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Calidad de vida en la vejez

Propuesta metodológica y teórica para su caracterización


Calidad de vida en la vejez

Propuesta metodológica y teórica para su caracterización

MARÍA ISABEL ZULUAGA CALLEJAS MARÍA EUMELIA GALEANO MARÍN GABRIEL JAIME SALDARRIAGA RUÍZ


Calidad de vida en la vejez. Propuesta metodológica y teórica para su caracterización / María Isabel Zuluaga Callejas ; María Eumelia Galeano Marín ; Gabriel Jaime Saldarriaga Ruíz. -- Medellín : Universidad de Antioquia. Facultad de Ciencias Sociales y Humanas. Fondo Editorial FCSH ; Suramericana, 2019.

242 páginas : tablas y gráficos ; 23 cm. (tamaño 300 kb) (FCSH. Investigación)

ISBN 978-958-5526-59-4 (versión e-Book)

Incluye índice analítico

1. Vejez 2. Vejez – Colombia 3. Calidad de vida en la vejez

4. Envejecimiento I. Zuluaga Callejas, María Isabel II. Serie.

362.6 cd 21 ed.

© María Isabel Zuluaga Callejas, María Eumelia

Galeano Marín y Gabriel Jaime Saldarriaga Ruíz

© Universidad de Antioquia, Fondo Editorial FCSH

de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas

© Suramericana S.A.

ISBN: 978-958-5526-60-0

ISBN E-book: 978-958-5526-59-4

Primera edición: julio de 2019

Imagen de cubierta: “Quien me recordará”,

Albermis Taborda. Grabado en metal

(Aguafuerte), 16x18/35x50 cm, 1995. Colección de

grabado Hernando Guerrero, Facultad de Artes de

la Universidad de Antioquia (http://docencia.udea.edu.co/colecciondegrabado/). Museo Universitario de la Universidad de Antioquia MUUA.

Coordinación editorial:

Diana Patricia Carmona Hernández

Daniel Alejandro Cardona Henao

Diseño de la colección:

Neftalí Vanegas Menguán

Corrección de texto:

José Ignacio Escobar

Diagramación:

Luisa Fernanda Bernal Bernal

Imprenta Universidad de Antioquia

Conversión ePub: Lápiz Blanco S.A.S.

Hecho en Colombia

Made in Colombia

Prohibida la reproducción total o parcial, por

cualquier medio o con cualquier propósito, sin la

autorización escrita del Fondo Editorial FCSH,

Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la

Universidad de Antioquia

Fondo Editorial FCSH, Facultad de Ciencias Sociales

y Humanas, Universidad de Antioquia

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El contenido de la obra corresponde al derecho de expresión de los autores y no compromete el pensamiento institucional de la Universidad de Antioquia ni desata su responsabilidad frente a terceros. Los autores asumen la responsabilidad por los derechos de autor y conexos.

Contenido

AUTORES

AGRADECIMIENTOS

INTRODUCCIÓN

CAPÍTULO 1. VEJEZ, ENVEJECIMIENTO Y CALIDAD DE VIDA

1.1 Vejez y envejecimiento

1.2 Envejecimiento poblacional

1.3 La transición demográfica

1.4 La transición epidemiológica

1.5 Calidad de vida

1.6 Calidad de vida en el envejecimiento y la vejez en Colombia

1.7 La calidad de vida de las personas mayores de la ciudad de Medellín

1.8 De las condiciones de vida a la calidad de vida: el caso de Medellín

1.9 El índice multidimensional de condiciones de vida para Medellín

CAPÍTULO 2. LA CALIDAD DE VIDA EN LA VEJEZ BAJO LA MIRADA DE LOS DETERMINANTES DEL ENVEJECIMIENTO ACTIVO

2.1 Los determinantes del envejecimiento activo

2.1.1. Determinantes del entorno físico

2.1.2. Determinantes del entorno social

2.1.3. Determinantes económicos

2.1.4. Determinantes de servicios

2.1.5. Determinantes personales

2.1.6. Determinantes conductuales

CAPÍTULO 3. PROPUESTA DE ABORDAJE METODOLÓGICO PARA CARACTERIZAR LA CALIDAD DE VIDA DE LAS PERSONAS MAYORES EN EL CONTEXTO COLOMBIANO

