Kitabı oku: «Dirigir funerales centrados en el evangelio»

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Elogios para Dirigir Funerales Centrados en el Evangelio

Dirigir Funerales Centrados en el Evangelio es un libro lleno de consejos sabios y sensatos, que van desde cómo relacionarse con el director de funerales hasta cómo aconsejar a la familia afligida. Lo más importante es que los autores nos recuerdan que el evangelio debe ser el tema central de los funerales. Pero ellos no sólo nos instruyen para proclamar el evangelio; sino que también lo ilustran, por medio de incluir un conjunto de sermones fúnebres. Es un libro altamente recomendado para pastores ocupados, y tengo la sospecha de que la mayoría de los pastores van a recurrir a este libro en repetidas ocasiones.

Thomas R. Schreiner, Profesor James Buchanan Harrison de Interpretación del Nuevo Testamento en The Southern Baptist Theological Seminary

¡Yo necesitaba este libro hace treinta y cinco años! En una época en la que es probable que los funerales y las bodas sean las únicas ocasiones en las que se escucha el evangelio, la necesidad de ver un funeral como una ocasión para compartir el evangelio es algo primordial. Todo ministro centrado en el evangelio necesita leer este libro.

Derek W. H. Thomas, Profesor John E. Richards de teología sistemática y práctica en el Reformed Theological Seminary

Dirigir Funerales Centrados en el Evangelio es un libro asombrosamente práctico y útil. Los autores han oficiado cientos de funerales centrados en el evangelio y aquí comparten con nosotros las lecciones que han aprendido en las trincheras. Si estás llamado a oficiar funerales, te darás cuenta de que este recurso es algo invaluable. Yo estoy seguro de que es un libro que voy a estar consultando una y otra vez.

Mike McKinley, pastor principal en la Sterling Park Baptist Church, en Sterling, Virginia, y autor de Church Planting Is for Wimps [La plantación de iglesias es para los débiles]

Los funerales nos proveen de las mejores oportunidades para proclamar el evangelio de Jesucristo, porque nos recuerdan que la muerte es “el fin de todos los hombres.” Brian Croft y Phil Newton conocen bien el evangelio, y en este libro nos comparten su experimentada sabiduría pastoral.

Tom Ascol, pastor de Grace Baptist Church, en Cape Coral, Florida, y director ejecutivo de Founders Ministries

Esta guía con fundamentos teológicos es digna de recomendación por la forma en que lleva a los lectores a comprender el papel central que el evangelio debe tener en los sermones fúnebres, las elegías, y la selección de la música. Es un libro digno de ser leído de manera cuidadosa y reflexiva por pastores, líderes de la iglesia, y estudiantes de seminario.

David S. Dockery, presidente de Union University

Brian Croft y Phil Newton son guías fieles y confiables, que están capacitados para ayudar al pastor con todo lo referente a la planificación antes del funeral y el cuidado pastoral después del funeral. El capítulo 3 es particularmente útil, ya que guía al pastor en la elaboración de mensajes centrados en el evangelio para varios tipos de funerales. En pocas palabras, este es el primer libro que los pastores deberían consultar para planificar funerales y para predicar en ellos.

Bruce Ashford, decano de The College at Southeastern y profesor asociado de filosofía y estudios interculturales en el Southeastern Baptist Theological Seminary

Este es un libro sobresaliente que desearía que hubiera estado disponible hace algunas décadas. Cada pastor, anciano, y hombre que se está preparando para el ministerio debería leer y aplicar los consejos que aquí se encuentran.

Paul Tautges, pastor-maestro en el Immanuel Bible Church, en Sheboygan, Wisconsin, y autor de Consuelo a los Afligidos

No todo lo que leas en Dirigir Funerales Centrados en el Evangelio encajará con cada situación pastoral o contexto cultural, pero cada pastor encontrará una muy necesaria guía sobre lo que se debe decir y hacer a medida que camina con cuidado y en oración a través de los campos minados de la pérdida, el luto y los arreglos funerarios.

