Kitabı oku: «El placer de seducir», sayfa 2
NO TODO MEDIO ES VÁLIDO: SEDUCIR CON ÉTICA
Antes de seguir avanzando en la teoría y la técnica de la seducción, es preciso que te haga una pregunta importante. ¿Para qué seduces? Ya te conté que todos seducimos en diferentes ámbitos, a distintas personas, y los objetivos varían. Pero especialmente cuando se trata de un acercamiento que involucra a la sexualidad y al afecto, piensa siempre que hay alguien del otro lado que siente, y que tiene derecho a conocer cuáles son tus intenciones reales para poder elegir de verdad.
Volviendo a las Escuelas de seducción a las que me referí más arriba, hace poco estaba viendo un video de unos españoles que se dedican a entrenar a hombres que se consideran poco expertos en estos temas. En su discurso —que decía muchas cosas y a la vez no decía nada— uno de los jóvenes afirmaba: “Te enseñaremos a tocar las emociones de una mujer, y así conquistarás a quien quieras. Es más, hasta puedes estar con una chica distinta cada día de la semana”. ¿Qué te parece? Movilizar emocionalmente a una mujer, así llamas su atención. Crear la expectativa de que eres el hombre que ella quiere a su lado, para compartir diferentes espacios en su vida, con una proyección juntos. Y luego de unos cuantos movimientos entre las sábanas, desapareces de su vida como si fueras un ilusionista. No me parece justo.
No te estoy diciendo que debes firmar un contrato especificando cada una de tus intenciones. Tampoco pienso que todo es tan rígido. De hecho, ¿cuántas veces pasa que alguien te gusta solo para revolcarte en la cama, y terminas enamorándote? O al revés, el enamoramiento se esfuma en unos instantes, pero queda una química genial entre los dos. Pero lo que sabes es qué sientes en este momento, qué intereses te movilizan, qué esperas de esa relación, y no es ético prometer amor si solo quieres sexo.
También es necesario referirme al autoengaño. No siempre hay alguien del otro lado que te hace falsas propuestas, el estafador puede estar dentro de ti. “Yo sé que él quiere tener sexo conmigo, nada más. Y lo puedo manejar perfectamente, aunque reconozco que me estoy enamorando”. Palabras más, palabras menos, lo escuché varias veces, especialmente en las mujeres. Cuidado. No te desconectes de tus sentimientos, escucha a tu corazón, porque puede estar sufriendo en silencio y cuando se decida a hablar vas a sufrir más de lo que crees. Nada puedes reprocharle a alguien si actuó con honestidad, su discurso fue claro, y las ilusiones que construyes solo tienen como sustento a tus fantasías.
Manejarte con ética en las relaciones sociales, incluyendo a las amorosas y a las eróticas, es una condición básica de un buen seductor. De nada sirve tener la mejor pinta, una mirada irresistible, una voz provocativa, una labia enredadora, si no te pones en el lugar de quien tienes enfrente y piensas, ante todo, en no hacerle daño.
LA SEDUCCIÓN, MUCHO MÁS DE LO QUE VES
Para el ojo estudioso, la seducción va más allá de un acercamiento en el espacio físico y sus consecuencias. Haciendo una radiografía detallada, encontrarás elementos muy interesantes que forman parte de un proceso de seducción. Comprenderlos no solo tiene una finalidad de estudio, sino también de autoconocimiento y de desarrollo personal.
La seducción se compone de aspectos innatos y aprendidos, conscientes y no conscientes.
Los aspectos innatos de la seducción involucran a aquellas actitudes y conductas que heredas de tus antepasados por el solo hecho de ser parte de la especie humana, así como de tus padres biológicos. Algunos comportamientos arquetípicos han sido estudiados en varias investigaciones: todas concluyen que existen coincidencias, independientemente de las variables culturales. De este modo, hay manifestaciones típicas del hombre y de la mujer cuando estás en una situación de cortejo, y que son comunes a todas las épocas y a todos los lugares.
