Kitabı oku: «En las manos del alfarero»
Sinopsis
En el centro de la misión cristiana está el privilegio de compartir las buenas nuevas del evangelio con todo ser humano y al hacerlo, participamos en la obra del Espíritu Santo en el mundo para que Jesucristo sea conocido y que las personas sean transformadas a su semejanza. Precisamente, en el marco de esta comprensión, los autores han escrito este libro que trata sobre la experiencia de una pareja de misioneros en la plantación y desarrollo de iglesias en Chulucanas, Piura, en el norte del Perú, a partir de los años setenta del siglo pasado. Es una narración que muestra cómo después de más de cuarenta años de trabajo continuo la iglesia «Casa de Oración», fundada en 1975, ha crecido y se ha extendido a más de 90 lugares en el Perú y en Esmeralda, Ecuador. Hay pastores chulucanenses que están ministrando en iglesias en Francia, Brasil y Estados Unidos.
La misión modelada por Jesús no se agota en la sola proclamación del evangelio sino también incluye el servicio a las necesidades físicas y materiales de las personas. Los autores muestran que la tarea evangelizadora se desarrolla indesligablemente de la acción social como respuesta a las necesidades humanas bajo el concepto de misión integral. Un libro muy útil para pastores, líderes de iglesias interesados en la misión cristiana.
En las manos del Alfarero
Una iglesia para bendecir al mundo
Misioneros Carlos Olsson, Anita Olsson y Samuel Cueva
© 2021 Carlos Olsson y Anita Olsson
© 2021 Samuel Cueva
Primera edición digital: agosto 2021
ISBN N° 978-612-5026-04-0
Categoría: Cristianismo - Misión y evangelización
Edición impresa - ISBN N° 978-612-5026-03-3
Editado por:
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Diagramación y ePub: Hansel J. Huaynate Ventocilla
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Dedicatoria
Con mucho cariño para nuestras tres hijas: Ann-Caroline, Ingrid Verónica y Cecilia, siempre contentas de viajar a Chulucanas y de volver a Suecia. Cada vez que llegábamos cantábamos con ellas «Chulucanas se ha de llenar de la gloria del Señor».
Carlos y Anita Olsson
Agradecimientos
A nuestras tres hijas: «Gracias, con todo nuestro amor».
Agradecemos de forma especial a Ann-Caroline, quien ayudó como consultora y a nuestro yerno Pierre por ayudarnos con las fotos.
A nuestros respectivos padres, Celestina, Juan y Ellen, quienes nos enseñaron a amar la misión, a orar y a estudiar la Biblia diariamente. Fueron nuestros consejeros y colaboradores.
Queremos aprovechar para agradecer a todos los pastores, líderes y hermanos suecos y peruanos, que vivieron con nosotros el inicio, desarrollo y crecimiento de esta labor. Con todos sus dones y recursos, ustedes contribuyeron a la transformación de una ciudad por el poder y amor de Dios. Sin su colaboración, amor y pasión por Dios, nuestra labor hubiese sido muy limitada. Damos gracias a las iglesias del movimiento Pentecostal en Suecia, como país que nos envió, y al Perú, como el país receptor de nuestro trabajo misionero durante más de treinta años.
Carlos y Anita Olsson
Presentación
Después de muchos años y una búsqueda profunda de la voluntad de Dios, nos establecimos en el Perú con el propósito de plantar una iglesia «Casa de Oración» en una zona donde, en aquella época en que comenzamos, no había ninguna iglesia evangélica establecida. Teníamos un llamado específico de predicar el evangelio en «campos blancos», lugares sin presencia evangélica. Así llegamos al norte del Perú: a Chulucanas, una ciudad de treinta mil habitantes y a cincuenta minutos de la ciudad de Piura.
La cultura peruana y su gente nos ayudaron a comprender lo que significa estar involucrado en la misión transcultural y la misión global. Es oportuno reconocer que sin la experiencia de mi querida esposa Anita Cueva, nacida en Huancayo, Perú, hubiese sido mucho más difícil para mí. La adaptación a partir de una cultura sueca hacia una cultura latinoamericana no fue fácil para mí, porque tuve que aprender y más tarde saber ser «peruano», sin dejar de ser sueco. Nuestro matrimonio ha sido enriquecido por los distintos panoramas y puntos de vista. Ambos hemos sido motivados y animados por el mismo Dios que nos llamó para servirle juntos antes de casarnos en el Perú en 1972.