David Murray, profesor de Antiguo Testamento y teología práctica en el Puritan Reformed Theological Seminary

Brian Croft y Phil Newton escriben a partir de su pasión por Cristo y su anhelo de ver a los perdidos salvados y a los creyentes edificados en Dirigir funerales centrados en el evangelio. Los pastores nuevos, se verán especialmente beneficiados por sus conocimientos prácticos con respecto a la planificación, la preparación, la predicación, y la práctica de funerales. Y los pastores veteranos serán desafiados a asegurarse de que los que se lamentan están siendo consolados con la Palabra de Dios pura, y con una clara visión de Cristo a través de las palabras y las acciones del pastor.

Andrew Davis, pastor principal de First Baptist Church, en Durham, North Carolina


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Publicaciones Faro de Gracia P.O. Box 1043 Graham, NC 27253 www.farodegracia.org

ISBN 978-1-629462-86-8

Originally published in English in the U.S.A. under the title:

Conduct Gospel-Centered FuneralsCopyright © 2014 by Brian Croft and Phil Newton. Previously published in 2011 by Day One Publications under the same title. Spanish edition © 2021 by Publicaciones Faro de Gracia with permission of Zondervan, 3900 Sparks Dr. SE, Grand Rapids, Michigan 49546. All rights reserved. Represented by Tyndale House Publishers, Inc.

©2021 Publicaciones Faro de Gracia. Traducción al español realizada por Victor Velasco; edición de texto, diseño de la portada y las páginas por Benjamin Hernandez. Todos los Derechos Reservados.

Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada en un sistema de recuperación de datos o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio —electrónico, mecánico, fotocopiado, grabación o cualquier otro— excepto por breves citas en revistas impresas, sin permiso previo del editor.

©Las citas bíblicas son tomadas de la Versión Reina–Valera ©1960, Sociedades Bíblicas en América Latina. © renovada 1988, Sociedades Bíblicas Unidas, a menos que sea notado como otra versión. Utilizado con permiso.

A nuestros padres,

Bill Croft y Joe E. Newton

Contenido

Prólogo

INTRODUCCIÓN

Capítulo 1: PLANEACIÓN (PHIL NEWTON)

Capítulo 2: PREPARACIÓN (BRIAN CROFT)

Capítulo 3: PREDICACIÓN (PHIL NEWTON)

Capítulo 4: EJECUCIÓN (BRIAN CROFT)

Agradecimientos

Apéndice 1: Ejemplos de sermones fúnebres (Phil Newton)

Apéndice 2: Ejemplos de elegías apropiadas (Brian Croft)

Apéndice 3: Ejemplos de música apropiada (Phil Newton con Jim Carnes)

Apéndice 4: Ejemplos de la estructura de un servicio funerario (Brian Croft)

EN OCASIONES LAS COSAS GRANDES vienen en paquetes pequeños. Sin duda alguna, este libro es un ejemplo de eso. Los ministros tienen dos oportunidades únicas para compartir el evangelio: cuando hay una boda, y cuando hay un funeral. La primera es casi siempre un momento feliz en el que se reúnen familiares y amigos. Sin embargo, la segunda oportunidad es un momento que tiene una mezcla de emociones y sentimientos diferentes. Evidentemente, la tristeza es algo que siempre está presente. El evangelio tiene un lugar apropiado en cada una de esas oportunidades, pero resulta ser mucho más necesario cuando somos confrontados con la muerte de alguien más y con la realidad de nuestra propia mortalidad. Las personas necesitan escuchar que hay esperanza en Cristo, que la muerte no es el final, que el pecado no tiene la última palabra. Con sabiduría y preparación cuidadosa, el ministro fiel debe ser capaz de señalarle a aquellos que están frente a él que la salvación sólo puede ser encontrada en Jesucristo. Debe llevarlos hacia una cruz sangrienta y hacia una tumba vacía. Debe predicarles la buena noticia del evangelio.

Y el objetivo de este libro es aclarar cuál es la manera correcta para hacer eso, y en ese sentido, Brian Croft y Phil Newton han logrado su cometido. Esta pequeña obra es pastoralmente rica, teológicamente fiel, y prácticamente útil. Es un libro que debería ser usado en institutos bíblicos y en seminarios, y debería estar en el librero de cada ministro que, como dijo John Baxter, predica como un hombre mortal que le habla a hombres mortales. Brian y Phil nos muestran cómo podemos ministrar a los que están heridos, a medida que les señalamos la victoria que tenemos en Cristo. Durante los tiempos de aflicción y tristeza, las personas necesitan escuchar acerca de Dios. Necesitan escuchar el evangelio.