Por otro lado, tienes aquellas cualidades físicas como la voz, la belleza facial, la estatura, la contextura corporal y el color de ojos, entre otras, que recibes en tus genes. Esas cualidades son consideradas más o menos deseables de acuerdo con cada cultura. La belleza es una construcción social, ya lo expresé antes, y por lo tanto la misma persona que en un cierto tiempo y espacio es considerada bella, tres siglos antes podría haber resultado poco atractiva. Del mismo modo, hay que destacar que existe una programación genética para que determinados rasgos y características tiendan a ser considerados atractivos, independientemente de la cultura. Por ejemplo, las mujeres tienden a buscar hombres altos, con una contextura física fuerte, un rostro simétrico, voz grave y conducta proactiva. Los hombres deseamos mujeres en las que observamos una cierta distribución de la grasa corporal, acumulada principalmente en sus nalgas, caderas y pechos. Esas características estudiadas por la biología evolucionista —en la bibliografía se citan algunos autores— serían indicadores de cualidades saludables masculinas y femeninas, respectivamente. No quiere decir que si no tienes esos atributos quedas fuera del casting, así que no te vayas a deprimir. Solo son tendencias generales, pero como te conté antes la seducción va más allá de los factores biológicos.
Los aspectos aprendidos de la seducción se refieren a aquellos recursos que desarrollas a partir de tu experiencia personal y que serán objeto de análisis y de trabajo un poco más adelante: rasgos de personalidad (como la simpatía, la inteligencia, la sensibilidad, la suavidad, el sentido del humor, la autoafirmación, las habilidades sociales) y el perfeccionamiento de las estrategias de conquista.
Para aprovechar al máximo tus condiciones innatas es necesario identificarlas y potenciarlas. Eso implica que necesitas un trabajo profundo al observar tus acciones, escuchar los comentarios constructivos de otros, aprender del comportamiento de los demás y ensayar diferentes recursos para seducir mientras vas encontrando tu propio estilo.
Los aspectos conscientes de la seducción comprenden a aquellas estrategias planificadas: las palabras, los piropos, los tiempos, la preparación de la imagen, las formas de acercarte. Desde este punto de vista, la seducción incluye un plan de acción en el cual utilizas las herramientas que de acuerdo con tu intuición, experiencia y conocimiento te permiten conseguir determinados fines. Por ejemplo, si tienes una cita con alguien a quien consideras bastante formal, quizás la vestimenta que uses sea más seria que de costumbre para sintonizar mejor con esa persona. También adoptas una postura corporal y utilizas un lenguaje acorde con esa situación. No es lo mismo una primera cita en un bar rockero que en un club de la alta sociedad.
Finalmente, los aspectos no conscientes de la seducción incluyen a los comportamientos de los cuales no eres consciente: tu tono de voz, tus gestos faciales, tu postura corporal, la distancia entre los dos, la dilatación de tus pupilas, tus miradas. El mismo comportamiento puede ser gobernado por la consciencia en algunos momentos y ser involuntario en otros. En ocasiones pones una voz melosa y acariciante en acción, pero quizás más adelante se haga un hábito incorporado que no requiere de la intervención de la consciencia. O, incluso, pienso que algunas conductas, las mismas, son puestas en marcha voluntariamente por algunas personas y son involuntarias en otras. Están quienes tienen una mirada espontánea y naturalmente sensual, así como también los que ajustan detalles de su mirada (intensidad, profundidad, duración, movimientos de las cejas) de manera planificada. Es interesante que tomes consciencia de lo que estás haciendo al seducir a alguien. Quizás te des cuenta de algunas zonas de tensión corporal que en vez de generar un acercamiento producen rechazo. Por ejemplo fruncir el ceño, cruzar los brazos o una mirada esquiva. Y también aprovecha ciertos recursos que, según lo que observas, están teniendo una buena aceptación en la persona deseada: la mirada sugerente, la voz susurrante o los juegos de tus dedos con el cabello.
LOS SEDUCTORES PASO A PASO
Según la célebre antropóloga norteamericana Helen Fisher, el cortejo consta de cinco etapas que se han estudiado en diferentes, y muy variadas, culturas actuales así como en numerosas especies animales. Me parece muy interesante contarte de qué se trata, así tú te vas analizando y encuentras puntos fuertes a explotar así como los débiles a trabajar.
A) ETAPA DE LLAMAR LA ATENCIÓN. Como hombre o como mujer tú utilizas técnicas y recursos para llamar la atención de los demás. Implementas estrategias características de cada género, edad, contexto, cultura y personalidad, emitiendo señales de importancia y disponibilidad. Es decir que mediante la postura corporal, los movimientos, los gestos, la ubicación en el lugar, la vestimenta, se hace evidente tu disponibilidad para iniciar un proceso de seducción y por lo tanto intentas mostrar que tienes valor, el suficiente como para que se fijen en ti. Esta fase tiene la importancia de dejar una buena imagen en otras personas (sobre todo pensando en aquella que te atrae) y a partir de allí generar el interés por un acercamiento. Dicen que no hay una segunda oportunidad de crear una primera buena impresión… y no quiero ponerte presión, pero si no logras llamar la atención de alguna forma, la seducción es imposible: no te van a percibir o al menos esa percepción no estará cargada de interés hacia tu lado. Porque claro, tampoco basta con que te vean, sino que debes resultar interesante. La seducción consiste en llamar la atención, transformándola en deseo. Con ese objetivo tiendes a aprovechar los que consideras tus mejores atributos: si eres hombre te pones una camiseta ajustada y muestras tus brazos trabajados en el gimnasio; como mujer, combinas una minifalda con zapatos de tacón alto y muestras tus piernas, además de realzar tus curvas con una manera sensual de pararte. También te sientas en la barra de un bar riéndote a carcajadas con tus amigos o amigas, dando a entender que eres alegre; o te vistes combinando colores y prendas con muy buen gusto, expresando así tu interés por el cuidado personal y también (si la ropa es de ciertas marcas) una determinada capacidad adquisitiva.
