Kitabı oku: «Versos Breves Sobre Paseos», sayfa 2
3. POR LAS CALLES DE SEVILLA
Por las calles de Sevilla
un día me paseé
es una cosa sencilla
y nadita me cansé.
En una llanura grande
toda está extendida
esta bonita ciudad
así se ve construida.
A la verita del río
de ese Guadalquivir
el que tanta agua lleva
que la permite vivir.
Que se extiende por doquier
con sus grandes arboledas
en sus largas alamedas
que allí se pueden ver.
Mirando los monumentos
yo visité la ciudad
hasta que tuve un encuentro
el que te voy a contar.
Por la mañana temprano
cuando el sol no calentaba
fui a darme un paseo
y pronto algo pasaba.
“Visitante, ¡buenos días!”
a mi espalda escuché
y al mirar para atrás
a alguien me encontré.
Como nadie más había
enseguida imaginé
que a mí se refería
y así le contesté.
“Buenos días, también tenga”
y andando pretendía
seguir mi paseo allí
pero él me detenía.
“Visitante que has venido
a recorrer la ciudad
¿Por qué esta has escogido?
¿Y qué quieres visitar?”.
Mirándole me he quedado
no sabía responder
él estaba a mi lado
muy bien le podía ver.
“Visitante ―me ha dicho―.
Algo te voy a contar
pero quiero que lo escribas
como lo voy a relatar”.
Y escuchando su relato
el tiempo se ha pasado
el sol vino y se marchó
todo el día así he estado.
En un parque nos sentamos
donde calor no hacía
de “María Luisa” me dijo
que ese nombre tenía.
Árboles por todos lados
desde el sitio contemplé
donde estábamos sentados
y en silencio me quedé.
Allí escuchando la historia
me he pasado el día
él hablaba y hablaba
yo embelesado le oía.
No sé si aquí y ahora
cuando lo voy a escribir
me acuerde bien de toda
pero aún creo que sí.
Me empezó por contar
que en un tiempo muy lejano
unos vivieron aquí
que los llamaron romanos.
Buscaban donde asentarse
vieron el Guadalquivir
y bebieron de sus aguas
ya no se quisieron ir.
Buscando un día un caballo
que se les había perdido
desde lejos divisaron
la cueva donde se ha metido.
Uno de aquellos hombres
el que primero ha llegado
decide entrar a la cueva
y nada lo ha dudado.
Lo que allí se encontraba
nunca lo pudo esperar
dentro de la cueva estaba
la historia que voy a contar.
Dos ancianos allí había
que al romano esperaban
y un lago de agua fresca
que a bañarse le invitaban.
El romano sudoroso
que corriendo había venido
aceptó la invitación
y en el agua se ha metido.
Sin saber cómo ha sido
fijándose se encontró
rodeado, no está solo
pero no se asustó.
Una linda jovencita
enseguida le invitó
a comer allí unas frutas
que el romano agradeció.
Cuantos colores tenían
él nunca antes los vio
probarlas él pretendía
y alguna escogió.
Después de comer aquello
en el suelo se acostó
tan cansado se encontraba
que rápido se durmió.
Quizás fuera todo un sueño
eso es lo que pensaba
pero vio él muchas cosas
mientras descansando estaba.
Cómo vivían en cuevas
y que felices estaban
las gentes que él veía
que por allí se encontraba.
Reconoció el lugar
era el Guadalquivir
el río grande que riega
el terreno por allí.
Las cuevas estaban cerca
por los montes extendidas
el terreno era muy fértil
de él sacaban la comida.
Cuando despertó del sueño
sólo en la cueva estaba
saliendo de ella vio
a dónde se encontraba.
Sentados sus compañeros
por allí le esperaban
él sorprendido les cuenta
lo que dentro le pasaba.
El jefe ha entendido
lo que el sueño les decía
que aquel era un buen sitio
y eso le decidía.
“¡Acamparemos aquí!
seguro que encontraremos
buenas tierras de cultivo
y bien aquí viviremos”.
Un campamento romano
enseguida se montó
y al transcurrir el tiempo
una ciudad floreció.
Hasta un emperador
de la Roma poderosa
nació en esta ciudad
que una vez fue muy hermosa.
Itálica se llamaba
la que aquí se fundó
importancia en el Imperio
a este lugar se le dio.
Y fue gracias al soldado
que valiente se metió
aquel día en la cueva
y todo aquello soñó.
Cuando él era viejito
un día se despidió
nadie más lo ha encontrado
pues de allí se marchó.
Sin que nadie lo supiera
a la cueva regresó
allí vive desde entonces
eso bien que lo sé yo.
Porque, aunque cueste creerlo
ese romano soy yo
que de vez en cuando salgo
y hoy conocerte tocó.
Quizás creas que este encuentro
es una casualidad
pero te digo a ti
eso nunca lo sabrás.
Yo escojo al visitante
que viene a la ciudad
para contarle mis cosas
si él se quiere enterar.
Luego se marcha y lo olvida
o lo quiere trasmitir
eso lo decide él
ahora te toca a ti.
Los romanos existieron
del lugar no se marcharon
muy a gusto ellos vivieron
y aquí se multiplicaron.
Todo el valle de este río
felizmente cultivaban
en paz vivían aquí
y mucho tiempo pasaban.
Las etapas de la vida
como en otoño las hojas
se marchan con una brisa
y vuelven a salir otras.
Un pueblo muy numeroso
poco a poco fue viniendo
tanto se multiplicó
muchos acabaron siendo.
En el lugar no cabían
y se fueron extendiendo
del sitio donde venían
del calor se van huyendo.
Encontraron este río
en sus aguas se bañaron
y desde entonces aquí
muchos de ellos habitaron.
Tranquila la convivencia
nadie pelear quería
pero llegó un momento
en que vivir no podían.
Peleas por el terreno
enseguida se formaron
el fuerte aquí se quedó
y los demás se marcharon.
A la verita del río
otros ahora vivían
en sus aguas se bañaban
y más la ciudad crecía.
El tiempo pasa deprisa
Ücretsiz ön izlemeyi tamamladınız.