La batalla por el buen cine. Textos críticos 1961-1963
Armando Robles Godoy
Selección e introducción: Emilio Bustamante
Primera edición impresa: julio, 2020
Primera edición digital: agosto, 2020
© Universidad de Lima
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Imagen de portada: Fotografía de Armando Robles Godoy, cortesía de Marcela Robles.
Esta publicación es resultado de una investigación auspiciada por el Instituto de Investigación Científica de la Universidad de Lima.
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Se prohíbe la reproducción total o parcial de este libro, por cualquier medio, sin permiso expreso del Fondo Editorial.
ISBN: 978-9972-45-541-4
Índice
Prólogo
Presentación
Primera parte. Armando Robles Godoy y los inicios de la crítica cinematográfica moderna en el Perú
1. Crítica, poética e instituciones
2. La crítica moderna. Cahiers du Cinéma y su influencia
3. La crítica cinematográfica en el Perú
4. El debate sobre Hiroshima, mi amor
5. Los artículos de Armando Robles Godoy en 7 Días del Perú y del Mundo y La Prensa
6. La crítica de cine de Armando Robles Godoy y su obra fílmica
7. Hablemos de Cine y la institución de la crítica
7.1. Institución crítica e influencias
7.2. Los nuevos espacios: cineclubes, medios masivos y academia.
7.3. El canon y las relaciones con el cine peruano
7.4. La incorporación de nuevas corrientes teóricas y metodológicas
8. Armando Robles Godoy y Hablemos de Cine
9. Conclusiones
Referencias
Segunda parte. Selección de artículos de Armando Robles Godoy en La Prensa y 7 días del Perú y del Mundo (1961-1963)
