Kitabı oku: «Reflexiones para no morir»

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© Carmen Azparren Caballero

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ISBN: 978-84-1386-512-6

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Prólogo

Mucha negatividad imperante en ese año que se fue; muchas consecuencias abrumadoras y nefastas que afectaron a diestra y siniestra de nosotros, a conocidos y extraños, cercanos y lejanos; nadie salió ileso.

Y remando desde esa oscuridad, aparece a la luz de este nuevo año Reflexiones para no morir de la querida escritora española Carmen Azparren Caballero; un libro que alberga toda la luz que un alma puede poseer por la gracia divina.

Las palabras de Carmen se encarnan y prácticamente son como oraciones al gran Mensajero Bahá’u’lláh, o Gloria de Dios, como bien dice Su nombre, ya que, en la misma recordación de Su Nombre Glorioso, se halla la sangre y la pluma de la autora.

«Podría hablar de amor, pero preferiría que lo sintieras»

Sus observaciones sagaces y certeras destellan tanto en su prosa, como en sus versos; son estiletes que se incrustan en la médula del entendimiento, cuando uno desea entender, claro está; nos invita a reflexionar sobre nuestro propósito, la vida, el amor, el servicio, la muerte, son todos atisbos de lo que nos hace humanos y que lamentablemente vamos perdiendo día a día un poco más cuando tan solo contemplamos lo físico del ser.

Este libro nos muestra el camino que nos acerca a esta humanidad cuasi perdida, a la humanidad verdadera del amor divino, de lo primordial, en el recuerdo del Creador que provee infinitamente todo ese amor.

«No es posible extinguir el fuego de Dios»

Hay luz, mucha luz en este libro, en consecuencia, es un faro que se vislumbra brillante y cálido entre la densa penumbra que abraza a la humanidad de hoy; es un manual, un verdadero catecismo para el encuentro de uno y a raíz de ello, al encuentro con toda la humanidad en su diversidad y nos enseña a ser partícipes de la unidad redentora.

En sus pasajes encontramos enseñanzas del Mensajero divino Bahá’u’lláh, (siglo XIX) profundizadas con la palabra amena, segura, elocuente y poética de nuestra Carmen. En sus páginas hay verdaderas certezas, todo en procura de la recuperación de esa humanidad ausente en muchos, ya que sin esa humanidad somos simples objetos destinados a la autodestrucción y al olvido. Es imperante recuperar la esencia de lo divino, el don con el que todos nacemos; es importante abrir los ojos del alma y el tercer ojo para que así, con todos los sentidos bien despiertos, podamos embebernos de dicha esencia, la gracia de ser humano, la gracia de SER, con el objetivo prístino del: «porque fuimos creados en esa unidad con Dios».

Aquí encontraremos ciertas respuestas, ciertos caminos, cierta manera de actuar y afrontar ciertas realidades. Encontraremos a Dios mediante el intenso amor de Bahá’u’lláh a través de la pluma y la voz de Carmen, que se despoja de su vestimenta de poeta y escritora, y se viste con las túnicas resplandecientes de lo místico y lo sagrado.

«Bendito es aquel que recuerda a sus padres cuando comulga con Dios»

Sin embargo, en estas Reflexiones para no morir Carmen no olvida la poesía, ya que, en ciertos capítulos, como el dedicado a su padre, el querido don José Azparren, podemos deleitarnos con la profundidad de sus versos; hay poesía a lo largo de este maravilloso libro, haciéndolo apto para todos los gustos, sin olvidar el objetivo principal del mismo: recuperar a la humanidad por encima de cualquier otra cosa.

Estimado lector, tienes en tus manos un libro luz, haz que se propague a través de ti para que pueda llegar a todos los lugares y encender la llama de la espiritualidad, ya que, unidos todos, podremos ayudarnos a salvar este mundo en peligro de extinción.

¡Bienvenido seas a estas páginas! Namasté.

Santiago Morinigo

Buenos Aires – Argentina.

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«La veracidad es la base de todas las virtudes humanas».

Bahá’u’ lláh.

No hay mayor efecto en el conocimiento de uno mismo, que el que produce ser conscientes y usar acertadamente los dones que portamos dentro de nosotros.

La veracidad, junto con la justicia y la humildad, representan un trío de amor que enciende la vida y la eleva hasta caminos insospechados y desconocidos por muchos.

No hay verdad a medias, ni se puede disfrazar de piadosa. La mentira piadosa sigue siendo una mentira en toda regla. Es mejor callar que mentir.

No hay compasión que valga en una piadosa mentira; sigue siendo eso, una mentira.

Las personas agradecen la veracidad como no podemos imaginar.

Ante la muerte, o ante una grave enfermedad, un ser debe prepararse interiormente, cosa que jamás puede hacer si está ignorando su estado.

