Kitabı oku: «Soy activista»
Texto © Caroline Paul, 2018
Ilustraciones © Lauren Tamaki, 2018
Esta traducción de You Are Mighty publicada por Editorial Flamboyant ha sido posible gracias al acuerdo con Bloomsbury Publishing Plc.
De esta edición © Editorial Flamboyant, S. L., 2020
Bailén, 180, planta baja, local 2, Barcelona (08037)
Todos los derechos reservados.
Traducción del inglés © Diego de los Santos Domingo, 2020
Corrección de Raúl Alonso Alemany
Primera edición: junio de 2020
Primera edición digital: mayo del 2020
ISBN: 978-84-17749-87-3
Producción del ebook: booqlab.com
@flamboyanteditorial
A MI MADRE, LA PRIMERA ACTIVISTA QUE HUBO EN MI VIDA
ÍNDICE
Nota de la autora
Introducción
1) Cambia de hábitos
2) Haz una pancarta
3) ¡Inicia una petición!
4) ¡Ofrécete voluntario!
5) Recauda dinero
6) Escribe una carta
7) Habla cara a cara
8) Boicotea
9) Usa las redes sociales
10) Graba un vídeo
11) Haz teatro de guerrilla
12) Sé los medios de comunicación
13) Escribe un libro
14) Inventa algo
15) Llévalos a juicio
16) Marcha
17) Para
18) Haz una sentada
19) ¡Ponte manos a la obra!
Agradecimientos
Breve nota sobre las autoras
NOTA DE LA AUTORA
Querido lector:
Los niños tienen el poder de cambiar el mundo.
Ya sé que esto no te sorprende. Después de todo, has estado defendiendo lo que te gusta y lo que no desde que aprendiste a hablar (puede que incluso antes, si gritabas lo bastante alto). Has estado diciendo no (a los cortes de pelo, a las vitaminas, a los largos viajes en coche) y sí (a los helados, a los cachorritos, a esas zapatillas tan chulas) durante casi toda tu vida. Eso se te da de maravilla.
Tienes muchas habilidades que has ido perfeccionando mientras cambiabas tu mundo. ¿Y si las empleas para cambiar el mundo?
Malala Yousafzai, de Pakistán, ganó el Premio Nobel de la Paz con diecisiete años; problablemente, eso hizo que muchos adultos se cayesen de culo. Pero ¿por qué se sorprendieron? Malala comenzó a luchar por los derechos de las niñas como ella cuando tenía solo once años. Dijo no (a la opresión) y sí (a la educación para las niñas), dijo lo que pensaba sobre el bien y el mal, la justicia y la injusticia, ¡a pesar de las amenazas de muerte e incluso tras sufrir un atentado contra su vida! Ya ves que no estamos hablando de cortes de pelo y ropa guay. Estamos hablando de superhéroes. Pero Malala, a pesar de su integridad y su deslumbrante valentía, solo es humana, así que mejor no la llamemos superheroína.
Llamémosla activista.
Este libro no te dice qué debes defender ni contra qué debes luchar. Tampoco define lo que está bien y lo que está mal, porque eso tú ya lo sabes. Este libro te ofrece muchas de las cosas que vas a necesitar en tu búsqueda de justicia (menos la capa, que tendrás que conseguir por tu cuenta).
Gracias de antemano por cambiar el mundo.
Atentamente,
Caroline Paul
La autora
FEUDALISMO EDAD MEDIA
SUFRAGISTAS COMIENZOS DEL SIGLO XX
DERECHOS CIVILES AÑOS 60
GUERRA DE VIETNAM AÑOS 70
SALVA A LAS BALLENAS (AHÍ SEGUIMOS)
CARRERA ARMAMENTÍSTIC AÑOS 80
DERECHOS QUEER, COMIENZOS DEL SIGLO XXI
PAZ EN MARTE 3012
INTRODUCCIÓN
Bienvenido a este manual sobre cómo convertirte en un activista. Has abierto estas páginas porque tienes una misión: cambiar el mundo. Y AHORA es el mejor momento para hacerlo.
Quizá te de rabia una injusticia. Quizá te asuste una situación de la que has oído hablar. Quizá te emocione apoyar una causa en la que crees. Todos estos sentimientos son normales. Es más, estos sentimientos te dan poder.
Este libro te ayudará a canalizar tus sentimientos para pasar a la acción. Te ofrece una sencilla lista de tácticas que otros jóvenes como tú han usado de manera muy efectiva. Sus historias, además de inspiradoras, son también instructivas. Identificaron un problema que les preocupaba. Investigaron ese problema, consiguieron el apoyo de amigos, padres y desconocidos para su causa y tramaron un plan. ¡Y luego actuaron!
Este libro también incluye conceptos de vital importancia para que tus tácticas funcionen, como el privilegio, la interseccionalidad y la escalada, entre otros. Si piensas: «Bufff, qué palabras más complicadas», no te dejes intimidar por ellas. Entender bien estas ideas y la aplicación que pueden tener para ti y para tu causa es la clave para cambiar el mundo a mejor.
Ahora, reúne a tus amigos y amigas (porque cambiar el mundo no se hace solo), pasa la página y aprende las tácticas que han marcado la diferencia antes y que volverán a marcarla... ¡contigo!
1) CAMBIA DE HÁBITOS
A veces, salvar el mundo comienza con la acción más pequeña de todas: un ligero ajuste en tu vida.