1. La batalla del buen cine
2. Las dos caras de Buñuel
3. Cine. Una sombra y una luz
4. Claudia Cardinale
5. Nace una cinemateca
6. El eterno retorno
7. Hace un año Mon amour
8. Más allá del écran de hierro
9. El cine y la Biblia
10. El juicio de Nuremberg
11. La noche de Antonioni
12. Regreso a casa
13. John Ford, por Jean Mitry
14. Muñecas de alcoba
15. Dentista en el sillón
16. El analfabeto
17. Uno, dos, tres
18. La ciudadela de los Robinson
19. Muñequita de lujo
20. Amor sin barreras
21. Propiedad privada
22. Flor de loto
23. El amante de cinco días
24. Verano y humo
25. Milagro por un dia
26. Tierna es la noche
27. Anastasia
28. Posesión satánica
29. Pecado de lujuria
30. Los juegos del amor
31. La mala calle
32. Festival de éxitos
33. El renovado talento de Luis Buñuel
34. Salario criminal
35. Hechizo hawaiano
36. Viaje al séptimo planeta
37. Todos somos sinvergüenzas
38. El rostro impenetrable
39. Yo quiero vivir contigo
40. Esplendor en la hierba
41. Los cuatro jinetes del Apocalipsis
42. El Cid
43. Marcados por un destino
44. Así era mi madre
45. Panorama desde el puente
46. Nueva Ola
47. Mercader del terror
48. El diablo nunca duerme
49. La cita
50. Deseos de medianoche
51. Un guapo del 900
52. Juego de amor entre dos
53. Vuelve amor mío
54. Larga es la noche
55. M. M.
56. Mi bella acusada
57. Anatomía de un dictador
58. De lo que no se habla…
59. Los vulnerables
60. Mundo de Harold Lloyd
61. Primavera romana
62. Censura inútil
63. Molokai, la isla maldita
64. Un lector indignado
65. Los siete pecados capitales
66. A cada cual su propio infierno
67. Tormenta sobre Washington
68. La aventura
69. La Venus del deseo
70. Verdadera aventura
71. La aventura
72. El Señor morado
73. Ana de los Milagros
74. Formato reducido
75. 8 milímetros
76. Para aficionados
77. A filmar
78. Luces, cámara, acción
79. El guion
80. Las tomas cortas
81. Desorden aparente
82. La celda olvidada
83. Listos a filmar
84. La carta que no se envió
85. El equilibrio
86. Lolita
87. Plano general
88. Movimientos de cámara
89. Turno para morir
90. La velocidad
91. Nazarín
92. Movimiento
93. Transición
94. Completa
95. El fantasma de la ópera
96. Sigue el movimiento
97. Cine-clubs
98. El montaje
99. Precauciones que hay que tener
100. Los dos ochos
101. Aparajito
102. Trucos fotográficos
103. Amor profano
104. Más trucos
105. Animación
106. Recursos
107. Divorcio a la italiana
108. Más trucos
109. Barrabás
110. Embajador del miedo
111. Amor al vuelo
112. El año pasado en el cine
113. El año que comienza
114. Balance
115. Fin del balance
116. El epílogo del cine de Estados Unidos
117. Una mujer para dos
118. Zoom
119. Hatari
120. Sanjuro
121. El amor es asunto privado
122. El veneno del deseo
123. Los títulos
124. Huerco: infierno
125. La marca
126. Réquiem para un luchador
127. Educación cinematográfica
128. Contrastes
129. Buen cine
130. Cursillo
131. “Leer”
132. Cursillo
133. Marcello Mastroianni
134. Un niño espera
135. La fragata infernal
136. En manos del destino
137. Concilio ecuménico
138. Sibila
139. Dulce violencia
140. Del matrimonio al amor
141. El Arca de Noé
142. El Óscar
143. Amerindia
144. El santo renuente
145. Carta interesante
146. El amor llama dos veces
147. Los cuatro días de Nápoles
148. El diablo y los Diez Mandamientos
149. Al final de la noche
150. Otra carta
151. Matar a un ruiseñor
152. Correspondencia
153. Cartas
154. Congo vivo
155. Más cartas
156. El satánico Dr. No
157. Cine nacional
158. Siguen las cartas. Sigo contestando
159. Sanjuro
160. El amante de la muerte
161. Sabrina
162. La soga
163. La infancia de Iván
164. Paranoico
165. Seguimos con Iván
166. La infancia…
167. Mañana se estrena…
168. Todo el oro del mundo
169. La vida íntima de cuatro mujeres
170. La infancia de Iván
171. Los sobornados
172. Algo que parezca amor
173. 30 años de alegría
174. Me escriben
175. Me escriben…
176. Cine ruso
177. Historia del cine
178. El poder y la pasión
179. Muchachas
180. Aprendiendo a morir
181. Cuidado, profesora
182. Nueve horas a la eternidad
183. En pos de la gloria
184. Boccaccio 70
185. La aventura del filme
186. Hotel de horrores
187. Cinerama
188. La conquista del Oeste
189. Espía por mandato
190. El diario de un loco
191. El tejedor de milagros
192. Buda
193. Cursillo
194. Curso
195. La flecha y el leopardo
196. Alfred Hitchcock
197. La otra mentira
198. Cine nacional
199. ¿Aprender?
200. Reposiciones
201. Cine nacional
202. Cine nacional
203. Patrulla infernal
204. Lenguaje del cine
205. Aprendizaje
206. Senso
Anexo. Textos publicados en Hablemos de Cine, 33 (1967)
“En la selva no hay estrellas en un polémico debate”
“Selva sin estrellas”. Escribe: Armando Robles Godoy
Yo tengo una meta personal muy precisa: hacer cine; y aunque el recorrido sea largo, penoso, complicado y paciente, lo recorreré. Mi labor de crítico forma parte de esa meta, y por eso le doy toda mi capacidad y amor.
Armando Robles Godoy,
La Prensa, 13 de mayo de 1963.
EL INICIO DE UNA EXPERIENCIA EXTRAORDINARIA
Al principio, no teníamos televisión. Desde que esta llegó al Perú y se iniciaron las primeras emisiones experimentales, hasta las transmisiones comerciales en 1958, no tuvimos una en casa. Vivíamos entonces en una quinta de la calle Tejada en San Antonio, adonde, por las tardes, de 3 a 5, la mayoría de niñas y niños nos sentábamos frente al televisor de la vecina, hechizados por imágenes que nos unían en una especie de hermandad que no admitía disidentes. Una vecina generosa que nos dejaba entrar a su sala, ávidos por ver la franja de dibujos animados en un desfile que incluía al Gato Félix, Popeye y Olivia, Minnie y el Ratón Mickey, por mencionar solo a algunos de nuestros favoritos. En mi imaginario personal, en esa edad de la inocencia, Betty Boop con su mini, sus enormes ojazos, su desafiante liga en el muslo y su bu bu badú, era la encarnación de la sensualidad. Hoy pienso que fue la predecesora de Marilyn Monroe.
