Kitabı oku: «El gran libro de Illustrator»

Yazı tipi:



El gran libro de Illustrator El vector del diseño

Primera edición, 2021

©2021 Eduardo Guarniz Izquierdo

©2021 MARCOMBO, S. L.

www.marcombo.com

Ilustración de cubierta, diseño y diagramación:

Eduardo Guarniz Izquierdo

Diseño de cubierta: Enedenú diseño gráfico

Corrección: Haizea Beitia

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

eISBN: 978-84-267-3329-0

D.L.: B 5988-2021

Producción del ePub: booqlab

Not a very enthralling book; but at the first glance you could see there a singleness of intention, an honest concern for the right way of going to work, which made these humble pages, thought out so many years ago, luminous with another than a professional light. (Heart of Darkness)

No sería un libro fascinante, pero al primer vistazo se podía ver allí una determinación de intenciones, una honesta preocupación por la forma correcta de ir a trabajar, que hacían que estas humildes páginas, concebidas hacía tantos años, brillaran con algo más que una luz profesional. (Joseph Conrad, El corazón de las tinieblas, 1899:65)

A mi padre, porque la vida nunca volvió a ser tan buena como en 1994, cuando él estaba vivo; así, la muerte, en verdad, no tiene nada de malo si me imagino volver a verlo un instante, fuera de mis sueños.

Vector del Diseño
Tributo a Su Ilustrísima

La llama olímpica de Tokio 2020 fue ostensiblemente apagada por el coronavirus, pero algo del brillo de la de Río 2016 fue saboteado por el zika y el chikunguña, en la paranoia de un mosquito odioso (Aedes sp.) que podía poner fuera de combate a un atleta: así, eligieron no disputar medallas algunos1 de los que –por encontrarse en la cumbre de sus deportes– tenían una opción a ganar que, agoreramente, habría de no repetirse en cinco años. Al considerar que dichas enfermedades –irónicamente, transmitidas por las hembras del mosquito– potencialmente afectaban la formación de los fetos, se hace imaginable el enfrentamiento entre una oportunidad a la que los seres humanos aspiran alguna vez en la vida… y un honor al que incluso algunos deportistas de élite (disciplinas individuales) no acceden nunca: el de representar a su patria.

Las esdrújulas son infrecuentes, lo que les concede un prestigio por el cual dinamo, ibero, icono, entre muchísimas otras, terminan teniendo variantes aceptadas por uso.

Así, del mismo modo que la mosca tsetse existe en el imaginario colectivo porque contagia la enfermedad del sueño, aunque sea por crucigramas, todo mundo sabe que la respuesta para “transmite la malaria o paludismo” se escribe “anofeles”, aunque nadie haya notado que no era esdrújula. Así de desconocido es también que a todos esos insectos –odioso egipcio, tsetse y anofeles– se les llama “vectores”, que en medicina describe al agente que porta y comunica una enfermedad.

En diseño, desde luego, hablar de vectores alude a la matemática en que un programa, como Adobe Illustrator, se apoya para describir los gráficos… pero, en lo que a mí concierne, la acepción epidemiológica sigue siendo válida: a mí me picó el bicho del diseño, una vez que descubrí que, manipulando puntos de ancla, podía crear todas las curvas imaginables y editarlas a todos los tamaños que pudiera necesitar, que una línea puede animarse de perfección.

¿Es posible olvidarlo una vez que se descubre? Pese a haber atravesado cinco décadas –que, para una herramienta informática es bastante más que decir “cinco eras geológicas”–, Illustrator no solamente no es obsoleto, sino que sigue siendo tan relevante como una lengua materna, precisamente porque es un idioma o lenguaje visual que, en su capacidad evolutiva, es una forma de expresión, la manera más expresiva de comunicar una idea.

Me ha llegado, pues, el momento de rendir homenaje a este revolucionario programa, de divulgar las fantásticas posibilidades por las que, desde 1987, se ha convertido en una epidemia creativa de la que –«todos me dicen que soy»– sigo siendo vector y evangelista: el venerable fundador, Padre y Corona del Dibujo, Su Ilustrísima, Adobe Illustrator.

