Kitabı oku: «Antología», sayfa 2
El viaje es la vida
El viaje es la vida
así no se salga del lugar natal
basta mirar el mapa intrincado
que fabrican los días
para darse cuenta
cuán nómadas hemos sido
cómo la aventura
que nos aleja de casa
por rutas que son también
una odisea
(pensamientos hechos e instantes
que son una posibilidad
entre otras muchas otras
de tejer un destino
y de darle al mundo una forma)
un día nos reclama volver
Sucesos en los que
atraídos por magas descomedidas
(la tentación es mucha)
es probable que se termine haciendo compañía
en algún momento
a los cerdos en el corral
O en que –a las puertas de la vejez
que es el peor de los exilios–
por gracia de un día pleno de divinidades
compasivas
un mar de náufragos te arroje a playas
donde núbiles muchachas
sueñan con varones llegados de lejos
adivinando entonces
en los ojos de esa joven
que no te pierde la mirada
en su belleza capaz de perturbar tus horas
de ahora y las que te quedan
una disposición una entrega
que no sin vanidad aceptas
al menos de momento
al menos mientras la sorpresa de avistar
de nuevo al amor entre tus asuntos
pasa
si esto es posible
que el amor pase que no pasa
un don un albur que de nuevo se te ofrece
por privilegio de la vida
y que te sume sin embargo
en el más oscuro doloroso frío desasosiego
pues no es de viejos ir correteando tras Afrodita
por predios que no sean los de la medida y el buen juicio
lo que añadirá a tus cobardías
el inexperto consuelo de otra cobardía más
que es como se sabe un mar
del cual
nadie se salva.
Ella fue amada
Ella fue amada
en lugares donde el amor
no prende fácil
como el borde de un risco
con el mar abajo
rabioso
trayendo ruina
Ella fue amada
en un baño público a la hora
en que la ciudad empalidece
y el vivir se cubre
de vampiros
Ella fue amada
en un jardín diezmado
por los deshechos de cientos de agujas hipodérmicas
por la mancha aceitosa de un buque tanque volcado
Ella fue amada
en un vagón desprendido de un tren carbonífero
que escapaba a la vengativa cercanía del cielo
ella fue amada
sobre las flores carcomidas por la lluvia
de una fosa común
ella fue amada
en suburbios de niebla enfermiza
donde sus pezones saltaron como botones de primavera
que la misma primavera no esperaba
ella fue amada
por un galán en llamas
(el último de los sobrevivientes)
bajo el más crudo temporal
en lugares donde el viento alcanzaba
los 140 km/hora
ELLA FUE SIEMPRE AMADA
Flama
Lo sientes
un calorcillo
como si de repente
se encendiera un papel en tus manos
y la llama te envolviera enseguida
atrapándote
Alguien a quien el amor iluminó
como las velas alumbran el pedestal de un santo
Es un decir
pero bastó que ELLA apareciera un día
para que los censores
convirtieran químicamente
la cercanía
en materia inflamable
en un papel que se levanta en el aire
al arder
No había manera de llamarla
una desconocida
como si ya estuviera previsto
en las oscuras inhumanas leyes
que mueven el oleaje del universo
todo en mí decía conocerla
¿Unos juguetes entonces de la naturaleza?
La mujer soñada y el príncipe azul
(verde o amarillo)
el elemento químico
la cadena biológica
funcionando para que las cosas sean
como son
Igual sucede con los caracoles y los pulpos
si a eso vamos
Aquel día ardí como una ciudad
al paso de un bombardero
(Ardía la verdad cada que mi olfato aguzado
descubría el cúmulo de opciones
con que la naturaleza se regala
y juega al amor –ese es su negocio–
así un día
las limitemos a una sola
¡La elegida!)
¡Ay! el olor que nos atrae
entre esa feroz jungla de olores
que es la existencia
¿cómo llamarlo una perdición?
Sucede igual con las arañas y las serpientes
sólo que ellas no se detienen en compromisos
ni ceremonias y olvidan pronto
Su herida de amor
la que queda si les queda alguna
no es la misma nuestra
A lo suyo que se sepa
nunca lo han llamado
ni lo llamarán
un asunto también divino
Autumm Rythm
aquel día pasó el final de la tarde
frente al Pollock
que exhibe el Museo Metropolitano
sin sentir necesidad de nada
salvo vivir la sensación
el asomo raro
que la compulsiva telaraña de líneas
ritmos
tonos y colores le producía
semejante se le ocurrió a un otoño
bañado por una búdica
intensa tibieza mental
anticipo
de algo no sabido
y al fin nuestro
tal como puede serlo
–con figuras y ornamentos tallados
por una mano no humana–
la estela hallada por una sonda
en algún confín galáctico
y ahora expuesta
en una sala de museo
para goce y perturbación de todos
2.
Regresaba en el metro
cuando advirtió en el asiento de enfrente
a la japonesa que encerrada en sus pensamientos
volvía también tarde a casa
Necesitó de una segunda vista
para darse cuenta
de que aquella no era una oriental común
y que si pasaba desapercibida
era porque su levedad y silencio su delicada entidad
casi la volvían intangible
aún a esa hora cuando los pasajeros
en el vagón eran escasos
cuarentona blancura de pétalo
puesta en riesgo por la otra luz del túnel
que entraba a ráfagas por las ventanillas
y un rostro que la mirada baja
la línea breve exquisita de la boca
el redondo y carnoso mentón
de ciruela
sumados a las finas maneras
trasmitidas generación tras generación
allá en su país
que enseñan por ejemplo cómo apartar con gracia
el mechoncito rebelde que insiste en caer sobre la cara
o mantener juntas las piernas y recogidos los pies
en sitios públicos
o sonreír –como sólo lo hace una divinidad
atraída por los episodios que componen el curso
de la cotidiana insensatez humana–
con burlona distante nebulosa indulgencia
cosas que a él lo dejaron sin un respiro
porque en su interior bruscamente
el corazón le dio un brinco de cervatillo atravesado
por la punta de mortales flechas
que fue la visión que de sí mismo tuvo
en aquel momento
al encontrarse de repente con quien como respuesta
a su insistente descarada manera de observarla
alzó la almendra de sus ojos
y sin inquietud alguna por lo demás
como si no la alarmara la idea de responder
a un desconocido
le sonrió también
y aún siguió haciéndolo a intervalos
mientras el tren llegaba a Marcy
y oh coincidencia meta de ambos
una señal más ¿cómo no pensarlo así?
para que este galán a un paso ya de la vejez
este Ulises sin mucha aventura
a punto sin embargo de concedérsele
por esas cosas de la vida
el don de una Ítaca
que es y será siempre el amor
y el regazo de una mujer
de exótica Penélope en este caso
se acercara a ella teniendo ya en mente las finas
voluptuosidades y ardores amorosos
exquisiteces de su raza
que esa noche lo esperaban
si lograba convencerla de que él
arrojado el disfraz
era aquél por quien tantos años
había aguardado
Vaso
No es como un vaso griego
para adornar la vida
y mostrar el valor
imperecedero de algo
que ya no puede ser
esa idea de la belleza
que en algún momento
nos llegó y luego se perdió
relegando al fragmento
la consideración de nosotros los modernos
No la cariátide el vaso
el templo
para atrapar en una forma
imperturbable
el sentido que huye
y así ofrecerle luz y lugar a lo humano
sino por el contrario
el tótem
el ojo vaciado
primitivo
de una deidad repulsiva
la lengua burda
e inhóspita
que remeda no calla
el furor bárbaro
oído entre sueños
al alba
menesterosa
de un sacramento incomprendido
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