El sábado 24 de mayo de 1975, mi esposa y yo dimos inicio a distintas actividades para fundar la iglesia «Casa de oración». Al comienzo, mi esposa dirigía los cultos y enseñaba en la escuela dominical. Yo predicaba y dirigía la alabanza. Hoy, después de más de cuarenta años de trabajo continuo, la iglesia ha crecido y se ha extendido a más de noventa lugares, entre ellos: la ciudad de Piura, Yurimaguas, Cuzco, Lima y fuera del Perú, en Esmeralda, Ecuador y en Homestead, La Florida, ee.uu. Tres de los pastores chulucanenses sirven a Dios con iglesias hermanas en Lima, la capital del Perú y en Pampa Silva, en la selva. Contamos con un pastor de Chulucanas en Francia, dos en Brasil y uno en ee.uu.
Dios ha levantado más de cincuenta pastores con una pasión por la evangelización, la práctica de una misión integral y la plantación de iglesias en nuevos lugares. Dios nos ha provisto un seminario bíblico y dos programas de desarrollo social: uno que se llama «Protección a niños en alto riesgo» (pronar), dirigido a los cinco mil niños de la escuela dominical y a sus padres, por medio de «Escuelas de padres». También se ofrecen temas de prevención contra el abuso sexual y maltrato infantil a toda la sociedad. El otro se llama «Rehabilitación basada en la comunidad» (rbc), un plan de servicio a la comunidad que ayuda a niños con discapacidad en la ciudad de Chulucanas.
¿Puede imaginarse una escuela dominical con más de cinco mil niños, que se reunen cada domingo para adorar a Dios? Es una de las grandes bendiciones que Dios nos ha permitido experimentar. Gracias a la pasión de treinta y dos directores, ciento setenta y seis profesores y noventa y cuatro auxiliares voluntarios, los niños aprenden más de Dios cada semana en noventa y seis lugares del departamento de Piura. Esta es una de las características de «Casa de oración»: iniciar iglesias comenzando el trabajo con los niños.
Ruego a Dios que este libro pueda servir de inspiración y aliento a los que están plantando iglesias por todo el mundo. Es un gozo ver que el impacto de la iglesia en Chulucanas salga en forma de libro y así se pueda compartir con otros. Que este sueño se haga realidad es respuesta a nuestras oraciones.
¡A Dios sea la gloria!
Carlos Olsson
Lund, Suecia, julio de 2020
Prólogo de Verónica Schelander, profesora
Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras. Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla (Jer 18.1-4).
El señor Santodio Paz, uno de los diez mejores ceramistas de Chulucanas, tiene una autorización internacional para exportar cerámica peruana. Ha recibido muchos premios. Con esto queremos decir que Chulucanas ya no es una ciudad desconocida. Hoy con la luz del Evangelio, la ciudad y las familias han progresado hasta trascender a nivel internacional.
Así como la cerámica tiene un proceso largo de selección de arcilla, moldeado, cocción y algunos pintados, igualmente las personas de Chulucanas han experimentado un largo proceso para llegar a conocer a Cristo. Ahora muchos de estos niños y adultos han llegado a ser utensilios que en las manos del Alfarero, Dios, son de una inmensa utilidad y bendición.
Al principio el lodo no parece ser nada, pero el alfarero logra una obra de mucho valor gracias a un trabajo duro y minucioso. Si en el proceso algo sale mal, Dios lo vuelve a hacer. No se da por vencido y usa personas como usted y yo, hechas de barro para cumplir su propósito divino y perfecto. En una vasija simple de barro Dios puede demonstrar toda su gloria y resplandor. Todos tenemos la capacidad de llegar a ser como una preciosa cerámica de Chulucanas.
Cuando llegamos a la ciudad de Chulucanas no sabíamos que en este pueblo pequeño y polvoriento se iban a crear tantas vasijas bellas y útiles en las manos de Dios. Poco nos imaginamos que años más tarde, Chulucanas llegaría a ser conocida por su linda cerámica y menos podíamos saber que este lugar iba a mostrar la gloria de Dios. Cada vez que después de comprar alimentos en Piura, cruzábamos por el puente del río Piura, a la entrada de Chulucanas toda la familia Olsson cantábamos: «Chulucanas se ha de llenar de la gloria del Señor».
