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Tipos de cadenas de bloques
Las cadenas de bloques pueden ser de diversos tipos. Estas pueden clasificarse en públicas, privadas o híbridas, según la posibilidad de acceso que brindan a los usuarios (BitFury Group, 2015).
Blockchain públicas. Las cadenas de bloques públicas son el primer tipo de cadenas de bloques que conoció el mundo, salieron a la luz en el 2010 con el desarrollo del bitcóin, son accesibles para todas las personas en internet, no tienen restricciones de lectura de bloques ni para enviar transacciones. Eso quiere decir que cualquier persona pueden revisarlas, auditarlas, desarrollarlas y mejorarlas (BitFury Group, 2015).
Las principales características de las blockchain públicas son: (1) cualquier persona puede acceder y formar parte de ellas sin ningún tipo de restricción, bien sea como usuario, minero o administrador; (2) su funcionamiento es abierto y transparente, de modo que cualquier persona puede revisar y auditar su código fuente, funcionamiento de red y software; (3) son completamente descentralizadas, así que no existe ninguna autoridad central que administre su funcionamiento; y (4) el mantenimiento económico de la misma depende de su propio sistema, por lo cual, normalmente, depende de minería y cobro por transacciones de la misma red (Bit2Me Academy, 2019a).
Si bien los registros que se realizan en las blockchains públicas son inalterables, los participantes pueden verificar de manera independiente y por consenso los cambios que se realizan en los registros. Así mismo, las unidades de cuenta que se utilizan normalmente se denominan tokens, que no es más que una serie de dígitos que representan un registro dentro de la cadena de bloques, como por ejemplo “Xkshikk67mjkfslkadfk87676”, y que además quedan registradas en los bloques de datos por consenso (iProUp, 2020).
De manera general, este tipo de cadenas de bloques son utilizadas por proyectos que requieren escalabilidad y acceso universal para su funcionamiento natural y esencial, como en el caso de las criptomonedas. Ejemplos de blockchains públicas son: Bitcoin, Ethereum, Dash, Monero, Zcash, entre otras.
Blockchains privadas. Las blockchains privadas son un tipo de cadenas de bloques en las cuales el acceso a sus bloques de datos está completamente restringido a una lista de usuarios (BitFury Group, 2015). Como regla general utilizan los mismos elementos y tecnología que las blockchains públicas, pero a diferencia de estas, en ellas sí existe un nodo central que controla todas las operaciones dentro de la misma. Ejemplos de este tipo de cadenas de bloques lo encontramos con Hyperledger, Libra de Facebook, Corda de R3 y Quorum de JPMorgan (Bit2Me Academy, 2019a).
Las principales características de las blockchains privadas son: (1) el acceso al uso y transacción en la red está restringido a usuarios autorizados por la unidad central de control; (2) el acceso al libro de transacciones y demás datos de la cadena de bloques es privado, así que únicamente pueden ser auditados por quienes estén autorizados por la unidad central; y (3) el mantenimiento económico de la cadena de bloques y su software normalmente está a cargo de una entidad responsable del proyecto, de manera que, como regla general, no cuenta con criptomonedas ni se realizan acciones de minería (Bit2Me Academy, 2019a).
Blockchains híbridas o permisionadas. Las blockchains híbridas son una especie de mixtura y utilizan diferentes elementos de las blockchains públicas y privadas. El acceso es privado, por lo tanto, una unidad central decide la invitación a participar o no de cada usuario; sin embargo, los ya datos registrados en ellas son auditables de manera pública, de modo que cualquier persona pueda observar el funcionamiento del software (Bit2Me Academy, 2019a).
Este tipo de cadenas de bloques es utilizado por proyectos en los cuales, si bien se requiere que solo un listado de usuarios pueda registrar transacciones, todos puedan auditar los registros con el fin de generar transparencia y confianza en el sistema.
Las principales características de las blockchain híbridas son: (1) el acceso al uso y transacción en la red está restringido a usuarios autorizados por la unidad central de control; (2) su funcionamiento es abierto y transparente, ya que cualquier persona puede revisar y auditar su código fuente, funcionamiento de red y software; (3) el mantenimiento económico de la cadena de bloques y su software, normalmente está a cargo de una entidad responsable del proyecto, y por consiguiente, como regla general, no cuenta con criptomonedas ni se realizan acciones de minería; y (4) es solo parcialmente descentralizado (Bit2Me Academy, 2019a).