Quién hubiera podido imaginar siquiera que luego de algunas décadas, regresaría a vivir con mi hijo Sebastián a esa misma calle, donde también tuve encuentros cercanos con la felicidad. Cosas del destino.
El año 1958 fue un año cualquiera que comenzó un día miércoles. Sin embargo varias cosas significativas ocurrieron: Hannah Arendt publica La condición humana; una expedición neozelandesa llega al Polo Sur; el satélite artificial soviético Sputnik 1, el primero de la historia, lanzado en 1957, se desintegra en la atmósfera. En Estados Unidos, el niño Bobby Fischer, de tan solo catorce años, gana el Campeonato Nacional de Ajedrez y se convierte en Gran Maestro, y el canal CBS transmite el primero de los conciertos para jóvenes del compositor Leonard Bernstein dirigiendo la Filarmónica de Nueva York. La serie se televisó durante los siguientes catorce años en Navidad y convirtió a Bernstein en el director de orquesta más famoso de ese país. En el Perú se inauguran el Canal 7, Televisión Nacional del Perú, hoy TV Perú; y el Canal 4, conocido como América Televisión.
Una noche, en la víspera de Navidad, llega por sorpresa a manera de regalo nuestro primer televisor. Ni siquiera teníamos muchos muebles en ese entonces, así es que nos instalamos a la medianoche del 24, con Armando como maestro de ceremonias, para ver Amahl y los visitantes de la noche, la ópera de Gian Carlo Menotti. Una de las más hermosas y conmovedoras historias del mundo entero. Nos sentamos sobre una alfombra con cojines, y estuvimos a punto de volar como Aladino y su lámpara maravillosa con los ojos llenos de lágrimas.
AMOR SIN BARRERAS
Ese fue el título que eligieron en español los distribuidores para el filme West Side Story en Latinoamérica. Como si necesitáramos que nos anunciaran una historia de amor tan incuestionable. El título no estaba nada mal y era muy comercial, pero Historia del lado Oeste (la traducción literal) me cautivó siempre más.
La película, dirigida por Robert Wise en colaboración con Jeromme Robbins, obtuvo, además de la acogida del público el Óscar a Mejor Película, Mejor Actor y Actriz de Reparto (inolvidables George Chaquiris y Rita Moreno). Aunque debieron haber premiado también a la adorable Natalie Wood, que era el alma del filme.
Recuerdo cada fotograma del día en que mi padre nos llevó a mi hermana Delba y a mí a ver la película en el cine Roma. La censura había declarado que era para mayores de 18 años y nosotras teníamos apenas 13 o 14. En ese entonces mi padre ya trabajaba en el diario La Prensa.
Ese día usábamos medias cubanas, zapatos de charol y abrigos de lana. Estábamos muertas de miedo de que no nos dejaran entrar, pero sobre todo, muertas de curiosidad por descubrir qué era lo que supuestamente no podíamos ver a nuestra edad debajo de nuestro cerquillo.
Con su carnet de periodista en mano y su carisma de un metro noventa, mi padre se tomó el tiempo de convencer al señor de la boletería que tenía que dejarnos entrar porque, primeramente, él lo autorizaba como padre y se hacía responsable de “todas las consecuencias”. Eso fue lo que dijo. Como si hubiese sido capaz de ir a prisión por abrirnos las puertas de un mundo prohibido.
Naturalmente, entramos. Y las consecuencias, pues vaya que las hubo. Pero todas fueron parte del inicio de una dimensión maravillosa que jamás nos abandonó.
LA PRENSA
A partir de esas experiencias empecé a comprender lo que significaba el cine y la enorme resonancia que tendría en mi vida, pero, sobre todo, lo que significaba para mi padre. Así entendí (tal como lo señala el epígrafe de este libro) por qué escribía esos formidables artículos desde su escritorio en La Prensa, con una pasión que pocas veces he visto, y que hoy recuperamos gracias a Emilio Bustamante y al Fondo Editorial de la Universidad de Lima. Para ellos, mi reconocimiento.
Releyendo su trayectoria mi asombro crece no solo por todo lo que hizo sino por cómo lo hizo. A la luz de la historia las cosas se ven más diáfanas, con esa gran y necesaria perspectiva que nos concede el paso del tiempo sobre nuestra permanencia en la tierra. Esa cierta mirada desprovista de toda la hojarasca que enrarece nuestra vida cotidiana, y que la hacen tan difícil de vivir.
