Kitabı oku: «Defender la vida e imaginar el futuro»

Yazı tipi:

DEFENDER LA VIDA E IMAGINAR EL FUTURO

DEFENDER LA VIDA E IMAGINAR EL FUTURO

Debates y experiencias desde la investigación social en Buenaventura (Colombia)

Wooldy Edson Louidor y Jefferson Jaramillo Marín

(editores académicos)



Reservados todos los derechos

© Pontificia Universidad Javeriana

© Wooldy Edson Louidor y Jefferson Jaramillo Marín, editores académicos

© Wooldy Edson Louidor, Jefferson Jaramillo Marín, Érika Paola Parrado Pardo, Constanza Millán Echeverría, Joaquín Garzón Vargas, Vera Xiomara Samudio Reyes, Francia Jenny Moreno Zapata, John Henry Arboleda Quiñónez, Gimena Sánchez-Garzoli, autores y autoras

Primera edición: diciembre de 2020

Bogotá, D. C.

ISBN (impreso): 978-958-781-531-3

ISBN (digital): 978-958-781-532-0

DOI: https://doi.org/10.11144/Javeriana.9789587815320

Conversión ePub: Lápiz Blanco S.A.S.

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Bogotá, D. C.

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Diagramación:

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Diseño de cubierta:

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Pontificia Universidad Javeriana | Vigilada Mineducación. Reconocimiento como Universidad: Decreto 1297 del 30 de mayo de 1964. Reconocimiento de personería jurídica: Resolución 73 del 12 de diciembre de 1933 del Ministerio de Gobierno.


Pontificia Universidad Javeriana. Biblioteca Alfonso Borrero Cabal, S. J. Catalogación en la publicación

Louidor, Wooldy Edson, autor, editor académico

Defender la vida e imaginar el futuro : debates y experiencias desde la investigación social en Buenaventura (Colombia) / Wooldy Edson Louidor [y otros nueve] ; editores académicos Jefferson Jaramillo Marín y Wooldy Edson Louidor. -- Primera edición. -- Bogotá : Pontificia Universidad Javeriana, 2020. (Colección Tejidos).

Incluye referencias bibliográficas.

ISBN: 978-958-781-531-3

1. Violencia - Buenaventura (Colombia) 2. Procesos de paz - Buenaventura (Colombia) 3. Justicia social - Buenaventura (Colombia) 4. Desplazados por la violencia - Buenaventura (Colombia) 5. Memoria colectiva - Buenaventura (Colombia) 6. Buenaventura (Colombia) - Aspectos sociales - Historia I. Jaramillo Marín, Jefferson, 1974-, autor, editor académico II. Pontificia Universidad Javeriana. Facultad de Ciencias Sociales. Doctorado en Ciencias Sociales y Humanas

CDD 303.62 edición 19


inp26/10/2020

Todos los capítulos incluidos en esta publicación, incluyendo la introducción, han sido sometidos a una revisión por pares de doble ciego.

Prohibida la reproducción total o parcial de este material sin la autorización por escrito de la Pontificia Universidad Javeriana.

CONTENIDO

Agradecimientos

Prólogo: plus-dolor y poética de la vida

Santiago Arboleda

Reflexiones sobre un contexto paradojal desde una experiencia investigativa

Wooldy Edson Louidor y Jefferson Jaramillo Marín

UN CONTEXTO DE PARADOJAS Y FRICCIONES: ENTRE VIOLENCIAS Y RESISTENCIAS

Buenaventura: un escenario de geografías violentadas (1990-2017)

Erika Paola Parrado Pardo

El estar siendo en las topografías necropolíticas del puerto sin comunidad

Constanza Millán Echeverría

SUBJETIVIDADES POLÍTICAS Y JURÍDICAS EN DISPUTA POR LA VIDA Y EL TERRITORIO

Subjetividades negras en disputa: debates jurídicos por la tierra en la ciudad de Buenaventura

Joaquín Garzón Vargas

La consulta previa: el mecanismo jurídico para la defensa de las comunidades afectadas en el corredor vial de la Vía Alterna Interna de Buenaventura

Vera Xiomara Samudio Reyes

MOVILIZACIÓN LOCAL Y ESPACIOS DE CABILDEO INTERNACIONAL

“El pueblo no se rinde, ¡carajo!”: protesta social y configuración de escenarios políticos actuales en Buenaventura