Impacto de las cadenas de bloques en la economía y las industrias
La tecnología de registros distribuidos y las cadenas de bloques han sido consideradas por algunos autores como un avance tan grande como el que implicó el desarrollo de internet. Según los autores Don y Alex Tapscott (2016), esta tecnología:
Transformará la economía global, reinventará los sistemas financieros, reformará los modelos empresariales, creará nuevos modelos de negocios. Todo esto, a través de modelos de inclusión social y económica, que, a su vez, permitirá reconstruir el Estado y la democracia. La promesa de las tecnologías DLT y de Cadenas de Bloques implica una revolución mundial (p. 36).
El impacto en el sector financiero y bancario. El mundo de las finanzas y los bancos han sufrido y ocasionado problemas económicos a escala global no en pocas ocasiones. La crisis financiera mundial del 2008 originada por la burbuja inmobiliaria en los Estados Unidos fue uno de últimos fenómenos ocasionados directamente por la especulación y las malas prácticas de las empresas del sector financiero. Este fenómeno generó una profunda crisis de liquidez, desempleo y hambruna mundial.
Asimismo, según el Banco Mundial (2020), la pandemia del SARS-CoV-2 ha provocado una drástica contracción en la economía mundial de un 5,2% para el 2020, algo que no había sucedido desde la Segunda Guerra Mundial, y que también ha generado problemas sociales como empobrecimiento, hambruna y un aumento del gasto público exacerbado.
El impacto social que han tenido las diferentes crisis financieras ha conllevado a una creciente desconfianza en el sector financiero y en especial en los bancos, porque fenómenos como el aumento de los costos por servicios financieros y el empeoramiento de la experiencia de los usuarios han generado un descontento general con las empresas del sector. De otro lado, esto ha ayudado a que las fintech emerjan brindado nuevas alternativas y soluciones a los problemas de los consumidores financieros mediante la utilización de las nuevas tecnologías de la información (Díez y Gómez, 2018).
Se conoce como Fintech a las industrias financieras que aplican tecnología en el mejoramiento de sus actividades y en la prestación del servicio al cliente (Schueffel, 2016), por ejemplo, a través del uso de smartphones, bancas móviles, servicios de inversión y crédito en línea, monedas digitales, entre otros elementos que promueven la accesibilidad y usabilidad de los servicios financieros (Sanicola, 2017).
Dentro de las soluciones ofrecidas por las nuevas tecnologías para mejorar los servicios a los usuarios financieros, se encuentran los productos fintech que utilizan cadenas de bloques para su operación. Estas prometen a los usuarios transparencia, flexibilidad, interoperabilidad, automatización, entre otras ventajas (Díez y Gómez, 2018).
Algunos de los ejemplos de aplicación de Blockchain en la industria financiera son los siguientes:
•Abra: Una plataforma para el envío y recepción de remesas, la cual no requiere de intermediarios para su uso y cuyo costos de transacción son infinitamente menores que la ofrecida por las entidades tradicionales (https://www.abra.com).
•Bitpesa: Una plataforma especializada en el envío y recepción de divisas desde y hacia países africanos con problemas de acceso a la bancarización como Nigeria, Tanzania y Uganda (https://www.bitpesa.co).
•Circle: Una plataforma para el envío de dinero sin comisiones. Resulta útil en aquellos países con grandes sectores de la población desbancarizados (https://www.circle.com/en/).
Por todas las soluciones y ventajas que ofrecen las cadenas de bloques en el sector financiero, desde el 2015, bancos como Barclays, Goldman Sachs, Royal Bank of Scotland, BBVA, entre otros, han apostado por el desarrollo de modelos de alternativas y soluciones basadas en blockchain.
Las criptomonedas. La creciente desconfianza en las monedas fiduciarias5 fue una de las principales razones para la aparición del bitcóin en el 2009, la primera blockchain del mundo. Hoy, las mayores cadenas de bloques públicas están destinadas al funcionamiento de criptomonedas.
La popularidad de criptomonedas como el bitcóin surge de su utilidad y usabilidad, como lo es la reserva de valor y el pago por internet, el cual es probablemente la principal aplicación han tenido las criptomonedas desde sus inicios, pues la confianza de las personas a esta nueva tecnología ha permitido que exista un mercado (oferta y demanda) que les otorgue valor, razón por la cual millones de personas y empresas como Overstok, Microsoft, Expedia, Shopify, More Stamps Global, entre otras, hoy aceptan el pago de bienes y servicios a través de criptomonedas como el bitcóin.
Por su parte, las principales ventajas de las criptomonedas son la reducción de los costos de transacción, eliminación de la intermediación, reducción de tiempos de las transacciones y la supresión de los agentes financieros comisionistas y corredores (Márquez, 2016).
