Kitabı oku: «¿Por todos o por muchos? La universalidad de la salvación», sayfa 3

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La salvación universal en el Nuevo Testamento

El Nuevo Testamento presenta, en diversos lugares, la idea del alcance universal de la obra realizada por Jesús, proclamado por la comunidad cristiana como el Χριστός (Cristo, ungido, Mesías). Desde los textos paulinos, primeras experiencias cristianas documentadas, pasando luego por los Evangelios, el argumento está presente y se consolida. De la misma manera, las comunidades del Cuarto Evangelio presentan textos universalistas de una época más alejada del momento de la institución de la eucaristía. Con esto, se muestra un panorama amplio del alcance universal del acontecimiento de Jesucristo en el Nuevo Testamento.

Esta exposición estudia el argumento de acuerdo con la aparición cronológica de los textos. Pablo es el primer escritor del Nuevo Testamento23.

La salvación universal plena, en el corpus paulino

En el corpus paulino se encuentra una serie de textos con un cariz de universalidad. 2Corintios 5 se ocupa del auténtico apostolado: Pablo expresa el amor de Cristo apremiante para él, pues εἷς ὑπὲρ πάντων ἀπέθανεν: “Uno murió por todos”. Esta traducción del v. 14, expresa de forma inequívoca el sentir de la comunidad paulina creyente en el alcance universal de la muerte del Señor. Según el Apóstol, esta muerte se da por todos, para que la vida de quienes creen en él sea nueva. Esto se expresa en καινὴ κτίσις: “Una nueva creación” (vv. 15-17).

La conlusión de este tema se da con una sentencia evidente después de las premisas presentadas: en Cristo, estaba Dios reconciliando al mundo consigo, no tomando en cuenta las transgresiones de los seres humanos, sino poniendo en nosotros la palabra de la reconciliación (v. 19). Así cuando dice: θεὸς ἦν ἐν Χριστῷ κόσμον καταλλάσσων ἑαυτῷ: “En Cristo estaba Dios reconciliando al mundo consigo”, la reconciliación en Cristo Jesús no se limita a unos pocos, abarca al mundo, a todo el cosmos. Así, nadie queda excluido de ese acto reconciliador.

Los escritos posteriores a Pablo, la comunidad responsable de la primera carta a Timoteo y de la carta a Tito, también presentan textos con la intención del alcance universal de la obra de Jesucristo. Así en 1Tm 2, mientras se presenta la recomendación de orar por las autoridades civiles, recordando ese acto de piedad agradable a Dios (1Tm 2,2-3), se afirma en el versículo siguiente: “Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad”. Es contundente en la cláusula ὃς πάντας ἀνθρώπους θέλει σωθῆναι: “Quiere que todos los hombres se salven”. De nuevo, nadie queda excluido del deseo divino de salvar a todos. Con esta afirmación, se evidencia el sentir de la comunidad cristiana con respecto al universalismo de la salvación obrada por Jesucristo.

La comunidad paulina responsable de la carta a Tito presenta un método para el líder de la comunidad cristiana local, en el que le muestra cómo debe enseñar, exhortar y reprender con toda autoridad (2,15). Entre las indicaciones recibidas está la convicción clara acerca de ἡ χάρις τοῦ θεοῦ σωτήριος πᾶσιν ἀνθρώποις: la gracia salvadora de Dios se ha manifestado a todos los hombres (v. 11). Para Luis Alonso Schökel, uno de los títulos clásicos de YHWH en el Primer Testamento es “clemente”, es decir, quien otorga su favor y concede gracia (Ex 34,6; Sal 86,15; 103,8; Ne 9,17), ahora la gracia o el favor de Dios se ha manifestado en la encarnación de Jesús para la salvación de todos, como afirma 1Tm 2,424.

Un texto interesante del corpus paulino, con el mismo argumento pero otro lenguaje, es Ro 5. Son significativos los versículos 15 y 19, en los que se utiliza el adjetivo πολλοὶ (muchos), en vez de πάντες (todos). La idea general del texto es clara: la gracia es mayor al pecado y si por el pecado de uno (Adán) entró la muerte para “los muchos”, con cuanta mayor razón la gracia de Dios dada en Jesucristo abundará para “los muchos”. Pero el v. 19 se lee en la biblia de Jerusalén (1976-2019): “En efecto, así como por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo todos serán constituidos justos”.