B) ETAPA DE RECONOCIMIENTO Y ACERCAMIENTO. Por algún motivo que quizás no es del todo consciente (y que analizaré más adelante), te interesa una persona en particular entre tantas que pueden haber pasado frente a ti. Tu mente se centra en él o ella de manera automática. Entonces agudizas tus recursos para generarle curiosidad por conocerte. La mirada ocupa un lugar preponderante en esta etapa. Utilizas lo que entre los mamíferos se denomina “mirada copulatoria”, una mirada particular que suele estar acompañada por una respuesta automática (la dilatación de las pupilas) que expresa atracción interpersonal. La mirada copulatoria tiene el objetivo de mostrar interés por acercarte y a la vez verificar si existe disposición del otro lado. La sonrisa es otro recurso que acompaña a la mirada y dice mucho acerca de las personas y de sus intenciones.
Quizás tengas uno o más cruces de miradas y sonrisas, y decidas emprender el acercamiento de alguna manera. Cada uno tiene su estilo y puede ser más o menos directo, lo puede generar el hombre o la mujer, y habitualmente el contexto te sirve como aliado para generar ese acercamiento. En esta etapa es frecuente quedar estancado por timidez o por ausencia de habilidades sociales al no saber cómo transmitir las señales adecuadas, cómo evaluar el interés de la otra persona o cómo acercarte de forma efectiva.
C) ETAPA DE LA CHARLA DE ENAMORADOS. Una vez producido el acercamiento, y suponiendo que todo marche de acuerdo con lo esperado, comienza el diálogo concretado por medio de un lenguaje particular (verbal y corporal). Acá importa no tanto el contenido, sino principalmente la manera en que lo transmites. Se sabe que el lenguaje corporal o analógico (aquel que involucra tono de voz, gestos faciales, posturas corporales, distancia física, comportamientos en general y uso del contexto), es quizás más relevante y dice mucho más que el lenguaje verbal mismo. En esta etapa de la charla de enamorados existe un triángulo fundamental que está compuesto por las miradas, la sonrisa y la voz. Este último elemento es de suma importancia, y puede hacer que una persona que no tiene a primera vista grandes atractivos te resulte muy sensual, o que alguien que te da una primera impresión muy contundente te resulte claramente desagradable cuando lo escuchas.
D) ETAPA DEL CONTACTO FÍSICO. Emites señales de intención que son mensajes corporales (roces casuales, acercamientos graduales, posturas sensuales) que van y vienen, gracias a los cuales evalúas el interés mutuo y la posibilidad de seguir avanzando hacia instancias de mayor intimidad. El acercamiento es paulatino y progresa en la medida en que las señales son favorables y coincidentes. Se revelan de forma aún más explícita las intenciones particulares, los tiempos y los estilos personales. Si los intereses son compatibles y los estilos similares, la emisión y la lectura mutua de señales conducen a situaciones de proximidad creciente. En este camino, el beso en los labios constituye un antes y un después que confirma el interés erótico que se venía insinuando previamente en ambas partes. El beso es otro coloso en el arte de seducir que revela mucho acerca de las personas y de su relación. Además, es un predictor de cómo puede evolucionar el vínculo erótico: dos personas que gozan de sus besos, muy probablemente gocen de sus encuentros eróticos.
E) ETAPA DE LA SINCRONÍA CORPORAL. Te sientes a gusto, en sintonía, y los dos se mueven de manera sincronizada, al mismo ritmo. Adoptan posturas corporales y movimientos en espejo, hechos que son absolutamente no conscientes y constituyen la esencia de la denominada danza del cortejo. Este ritmo compartido ha sido encontrado en culturas muy diversas y en varias especies de mamíferos, de peces, de aves y de insectos.
