Kitabı oku: «El centro educativo de duelo»
Índice
Agradecimientos
Prólogo
Introducción
AFRONTAR EL DUELO
1. Cómo afrontar la muerte en un centro educativo
1.1. ¿Por qué hay que hablar de la muerte en la escuela?
1.2. ¿Por qué cuesta tanto hablar de la muerte?
1.3. Cómo actuar ante una muerte inesperada
1.3.1. Muerte de alumnado
1.3.2. Muerte de personal docente o no docente
1.3.3. Muerte de madre, padre o hermanos
1.3.4. Muerte de otros familiares, amistades, vecinos...
1.4. Cómo actuar con el alumnado afectado por la muerte de un familiar
1.4.1. Si la familia nos comunica la noticia y el niño que ha sufrido la pérdida no viene al centro
1.4.2. Si la familia nos comunica la noticia y el niño acude al centro
1.4.3. Si la familia nos comunica la noticia mientras el niño o adolescente está en el centro
1.5. Cuando y cómo dar la noticia al alumnado del centro
1.6. La información que daremos
1.7. Tareas del equipo directivo
1.8. Intervención en el centro
1.9. Intervención en el aula
2. Cómo actuar ante enfermedades graves o terminales de alumnos o familiares directos del alumnado
2.1. Enfermedades graves de alumnado
2.2. Enfermedades graves de padres, madres o hermanos de alumnos
3. Otras pérdidas significativas
3.1. Por separación o divorcio de la pareja
3.2. Por inmigración
ACOMPAÑAR EL DUELO
4. Aspectos clave para un buen acompañamiento emocional en los procesos de duelo
4.1. Acompañar
4.2. No apartar del dolor
4.3. Permitir el llanto
4.4. Indagar emociones
4.5. Emociones asociadas al duelo
4.6. Validar y normalizar las emociones
4.7. No dar consejos
4.8. Estar disponibles
4.9. Ser un modelo emocional
4.10. No juzgar ni comparar
4.11. Atender las pequeñas molestias físicas
4.12. Más dosis de afecto
4.13. La comunicación no verbal
4.14. Las pérdidas asociadas
4.15. Cambio de roles
4.16. Sobre las creencias
5. Cómo entienden la muerte los niños
5.1. Bebés de 0 a 2 años
5.2. Niños de 2 a 5 años
5.3. Niños de 6 a 10 años
5.4. A partir de los 11 años
6. El proceso de duelo
7. Manifestaciones y síntomas en los procesos de duelo
7.1. Manifestaciones y síntomas
7.2. Diferencias entre el duelo infantil y el duelo adulto
7.3. Signos de alerta
8. Propuestas y recursos
8.1. En el caso de una muerte inesperada
8.2. Para trabajar la muerte y el duelo de forma preventiva
VIVIR EL DUELO
9. El duelo colectivo
10. Organizar una despedida colectiva
11. El duelo con las familias
12. La experiencia vivida en L’Aulet
12.1. La despedida de Jana
12.2 La despedida de Pol
Recordatorio para las familias
13. Testimonios personales
UN EJEMPLO
14. Niños llenos de vida
Bibliografía
La autora: Àngels Miret Rial
Otras obras publicadas en esta colección
El centro
educativo
de duelo
El centro
educativo
de duelo
Guía para afrontar la muerte, el duelo y las pérdidas en los centros educativos
Àngels Miret Rial
1ª Edición: Julio 2020
© 2020 – Angels Miret Rial
© Portada y diseño: Isidre Rebenaque Cruz
Traducción: Vicenç Benéitez Rial
Maquetación: Verònika Planier
Fotos cedidas por la Escola Aulet de Celrà; Familia de la Jana Baulida Palomeras; Familia de Pol Xargay Agüero
Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra está protegido por la Ley, que establece penas de cárcel y/o multa, además de las correspondientes indemnizaciones por daños y perjuicios, por los quién reproduzcan, plagien, distribuyan o comuniquen públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin autorización.
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra».
© Tarannà Edicions
Tel/Fax 932 800 390
e.mail: info@taranna.es
http://www.taranna.es
Depósito legal: B 11500-2020
ISBN formato papel: 978-84-121851-2-6
ISBN formato ebook: 978-84-121851-3-3
A Jana y a Pol,
que han inspirado esta publicación.