El texto original griego dice: ὥσπερ γὰρ διὰ τῆς παρακοῆς τοῦ ἑνὸς ἀνθρώπου ἁμαρτωλοὶ κατεστάθησαν οἱ πολλοί, οὕτως καὶ διὰ τῆς ὑπακοῆς τοῦ ἑνὸς δίκαιοι κατασταθήσονται οἱ πολλοί. Por lo tanto, desde el griego “οἱ πολλοὶ” se traduce “todos”. La traducción literal más cercana al original sería “los muchos”. Esta traducción aparece en la Biblia de Jerusalén y en otras, y es expresión de la compresión universal de la salvación obrada por Jesucristo, de la cual era consciente Pablo. “οἱ πολλοὶ” hace referencia a la totalidad de la humanidad que, a pesar de estar herida por el pecado de Adán, recibió el don abundante de la justicia de Dios gracias a la obediencia de Jesús el Cristo.

Agustín de Hipona comenta, en sus Confesiones, cómo se siente confortado con la cita de Pablo:

Aterrado por el espectáculo de mis pecados, y miserias, había tratado en mi corazón y pensado huir a la soledad; pero vos me detuvisteis, y me animasteis diciendo, que por eso murió Cristo por todos, para que los que viven no vivan ya para sí, sino para Aquel que por ellos murió (2Co 5,15).25

El Obispo de Hipona encuentra allí consuelo para su preocupación interior. él está convencido de que el Señor Jesús realizó la salvación de todo el género humano, aun de aquellos que, como él, se sienten alejados de Dios por causa de sus personales miserias.

Después de las cartas protopaulinas, según la cronología del Nuevo Testamento, fueron escritos en diversas comunidades los Evangelios. En la Tradición de la Iglesia, se conservan como Evangelios canónicos los textos llamados Marcos, Mateo, Lucas y Juan. Los tres primeros, dadas sus semejanzas y posibilidades de estudiarlos en paralelo, se denominan los Evangelios sinópticos (Mc, Mt, Lc).

La praxis de Jesús, más allá de Israel, según los Evangelios sinópticos

En los Evangelios sinópticos afloran unos textos en los cuales la Palabra y las acciones de Jesús no se realizan solo entre los judíos sino también con los extranjeros y fuera de los linderos de las poblaciones israelitas. El centurión, funcionario romano, representante del imperio dominador y extorsionador, se acerca a Jesús para pedir la curación de su hijo; el Señor le concede, por su fe, la gracia solicitada (Mt 8,5-13), sin importar que este personaje no fuera ni siquiera digno de recibirlo en su casa, por razones cultuales y sociales. Este texto es una anticipación de la misión a los gentiles26.

La mujer cananea de Mt 15,21-28 (o la Sirofenicia de Mc 7,24-30), ignorada en un principio, grita detrás de Jesús pidiendo la liberación de su hija poseída; por su perseverancia y su fe, alcanza el favor de Jesús. él concede lo que pide sin importar si era de Tiro y Sidón, más allá de las fronteras de la tierra prometida. Este texto muestra el camino del Evangelio hacia los paganos, sendero abierto por Jesús; la providencia de Dios sacó el Evangelio de los límites judíos y, gracias a esa decisión, se conformó la Iglesia con judíos y gentiles27.

El endemoniado de Gerasa en Mc 5,1-20 (o los dos endemoniados de Gadara de Mt 8,28-34), es un ejemplo de la actuación sanadora de Jesús, no solo en personas fuera de Israel, pues el suceso ocurrió en tierra pagana (a la otra orilla del lago), sino en personas imposibilitadas para el culto y la vida social, según la ley judía. Este hombre (o dos según Mateo), tenía los rasgos de un enajenado: desnudo, vivía entre los sepulcros y había roto las cadenas utilizadas para sujetarlo. Pero sin importar esa condición, Jesús llegó a él. El texto presenta al endemoniado curado como una especie de misionero, es testigo de la obra de Jesús en él por la región pagana de la Decápolis28.