De la mente al dibujo

Illustrator es un programa de dibujo vectorial y, por tanto, la imaginación es fundamental: si una ilustración se limita a reproducir lo que vemos, en múltiples niveles estará un paso detrás de la fotografía, que es instantánea en su producción y, con los teléfonos (antes llamados “inteligentes”), ubicua en su disponibilidad. Por ello, el primer pedido a la imaginación es notar que, en realidad, este párrafo no termina en un punto.

Obviamente, el signo ortográfico con que terminan todas las oraciones se llama “punto” pero, puesto que se percibe, es una figura de dos dimensiones y, aunque tenga menos de medio milímetro de diámetro, no deja de ser un círculo: un circulito. Igualmente, no es una línea el guión que sigue –el signo que aísla esta frase–: es un rectángulo, incluso si su alto es apenas de 0,2 mm. El cerebro humano no puede ver líneas, mucho menos puntos.

La adaptación a un mundo tridimensional ha establecido límites, pero la imaginación, que no tiene ninguno, apenas tiene que esforzarse para hablar de diámetro en el párrafo anterior (clara noción de línea), del mismo modo que se puede hablar de los ángulos del rectángulo (puntos) pero, estrictamente, no puedo ver ninguna de esas abstracciones. ¿Por qué menciono esto? Porque el dibujo pierde valor si carece de imaginación pero, para plasmar lo imaginado, es esencial pensar visualmente; así, si hablo de dimensiones es porque basta ver el dibujo al margen para entender que su atractivo es que percibimos un movimiento lineal, el trazo a mano alzada que crea toda la forma del pastor alemán. Es decir: no puede verse la línea (que es una sola dimensión), pero a través del trazado sí puede verse el movimiento. Para escribir un guión como el que sigue –para dibujar tal rectángulo– basta un lapicero que, al apoyarse en el papel, dejará una marca elíptica; arrastrándola con el (educado) movimiento unidimensional de mi mano, se llega al rectángulo. El movimiento es lineal, la forma resultante, tiene dos dimensiones. Queda más claro al dibujar el guión para una gigantografía: el primer rectángulo al margen tiene las mismas proporciones pero 5,5 mm de alto, es decir, es veintiséis veces más grande. Para crearlo, se lleva la herramienta de dibujo de un ángulo a otro sobre el perímetro (por ejemplo, de “a” a “b”, de “b” a “c”, de “c” a “d” y de “d” a “a”), y luego se zigzaguea al interior para rellenar la forma. Pero, por simple que sea la forma de un rectángulo, dibujarla a la perfección requeriría una regla para que las líneas fueran perfectamente rectas y tomar medidas para tenerlas perfectamente en paralelo.



El énfasis en lo perfecto es esencial para Illustrator.

Al pastor alemán de la página anterior le falta una pata y tiene poca cadera, pero crearlo a mano alzada requiere gran talento. Si requiriera un trabajo perfecto tengo dos opciones, a saber: [1] haber nacido genio y hacerlo perfecto a la primera o [2] hacerlo de forma que se pueda perfeccionar. Como Salvador Dalí, sin duda, fue un genio, puede verse en la página opuesta (arriba), un dibujo de la serie para La vida es sueño, en el que casi parece verse un solo trazo ir desde la cola del caballo hasta su hocico, quizá otro desde la ingle del jinete hasta la propia firma: la ostentación del hombre que comparaba sus obras con fotografías hechas a mano, también instantáneas si se le antojaba (sin pasar dos veces por el mismo punto, imposible que sea un solo trazo). Si se compara con su centauro para La divina comedia (al margen, abajo), el proceso es muy distinto: en este, incontables elipses concéntricas crean músculos, articulaciones y cabelleras.