A todos los niños y niñas
que viven para siempre en nuestro corazón.
Querida Àngels,
Me permito escribirte de esta forma abierta y compartida para darte las gracias. Qué importante es conocer ese mundo frágil, pero a su vez fuerte del niño, y fuerte, pero a su vez frágil del adolescente, que de pronto (porque siempre es demasiado pronto) se queda sin alguna de las personas que más ha querido y que va a seguir necesitando.
Los «mayores» muchas veces nos encontramos con la difícil tarea de saber acompañar, animar, apoyar y afirmar para que ese ser pueda a su vez sacar su propia fuerza y sentir que ha podido superar lo más importante que le ha ocurrido. Tu enfoque facilita que podamos actuar sin «meter la pata» y sentirnos no solo útiles, sino capaces de poder inspirar a quienes buscan y necesitan la confirmación de que van a lograrlo, y que puedan además hacerlo de la mejor forma posible.
Un fuerte abrazo,
Anji Carmelo
El libro que tenéis en las manos trata sobre cómo afrontar el duelo, la muerte y las pérdidas en la escuela desde la perspectiva de una maestra que se ha formado voluntariamente en este tema –y por lo tanto, bien preparada– y que ha estado aplicando las orientaciones que encontraréis en diversas situaciones, todas ellas muy difíciles de gestionar, que se han producido en diferentes escuelas del ámbito de la demarcación de Girona en los últimos años. Su actuación profesional se ha complementado con la coordinación de un grupo de trabajo de referentes en duelo formado por diferentes profesionales de los EAP (Equipos de Asesoramiento Pedagógico).
Por lo tanto, lo que encontraréis dentro de estas páginas son las palabras con las que Àngels plantea, desde la práctica, diferentes formas de intervención para docentes en el acompañamiento emocional de sus alumnos ante experiencias vitales como la muerte de una persona querida (un familiar, un amigo, un docente...), una enfermedad grave u otras pérdidas significativas.
El enfoque que encontraréis en esta guía es, a mi modo de ver, excelente, y la sensibilidad y delicadeza que se percibe en el tratamiento de este tema, que como todos sabemos es sumamente delicado y complejo, es extraordinaria. Por lo tanto, mi enhorabuena por el trabajo que recoge esta publicación y mi agradecimiento más sincero a Àngels por su contribución.
Josep Polanco López
Director de los Servicios Territoriales de Educación de Girona (2014-2018)
Agradecimientos
- A Eduard Baulida y a Margarida Palomeras, padre y madre de Jana.
- A Nines Agüero y a Lluís Xargay, madre y padre de Pol.
¡Gracias por enseñarnos tanto!
- A las hermanas de Jana: Berta, Nora y Rita, y a la hermana y al hermano de Pol: Tura y Aniol.
- Al claustro de maestros, a las familias, al personal no docente y, sobre todo, a los niños y niñas de la escuela L’Aulet de Celrà, que vivieron el dolor de despedir a Jana y a Pol.
- A Alba Payàs, por ayudarnos a encontrar el camino para transitar por tanto dolor. Y un agradecimiento muy especial a nivel personal por todo lo que me ha enseñado, por animarme a preparar este material y por su prólogo.
- A Dolors Carrera, que siempre encuentra las palabras adecuadas, y a Assun Balló, por estar ahí en momentos tan difíciles.
- A Bernat Saguer, amigo de Pol; a Montse Felip y Àlex Saguer, padres de Bernat; a Sira Sureda, que hizo su trabajo inspirada en el proceso vivido en L’Aulet; a Lourdes Ruiz, Anna Parramon, Sònia Artacho y Teresa Díez, por poner palabras a sus pérdidas.
- A Quim Paredes, familiar de Jana, que nos grabó y editó las dos despedidas con una gran delicadeza y sensibilidad.
- A todas las personas que dedican una parte de su tiempo a acompañar en el dolor.
También:
- A los Servicios Territoriales del Departamento de Educación de Girona.
- A los Servicios Educativos del Baix Empordà y del Pla de l’Estany.
