbole? ¿Solo por­que lo dice un teólogo? ¡Por supuesto que no! Para confirmar este hecho, debemos aplicar al texto ciertos criterios bíblicos que permitan distinguir una interpretación literal o simbólica. Ciertas preguntas clave pueden guiarnos a conclusiones objetivas acerca de un determinado texto bíblico. He aquí algunas preguntas sugerentes:

1 ¿Son consistentes las palabras del capítulo cinco de Mateo con el mensaje central de Jesús de darnos vida en abundancia?

2 ¿Existe evidencia bíblica, fuera del Sermón del Monte, que nos indique que Jesús utilizaba hipérboles en la comunicación de sus mensajes?

3 ¿Soportan los dichos de Jesús, interpretados literalmente, el criterio del sentido común y la racionalidad?

Revisemos a continuación algunos criterios de interpretación bíblica que nos permitirán comprender el mensaje de Mateo 5:29 y 30.

1. Consistencia con el mensaje de vida de Jesús. El Maestro dijo que prefe­ría la misericordia a los actos de sacrificio. Al respecto, él dijo: “Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento” (Mat. 9:13). El efecto de estas palabras es mayor cuando se entiende que el men­saje proviene del mismo Jesús y no de uno de los autores de los evangelios. También está el dato de que el texto pertenece al Evangelio de Mateo, el mismo libro que registra el Sermón del Monte y el dicho acerca de la muti­lación del cuerpo.

El mismo hecho de que ninguno de los oyentes de Jesús, incluyendo los discípulos, se haya mutilado los ojos y las manos, confirma que esas palabras eran una hipérbole. No existe registro alguno de que el Maestro promovie­ra tal enseñanza. Al contrario, tanto Jesús como los discípulos sanaron en­fermos y resucitaron muertos.

Ahora bien, si este dicho no debe interpretarse literalmente, ¿cuál es su enseñanza? Que cada individuo considere erradicar la raíz del pecado que está en su interior. Cada persona debe tratar la causa de su problema en vez de concentrarse en sus síntomas. Mientras no se resuelva la causa de la enfermedad, que podría ser una infección, el síntoma de la fiebre perdurará. Del mismo modo, a menos que extirpemos la raíz de la planta que da como fruto el pecado, de nada sirve que nos saquemos los ojos y nos cortemos las manos. ¡Podemos mutilar todo el cuerpo y seguiremos pecando!

El orgullo, la lascivia, la avaricia y el odio nacen en el corazón y se expre­san como síntomas en “el ojo y en la mano”. El ojo es la ventana del corazón. Luego, la mano ejecuta las obras de nuestra mente. Aquí está represen­tado todo nuestro ser: pensamiento y obra. La causa de nuestro mal está en nuestro interior. No se trata de que andemos tuertos y mancos por el mun­do, sino que saquemos de raíz lo que enferma nuestra vida espiritual y pone en riesgo la vida eterna. Porque “mejor te es que se pierda uno de tus miem­bros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno”. Es mejor que sufras la pérdida de lo que te ofrece el pecado en este mundo y no la pérdida de la vida eterna.

Finalmente, el sentido de esta hipérbole se encuentra en los versículos 27 y 28: “Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”. En este texto, Jesús revela cómo se concibe el pecado, y explica que el adulterio no es solo un acto, sino que es primeramente un pensa­miento. “Por lo tanto, cambia el foco de tu mirada”.

Este principio de “cortar” con lo que nos hace daño se aplica a todas las situaciones de la vida. Es mejor “cortar” un vicio a que el vicio nos destru­ya.

2. Evidencia de uso de hipérboles fuera del contexto del Sermón del Monte. El Sermón del Monte no es la única narración de Jesús que contiene hipér­boles. El dicho del camello y el ojo de una aguja, registrado en los tres evan­gelios sinópticos, es un ejemplo del lenguaje hiperbólico (Mat. 19:24; Mar. 10:25; Luc. 18:25).

