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Opinión púbica y auto-posicionamiento ideológico en dos casos latinoamericanos

En esta sección analizaré la relación entre el auto-posicionamiento ideológico y las posiciones frente a temas comúnmente asociados a posiciones ideológicas en dos países, Colombia y Brasil. La selección de estos países sigue la siguiente lógica: ambos países han experimentado recientemente un incremento en los niveles de polarización política. En el caso de Colombia, el conflicto central era la negociación y posterior acuerdo de paz entre el gobierno y la ahora desmovilizada guerrilla de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia). En Brasil, el proceso que llevó a la destitución (impeachment) de la presidenta Dilma Rousseff y las elecciones presidenciales del 2018 mostraron fuertes divisiones entre personas políticamente activadas y entre élites políticas. Mientras la polarización debería favorecer una mayor relevancia y congruencia entre el auto-posicionamiento ideológico y opiniones frente a temas políticos en estos países, la naturaleza de los sistemas de partidos en ambos debería tener un efecto negativo sobre la estructuración ideológica de las opiniones políticas.

Si bien el sistema de partidos brasileño logro niveles aceptables de estabilidad hasta el 2014 (Mainwaring et al. 2018), la crisis política reciente llevó –por lo menos temporalmente– a altos niveles de volatilidad electoral. Esto se ve con gran claridad a través de la elección de un presidente apoyado por un partido anteriormente microscópico y que pertenecía a los denominados partidos de alugel3 (Hunter y Power, 2019). En el caso colombiano, desde mediados de los años noventa inició un proceso de desinstitucionalización del sistema de partidos, que desde entonces se ha caracterizado por altos y persistentes niveles de inestabilidad (Albarracín et al., 2018). La ausencia de opciones partidarias estables en ambos casos reduce la posibilidad que tienen las élites políticas para poder señalizar efectivamente y consistentemente a la opinión pública que constituyen ideas de “izquierda” y de “derecha”.

Para realizar el análisis se utilizó datos de las encuestas del Latin American Public Opinion Project (LAPOP), liderado por Vanderbilt University (EE.UU.). Los datos de las encuestas utilizadas para Colombia y Brasil fueron levantadas en el 2012 (ambos países), 2016 (Colombia) y 2017 (Brasil). Siguiendo la estrategia trazada por Zechmeister (2015), escogí preguntas de la encuesta que me permiten medir el auto-posicionamiento ideológico de cada encuestado, así como sus opiniones frente a temas económicos (el grado de intervención deseable del Estado en la economía), sociales (apoyo al matrimonio igualitario), de seguridad y legislación penal (apoyo a penas más severas para criminales) y políticos (grado de apoyo a la democracia). Igualmente, para cada caso escogí temas de gran relevancia contextual. Para Colombia, busco relacionar el apoyo al acuerdo de paz entre el gobierno y las FARC con el auto-posicionamiento ideológico. En el caso de Brasil, se explorará si existe una asociación entre la posición frente al impeachment de Dilma Rousseff con la posición que toma el encuestado en la escala ideológica.

En ambos casos se realiza un análisis de la distribución de opiniones por grupo ideológico (izquierda, centro y derecha). Esto se complementa con regresiones que estiman la relación entre el auto-posicionamiento ideológico y posiciones frente a temas políticamente relevantes. En ningún caso, este análisis empírico pretende establecer relaciones causales entres estas variables. Sin embargo, como se verá a continuación, si nos muestra la poca asociación que hay entre opiniones y el auto-posicionamiento ideológico.

Colombia: la continuidad de la derecha

Colombia fue una excepción en la región. Mientras gobiernos de izquierda fueron electos desde finales de los años noventa, gobiernos de derecha y centro-derecha han controlado el poder ejecutivo en Colombia y la izquierda no ha tenido una opción real de ganar las elecciones presidenciales, con la debatible excepción de las elecciones de 2018. La longevidad del conflicto armado entre el Estado, grupos guerrilleros y paramilitares, así como las visiones opuestas de como superarlo han sido el clivaje central de política en Colombia. Particularmente a partir de 2002 con la elección de Álvaro Uribe, las opiniones frente al conflicto armado empezaron estar fuertemente asociadas con el auto-posicionamiento ideológico. Personas que se identificaban como cercanas a la izquierda tendían a apoyar una resolución negociada al conflicto, mientras que personas que afirmaban ser de derecha expresaban que el conflicto debía resolverse por medios militares.