3.1 El tipo de estudio y los objetivos

3.2 Primer objetivo estratégico: conceptualización y contextualización

3.2.1 La construcción de indicadores de calidad de vida adecuados al contexto

3.3 Segundo objetivo estratégico: caracterización

3.3.1 La selección de las unidades muestrales y la recolección de la información

3.3.2. La interlocución con los adultos mayores

3.3.3. Registro y sistematización de la información

3.3.4. Análisis de la información

3.3.5 Seguridad de la información

3.3.6. Descripción de las fortalezas y limitaciones en el proceso de convocatoria y recolección de datos

3.4 Procesos transversales a la investigación

3.4.1. La conformación interdisciplinaria del equipo de investigación

3.4.2. La vinculación de las entidades involucradas en el proceso de investigación

3.4.3. La capacitación permanente como estrategia investigativa y de aprendizaje

3.4.4. La combinación de trabajo colectivo con trabajo individual y por subgrupos

3.4.5. La interrelación permanente entre los procesos investigativos y su evaluación constante

3.5 Retos y aprendizajes éticos y metodológicos al investigar con personas mayores

CONCLUSIONES

BIBLIOGRAFÍA

LISTADO DE TABLAS

LISTADO DE FIGURAS

ÍNDICE ANALÍTICO

Autores

MARÍA ISABEL ZULUAGA CALLEJAS

Psicóloga, Especialista en Gerencia de Servicios Sociales y Magíster en Salud Pública. Docente e investigadora de la Universidad de Antioquia. Pertenece al Grupo de Investigación Psicología, Sociedad y Subjetividades del Centro de Investigaciones Sociales y Humanas (CISH). Su trayectoria investigativa se ha desarrollado alrededor del tema calidad de vida y bienestar psicológico en la vejez, con una mirada desde la salud pública. Se ha desempeñado como directora de proyectos para la atención a personas mayores en modelos de larga estancia y centros vida gerontológicos. La preparación para el retiro y los procesos de jubilación también hacen parte de su quehacer académico y profesional.

MARÍA EUMELIA GALEANO MARÍN

Socióloga y Magíster en Administración Educativa. Docente jubilada de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad de Antioquia. Docente invitada y asesora de proyectos de investigación en diversas instituciones de Educación Superior. Pertenece al Grupo de Investigación Psicología, Sociedad y Subjetividades del Centro de Investigaciones Sociales y Humanas (CISH). Su trabajo de investigación se ha centrado en las poblaciones vulnerables: niñez en situación de calle y explotación sexual infantil; ha trabajado con observatorios de niñez y juventud. Actualmente trabaja en investigación sobre calidad de vida del adulto mayor y significados del cuidado de adulto mayor.

GABRIEL JAIME SALDARRIAGA RUIZ

Psicólogo y Magíster en Sociología con Énfasis en Investigación Social de la City University of New York-Queens College. Docente e investigador de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad de Antioquia. Hace parte del Grupo de Investigación Psicología, Sociedad y Subjetividades del Centro de Investigaciones Sociales y Humanas (CISH). Ha trabajado como docente en la City University of New York-Queens College y en la Universidad de Antioquia. Como investigador se ha enfocado en el análisis de factores que influyen en la calidad de vida en el envejecimiento, los riesgos psicosociales de personas con discapacidad, el efecto de los cambios demográficos en poblaciones vulnerables y en métodos de evaluación de las instituciones de educación superior. Como psicólogo ha trabajado en el área de bienestar estudiantil en instituciones de educación superior y en programas de atención social a personas mayores.

Agradecimientos

Este libro es producto de la investigación “Dar vida a los años: Calidad de vida de las personas mayores afiliadas a seguros de salud y vida SURAMERICANA S.A. en la ciudad de Medellín”, estudio que fue realizado por el Grupo de Investigación Ser Humano y Trabajo del Centro de Investigaciones Sociales y Humanas (CISH) de la Universidad de Antioquia. Fue financiado por SURAMERICANA S.A., y contó con la participación en la construcción de la investigación y el acompañamiento durante todo el proceso del equipo del Plan NuevaMente.

