Kitabı oku: «A troche y moche»
Primera edición en MINIMALIA, agosto de 2008
Director de colección: Alejandro Zenker
Cuidado editorial: Elizabeth González
Coordinadora de producción: Beatriz Hernández
Coordinadora de edición digital: Itzbe Rodríguez Ciurana
Viñeta de portada: Mauricio Morán
© 2008, Solar, Servicios Editoriales, S.A. de C.V.
Calle 2 número 21, San Pedro de los Pinos.
03800 México, D.F.
Teléfonos y fax (conmutador):+52 (55) 55 15 16 57
ISBN 978-607-7640-15-8
Hecho en México
Índice
A troche y moche o la sabiduría del acomodo,
por Enrique Aguilar R.
1. Eclipse total y la fiesta de los boxeadores
2. La amante sin nombre, el viaje y el secuestro
3. Estar y no estar y otros pensamientos frívolos
4. La caída de la gran Tenochtitlan y nuevas noches tristes
5. Multiplicidad de voces y la actriz que sabía muchas obras
6. Una sociedad de malvados y el cine discrepante
7. La invasión del silencio, el caníbal y el no tiempo
8. La Falacia de la Ubicación Simple y otras tres mujeres sin nombre
9. Las partículas elementales y cierta voluntad de noche
Gustavo Sainz: A troche y moche, por Ignacio Trejo Fuentes
A troche y moche
o la sabiduría del acomodo
Enrique Aguilar R.
Con su voluntad de transgredir las formas narrativas convencionales, Gustavo Sainz volvió a sorprender a los lectores, mexicanos y no, con A troche y moche, su novela número quince y por la cual, a finales de 2003, le otorgaron el Premio Narrativa Colima, “a la mejor novela publicada en ese año”, y también el Premio de Narrativa México-Quebec, durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara del mismo lapso.
Esta obra doblemente galardonada es una larga cadena de oraciones sin punto final, enunciados con los cuales se narra por medio tanto de monólogos interiores, como de breves intervenciones de un narrador omnisciente, los pensamientos, reflexiones y percepciones de un escritor víctima de un secuestro, y que en esa incómoda situación recuerda lecturas, datos y anécdotas.
Aquí el narrador creado por Sainz se refiere tanto al programa de televisión de Cristina la cretina —que por la frecuencia con la que sus captores lo sintonizan, al parecer la toman como su filósofa de cabecera—, así como a conocimientos especializados sobre filósofos y narradores griegos, la antigüedad del mundo, la mitología, la poesía y la vida cotidiana.
Desde su incursión en la narrativa mexicana con Gazapo, Sainz fue catalogado como integrante de los escritores de “la Onda”, ese gran grupo de narradores que escribían sobre las aventuras de personajes adolescentes, proclives al rock, al alcohol, al sexo y a las drogas, gran clan que en realidad no era tal, y que en los hechos se redujo a tres integrantes: Parménides García Saldaña, que sí le ponía a la mota y al alcohol, igual que sus personajes, pero él en lo personal no mucho, no por falta de ganas sino de capacidad física, porque a decir de José Agustín, el integrante principal de ese conjunto, el buen Par, con poco más de una cerveza y una bacha se ponía hasta el gorro porque tenía una lesión cerebral. Los otros integrantes de esa banda fueron José Agustín, quien sí se metió en casi todo tipo de aventuras psicodélicas, pero que con justa razón rechaza la clasificación “ondera” por simplista, y Jesús Luis Benítez, el Buker, quien se ahogó en un arroyo de alcohol y nada más produjo un librito de cuentos que, para su mala fortuna, fue editado con las patas y la mayor parte del tiraje acabó mal compaginado y peor encuadernado.
Sirva este breviario cultural para mencionar —porque mi pecho no es bodega, como decía el filósofo de Tlalpujahua—, que si algunos vicios sí tiene Sainz, éstos no son ninguno de los mencionados, sino los de dormirse temprano, leer novelas complicadas, buscar la compañía de chicas jóvenes y bonitas, comer pan de dulce, ver películas (por lo menos una al día) y anotar de manera inexcusable en su diario personal y en su agenda los hechos más relevantes de cada uno de sus días, sus lecturas, sus citas.