Antes de la elección presidencial de 2002, los partidos tradicionales en Colombia (Liberal y Conservador) no habían dado señales consistentes al electorado, expresando apoyo y llevando a cabo tanto a acciones armadas como a negociaciones como potenciales soluciones al conflicto armado. Sin embargo, después de la elección del 2002, las elites políticas empezaron a indicarle a la opinión pública con más claridad que la posición que se tomará frente al conflicto reflejaba el ser de “izquierda” o “derecha”. Figuras claves de la izquierda como los candidatos presidenciales Luis Eduardo Garzón (2002) o Carlos Gaviria (2006) basaron sus campañas a la presidencia en la defensa de la opción negociada al conflicto. Representantes de la derecha política, en particular el presidente Álvaro Uribe, defendían inequívocamente una resolución militar al conflicto armado (Albarracín, 2013).

El conflicto armado era el eje central de la política en Colombia. No es sorprendente entonces que las posiciones frente al conflicto armado estuvieron fuertemente asociadas a el auto-posicionamiento ideológico y que predijeran el comportamiento electoral de los votantes (Olivella y Rodriguez Raga, 2009). A pesar de que el conflicto armado y el acuerdo de paz siguió siendo el clivaje central de la política colombiana (Milanese y Serrano, 2019) la clara alineación entre la posición ideológica y la posición frente al conflicto se diluyó en el gobierno de Juan Manuel Santos. El hecho de que un representante de la política de seguridad democrática del presidente Uribe y una figura de la élite tradicional bogotana buscará y lograra un acuerdo con las FARC rompió con las claras señales que enviaban las élites políticas a la opinión pública: por lo menos para una parte de ésta, se le indicaba que se podía ser de centro o centro-derecha y apoyar la negociación como salida al conflicto.

La cuestión de que no hubiera un alineamiento claro entre la posición ideológica y las opiniones sobre la solución al conflicto armado no quiere decir que este último no continuará siendo el eje central de la política en Colombia–la elección presidencial del 2014 y el plebiscito de 2016 muestran claramente la centralidad de este tema. Pero sí muestra que la coherencia entre posición ideológica (por lo menos para algunas partes de la derecha) y la posición hacia el conflicto se fue perdiendo.

La importancia del conflicto armado como eje central de la política colombiana también desplazó a otros temas económicos y sociales como clivajes de la competencia política. Posiciones sobre cuestiones socio-culturales (el aborto, el consumo de drogas, el divorcio, el matrimonio igualitario) y económicas (el rol del estado en la economía) generalmente no estaban asociadas a la posición ideológica que decía tener una persona (Albarracín, 2013). La poca asociación entre posiciones económicas y sociales e ideología también puede resultar de la distribución misma de las élites políticas y el consenso en la política económica moderada entre estas. Hasta recientemente, no había diferencias económicas fundamentales entre las fuerzas políticas electoralmente relevantes. En tema socio-culturales, los partidos políticos podían albergar políticos que representaban visiones radicalmente diferentes. El Partido Liberal, por ejemplo, tenía una senadora como Vivian Morales que se oponía al matrimonio igualitario y defendía restricciones al derecho de parejas del mismo sexo a adoptar, mientras que compañeros de su bancada expresaban opiniones diametralmente opuestas.

Mientras las élites políticas no se organicen coherentemente, es poco probable que la opinión pública lo haga. Las elecciones presidenciales del 2018 en Colombia pueden mostrar un punto de inflexión en esta tendencia en Colombia. Por lo menos en la segunda ronda cuando se enfrentaron visiones más marcadas de izquierda (Gustavo Petro) y derecha (Iván Duque), el tema del conflicto no era la única consideración de los electores. Diferencias notables sobre la política económica fueron de gran importancia, sobre todo en la segunda vuelta. Durante estas elecciones también se percibió una distribución más consistente en las élites políticas: políticos con tendencias conservadoras en términos sociales y económicos se aglutinaron alrededor de Duque.

Si analizamos los datos de opinión pública a la luz de los triunfos de grupos políticos claramente identificados con la derecha en el plebiscito sobre el acuerdo de paz en el 2016 y las elecciones presidenciales de 2018, resulta interesante que en Colombia ha habido un leve movimiento en dirección a la izquierda. Como lo muestra la figura 1, si bien el promedio del auto-posicionamiento ideológico de los colombianos sigue de derecha, el promedio de 2016 (línea azul), esta más hacia el centro que el promedio de 2012 (línea roja). Esto se da en buena medida por un mayor número de personas identificándose con el centro político y menos con la derecha.