Introducción

Yo sé que la vejez es la verdadera etapa épica del hombre, es la edad en la que los guerreros debemos librar nuestra batalla más gloriosa. No hay gesta mayor, no hay mejor proeza que saber envejecer y morir bien… Vivo siendo yo mismo y dando lo mejor de mí aunque las fuerzas me vayan menguando. Y seguiré así hasta que llegue mi último combate, y muera vestido de hierro y con la espada en la mano, sabiendo que, pese a tenerlo todo en contra, no flaqueé… Es mucho más valiente el caballero que lucha sabiendo que va a ser vencido, que quien cree que su vigor puede con todo. La vejez es la edad de la heroicidad, y yo he escogido ser héroe.

Rosa Montero, Historia del Rey Transparente

La pregunta por el valor de la vejez y por el bien vivir en esta etapa de la vida ha recorrido la historia de la cultura humana. Desde Cicerón, quien se preguntaba en la Roma republicana por las claves del cómo envejecer con dignidad, hasta las investigaciones de la premio nobel en medicina Rita Levi-Montalcini, quien demostró con su trabajo que nuevas reconexiones neuronales se forman constantemente en la edad adulta y la vejez, lo que les permite a las personas alcanzar logros que, en la juventud, les serían imposibles. Pero este constante preguntarse y responderse por el buen envejecer implica en sí una pregunta más profunda, la pregunta por el buen vivir y el buen morir. En la época moderna, estos interrogantes los hemos traducido en una pregunta no tan filosófica, pero sí más pragmática: la pregunta por la calidad de vida. Las respuestas a esta pregunta abundan, y van desde las más espirituales y religiosas hasta las más objetivas y cientificistas; sin embargo, la dificultad de una respuesta totalizadora persiste. Y, aunque la idea no es alcanzar una definición final de calidad de vida en la vejez, es importante continuar dotando este concepto de significados más descriptivos, profundos e integradores, que permitan comprenderlo mejor en contextos particulares.

El presente trabajo es un intento de aportar a los discursos sobre el buen vivir desde una perspectiva científica, partiendo del análisis de las distintas definiciones sobre calidad de vida y las propuestas sobre su posible medición, teniendo en cuenta aspectos individuales, contextuales, demográficos, políticos e históricos. En esta medida, se hace una propuesta que considera tanto lo que se ha desarrollado a nivel teórico, como aquello que vivencian actualmente las personas mayores de la ciudad de Medellín, con un énfasis especial en los viejos que, según la clasificación socioeconómica, viven en lugares donde las condiciones económicas y sociales son medias o altas, es decir, la clase media.

Y es que, tanto para el sector público como para la empresa privada, el conocer cómo ocurre el proceso de envejecimiento y cómo afecta la calidad de vida de las personas, de manera real y precisa, se convierte en una estrategia para enfrentar los retos generados por el acelerado envejecimiento poblacional, el cual implica preguntas como por ejemplo: ¿cómo promover que las personas mayores sigan siendo independientes y activas a medida que envejecen?, ¿cómo mejorar la calidad de vida de las personas mayores?, ¿cómo reconocer y promover el papel tan importante que desempeñan los viejos en el cuidado de otros?, ¿cómo trazar políticas de promoción y prevención de la salud dirigidas a las personas mayores?, ¿cuáles son las transformaciones que deben realizar los sistemas empresariales ante el incremento de esta franja poblacional?, ¿cómo lograr un nivel de corresponsabilidad equilibrado entre el Estado, la empresa privada, la sociedad, la familia y el individuo, para el cuidado de las personas mayores que requieren asistencia?, ¿de qué manera el aseguramiento individual, a través de seguros de vida y/o de salud, es una alternativa para mejorar la calidad de vida de las personas mayores?

