Kitabı oku: «Reconstrucción», sayfa 2
En síntesis –y sin ninguna pretensión de brindarnos alguna moraleja, algún conocimiento profundamente misterioso, o alguna edificante lección para la vida–, para Henry, cada cual debiera dedicarse a lo suyo (que se mezcle el licor/con el veneno/que afloren sin temor/los instintos en forma de langosta/que vengan de todos los confines/a preguntar al oráculo/mientras la pitonisa/se agita en oraciones). A nosotros, los desocupados lectores –cómplices silenciosos del acto de escribir– también nos corresponde nuestra parte: (a cantar/ a vivir con desafuero).
Arturo Alonso Galeano
Bogotá, D.C., abril de 2009
capítulo uno
cuerpo
testimonio
cada día amanece un poco antes
en mi reloj siempre es hora de levantarse
y sin embargo
me quedo tendido panzarriba
pensando en mil buenas razones
para prolongar la duermevela
no tengo mujer ni hijos
solamente algunas deudas
que he sabido sostener
durante años
no soy viejo ni joven
de suerte que el tiempo
ha pasado a importarme
un poco menos
no tengo novias ni amantes
de vez en cuando alguna incauta
que no alcanza a avergonzarse
de mi imagen
mi madre pide que me ajuicie
sólo un poco
dice
“para morirme más tranquila”
alguien fuma a deshoras
el hastío se filtra
por las costuras
de la luz
el hombre
busca en sus bolsillos
se fuma la tristeza
ni hombre ni camello
si yo fuera camello
habitaría el septentrión
pero soy hombre
sudo cada día
me alegra pescar en las mañanas
y lavar mi camisa en las albercas
si yo fuera camello
o animal de costumbres sedentarias
y viviera en estocolmo o en helsinki
ahuyentaría la sed con la mirada
pero soy animal de mediodía
de la hora en que a la tierra
la refresca un concierto de cigarras
he decidido no ser hombre ni camello
y en el punto exacto del cenit
recobrar mi sombra inhabitada
tiempo perdido
todas las cosas se han dicho
pero nadie las escuchó
de modo que estamos
de nuevo en el principio
“en el principio
era el verbo
y el verbo
se hizo carne”
por fortuna
además de sordos
somos vegetarianos
cuestión de fe
necesito un corazón grande
para creer en lo que veo
es posible que el día
que me aguarda
sea un sueño
que esta mujer
no sea la que espero
el instante que acecha
detrás de la cortina
es lo único que queda
esfuerzo
es necesario pedalear
prolongar el esfuerzo
sudar de vida
para que alguien mire
acercar el camino a la memoria
encorvarse un poco más
sólo los ojos darán razón
del deseo que se marcha
y de la tristeza que queda
sorpresa
tengo una mujer curiosa
ha revolcado casi todo
pero sigue insistiendo
aunque no sabe lo que busca
continúa insistiendo
un día de estos me encuentra
deseo
voy a estirar el día
hasta la puerta de tu casa
para que bajes por él
y domestiques el último deseo
te sobrevendrá el recuerdo del caminante
que anunciaba el plenilunio
y un deseo de bailar hasta el cansancio
anhelarás el sueño fácil
pero la luna no sabrá de ti
y hollarás, ciega, la noche
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