Consejos sobre la salud

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Consejos sobre la salud

e instrucciones para los obreros médico-misioeros

Elena G. de White


Gral. José de San Martín 4555, B1604CDG Florida Oeste, Buenos Aires, Rep. Argentina.

Índice de contenido

Tapa

Prefacio

Sección I: La necesidad del mundo

Multitudes afligidas

Una raza degenerada

La violación de la ley física

Se necesita una obra de reforma

El panorama

Religión y salud

El amor de Cristo como poder sanador

Cómo curaba Cristo

El médico cristiano como misionero

Efectos de hábitos equivocados

Un mundo no amonestado

Sección II: Elementos esenciales de la salud

Conocimiento de los principios básicos

Sabiduría de las obras de Dios

Gobernar el cuerpo

Adoptar una alimentación sencilla

Comprados por Dios

Cultivar la habilidad

Temperantes en todo

El mundo no es nuestro criterio

Ejercicio físico

Aire puro y luz solar

Respiración profunda

Supersticiones relacionadas con el aire nocturno

Influencia del aire fresco

Higiene escrupulosa

Hacer comidas sencillas

Hábitos físicos y salud espiritual

Abandonando las carnes

Evitar la glotonería

Lecciones de la experiencia de Juan el Bautista

Benevolencia y rectitud en la vida de casados

Consejos con respecto a la maternidad

Rehusar la contaminación del tabaco

Usar tabaco es contrario a la piedad

Veneno engañoso

Abstinencia de narcóticos

Dominio propio y oración

Efectos malignos del té y el café

Evitar el uso de drogas venenosas

Vestir saludablemente

Poder de la voluntad

Debidamente ocupados

Control de la imaginación

Moderación en el trabajo

Temperancia en el trabajo

Orden y limpieza

Baños frecuentes

Cómo preservar nuestra sensibilidad

A un hermano

Sección III: Dieta y salud

Relación de la dieta con la salud y la moral

Poder del apetito

Fidelidad en la reforma pro salud

Participantes de la naturaleza divina

Resultados de rechazar la luz

Fidelidad a las leyes de la salud

Cocina sana

Aprender a cocinar

Un talento esencial

Pan perjudicial

Hay que cambiar el régimen

Combinación dañina

Alimentos desabridos

Dieta empobrecida

Extremos en el régimen alimentario

Excesos en el comer

Madres sobrecargadas

La glotonería es pecado

Evitar las normas falsas

Sección IV: Vida al aire libre y actividad física

Ejemplo de Jesús

Naturaleza: un libro de lecciones

En el campo

La fuente de salud

El valor de la vida al aire libre

Ejercicio, aire y luz solar

El plan original

Confinamiento en la escuela

Métodos más sencillos

Equilibrio entre trabajo físico y mental

Resultados de la inacción física

Cultura física

Salud y eficiencia

Períodos de relajamiento

Luz del sol en el hogar

Entretenimientos prohibidos

Ejercicio como medida de restauración

 