Asimismo, de acuerdo con Lansky (2008), para que una criptomoneda sea considerada como tal, debe cumplir por lo menos las siguientes características: (1) que no requiera una autoridad central; (2) que su estado y funcionamiento sea dado mediante consenso distribuido; (3) que el sistema mantenga todas las funcionalidades de todas las unidades y propietarios; (4) que el sistema pueda crear por sí mismo nuevas unidades-moneda; (5) que se asegure la propiedad de las unidades de manera criptográfica; (6) que el sistema permita transacciones a voluntad del propietario; y (7) que no sea posible el doble gasto de ninguna unidad de criptomoneda.
De otra parte, es necesario mencionar que, aunque el bitcóin sea la criptomoneda más conocida, no es la única. En el mundo existen miles de diferentes criptomonedas conocidas como altcoins. Algunas de estas son: ripple, litecoin, dash, dogecoin, peercoin y namecoin.
Según la web Coinmap (https://coinmap.org/), existen más de 20.000 establecimientos de comercio independiente a nivel global que aceptan el pago de sus bienes y servicios a través de criptomonedas (figura 5).
Figura 5. Diagrama de calor de establecimientos a nivel global que aceptan el pago a través de criptomonedas

Fuente: Coinmap.org (2020). Imagen extraída de https://coinmap.org/view/#/world/27.83907609/-54.49218750/2
Origen de los contratos inteligentes
Antes de la aparición del bitcóin y de las tecnologías blockchain y DLT, el abogado y científico computacional estadounidense Nick Szabo (1997), ya a finales de los años noventa, detalló cómo a través del uso de mecanismos criptográficos y otros mecanismos de seguridad informática se podría desarrollar y asegurar el cumplimiento de acuerdos contractuales digitales más eficientes, incluso sin la intermediación de terceros. Szabo contemplaba la creación de un protocolo tecnológico perfecto, en el que Dios fuera el único mediador de las operaciones, el protocolo de Dios (Tapscott y Tapscott, 2016).
Nick Szabo (1997) denominó a estos acuerdos digitales como contratos inteligentes (smart contracts) y los describió como acuerdos que combinan protocolos, interfaces de usuario y promesas expresadas para formalizar y asegurar las relaciones a través de redes públicas. Szabo prometió que el desarrollo de los contratos inteligentes brindaría relaciones comerciales digitales más funcionales que sus antepasados, los contratos de papel, y que reducirían los costos de transacción mentales y computacionales.
No obstante, con todo y la lucidez premonitoria de Szabo, en su momento sus escritos no dejaron de ser meramente teóricos, puesto que el internet, desde siempre, requirió la intermediación de un tercero que avalara las operaciones e intercambios en la web. Esto cambió en el 2009 con la entrada en la escena del bitcóin y la tecnología blockchain, las cuales hicieron posible el posterior desarrollo de los contratos inteligentes.
En 2013, un adolescente de origen ruso llamado Vitalik Buterin, quien escuchó hablar del bitcóin tan solo dos años atrás, lanzó el proyecto Ethereum. Buterin, luego de estudiar los algoritmos que fundamentan el bitcóin, ponderó que esta nueva tecnología permitiría el desarrollo de servicios más importantes que únicamente mecanismos de pago. Consideró entonces la realización de un proyecto más flexible que, sobre los fundamentos de las cadenas de bloques, permitiera la ejecución de acuerdos contractuales autoejecutables, sin la intermediación de terceros. Así, los contratos inteligentes se desarrollaron con el proyecto Ethereum.
Aunque la palabra Ethereum se ha relacionado como otra criptomoneda como bitcóin, lo cierto es que esta es una plataforma de software basada en tecnología de cadena de bloques que permite a los desarrolladores crear y desplegar aplicaciones descentralizadas como contratos inteligentes (District0x Network, s. f.).
En conclusión, los contratos inteligentes no son un desarrollo tecnológico autónomo y aislado, sino un producto de la combinación de diferentes tecnologías que han venido perfeccionándose a lo largo de la historia, las cuales alcanzaron un punto de inflexión y perfeccionamiento con el desarrollo de la tecnología de cadenas de bloques y el lanzamiento del bitcóin en el 2009.
Noción técnica de los contratos inteligentes
Lo contratos inteligentes son programas informáticos que se desarrollan a través de internet utilizando tecnologías de cadenas de bloques, cuyas prestaciones se ejecutan de manera automática y sin la intermediación de las partes o terceros, mediante funciones informáticas condicionales de tipo if-then (District0x Network, 2018): si la condición (A) se cumple, entonces, la prestación (B) se ejecuta.
De acuerdo con lo anterior, puede decirse desde una dimensión tecnológica que los contratos inteligentes son esencialmente protocolos computacionales que aseguran la ejecución de prestaciones de manera automática, reduciendo los riesgos de incumplimiento de las partes participantes y anulando la intermediación de terceros (Reed, 2016), garantizando que los participantes no modifiquen arbitrariamente las cláusulas desfavorables o impidan la ejecución de las prestaciones que les sean incomodas (Tapscott y Tapscott, 2016). Para comprensión de lo anterior, se recomienda consultar la figura 6 sobre el flujo de la condición if-then en un contrato inteligente:
Figura 6. Flujo de la condición if-then en un
contrato inteligente

Fuente: Elaboración propia.