Figura 1. Distribución del auto-posicionamiento ideológico en Colombia 2012 y 2016

En las siguientes figuras (2-7) se explora la distribución de opiniones sobre temas políticamente relevantes por grupos, definidos por auto-posicionamiento ideológico (izquierda, centro y derecha). Las gráficas a la izquierda muestran toda la muestra de la encuesta, mientras que las gráficas a la derecha solo para encuestados con un alto nivel educativo (personas con al menos un año de estudios superiores). En esta última muestra más selectiva deberíamos esperar, como muestran los estudios de opinión pública descritos anteriormente, un mayor grado de correspondencia entre la posición ideológica y las posiciones frentes a temas centrales en la política.

Lo más interesante de este análisis es que en la mayoría de las gráficas no hay diferencias significativas entre las opiniones de personas que se identifican con la izquierda, centro o derecha. Por ejemplo, frente al rol del Estado en la economía, sólo hay diferencias muy leves entre los grupos, incluso para personas de alto nivel educativo, entre el apoyo (o no) al intervencionismo del Estado–sea como propietario de empresas estratégicas o reduciendo la desigualdad. En algunos casos, la relación es la opuesta a la esperada. Personas que se auto-identifican como afines a la izquierda tienden–relativamente–a apoyar menos el acuerdo de paz (figura 2A) que personas de centro o derecha. Este resultado persiste, aunque algo matizado, para personas con estudios universitarios (figura 2B). Dada la importancia del conflicto armado para definir a la izquierda y la derecha en el país y el histórico apoyo de la derecha a la solución militar del conflicto, este resultado es más que sorprendente.

El único tema donde se observa alguna diferencia entre grupos ideológicos y opiniones políticas es el matrimonio igualitario (figuras 6A y 6B). Aunque hay en general poco apoyo para el matrimonio igualitario, las personas que se auto-identifican de izquierda tienden a apoyarlo más, en particular cuando tienen estudios superiores.

Figura 2A. Apoyo al acuerdo de paz por posición ideológica (todos)


Figura 2B. Apoyo al acuerdo de paz por posición ideológica (universitarios)


Figura 3A. Apoyo a la democracia por posición ideológica (todos)


Figura 3B. Apoyo a la democracia de paz por posición ideológica (universitarios)


Figura 5A. Apoyo a la función del Estado para reducir la desigualdad (todos)


Figura 5B. Apoyo a la función del Estado para reducir la desigualdad (universitarios)


Figura 6A. Apoyo al matrimonio igualitario (todos)


Figura 6B. Apoyo al matrimonio igualitario (universitarios)


Figura 7A Apoyo penas más severas (todos)


Figura 7B. Apoyo penas más severas (universitarios)


Para analizar más sistemáticamente la relación entre la posición ideológica (variable dependiente) y opiniones políticas y sociales (variables independientes), realicé una regresión lineal, cuyos resultados se presentan en la tabla 1. Reflejando los resultados de los histogramas anteriores, las opiniones sobre el rol de estado en la economía o sobre la severidad de las penas para actos criminales no tienen una asociación estadísticamente significativa con la posición ideológica. Personas tanto de derecha como de izquierda expresan, en promedio, opiniones similares sobre la intervención del estado en la economía y la política penal.

En cambio, el apoyo a la democracia, al proceso de paz, y el matrimonio igualitario si están relacionados con la posición ideológica, pero no siempre en la dirección esperada. En general, un mayor a apoyo a la democracia está asociado a identificarse con la derecha. Pero, el resultado más sorprendente es la relación entre el apoyo al proceso de paz y la posición ideológica. La figura 8 ilustra esta relación: a mayor apoyo al proceso de paz, mayor identificación con la derecha. Este resultado solo es significativo para la muestra general (línea sólida) y desaparece cuando se analizan solo las personas con alto nivel educativo (línea punteada). Sin embargo, no deja de asombrar que en el tema donde históricamente se ha presentado mayor coherencia con la posición ideológica y que ha estructurado la política colombiana de las últimas décadas, se encuentre un resultado completamente contrario a la relación esperada. Finalmente, la posición frente al matrimonio igualitario es un buen predictor y el único consistente de la posición ideológica en Colombia. Esto se ve en la figura 9: a mayor apoyo al matrimonio igualitario, más se identifica la persona con la izquierda. Esta relación es aún más clara –la pendiente estimada es mayor– para la muestra de personas con estudios universitarios (línea punteada).