Francia Jenny Moreno Zapata y John Henry Arboleda Quiñónez

Buenaventura: “el ojo del huracán” en el debate sobre el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Colombia y los Estados Unidos

Gimena Sánchez-Garzoli

AUTORES Y AUTORAS

AGRADECIMIENTOS

Este libro ha sido posible gracias al apoyo de organizaciones, instituciones y personas que, con su entrega y compromiso, nos permitieron, en la compleja coyuntura de Colombia y, en particular, de la región del Pacífico tras la firma de los acuerdos de paz, llevar a cabo el proyecto de investigación que culmina con este libro.

Un especial reconocimiento a los colectivos artísticos y plataformas organizativas que nos acogieron generosamente en Buenaventura y dedicaron su tiempo a estar con nosotros y a ayudarnos a comprender la complejidad de este territorio. Gracias a las directivas e integrantes de Fundescodes, PCN, Pro&Paz, Rostros Urbanos, Escuela de Poetas de la Gloria, Semillero de Teatro por la Vida, Arambée, Capilla de la Memoria, Madres por la Vida, Mujeres Entretejiendo Voces por las y los desaparecidos, Espacio Humanitario, Madres de Punta del Este y a doña Bolivia y doña Regina. Al profesor de la Universidad del Pacífico Carlos Palacios y a organizaciones con presencia en el territorio, como la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (Codhes) y el Servicio Jesuita a Refugiados (SJR) por su disposición constante para dialogar sobre las dinámicas actuales del contexto bonaverense.

Al equipo humano de las vicerrectorías Académicas y de Investigación y, en especial, a sus vicerrectores Luis David Prieto y Luis Miguel Rengifo respectivamente por alentar el proceso. A Germán Mejía, decano de la Facultad de Ciencias Sociales, a Janneth Aldana, directora del Departamento de Sociología, y a Martha Márquez, directora del Instituto Pensar, por el apoyo decidido a dos de sus profesores-investigadores para realizar campo y dedicar tiempo para la escritura. A la actual directora del Doctorado en Ciencias Sociales Humanas, Amada Carolina Pérez, por acoger este proyecto editorial en el seno de la Colección Tejidos y al equipo de la Editorial Pontificia Universidad Javeriana, dirigida por Nicolás Morales, por hacer posible toda la artesanía de la publicación.

A los nueve investigadores e investigadoras que, con base en sus trayectorias, experticias y experiencias de investigación en Buenaventura, contribuyeron con sus capítulos a la construcción del libro. A los evaluadores anónimos de la primera versión del libro por sus aportes constructivos a su mejoramiento y al profesor Santiago Arboleda por honrarnos con un prólogo. A la profesora Margarita Echeverry del Departamento de Psicología de la Pontificia Universidad Javeriana, a Luis Fernando Gómez, a Andrés Pacheco, a Verónica Riascos, a Jhon Erik Caicedo, a Adriel Ruiz y a los jóvenes de la Escuela de Comunicación Popular Ubuntu, por el bonito tejido investigativo que resultó en la producción del documental Somos resistencia. Al investigador Alex Grulli, quien nos acompañó en una estancia investigativa que le sirvió para su tesis de maestría en Cooperación y Desarrollo en la Universidad Politécnica de Valencia sobre procesos de oralitura en Buenaventura. A Erika, la coinvestigadora del proyecto, por su compromiso total en estos años de complicidades investigativas, su sensibilidad ético-política con la gente y su capacidad para leer el territorio fueron decisivas.

Sin el apoyo, tiempo y generosidad de todos y todas, el proyecto que da vida a este libro hubiera sido imposible.

LOS EDITORES

PRÓLOGO:

PLUS-DOLOR Y POÉTICA DE LA VIDA

Buenaventura está imaginada y planificada para la reproducción del capital y el sostenimiento de otras vidas: de vidas no afrocolombianas. Gerenciado directamente por la Presidencia de la República, el Plan Maestro 2050 consiste en la radicalización del proyecto de muerte contra las comunidades propietarias de estos territorios rurales y urbanos, a través de la consumación del ecogenoetnocidio, con renovadas prácticas neocoloniales de la blanquitud, como ideología estructurante de la realidad, en su engranaje transnacional y de colonialismo interno nacional.