Desde la Universidad de Antioquia se ha apostado por el trabajo con este segmento creciente de personas en edades de prejubilación y mayores de 60 años, y, teniendo en cuenta que en el medio no existen muchos antecedentes investigativos en torno a la calidad de vida de las personas mayores, se ha reconocido la necesidad de comprender el fenómeno, describirlo y consolidar estrategias metodológicas que permitan comparar, conocer y comprender a las personas mayores.

Para esto, se ha acordado, desde la Línea de Investigación Envejecimiento y Trabajo, abordar esta tarea en conjunto con los diferentes actores, entidades gubernamentales, organizaciones sociales y la empresa privada, consolidando sinergias sociedad-empresa-academia que producen un diálogo y un trabajo mancomunado hacia una comprensión más amplia y realista del fenómeno del envejecimiento. Esta primera publicación es fruto de un convenio entre la Universidad de Antioquia, Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, y Suramericana S.A., que financió y acompañó el desarrollo de este estudio.

Siguiendo esta línea de trabajo y con la propuesta de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el envejecimiento activo como marco general, que invita a cambiar viejos paradigmas negativos de la vejez y mirar otras posibilidades de envejecimiento, además de descubrir de nuevo las bondades de la edad, se presenta el libro Calidad de vida en la vejez, el cual busca realizar una reflexión sobre la pregunta por la calidad de vida de las personas mayores en Colombia y proponer una metodología de abordaje para su caracterización.

Así está estructurado el texto: en el primer capítulo se conceptualiza y contextualiza la calidad de vida en el proceso de envejecimiento y vejez, subrayando esta como un proceso vital; se presenta la situación actual del envejecimiento en términos demográficos y se señalan los indicadores globales del envejecimiento. Seguidamente, se presenta el contexto de la calidad de vida en el envejecimiento y la vejez en Colombia, haciendo un análisis específico de la calidad de vida en Medellín.

El segundo capítulo se ocupa de mostrar por qué la calidad de vida en la vejez es un problema de investigación importante, cómo la construcción de indicadores de calidad de vida en la vejez se convierte en un reto multidimensional y cómo se podrían definir indicadores de caracterización de calidad de vida, a partir de los determinantes del envejecimiento activo propuestos por la oms. Se describe entonces cada uno de los determinantes del envejecimiento activo y se presenta una reflexión teórica sobre los mismos.

En el tercer capítulo se plantea la necesidad de construir una metodología ágil de caracterización de la calidad de vida de las personas mayores, que pueda ser aplicada al contexto colombiano. En este capítulo, se subrayan también elementos importantes en torno a la ética en investigación con personas adultas mayores.

Finalmente, se desarrolla un apartado final con conclusiones y líneas de recomendación. Para terminar, es necesario volver a señalar que este texto es producto de un trabajo interdisciplinario y mancomunado entre la academia, los actores sociales y Suramericana S.A., que marca un hito en este tipo de investigaciones y que demuestra las potencialidades que este tipo de relaciones tiene para transformar nuestra sociedad en una donde nosotros y los que nos siguen podamos desarrollar una buena vida y un buen envejecer.

Capítulo 1. Vejez, envejecimiento y calidad de vida

Hablar de envejecimiento, vejez y calidad de vida en el ámbito de las sociedades modernas es una tarea que requiere aclarar y definir algunos conceptos. Es importante delimitar dos niveles de discurso cuando se habla de vejez y envejecimiento: uno general, que trata de las sociedades, y otro particular, que se refiere a los individuos. Para los dos ámbitos, el término vejez es una categoría descriptiva de un estadio del ciclo vital y el envejecimiento se centra en la descripción de un proceso. Esta aclaración facilita la comprensión de la propuesta aquí planteada para describir el envejecimiento con calidad de vida.