- A los siguientes centros educativos por la confianza de permitirme acompañarlos en momentos de mucho dolor por la muerte de una persona de la comunidad educativa. La diversidad y complejidad de muchos casos, las consultas y dudas que hemos ido comentando a lo largo de las sesiones, han ido perfilando la publicación que tenéis en las manos:
Escuela Quermany, de Pals; CEE Els Àngels, de Palamós; Escuela Ruiz Giménez, de Palamós; Escuela El Portitxol, de L’Estartit; Escuela Pi Verd, de Palafrugell; Escuela Terraprims, de Camallera; ZER Tramuntana (Alt Empordà); ZER Empordanet-Gavarres (Baix Empordà); Escuela Pere Rosselló, de Calonge; Escuela Mas Clarà, de La Bisbal; Escuela La Draga, de Banyoles; Escuela Alzina Reclamadora, de Fontcoberta; Escuela Carles de Fortuny, de Esponellà; Escuela L’Auró, de Barcelona; Instituto de La Bisbal d’Empordà; Escuela L’Aldric, de Cassà de la Selva; Instituto Pere Alsius, de Banyoles; Escuela Vedruna, de Palafrugell; Colegio Montessori-Palau, de Girona; Escuela Baldiri Reixach, de Sant Feliu de Guíxols; Escuela Cor de Maria, de Olot; Escuela Dr. Arruga, de Begur; Escuela Sol i Vent, de Vilafant; Instituto Narcís Monturiol, de Figueres; Escuela Vedruna Gràcia, de Barcelona; Escuela Aneja-Joan Puigvert, de Girona; Escuela Carrilet, de Palafrugell...
- Y un agradecimiento especial a las familias que han asistido a sesiones específicas organizadas por los centros educativos, las asociaciones de familias o los ayuntamientos.
Han colaborado en esta publicación:
Nines Agüero
Dolors Carrera
Bernat Saguer
Montse Felip y Àlex Saguer
Sira Sureda
Anna Perramon y Lourdes Ruiz
Teresa Díez y Sònia Artacho
Prólogo
Es con agradecimiento como escribo estas palabras de presentación de El centro educativo de duelo, un esfuerzo pionero por ofrecer recursos prácticos, una guía y ejemplos reales para docentes, educadores, padres y familias que afrontan el duelo en la escuela. Es una recopilación esencial porque está hecha desde el rigor con que recoge la literatura existente sobre el tema, pero también desde la sensibilidad que da saber de primera mano lo que es estar frente a esa situación, por la experiencia de haber acompañado y estar acompañando regularmente en estas situaciones que la autora, Àngels Miret, nos va mostrando a lo largo del texto y de los ejemplos vividos.
Desde el Servicio de Apoyo al Duelo de Girona, hace ya veinte años que hicimos las primeras intervenciones en escuelas afectadas por la muerte de un alumno o de un profesor. Recuerdo perfectamente la sensación de inseguridad de estar asesorando solo desde la buena voluntad, recogiendo información de acá y de allá, la poca que había en aquel momento, sobre cómo ayudar al profesorado y a las familias. “¿Cerramos la escuela?”, “¿Cómo debemos afrontarlo mañana en las aulas?”, “¿Seguimos con todo igual?”, “¿Qué hacemos si un alumno quiere hablar de ello o se desborda?”. Como experta en duelo sé que el aula se tiene que convertir en un lugar terapéutico para el niño o adolescente, y que para esta tarea el maestro necesitará todo el apoyo posible que le ayude a responder a las diferentes situaciones con que se encontrará. Al mismo tiempo, tendrá que ejercer de modelo de cómo una persona adulta responde ante el sufrimiento de las pérdidas de la vida. Este texto, fruto del trabajo, la implicación y la profesionalidad de la autora, es una respuesta a la demanda por parte de los docentes y profesionales del duelo de más formación en este ámbito.
El acontecimiento más trágico que una escuela puede afrontar es la muerte de un alumno o de un profesor o el sufrimiento de un niño que ha perdido a un ser querido. En el centro del trabajo del duelo en las escuelas hay mucho más que un paquete de consejos y guías sobre cómo afrontar la situación lo mejor posible. La verdadera esencia de esta tarea es la formación emocional de nuestros alumnos, la preparación para la vida y sus pérdidas, abordando el sentido del sufrimiento y de las relaciones, y a la vez la voluntad de la escuela de mostrar el modelo colectivo de cómo una comunidad ha de responder frente a estas situaciones difíciles, pero al mismo tiempo naturales, de la vida.