Dios ha sido fiel y ha cumplido sus promesas con nosotros.
¡A él sea toda la gloria!
Verónica Schelander, hija de Carlos y Anita Olsson
Lund, Suecia, 1 de julio de 2018
Prólogo de Gilmer Román, pastor
La única vida que merece ser vivida, es aquella que sigue viviendo aún después de ella.
Conocí al misionero Carlos Olsson en el año 1975. Llegó junto con su familia a nuestro pueblo con la misión de hablarnos de Cristo y, en medio de tanta adversidad y dificultades propias de la misión, logró desarrollar un trabajo que ha resultado en muchas vidas transformadas, pueblos evangelizados y casi un centenar de iglesias plantadas en ciudades y naciones. Constituye un legado digno de ser entregado como ofrenda de olor fragante al Señor de la misión.
Su amor por Dios, su sencillez de presentar el mensaje de salvación, su pasión por las almas perdidas, su visión de predicar el evangelio allí donde Cristo no había sido predicado estaba impregnado como un tatuaje en su vida toda.
En él calza muy bien aquella frase: «predica y cuando no puedas habla» pues su predicación y enseñanzas eran de ejemplo, aprovechando cada oportunidad para dar testimonio del amor de Dios. Aquello nos sirvió de inspiración y desafío en la tarea de evangelización.
Carlos, su esposa Anita y su pequeña hija Anky fueron aquella semilla divina que sembraron sus vidas entre nosotros. Esperaron con paciencia que el fruto aparezca, lucharon contra toda oposición y lo hicieron en las fuerzas del Espíritu de Dios. En su casa, todos los días muy de mañana se leía la Biblia y nos enseñaron a los nuevos convertidos a venir al templo cada día para orar juntos a las 6.00 a.m. Sus vidas consagradas y su profundo amor por Dios transmitían una espiritualidad y fortaleza que constituyó el fundamento clave en el trabajo de su misión.
Conocí al Señor Jesús gracias a la predicación del pastor Carlos Olsson, pero más profundamente por su vida como siervo de Dios. Agradezco a Dios por ser él un instrumento de bendición, por su influencia extraordinaria como mi padre espiritual. Si es que logré enderezar mi camino y ser hoy un siervo de Dios, es gracias a lo que Dios hizo por medio de él. Fue el padre que necesitaba, el pastor que me formó, el amigo que me valoraba. Él creó el espacio y la oportunidad para que yo pueda servir a Dios y luego convertirme en su consiervo. Así iniciamos una maravillosa experiencia de trabajar tantos años juntos en la misión del Maestro.
En las páginas de este libro encontrarás la historia de las vivencias de un siervo de Dios que fue fiel al llamado divino, que tomó la decisión y asumió el costo de realizar un trabajo apostólico entre los más necesitados.
Dios, el Alfarero, hizo de él un vaso de honra y multiplicó el fruto de su ministerio, sólo para su gloria.
Con profunda gratitud,
Gilmer Román
Pastor de Assemblée de Dieu de la Cerdagne
Osséja, Francia, 1 de junio de 2020
Prólogo de Pedro Arana Quiroz, pastor y ex Secretario General de la Sociedad Bíblica Peruana
Escribo estas líneas como un testimonio de gratitud, de amistad y de ánimo misionero, gratitud a Dios porque permitió que mi camino se cruzara con la familia de don Juan y doña Celestina Cueva. Había comenzado mi labor misionera entre estudiantes evangélicos y llegaba a la ciudad de Huancayo, donde había tomado contacto con un grupo de estudiantes evangélicos, a quienes animé a formar el Círculo Bíblico Universitario (cbu). A ese grupo perteneció Anita. Conocí a sus hermanas y hermanos y gocé de la hospitalidad generosa de su hogar. Recuerdo con gratitud las pláticas de sobremesa con don Juan, narrando los encuentros que el Señor le había permitido tener en sus viajes comerciales para testificar de Jesucristo. Recuerdo con gratitud la chompa amarilla que me obsequió doña Celestina y que me acompañó por mucho tiempo. Recuerdo con gratitud el ambiente misionero que se respiraba en ese hogar y del cual participaba toda la familia.