Esto es lo que Merit Leighton, de seis años, y Marlowe Peyton, de cuatro, decidieron hacer cuando se enteraron de la monstruosa cantidad de basura que hay en el océano Pacífico. Se pusieron el nombre de la Patrulla del Plástico y recogieron y reciclaron botellas de plástico tiradas en la playa, pidieron las bebidas sin pajitas y rechazaron cubiertos, platos y vasos de plástico para llevar.
Quizá pienses que reducir la cantidad de plástico que usas no servirá de mucho, pero los estadounidenses compran más de cincuenta mil millones (sí, has leído bien) de botellas de plástico al año y reciclan menos de la mitad. CADA UNO de nosotros tira al año unos 84 kilos de plástico. La mayoría termina en el mar, donde se va degradando. ¿Que cuánto tiempo pasará hasta que desaparezca? Unos mil años. Mientras tanto, los animales marinos se lo comen por error; de este modo, se envenenan o se les bloquea el tracto digestivo, con lo que mueren de hambre. El plástico también se descompone en trocitos microscópicos que se reúnen en las corrientes marinas. En resumen, millones de delfines, tortugas y peces mueren cada año, y nosotros tenemos zonas contaminadas como la Isla de Basura del Pacífico, donde flotan chorrocientas (¡otra vez lo has leído bien!) partículas de plástico diminutas, y todo porque seguimos usando y tirando botellas, bolsas, globos y pajitas, entre otras muchas cosas. El cambio de hábitos se extiende más allá de tu vida diaria. Cuando sus amigos y su familia vieron lo que hacían Merit y Marlowe, tuvieron la oportunidad de pensar en el uso que hacían del plástico en sus propias vidas. Esto pudo haberles inspirado a reducir ellos también el uso de plástico. Y esas personas pudieron haber inspirado a otra gente. Piénsalo: la acción de una persona podría llevar a la resolución de que todo el mundo redujese el uso de plástico. Sé que parece improbable, pero para los activistas «improbable» suena a «totalmente posible».
Genesis Palacio tenía solo tres años cuando le preguntó a su madre de dónde venían los nuggets de pollo, y su madre tuvo que decírselo: a los animales hay que matarlos para comérselos. Genesis se horrorizó y se puso triste. ¿A los animales? ¿Para comérselos? Le dijo a su madre que no quería más nuggets de pollo, ni ninguna otra carne. ¡Al cabo de un año, toda la familia Palacio se hizo vegetariana!
Genesis quería salvar a los animales, pero resulta que también estaba salvando el planeta, porque criar animales para comérselos requiere mucha agua, mucha tierra y muchos contaminantes como gasolina, gasóleo y carbón. Algo tan sencillo como comer menos carne es una manera muy efectiva de ayudar a la Tierra. Por no hablar de que harás muy felices a un árbol, a un río y a un cerdo supermono.
Genesis acabó haciéndose vegana, lo que significa que eliminó todos los productos animales de su dieta. Cuando se come un sándwich de mantequilla de cacahuete y mermelada en lugar de una hamburguesa, contribuye a salvarle la vida a una vaca, además de evitar la emisión de 1,5 kilos de gases de efecto invernadero y el gasto de 1000 litros de agua y entre 1 y 5 metros cuadrados de tierra.
¡PASA A LA ACCIÓN!
1. ¿Qué te preocupa?
2. Piensa en qué pequeña acción diaria podría provocar un impacto en ese tema. Si se trata del bienestar animal, podrías eliminar la carne y los lácteos de tu dieta. Si es el medioambiente, deja de usar toallitas de papel (¡usa una esponja!) o servilletas de papel (¡úsalas de tela!). Quizá podrías llevar una bolsa al supermercado. Reúne a un grupo de amigos y pensad entre todos. ¡Luego haced esos cambios juntos!
3. ¿Puedes medir el impacto de tu acción? Si vas al supermercado cuatro veces por semana y llevas tu propia bolsa, ¿cuántas bolsas de plástico NO estás usando? Si tu acción está provocando un cambio, sigue adelante. Si quieres que el impacto sea aún mayor, ¡cambia otro hábito!
4. Repite los pasos 2 y 3. ¡Consigue que se te unan más amigos!
2) HAZ UNA PANCARTA
A veces, la mejor manera de comunicar tu apoyo o tu preocupación es sostener una pancarta bien grande con un mensaje.
Como ves, estos mensajes son cortos y claros. No hay mucho espacio en una pancarta; además, quieres que tu mensaje lo vean y lo entiendan todos. Por eso no deberías escribir esto:
¿Sabes qué? No estoy seguro
de que me guste lo que está pasando
con el aire, el agua y los árboles
(¡por no hablar de los osos polares!),
porque me enfada mucho,
pero mucho.
Cora Colin, de ocho años, se puso triste cuando Donald Trump fue elegido presidente de Estados Unidos. «Quiere construir un muro entre nuestro país y México. ¡Pero él no manda sobre dónde puede ir la gente!». Así que Cora dibujó una pancarta que decía: «Construye puentes, no muros». Usó la pancarta en una marcha de protesta (consulta Marcha en la página 86) con su familia, y también la enseñó por la ventanilla del coche que la llevó hasta allí para que la gente que iba en otros vehículos y caminaba por la acera pudiese pensar en su consigna. «Los puentes conectan a las personas, y los muros las separan», explicó.
Tu pancarta debería hacer una declaración de principios (Venceremos), apoyar una causa (Paz en la Tierra) o pedir un cambio (No a las pruebas con animales). Cuando hayas hecho la pancarta, puedes enseñarla por la ventanilla del coche (como hizo Cora), pegarle un palo y agitarla o colgarla de tu balcón (o en el de otra persona, pero esto último no te lo recomendamos).
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