1.1 Vejez y envejecimiento

Desde los tiempos de la Grecia antigua se ha ofrecido a Occidente una comprensión particular sobre la multitud de actitudes y cambios de roles, atributos y expectativas de las personas mayores, a través de los diferentes modelos culturales que jerarquizaban las edades del individuo y las capacidades propias de cada edad.1 En la antigüedad clásica, la vejez era concebida desde dos visiones filosóficas. Por un lado, una completamente negativa representada por Aristóteles, quien señalaba que la senectud era sinónimo de deterioro y ruina, y por Séneca, quien afirmó que la vejez era una enfermedad incurable. La otra visión era la de Platón y Cicerón, y planteaba que la vejez traía consigo el dominio de las pasiones y que el viejo era respetado en tanto mantenía su autoridad y el respeto sobre los suyos. Ciertamente, Aristóteles y Séneca presentaban una imagen negativa de la persona mayor, destacando a estas personas como dignas de compasión social y calificándolas como personas desconfiadas, inconstantes, egoístas y cínicas.

A diferencia de Aristóteles, Platón expuso en La República2 diferentes aspectos positivos del envejecimiento, adoptando una postura de respeto y de elogio hacia la vejez. Cicerón, en su De senectute,3 defendió la vejez y las capacidades intelectuales de las personas mayores, describiéndolas como personas dignas, que pueden alcanzar la prudencia, la discreción, la sagacidad y el juicio.

Estas visiones filosóficas han participado en la construcción de representaciones sociales y estereotipos, tanto positivos como negativos, que hoy en día se tienen de la vejez, debido a que han dotado de sentido el papel que las personas mayores han tenido en la sociedad.

Hoy en día prevalecen algunas visiones negativas de la vejez, dándosele más peso a las nociones de belleza, salud y eterna juventud, que se convierten en la base de los valores de nuestra época; sin embargo, empiezan a emerger nuevas visiones positivas de la vejez.

En las sociedades modernas, se concibe que desde que se nace envejecemos y que el envejecimiento individual es aquel proceso natural, lento y paulatino que viven los seres humanos, desde el nacimiento hasta su muerte.4 El envejecimiento constituye un proceso fisiológico, que comienza desde la concepción y que, para la oms, se caracteriza por el deterioro progresivo y generalizado de las funciones, lo que produce una pérdida de respuesta adaptativa al estrés y un mayor riesgo de sufrir enfermedades relacionadas con la edad.5

El envejecimiento es, pues, el proceso de acumulación de eventos que progresivamente aumentan la probabilidad de morir y está relacionado con un declive progresivo, con la edad, con un deterioro de las funciones fisiológicas, procesos específicos inevitables e irreversibles relacionados con la edad, que aumentan la vulnerabilidad del individuo al estrés ambiental y a la enfermedad.6

Desde el enfoque del ciclo vital, se considera el envejecimiento como un proceso integrado dentro del conjunto de la trayectoria humana, en el que intervienen factores importantes que están ligados al paso del tiempo y al contexto cultural al que pertenecen.7 Paul Baltes8 planteó que el desarrollo es un proceso que se da a lo largo de la vida, desde la concepción hasta la muerte, entendiendo que ningún período de vida tiene más importancia que otro. Para él, el desarrollo es el cambio en la capacidad adaptativa del individuo, algo que puede suceder en cualquier etapa. Por tanto, todos los cambios adaptativos estarán orientados a adecuarse a las necesidades del momento evolutivo por el que está pasando la persona.

Para la psicología del ciclo vital, es indispensable el reparto competitivo de los recursos biopsicosociales por medio de diferentes funciones. Así, la función de crecimiento se refiere a aquellas conductas dirigidas al logro de niveles superiores de funcionamiento o capacidad adaptativa. La función de mantenimiento y recuperación agrupa todas las acciones que el individuo realiza, en función de mantener los niveles de funcionamiento. Por último, se plantea la función de regulación de las pérdidas, la cual está enfocada en la identificación y organización del funcionamiento individual. El ciclo de la vida implica procesos como la selectividad, optimización y compensación. Estos procesos funcionan de forma activa y pasiva, consciente e inconsciente, individual y colectiva.9