Trabajos fotográficos, ilusiones de volumen, estilos realistas de ilustración típicamente se valen de programas de pintura, o de edición fotográfica (como Photoshop) y pueden aprovechar tabletas de dibujo o, si hay dinero, una pantalla táctil y un lápiz óptico (por ejemplo, un iPad y un Apple Pencil). Con talento suficiente, se pueden llevar a cabo con herramientas vectoriales (y hay quien ha hecho ilustración en Excel). Pero la esencia y excelencia de Illustrator están en la perfección de la línea, creada punto por punto, incluso cuando se utiliza un mouse. Y la oferta fantástica del dibujo vectorial es que no es indispensable haber nacido genio: no se trata de llegar a un resultado genial, a la genialidad instantánea, de la improvisación, de poner el lápiz en el papel una vez y, como quien hace un garabato, crear un caballo. Es posible, pero no se trata de eso.

Puedo tener una aspiración más modesta: la perfección.

Porque editando la posición y curvatura de cada segmento puedo lograr fácilmente, con la técnica necesaria, que el pastor alemán tenga cuatro patas, que el jinete tenga espalda, que el tórax del caballo no sea más escuálido que el del perro. Puedo lograr que la línea sea tal como la ve mi mente: tan perfectamente recta, tan perfectamente curva o tan perfectamente retorcida como está en mi cabeza.


Y una vez eliminada la interferencia entre mi mente y mi dibujo, una vez que puedo expresar cabalmente esas líneas, allí tendré la opción de verter todo el talento y el tiempo que considere convenientes para crear con ellas obras maestras y –¿por qué no?– obras de arte. Ni siquiera a Dalí este tercer equino, también para La vida es sueño, le tomó un minuto. Por algo, decía, no hay obra maestra perezosa.

La ética por la cual se llega a lo perfecto punto por punto es esencial en Illustrator. Pasemos al siguiente punto.

El libro del acróbata

Para quien tenga un nivel de inglés técnico suficiente para entender videos, la oferta de información en la red es gigantesca y, para un programa que tiene más de tres décadas de existencia, prácticamente infinita. ¿Qué ofrece este libro?

Para empezar, ofrece una perspectiva: en el número finito de páginas que tengo, me centraré en lo esencial. De las más de ochenta que tiene, Illustrator se puede manejar a nivel experto con una docena de herramientas (todas en ai8, al margen) con la misma lógica que un carpintero tiene martillo, destornillador, alicate, sierra o taladro y le resultará más conveniente concentrarse en todas las posibilidades de las sierras (o hablar de otro tipo de sierra, digamos, circular) que distraerse con un soplete (salvo que haga muebles de metal).

En segundo lugar, para mí es esencial mencionar a Dalí: con todo lo que me gusta, yo no lo he visto por gusto, y si lo que he visto en él no lo puedo decir, es igual que si no lo hubiera visto. Pero no lo menciono por el puro gusto. Creo que el ejemplo que escogí ha sido el mejor posible para responder por qué Illustrator tiene un sitio tan definido cuando ya en todos los teléfonos se puede dibujar con el dedo y las tabletas con lápices ópticos no son ya ningún lujo. Alguien podría, con todo derecho, preferir que hablara del soplete y no de Dalí: mi explicación es el tercer punto.


Todo el material presentado es propio y cada idea original fue transformada dictando clases. Si alguien se aburre leyendo, al menos no lo veo; pero en la cuerda floja del aula, las caras de aburrimiento son el equivalente a caerse sin red y me mostró que, literalmente, perdí el equilibrio entre la calidad del material y el interés con que lo presenté. Y creo haber aprendido, al menos, de esas caídas. Pero si no…


Convenciones

Illustrator ha llegado a la versión CC 2021 (v.25) en octubre de 2020, en una actualización que es continua desde 1987, pero que dejó de ser individual: ya su versión 11 fue publicada por Adobe en conjunto (o suite) con sus otras aplicaciones principales. Así, desde 2003, en vez de hablar de “Illustrator 11”, “Photoshop 8” o “InDesign 3”, todos los programas incluidos fueron comercializados como versiones “CS”, esto es, partes de una Suite Creativa (Creative Suite) en la que Illustrator CS significa Illustrator 11.