Al hablar de Sainz, me refiero al escritor que se atrevió a contarnos casi en forma de bolero romántico —me refiero a su novela Compadre Lobo— cómo es que un par de vagos de un barrio cualquiera logran convertirse en jóvenes intelectuales, uno como pintor y el otro como escritor. También puedo hablar de un novelista tan vanguardista que en La novela virtual escribe sobre los ligues de un casi viejo profesor de universidad gringa, tanto con una chica a la que sólo se le identifica porque está buenérrima y trae un anillo en el ombligo, que se amarra a una jovenzuela a la que impresiona con el erudito contenido de sus mensajes por correo electrónico.
Para no alargarme, sólo agregaré que Sainz ha sido capaz de contarnos la novela dentro de la novela en Muchacho en llamas, o la novela dentro de la novela dentro de la novela, o sea la novela de tres pisos, en Quiero escribir, pero me sale espuma, o una novela sólo a base de preguntas en La muchacha que tenía la culpa de todo, o una historia con base en puras notas de pie de página, como en Con tinta sangre del corazón, o la historia de una chica medio loquita, a partir de un narrador homoextradiegético que recoge y ordena los monólogos de esa chava en La princesa del Palacio de Hierro (como lo demuestro en mi tesis de doctorado), y ha estructurado una novela sólo con puros principios de narración en Fantasmas aztecas…
Con esos retos, motivaciones, obsesiones imaginativas puestas por escrito, Sainz parece decir: todas las demás drogas y excesos, excepto el de la afición por las chicas, salen sobrando… y por ello se puede afirmar también que él es el escritor mexicano más alucinado, o mejor, más alucinante, novela a novela.
Y si se tratara aquí de intentar descubrirle más trucos narrativos al gran magíster, se puede señalar que por ese flujo de la conciencia del escritor secuestrado que aparece en A troche y moche, lo que se puede apreciar son múltiples líneas argumentales que abarcan tanto las enfermedades y diversas formas de morir de infinidad de artistas y escritores, hasta reflexiones sobre el placer, el deseo, la sexualidad, Dios, el tiempo, la filosofía, la oscuridad y el espacio, en un ameno y a la vez sorprendente despliegue enciclopédico.
Hace muchos años, Sainz dijo: la fortaleza de la novela reside en su capacidad de contenerlo todo, o casi todo, y desde hace muchas novelas, como aquí brevemente se ha ejemplificado, una y otra vez se ha arriesgado a demostrar eso que él planteó, y que en A troche y moche se ve mejor que en sus novelas anteriores, y que es el hecho de que, en efecto, todo cabe en una novela, pero con el único, indispensable y complicado requisito de que ese todo es necesario saberlo acomodar.
El asombro, el placer y la admiración que provoca la lectura de A troche y moche, y ahora que lo lean lo van a comprobar, reside en el tino con que Gustavo Sainz ha sabido acomodar este material narrativo que tiende hacia la totalidad.
Hablo en el umbral de este libro porque he sido
el último que ha conocido las ceremonias.
Hablo, asimismo, como siempre, para engañar.
Ni a mí ni a ningún otro está dedicado este libro.
Este libro está dedicado al dedicar.