Los funerales nos proveen de una rara oportunidad para hablarles de la verdad bíblica a muchas personas que nunca han leído la Biblia, que difícilmente asisten a la iglesia, o que hacen todo lo posible por evitar los asuntos espirituales. No debemos perdernos esta gran oportunidad que se nos ha dado como pastores y evangelistas. Este libro es un maravilloso regalo para el cuerpo de Cristo, que nos ayudará a honrar fielmente ambos llamados. Espero que tenga una amplia distribución. Me alegra poder darle mi más sincera recomendación.

Daniel L. Akin, presidente del Southeastern Baptist Theological Seminary, en Wake Forest, Carolina del Norte

¿Qué significa el término “centrado en el evangelio”? Es un término que actualmente escuchamos casi de manera incesante, pero eso no quiere decir que debemos suponer que todo el mundo sabe qué significa. Aquí tenemos una definición provisional: Centrarse en el evangelio es asegurarnos de que el fundamento de nuestra esperanza está arraigado en el plan misericordioso de Dios, a través del cual redime a los pecadores, quebrantando a Su propio Hijo en nuestro lugar, sobre una cruz; y proclamando el triunfo de Cristo en contra de la muerte a través de Su resurrección, y anunciando la promesa futura de nuestra propia resurrección cuando Cristo regrese.

En el contexto de un funeral, es muy importante estar centrados en el evangelio. Muchos pastores piensan que están siendo fieles al evangelio de Jesucristo, cuando en realidad no es así. Por esa razón decidimos escribir este breve libro. Existe una necesidad apremiante, no sólo de un libro que trate los asuntos prácticos relacionados con la organización de un servicio fúnebre, sino también de una guía que ofrezca una clara comprensión de lo que es el evangelio y su adecuada aplicación en el contexto de la muerte. Lamentablemente, es muy fácil confundir el claro mensaje del evangelio, incluso en el contexto de un funeral.

Los pastores frecuentemente oscurecen el evangelio cuando ofrecen los consuelos del cielo a las personas, sin explicar claramente cuál es la manera de recibir el cielo. El evangelio es distorsionado cuando el pastor predica acerca de la gloria eterna del difunto, sin que haya una clara evidencia de que esa persona fue transformada por el evangelio. El evangelio es presentado de manera contradictoria cuando el hombre encargado de organizar y dirigir el servicio fúnebre es una persona impaciente, sin amor, y sin interés por las almas de los familiares que han sufrido una pérdida. Como pastores, ambos compartimos la carga de ver el evangelio proclamado con claridad y sabiduría cuando se celebran los funerales. Nosotros hemos asistido a demasiados funerales en los que el evangelio ni siquiera es mencionado, y si fue mencionado, no fue presentado como el centro y la fuente de nuestra esperanza en Cristo. Lamentablemente, el evangelio de Jesucristo ha dejado de ser el propósito principal de los servicios funerarios, pero ahí es donde debería descansar nuestra verdadera esperanza. Centrarse en el evangelio es hacer que el evangelio de Jesucristo sea el propósito principal y el núcleo del funeral. Nosotros planificamos, preparamos, predicamos, y ejecutamos los funerales centrados en el evangelio de la misma manera en la que buscaríamos a Cristo y nuestra esperanza de salvación en Él, como el eje central de nuestras reuniones, nuestros hogares, nuestros matrimonios y todas las demás áreas de nuestras vidas. Los funerales plantean situaciones y desafíos únicos que pueden hacer que un pastor no esté seguro de cómo magnificar a Cristo entre la neblina de los detalles y las exigencias.