Pensamos que es muy fácil decirlo, pero yo aseguro que no es tan difícil hacer.

He tropezado a lo largo de toda mi vida con obstáculos impensables, los cuales, algunas veces, me han hecho pensar que sería incapaz de superar sin ayuda, pero he usado siempre la firmeza y una mente lúcida (gracias a mi Dios) para sanear cualquier dificultad y verla como un aprendizaje.

Somos los humanos seres de infinita luz pero también, algunas veces, nos arrastran indebidamente nuestras fantasías mundanas, nuestros bajos instintos, nos dejamos contagiar por el odio, la ira, la envidia y las injusticias y esto hace que nuestros dones se oculten como el agua transparente bajo el barro acumulado.

La cuestión es ir limpiando poco a poco todo ese lodo que no nos permite ver ni sentir la belleza que somos.

¿Cómo hacerlo?, preguntáis muchos.

Pues ni más ni menos que usando el amor por nosotros mismos y dejando atrás todo lo demás.

Uno quiere vivir tranquilo, pero ignora cómo conseguir esa tranquilidad que todos merecemos como seres elevados.

He aquí la respuesta:

Usa los valores que albergas.

Limpia tu espejo interior del barro que no le permite reflejar la luz.

Permite que el universo premie tus mejores acciones.

Y vive como si todo en ti fuera un eterno milagro.

1

«La oración es una escalera de ascenso al cielo del conocimiento divino».

Bahá’u’lláh.

Hay personas que leen y leen oraciones y dicen que están orando.

No saben que orar provoca un sentimiento desconocido que cambia pensamientos, sentimientos y entornos.

La oración es indispensable para el humano porque, al ser duales (cuerpo y espíritu), hemos de bañar y alimentar todo nuestro Ser, lo mismo físico como espiritual.

Cuando el sentimiento no aparece, no hay oración posible.

Leer y leer de la boca hacia fuera no cambia nada; ya puede uno estar recogido en un lugar sagrado, en su casa, o en la calle; si no nace una emoción, una certeza, una seguridad de protección, o algo que nos haga entender que las palabras han sido escuchadas, si no se siente alivio, descarga de pesares y seguridades, esas palabras, aunque sean sagradas, no van a tener ningún efecto sobre nosotros y mucho menos sobre otros.

Las promesas existentes en las plegarias no tienen ningún sentido cuando se dicen con pensamientos o acciones sucias.

Cada día debemos de revisar nuestro interior para entender y cambiar todo lo que hacemos mal, ya sean pensamientos, sentimientos, acciones, deseos, necesidades mundanas, o lo que quiera que sea.

Cuando hay estas cosas, o se ora para cambiar, o no hay oración posible que valga de nada.

Meditemos sobre cómo orar para poder tener acceso al universo latente que, como mortales que somos, albergamos en nuestro interior.

2

«La bondad hay que adorarla y hay que demostrarla al par».

Quien sabe que su interior está manchado de sombras y la fealdad lo asombra llamándola su verdad, complicado porvenir le espera en el otro lado, que su corazón helado no sangrará en la verdad.

Si la cabeza no amuebla, vacía estará la frente, hueco abrirá al delincuente y no hallará disciplina en el zarzal de su mente.

Uno cree que bondad se demuestra externamente y no piensa que el azar lo llama a ser intendente de su interior transparente en aras de compartir. Gran tormento es existir en brazos de una mentira que en la clara realidad es conciencia consentida que nadie ya quiere ver.

La luz volvió para todos; pero en un país de ciegos vino su pliego a extender y pocos quieren creer lo que la paz solicita en la diáfana salita del trono del corazón.

*Bahá remueve sentidos, es aliento repentino, fiel compañero, adivino de pesares y lamentos; maestro de ceremonias en el variar de la vida y sanador de la herida que el tiempo nos va dejando.

Es amor enteramente desde el cuerpo hasta tu alma que llama, llama, que llama a ese dios desconocido que trastoca tu sentido volviéndote al interior.

Uno clama a nuestro Dios, el Dios de todo mortal, y se muere en un portal de la calle del desierto… Su cuerpo camina muerto en la arena de los grillos y mil quinientos cerrojos encierran su condición. Dormido en ese colchón del desánimo y los ruidos no percibe los latidos en aura de decepción y dice: «Soy alarido… pero no hay contestación».

Dentro de su pecho, amigo, existe un trono vacío, lo cubre el lodo baldío de sus acciones perversas y no pretende limpiar la casa de aquel *Amante que vierte luz de bramante e instinto de ruiseñor.