Mi hermana y yo solíamos visitarlo de la mano de mi madre, Ada—que levantaba miradas a su paso debido a su hermosura—, en su lugar de trabajo ubicado en el Jirón de la Unión. Luego de trasponer el enorme umbral correteábamos por los pasillos del diario canturreando papá trabajando, papá trabajando, que hasta hoy no sé qué tipo de indulgencia permitía. El premio mayor era almorzar con él en la cafetería del periódico, como si nos hubiesen llevado al mejor restaurante de la ciudad.
Y nuevamente, otro juego del azar me llevaría, muchos años después, a convertirme también en periodista y a trabajar en El Comercio, a pocas cuadras de La Prensa (quién lo hubiera sospechado), donde tuve el privilegio de escribir columnas que entre otros temas incluían comentarios sobre cine, con la misma exaltación y entusiasmo de mi padre.
Durante los años sesenta y a partir de ahí fui descubriendo a mis directores y filmes favoritos. En gran parte gracias a las exhibiciones de los cineclubes que surgieron en la época como alternativa para mostrar películas que estaban fuera del circuito hollywoodense, como el del Ministerio de Trabajo, entre tantos otros, que congregaba multitudes. Aquí me resulta imprescindible mencionar a Augusto Geu Rivera, uno de sus principales promotores y entrañable amigo de la familia. En esos años pude ver, por citar solo unas cuantas, La infancia de Iván y La balada del soldado (reseñadas en este libro), poemas cinematográficos que impregnaron en mí su extraña belleza que hasta hoy me persigue. Me sedujo Truffaut (cómo olvidar Los cuatrocientos golpes), ¡Bresson! (Pick Pocket, Al azar Baltasar), y me fascinaron Bergman, Fellini, Antonioni, Kurosawa. Gigantes que parecen haber desaparecido en el tiempo porque, aunque existen magníficos realizadores en la actualidad no parecen alcanzar tamañas estaturas.
Papá, no sabes cuánto te extraño. Entre tantas otras cosas, te debo mi amor por el cine, y la manera en que me enseñaste a mirar el horizonte con ojos de ver. Este libro, que compendia y prologa Emilio Bustamante, me lo confirma una vez más. Por lo cual te agradezco, emocionada.
Marcela Robles
Este libro contiene una selección de artículos y notas sobre cine publicados por Armando Robles Godoy en el diario limeño La Prensa y su suplemento dominical 7 Días del Perú y del Mundo, entre 1961 y 1963, que invita a reflexionar sobre la actividad crítica desarrollada por su autor.
Presentamos aquí un conjunto significativo de las críticas de películas que escribió Robles Godoy en la “Sección Cine” y en su columna “Cine Comentarios” de La Prensa, y la totalidad de los artículos que publicó en 7 Días del Perú y del Mundo. Hemos incluido, también, algunas de sus reseñas sobre libros de cine.
Asimismo, hemos transcrito unos breves textos didácticos que publicó el autor en su columna de La Prensa para estimular a los lectores a realizar filmes, así como las notas en que anunciaba actividades de cineclubes o sentaba su posición sobre la importancia de la creación de una cinemateca y de promulgar una ley de promoción cinematográfica, convirtiendo de ese modo su columna en un espacio no solo de crítica, sino también de enseñanza y activismo cinematográfico, que prefiguró su labor de años posteriores.
El orden que hemos dado en esta investigación a los artículos, reseñas, notas didácticas e informativas es cronológico. A las fichas técnicas, que el autor incluía en sus reseñas, hemos añadido el año de la película, y, en las ocasiones en que estaba ausente, el título original del filme, entre paréntesis.
Finalmente, incluimos un anexo con la entrevista que en el número 33 de Hablemos de Cine (enero-febrero 1967) se hiciera a Robles Godoy con motivo del estreno de su película En la selva no hay estrellas; así como el artículo que escribió Robles Godoy para ese mismo número atendiendo una invitación de sus redactores.
La publicación de este libro es fruto de un trabajo realizado para el Instituto de Investigación Científica de la Universidad de Lima, y se debe al apoyo de varias personas. Deseamos expresar nuestro agradecimiento a Marcela Robles Rey, Guillermo Gutiérrez Lymha, Isaac León Frías, Desiderio Blanco, Ricardo Bedoya, Arturo Salazar Larraín, Fernando Pinzás y Milagros Tuccio, por sus valiosas contribuciones.