Kitabı oku: «Adoles(seres)»
Adoles(seres)
Adoles(seres)
La orientación a lo real en la clínica psicoanalítica con adolescentes
Guillermo López
Índice de contenido
Portadilla
Legales
Advertencia al lector
Prólogo
Introducción
Capítulo 1. La orientación a lo real en la clínica psicoanalítica con adolescentes 1. Lo real
¿Qué es lo real?
Anfibologías de lo real
La orientación a lo real
2 Lo real en Lacan
3. La pubertad como despertar a lo real
4. Huellas del despertar a lo real en Freud
5. Pubertad en singular. Adolescencias en plural
La adolescencia un semblante social
6. Hacia una clínica de la orientación a lo real con adolescentes
7. Clínica de la orientación a lo real en la adolescencia
Capítulo 2. Vacilación del fantasma
1. Antecedentes freudianos de la fantasía en la pubertad
2. Recuerdo, falsificación del recuerdo, fantasía
3. Fantasía y recuerdo. Un fantasma autoanalítico de Freud
4. Fantasías inconscientes, fantasías conscientes, sueños diurnos
5. De la fantasía al fantasma
6. El joven Hamlet ¿un adolescente?
7. El fantasma en Hamlet
8. Vacilación del fantasma
9. Hamlet bricoleur. Autotratamiento de la vacilación del fantasma
Escena sobre la escena
Confrontación con la madre
Rectificación del fantasma. Rectificación del deseo
10. Desarreglos reales como respuesta a la vacilación del fantasma
11. El despertar como puesta a prueba de la estructura
12. El despertar de la primavera
Capítulo 3. Desencadenamientos adolescentes
1. Antecedentes psiquiátricos
2. Psicosis y adolescencia. Los postfreudianos
Peter Blos
Moses Laufer
André Green
3. Hay ruptura en los antecedentes
4. El desencadenamiento en la pubertad
El desencadenamiento por el encuentro con Un-padre en la pubertad
Otros modos de desencadenamiento en la pubertad
5. El despertar de la pubertad como factor desencadenante de las psicosis
Fantasma y psicosis
Desencadenamientos puberales relacionados al deseo del Otro
6. El alma de la clínica, de la clínica del fantasma a la clínica del sinthome
7. Joyce. El retrato del Artista adolescente
Capítulo 4. Consideraciones finales. Conclusión.
1. La orientación a lo real en la clínica con adolescentes valida y reafirma la necesidad de una clínica del fantasma
2. La postergación de la adolescencia hoy está vinculada a la vacilación fantasmática
3. La vacilación fantasmática en los jóvenes de hoy es uno de los efectos generalizados del hundimiento del Nombre del padre, que llevan a la desorientación.
Conclusión
Pretextos
Capítulo 5. Lo que quema del cuerpo en la adolescencia
Capítulo 6. Pubertad, sueños y sexuación en una novela de Haruki Murakami.
Capítulo 7. La iniciación en los tiempos de la hiperconexión
Capítulo 8. Un uso especial de la tecnología en un adolescente de hoy
Capítulo 9. El suicidio adolescente
Bibliografía General
Cabrera Mirassou, MartínAdoles(seres) : la orientación a lo real en la clínica psicoanalítica con adolescentes / Guillermo López. - 1a ed . - Olivos : Grama Ediciones, 2020.Archivo Digital: descargaISBN 978-987-8372-05-11. Clínica Psicoanalítica. I. Título.CDD 150.195 |
© Grama ediciones, 2019.
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(1428) Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Tel.: 4781-5034 • grama@gramaediciones.com.ar
http://www.gramaediciones.com.ar
© Guillermo Adrián López, 2019.
guillermoadrianlopez@live.com.ar
Tapa: Gustavo Macri
Digitalización: Proyecto451
Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del “Copyright”, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografía y el tratamiento informático.
Inscripción ley 11.723 en trámite
ISBN edición digital (ePub): 978-987-8372-05-1
Advertencia al lector
La Tesis de Maestría en Clínica Psicoanalítica, defendida en la Universidad de San Martín - Instituto de Altos Estudios Sociales (Unsam-Idaes) en Julio de 2019, abarca los capítulos 1º al 4º de este libro. (1)
Los capítulos 5º al 9º son textos que precedieron, acompañaron o bien siguieron a la escritura de la tesis.