Muchos fueron los signos de curación y sanación realizados por Jesús de Nazaret. Entre ellos se destacan aquellas obradas para beneficio de personas rechazadas o ignoradas por no pertenecer al pueblo elegido. Para la diaconía del maestro no importaba la raza, la religión, y en ocasiones, ni siquiera la lógica. Al final del Evangelio de Marcos, se presenta el mandato misionero a los apóstoles (los once discípulos); ellos serán testigos del Evangelio “por todo el mundo”. La frase πάσῃ τῇ κτίσει, “a toda la creación”, afirma la intención de no excluir a nadie. Mc 16,15: “Y les dijo: Vayan por todo el mundo y sean testigos del Evangelio, a toda la creación”. Se destacan las expresiones: todo el mundo… toda la creación.

En el Evangelio de Mateo, el mandato misionero implica el bautismo en nombre de la Trinidad, para hacer discípulos de todas las ἔθνη, es decir, naciones o gentes (Mt 28,19). Lucas, por su parte, pone el énfasis en “la conversión para perdón de los pecados” y va dirigida a πάντα τὰ ἔθνη: “a todas las naciones” (Lc 24,46-47). Como afirma García Viana29, en este texto tenemos los elementos de la futura misión de la Iglesia, desarrollada con amplitud por el evangelista Lucas en el libro de los Hechos. Es un mandato real del Evangelio, una buena noticia sin límites para el anuncio salvador de Jesús.

Otro hecho significativo ocurre al final del relato de la pasión en Marcos, el autor posa la mirada en el responsable de la ejecución de Jesús. Tras ver la forma en la que había expirado el Señor, el centurión hace una profesión de fe: “en verdad este hombre era Hijo de Dios”: ἀληθῶς οὗτος ὁ ἄνθρωπος υἱὸς θεοῦ ἦν (Mc 15,39). Estas frases evocan las primeras palabras del Evangelio (Mc 1,1): junto a la cortina rota (Mc 15,38), forman parte del conjunto simbólico relacionado con la misión de los gentiles30.

El cuarto Evangelio: llegó la hora de Jesús para todos

La comunidad del cuarto Evangelio presenta en su texto claras afirmaciones de universalismo: Jesús viene al mundo como una luz para todo hombre (Jn 1,9); él quita el pecado del mundo (1,29); ha venido a salvar al mundo (3,17); cuando es elevado en la cruz y en la resurrección atrae a todos los hombres (12,32). Estas afirmaciones abarcan a los gentiles. También, al final del Evangelio (20,29), hay una afirmación con sentido de bendición universal para todos, para quienes, sin ver, creen en el resucitado 31. Incluso, dentro del hilo conductor del Cuarto Evangelio32, se hallan pasajes con narraciones específicas en relación con el sentido de una salvación universal.

Juan 4,1-41 presenta a Jesús actuando fuera de las fronteras religiosas del judaísmo. Los samaritanos no son gentiles, pero tampoco forman parte de la corriente principal del judaísmo33. El texto desarrolla un proceso de revelación de Jesús desde el seno del judaísmo, hasta llegar al mundo entero:

En principio, Jesús aparece sobre el fondo patriarcal, dador de un don tan precioso para los patriarcas como el agua. Segundo, Jesús es un profeta, pues conoce unos hechos o porque denuncia una conducta. Tercero, Jesús es el Mesías que también los samaritanos esperan. Cuarto, es el Salvador del mundo, en la confesión de los samaritanos.34

En el v. 35, Jesús está en tierra samaritana contemplando el campo de la misión ya maduro. La expresión presenta esta tierra como un territorio preparado para la acción de la obra del Señor. En los versículos precedentes, vv. 28-29, se ha preparado esta expresión; la samaritana, después del encuentro con Jesús, se ha convertido en misionera entre la gente de su pueblo. El resultado final es la adhesión a la fe de muchos samaritanos de aquella ciudad (v. 39), quienes después de su encuentro personal con Jesús, hacen una profesión de fe universal (v. 42): “Este es en verdad el Salvador del mundo”: οὗτός ἐστιν ἀληθῶς ὁ σωτὴρ τοῦ κόσμου.

