Kitabı oku: «Versos Breves Sobre Desiertos», sayfa 2
2. UNA TARDE DE VERANO
Una tarde de verano
se iban a reunir
un grupo grande de amigos
a divertirse y reír.
Poco a poco van llegando
al lugar de la reunión
ya se estaban saludando
cuando algo allí pasó.
Parece que fue el suelo
lo que primero empezó
luego fueron las paredes
después el caos siguió.
La gente despavorida
ha huido del lugar
nadie sabe qué ocurrió
ni se puede recordar.
Fueron tiempos del pasado
ahora se está escuchando
cuando visitas el sitio
y el guía lo está narrando.
Parece un lugar desierto
mucho tiempo ha trascurrido
desde aquellos sucesos
que aquí han existido.
Cubierta de tierra estaba
ahora han excavado
vacía se encontraba
nadie se había quedado.
Pero todo preparado
sobre las mesas estaba
bebidas también comida
colocado se encontraba.
No se sabe los que fueron
esa fiesta a celebrar
pero lo que les pasó
se puede imaginar.
Quizás fue un gran terremoto
que asoló la región
que estropeó la fiesta
pero sus huellas dejó.
Ni amigos que lo recuerden
ni la gente del lugar
saben de aquella fiesta
pero preparada está.
Quizás fuera un casamiento
lo que se iba a celebrar
pero lo que si es cierto
es que no tuvo final.
Las viandas en los platos
aún estaban dispuestas
y los vinos en los jarros
servidos en ambas mesas.
Aunque el tiempo evaporó
de ellos el contenido
las huellas que han quedado
nos dicen que hubo vino.
Son recuerdos del pasado
que han vuelto a salir
para darnos un mensaje
no es seguro estar allí.
Si la tierra se movió
y no dejó acabar
la fiesta de los amigos
quizás vuelva a pasar.
Vecino, ¡márchate lejos!
no estés en el lugar
donde la tierra se mueve
y sin siquiera avisar.
Si ya lo hizo una vez
seguro ahí no estás
pues puede que lo repita
sin darte tiempo a marchar.
AMOR
3. DICEN QUE UN DÍA DE INVIERNO
Dicen que un día de invierno
un viento fuerte sopló
los árboles que había
de cuajo los arrancó.
El campo está desierto
ningún árbol ha brotado
desde que llegó el invierno
todo está allí nevado.
Antes un bosque había
la tradición lo recoge
¿Cuántos árboles tendría?
tú la respuesta escoge.
Un gran número de ellos
árboles por todos lados
y todos eran muy bellos
el viento los ha arrancado.
Nadie se atreve a plantarlos
pues sucederá otra vez
acabará arrancándolos
sin remedio, ¿no lo crees?
Pero la pena que da
de ver el campo así
solitario, sin el bosque
el que antes había aquí.
Hadas dicen que existían
ellas, ¿a dónde se fueron?
los troncos donde vivían
todos al suelo cayeron.
Los Delfos también estaban
por el bosque escondidos
ahora quién sabe dónde
esos Delfos se habrán ido.
En árboles centenarios
mil aves allí había
todas ellas se marcharon
otras casas buscarían.
Aquel aire traicionero
que tan fuerte él sopló
el bosque aquel que había
esa noche destrozó.
La vida que él tenía
toda ella se marchó
el campo quedó desierto
nadie más allí volvió.
Los trinos que se escuchaban
cuando el sol se acercaba
ahora solo hay silencio
y triste el campo estaba.
AMOR
4. UNA MAÑANA TEMPRANO
Una mañana temprano
deprisa me levanté
a la cubierta del barco
enseguida me marché.
El sol no había salido
aun todo oscuro estaba
el silencio lo rompía
el barco que avanzaba.
Andando por la cubierta
a proa me dirigí
y en el extremo del barco
en la punta me subí.
La sensación que sentí
es difícil de explicar
esa brisa mañanera
me acabó de despertar.
El agua aun oscura
desde allí se divisaba
y un entorno difuso
pues la luz no le llegaba.
Pero de pronto pasó
algo que ya esperaba
a lo lejos se asomó
el sol ya se acercaba.
Poquito a poco avanzando
la luz todo lo inundaba
todo lo oscuro de antes
ahora esa luz le daba.
La negra agua del Nilo
con la luz se transformó
en un verde transparente
cuando esa luz le dio.
Los juncos que allí había
empezaron a brillar
era una maravilla
poder eso contemplar.
El barco seguía surcando
por el río avanzaba
las arenas del desierto
a los lados se quedaban.
Con su brillante marrón
las dunas allí formaban
secas pidiendo a ese río
que un poco las refrescara.
Y el sol seguía avanzando
ya todo lo iluminaba
el día había comenzado
su calor ya se notaba.
Hacía solo un momento
que la brisa mañanera
me acariciaba la cara
y volaba mi melena.
El barco seguía y seguía
por el río navegaba
sólo el agua se oía
pues la quilla la cortaba.
Una faluca pasó
con su vela bien hinchada
el viento se levantó
y ella así navegaba.
Contemplando el paisaje
que a los lados va pasando
no he podido evitar
preguntarme, ¿desde cuándo?
Siglos y siglos lo mismo
seguro que se verá
el paisaje no ha cambiado
y creo que no cambiará.
Es la gente la que pasa
la que mira al pasar
contempla la maravilla
y luego se marchará.
Pero el Nilo, el gran río
que es desierto está regando
seguirá allí en su sitio
¡Ves a verle, te está esperando!
Contemplarás ese sueño
como yo lo contemplé
y verás que es todo cierto
lo que aquí te conté.
AMOR
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