Cuando menos, a partir de los años treinta, se escuchan voces en el Pacífico que han denunciado la violencia y la exclusión estructural socio-racista, proponiendo al Estado y al país, caminos democráticos, de justicia social. El plan regional del parlamentario guapireño Sofonías Yacup, luego publicado en su libro Litoral recóndito (1934), es representativo de estas búsquedas. Desde finales de los años cincuenta, hasta el momento de su muerte, el 21 de enero de 1972, monseñor Gerardo Valencia Cano, obispo de Buenaventura, “el hermano mayor”, como le llamaban los nativos, se opuso abiertamente al oprobio de la destrucción y la dependencia. Acusado de ser un “cura rojo”, por los gobiernos del Frente Nacional, antecedió el destino por el que luego descenderían los presidentes Jaime Roldós y Omar Torrijos, en tiempos no muy lejanos, en que los aviones en pleno vuelo, como de papel, se caían por el peso de los personajes que llevaban. Valencia Cano, en conjunto con sus grupos de trabajo, dejó en funcionamiento una institucionalidad educativa, comunitaria y económica sustentable para el mantenimiento de los ecosistemas y la autonomía colectiva. Además, legó un amplio programa, aún vigente, por recuperarse. Defendió e imaginó la vida en Buenaventura y en el Pacífico, desde una postura utópica, posible. Mostró la construcción de futuro en presente, en el día a día.

Este libro se sitúa en dicha tradición de interpelación propositiva; por ello, impugna el patrón de sometimiento, de fatalidad histórica para este pueblo: lo deconstruye para la comprensión de todos y discute salidas, valorando la imaginación social y la creatividad, articulada desde la movilización de la memoria, a través de diferentes expresiones artísticas y simbólicas que no solo denuncian, sino que retan y señalan posibilidades para la vida digna, bajo el imperativo de la responsabilidad colectiva y el bien común, profundamente triturado por la violencia, pero defendido y restablecido con girones de experiencias, sueños, ilusiones y esperanzas.

Los siete capítulos cumplen con lucidez el propósito de enfrentar el memoricidio y evitar al máximo el triunfo total de la mentira, los eufemismos y la impunidad enarbolada como trofeo por los expoliadores, que catapultan su victoria con el silenciamiento y el olvido. A lo largo de estas páginas, renovamos la consciencia de que siempre será una victoria parcial, mientras quede humeante el recuerdo, la evocación y la memoria de la ignominia y de la crisis humanitaria perpetua, reeditada como herencia colonial en la coyuntura actual. Esta rearticulación, recreación e invención incesante de sentidos sociales de liberación es el combustible que define la idea de diáspora africana y, en general, de muchos pueblos en exilio.

La memoria así cultivada da cuenta de sistemas de pensamiento, como el muntú o el ubuntu, fundados en afroepistemologías y sabidurías, presentes en filosofías y espiritualidades que despliegan el tiempo, articulados a los ciclos vivenciales de la naturaleza o a territorios limitados por los mandatos que imponen los dones o atributos de los montes, las aguas, los vientos, la luna y el sol. Son unas cosmologías que pueden operar incluso como sustratos inconscientes en los jóvenes y en las generaciones totalmente urbanas, manifiestas en visiones temporespaciales que perturban e intervienen la concepción rectilínea del tiempo, de la modernidad capitalista antropocéntrica, en su carrera de acumulación sin fin, sin límite alguno. El libro contribuye a enriquecer estas reflexiones.

Esta memoria y su ordenamiento es consustancial a las formas de conversar y narrar los acontecimientos, en los relatos de ayer y hoy. Esto ha sido escrutado por el escritor Alfredo Vanín, a lo largo de su obra ensayística, especialmente en su bello texto Las culturas fluviales del encantamiento (2017). Se trata de la defensa encantada de la vida, de exorcizar el desencantamiento, la destrucción de la metáfora, de la poética de la vida planetaria, cuyo núcleo son las oralituras (Yoro Fall, 1992), las filosofías cantadas, como patrimonio vivo. Memorias que son sutura y aliciente, material para vivir el presente, diseñar el futuro inmediato e imaginar el mediano y largo plazo, desde el dolor de lo sucedido y la felicidad de continuar en pie, una compleja simbiosis de sentimientos y emociones, impronta del plus-dolor. Es un sufrimiento encriptado en el horizonte esperanzador de un mañana mejor, inclaudicable; un afianzamiento del ser colectivo ecobiocéntrico, holístico, que sitúa la felicidad y alegría como lugar y territorio cotidiano de existencia y no como una meta que se consigue con el tiempo.

