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Kitap hakkında
El primero de agosto de 2017 más de 100 efectivos de la Gendarmería Nacional Argentina desalojaron un piquete de seis mapuches y un simpatizante que reclamaban no ser expulsados de sus tierras en la ruta 40, cerca del paraje de Cushamen (Chubut). La fuerza de choque sin orden judicial persiguió a los 7 piqueteros con piedras, balas de goma y (según declaraciones) también de plomo. Tras los gritos de «tirale al negro» y «agarren a uno», todos los fugitivos alcanzaron la orilla del río Chubut, lo cruzaron y escaparon, excepto uno: un joven tatuador y multiartista de Buenos Aires, identificado con las luchas mapuche, que acompañaba el corte de ruta: Santiago Maldonado.Hasta la década de 1980 los gendarmes eran considerados como militares menores, que hacían un trabajo poco reconocido custodiando las extensísimas fronteras de la Argentina. Un ejército plebeyo, cercano a la gente, compuesto de los hombres con alma de gaucho que aún quedaban en el interior del país y que patrullaban los caminos a lomo de mula y tomaban mate en el puesto fronterizo. Pero desde la década de 1990 se transformaron en la fuerza de seguridad militarizada que está en todas partes, cumple todo tipo de misiones y sobre la cual se apoyaron todos los gobiernos desde Menem a Macri para garantizar una gobernabilidad armada. De golpe el criollo serio y bonachón se transformó en un comando de SWAT o en una tortuga ninja capaz de partirle la cabeza o algo más a quién se le pusiera por delante.Este libro analiza cómo y por qué la Gendarmería llegó a constituirse en el principal brazo represivo de la Argentina, sorteando el desprestigio de las fuerzas armadas y el andamiaje legal que prohibió a los militares actuar en la Seguridad Interior.