El caminar como ejercicio

Males de la inactividad

Abramos las ventanas del alma

Sección V: Sanatorios: sus objetivos y propósitos

Propósito de Dios para nuestros sanatorios

La iglesia ha sido calificada para el servicio

Aguas vivificantes para almas sedientas

Los sanatorios y la obra evangélica

Necesidad de instituciones en muchos lugares

En todo el mundo

El Sanatorio de Sydney debe impartir educación

Ventajas de la agricultura

Advertencia contra la centralización

Deber hacia los pobres

Nuestros sanatorios del sur de California

El sábado en nuestros sanatorios

Los grandes sanatorios son innecesarios

Entretenimientos en nuestros sanatorios

Ánimo mutuo

No presentar con insistencia los conceptos denominacionales a los pacientes

Para todas las sectas y clases

Tratamiento médico, vida recta y oración

Centros de influencia y entrenamiento

Elevada vocación de los empleados del sanatorio

Sustitutos adecuados

Sección VI: Obra institucional de éxito

El secreto del éxito

Cultura moral e intelectual

La reforma pro salud y el sanatorio

Resultados del esfuerzo fiel

Mantener una norma elevada

Ubicación de los sanatorios

No entre los ricos

No para los buscadores de placer

Condiciones en la ciudad

Economía en el establecimiento de sanatorios

Ventajas de las construcciones de madera

Economía en el funcionamiento

Lealtad a nuestras instituciones

El sanatorio como campo misionero

Adhesión a los principios

Para la gloria de Dios

El capellán y su obra

Mantener la pureza de la verdad

Por el bienestar de los demás

Clase de obreros que se necesitan

El tacto es esencial

Cómo tratar el sentimentalismo

Poder ennoblecedor de los pensamientos puros

Crítica y censura

Resultados de albergar un pecado

Contemplar a Jesús

Cooperación entre colegios y sanatorios

Imparcialidad en los sueldos

Economía por principio

Compensación

No salarios exorbitantes

Ayudar a los necesitados

Los obreros de los sanatorios

Reconocimiento del trabajo honrado

Ejemplo de Cristo

Sencillez y economía

Sección VII: El médico cristiano

Un llamamiento responsable

Obra del médico por las almas

Esfera de los directores médicos

Preparados para toda buena obra

Dando testimonio de la verdad

Cura mental

Compasión como la de Cristo

Paciencia y simpatía

Mensaje para nuestros médicos

Los médicos deben conservar su energía

Obra que perdurará

Cada uno en su lugar

Peligros y oportunidades

Peligros del éxito

La Biblia como consejera

Calificaciones necesarias

Oración por el enfermo

Sumisión y fe

Fe y obras

Gratitud por la salud

Influencia del médico

Obediencia y felicidad

Sección VIII: Enfermeras y auxiliares

Seguir los métodos de Cristo

Trabajo de casa en casa

Llamamiento a ser médicos misioneros

Deberes y privilegios de nuestros obreros en los sanatorios

Alegría

La eficiencia depende del vigor

Integridad entre los obreros

Constancia

Una situación lamentable

Olas de Influencia

El poder de las compañías

En nuestras escuelas

Falta de economía

Nuestra Influencia

Se necesita oportunidad para el cultivo del cristianismo

Sección IX: Enseñanza de los principios de la salud

La iglesia debiera despertar

Obreros evangélicos deben enseñar la reforma pro salud

Reforma en la temperancia

En los congresos campestres

Una buena obra hecha difícil

Difusión de los principios de la temperancia

Enseñar con sabiduría

Correcto ejercicio de la voluntad

Firmar el voto de temperancia

Pruebas prematuras

Dar importancia a la reforma pro salud

Apoyar una reforma continua

Vivir las convicciones y enseñar la verdad

Se necesitan sanatorios en Wáshington y otros lugares

Educar, educar, educar

Indiferencia e incredulidad

Advertencia contra los médicos espiritistas

 

Ruina ocasionada por Satanás

El colportor es un maestro

Distribuir las publicaciones

La invitación

Lecciones objetivas de la reforma pro salud

¿Por qué establecer sanatorios?

Sección X: Obra de los alimentos saludables

Preparación de alimentos sanos

Piedad práctica

Educar a la gente

Obra de los restaurantes

Enseñar a cocinar a los niños

Restaurantes en las ciudades grandes

Restaurantes y centros de tratamiento

Cerrar en sábado

Santidad del sábado

Alimentos sanos en todos los países

En los Estados del Sur

Como una industria escolar

Sección XI: Obra médico-misionera

Trabajo de los pioneros

Evangelismo médico

Una ilustración

Amplitud de la tarea

Limpiar nuevos territorios

Cristo, nuestro ejemplo

Una obra unida

Palabras de advertencia a un director médico

Rebelión contra la reforma pro salud

No ha de ser una obra separada

Ejemplo del médico misionero

El evangelio en la práctica

Con fe y humildad

Para conseguir entrada

Evangelistas médico-misioneros

Métodos y planes

Médicos y evangelistas

Obra en las ciudades

Medio para vencer el prejuicio

Sanatorios como puestos de avanzada

El ministerio y la obra médica

Sección XII: Ejemplos para la grey

Importancia del ejemplo correcto

Nuestro deber de preservar la salud

Mentes claras

Pureza social

Ejercicio y dieta

Se necesita una reforma

Un movimiento de reforma

Sección XIII: Santidad de vida

Luces en medio de las tinieblas

Una lección de la caída de Salomón

Consejos a los médicos y enfermeros(as)

El precio de la salud

Sencillez en el vestir

Extremos en el vestir

Vestimenta inmodesta

Los padres como reformadores

Cuidado con la corrupción moral

La única seguridad

Siervos del pecado

Enceguecidos por el pecado

Santidad y salud

Un paso hacia adelante

Religión y contentamiento

La necesidad de consagración

Abstinencia total

Consejos sobre la salud

Elena G. de White

Título del original: Counsels on Health and Instruction to Medical Missionary Workers, Pacific Press Publishing Association, Mountain View, California, EE.UU. (1923).