La alegría y la felicidad de estar siendo en esta comprensión de la vida se debe sobreponer siempre al terror, al padecimiento y a la adversidad. Es una clave histórica constatable existencialmente en la experiencia afrodiaspórica y en su actitud creativa de transformar las circunstancias dolorosas, sin olvidar lo esencial: la enseñanza transformada en pedagogía y didáctica social para su mantenimiento y conservación dinámica en la tradición oral, que puede devenir en historia oral o escrita, como práctica consuetudinaria de suficiencia íntima y reexistencia. Se trata de las autosanaciones y autoproducciones históricosociales, forzadas por el colonialismo de larga duración. Autoreparaciones colectivas estructurales, que no han dependido de las políticas públicas del Estado para continuar con sus modos de comunidades biosistémicas, sabrosamente conectadas con múltiples presencias: visibles, invisibles, humanas y no humanas. Un torrencial sentipensamiento cósmico de la vida, que hoy exige el cumplimiento de los derechos humanos, de sus derechos colectivos y de reparación histórica.

En las diversas trayectorias analíticas y conceptuales que propone el libro, el lector podrá captar el compromiso asumido por los autores y autoras con el rigor investigativo, consecuentemente con las comunidades de Buenaventura, el Pacífico y las afrocolombias. En esta dirección, también se debe valorar el significativo aporte a las ciencias sociales y humanas, al pensamiento social crítico y al campo de los estudios afrodiaspóricos, destacando su utilidad para pensar los contextos de otros grupos sociales, comunidades o pueblos subalternizados históricamente. Este excelente trabajo se constituye en una visión fresca y necesaria que asume una posición en las disputas interpretativas, para la reconstrucción/construcción de memoria, verdad, reparación y no repetición, en la coyuntura que está transitando el país, con mayúsculos obstáculos para las víctimas sobrevivientes del conflicto armado interno o guerra, en pleno desarrollo, a las cuales se les niega, se les esconde sus vínculos socioétnicoraciales. Siendo así, el libro que tiene entre manos, como una de las bitácoras indispensables, debe integrarse al equipaje del largo viaje que hemos emprendido por un país honesto, justo, digno y en paz para todos; no hay tormenta que pueda detenernos. Ante las amenazantes marejadas y oleajes, desde el barrio La Playita, la Virgen del Carmen en su vigilia anual nos guía. De la mano de Yemayá seguro llegaremos a buen puerto.

SANTIAGO ARBOLEDA QUIÑONEZ, PH. D.

Universidad Andina Simón Bolívar

Quito, mayo 13 de 2020

En la cuarentena de la Covid-19

Referencias

Fall, Y. (1992). Historiografía, sociedades y conciencia histórica en África. México D. F.: El Colegio de México.

Vanín, A. (2017). Las culturas fluviales del encantamiento: memorias y presencias del Pacífico colombiano. Popayán: Universidad del Cauca.

Yacup, S. (1934). Litoral recóndito. Bogotá: Editorial Renacimiento.

REFLEXIONES SOBRE UN CONTEXTO PARADOJAL DESDE UNA EXPERIENCIA INVESTIGATIVA

Wooldy Edson Louidor

Jefferson Jaramillo Marín

Aperturas

En el año 2016, quienes escribimos este texto llevamos a cabo el proyecto titulado Defender la vida e imaginar el futuro en Buenaventura. Significados y resonancias de iniciativas de memoria en la ciudad. El proyecto, que contó con financiación de la Pontificia Universidad Javeriana y el apoyo de la joven investigadora Erika Paola Parrado Pardo, giró en torno a los significados culturales y las resonancias políticas de las prácticas de memoria agenciadas por colectivos de jóvenes y mujeres en esta ciudad, entre 2006 y 2016. Tres desafíos específicos nos propusimos en la indagación: a) comprender el lugar comunitario y los alcances políticos de diversas iniciativas locales con referencia al protagonismo e impacto que tuvieron otros procesos organizativos de largo aliento en la ciudad; b) reconocer la creatividad y politicidad de los vehículos y repertorios de memoria de estas iniciativas y su contribución a la resignificación del imaginario de Buenaventura, como una de las ciudades más violentas del país; c) analizar cómo estas iniciativas, a partir de estos vehículos y repertorios culturales, movilizan unas memorias sobre el desarraigo y el arraigo en los territorios.