La Suite Creativa tuvo seis versiones después de las cuales, en lugar de cs7, Adobe cambió el modelo de negocio y dejó de vender discos compactos (tal como sucedió con la música) que contenían los programas y empezó a dar acceso por suscripción. Por ello, desde el año 2013 no es legalmente posible emplear Illustrator sin pagar una cuota mensual (como si se pagara por una cuenta de Spotify), con el beneficio de tener el programa permanentemente actualizado.

Consecuencia de ello es que entre alguna captura de pantalla del libro (trabajado hasta la versión 25 en inglés para Mac) y la apariencia real de Illustrator pueda haber alguna diferencia… pero si me remonto al clásico Illustrator 8 (presentado en 1998), tengo base para predecir que no solo serán mínimas, sino mucho menores que las cosméticas que se observan al margen. Hay matices que conviene precisar.


a. Idioma

Además de dar acceso a una ilimitada cantidad de información, un manejo técnico del inglés explica la lógica de múltiples elementos de la interfaz, lógica que no se traduce pero que se ve en la siguiente tabla: aun si se ejecuta en diecinueve idiomas, todas las herramientas esenciales de Illustrator se activan en inglés, sea típicamente por la inicial del nombre en inglés (Gradient, Hand, Pen, Rotate, Scale, Type, Zoom), la pronunciación en inglés (Scissors, Eyedropper, Ellipse) o el aspecto de su icono, siempre descrito en inglés (Direct selection). Por otro lado, la herramienta Rectángulo se activa con la [M] de marquesina (o marquee) con la que crea la forma; la herr. Selección, con la [V] (que es una suerte de flecha invertida) y, quizás, la verdadera excepción es la “o” de la herramienta Reflejar, que utiliza una letra simétrica al reflejarse horizontal o verticalmente, en mayúsculas o minúsculas (la única otra opción hubiera sido la “x”). Pero salvo esas tres excepciones, la inflexible lógica se mantiene en otros elementos, como los atajos que se verá a continuación.


Una marquesina como la que será creada entre las aplicaciones de la fusión (cfr. cap.XVI.5)

b.Atajos

La presencia del inglés empieza en las herramientas principales del programa, pero se extiende a muchísimos otros elementos como, en segundo lugar, a los comandos. Por ello, si se instala la versión en español de Illustrator, el primer menú se llamará “Archivo” (no File, como se ve al margen) y el segundo comando en él podrá llamarse “Abrir”, pero su atajo, seguirá siendo presionar la tecla de Comando (o [ctrl] en PC) y la letra “O” (de Open, en inglés), tal como sucede con ⌘S (de Save) para el comando Guardar y ⌘P (de Print) para Imprimir, entre una lista incontable de ejemplos.

Y menciono deliberadamente lo incontable porque, si los contara, tendría que memorizar; si capto la lógica, puedo deducir incluso de lo que no conozco y –tengo que insistir– esa lógica está en inglés. Si se consulta la página anterior se confirmará que en Illustrator en español, la herr. Escalar se activa con la [S] (de Scale) y no con la [E], por ejemplo, o Selección directa, con la [A] (de Arrow) y no con la [F] de flecha.


Los atajos son fundamentales para manejar Illustrator y son el mejor ejemplo de la implementación del programa.

En efecto, si se trabaja en PC, para cerrar la aplicación se utilizará File > Exit (Archivo > Salir); en Mac, ese comando cambia a Illustrator CC > Quit Illustrator (Illustrator CC > Salir de Illustrator): una sola orden equivale a cuatro comandos (dos plataformas por dos idiomas). Pero no acaba allí.

Puesto que la versión cs6 podía ser comprada, hay quien ha considerado aceptable quedarse allí, lo que no es absurdo: es decir, todos queremos el próximo iPhone (tener el último no es suficiente), pero eso no significa que nuestro anterior teléfono no sea perfectamente útil. Por tanto, para cerrar el programa, debería mencionar que el comando pasaría a ser Illustrator CS6 > Quit Illustrator (Illustrator cs6 > Salir de Illustrator). Los cuatro comandos se duplican de nuevo con la versión y se vuelven ocho. Y todavía sigue.