Estos pasos se han descubierto en diferentes culturas de diversas partes del mundo estudiadas por Helen Fischer y otros destacados investigadores. Probablemente se trata entonces de un esquema universal compartido por los seres humanos, si bien los rituales y las formas específicas que forman parte de cada etapa pueden variar de acuerdo con factores psicológicos, vinculares, culturales y de la historia individual.
Es importante destacar que este esquema de fases del cortejo no es rígido sino flexible, es decir, que las etapas se pueden superponer y alterarse su orden, lo cual de hecho ocurre en la vida cotidiana. Lo interesante es que te sirva como modelo para distinguir algunos momentos claves en la seducción, lo cual facilita su comprensión y te permite pensar mejor en el desarrollo personal de aspectos específicos que trabajarás utilizando diferentes recursos.
EL PRIMER BESO, UN MOMENTO QUE MARCA EL FUTURO
Seguro que tú y yo estaremos de acuerdo en algo: no hay mejor test de reacción química entre dos personas que un beso. Porque en esa danza entre los labios y las lenguas se activan, o no, las feromonas, así como cada uno de los cinco sentidos. El beso comprende al tacto, al gusto y al olfato, y también a la vista y al oído. Entonces, no sería raro que alguien te encante desde todo punto de vista, y sea la persona que estás esperando desde que tienes uso de razón. De hecho, esta sensación es muy frecuente entre dos personas que se están conociendo vía internet, sin haber tenido un contacto sensorial. Pero llega ese momento tan esperado. Se acercan, se miran, se huelen, se saborean… y en un segundo las ilusiones se desvanecen. No te atrae su olor. El aliento no tiene el olor esperado. Su comportamiento al besar es torpe, o quizás muy suave. Claro, el escenario opuesto también es viable. Conoces a alguien que no te provoca mayor cosa. Te besa desprevenidamente, y te movió todo desde la cabeza hasta los pies, pasando incluso por tu alma.
Cuando explicaba las etapas del cortejo, viste que entre la fase de la Charla de enamorados y la del Contacto físico es en donde, por lo general, se produce ese momento tan deseado del primer beso. La pregunta es, ¿cómo llegas a ese instante? Porque a veces ocurre naturalmente, casi sin anunciarlo, como parte de un proceso de seducción en el que se siguen todos los pasos sin obstáculo alguno. Pero en otros casos llegas a ese punto y sientes como una traba, no sabes si están dadas las condiciones o no, y te da miedo equivocarte y echarlo todo a perder, ya sea por actuar a destiempo o por no actuar.
Un amigo mío dice: “Es preferible equivocarse por hacer, antes que por no hacer”. Estoy de acuerdo. Pero si haces, que sea con inteligencia. Dentro de este escenario de la acción, tienes varios caminos.
El camino directo. Te dejas llevar por tu impulso, y sin mediar palabra alguna estampas un beso inesperado. Puede funcionar, siempre y cuando leas correctamente las intenciones del otro de querer besarte también. Si no, quizás lo estropees todo.
El camino de la palabra. Los seductores más inseguros, con tal de no correr riesgos de equivocarse, hacen la pregunta directa: “Tengo ganas de besarte, ¿puedo?”. Claro, se pierde todo el encanto. Un beso anunciado mata la magia que produce la sorpresa.
El camino de la seducción. Encierra diferentes señales de lenguaje corporal, que se van encadenando con armonía, llevando la una a la otra. Acercarte sutilmente, morder tus labios con suavidad, observar los suyos con una mirada deseante, jugar con sus manos, ponerte un poco más cerca. El momento llegará solo. Como dicen en el boxeo: ¡Se viene el knock-out!
Entonces, no todo depende de ti. Que exista compatibilidad química, literalmente, con la persona que te gusta es algo que está relacionado con muchos factores, algunos de ellos ni siquiera los conocemos a fondo quienes estudiamos la sexualidad y la seducción de forma científica. Pero sí es tu responsabilidad el camino que elijas para ese primer beso. Y allí tienes quizás la primera página de una historia que deje una huella en tu vida, o de repente la crónica de una muerte anunciada.
Para completar este sabroso tema, nada mejor que unos cuantos relatos de experiencias y opiniones sobre los primeros besos en una relación. Aquí tienes, para comenzar, testimonios de buenos besos.
Alejandra. Conocí en una fiesta a un chico que me gustaba en la universidad, pero yo tenía que ir a otro lado y luego regresar. En esa despedida supuse que me daría un pico “andeneado”, ¡pero me metió la lengua por poco hasta la garganta! Me dio un ataque de risa en su cara, pero regresé por más. No le fue tan mal.