Roberto Calasso: La ruina de Kash
1. Eclipse total y la fiesta de los boxeadores
El desdichado piensa que el infinito está adentro de nosotros y no afuera
Sorprendido de pensar eso allí, amarrado y ciego después de horas o días o semanas, sucio y desconcertado, asustado, iracundo, impotente
Impresionado por el silencio
Un silencio increíble, sin fin, como un ser en reposo, increado, perdurable, como si no pudiera existir otra cosa, sólo el silencio
Grandes bloques de silencio que le impedían calcular las dimensiones del lugar en el que se hallaba, lo particular de ese lugar, las dimensiones de la casa o el departamento en donde la única medida de tiempo que registraba eran los programas de Cristina que escuchaban en otra habitación no muy lejana, varias paredes de por medio
En ese silencio y esa oscuridad lo que lo horrorizaba no era la muerte sino seguir vivo
Había leído que en la India el tiempo se llama Kala, palabra parecida al nombre de la diosa Kali, y que ambos significaban negro, sombrío
Y que nuestra era secular y que se llamaba ahora el Kali-Yuga, que se traduce como la edad de las tinieblas
Pero los programas de Cristina seguramente no pasaban los fines de semana, y entonces sólo la comida ocasional, a veces demasiado frecuente, a veces tras largos periodos de hambre y desesperación, o sus gritos porque necesitaba defecar u orinar, los pasos apresurados por la escalera
Una mujer o dos entre ellos, los taconeos inconfundibles, o la violencia de un hombre que le soltaba los tobillos para que pudiera incorporarse
Nunca le contestaban
Se quejaba de la venda sobre los ojos demasiado apretada, de los tobillos y las muñecas de las manos ulceradas, de tener sed o hambre
Melancólico, inútil, deprimido, asustado
Hasta el siglo XVIII la Iglesia prohibía hacer el amor de noche por temor a que los hijos nacidos de semejante unión fueran ciegos
Mircea Eliade constataba que el tiempo es negro porque es irracional, despiadado
Idealizamos lo que no tenemos
Le habían suprimido de pronto y contra su voluntad sus proyectos cotidianos, encontrarse con su esposa, cobrar su premio, ver a sus amigos, contestar entrevistas y volver a casa, sobre todo volver a casa
¿Por qué no intentar construir mundos narrativos tan complejos, tan contradictorios y provocadores como el mundo real?
Su verdadero trabajo sería la creación de su propio paraíso
El Museo de Antropología le ofrecía un ejemplo contingente de la vida en la Tierra
Al perro que duerme no lo despiertes, ¿quién decía esto?
Paul Bénichou había publicado una serie de volúmenes dedicados a la historia de los artistas como sacerdotes laicos
Todo lo hería
El mundo había perdido sus transiciones y sus virtualidades
Platón tenía veintinueve años cuando murió Sócrates
En un cuadro de Jacques-Louis David sobre la muerte de Sócrates, que se exhibe en el Museo Metropolitano de New York, aparece Platón sentado a los pies de la cama donde agoniza su amigo, con pergamino y pluma a su lado, testigo mudo de la injusticia del Estado
Si podía pensarlo no era lo que quería
Las palabras de los sabios deberían ser como aguijones
Como clavos bien hundidos
Reducido allí, con la garganta maltratada de tanto gritar, deshidratado, enfermizo, a veces deprimido, a veces iracundo, exhausto y melancólico
Cansado ya de protestar, sumido en esa oscuridad que sentía como anterior al yo y al lenguaje mismo, enojado, enmarañado, allí sumido en su homérica noche, en su oscuridad borgeana, como de antes de los seres humanos y las formas
Lo que Michaux llamaba lo transreal
A Homero le decían el hombre de las siete ciudades y se supone que fue ciego porque en él predominaba lo auditivo, y sus motivos visuales siempre eran oscuros y brumosos
Los egipcios creían que imaginar algo era hacerlo real
Ojalá y fuera así
La épica homérica acentuaba la supremacía del espacio y describía un mundo sin cosmogonía ni creación
El arte tenía poder
En Homero había una indiferencia completa ante el tiempo
Había leído que en Homero no se encontraba nunca “el tiempo” como sujeto de un verbo
Que si la épica homérica estaba imbuida por el tiempo en cuanto duración, en cuanto antes o después, vida y muerte, destino, juventud y envejecimiento, y en lo que respecta a la sucesión de días, no lo estaba en cuanto al tiempo como proceso continuo universal o propiedad abstracta del mundo
¿Cuántos días llevaría allí sentado, sin bañarse, sin cambiarse de ropa, maniatado, enmarañado, disminuido, inhallable?
¿Quién allá afuera lo requeriría, lo buscaría, lamentaría su ausencia o se inquietaría?
¿Dónde estaría su esposa?
¿Sería así la muerte?
¿Una completa oscuridad?
¿Una lucidez inclemente?
¿Esa incómoda inmovilidad?
Recordaba haber oído en la televisión del piso de abajo a Cristina hablar de viajes astrales, de jóvenes que acosaban y eran acosados, de personas que acusaban a otras de hacerles brujerías, de los panelistas más odiados contra acusadores idiotas, ¿cinco programas?, no, seis, porque también estaba ese de ancianos de 80 años con novias de 20, entonces ocho o nueve días, y eso si suponía haberlos oído siempre, y que sus captores los vieran siempre, seis o siete días ¿hasta cuándo?