La intención de este libro es hacer algo más que simplemente informar al lector. Es verdad, vamos a cubrir aspectos de logística, dificultades, y asuntos prácticos relacionados con la organización y la dirección de un funeral. Sin embargo, también queremos mostrarles cuál es la manera de aplicar el poder del evangelio en medio de estos retos únicos. Así que, por ejemplo, si un funeral que tú estás dirigiendo es por causa de la muerte trágica de un joven que fue asesinado, te animamos a presentarle la esperanza de Cristo a sus familiares y amigos. Incluso cuando se trata de la muerte de un bebé, te animamos a exhortar a los padres para que miren a Cristo. Incluso cuando la familia del difunto esté teniendo conflictos entre ellos y el director de funerales no ha trabajado de la mejor manera posible contigo, te animamos a señalarles a Cristo en la manera en la que te conduces, de una forma que lo refleje a Él. Como ministros del evangelio de Jesucristo, nuestro principal objetivo (tal como lo planteamos en las páginas de este libro) es darle la gloria a Dios otorgándole la mayor importancia a Jesús en todas las circunstancias y situaciones, especialmente en los funerales.

Considera nuestras experiencias. Aprende de nuestros errores. Renueva un profundo amor por nuestro Salvador. Pero principalmente, queremos animarte a que el claro mensaje del evangelio de Jesucristo pueda y sea ministrado en cada funeral. Sé fiel y presenta claramente la esperanza que Jesús ofrece en Su muerte y resurrección.

Cuando escucha de aflicciones de cualquier tipo que vienen sobre los hogares, él [el ministro] no debe esperar a ser enviado, sino que debe apresurarse a ellos con los ricos consuelos que obtiene del evangelio.

Thomas Murphy, Pastoral Theology: The Pastor in the Various Duties of His Office [Teología Pastoral: El Pastor en los diversos deberes de su oficio]

LOS FUNERALES TIENDEN A LLEGAR a la puerta de un ministro con poco tiempo de anticipación. Aunque a veces se puede anticipar un funeral en el caso de una enfermedad prolongada, la mayoría de las veces ocurre de manera repentina e inesperada. Un accidente, un ataque al corazón, una enfermedad devastadora, un cáncer que crece rápidamente, una enfermedad que no se detecta a tiempo, un defecto de nacimiento, un suicidio: cualquiera de esas cosas tiende a llegar sin previo aviso. De manera que, un ministro del evangelio debe estar preparado.

Tu responsabilidad de Cuidado Pastoral

La principal responsabilidad del cuidado pastoral de la familia te pertenece a ti. Existen seis áreas de responsabilidad que necesitas considerar.

Ofrecer orientación y cuidado

La muerte de un miembro de la familia es un acontecimiento trascendente, es algo que provoca que los miembros de tu iglesia tengan la necesidad de ser pastoreados y orientados. Es un tiempo para aplicar el evangelio y sus promesas para ayudar a la familia afectada a conducirse a través de las aguas bravas y agitadas por las cuales tienen que navegar. Una de las familias de nuestra iglesia atravesó por una prueba difícil cuando vieron a su hijo recién nacido sufrir, por causa de un defecto de nacimiento que no fue detectado a tiempo. Ellos pasaron más de tres meses en un hospital infantil local, en los que tanto la mamá como el papá estuvieron constantemente al lado de su hijo. Yo los visitaba frecuentemente, y siempre leíamos las Escrituras, hablábamos de las promesas de Dios, meditábamos en el evangelio, y orábamos por ellos y por su pequeño niño. Derramamos bastantes lágrimas durante ese tiempo, y mi esposa y yo estuvimos con ellos cuando él exhaló su último aliento. En ese momento fuimos consolados por la suficiencia del evangelio. Después de eso, cuando dirigí los dos servicios fúnebres en memoria de este pequeño niño (uno en nuestra iglesia, y otro en el pueblo natal del padre, que se encuentra a varias horas de distancia), tuve la oportunidad de entablar conversaciones pastorales con la familia. Todos nos gloriamos en el evangelio de Cristo, y a pesar de la intensa tristeza que sentíamos por la pérdida, encontramos consuelo en la obra de Jesucristo.