Todavía me resuenan las palabras de una madre hace más de quince años: “La escuela ha cerrado estos días, solo un maestro ha venido al funeral de mi hijo y me han dado sus cosas en una bolsa de plástico”. Cuando el sufrimiento y el miedo de vivirlo o acompañarlo no nos paraliza, la escuela puede convertirse en un lugar sagrado donde las familias, los compañeros y la comunidad pueden encontrar el apoyo que necesitan, compartir el sufrimiento natural que sienten y hallar el calor, el confort y la red comunitaria indispensables para que el duelo sea lo más saludable posible. Este libro será sin duda una excelente contribución a que ello se haga realidad.
Alba Payàs Puigarnau
Introducción
Las escuelas y los institutos son unos espacios sociales vitales en nuestra sociedad. En estos pequeños o grandes edificios suceden muchas cosas a lo largo del día, del curso, de los años: situaciones de aprendizaje, de convivencia, de socialización, así como buenos momentos que recordamos con emoción y otros que tal vez preferimos olvidar. Pero los años y las vivencias que hemos compartido (sean buenas o no) nos dejan una impronta emocional para el resto de nuestras vidas. Y en los centros escolares se viven también momentos de tristeza y de duelo por diferentes pérdidas, ya sea por muerte, accidentes, enfermedades, divorcios, cambios de centro o de país, etc.
La publicación que tenéis en las manos pretende ser una ayuda para estos momentos, pero sobre todo para concienciar acerca de la importancia de tratar el tema de la muerte, el duelo y las pérdidas preventivamente y con naturalidad en las aulas.
“Estamos de duelo” era la frase que les decía a las personas ajenas al centro cuando venían a la escuela durante aquellas semanas de la primavera de 2007. Era una necesidad, no podíamos hacer como si nada hubiese pasado. En solo cinco semanas, Jana, de P3, y Pol, de 4°, habían fallecido. Toda la comunidad educativa estaba profundamente triste.
Una vez pronunciada esta frase, las personas podían expresar su condolencia y mostrarse empáticas con nosotros, entender reacciones, miradas, actitudes... Y nosotros nos sentíamos mejor.
La experiencia vivida se ha ido enriqueciendo con el paso de los años: hemos ido poniendo nombre a las emociones, recuerdos a las vivencias, palabras a las experiencias…
Por el camino, hemos ido aprendiendo de otras pérdidas. El abanico se ha ido abriendo, como la vida.
El material que ahora tenéis en las manos se ha ido cociendo a fuego lento, como los procesos de duelo. Es un material muy sensible, que había que tratar con la mayor delicadeza. También se ha ido enriqueciendo con las valiosas aportaciones y experiencias que han ido surgiendo a lo largo de diversos talleres de formación para docentes y en los asesoramientos realizados a diferentes claustros desde 2008. Todos ellos han agradecido el apoyo recibido, que les ha ayudado a afrontar las pérdidas que han sufrido. En su momento, el apoyo del Servicio de Duelo de Girona, y en concreto el asesoramiento de Alba Payàs, nos ayudó a organizar unas despedidas (la de Jana y la de Pol) que todos y todas los que las vivimos tenemos grabadas en nuestro corazón. Nuestro más sincero agradecimiento.
La elaboración del duelo colectivo es un reto para las comunidades educativas, pero también una oportunidad de trabajo emocional intenso, vivo, sincero… Deseamos que esta publicación os sea útil.
AFRONTAR EL DUELO
1. Cómo afrontar la muerte en un centro educativo
Nada es para siempre, ni la tristeza ni la felicidad; todo lo que tenemos es temporal. [...] Saber que nada de lo que poseemos es para siempre nos ayuda a tomar conciencia de que lo podemos perder y a anticiparnos a la pérdida. Esta forma de entender la vida no tiene nada de triste ni de angustioso, al contrario, hace que tengamos un pensamiento encaminado a disfrutar de la vida cada día, como si fuese el último.
Xusa Serra, I jo, també em moriré?