¡¿Hasta cuándo me van a tener aquí?!, gritó, ¡¿Qué esperan?!
Pero nadie respondió, nunca le respondían
Estaba solo en esa habitación o esa casa y no sabía si era de día o de noche, o jueves o martes, o tarde o temprano
Lanzaba sus preguntas y quejas acaso hacia nosotros
¿O si no hacia quién?
No había mañana ni pasado mañana ni la próxima semana sino sólo un ahora, esa oscuridad, esa incomodidad, ese no saber, esa angustia
¿Dónde estaban todos ésos que él era?
La oscuridad transformándose constantemente en otra oscuridad
Ni siquiera podía abrir los ojos apretados por la venda que lastimaba
A veces como una masa roja que se desplazaba
Algo distinto del color, una como luz imaginaria, como fogonazos, pero avasallante la masa negra, el paisaje negro, la venda negra, el universo negro
Modigliani murió de tuberculosis en un hospital miserable
Ciego-como-un-topo
Jack Kerouac creía que escribir era una forma de expresión sexual, y que cuanta más emoción liberara, como la descarga eléctrica del orgasmo postulada por Reich, más satisfactoria sería la experiencia
Donde Reich veía las restricciones de la civilización al orgasmo, debilitantes en todos los aspectos de la vida y el pensamiento, Kerouac veía las restricciones críticas y académicas a la forma narrativa destructivas para el escritor y para su obra
Según él, el siguiente paso de la literatura sería como un flujo bioeléctrico cual orgasmo del centro de la mente y joya central del interés de la memoria, o la visión del interior hacia fuera, igual que llegar al objeto del amor en una oleada de lenguaje frenético e impulsivo
Walt Whitman escribió que expresaba la electricidad del cuerpo
Ser en la vana noche el que cuenta las sílabas, borgeó
La unánime noche, borgeó
He aquí la noche de dientes largos y mirada filosa, la noche que desuella con un pedernal invisible, octaviopaceó
Homero describía a la antigua y mítica tribu de los cimerios, un pueblo que habitaba un espacio adonde reinaba la oscuridad perpetua
El lenguaje hermético era un obscurum per obscurius, vía de adentramiento hacia los orígenes
En 1983, el ejército de los Estados Unidos calculó que mil kilos de sarín, un gas nervioso, aerolizados sobre un área urbana en una noche tranquila, matarían entre tres mil y ocho mil personas
Una décima parte de esa cantidad, cien kilos de ántrax distribuido en condiciones semejantes, mataría probablemente de uno a seis millones de personas
Las tinieblas expresaban siempre el estado de las potencias no desenvueltas que daban lugar al caos
Recordó su viaje en avión, el viaje en coche hacia el aeropuerto, la azafata de caderas alveoladas, los asientos vacíos a su izquierda, el pasillo hacia la derecha
Cuando salió de su casa todavía era de noche
Decía Balzac que todo poder será tenebroso o no será, pues toda potencia visible está amenazada
Iba leyendo Cool Memories, de Jean Baudrillard, y lo subrayaba constantemente
Subrayó: El secreto de una vida está ahí: ¿cuántos rostros, cuántos cuerpos, reconocerías acariciándolos con los ojos cerrados? ¿De quién aceptarías lo que fuera con los ojos cerrados? ¿Tú mismo, has cerrado ya los ojos, te has comportado ya ciegamente, has amado ya ciegamente y presentido en la oscuridad el rodeo táctil de las ideas?
¿Dónde habrá quedado ese libro?
Sus amigos lo habían recogido en el aeropuerto y conversaron animadamente hasta llegar a la Editorial, se hacía tarde para una mesa de prensa
¿Cómo suponer que esa oscuridad lo estaba esperando?