De hecho, la principal ventaja competitiva de Illustrator es que es un programa de Adobe: sus fundamentos, empezando por la propia interfaz (espacio de trabajo, iconos, comandos, atajos, etc.), son los mismos de Photoshop e InDesign. Y todavía no puedo decirlo todo.

Como se ve en la pág.xv, todas las herramientas esenciales son idénticas en InDesign (icono, atajo y funcionamiento); la mayoría también en Photoshop.

Así, captada la lógica, en los tres programas, para salir, presionaré ⌘Q (de Quit) o [ctrl]+Q en PC, lo que significa que el atajo pasa por encima de los diferentes idiomas y las versiones exactas en las grandes aplicaciones: en este caso concreto, vendría a equivaler a no menos de veinticuatro comandos diferentes, considerando solo el inglés y el español (dos de diecinueve idiomas en Illustrator), las versiones CC y cs6 (dos de veinticinco que lleva) y tres aplicaciones (Illustrator, Photoshop e InDesign, entre las decenas de Adobe).

No es usual manejar el programa en más de dos idiomas, pero sí lo es que me apoye en otras aplicaciones, como es definitivo que cuando aprendí Illustrator en serio planeaba utilizarlo por muchas versiones. Siempre estoy escribiendo el libro que yo hubiera querido leer, en el que debió decir: “No aprendas los comandos para seleccionar todo, pegar delante o unir trazados, aunque son esenciales: dedúcelos”. Así que lo dirá el mío: ⌘A (de All), ⌘F (de Front) o ⌘J (de Join).

c. Plataforma

Hasta hace algunos años, un diseñador podía pasarse una tarde tratando de demostrar que un Mac era superior a una PC con el mismo apasionamiento con que hoy podría compararse un iPhone con un teléfono Android. Pasaba entonces, como en los teléfonos de hoy, que algunas aplicaciones solamente estaban disponibles en una plataforma y no en otra, o tenían muchas diferencias de funcionamiento.

Incluso si Illustrator (como todos los grandes programas de diseño) fue creado exclusivamente para el Mac de 1984, la discusión es más que anacrónica y, específicamente, Illustrator es idéntico en Mac y PC: yo no podría decir que los ordenadores de Apple son superiores sin añadir que de eso no depende la calidad del trabajo, en absoluto. Si mantengo mi preferencia es porque, al tratarse de una sola marca, puedo dibujar un teclado, como el de esta página, sabiendo que las variantes que tendrá en los próximos años, serán previsiblemente menos numerosas que las opciones ofrecidas por los ordenadores compatibles en un solo mes. Además, la estabilidad de ese diseño ofrece una ventaja adicional: los símbolos. En efecto, como se ve en la ilustración, el teclado emplea signos en sus teclas modificadoras y, si me refiero al menú de la pág.XVI, notaré que el comando Empaquetar se activa con ⌥⇧⌘P (“P” de Package): en Mac existen símbolos asignados al teclado e Illustrator los utiliza, lo que no solo ahorra espacio sino que esquiva el tema del idioma.


Al usar los símbolos, en lugar de escribir los nombres de las teclas, empleo cuatro caracteres, ⌥⇧⌘P, en lugar de sesenta y tres.

A mí me sorprende ver que el manual de Illustrator no consigne los atajos junto con los comandos: lo hace solo al final, mediante una tabla en la que dice: “Package the document: Alt + Shift + Ctrl + P (PC), Option + Shift + Command + P (Mac)”. Yo tendría que alargar todavía más cada comando para añadir cada nombre en inglés y en español. En lugar de eso, he adoptado en el libro las convenciones del teclado de Mac (porque son símbolos que no tienen idioma) y presentaré los comandos en inglés y español la primera vez en que los utilice.