Dirección editorial: Aldo D. Orrego

Traducción: Staff de la APIA

Diseño de tapa: Osvaldo Ramos

Diseño del interior: Giannina Osorio

Ilustración de tapa: Shutterstock

IMPRESO EN LA ARGENTINA

Printed in Argentina

Primera edición, e - Book

MMXX

Es propiedad. © 1923 Pacific Press Publishing Association. © 2009 Asociación Casa Editora Sudamericana.

Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723.

ISBN 978-987-798-179-7


White, Elena G. deConsejos sobre la salud / Elena G. de White / Dirigido por Aldo D. Orrego . - 1ª ed. - Florida : Asociación Casa Editora Sudamericana, 2020.Libro digital, EPUBArchivo digital: OnlineISBN 978-987-798-179-71. Espiritualidad. I. Orrego, Aldo D., dir. II. Título.CDD 204.4

Publicado el 20 de mayo de 2020 por la Asociación Casa Editora Sudamericana (Gral. José de San Martín 4555, B1604CDG Florida Oeste, Buenos Aires).

Tel. (54-11) 5544-4848 (Opción 1) / Fax (54) 0800-122-ACES (2237)

E-mail: ventasweb@aces.com.ar

Web site: editorialaces.com

Prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación (texto, imágenes y diseño), su manipulación informática y transmisión ya sea electrónica, mecánica, por fotocopia u otros medios, sin permiso previo del editor.

Prefacio

En el vestíbulo del Hospital White Memorial (Los Ángeles, California, EE.UU.), fundado justamente en me moria de la autora de este libro, existe una placa de bronce con esta inscripción:

“Este hospital está dedicado a la memoria de la señora Elena G. de White, cuya larga vida estuvo desinteresadamente consa­grada al alivio de las aflicciones y pesares del enfermo, el do­liente y el necesitado; y para inspirar a jóvenes y señoritas a consagrar su vida a la obra del que dijo: ʻSanen al enfermoʼ ”.

Para quienes conocieron a la Sra. de White, estas palabras abundan en tiernos recuerdos e incontables incidentes de la vida de tan generosa dama. De las mujeres que han vivido en tiempos modernos, es indudable que ninguna ha ejercido tan profunda y duradera influencia sobre la vida de sus semejantes como Elena de White. En ningún sector fueron sus enseñanzas más amplias y explícitas que en el relacionado con el cuerpo, templo del Espíritu Santo.

Durante la última mitad de este siglo, abundante luz pro­cedente de diversas fuentes ha iluminado el importante tema del cuidado de la salud. De la mente del renombrado inves­tigador médico Luis Pasteur surgieron poderosos rayos de luz que iluminaron el campo de la salud y la enfermedad. Gracias a él el mundo obtuvo conocimientos de las bacte­rias, factores causantes de muchas enfermedades. De Luis Pasteur vino la curación del ántrax, enfermedad devastadora que afligía a animales y a seres humanos. Sus esfuerzos in­cansables culminaron con el descubrimiento de una cura para la hidrofobia, una de las enfermedades más temibles de todas las épocas.

Lord Lister, al poner en práctica los principios de Pasteur en la sala de operaciones, hizo que la técnica quirúrgica fue­ra un procedimiento más seguro para la humanidad. Su genio transformó los hospitales, que por entonces eran cámaras de horrores y semilleros de gangrena, en lugares cómodos donde se promovía la curación de la enfermedad. Lister demostró que la presencia de pus en las heridas producidas por las operacio­nes era innecesaria, y de esta manera redujo la mortalidad en la sala de operaciones a una cifra relativamente insignificante.