1.1. ¿Por qué hay que hablar de la muerte en la escuela?
La primera razón y la más importante es que una formación integral de nuestro alumnado no puede dejar de lado hablar de la muerte y el duelo. Por un lado, porque forman parte de la vida y los niños y adolescentes tienen derecho a recibir información, ya que el desconocimiento les genera más inseguridad, miedo y ansiedad. Por otro, porque siempre tenemos en los centros a niños en duelo por diferentes pérdidas, y debemos poder atenderles con los recursos necesarios, del mismo modo que lo hacemos en todos los demás ámbitos.
Es muy importante también tratar este tema en el aula porque es muy enriquecedor a escala emocional: lo que piensen unos y otros, las dudas que se puedan resolver, las cuestiones que puedan plantear... En la mayoría de los casos es un tema del que no se habla en el ámbito familiar, dado que desde hace unas décadas, y sobre todo en las ciudades, se ha ido escondiendo el hecho de morir. Las familias suelen dejar a los hijos e hijas en la escuela mientras acuden al tanatorio o al cementerio para despedir a un familiar y los actos fúnebres se suelen celebrar en horario escolar, de modo que la mayoría de nuestros alumnos no han visto nunca una comitiva dirigiéndose a un cementerio ni han ido al tanatorio a despedir a sus familiares. Así, no tienen ocasión de hacer preguntas como “¿Qué ha pasado?”, “¿Por qué lloran?”, “¿Adónde van?”, “¿Por qué ese coche lleva flores?”, “¿Por qué tocan las campanas?”...
La Torre d’Oristà. Foto Jordi Domènech
En mi segundo curso como maestra en la escuela unitaria de La Torre d’Oristà, a finales de octubre de 1986, murió David. Fue una conmoción para la que no estaba preparada; nunca lo estamos para perder a alguien querido, y menos todavía cuando se trata de una personita de cinco años. Recuerdo el gran dolor de los padres, de la familia, del pueblo... pero sobre todo la naturalidad y la serenidad con que se vivió. Nunca olvidaré la ternura de darle el último beso a David, ya en sueños eternos, en su cama de pitufos. Y al día siguiente, en el cementerio, cómo nos despedimos de él con sus compañeros de escuela. Y la vida continuó sin él, pero con él siempre presente, como lo sigue estando ahora.
Dulce niño que ahora tienes sueño, procura relajarte.
Mañana no hay que ir a la escuela a estudiar, que ya vendrán a verte.
Y es que tan bien te has portado que mamá y papá se esfuerzan
por calmar a tanta gente que viene a felicitarte.
Y hoy aún eres el que un día fuiste. Y tu vida es eterna.
Y te conoceremos con fotos de cajón los que no pudimos verte.
¿Cómo poder imaginar el orgullo inagotable, aquel que viene con la sangre?
Podemos, con desconocimiento, incluso quererte.
Y hoy aún eres el que un día fuiste. Y tu vida es eterna.
Y te conoceremos con fotos de cajón los que no pudimos verte.
Nyandú, “Fotos de calaix”, del disco L’origen de les absències (La Torre d’Oristà, 2012)
Veintiséis años después, en 2012, el grupo musical Nyandú sacó el disco L’origen de les absències (‘El origen de las ausencias’). El título ya fue significativo para mí, pero la canción “Fotos de calaix” (‘Fotos de cajón’), dedicada al hermano que murió, y a quien no conocieron (Roger tenía dos años y Ferran nació después), me llegó al alma:
aprender a querer a través de fotos de cajón.
En general, no obstante, los niños no tienen ocasión de constatar la naturalidad de la muerte, como es ver a la persona muerta o las manifestaciones externas de duelo o tener la oportunidad de participar en los rituales de su cultura para despedir a una persona querida. En cambio, desde el sofá de casa, nuestros niños y adolescentes ven cómo la televisión bombardea a cualquier hora con noticias de guerras, enfrentamientos armados, saqueos, maltratos..., y al mismo tiempo películas o series televisivas en que la violencia y los asesinatos son los protagonistas. Las personas muertas o heridas aparecen por todas partes, sean reales o ficticias. A esto se añaden las noticias de desastres naturales: terremotos, tsunamis, inundaciones, tornados... Esta convivencia diaria con imágenes de terror, muerte o desgracia afecta de diferentes formas a nuestras criaturas, y es fácil imaginar que puedan confundir fácilmente la realidad con la ficción.