1- Originalmente la tesis tenía un capítulo de casos clínicos, que fue suprimido de esta publicación para respetar la privacidad de los pacientes y cumplir con las pautas que el derecho contempla respecto a la ética profesional.
Agradecimientos
A mi padre, que supo transmitirme el amor por los libros. A mi madre, que me orientó a crecer profesionalmente. A mis hermanos, Fernando y Leonardo.
A mi partenaire, por haberme enseñado lo que es el verdadero amor. A mis hijas, nietos, ahijados y sobrinos, reales, verdaderos y postizos, todo eso junto.
A mi analista, que supo guiarme en los caminos del fantasma y del síntoma.
A mi Director de Tesis y Director de Pausa, Ricardo Seldes, por su lectura atenta, aguda y crítica.
A todo Pausa, especialmente al Equipo de Adolescentes con sus diferentes integrantes, por sus enseñanzas.
A los docentes de la Maestría en Clínica Psicoanalítica, especialmente a Ester Cohen, por su guía maestra.
A Julio Herrera, que me leyó antes. A María Virginia de Luca, que me leyó después.
A mis compañeros de “La tercera”.
Al family, mi familia elegida.
A mis amigos.
Prólogo
A falta de los ritos clásicos de iniciación que en otra época marcaban con más claridad el pasaje de la infancia a la vida adulta, la adolescencia se revela hoy como un tiempo de crisis que se extiende más allá del lugar y del tiempo que estos ritos le conferían. Así la adolescencia parece difuminarse como el tiempo regulado socialmente para el encuentro con el otro sexo, para el encuentro con la alteridad del goce sexual. No hay, de hecho, iniciación cuando el velo del secreto deja de cumplir su función, que es la de velar precisamente que no hay secreto. La clave de todo rito de iniciación es precisamente esta, esconder que el secreto del secreto es que no hay secreto. La experiencia del psicoanálisis ha encontrado en la función del falo y en sus diversas significaciones entre los sexos el significante que ordena esta función de velo que hace a la vez que el deseo insista en hacerse representar. ¿Asistimos hoy a un desencantamiento del velo fálico? Algo así parecen sugerirnos diversas figuras de la adolescencia contemporánea. Lo que la sociología de Gilles Lipovetsky ha designado como el “desencantamiento del sexo” tiene en el campo de la adolescencia un efecto paradójico. Cuando parece que todo puede ya mostrarse, que no hay ya nada escondido ni nada por esconder, cuando el sexo parece que deja de ser un enigma, cuando deja de velar precisamente que no hay secreto –que no hay aquella relación sexual que, Lacan dixit, no existe– entonces aparece lo indecible de la pulsión de muerte que retorna en el cuerpo. Quedan sólo para responderle las formas singulares de cada sujeto para construirse un rito de iniciación propio y singular, es decir un síntoma, tal como lo llamamos los psicoanalistas, que no deje al sujeto a merced del pasaje al acto o del acting out constante. La adolescencia parece hoy este tiempo suspendido e indeterminado del acting out que se muestra en los escaparates de Internet y de las redes sociales pidiendo una interpretación que no llega. Hacía falta sin duda que el psicoanálisis de orientación lacaniana volviera al tema de la pubertad y de la adolescencia, con la ayuda de las últimas elaboraciones clínicas que hemos ido recogiendo estas últimas décadas, para descifrar algo más la pregunta que la adolescencia misma dirige al sujeto contemporáneo: ¿Qué eres como ser sexuado? ¿De qué gozas sin saberlo más allá de la mascarada con la que te identificas en la variedad de géneros que el mundo omnivoyeur te propone? Después del instante de mirar que definió la sexualidad infantil, la adolescencia es este tiempo de comprender que requiere hoy de una nueva lectura sin saber de entrada cual ni cómo será el momento de concluir. Es lo que el autor de estas páginas ha querido estudiar de una manera sistemática.