Desciende luego el *Fulgor con nuevas invitaciones para morar en la cumbre de un excelso corazón, pero al hallar la cortina, o el velo de una impresión, vuelve a la casa de todos y no informa, de momento… Oculta su decepción.

Uno vive en las tinieblas perdido entre los zarzales de todos los arrabales y esquinas contradictorias. No quiere ver la victoria que, con trabajo y esfuerzo, desde el día hasta el almuerzo teje su ángel de amor; y se convierte en cantor, guerrero y sucio cautivo llamándose vivo, vivo, entre gritos de traidor.

Ay, la fiel generación que en el siglo XIX supo que en el alma llueve cuanto más te adoran… Sí.

Las penas y los pesares son lecciones que uno mismo se impone para crecer en el arte de querer vivir sin más, plenamente.

Dibuja el alma en la frente el valor del buen hacer, la dicha de contener y el fruto que al contener, cual árbol porta en sus ramas, la semilla que en los frutos mañana se han de volver…

3

Pesan las ramas… Sí pesan; y se encorvan de dolor esperando que el *Azor y el Dueño de la cosecha vengan a apagar la brecha descargando su dolor.

Porque no hay pena sin gloria, ni viento sin calma amable.

No hay desventura que dure, ni ventura que te asista.

Si uno vive entre la arista del pliego sin escribir, jamás podrá percibir la oculta letra formada en el filo de la espada que lo empuja a ser veraz.

Teje la araña una tela para alimentar sus crías…

El río regresa al mar sabiendo que es su Señor…

El ave canta en las ramas del árbol de los sentidos y hace de sus hojas nidos plenos de paz y esplendor…

Y el hombre, que es portador del paraíso en la tierra, se entrega a la torpe guerra y se llama un buen señor.

*Bahá: Referente a Bahá’u’lláh o la Gloria de Dios. Última Manifestación divina llegada en el siglo XIX.

*Fulgor: Referente a la luz divina que desciende en cada uno de nosotros internamente.

*Amante: Se refiere a la Manifestación divina que desciende para aconsejar y morar en los corazones de los sinceros.

*Azor: Es un pájaro, pero en este caso lo identifico con las alas espirituales que el humano tiene para volar por sí mismo y que algunas veces ignora.

4

«Por tanto, es urgente que se publiquen artículos y libros beneficiosos, en los que se establezca de forma clara y concluyente cuáles son los requisitos actuales del pueblo y qué es lo que conducirá a la felicidad y avance de la sociedad. Tales obras deberían ser publicadas y distribuidas por la nación, de modo que al menos los dirigentes del pueblo despierten en alguna medida y se alcen a ejercitarse a tono con lo que habrá de reportarles honor eterno.

La publicación de pensamientos elevados es el poder dinámico en las arterias de la vida; es el alma misma del mundo.

Los pensamientos son un mar sin límites, y los variables efectos y condiciones de la existencia son como las formas separadas y límites individuales de las olas; hasta que el mar no se encrespe, no se levantarán las olas para esparcir sus perlas de conocimiento en las playas de la vida».

‘Abdú’l-Bahá.

5

Poema dedicado a los ángeles de compañía que, por tener cuatro patas, algunas veces, son despreciados y maltratados por aquellos que se hacen llamar «hombres».

«Enseñad a los niños a ser extremadamente amorosos con los animales, si tienen sed que les den de beber, que los alimenten si tienen hambre».

‘Abdu’l-Bahá.

Un profundo sentimiento en el azul matinal.

Murmullos de cercanía, sin pausas para pensar.

La flor en la boca prende cual sinfonía gloriosa,

y al par se acerca golosa para recibir cariño.

Un velo sutil de armiño es toda su protección;

ya que sabe la lección de otros hombres despiadados

que dejaron en su piel recuerdos, años pasados.

Mano que se acerca al hombro, que reclama tu atención.

Susurros que al corazón hacen temblar de alegría.

Ojos que miran de frente sin saber de la maldad

que en otra cercana edad lo llamaron «penitente».

Aliento en aliento y beso que deja el alma vibrante.

Fiel amigo y caminante en estrechez y en riqueza.

Cabeza de gladiador cuya sonrisa engrandece

el corazón del que crece sabiendo ciertas verdades.

No hay queja en pecho, ni en cuerpo, ni por canas, ya de viejo,

ni en la juventud inquieta de carreras vespertinas.

Carrusel y sonatinas, trompetas anunciadoras…

¡Qué bellas fueron las horas que dormiste aquí a mi vera!

El invierno y su nevera fueron luz, que en primavera,

bajo acentos soñadores, ronroneando al calor del fuego de una costumbre, supo apagar esa lumbre de insensatez y desprecio.