1.2. ¿Por qué cuesta tanto hablar de la muerte?
En la mayoría de las ocasiones la muerte, en los centros educativos, coge de sorpresa. Pocos son los casos en que se trabaja de forma preventiva, y menos todavía los centros que tienen unas pautas de actuación o unas orientaciones que prevean los diferentes escenarios que se pueden encontrar.
Podemos afirmar que no hay un solo centro escolar que no tenga alguna persona de la comunidad que esté pasando un duelo. En los últimos años se pide a los docentes que preparen a su alumnado para afrontar diferentes aspectos de la vida a través de programaciones educativas sobre convivencia, educación emocional, sexualidad, medio ambiente, reciclaje, salud, drogas, alimentación... Pero no sobre cómo afrontar la muerte y el duelo, ya sea a nivel personal o colectivo. El motivo principal es que en las últimas décadas nuestra cultura ha convertido este tema en tabú. Y así, a través de los años, hemos recibido una educación en la que no se puede hablar de la muerte.
El profesorado puede tener también otros hándicaps que hay que tener en cuenta a la hora de afrontar este tema en el aula:
• Las vivencias personales que tenga sobre las pérdidas.
• La situación personal o familiar: puede ser que esté pasando una crisis, un duelo...
• El miedo de no poder controlar las reacciones emocionales propias y las del gran número de alumnos que tiene en el aula.
• Las reticencias de otros docentes del centro o bien del equipo directivo en cuanto a hablar de estos temas en el centro.
• Sentir que no se está autorizado a hablar de un tema que socialmente se oculta.
• Tener que gestionar diferentes culturas, religiones o creencias de las familias.
• El desconocimiento de orientaciones o pautas sobre cómo afrontar las pérdidas.
Así, a lo largo de la escolaridad, los temas de la muerte, las enfermedades terminales o los duelos por otras pérdidas, como discapacidades, separaciones, migración, etc., no son tratados en profundidad dentro de la vida escolar. Tampoco en el ámbito familiar. Y cuando nos los encontramos no sabemos cómo afrontarlos ni cómo acompañar mejor a nuestro alumnado y a sus familias.
La realidad, pues, es que ante la pérdida de alguien de la comunidad educativa nos encontramos desamparados, no sabemos cómo reaccionar, no sabemos si reaccionamos bien o mal, qué decir, cómo actuar...
Madres, padres, maestros, profesorado..., querríamos proteger a nuestros niños del dolor y el sufrimiento que sabemos que supone perder a una persona querida, cambiar de residencia o de país, afrontar una separación de pareja o una enfermedad grave... Pero si no les hacemos partícipes, si no les permitimos expresar las emociones contenidas y vivir el duelo, tarde o temprano se enfrentarán a otras pérdidas y no contarán con las herramientas necesarias para superarlas.
Todas las pérdidas que sufrimos a lo largo de la vida nos preparan para la muerte, la propia y la de nuestros seres queridos. Hace falta, pues, una buena elaboración personal de las pérdidas para llevar una vida emocionalmente sana.
1.3. Cómo actuar ante una muerte inesperada
Podríamos establecer diferentes grados de afectación de la muerte en un centro educativo:
• Muerte de alumnado.
• Muerte de personal docente o no docente.
• Muerte de madre, padre o hermanos.
• Muerte de otros familiares, amistades, vecinos...
Afrontar la muerte, en todos los casos, es la clave para abrir puertas, aunque sean pequeñas y, a pesar del dolor, representa una ocasión pedagógica excepcional.
1.3.1. Muerte de alumnado
Esta pérdida es sin duda la más desgarradora. Sea por accidente o por enfermedad, la muerte de un niño, niña o adolescente conmueve a toda la comunidad. Podríamos decir sin duda que es la pérdida más dolorosa emocionalmente. La muerte de una criatura está revestida de impotencia, de ternura, de añoranza, nos deja un vacío irreemplazable. Es la muerte que cuesta más de aceptar y entender. La muerte de un niño provoca en la familia un dolor punzante y desgarrador y conmueve profundamente al centro educativo, al pueblo, al barrio, a la comunidad...