Características técnicas de los contratos inteligentes
Son programas informáticos. Una característica de los contratos inteligentes es que siempre son una secuencia de instrucciones, es decir, un algoritmo computacional (Reed, 2016). Este algoritmo lo utiliza una unidad computacional para ejecutar un conjunto de instrucciones, lo que de manera amplia se conoce como programa informático. El conjunto de líneas de texto que sigue la computadora para desarrollar el programa es el código fuente (Universidad de Castilla-La Mancha, 2010).
Son estructurados sobre tecnología de cadenas de bloques. Otra de las características de los contratos inteligentes es que estos son estructurados sobre tecnologías de registros distribuidos (DLT) implementados sobre cadenas de bloques. Las DLT son, a su vez, el resultado de la combinación de tres tecnologías, desarrolladas previamente:
Redes de punto a punto (peer-to-peer). Esta tecnología consiste en que la información del registro no es gestionada desde un servidor central, sino desde nodos que se comportan como iguales entre sí (Romero, 2018). Esto implica la prescindencia de una autoridad computacional central, supliéndose con un grupo interconectado de unidades computacionales que gestionan la información y que actúan como pares.
Criptografía asimétrica. Es un método criptográfico que usa dos claves, una pública y una privada, para el envío seguro de mensajes. Así, se consigue autentificar al remitente, garantizando la integridad del contenido del mensaje e impidiendo mediante el cifrado que un tercero pueda acceder a la información en caso de que lograse interceptarlo (Romero, 2018).
La criptografía de clave doble logra que los datos enviados y enlazados de forma encriptada tengan un carácter de seguridad y de protección frente intrusiones de terceros, para, a su vez, lograr la irreversibilidad e inmutabilidad de la información enviada y registrada (Ibáñez Jiménez, 2018).
Algoritmos de consenso. Un algoritmo de consenso es el mecanismo por el cual una red de cadenas de bloques alcanza consenso:
[…] Las cadenas de bloques públicas (descentralizadas) se erigen como sistemas distribuidos y, debido a que no dependen de una autoridad central, sus nodos (también distribuidos) necesitan ponerse de acuerdo respecto a la validez de las transacciones. Aquí es donde los algoritmos de consenso entran en juego, encargándose de asegurar que las reglas del protocolo son respetadas y garantizando que todas las transacciones tienen lugar de una forma fiable […] (Binance Academy, 2020b, p. 1).
Dimensión jurídica de los contratos inteligentes
Definición
Conocidas las características técnicas de los contratos inteligentes y su noción desde el ámbito tecnológico, ahora resulta necesario avanzar hacia el entendimiento de su naturaleza jurídica a fin de cumplir con los objetivos del estudio. No obstante, para lograr el anterior propósito, previamente se requiere determinar qué es un contrato inteligente y así, de manera preliminar, definirlo a la luz del derecho.
Como se ha mencionado, desde una dimensión tecnológica los contratos inteligentes son programas informáticos implementados sobre cadenas de bloques que se desarrollan a través de internet, los cuales ejecutan sus prestaciones de manera automática y sin la intermediación de las partes o terceros (Reed, 2016), a través de funciones informáticas condicionales de tipo if-then (District0x Network, 2018).
Ahora, teniendo en cuenta que los contratos inteligentes permiten la ejecución de prestaciones contractuales materiales de manera automática, estos resultan potencialmente útiles para la gestión y el comercio de bienes y derechos, puesto que garantizan que los participantes de un acuerdo no modifiquen arbitrariamente las cláusulas desfavorables o impidan la ejecución de las prestaciones que les sean incómodas (Tapscott y Tapscott, 2016), lo cual era uno de los grandes problemas no resueltos del derecho contractual.
Por lo anterior, en virtud de sus características y funcionalidades técnicas, los contratos inteligentes pueden definirse como un tipo de contrato electrónico desplegado en una cadena de bloques que ejecuta de manera automática las prestaciones contractuales y que prescinde de la voluntad de cumplimiento obligacional de las partes contratantes, por cuanto el cumplimiento de las obligaciones se realizaría de manera automática, por intermedio de la programación informática generada previamente en la formación contractual.
No obstante, es necesario resaltar que la anterior definición debe ser entendida de manera preliminar y como una propuesta metodológica para avanzar en el presente estudio. Como se observará en adelante, la conceptualización de los contratos inteligentes depende de su naturaleza jurídica y función económica.
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