El proyecto partió reconociendo que lo que había ocurrido en la ciudad entre 2006 y 2019 era expresión de una violenta inserción, control y disputa de actores armados que, además de provocar diversas afectaciones individuales, organizativas, territoriales y culturales en las comunidades de Buenaventura, respondía a una compleja reconfiguración de exclusiones y privilegios en la región del Pacífico sur colombiano. Este punto de partida fue afín a otros balances e investigaciones generados para la zona, como el del Centro Nacional de Memoria Histórica (2015a) o el de Human Rights Watch (2014) o el de la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (Codhes, 2013) o las investigaciones de Ulrich Oslender para el Pacífico (2004; 2008).

Resultado del cruce tanto de la revisión de la literatura sobre el Pacífico colombiano como de un importante número de visitas de campo y conversaciones con líderes y miembros de organizaciones sociales en la ciudad, fuimos dándonos cuenta de cómo las resistencias emergentes a estas exclusiones, especialmente a partir de mediados del 2000, configuraban acciones político-culturales de protección y de denuncia ante condiciones desestructurantes de la vida, especialmente para jóvenes, niños y mujeres, mediante el uso de vehículos de memoria como la poesía, el canto, el baile y el teatro. De hecho, del proyecto resultó un mapeo de aproximadamente veinte experiencias locales recreadas entre 2005 y 2015 por distintos colectivos artísticos, organizaciones de sobrevivientes y víctimas, y plataformas de convergencia organizativa (Jaramillo, Parrado y Louidor, 2019). Lo significativo es que ni el potencial ni los repertorios de estas experiencias son algo nuevo, empero sí lo es la manera como desde ellos se subvierten o confrontan lecturas producidas desde un afuera sobre lo que ocurre en Buenaventura (Jaramillo et ál., 2019).

Un hallazgo del proceso investigativo fue comprender que estos repertorios y vehículos parecen estar contribuyendo a reterritorializar —desde la vida— espacios despojados de ella (CNMH, 2015a) y, muy posiblemente, a amplificar las agendas reivindicativas clásicas desarrolladas por organizaciones y movimientos en la región antes del 2006. Estas acciones y la diversidad de sus expresiones han provocado en Buenaventura el posicionamiento de unas agendas de memoria con carácter transformador. Lo que parece emerger de estas agendas son tres cosas: a) defender creativamente la vida en las comunas más afectadas; b) generar condiciones para el arraigo en el territorio de jóvenes y mujeres proclives a lógicas de expulsión; y c) ayudar a imaginar desde diversos lugares un futuro más incluyente para diversos sectores.

A lo largo de la investigación emergió, además de los procesos y prácticas de memoria como centro de preocupación, la intención de debatir cómo se ha tejido histórica, sociológica y jurídicamente la defensa de la vida y la imaginación territorial en un territorio paradojal. Ello nos llevó a plantear la posibilidad de convocar a algunos investigadores e investigadoras que sabíamos que estaban en sintonía con nuestra búsqueda. Este libro es el resultado de ese llamado y de la receptividad que tuvo el mismo.

Abriendo el lente

Resulta imposible comprender a Buenaventura por fuera de unas condiciones y lógicas estructurales que han marcado la historia pasada y reciente de la región pacífica. Es por ello por lo que resulta imprescindible un lente sociohistórico más amplio que reconozca algunos trazos, hitos, marcas. Definitivamente, es necesario reconocer la histórica acumulación extractiva de recursos como el oro y las maderas por parte de élites y grupos de poder tanto locales como externos, los cuales han brillado por su ausentismo en los territorios y, por ende, en el bienestar de las comunidades. Además, esto se conecta con una violenta privatización del puerto de Buenaventura, mediante la penetración de redes y capitales empresariales como pasa hoy con el complejo portuario, controlado por un puñado de grandes grupos familiares, junto con algunas compañías portuarias como la española TCBUEN y el Grupo Portuario S. A., que toman las decisiones y se lucran de los servicios ofrecidos por los puertos de Buenaventura (puerto de la Sociedad Portuaria, puertos de TCBUEN, puerto de Aguadulce y el Muelle 13), además de los negocios logísticos y agencias de aduanas relacionadas (Bonilla, 2014; Valencia, Silva y Moreno, 2016).