Y es que… Todo tiene un precio, que has de pagar cuando, al fin,

se vuelva tu cuerpo polvo; y en una caja olvidada, entre tierra por ti hollada, donde no dejaste huella, en mentes desordenadas, vas a entender que tu alma, no era nada, nada, nada… cuando no aprendió a querer, ni a honrar al ángel cercano que fue tu lección y arcano cuando tú fuiste de piel.

6

«En el reino del alma hay cielos que dominan al cielo de este mundo».

Rumi.

GUERRERA

Cuando una noble guerrera, rodilla en tierra reclina, su mente y su alma adivina lo que puede acontecer.

No es de magos entender lo que la acción necesita; mucho trabajo amerita, y atención, y fiel constancia, aquel que en afán certero luminiscencia suscita en la frente de otro ser.

Rompe con fiera catana los nudos que la mantienen presa en las garras mundanas sin poderse deshacer.

El universo la dota de todo lo necesario y es un ángel que a diario la viene siempre a atender.

El trabajo es fiel servicio y sabe orar a la vez. No hay oración que no llegue al punto de amanecer.

La paz, bendita su esencia, y la luz de otro lugar, marcan y cubren al par, con siete velos de seda su constancia y su tesón en la guerra de los mundos.

Amor, respeto, paciencia, se van uniendo a la ciencia del saber estar y ser.

Pude contemplarla ayer sumida en su claro velo protegida del desvelo que trae consigo el mundano llamándolo su verdad.

Guerrera que en tierra vas uniendo mil corazones…

Guerrera que de ambiciones tan solo el cielo te dota…

¡Oh, guerrera de blasones y de banderas altivas, que ignora las diatribas que en la arena dejan huella!

Libre y feliz cual estrella de nueve puntas que al viento, en poema y sin aliento, pretendes dar a entender.

Por ti quiere florecer el ángel de la armonía. Por tu simpar melodía luce el sol del mediodía en las almas perturbadas.

Y en el intrépido vuelo que de mentira parece, inmenso amor crece y crece… divina y fiera mujer.

7

«El hombre es una mina rica en gemas de inestimable valor, solamente la educación puede hacer que revele sus tesoros y permitir a la humanidad beneficiarse de ellos».

Bahá’u’lláh.

¡Había una luz tenue, tan diferente en su mirada!

Los que la conocían bien sabían que, para ella, la amistad era el mayor tesoro que un terrestre puede poseer en el recinto corpóreo donde nos mantienen encerrados para aprender a usar correctamente todos esos valores que albergamos dentro.

Nadie podía acceder a su sabiduría interior, salvo aquellos que la amaban incondicionalmente, y aun así, se envolvía con los velos de lo oculto, ya que las experiencias de cada uno solo sirven a cada uno; así que no era amiga de relatar sentimientos vividos más allá de su vida terrestre y pasada.

Experiencias hermosas dejaban entrever, tan solo en sus ojos, la fuerza y el carisma de quien no teme a nada, ni a nadie, de quien busca y halla la serenidad y el juicio, en otro lugar, para no perderlo entre la arena desierta de aquel mundo donde ahora, nuevamente por un tiempo, le tocaba vivir.

Había renacido libre de apegos y de egos y su mayor energía se la daba el poder ser útil al resto de la humanidad doliente. En su mundo etéreo no existía la envidia, ni el rencor; todos sus habitantes se alegraban y festejaban el progreso de uno de ellos y hacían fiestas de unidad, concordia y amor infinito. Pero claro, en el mundo de las luces de neón nadie quería escucharla.

Había cierto temor en la actitud de quienes se acercaban a ella en busca de consejo, pero una vez dejaban atrás sus miedos, la calma llegaba instantáneamente y la escuchaban con el arrobamiento de quien no tiene más que hacer.

La vida era densa en aquel lugar y, de vez en cuando, tenía que salir de allí mediante unas alas transparentes y ocultas que portaba consigo. Buscaba la compañía de sus maestros y guías para saber comunicarse correctamente con los terrestres y advertirles que debían de aprender a poner en práctica sus valores si no querían que su mundo los atrapara en la jaula del desconcierto.

8

Pero, ay, los humanos no querían sacrificios; y sacarlos de su comodidad adquirida era un pecado mortal; se escapaban de todo lo que fuera reformarse y crecer; así que solicitaba el buen consejo de sus amigos para poder formar a alguien más y pudiera, Dios mediante, ser un nuevo ángel, un maestro de la verdadera luz.

Al principio se les otorgaría unas alas de agua para que aprendieran a acumular en ellas todo el dolor y las acciones negativas que habían acumulado al vivir en la tierra, y cuando ya, mediante su esfuerzo y disciplina, hubieran soltado todas las lágrimas que dichas alas contenían, aprenderían a volar de verdad, desprendiéndose de toda la inquina y el resentimiento que albergaban.

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