Yajaira. Estábamos bailando en una reunión de amigos, nosotros en un balcón, yo mucho más baja de estatura que él. Le enseñaba algunos pasos de merengue, y comenzó a llover a las 2:00 a.m. Todos entraron, y cuando le propuse resguardarnos para no mojarnos me estrechó y sacó la capucha de su suéter. Me dijo: “Esta nos tapa a los dos”. Me miró fijo, me cubrió y nos respiramos muy de cerca. No hubo un gran beso, pero la forma en que se rozaban nuestros labios y en que nos besamos con la mirada, las manos, y ese respirarnos punta de nariz con punta de nariz, aliento con aliento y sin perder el contacto visual, fue lo máximo en mi vida. Jamás lo podré olvidar.
Ana. He salido con varios hombres, lo confieso, pero solo un beso hace dos años aún permanece en mis recuerdos. Un beso lento, sensual y sexual a la vez, con muchas caricias y toques rápidos. Recuerdo su olor a perfume fresco y su sonrisa tentadora como señal de querer más. Sencillamente inolvidable.
Daniela. Primer beso a costa de una amenaza muy tentadora como lo es un mordisco (sutil, pero mordisco al fin y al cabo), por sacar la lengua en forma de coqueteo, a lo cual mi “amenazante” dijo que la próxima vez que lo hiciera me mordería. Lo dijo tres veces, como Pedro negando a Jesús, y asimismo no cumplió su amenaza, a lo cual le dije: “Es la tercera vez que lo dices y no haces nada”. Y… nació el primer beso.
María. Un beso prohibido, hace algunos años. En el trabajo, un amigo me dijo que tenía unos labios muy provocativos, a lo que contesté: “No juegues con candela que te quemas”. Y nos quemamos. Por un lado porque ambos estábamos en otras relaciones; por otro, por el lugar, en fin... uno de los mejores besos del mundo: apasionado y tierno a la vez, y lleno de adrenalina.
He sentido un beso que cuando se acerca a los labios, el simple roce logra que todo mi sistema nervioso se altere. Al cerrar los ojos, me lleva a una dimensión en la cual no existe nada más que los labios en movimiento, se convierte en una transferencia donde las almas se encuentran y se unen para ser una sola. Ese magnífico beso, cuando termina, me hizo lanzar una mirada de placer y suspiro que solo quería culminar en los brazos de aquella persona, besándonos toda la noche sin parar.
A veces los que se hacen esperar son los mejores.
Marcos. Tuve un primer beso que se demoró siete años en llegar. La conocí en la universidad, pero ambos éramos de países distintos. Después de siete años comenzamos a hablar por Skype, nos empezamos a reconocer y nos enamoramos. Luego de meses decidimos vernos, esos días de espera fueron eternos. Yo traté de que todo fuera perfecto, cuando llegó al aeropuerto nos dimos un abrazo tan fuerte que no se lograba escuchar a la gente alrededor nuestro. El primer beso vino después, la sentí como si siempre hubiéramos estado juntos, no me pareció un cuerpo extraño. Fue un beso lento, suave, reconociendo al otro y reconociéndome con el otro.
También tengo lectoras que son expertas en el arte de besar.
María Paulina. Al parecer en este aspecto mi fuerte son los besos. Aquí tres historias. Un compañero de trabajo me parecía súper interesante, pero nunca me animé a intentar nada. Cuando se retiró del sitio donde trabajábamos nos reunimos a conversar, y entre charla y charla me preguntó: “¿Tú me darías un beso?”. Y sobra decir la respuesta… interesante, claro y directo. En otra ocasión, salimos varios amigos a tomar algo, y en un cóctel había una cereza que tomé para mí. Un amigo me dijo que le diera, y yo simplemente la partí a la mitad y le ofrecí. Me miró y me dijo: “Así no”. Le ofrecí de nuevo poniendo la cereza en mi boca y bueno… fueron unos besos interesantes y dulces. La última, hace poco —simple y llanamente— decidí robarle un beso al chico que me gusta, así sin más, y resultó bastante interesante. Entre otras cosas porque fue una sensación buenísima, dado que el chico me encanta y desde que me separé (hace dos años) no me sentía tan así.
Afortunadamente, solo un relato hace referencia a un beso poco feliz.
Viryi. Aún recuerdo un primer beso que me marcó, pero por lo desagradable. Además de baboso, ¡la lengua me llegó a mi garganta! Era como rebuscar algo que se le había perdido entre mis dientes y mi garganta. ¡No, no, no! ¡Totalmente inaceptable!