Doy gracias al Señor por el don precioso de la amistad cristiana, amistad que tuve con los padres, los hijos y especialmente con Anita por la labor que realizaba con el cbu. Más tarde, ya casada, conocí a Carlos, su esposo. Y recuerdo, con gratitud a Dios y a ellos, la invitación cordial que me hicieron para predicar y enseñar en Chulucanas, provincia de Morropón, Piura, dónde habían comenzado una iglesia, ministerio que el Señor prosperó; y en el que conocieron, tanto el gozo como el dolor en el servicio del reino de Dios.
Esporádicamente nos hemos encontrado personalmente, pero en esos reencuentros sentimos que el tiempo se había detenido y el espacio acortado, como en esta oportunidad que he recibido el correo electrónico de Anita, dándome el privilegio de compartir recuerdos y memorias de nuestra no corta amistad, que ha permanecido en el tiempo y la distancia. Damos gracias al Señor Jesús que nos ha bendecido con este regalo precioso y sagrado de nuestra amistad, no solo conmigo, sino también con mi esposa Emma.
Finalmente, En las manos del Alfarero es un libro de ánimo, esfuerzo, coraje y grandeza misionera, confirmación de la exhortación y promesa del Señor de la Iglesia:
… amados hermanos míos, manténganse firmes y constantes, y siempre creciendo en la obra del Señor, seguros que el trabajo de ustedes en el Señor no carece de sentido. (1Co 15.58 rvc)
Mensaje para ustedes Carlos y Anita y para nosotros Emma y Pedro. Y para todos aquellos que estamos participando, por la gracia del Soberano, bajo la dirección y con el poder del Espíritu Santo en la promoción (mover hacia adelante) el Reino de Dios en este mundo. Nos hace recordar a los cristianos evangélicos de las distintas denominaciones que somos Uno: Un solo Dios y Padre, un solo Señor Jesucristo, un solo Espíritu Santo. ¡Qué belleza del Reino! ¡Hemos participado y participamos unidos como hermanos: ¡Iglesia Pentecostal, Iglesia Evangélica Peruana, Iglesia Presbiteriana! Seguimos evangelizando, discipulando y sirviendo en un ambiente de adoración, alabanza, oración y comunión fraternal. ¡Gloria sea a Dios!
Pedro Arana Quiroz
Pastor de la Iglesia Presbiteriana, Pueblo Libre, Lima, Perú
Ex Secretario General de la Sociedad Bíblica Peruana
Lima, Perú, 11 de agosto de 2020
Prólogo de Lars Anderås, ex director de Misiones de las Iglesias Pentecostales en Suecia
Göran llegó a nuestro hogar en Huancayo cuando yo era pequeño. Ya que vivíamos lejos de la capital, las visitas de Suecia siempre eran anheladas y emocionantes. Nadie sabía entonces que los días que él se quedó con nosotros se transformarían en años de servicio en el Perú. El amor entró de por medio y causó que los planes de Göran y Anita cambien totalmente.
Dios nos llama de distintas maneras para servirle. En este caso el llamado era para un lugar específico por medio de una decisión estratégica. Hicieron un profundo análisis sobre dónde había mayor necesidad de una iglesia. La respuesta fue Chulucanas en el norte del Perú y llegó a ser la obra de toda una vida.
Mis padres llegaron al Perú a mediados de los años cincuenta y fundaron una iglesia a modelo del movimiento pentecostal sueco: una red de iglesias autónomas. Después llegaron más misioneros de Suecia, Noruega y Dinamarca difundiendo el movimiento a lo largo y ancho del país. Dos de ellos fueron Anita y Göran y aquí está el resumen de su historia.
Yo mismo he trabajado como misionero, pero también he trabajado con misiones a nivel central y así tuve el privilegio de visitar a muchos países alrededor del mundo y ver muchas formas de misiones. Desde esta perspectiva puedo decir que estoy profundamente impresionado con la obra misionera en el Perú.
Los misioneros en el Perú han tenido un enfoque claro de levantar iglesias. Pero nosotros como seres humanos no solo tenemos necesidades espirituales. Si uno vive entre gente sin recursos para satisfacer las necesidades básicas, un cristianismo verdadero hace lo posible para ayudar a su entorno. Por eso hay muchos proyectos que combinan el propósito de ayudar a la gente con la meta de levantar iglesias.