Ofrecer Consuelo a través de la Palabra y Tu Presencia

Proporciónales consuelo a través de las Escrituras y a través de tu presencia física. El simple hecho de estar presente es algo que significa mucho para la familia afectada. En ocasiones el ministro piensa que necesita llegar con una frase apropiada o con un dicho sabio para ayudar a la familia enlutada. Pero en lugar de eso, es mucho mejor que el ministro les ofrezca su presencia consoladora, como uno que ama y cuida a la familia. Escúchalos, ofrece un brazo de consuelo sobre sus hombros, lee la palabra de Dios y ora con ellos. Todo eso será más significativo que una frase ingeniosa. Es muy poco probable que recuerden las cosas que les digas, pero ellos nunca van a olvidar que estuviste presente junto a ellos en el momento de su pérdida. Es mucho más probable que lo que se quede guardado en su memoria sean las palabras de un texto bíblico en particular que tú escojas para compartir con ellos, algunos miembros de la familia enlutada pueden llegar a recordar esos pasajes años más tarde. Hace poco experimenté eso, cuando uno de los miembros más antiguos de nuestra congregación me recordó un texto en particular que yo le había leído hace muchos años cuando estaba pasando por un periodo de duelo. Yo ya me había olvidado por completo de eso, pero ese recuerdo permaneció en su memoria durante muchos años.

Representar a Cristo, a la Iglesia, y al Evangelio

Como ministro del evangelio, tú representas a Jesucristo, a la Iglesia, y al evangelio que proclamas. El ministro representa visiblemente el ministerio de Cristo delante de la familia. Tu trabajo no es reemplazar a Cristo, ¡eso nunca podría ocurrir! Pero tú estás llamado a presentarte como uno que ha estado en la presencia de Cristo a través de la palabra y la oración, y que en ese momento está ahí para apoyar a la familia afligida. A menudo, los pastores son los primeros en estar presentes en los momentos de aflicción y los primeros en aplicar el evangelio a sus circunstancias para ayudarles a avanzar en esperanza y fe. Los ministros también deben estar atentos a las formas en que otros miembros de la iglesia pueden ayudar a una familia en apuros, ayudando al cuerpo a brindar atención a sus miembros necesitados.

Como uno que representa al evangelio, el ministro nunca debe conformarse con decirle a la familia lo que cree que ellos quieren oír. En primer lugar, un ministro del evangelio debe ser fiel al evangelio de Jesucristo. Una vez yo dirigí un funeral de un hombre que había sido una persona muy activa hasta que un cáncer avanzado lo atacó. Justo unos cuantos meses antes de su muerte, este hombre lucía bastante joven, a pesar de que tenía más de setenta años. Uno de los pastores en el funeral, en lugar de ir directo a las promesas del evangelio, torció un conocido pasaje del evangelio, de manera que se acomodara a lo que él creía que complacería a la familia y a los amigos del hombre. Él citó Juan 3:3 (“el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”) y contó la historia de la visita de Nicodemo a Jesús. Sin embargo, en vez de hablar del nuevo nacimiento, les dijo a los presentes: “Aquí podemos ver que Nicodemo quería seguir siendo joven. Él fue a ver a Jesús porque quería seguir viviendo una vida plena y juvenil.” De manera que, un sermón que tenía que hablar acerca de la necesidad de nacer de nuevo, terminó siendo torcido al grado de que se convirtió en una aprobación para buscar un estilo de vida juvenil y atlético. Este pastor elogió al difunto como a alguien que compartía el espíritu encarnado en Nicodemo, aprobando su deseo de vigor juvenil. No hace falta decir que me entristeció que ese hombre hubiera torcido y degradado el evangelio en lugar de aplicarlo para el consuelo de la familia.

Declarar la Suficiencia del Evangelio

Un ministro debe centrarse exclusivamente en el evangelio. Y al decir eso, no me refiero a que debes explotar el proceso de duelo con el único propósito de hacer evangelismo. El evangelismo como tal debe estar presente durante este tiempo de cuidado pastoral, pero el objetivo principal del ministro es ayudar a la familia a entender que el evangelio está relacionado con la vida y la muerte. El mismo evangelio que nos produce alegría en la vida nos produce alegría cuando enfrentamos la muerte. Como el Hijo encarnado, Jesucristo triunfó sobre la muerte, liberando de la esclavitud y el temor a la muerte, a aquellos que confían en Él (Hebreos 2:14-15). La tarea del ministro es ayudar a la familia a vivir en esta verdad.