De acuerdo con estos registros bíblicos, Jesús les dijo a sus discípulos que era más fácil que pasara un camello por el ojo de una aguja que un rico entrara en el reino de Dios. Esta es una exageración típica de una hipérbole, pues todos sabemos que es imposible que un camello pase por el ojo de una aguja. Ya analizamos la hipérbole del mosquito y del camello, pero hay mu­chas más en los cuatro evangelios.

3. El carácter absurdo de una interpretación literal. Volvamos al texto del capítulo cinco de Mateo y consideremos de nuevo su lenguaje y su mensaje. Si lo leemos con detenimiento, nos percataremos, al igual que el público original de Jesús, que no es lógico ni sostenible pensar que el único brazo con el que se ejecuta el pecado es el derecho. ¿Acaso no se peca también con el brazo izquierdo? ¿Y no es el pensamiento humano pecaminoso la fuente del orgullo, la lascivia, la avaricia y el odio? Los ojos, las manos y las piernas tan solo ejecutan las órdenes del cerebro.

En resumen, el carácter absurdo de una interpretación literal de los re­franes contenidos en el Sermón del Monte confirma el hecho de que esta­mos ante un lenguaje figurativo. Por lo tanto, aquellos dichos de Jesús que cumplan las tres condiciones que acabamos de enumerar deben ser inter­pretados simbólicamente.

CAPÍTULO 3
Voltear la mejilla en el contexto del Sermón del Monte

“Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses”.—Mateo 5:38-42

Al igual que en el estudio anterior, los mandatos que aparecen en Mateo 5:38 al 42 pueden resultar fáciles o difíciles de entender. Todo depende de cuán literalmente uno quiera interpretar la lista de estos mandatos. La interpretación literal de este texto produce una gran consternación en nuestro espíritu. ¿Cómo puede alguien cumplir realmente estos mandatos tan radicales? Hasta parecieran irracionales, generando profunda confu­sión.

Sin embargo, la supuesta confusión se resuelve cuando interpretamos la lista de órdenes de Jesús de un modo hiperbólico, o sea, simbólico. En otras palabras, podemos hacer algo parecido a lo que hicimos en el capítulo ante­rior de este libro: En vez de interpretar ese texto al pie de la letra, busque­mos su significado en aspectos que van más allá de sus mismas palabras.

Comencemos por considerar el contexto del capítulo 5 de Mateo. El propósito principal del discurso de Jesús era instruirnos contra el instinto humano de venganza. Sabemos esto por la introducción que hace Jesús a su discurso. Él dijo: “Oísteis que fue dicho a los antiguos: Ojo por ojo, y dien­te por diente”. Esta introducción es muy significativa, porque estas palabras forman parte de la ley mosaica referida al proceso legal del acto vengativo y retributivo (Éxo. 21:24). El contexto mosaico clarifica el marco de refe­rencia desde el que Jesús está operando. Por lo tanto, esta es la razón por la que debemos ser sensatos a la hora de interpretar y aplicar estos mandatos de Jesús. Cada obligación debe entenderse dentro del marco de referencia del rencor y la venganza, según la legislación de Moisés y la enseñanza de Jesús respectivamente.

Ya explicado el marco de referencia de esta declaración de Jesús, analice­mos ahora otras evidencias bíblicas del uso del lenguaje hiperbólico de Je­sús en el Sermón del Monte.

1. No resistáis el mal. Si la frase se refiere a la tentación personal, y se interpreta literalmente, entraremos en conflicto con la oración modelo, donde Jesús dice: “líbranos del mal” (Mat. 6:13). En esta súplica, el Maes­tro no ruega que nos rindamos ante el mal. Al contrario. Esta frase de Jesús, “no resistáis el mal”, también entraría en conflicto con las palabras inspira­das del apóstol Santiago: “Resistid al diablo, y huirá de vosotros” (Sant. 4:7). En otras palabras, la única alternativa que nos queda es ver la frase como una hipérbole. Esta forma de interpretación armoniza con el resto de la Biblia.