Este libro es el resultado de una tesis, y ello no sólo en el sentido más académico del término. Es, en efecto, el texto de una tesis universitaria de Maestría IDAES - Unsam, que acaba de obtener la mejor calificación en su presentación y defensa por parte de nuestro colega Guillermo Adrián López. Pero es, también y sobre todo, el resultado de una tesis en el sentido en que debería fundarse siempre un verdadero trabajo de investigación en el campo del psicoanálisis: proponiendo una hipótesis, argumentándola, contradiciéndola cuando sea preciso, poniéndola a prueba en la clínica del caso por caso, siempre en constante contraste con los textos de referencia, para darle finalmente un lugar en el discurso al que quiere servir.
El autor nos plantea la hipótesis de una manera clara. Es una hipótesis que tiene consecuencias decisivas para la orientación clínica que sigue la enseñanza de Jacques Lacan: el despertar a lo real del sexo en la adolescencia puede ser un factor desencadenante tanto de las neurosis como de las psicosis. Cada término de la hipótesis deberá ser aclarado entonces en su campo de significación para dar consistencia a su desarrollo: qué es lo real, qué es el sexo en este contexto, qué es también la llamada adolescencia, qué es un desencadenamiento. Todo ello precedido por un término que ha hecho fortuna desde que Freud lo vinculara al momento de la pubertad, a sus laberintos para llegar al encuentro del objeto con el hilo de las identificaciones: el despertar. El término “despertar” proviene de la obra de teatro de Franz Wedekind, El despertar de la primavera, cuya traducción al francés fue prologada por un texto de Jacques Lacan que aquí se comenta en varios de sus pasajes. El encuentro con un nuevo goce del cuerpo en la pubertad tendría para cada sujeto el valor de un encuentro con lo real, es decir, con aquello que es imposible de simbolizar y de imaginarizar en el propio cuerpo. El goce sexual del cuerpo, del cuerpo que viene ahora al lugar del Otro del lenguaje, debe encontrar ahora una nueva ubicación que la sexualidad infantil no tenía prevista en su estructura fantasmática. El sujeto deberá construir entonces una forma sintomática más o menos eficaz, más o menos fracasada para responder a este real. Es sin duda un momento de despertar, aunque sea, como todo despertar, para seguir soñando. Casi diríamos que la adolescencia misma, tal como será situada por el autor de este libro, es este intento de seguir soñando, entre síntoma y fantasma, para responder al misterio de lo real del cuerpo hablante.
A partir de ahí el propio término “adolescencia” adquiere un nuevo alcance, un nuevo campo semántico, una nueva extensión que el autor va recorriendo de la mano de la enseñanza de Lacan y de las categorías clínicas de síntoma y fantasma elaboradas por Jacques-Alain Miller. Ocurre entonces con el término “adolescencia” algo parecido a lo que ocurría con el término “infancia” en la obra de Freud: si bien designa en un primer momento un tiempo cronológico o evolutivo más o menos preciso en la vida del sujeto, pasa enseguida a extender su significación y a designar un lugar del discurso, un modo de respuesta a la cuestión del goce en el cuerpo hablante. De ahí que veamos hoy cómo el espacio retórico de la adolescencia se amplía cada vez más a uno y otro lado de la línea cronológica de las edades. Esta perspectiva resultará especialmente instructiva en relación a las referencias literarias de James Joyce –el artista adolescente– o de Hamlet –el eterno adolescente– que el autor sabe poner en serie con su propia experiencia clínica con adolescentes en el Equipo de Pausa, el Centro de atención psicoanalítica vinculado a la Escuela de la Orientación Lacaniana. Y mostrará su mayor relieve clínico a propósito de casos de Analistas de la Escuela expuestos en la experiencia del pase, es decir, en el grado mayor de elaboración al que puede llevarse actualmente la experiencia de un análisis. Verá entonces el lector cómo el “caso Graciela” y el “caso Hilario” pueden iluminar de manera tan esclarecedora la clínica de la adolescencia. Sirven así también al autor para verificar su hipótesis de partida.
Si el analista lacaniano puede revisitar el espacio actual de la adolescencia como un despertar a lo real del sexo es, sin embargo, porque él mismo habrá sabido encontrar en su propia experiencia de analizante este lugar de exiliado de sí mismo que el sujeto adolescente nos hace presente de diversos modos. El lector atento sabrá encontrar también las huellas que el autor ha ido dejando para que se reconozca él mismo en ellas.