Pero, ¿qué hacemos cuando el difunto era un no creyente? ¿Cómo es que, en nuestro papel de ministros, podemos ofrecerle esperanza a la familia? En primer lugar, necesitamos ser muy cuidadosos de no predicar como si el difunto estuviera en el cielo. Si el difunto nunca dio fruto o evidencia de conversión, debes ser precavido y no debes dar por hecho que la persona era un creyente. Al mismo tiempo, debes aprender a caminar sobre la cuerda floja de no juzgar el estado eterno de un individuo. Si el difunto había profesado que era cristiano, pero mostraba poca evidencia de eso, puedes referirte a la profesión de fe de esa persona, pero debes hablar de manera cuidadosa, evitando declarar confiadamente que esa persona ya está en el cielo. He estado en muchos funerales en los que había muy poca evidencia de que el difunto tuviera una fe genuina. Sin embargo, debemos reconocer que, en última instancia, eso no es algo que nos toca juzgar a nosotros. Así que, yo puedo decir: “El Sr. Brown profesó a Jesucristo como su Salvador cuando era joven”, y después evitar mencionarlo de nuevo. O podría elegir la opción de compartir una conversación que tuve con su esposa o con alguno de sus familiares con respecto a eso: “Sally me habló de un tiempo, hace algunos años, en el que el Sr. Brown profesó la fe en Cristo; y nos alegra saber eso.” En otras palabras, no podemos decir más de lo que el difunto afirmaba con respecto a su relación con Cristo. Pero si el difunto dio un mal testimonio del evangelio a través de su estilo de vida (a pesar de su profesión de fe) sería mejor evitar cualquier referencia a su supuesta profesión de fe, para evitar que aquellos que están escuchando se confundan con respecto a las demandas del evangelio.

Y de manera similar, ¡también debes abstenerte de predicar acerca de la condenación eterna del difunto! Yo recuerdo una ocasión en la que estaba trabajando para mi padre en un funeral en el que un ministro utilizó un lenguaje bastante claro para afirmar que el difunto en ese momento estaba sufriendo el juicio eterno1. Ese hombre matizó ligeramente la terminología de juicio, pero fue suficientemente claro como para que todos entendiéramos a qué se estaba refiriendo. Y probablemente tenía razón, aunque yo me pregunto qué tan prudente fue que él hiciera una declaración como esa en ese preciso momento. La mayoría de los asistentes bajo ninguna circunstancia presuponía que ese hombre había sido recibido en la presencia de Cristo. Y en ese caso, el predicador más bien pudo haber dicho de una manera más prudente: “Sólo aquellos que han confiado en Jesucristo y en Su obra redentora estarán por siempre en Su presencia,” o algo parecido a eso. Debemos aprender a no poner el énfasis en el difunto, sino en las personas vivas que están presentes, con la intención de instarlos a confiar en Cristo.

Construir Relaciones Más Profundas

La muerte de una persona nos provee de una maravillosa oportunidad para desarrollar relaciones más profundas, a través de ministrar a la familia nuclear y la familia extensa. Al caminar con los miembros de mi congregación a lo largo de su aflicción, he formado relaciones más cercanas con ellos. Rara vez se ponen a la defensiva en momentos como esos. Su dolor sale a la superficie a través de comentarios que nunca hubieran hecho si se encontraran en una circunstancia diferente. Como ministro, tienes la oportunidad de ver a las personas tal como son, sin filtros. Y puedes llegar a escuchar cosas que te sorprenden; o puedes llegar a ver actitudes que nunca habías notado en ellos. Así que, aprovecha esos momentos para edificar tu relación con ellos. El periodo de duelo como tal no es el mejor momento para corregir esas áreas en las que las personas necesitan santificación, y que emergen en la vida de un miembro de la iglesia. Pero a medida que pasa el tiempo, en las semanas y los meses posteriores, un ministro vigilante buscará la manera de aplicar la enseñanza de las Escrituras a los problemas que alcanza a reconocer en las vidas de la familia en duelo. Puedes recomendarles la lectura de ciertos libros que ayuden a la persona a dirigirse hacia un mayor desarrollo espiritual. O tal vez puedas hacer que la persona afligida se relacione con otras personas de la iglesia que puedan animarla en la fe.