Luego apareció en el campo médico el Dr. Semmelweiss, ginecólogo, a quien Kugelmann escribió: “Con pocas ex­cepciones, el mundo ha crucificado y quemado a sus be­nefactores. Espero que no se canse en la honorable lucha que todavía tiene ante usted”. Fue este Semmelweiss el que luchó contra el temible monstruo de la fiebre puerperal, y en cuyo cerebro surgían incansables estas preguntas: “¿Por qué mueren estas madres? ¿En qué consiste la fiebre puer­peral?” Sus esfuerzos le hicieron perder la vida, pero pudo vencer a esa terrible enfermedad.

Puedo continuar describiendo las bendiciones que el mun­do ha recibido de parte de personas como Koch, Ehrlich, Nicolaier, Kitasato, Von Behring, Flexner, Ronald Ross y otros benefactores. Pero a Elena de White se le dio una misión dife­rente. Mientras la obra de su vida y sus enseñanzas estaban en armonía con la verdadera medicina científica, fue en el ámbito espiritual del arte de sanar donde brilló con santo esplendor. Al exhortar a hombres y a mujeres a considerar su cuerpo como un legado sagrado confiado por el Altísimo, y a obedecer las leyes de la naturaleza y del Dios de la naturaleza, la Sra. White no tiene rival. Ella exaltó la santidad del cuerpo y la necesi­dad de poner los apetitos y las pasiones bajo el control de una conciencia informada e iluminada. Otros ponían énfasis en la ciencia como medio de mantener o recuperar la salud; pero a ella le correspondió la tarea de poner de relieve los factores espirituales en el tratamiento del templo del cuerpo.

Nadie ha explorado el ámbito espiritual en la extensión en que ella lo ha hecho. Realizó esfuerzos incansables desde los días de su juventud hasta la hora de su muerte a una edad avanzada. En libros, en artículos, en monografías, en folletos y opúsculos, constantemente exhortaba con tonos claros y definidos a hombres y a mujeres, a jóvenes y a ancianos, a ele­varse a un plano de vida más racional, más puro. Desde los púlpitos de las iglesias y salones de conferencias y en otras re­uniones su voz se alzaba constantemente instando a llevar una vida consagrada y cristiana en lo que se refería al cuerpo y su cuidado. Otros profesionales sacaron a luz hechos científicos concernientes a las enfermedades, sus causas y su curación; en cambio la Sra. White relacionó esto con el aspecto espiritual de la persona, manifestado en los recintos más íntimos de su psiquismo.

Podemos decir acertadamente que sus escritos prosiguen su obra de bien aun cuando ella duerme en su tranquila sepultura, con las fatigadas manos cruzadas sobre el pecho en el cual latió un corazón dedicado. Deseamos que los “consejos” con­tenidos en esta obra sirvan para bendecir, fortalecer y dirigir la vida de quienes tratan de dirigir la atención de la gente hacia nuestro bendito Dios, que es el único que posee el don de la sanidad.

El apóstol Pablo escribió lo siguiente en una carta a Timoteo:

“En una casa grande, no solamente hay utensilios de oro y de plata, sino también de madera y de barro; y unos son para usos honrosos, y otros para usos viles. Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra” (2 Tim. 2:20, 21).

Pablo escribió estas palabras especialmente para los miem­bros de la iglesia del Señor. ¡Pero cuán maravillosamente pue­den aplicarse también a las piedras humanas que forman la es­tructura del gran edificio del arte de sanar en el mundo actual! En él trabajan doctores y enfermeras de oro, doctores y enfer­meras de plata, doctores y enfermeras de madera y de barro; además, algunos son dignos de honra, mientras que otros de deshonra. El objetivo de Consejos sobre la salud consiste en purificar la gran casa donde se practica el arte de sanar, y amol­darla a las normas establecidas por el Médico divino. En esta hora sórdida, cuando se comercializa todo lo que una vez fuera sagrado, cuando el becerro de oro se adora en todas partes, hay y habrá hombres y mujeres que anhelan los ideales más eleva­dos y que pertenecen a esa profesión superada en sacralidad por el ministerio de la Palabra de Dios. Con el sincero deseo de que esta obra contribuya a la práctica más pura y abnegada de la medicina, la presentamos a los lectores y esperamos que cumpla su misión.

Percy T. Magan