Kitabı oku: «Mis Versos Sobre Gatos», sayfa 2
3. DON ELEFANTE GRUÑÓN
Sentado en una sombra
un gatito se encontraba
afuera hace calor
y eso no le gustaba.
Se ha echado a dormir
un ratito ya llevaba
cuando alguien por allí
gruñía y le despertaba.
Un ojito ha abierto
enseguida encontró
al que había gruñido
y así le preguntó.
―Don elefante ¿qué pasa?
¿por qué estabas gruñendo?
¿Es que no te has dado cuenta
que aquí estoy durmiendo?
El elefante le mira
y rápido ha preguntado
―¿Quién ha dicho que gruñía?
¿quién ha sido tan osado?
El pequeño se levanta
y enseguida contestó
―Yo te escuché gruñir
el que lo dije fui yo.
El elefante enojado
al gatito contestó
―Márchate a otro lado
esta sombra quiero yo.
―¡Que no! ―le dice el gatito―,
aquí llegué el primero
y si tú quieres mi sombra
yo seré tú compañero.
Asombrado el elefante
al gatito ha mirado
con la trompa allí delante
al pequeño ha amagado.
―Ni te atrevas ―este dice―,
no me quisiera enfadar.
y le enseña las uñas
que afiladas muy están.
El elefante las mira
y resignado decía
―Compartiremos la sombra
―Y con él se quedaría.
AMOR
4. EL CARACOL Y LA NUBE
Una mañana temprano
un caracol se encontraba
parado mirando al cielo
cuando una nube pasaba.
―Voy a aprovechar ahora
pues seguro que después
esa nube que se acerca
se pondrá aquí a llover.
La nube que le escuchaba
al caracol le decía
―Hoy no me toca caer
que tenga usted un buen día.
El caracol extrañado
a la nube preguntó
―¿Por qué te vas a otro lado?
―Y la nube contestó.
―Porque si me quedo aquí
empezaré a llover
y antes ya te oí
―Y se comenzó a mover.
El caracol pensativo
a la nube la decía
―Pero párate un ratito
―Pero la nube se iría.
Un gato que se acercaba
al caracol preguntó
que con quién él hablaba
pues al venir le escuchó.
―Hablaba con esa nube
aquella que había allí
la decía que se quede
y ella prefirió partir.
―Mejor ―decía el gatito―,
así no nos mojará
y este sol tan bonito
un poquito nos dará.
El caracol pensativo
un poquito se ha quedado
no sabe por qué la nube
de aquí se ha marchado.
Riendo está el gato
y al caracol le decía
―No te preocupes amigo
seguro vendrá otro día.
»Pero hoy con este viento
no se podía quedar
le arrastra, aunque no quiera
y así no se puede parar.
El caracol en silencio
tomando el sol se ha quedado
el gatito le acompaña
echadito a su lado.
AMOR
5. EL CARACOL Y EL ARCO IRIS
Escondido en su casita
un gran caracol estaba
afuera llovía mucho
y desde allí lo escuchaba.
Mucho rato ha pasado
aburrido se encontraba
de esperar se había cansado
y dormido se quedaba.
Mucho tiempo ha estado
y cuando se despertó
parece que ha parado
y a verlo se asomó.
Un cuerno, después el otro
el caracol ha sacado
se queda muy sorprendido
de lo que ha contemplado.
En el cielo el arco iris
asombrado contempló
―¡Qué colores tan bonitos!
―enseguida exclamó.
Ha sacado la cabeza
y el cuerpo enterito
está allí contemplando
parado, muy quietecito.
¡Qué bonito le parece!
nunca ha visto nada igual
el caracol no se cansa
de aquello contemplar.
La noche se está acercando
casi luz ya no había
pero aquel arco iris
en el cielo estaría.
El caracol asombrado
no hace más que mirar
cuando llega a su lado
alguien le va a preguntar.
―¿Nunca has visto algo así?
Él un poco se asustó
pues estaba entretenido
y llegar no le escuchó.
Con un ojito ha mirado
al que así le preguntaba
luego le ha contestado
y así le informaba.
―Mucho tiempo yo ya tengo
y nunca vi nada igual
un arco iris así
es una preciosidad.
―Es cierto ―le dice el otro
que a su lado estaba.
Era un gatito chico
que otra cosa preguntaba
―¿Qué ya tienes mucho tiempo?
¿me acabas de decir?
pero si eres muy pequeño
o eso me parece a mí.
El gran caracol le mira
y muy serio le decía
―¡Ves que grande es mi casa!
y nunca estuvo vacía.
―No entiendo lo que dices
―el gatito respondía.
El caracol con paciencia
otra vez se lo decía.
―Mi casa dice que llevo
mucho tiempo trabajando
así la he construido
y con paciencia avanzando.
―Ahora ya te comprendo
―el pequeño contestó―,
te ha costado mucho tiempo
y es bonita creo yo.
El caracol muy contento
al gatito le decía
―Márchate a tu casita
que se está acabando el día.
―Bueno, pero volveré
a visitarte otro día
―le decía el gatito
mientras deprisa corría.
Ha empezado a llover
y no se quería mojar
el caracol a su casa
enseguida va a entrar.
―Serás pesada ―decía―,
pero ¡qué a gusto se está!
aquí en la casita mía
donde llego sin tardar.
AMOR
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