Por otro lado, si he incluido solamente la mitad izquierda del teclado es porque para Illustrator las teclas numéricas tienen un empleo nulo (no es casual que, incluso, los teclados para equipos de escritorio prescindan de él) y las teclas de navegación tienen un uso mínimo; apenas las menciono porque una mayoría de usuarios parece no haber notado que la tecla de Función ([fn], ⨍) transforma el cursor: la flecha hacia arriba en [INICIO] ([HOME]), la flecha a la izquierda en [RE. PÁG] ([PAGE UP]), etc. En un libro sobre InDesign definitivamente tendría que desarrollar este punto.


Pero, si me centro en Illustrator, lo único que hace falta reiterar es que Comando (⌘, [CMD]) en Mac equivale para todos los efectos a la tecla de Control ([CTRL]) en PC, Opción (⌥, [OPC]) es equivalente a [ALT] y [MAYÚSC.] (⇧, [SHIFT]) no debe confundirse con la tecla [BLOQ. MAYÚSC.] ([CAPS LOCK], la que sirve para escribir todo en mayúsculas). Y puedo saber que esas teclas son las importantes porque son las únicas que, por su constante necesidad, están duplicadas.


Solo ahora puedo terminar de decir por qué escojo la versión Mac en inglés. El lanzamiento de Illustrator ocurrió tres años después del de la Macintosh, modelo de computadora más famoso de la historia que, según veo al margen (cfr. pág.XVI), ya aplicaba los atajos de Archivo. La “C” no era para Close porque ya estaba asignada a la función esencial de Copiar –junto con Cortar (⌘X), Pegar (⌘V) y Deshacer (⌘Z)– y, al igual que Seleccionar todo, era mnemotecnia en inglés. Todos los atajos de Mac fueron adoptados por Adobe en 1987 y siguen hasta hoy. Y resulta asombroso mirar el siguiente teclado.


Es decir: casi se podría jugar a detectar siete diferencias entre el teclado del modelo original de Mac 1984 (arriba) y el que uso en mi MacBook Pro para escribir este libro (cfr. pág.XVIII)… excepto que para llegar a siete tendría que mencionar minucias como que la tecla Bloqueo de mayúsculas aún no tenía luz. Pero la disposición de las teclas, que Illustrator explota, es idéntica treinta y tantos años después… mira si no es raro decir algo así. Já pensou?

Recorrer documentos ([`]), organizar objetos (corchetes), activar la herr. Línea ([\]), mostrar guías y rejilla ([;] y [']) y alternar rellenos ([,], [.] y [/]).

Pero poco importa si es elogiable, lo único contante es que el de esta página es el teclado por excelencia de esta aplicación, que utiliza hasta la última de las teclas que se observan arriba: cambiar al teclado latinoamericano (con [Ñ]) o al español (con [Ñ] y [Ç]) representará una pérdida que, por suerte, podré compensar ofreciendo alternativas (por ejemplo, clic secundario para organizar, en vez de corchetes).

Así, diré que el colmo de los esmeros y el extremo de los esfuerzos me fueron en incorporar toda la información que he considerado útil y exigir mi imaginación para presentarla de la mejor forma y hacer de este texto un regalo para sus lectores y una golosina para sus hojeadores; y, puesto que lo anterior es tal y tan cierto, después de escribirlo, la paz será sobre mí.

1 Declinaron los tenistas Milos Raonic (nº3 en 2016), Tomas Berdych (nº4 en 2015) y nº5 Simona Halep; pese a que Río, fue la primera olimpiada en admitir el golf, seis de sus diez mejores representantes renunciaron a participar (nº1 Jason Day, nº2 Dustin Johnson, nº3 Jordan Spieth, nº4 Rory McIlroy, nº8 Adam Scott y nº10 Branden Grace).

Türler ve etiketler
Yaş sınırı:
0+
Hacim:
986 s. 928 illüstrasyon
ISBN:
9788426733290
Yayıncı:
Telif hakkı:
Bookwire
İndirme biçimi:
epub, fb2, fb3, ios.epub, mobi, pdf, txt, zip