Dejó su maleta y el portatrajes en un clóset en la oficina privada del director editorial
La creencia en la predestinación, en la que somos prisioneros de la fatalidad, es una de las ideas más extrañas y extendidas
Tan poderosa era esa creencia que había alimentado los mitos, el saber popular y las religiones
De la entrevista y las fotografías sólo recordaba los fogonazos, cierta voracidad, mucha energía y las preguntas banales de siempre, los gestos habituales, conspirativos, solidarios, dependientes, limitados
Algunos rostros
Los significados en cambio eran inagotables
Por eso las mismas historias se repetían y cambiaban para que cada vez se descubriera, en una lenta rotación, una nueva tierra y un nuevo cielo de significados
Tenía amarradas las piernas a las patas de una silla, y las manos atadas entre sí y a su vez unidas a los amarres en los tobillos
Decía Heráclito que los que duermen habitan mundos separados, y los que están despiertos, el mismo
Cuando pedía ir al baño y tenía la suerte de que lo oyeran, le desataban las piernas de la silla y de las manos, pero no entre sí, y las manos semiliberadas le permitían cierta capacidad de maniobra como para desabrochar el pantalón o sujetar el pene
¿Lo acompañarían en el baño mientras defecaba?
Una vez allí trató de quitarse la venda de los ojos y recibió una golpiza espantosa
Durante mucho tiempo no volvieron a llevarlo al baño y tenía que orinarse sobre sí mismo, sentado
Sufrió un estreñimiento que lo incomodaba de más
A principios del siglo XIV Felipe el Hermoso destruyó la Orden de los Templarios
Sufrió calentura: el tiempo se vaciaba de minutos, de segundos, de horas
Nadie vivía el inmediato presente
Todos poníamos en relación palabras y acontecimientos mediante el aglutinante de la memoria personal y colectiva
Sufría temblores y calosfríos, retorcimientos, toda clase de calambres
Después de la entrevista de prensa fueron a comer a un restorán polaco adonde habían llevado al Papa cuando estuvo en México
El Papa volaba a todos los rincones del mundo como un profesional
Un apostolado del jet
Le explicaron que el cheque de su premio carecía de la firma del presidente de la Editorial, pero que éste venía hacia México y llegaría mañana al mediodía, podían comer juntos otra vez
Aunque como la ceremonia no podía alterarse le entregarían un sobre adonde no estaría el cheque, mismo que al día siguiente podrían llevárselo a su hotel, o lo recogería en la Editorial, como él quisiera, no habría problema
Al desdichado le pareció divertido
Le preguntaron cuándo quería autografiar los ejemplares para los críticos, y opinó que a la prisa había que darle mal paso, y aunque ya era tarde, después de la comida regresaron a la oficina
Lo impresionó el diseño del elevador
Lo que más lo incomodaba era el mal olor, el aire estancado, la falta de ejercicio, su cabello grasoso
La condesa Bathory torturaba a jóvenes campesinas, y cuando la capturaron la emparedaron viva en oscuridad total, en el silencio absoluto, con un agujero en el muro para los alimentos
Los baños de sangre que había tomado le dieron la energía suficiente para sobrevivir dos años en esas tinieblas, entre sus deyecciones
Samuel Beckett había escrito Molloy, Malone muere, El innombrable y Esperando a Godot en menos de dos años a finales de los años 40
Lo mantenía su esposa que era costurera
James Joyce se jactaba de sólo escribir una oración cada día, y por eso tardó once años en la redacción de Ulises, y dieciséis en la de Finnegans Wake
Hesíodo era un poeta agricultor en la Boecia del siglo VIII
Eliot dijo que los poetas inmaduros imitaban y que los maduros robaban
A veces creía oír a alguien respirando cerca suyo
Preguntaba si alguien estaba allí y nunca le contestaban
Maurice Ravel murió de un tumor cerebral
Una de las razones del éxito de Homero en la formación de los ideales griegos podría haber sido su conciencia poco corriente de la mortalidad y, por tanto, de heroísmo como medio para adueñarse de la muerte