Uno de los supuestos básicos de la psicología del ciclo vital es que en los primeros años de vida se presentan ganancias, mientras que en la vejez ocurre lo contrario, se presentan pérdidas. Sin embargo, se debe producir un equilibrio entre las ganancias y las pérdidas que se experimentan a lo largo de la vida. Paul Baltes plantea que existen tres formas de envejecer: la vejez normal, la cual cursa sin discapacidades; la vejez patológica, la cual se asocia a enfermedades crónicas, y la vejez competente, saludable o con éxito, la cual implica el uso de estrategias de compensación y optimización.10

La selectividad equivale a identificar oportunidades y restricciones específicas en el nivel de funcionamiento biológico, social e individual, teniendo dos caminos posibles. El primero busca metas alcanzables, es decir, selección centrada en ganancias; por el contrario, la segunda se acomoda a pautas diferentes, equivaliendo a la selección centrada en las pérdidas. La optimización busca identificar los procesos generales involucrados en la adquisición, la aplicación y el refinamiento de medios para el logro de metas relevantes. La compensación se refiere a la posibilidad de regular las pérdidas en los medios (capacidades o recursos), diseñando alternativas centradas en formas de superar dichas pérdidas, sin necesidad de cambiar las metas.11

Erik Erickson,12 quien en los años 50 dividió el desarrollo humano en ocho etapas, afirmaba que en cada una el individuo tiene una tarea psicosocial que resolver. El autor refiere que el hecho de confrontarse con cada tarea produce conflictos, con probabilidad de dos resultados diferentes: si se tiene un buen dominio de la tarea la personalidad adquiere una cualidad positiva y avanza en su desarrollo, distinto ocurre cuando no se tiene un dominio de la tarea y los resultados de la misma. La tarea global del individuo será adquirir una identidad positiva en la medida en que va pasando de una etapa a otra. La etapa que concierne a la vejez fue denominada por el autor como “Integridad contra desesperación”. Erik Erickson considera que el viejo evalúa su vida y la acepta por lo que es, o puede caer en la desesperación por no lograr encontrarle un significado a su vida. La ausencia de integridad se deriva del miedo a la muerte y a la falta de aceptación de este período como el último de la vida. En cambio, la integridad del Yo se produce cuando las personas se han adaptado a los éxitos y fracasos derivados de la propia existencia, lo que implica la aceptación de uno mismo y del propio proceso vital.13

Ahora bien, la teoría de la actividad propuesta por Robert Havighurst a finales de los 80 plantea que las personas más felices y satisfechas suelen ser aquellas que permanecen activas y tienen el sentimiento de ser útiles a otras personas14. En este sentido, una de sus premisas es que, para tener un envejecimiento óptimo, es necesario mantener un estilo de vida activo y compensar las pérdidas sociales, es decir, actividades que sustituyan de alguna manera a las que se ha debido renunciar, como lo es el trabajo. En concordancia con esta teoría, se promueve el envejecimiento saludable, donde las personas mayores puedan invertir su tiempo en actividades que estimulen sus intereses y metas, y las mantengan mentalmente ágiles.

La teoría de la continuidad, planteada por Ursula Lehr15, Robert C. Atchley16 y George L. Maddox,17 propone comprender que las personas mayores buscan la continuidad, no el cambio, es decir, las personas que se están acercando a la vejez seleccionan contextos conocidos, lo que implica que estarán predispuestas y motivadas hacia una continuidad, tanto de las condiciones externas, por ejemplo las actividades que realizan en un entorno familiar, como de las condiciones psicológicas internas.

Desde los distintos enfoques y abordajes del fenómeno del envejecimiento,18 reconoce el transcurso de la vida como el enfoque que permite comprender la existencia humana, con sus influencias biológicas genéticas y epigenéticas, así como influencias contextuales de tipo sociocultural e histórico. Se trata de comprender la vida como una continuidad con cambios. Así pues, el transcurso de la vida permite relacionar la vida humana con un recorrido, con trayectorias, transiciones y cambios, lo que invita a comprender que, más allá del paso del tiempo, es necesario comprender lo que pasa en el tiempo que transcurre, y considerar el transcurso de la vida como un proceso continuo y permanente.