Jesús no es solo el salvador de los judíos, sino también de los samaritanos y del mundo. Así se descubren vastos horizontes de universalismo salvífico, superando los límites estrechos del mesianismo judío35. La mayor verdad de esta confesión es la afirmación de Jesús como el salvador universal, la cual revela, en la conversación con la samaritana, la posibilidad de un culto de alcances mayores al territorio y a la raza: un culto en espíritu y en verdad. Tales posibilidades no deben demorar mucho pues: ἔρχεται ὥρα καὶ νῦν ἐστιν: llega la hora y ya estamos en ella. En los samaritanos se da una apertura para la transformación del mundo por parte de Jesús. Ellos son un ejemplo, para las comunidades joaneas, de la impronta de una fe limpia y auténtica36.

Por otro lado, en Juan 10 (la presentación del pastor excelente), mientras Jesús habla de la donación de su vida en favor de sus ovejas (vv. 15.17), incrusta una referencia explícita a la existencia de otras ovejas (v. 16), por las cuales, según el contexto, también donará su vida. La expresión ἄλλα πρόβατα: “otras ovejas” introduce una referencia a las futuras generaciones de creyentes37. Así, Jesús anuncia el universalismo de su misión y la evangelización de los gentiles, pues la salvación se ofrece a la humanidad entera. Juan 10 presenta, quizá, la situación de la Iglesia en tiempos del evangelista, donde la evangelización de los paganos era un hecho consumado38.

Como consecuencia del signo de la resurrección de Lázaro (Jn 11,1-44), algunos líderes judíos deciden matar a Jesús. Allí, se traen al escenario unas palabras del sumo sacerdote acerca del alcance de la muerte de Jesús (Jn 11,49b-50): “Ustedes no saben nada, ni caen en la cuenta de que les conviene que muera uno solo por el pueblo y no perezca toda la nación”.

Según esta frase, se afirma la muerte de uno por el Pueblo (ὑπὲρ τοῦ λαοῦ), en favor de “la nación entera”: ὅλον τὸ ἔθνος. Entran en juego los lexemas ἔθνος y λαός, los cuales poseen alcances diversos, aunque no siempre bien diferenciados; ἔθνος, en general, hace referencia a los cristianos no provenientes del judaísmo, a los gentiles/paganos o, también, los no cristianos (Mt 10,18). En la Biblia de los LXX, por ejemplo en Ex 15,14, hace referencia a los pueblos extranjeros que no son Israel, aunque no exclusivamente. Por su parte, λαός se refiere más a la gente del pueblo, y se usa para referirse a Israel en cuanto pueblo de Dios39.

La frase de Caifás (Jn 11,49-50) no es solo una opinión sino, como lo afirma el texto en el v. 51, una profecía propia de su investidura de sumo sacerdote acerca de la muerte de Jesús. El texto ofrece al lector una visión mayor acerca del alcance de la pasión y de la muerte de Jesús, celebrada en favor de “la nación entera”: ὅλον τὸ ἔθνος. Aquí ἔθνος tiene un sentido amplio, es decir, más allá de los límites de Israel. La muerte de uno del λαός será en favor de un grupo de personas “afuera” de su propio pueblo.

En Juan 12, unos peregrinos griegos llegados a Jerusalén quieren ver a Jesús (vv. 20-21). El vocabulario usado los identifica como gentiles (Ἕλληνες) y no solo judíos de habla griega (Ἕλληνισται). La expresión siguiente de Jesús, sobre el arribo de la hora de la glorificación del hijo (v. 23), adquiere sentido si se trata de los primeros gentiles venidos a él: ἐλήλυθεν ἡ ὥρα ἵνα δοξασθῇ ὁ υἱὸς τοῦ ἀνθρώπου: “Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo de hombre”40. “Griegos” denota aquí a los paganos presentes en la fiesta como prosélitos y quienes, por medio del culto judío, quieren llegar a Jesús y verlo, quieren visitarlo. Esto puede abarcar mucho más en el lenguaje del cuarto Evangelio41. Estos griegos son gentiles y extranjeros, buscan discípulos de Jesús para ser presentados ante el Maestro, a quien consideran “un gran hombre”42.