2. Poner la otra mejilla. Si poner la otra mejilla fuera una regla cristiana a la que todos deberíamos atenernos, Jesús debió haber sido el primero en aplicarla a su vida. Pero no fue así. Nuestro Modelo moral no siempre se sometió al dominio de sus opresores. En más de una ocasión, Jesús rehusó “poner la otra mejilla” ante sus adversarios, más bien se defendió. En vez de someterse al abuso, lo vemos escapando de la violencia de los fariseos en diversas circunstancias. Consideremos este incidente narrado en San Juan: “Tomaron entonces piedras para arrojárselas; pero Jesús se escondió y salió del templo; y atravesando por en medio de ellos, se fue” (Juan 8:59; ver Juan 10:39, 40).

Otro ejemplo de defensa propia lo hallamos entre los seguidores de Je­sús. Pablo eludió cuantas veces pudo el asedio de enemigos. Cuando lo bus­caron para prenderlo y matarlo en Damasco, sus amigos lo bajaron por el muro de la ciudad dentro de una canasta (Hech. 9:25). Cuando los prin­cipales de los sacerdotes judíos se confabularon para emboscarlo y asesinar­lo, Pablo apeló al César (Hech. 25:2-12), el equivalente en nuestros días de apelar a la Corte Suprema de los Estados Unidos.

3. Quitar la ropa y dejar la capa. Tomado literalmente, este mandato nos pondría en serias dificultades. Ante una situación que demandara esto, quedaríamos desnudos, y entraríamos en conflicto con los valores y los princi­pios de la Biblia. La exposición pública de nuestro cuerpo no es una virtud bíblica; al contrario, la desnudez está asociada con la impudicia y la deshon­ra (ver Génesis 3:10; Mateo 25:36, 38; Marcos 14:51 y 52). El problema se complicaría aun más si pensáramos que el acto de desnudarnos sería una elección voluntaria y no una imposición, como sugeriría el texto leído lite­ralmente.

4. Número de millas caminadas. Parecería que este mandato sí podría interpretarse en forma literal. Sin embargo, esta obligación es parte de una misma unidad retórica y literaria que, como ya vimos, solo puede interpre­tarse como una hipérbole. Y si todos los otros mandatos son interpretados simbólicamente, la lógica dice que este también debería ser interpretado del mismo modo.

5. No rehusar dar al que pide. Aparte del contexto de Mateo 5, hay evi­dencias bíblicas que indican que esta obligación tiene excepciones. Tome­mos algunas situaciones en que se le pidió a Jesús que hiciera ciertas conce­siones. La primera situación se presentó cuando los hermanos de Jesús le pidieron que fuera a Jerusalén a manifestarse como Mesías, pero él se rehu­só (ver Juan 7:3 al 6). La segunda, cuando los fariseos le pidieron milagros para que demostrara su poder. Entonces también se rehusó a actuar dócil­mente, más bien les contestó que ellos no verían otra señal más que la de Jonás (Mat. 12:39, 40). Por otra parte, tenemos la exhortación de Pablo a los tesalonicenses. El apóstol instruyó a los dirigentes de la iglesia que no ayudaran a personas que se decían cristianas para aprovecharse de la gene­rosidad de los creyentes, y así no trabajar (2 Tes. 3:10-12).

En conclusión, la lección profunda que extraemos de estas palabras de Jesús en el Sermón del Monte es la siguiente: no nos conformemos con amar mínimamente. Amemos abundantemente a todos, incluso a nuestros enemigos. Demos el máximo, no el mínimo, de nosotros mismos. Seamos generosos y magnánimos cuando trabajamos por el bien de los demás. Ma­nifestemos un amor especial, que da sin esperar nada a cambio. Este, en efecto, es el mensaje central del Sermón del Monte.

Para esclarecer más este tema, consulta Mateo 10:23: “Cuando os persi­gan en esta ciudad, huid a otra; porque de cierto os digo, que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo del Hom­bre”. Este pasaje bíblico indica que no es sano que un cristiano se someta a abusos de forma innecesaria, y que es legítimo evitar la persecución y el su­frimiento hasta donde sea posible.

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