También resulta importante traer a colación la fragmentación y expulsión paulatina de las poblaciones locales de los beneficios de los circuitos económicos legales, comunitarios e informales, tanto rurales como urbanos. Esto último es consecuencia de procesos de despojo silencioso y sistemático a través de megaproyectos urbanísticos. Finalmente, y no menos importante, es necesario reconocer la multiplicación de los ciclos de violencia, así como la diversificación permanente de repertorios e impactos de las violencias, especialmente en territorios ganados al mar, zonas rurales y comunas de la zona continental de la ciudad (por ejemplo, desplazamientos, confinamientos, amenazas, masacres, descuartizamientos, violencia sexual, etc.).

Este lente sociohistórico ha sido lo suficientemente abierto por un conjunto de investigaciones previas, aunque dada su magnitud y complejidad solo podemos agruparlas en una serie de núcleos de debate. Un primer núcleo, definitivamente, se encuentra en una literatura que, para el pacífico, se ha preocupado por investigar sobre la naturaleza, los desafíos y limitaciones culturales y políticas de los procesos de etnización. La línea argumentativa de este conjunto de investigaciones se ha centrado en las implicaciones de las agendas, discursos y políticas de la diferencia derivadas de los marcos normativos, de los activismos negros y de las matrices culturales en las prácticas tanto tradicionales como modernas de estas comunidades. Como literatura vectora de este núcleo destacan los trabajos de Almario (2003, 2007, 2009), Agudelo (2005), Escobar (2010), Leal y Restrepo (2003) y Restrepo (1996, 2013). Gracias a este núcleo de discusiones, hemos logrado comprender cómo la etnización del Pacífico se vincula a procesos históricos y prácticas de largo aliento. Además, se ha podido entender cómo los marcos institucionales de reconocimiento y las agendas étnicas movilizadas para las comunidades negras dentro y fuera del territorio interpelan los repertorios particulares de acción de las iniciativas de memoria, así como los órdenes de violencia local que las impactan.

Un segundo núcleo se relaciona con aquellas pesquisas preocupadas por los significados y efectos de las agendas de desarrollo global en los proyectos comunitarios del Pacífico sur, así como con las resignificaciones culturales y políticas de dichas agendas localmente. El debate aquí lo configura la pregunta por cómo las narrativas noratlánticas sobre el desarrollo, así como sus lógicas, discursos y prácticas glolocales han desconocido, invisibilizado o negado las visiones de desarrollo conectadas con prácticas culturales de orden ancestral, afectando con ello lugares, vidas y redes comunitarias. La literatura que nutre este núcleo coloca en el centro del debate las tensiones del desarrollo en el Pacífico colombiano. En esta literatura se abordan fricciones que conectan a distintos agentes, con distintos capitales y capacidad de incidencia, por ejemplo, las agencias estatales, las comunidades indígenas, los consejos comunitarios, los grupos empresariales, los actores armados, las redes del crimen; además, visualizan las formas diferenciadas de materialización de despojos y exclusiones en los territorios. Aquí podemos destacar los trabajos de Escobar (2010), Ducon (2010), Jiménez y Delgado (2008), Loingsigh (2013), Hoffman (2001), Leal y Restrepo (2003), Codhes (2013), Rosero (2002), Proceso de Comunidades Negras (PCN) (2007, 2012). A través de este conjunto de lecturas, se puede comprender cómo Buenaventura ha sido expresión de las ambigüedades del desarrollo, en cuanto se presenta como un lugar conectado a las agendas dominantes del desarrollo como puerto económico, pero también como un espacio desarticulador, en muchos sentidos, de procesos territoriales e iniciativas comunitarias.