La presencia de estos “griegos” en el texto refleja el momento en el cual la comunidad del cuarto Evangelio dejó de anunciar a Jesucristo solo a los judíos y a los samaritanos, para dar inicio a una misión de evangelización entre los gentiles43. El texto presenta otra vez a Jesús en la búsqueda de los alejados, pero se enfatiza en la manera particular de la iniciativa de estos gentiles para buscar a Jesús, y él lee este momento como un signo de la llegada de la hora (v. 23). ἡ ὥρα: la hora expresa el tránsito de Jesús del mundo al Padre, a través de su pasión, muerte en cruz, resurrección y ascensión (la Pascua); argumentos ampliados en los vv. 27-28, los cuales se configuran como el inicio formal de Juan 13. Esta hora (este tránsito) tendrá como consecuencia la liberación de quienes han creído en él y de quienes lo buscan.

En el lavatorio de los pies (Jn 13,1-15) se hace la distinción entre el mundo (en el sentido negativo) y los discípulos: “habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo” (Jn 13,1). Luego en la oración al Padre, Jesús dice (de sí mismo): “Ya que le diste potestad sobre toda carne, da vida eterna a todos los que tú le has dado” (Jn 17,2). Y agrega el Señor: “yo ruego por ellos; no ruego por el mundo sino por los que me has dado, porque son tuyos” (Jn 17,9). De igual manera, cuando en su oración insiste: “No ruego solo por estos, sino por los que van a creer en mí por su palabra” (Jn 17,20).

Leer a la luz de estos textos las referencias sinópticas de la eucaristía de Jesús (“por ustedes” o “por muchos”), muestra cómo el amor agápe de Jesús por los suyos es su más alta manifestación. He aquí una importante evidencia bíblica, ella habla en favor de la interpretación universal de la frase “por muchos” en las palabras de la institución de la Eucaristía44.

Incluso en el encuentro de Jesús resucitado con Tomás, relato propio del cuarto Evangelio, se deja ver la importancia de ser creyente μὴ γίνου ἄπιστος ἀλλὰ πιστός: no seas incrédulo, sino ten fe (v. 27), cuando no existen pruebas ciertas: μακάριοι οἱ μὴ ἰδόντες καὶ πιστεύσαντες (v. 29). Es una gran apertura a quien crea, sin límite alguno de quienes están llamados a creer. De igual manera, se ha dicho antes en el v. 23, el perdón de los pecados será ἄν τινων ἀφῆτε: “a quienes perdonen los pecados” y ἄν τινων κρατῆτε: “a quienes se los retengan”. En la misión dada por el resucitado a la comunidad pascual se destaca la apertura y la universalidad. Dios perdona todo pecado, en este contexto, toda comunidad puede tener una experiencia gozosa en Jesús.45

El Mesías esperado por Israel sería, según las profecías, salvador de la entera humanidad. El cuarto Evangelio subraya con frecuencia el destino del don de la vida, es un regalo de Dios para quienes, por encima de cualquier frontera, creen en el amor manifiesto en Jesús, quien reúne a los hijos de Dios dispersos. Con estas palabras, el cuarto evangelista marca la conciencia de su comunidad, allí se cree en el alcance universal de la obra salvadora de Jesús.46

Jesús alaba a quienes creen sin ver, a quienes, por la fuerza del Espíritu, lo proclaman “mi Señor y mi Dios”47. O en palabras de Xavier Léon-Dufour, el evangelista se refiere a la comunidad alejada de los orígenes cristianos. De esta manera, se trae a la memoria la oración de Jesús en Jn 17,20. La afirmación de Jn 20,29, concluye el camino de fe de Tomás, pero se abre a las siguientes generaciones de creyentes, a quienes conocen a Jesús por la fe y el testimonio de la comunidad. Esta bienaventuranza es ya una bendición en la fe de quienes no han visto al Señor, a ejemplo del discípulo a quien Jesús amaba. él realizó su camino de fe sin ver a Jesús (Jn 20,8) y desapareció de la escena luego de su vuelta a casa (v. 10). Esto no ocurre en primera instancia con María Magdalena y Tomás, quienes poseen una dependencia física de Jesús, para se aferrase a él quieren tocar sus heridas (cfr. vv 17.25). El resucitado los llevó con su presencia a aquella fe auténtica que el discípulo a quien Jesús amaba ya poseía48, y él marca a su comunidad, con una vocación de apertura y de universalidad.

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