Escritura rápida, nerviosa, sacudida por corrientes eléctricas, escritura con dientes y garras y alas
Firmó más de cien ejemplares de su novela premiada y hacía girar la mano derecha circularmente como desenajenándola, como restableciéndole la circulación
Y en eso entró el director urgiéndole a salir hacia la ceremonia
Entró en su oficina y se cambió
Se puso un traje de seda tan ajustado que no podía cargar llaves ni cartera ni pluma
Incluso decidió dejar su reloj pulsera allí por temor a que fuera a rasgar la seda
No te preocupes, le decía el director, al terminar todo venimos por tu equipaje y te llevamos a tu hotel, no vas a necesitar nada
Todos estaban como nerviosos, alterados, explosivos, tensos
Elías Nandino usaba un reloj pulsera que Gorostiza le regaló cuando agonizaba
Un contemporáneo de Averroes, el filósofo místico cristiano Joaquín de Fiori, de Calabria, sostenía una idea apocalíptica acerca del tiempo y la historia
La pugna entre los creacionistas y Tertuliano por un lado, y la postura de Averroes acerca de un alma colectiva e indestructible, era claramente la del ser frente al llegar a ser
Sentía lastimadas las muñecas y el pantalón de seda hecho jirones, maloliente, inutilizable
Príncipe desposeído, sujeto glorioso con un pasado destruido
Pertenecía a una historia, pero a una historia caída, desconocida, ilegible
Su pasado sin porvenir no era un pasado histórico sino una memoria, tanto más presente por carecer de porvenir
La primera mujer según Hesíodo fue Pandora
Zeus se la mandó a Prometeo como represalia
Pero Pandora sedujo al hermano de Prometeo
Sentía frío, escalofríos, hambre, temblores, debilidad, vulnerabilidad, desconcierto, miedo, un miedo angustioso, denso, interminable
Y sobre todo sentía sucios los dientes, se pasaba la lengua una y otra vez alrededor de ellos
Tenía los labios resecos, despellejados, quizá llagados
Lo que nos dio Pandora al abrir la caja con que la habían enviado los dioses es el dolor, las preocupaciones y todos los males
La oscuridad lo contemplaba
Una oscuridad de antes de Prometeo
El lector vendado y atado no ponía a prueba la oscuridad, pero la oscuridad sí lo ponía a prueba
El silencio parecía contenerlo todo dentro de sí, no estaba a la espera de nada, siempre existía totalmente y siempre llenaba ese espacio adonde se hallaba contra su voluntad
Había habido una reunión que había roto el silencio
¿Días atrás u horas atrás?
Recordaba los nudilleos, los timbrazos, las pisadas, las voces, las risas, y luego la música en vivo, una guitarra, un bajo eléctrico, un bongó, la animación, las canciones, una botella que se rompió y el ruido habitual de vasos y de cubos de hielo chocando entre sí
Él amarrado allí arriba y abajo una fiesta
Creía distinguir las voces de siete, ocho personas, pero quizá eran más
¿Qué estarían celebrando?
No, señor, decía alguien, no fuimos ni titanes ni superhombres, sino verdaderos boxeadores
Estaba la pelea de lo más duro cuando este estúpido cayó y reclamó que el cubano le había dado un golpe prohibido en los bajos
Parece que un indio le dio una fórmula y él patentó un linimento que funcionó muy bien para rehabilitar a gente paralítica
En el segundo round yo no podía ver, todo estaba neblinoso y el pocho aquel era una mancha de la que salían escupitajos e insultos
La pelea empezó a las once de la noche
Miren esos, parece que suben al ring a hacerse caricias
Todos parecían relacionados, boxeadores, réferis, sparrings, masajistas y fanáticos que se reunían allí para ver una pelea por televisión
Pero no hacían ninguna referencia a su encierro, ni pronunciaban palabras como secuestro o rescate, ni nada que aclarara su situación
El ahora, el eterno instante de Jaspers y el momento presente del maestro Eckhart
La oscuridad era un fundamento pero también era un abismo
Mira, lo más difícil es aceptar que vas a perder antes incluso de subir al ring
La oscuridad era un pozo y el pozo era un abismo
Tienes que perder
Las conjugaciones de lo negro
Su cuerpo escuchaba esa cháchara de gimnasio
¿No habría mujeres?