Para este estudio se entiende entonces la vejez como la última etapa del curso de vida, en la que confluyen factores individuales, colectivos y contextuales como efecto de elecciones individuales y del tránsito por distintas condiciones de vida, así como también de las características de la cultura a la que pertenece el sujeto.

1.2 Envejecimiento poblacional

Más allá de las preguntas por los procesos individuales de envejecimiento, hay una problemática que toca a la mayoría de las ciudades en proceso de desarrollo: el envejecimiento acelerado de la población. El envejecimiento poblacional es entendido como el aumento de la proporción de personas ancianas con respecto al total de la población, como consecuencia de dos procesos: la transición demográfica y la transición epidemiológica. La primera se refiere a los cambios que tiene una población a medida que pasa el tiempo, desde una etapa de altas tasas de natalidad y mortalidad con un mínimo número de ancianos, hasta una etapa donde se estabilizan las tasas de natalidad y mortalidad y los sobrevivientes envejecen.19 La transición epidemiológica hace referencia al proceso por el cual las enfermedades infecciosas son sustituidas por las no infecciosas, habitualmente crónicas, muy ligadas a determinados estilos de vida de la niñez y la vida adulta, cuyos efectos se presentan en edades avanzadas.20

1.3 La transición demográfica

Juan Chackiel21 plantea la transición demográfica como un proceso que se caracteriza inicialmente por el cambio de altos a bajos niveles de mortalidad y, con posterioridad, por el descenso sostenido de la fecundidad, para llegar finalmente a niveles bajos en ambas variables. Basándose en Juan Chackiel, Sandra Huenchuan22 plantea que la transición demográfica comprende varias etapas: la primera, de crecimiento poblacional (tasas altas de natalidad y mortalidad); la segunda fase, denominada transicional (la mortalidad desciende y la natalidad se mantiene elevada); la tercera, conocida como transición avanzada (la mortalidad ya ha descendido y se observa declinación en la natalidad), y la cuarta, de postransición (se traduce en tasas muy reducidas de crecimiento natural de la población).

En Latinoamérica y el Caribe, el envejecimiento cuenta con características particulares que dificultan su abordaje, como es la transición demográfica, que ha empezado a desbordar el ámbito estrictamente demográfico, ya que se ha dado de una forma muy rápida, lo que ha dificultado que los países estén preparados y hagan adaptaciones económicas, políticas, sociales e institucionales para asumir este reto.23

Según datos de la CEPAL, en Latinoamérica, para el año 2014, la población de 60 años o más alcanzaba un total de 65.851.327, correspondiente al 10,9 % de la población; se estima que para el año 2020 será el 12,7 % y para el año 2050 este grupo sea el 24,0 % de la población.24

Para Colombia, según las proyecciones de población del DANE, las personas con 60 años o más en el año 2014 eran 5.146.251, es decir, el 10,8 % de una población estimada en 47.661.787. Se proyecta que para el 2020 este grupo alcance los 6.440.778, correspondiente al 12,6 %, y que para el 2050 se incremente al 22,9 % de la población en este grupo de edad25 (FIGURA 1).

Estos datos evidencian el fenómeno de transición demográfica en Colombia, del cual destaca el aumento de la expectativa de vida. De acuerdo con la CEPAL, para el quinquenio 2010-2015 la esperanza de vida en Colombia era de 74 años y se evidenciaba una preponderancia del sexo femenino, puesto que la esperanza de vida para las mujeres era de 77 años, a diferencia de los hombres, con una expectativa de vida de 70 años.26

Las tendencias de cambio demográfico en el departamento de Antioquia no son muy diferentes de las de Latinoamérica y Colombia. Según cifras producidas por el DANE, en 2014 en Antioquia había 634.484 personas de 60 años o más, que representaban el 9,9 % de la población; se espera que para el año 2020 este porcentaje se incremente al 11,9 %. De acuerdo con las proyecciones de población del DANE en Medellín, en 2014 la población de personas de 60 años o más representaba el 14,9 %, es decir, 452.563 personas mayores, y se estima que para el año 2020 el porcentaje se incremente a un 18,0 %.27

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9789585526594
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