A la vez se le ha dado énfasis en el liderazgo local. Si uno como misionero construye la obra alrededor de sí mismo como persona, la obra rara vez sobrevive cuando uno se ve obligado a dejarla. Uno mismo tiende a pensar que es indispensable y puede ser doloroso ver que una iglesia siga creciendo sin mi presencia. Pero es un liderazgo saludable cuando otros entran en acción y se aseguran de la continuación de la obra.
Aunque no he tenido el privilegio de visitar la obra en el norte del Perú, la he seguido a la distancia. Mi impresión es que han logrado construir un liderazgo local y que bajo éste el trabajo sigue desarrollándose.
Es por eso que este libro no solo es el relato de una vida interesante sino también un documento importante, una pieza central en el rompecabezas que es la historia moderna de las misiones.
Lars Anderås
Ex Director de Misiones de las Iglesias Pentecostales en Suecia (F.d. ledare för Svensk Pingstmission i Sverige)
Vetlanda, Suecia, 27 de julio de 2020
Prólogo de David Johansson, pastor y misionero
Cuando a principios de los años 2000 llegué a conocer a Anita y Göran, me encontré con un relato de vida y una historia misionera fantásticos. Cuando Göran salió de Blekinge a principios de la década de 1970 a visitar a un amigo en el Perú, no podía imaginarse lo que le esperaba. Cuando la flecha del amor dio al blanco en los corazones de Carlos y Anita, hija de un pastor, no solo se encendió el fuego de amor sino un llamamiento misionero que todavía sigue ardiendo.
Ambos tenían un anhelo de ganar almas para Cristo y de construir una iglesia donde no había muchas. Dejaron la gran ciudad de Lima y viajaron al norte del Perú, a la región de Piura. En la ciudad de Chulucanas alquilaron una casa y comenzaron a evangelizar en sus calles y plazas. Tocaban la guitarra, cantaban, predicaban y las personas se entregaban a Jesús.
Se fundó una iglesia que actualmente tiene más de noventa anexos y que cada fin de semana reúne cerca de siete mil quinientas personas incluyendo a los niños. La iglesia tiene un Seminario Bíblico que cada año forma a muchos líderes.
Cuando en el 2006 terminaron su periodo de trabajo misionero y se jubilaron, tuve el privilegio de estar presente en su culto de despedida en Casa de Oración. ¡Qué experiencia! Cientos de personas estaban reunidos. Al final la iglesia quería honrar a sus misioneros e invitaron a Göran y Anita a subir a la plataforma. Querían mostrar cómo empezó todo y como había crecido la obra.
Anita y Göran recibieron una vela cada uno. Con sus dos velitas encendieron las velas de los que estaban a su lado. Y así sucesivamente hasta que todas las personas en la iglesia tenían su vela prendida. La luz eléctrica estaba apagada. Cuando todo el local logró iluminarse con todo el centenar de velitas, la iglesia agradeció a Dios y a los misioneros que habían traído el fuego a Chulucanas. Es una bella imagen de como el fuego del evangelio puede encenderse y compartirse.
Gracias Anita y Göran porque les he podido conocer y ver el fruto de su servicio misionero de total entrega al Señor en el Perú.
Cuando haya la fiesta de bodas en el cielo van a haber muchos que les van a estar eternamente agradecidos por que asumieron el reto de ser misioneros.
Para ti que lees este libro y para los amigos de Anita y Göran solo quiero asegurarles que lo que leen es verdad. ¡Imagínate que cuando Dios llama, lo más fantástico puede suceder!
Para Anita y Göran:
Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún. (Heb 6.10)
David Johansson
Pastor y misionero
Pingstkyrkan Arken Värnamo
Värnamo, Suecia, 7 de septiembre de 2020
Foto 01: Ellen, Karl Göran (Carlos), Hans, Margaretha Olsson, Jämjö, Suecia, 1953
Foto 02: Anita Cueva y familia, Huancayo, Perú, 1962
Foto 03: Matrimonio de Anita y Carlos Olsson, Huancayo, Perú, 4 de noviembre de 1972
Foto 04: Carlos y Anita Olsson visitando «campos blancos» en la sierra de la provincia de Morropón, Perú, 1975
Foto 05: La familia Olsson, Ann-Caroline, Ingrid Verónica, Cecilia, Suecia, 1984