Miquel Bassols
Barcelona, julio de 2019
Introducción
El término adolescente proviene de dos acepciones latinas. Por un lado adolescere, un uso común que quiere decir crecer, madurar, hacerse adulto y también incrementar, aumentar, acrecentar. Se vincula con lo que adolece, en tanto se es carente o se está en falta de algo, y también a una dolencia, o a sufrir alguna enfermedad.
Por otro lado adolere, una etimología menos conocida –y que se quiere resaltar– que significa quemar, arder en sacrificio, y que si se le agrega el sufijo escere, verbo incoativo denota el comienzo de una acción, algo así como el inicio del ardor.
El interés de este libro al tomar la etimología del término adolescere, es la de usarla para dar cuenta de como se deslizan una serie de significaciones, que nos sirven para pensar a los jóvenes como seres que adolescen. Los púberes son sorprendidos por un plus, por la llama de un real, que los quema. Llevando su fuego por allí adonde van, y muchas veces al no saber que hacer con ese flamear, van produciendo, hogueras, incendios que queman, que los queman.
El desliz etimológico se desplaza de un real como plus –al que Freud llamó pubertad– a una carencia, a un menos. De un real que emerge en sus cuerpos como un goce hetero, que hace relieve; a una carencia simbólica, y a una falta de velo imaginario, que pueda recubrir, dialectizar el agujero en el saber
que produce el trauma de la sexualidad. En la pubertad se pone en evidencia del modo más logrado la afirmación lacaniana: no hay relación sexual. Básicamente porque los jóvenes en tanto seres hablantes no cuentan con un saber en lo real, que les permita ir al encuentro con el Otro sexo.
Esta investigación se titula: “Adoles(seres), la orientación a lo real en la clínica psicoanalítica con adolescentes”, en tanto lo más seguro con lo que contamos desde el psicoanálisis de la orientación lacaniana, para pensar, al tiempo del adolescer, es el despertar como emergencia de un real sexual, que de por sí es traumático. Despertar que implica una doble positivación de goce. Por un lado, del goce del propio cuerpo que irrumpe como goce éxtimo, y por otro y en articulación con él, una dependencia del deseo o del goce del Otro. Dependencia y articulación que es más contundente en este momento decisivo por el empuje al acto que implica el encuentro con el Otro sexo.
La orientación de este libro es por lo real del goce e intenta dar respuesta a la pregunta: ¿qué es la orientación a lo real en la clínica con adolescentes? Plantear una clínica psicoanalítica de la orientación a lo real con los jóvenes nos exige dar cuenta de qué es lo real para el psicoanálisis de orientación lacaniana en general, y cuál es la especificidad si es que la hubiera, de la orientación a lo real en el tratamiento con adolescentes. Estos interrogantes articulados al concepto de clínica serán trabajados en el primer capítulo.
Respecto al concepto “clínica” Lacan establece una diferencia con los conceptos de experiencia y práctica del psicoanálisis. La formación central de un analista pasa por la experiencia de un análisis. La experiencia y la práctica del análisis no tienen necesidad de ser esclarecidas para operar; o pueden ser interrogadas por la clínica. Lacan nos invita no solo a dar cuenta de la experiencia de un análisis por el dispositivo del pase, sino también a dar razones de nuestra práctica. Es teniendo como horizonte interrogar y dar razones de la práctica de la orientación a lo real con adolescentes, que recortamos de la bibliografía tanto de Freud como de Lacan, como de autores postfreudianos, y también del Campo Freudiano una serie de casos de adolescentes o jóvenes, como así también se ha trabajado sobre casuística propia o de colegas con los que comparto el trabajo diario en el Equipo de Adolescentes de Pausa. (1)
La clínica de la orientación a lo real con adolescentes, es un tratamiento de lo imposible de soportar, que en tanto tal es paradigmática de la clínica de la urgencia. Se reciben a jóvenes a los que les urge, un nuevo modo de vivir la pulsión, que muchas veces desborda su cuerpo y su pensamiento, haciéndolos sufrir.
El interrogante central de este trabajo es si se puede pensar al despertar a lo real del sexo en la adolescencia en sí mismo como un factor desencadenante, tanto de las neurosis como de las psicosis provocando el inicio de la enfermedad.