Un tercer núcleo de estudios ha realizado una caracterización histórica o coyuntural de las violencias y de las afectaciones diferenciadas, generadas por el conflicto en el territorio y en los tejidos culturales y organizativos. Este núcleo proporciona una lectura de largo plazo sobre las dinámicas de conflictividad política, social y armada con la idea de que en el Pacífico colombiano se configuran y reconfiguran unos regímenes de violencias glolocales y unas geografías y circuitos de terror zonificados. En estos regímenes y circuitos resultan notorias las disputas de actores armados legales e ilegales por corredores estratégicos dentro y fuera del territorio y por mantener hegemonías sobre poblaciones y recursos. Además, ambos se caracterizan por ser generadores de violencias estructurales y culturales y articuladores de una diversidad de daños (históricos, psicosociales, territoriales, culturales, organizativos, políticos, individuales). Este núcleo está fundamentado en una literatura que aborda críticamente las incapacidades estatales para contener las geografías del terror con particulares impactos en poblaciones más vulnerables (líderes, mujeres, jóvenes, niños y niñas). Aquí podemos situar las perspectivas de Oslender (2004), Human Rights Watch (2014), CNMH (2015a), Guzmán y Moreno (2007), Loingsigh (2013). El aporte de esta literatura ha sido central para reconocer la interacción constante entre los niveles macro y micro del conflicto en el Pacífico, es decir, entre los regímenes de violencias y los circuitos de terror que terminan afectando a las iniciativas con las que trabajamos y provocando posiblemente respuestas de afrontamiento con significativa resonancia.

Un cuarto núcleo está relacionado con la comprensión de las acciones colectivas, tanto las comunitarias como las desplegadas por colectivos y movimientos en el Pacífico sur, así como sus potenciales y dificultades. El énfasis de este núcleo ha sido la historización y mapeo de las múltiples acciones de reivindicación en torno a derechos étnicos, culturales y territoriales. Además, este núcleo se ha preocupado por la identificación de los efectos del reconocimiento de los derechos territoriales y la forma en que ello reconfigura o no los órdenes estatales locales. En este conjunto de discusiones destaca el papel de los liderazgos, los imperativos organizativos, la riqueza y potencia de los repertorios de acción, los alcances de los marcos de oportunidad política para estas acciones y las alianzas entre organizaciones tejidas a nivel local, regional, nacional e internacional. En este núcleo podemos agrupar trabajos como los de PCN (2007), Grueso (2010), Hoffman (2002), Domínguez (2017), Espinosa (2014) y Castillo et ál. (2009). Ahora bien, estas perspectivas, permiten leer el Pacífico en una doble condición estratégica: por una parte, como un espacio para las aperturas de capital y los megaproyectos; por otra parte, como lugar para el despliegue de formas de lucha movilizadas en la defensa de la vida y la recuperación de los territorios.

Finalmente, un quinto núcleo de reflexiones gira sobre los repertorios locales de memoria como formas de territorializar la vida en medio de ordenes violentos. El centro aquí es el balance de los repertorios, artefactos y dispositivos construidos y movilizados por diversas iniciativas y colectivos de memoria en procesos de reterritorialización. Aquí destaca una visión sobre repertorios que cubren actos de desobediencia civil, defensa de espacios públicos, conmemoraciones, marchas, puestas en escena, y utilización de lenguajes alternativos y creativos. En el balance de estas experiencias sobresale la memoria como vehículo de denuncia y resistencia creativa; además, se plantea un vínculo potente para nuestros intereses, y es el de la relación entre identidad y memoria. Esta perspectiva sostiene el posicionamiento de las iniciativas de memoria como espacios para la construcción de comunidades emocionales (Jimeno, 2010), donde el sufrimiento y su afrontamiento devienen en experiencias compartidas. Cobra particular importancia desde este núcleo el análisis del lugar ocupado en estas iniciativas por la Iglesia, los jóvenes y las mujeres, y la forma en la que desde ellos son rehabitados los lugares de dolor, resignificados los espacios arrasados y revitalizadas ciertas prácticas tradicionales. En este último núcleo tenemos para la región, entre otros, los trabajos del CNMH (2015a, 2015b), Grueso (2010), Parrado y Jaramillo (2020) y Jaramillo et ál. (2019).