En el momento en que la familia nos comunique el fallecimiento habrá que informar cuanto antes a todo el alumnado del centro. Se dará en cada aula una explicación sencilla pero clara, utilizando la frase “Ha muerto”, y se explicará al alumnado que su compañero estaba muy, muy enfermo o que había quedado muy, muy malherido en un accidente, por ejemplo.
Cuanto más pequeños sean los alumnos más énfasis habrá que hacer en el adverbio mucho. A partir de aquí, habrá que atender a las diversas reacciones que puedan surgir. No debéis temer ese momento, los niños y las niñas nos lo ponen muy fácil. Si se les deja tiempo y espacio y se les da confianza, manifestarán sus emociones y dudas de forma natural.
A la entrada de la escuela ya me encuentro con un espacio de recuerdo para Nil, con las mandalas pintadas por los compañeros y compañeras de su aula, su autorretrato, velas, flores... Un “altar” que respira tristeza pero también calidez y ternura. Mirarlo da paz. Hay calma en el centro, lo están afrontando muy bien, con la satisfacción de saber que están haciendo lo debido. Pendiente el acto de despedida, primero hay que acompañar a la familia en el suyo, es necesaria la organización del centro.
Días de conmoción, de duelo, pero todo va fluyendo...
Habrá que prestar atención especialmente a los niños y a las niñas más afectados por la muerte del compañero o compañera. Eso implica un trabajo de observación y acompañamiento del profesorado y las familias a corto y a largo plazo. Cada alumno/a hará su propio proceso, y según su personalidad, su sensibilidad y sus experiencias de vida pueden quedar afectados de manera diferente.
Con objeto de canalizar y dar salida a todas las emociones que provoca la muerte de un alumno/a es muy recomendable realizar una despedida colectiva en el centro donde todo el mundo pueda expresar su dolor. Es muy importante invitar a la familia al acto que organizamos, pues se sentirá muy reconfortada y agradecida por poder participar en las muestras de condolencia por su hijo o hija. Si se elabora algún material de recuerdo, se puede depositar en una caja y dárselo a la familia.
Todas las sugerencias de esta publicación os ayudarán en estos momentos: los aspectos clave para un buen acompañamiento, las reacciones propias del duelo, cómo preparar una despedida, etc.
1.3.2. Muerte de personal docente o no docente
En este caso, también es necesario dar la noticia a todo el alumnado del centro explicando qué ha provocado la muerte. La afectación en estos casos depende mucho de las circunstancias del fallecimiento (accidental o por enfermedad), del cargo ocupado, si era tutor/a de un grupo... Si la ausencia por enfermedad ha sido larga, es posible que algunos alumnos no conociesen a la persona. Si la muerte es accidental, el impacto será mucho mayor.
Habrá que prestar atención especialmente al alumnado más directamente afectado y permitirle participar de forma activa en los actos que se organicen.
También se puede hacer un sencillo acto o ritual en el centro dedicado a la persona e invitar a su familia a asistir.
También viví la muerte de un maestro, un compañero de escuela, en el mismo centro donde tres años antes habíamos despedido a Jana y a Pol.
Por cierto, pude constatar que los alumnos mayores, los que ya habían vivido ese hecho, reaccionaron ante la muerte de una manera distinta. Sabían lo que podían hacer para descargar la mochila. En cambio, los más pequeños se quedaron mirando, aprendiendo y finalmente participando de la despedida al maestro. Todo un aprendizaje de la mano de sus compañeros.
Dolors Carrera
1.3.3. Muerte de madre, padre o hermanos
Actualmente, los casos de muerte de uno de los progenitores se dan bastante a menudo y la mayoría de las demandas de apoyo de los centros educativos son por este motivo. Casi todos los centros los han sufrido, y algunos en más de una ocasión. Las causas más frecuentes de estas pérdidas son por enfermedad grave, accidente o suicidio. Aunque con menos frecuencia, y por alguno de estos motivos, también mueren hermanos o primos de alumnos escolarizados en el centro. Cabe tener en cuenta, asimismo, los casos de muerte perinatal o neonatal, en las cuales los niños y adolescentes viven la muerte inesperada de un hermano o hermana.