Para responder a esta pregunta central se tomarán los últimos aportes que Miller nos brindó respecto a lo real que son eminentemente clínicos y prácticos y que formula en su último curso anual dictado en París VIII, El ser y el Uno. Allí habla de un real sin ley, ligado a un estatuto del cuerpo que escapa a la dialéctica. Lo real es lo que vuelve siempre al mismo lugar, conlleva un carácter rebelde, y como tal queda excluido de la estructura simbólica y de una práctica sostenida solo en lo que se dice. Los dos imposibles, nos dice Miller en los que confluye tanto la experiencia como la práctica de un análisis –en los que se pone en juego el real sin ley– son el fantasma y el sinthome. Estos imposibles, fantasma y sinthome serán los ejes de orientación para responder a la pregunta fundamental, en los capítulos 2 y 3 respectivamente.
En el capítulo 2, se tomará el eje del fantasma, verificando como el despertar a lo real es en sí mismo una perturbación de la defensa que produce necesariamente una vacilación fantasmática. Para ello se articulará una serie de casos, donde se rescata la importancia que tiene el segundo tiempo del trauma en la pubertad y la vacilación fantasmática como factores de eclosión de la neurosis. Emma, caso de histeria freudiano; el recuerdo encubridor de Freud de las flores amarillas –de diente de león–; Hamlet con la desorientación de su deseo; y el despertar de los sueños de la obra teatral “El despertar de la primavera” como ejemplos clínicos y literarios, son un testimonio de como el despertar sexual produce una vacilación fantasmática, noción que nos parece central en el trabajo clínico con adolescentes. Para ello realizamos un recorrido por los conceptos de recuerdo encubridor, fantasía, fantasía consciente e inconsciente y sueño diurno en Freud, para llegar al concepto de fantasma fundamental en Lacan.
En el capítulo 3, se trabajará el despertar a lo real del sexo como factor desencadenante de las psicosis. Se relevarán los antecedentes de la psiquiatría clásica y del psicoanálisis postfreudiano actual, para verificar como piensan el estallido de la psicosis en la pubertad, y tomar sus conceptualizaciones y nociones clínicas. Se revisarán los desencadenamientos y desenganches que se producen en la pubertad y que aparecen en la literatura psicoanalítica lacaniana, tanto en la enseñanza de Lacan como en autores del Campo freudiano.
La perspectiva que se asume aquí no solo tiene en cuenta la clínica estructural sino también la clínica continuista del sinthome. Para ello se revisará el lugar que tiene el fantasma en las psicosis, y daremos cuenta de desencadenamientos y desenganches que no van por la vía del encuentro con Un-padre, sino que son respuesta a la doble positivación de goce características de la pubertad: despertar sexual y encuentro con el Otro sexo.
Para terminar el capítulo con un ejemplo princeps de la clínica continuista, el caso de una psicosis no desencadenada que se manifiesta por sus detalles en la adolescencia: Joyce.
Fantasma y sinthome son la cuarta cuerda que anuda a las otras tres. En las neurosis, el cuarto nudo tradicional –realidad psíquica/fantasma– articulado al Nombre del Padre funciona anudando RSI. El fantasma al soldar los registros adormece, y funciona reparando el agujero originario: no hay relación sexual. La clínica continuista, al servirse de los nudos, nos permite pensar a la vacilación fantasmática como un lapsus momentáneo del nudo, que en lugar de adormecer, perturba y despierta. Lapsus del nudo que puede prolongarse y traducirse como una caída en la neurosis.
En las psicosis al no contar con el cuarto tradicional, del Nombre del Padre, ni el fantasma como defensa, se requiere de la invención de un cuarto nudo, el sinthome, que como en Joyce, anuda el lapsus del nudo imaginario reparándolo, evitando así el desencadenamiento.
En el capítulo 4, se abordarán las consideraciones finales, llegando a plantear a la clínica del fantasma como central en la clínica psicoanalítica con adolescentes, pensándola como orientación a lo real. Para validar ello, se trabajarán los testimonios de dos AEs, Graciela Brodsky y Hilario Cid Vivas, en los que el fantasma tiene un lugar destacado en la adolescencia.
Se plantea que la postergación de la adolescencia tan común hoy, está vinculada a una vacilación “generalizada del fantasma”. Para arribar a la conclusión final.
1- Los casos trabajados no integran esta publicación.