Llévenme al otro lado de esta noche, paceó
Su presente era irreparable, sin esperanza alguna de consuelo
La noche de ojos de caballo que tiemblan en la noche, volvió a octaviopacear
Sentía como un demonio dentro suyo que lo sacudía como un títere
Rómulo Gallegos embalsamó a su esposa y la sentó en una mecedora
Pero le salieron hongos, le pusieron pomada para curarla, y la piel se le fue consumiendo
Georg Trakl murió por una sobredosis de cocaína
Su hermana Margarete también se suicidó de la misma manera y había evidencias de incesto
Esa oscuridad era inagotable, sin fondo, y sus recuerdos no paraban
Pascal era hipocondríaco
Tan naturalmente nacían sus pensamientos del seno del silencio, y tan secretamente, que se diría que él era sólo el silencio vuelto del revés, el reverso del silencio
Esto eran precisamente sus pensamientos
El reverso del silencio
Así como el silencio era el presente de sus pensamientos
En todas sus palabras había algo de silencio, como una señal de que el hablar nace del silencio
Cuantas veces alguien comienza a hablar vuelven a nacer las palabras de la entraña del silencio
Creyó que acababa de despertar
Sentía hambre, tenía sed, se sentía angustiado y como sin fuerzas
Había jugado a la pasión, a la ternura
Gozaba para dejar de gozar, su voluptuosidad era una guillotina, cuando su deseo culminaba era que había desaparecido
O invisible habitando lo invisible
Sentía el calor de cuerpos que ya no abrazaría nunca más
Su guadaña estaba escondida en su corazón
Le gustaría recordar todas las páginas que había leído y como si agitara un bastón de ciego sondeaba el fondo de su maltratada memoria
A todos los que había perdido en los oscuros rincones de su vida
Tenía que volverlos a encontrar, uno tras otro
La oscuridad le recordaba la proximidad de cuerpos amados, la promiscuidad táctil de los objetos, la confusión de los deseos en el sueño
Así yo, nervaleó, el brillante comediante de ha poco, el príncipe ignorado, el amante misterioso, el desheredado, el desterrado del entusiasmo, el bello tenebroso
Esas eran las cualidades fundamentales de sus noches
Novalis murió de tuberculosis a los veintiocho años de edad
Gauguin trató una vez de matarse con arsénico, pero vomitó
Los novelistas inventaban tantos personajes porque temían un cara a cara con ellos mismos
Estaba escribiendo una novela y recibió una llamada para saber si tenía algún proyecto inédito
Se trataba de un concurso literario internacional y no podían declararlo desierto
Querían ver su novela
El desdichado explicaba que estaba inconclusa, que era un work in progress, que no tenía para cuándo terminar
Pero insistían y él no podía resistir, le ofrecían demasiadas cosas muy atractivas
Recuerda que dijo que el artista no era la madre y padre de sus obras, sino su hijo, más bien sería su hijo
Y ni siquiera tenía título
Citó a Montale
Eso es sólo lo que hoy podemos decirle
lo que no somos, lo que no queremos
Unos días después estaban a su lado
La joven y guapa editora había viajado desde México y transbordado en Canadá
El director de la empresa venía de Madrid y al saludarlo le dejó una moneda de oro en la palma de la mano
Les había gustado mucho el trayecto desde el aeropuerto
Hojeaban su manuscrito con satisfacción, con deslumbramiento
Confabulaciones, torbellinos, proyectos, promesas, revelaciones, irrealidades
Sus palabras no salían de su asombro
Orión surgía en la aurora del equinoccio de primavera
Inicio de todos los inicios
Primer movimiento del tiempo
El vocabulario en todas las obras de Shakespeare sumaba 29 066 palabras diferentes
¿Cómo podía recordar eso en ese momento, en esa situación?
En el Ulysses de Joyce había ligeramente más, 29 899 palabras distintas
A Evelyn Waugh lo encontraron muerto en el baño
Exasperaba sus laceraciones y se sumergía y hundía en las llagas de esas heridas
Señalaba continuamente las mutilaciones que le había infligido la vida
Ay, gestos enfáticos y chocantes
En la televisión de abajo veían una película en la que se produjo una explosión
Habían producido armas de destrucción masiva al mismo tiempo que creaban una cultura mediática que se deleitaba con imágenes de violencia destructora
La plancha IV del Rorscharch provoca siempre un choque negro
Había leído que producía una impresión disfórica general, y que aquel que la miraba se sentía abrumado por la negrura de la plancha, impresionado por la oscuridad y una especie de tristeza
Los fantasmas aparecían siempre de noche
Ciego como Eros-Cupido, como Edipo, como tantos reyes ancianos en tantos cuentos
Inmovilizado y sufriente, tratando de reanimar imágenes que le dieran fuerza para esperar quién sabe qué desenlace
El Príncipe de las Tinieblas
Aventuras y desventuras desvanecientes
Reanimar el pasado como alucinación