Estar Listos para Ofrecer Consejería a Largo Plazo

La conclusión de un funeral no es el final de nuestro cuidado por la familia. El dolor de una familia puede permanecer sensible durante semanas, meses e incluso años después de la muerte de un miembro de la familia o un ser querido. Una palabra oportuna, una visita, una llamada telefónica, un correo electrónico, o una nota son cosas que, después del funeral, serán apreciadas y bien recibidas por los familiares del difunto. Ofrece un mensaje de aprecio en el día del aniversario de la muerte del ser querido, y tu consideración y cuidado serán verdaderamente apreciados por la gente.

Hacer y llevar a cabo los preparativos del funeral

Hay muchos detalles que debemos tener en cuenta para la planificación de un funeral. Como ministro, también debes estar consciente de las acciones apropiadas que servirán de la mejor manera a la familia afligida. A continuación, con la intención de brindarte dirección al respecto, se presenta una lista de las cosas apropiadas que se deben hacer y de las que no se deben hacer en un funeral.

Lo que se debe hacer

1.TRATA de estar con la familia tan pronto como recibas la noticia de la muerte de su ser querido. Tu cálida presencia y tus palabras tiernas pueden ser justo lo que la familia necesita. Tu visita no tiene que durar mucho tiempo. Muchas personas prefieren la privacidad cuando pasan por momentos de aflicción, así que, trata de ser sensible a eso. Planea permanecer en contacto con la familia, por medio de llamadas telefónicas y visitas. Lleva contigo a otro anciano o diácono que sea sensible para con los afligidos, para que ellos puedan recibir más consuelo, y también podrías llevar personas a las que puedas entrenar en el cuidado de los afligidos.

2. OFRECE ayuda a la familia en lo que respecta a recolectar información referente a la preparación de funerales. Ofrece apoyo para conseguir a las personas que cargarán el féretro, y para hacer llamadas telefónicas en nombre de la familia, cuando sea necesario. Habla con ellos acerca del lugar en el que será el funeral y has planes con respecto a la música del servicio fúnebre.

3. MOVILIZA a la iglesia-familia para que participen contigo en el proceso de velar por las necesidades de la familia afligida. Ofrece ayuda para organizar a las personas que puedan proveer comida, hospedaje para los familiares que vienen de otra ciudad, o ayuda para preparar las casas que recibirán huéspedes o que proveerán cuidados para niños pequeños. Los líderes de los grupos de estudio bíblico o de los grupos pequeños de la iglesia posiblemente estarán dispuestos a participar en el cuidado de los familiares. Haz las llamadas telefónicas correspondientes para asegurarte de que los líderes están movilizándose.

4. OFRECE de manera amable algunas sugerencias para hacer que el servicio fúnebre le dé la mayor honra a Cristo. Un ministro podría decir: “Yo sé que tienen demasiadas cosas en la mente por causa de los preparativos para el servicio fúnebre. Si la familia está de acuerdo, ¿me permitirían sugerir que durante el servicio cantemos como una congregación y leamos algunos textos bíblicos centrados en el evangelio? Si podemos tratar de realizar un servicio de adoración abreviado, yo creo que ustedes tendrán un gran consuelo al pensar en Jesucristo y Sus promesas.” A veces la selección de canciones puede restarle valor a la buena noticia de Jesucristo. En ocasiones el ministro no será capaz de persuadir a la familia para que eso no ocurra, pero al menos debe hacer el intento de presentar buenas sugerencias de música y pasajes bíblicos. Involucrar a la congregación en el canto ayuda a promover el evangelio, siempre y cuando se seleccionen los himnos apropiados.2

Una vez dirigí un funeral de una mujer anciana que fue católica durante toda su vida. Su hija y su yerno se habían convertido radicalmente a Cristo y se habían hecho miembros de nuestra iglesia. Cuando platicamos acerca del servicio, yo sugerí que cantáramos un par de himnos. Sabíamos que la asistencia al funeral sería escasa, pero también sabíamos que habría un gran número de no creyentes. Así que, intencionalmente escogimos himnos centrados en el evangelio, que nuestros miembros conocen muy bien. (Sí, me doy cuenta de que muchos incrédulos no están acostumbrados a cantar en una iglesia, pero ¿por qué no darles la oportunidad?) Después, habiendo escuchado los cantos y la predicación del evangelio, una de las amigas de la difunta señora le dijo a su hija (una fiel creyente) que necesitaba hablar con ella. Y le dijo: “Me parece que creo lo que escuché hoy”

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