El análisis de la relación entre opiniones sobre temas políticamente relevantes y posiciones ideológicas para Colombia, en general, muestra relaciones muy débiles entre estos. Personas de izquierda o derecha no expresan opiniones diferentes sobre temas donde muchos esperarían que existieran diferencias: seguridad y economía. Frente a temas socio-culturales, si aparecen diferencias significativas. Estos resultados replican hallazgos similares de otros trabajos. Para Colombia, por ejemplo, Zechmeister (2015) encuentra que solo la importancia atribuida a la religión diferencia a personas de derecha e izquierda. Es muy probable que haya una fuerte correlación entre las personas que creen que la religión es importante y su apoyo al matrimonio igualitario. En resumen, los resultados para Colombia muestran que las posiciones ideológicas en la opinión pública no están definidas por contenidos temáticos, por lo menos no los que tradicionalmente se asumen.

Tabla 1. Resultados de los modelos de regresión (Colombia, 2016)


Modelo 1 (general) Modelo 2 (universitarios)
Intervención del Estado en la economía -0.007 (0.034) -0.084 (0.054)
Apoyo al matrimonio igualitario -0.107*** (0.020) -0.126*** (0.032)
Apoyo a la democracia 0.16*** (0.041) 0.161* (0.070)
Apoyo al acuerdo de paz 0.18*** (0.032) 0.050 (0.054)
Apoyo a penas más severas 0.0530 (0.041) 0.050 (0.067)
Constante 4.15*** (0.32) 4.95*** (0.53)
Observaciones R cuadrado ajustado 1409 0.055 389 0.047

Errores estándar en paréntesis. *p<0.05, **p<0.01, ***p<0.001

Figura 8. Relación entre el apoyo al acuerdo de paz y la posición ideológica


Figura 9. Relación entre el apoyo al matrimonio igualitario y la posición ideológica


Brasil: del Partido dos Trabalhadores y la direita envergonhada a la ultraderecha

La política brasileña desde la redemocratización del país (1985) ha sido indudablemente impactada por el surgimiento, ascenso y crisis del Partido dos Trabalhadores (PT). Como se discutió anteriormente, las identidades políticas, por lo menos desde los años noventa, están fuertemente marcados por la afinidad (petismo) o rechazo (antipetismo) al PT (Samuels y Zucco 2018). Mientras que la afinidad con el PT, un partido que se declaraba de izquierda, encontraba una manifestación organizacional en este partido, el antipetismo se encontraba partidariamente disperso, un reflejo de la fragmentación de la derecha en Brasil. La consolidación de esta última identidad política encontrará su manifestación más clara en la polarización política asociada al proceso de impeachment de Dilma Rousseff y la elección de Jair Bolsonaro en 2018.

El ascenso y abierta presencia de la (ultra-)derecha brasileña puede llegar a parecer sorprendente, si se tiene en cuenta que hasta hace unos pocos años, políticos de derecha, a pesar de favorecer políticas asociadas con la derecha, se negaban públicamente asumirse como de derecha. Este fenómeno, conocido como a direita envergonhada (la derecha avergonzada) fue común desde el inicio de la nueva república (1988) hasta la polarización que rodeó el proceso de impeachment (Power y Rodrigues-Silveira, 2019). Esto no quiere decir que la derecha haya sido políticamente irrelevante. Fuerzas políticas de derecha –en particular partidos como el PFL, que sucedieron a los partidos conservadores que apoyaron el régimen militar– fueron importantes actores en las políticas de ajuste de los años noventa. Estas fuerzas, divididas en varios partidos, tenían como “centro de gravedad” al mayor partido de la centro-derecha, el Partido de la Social Democracia Brasileña o PSDB (Santos, 2008). También existían partidos de derecha y con políticos de derecha –como el Partido Popular (PP), el Partido Liberal (PL), el Partido Laborista (PTB) y el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB)– que buscaban participar de los gobiernos para tener acceso a cargos y recursos, sin importar si eran liderados por partidos de centro-izquierda o centro-derecha. En un sistema de partidos altamente fragmentado como el brasileño, su apoyo era decisivo para cualquier partido que ganara la presidencia y aspirara a gobernar efectivamente.

El reemplazo (¿temporal?) del PSDB como principal fuerza política en la derecha por un político que por muchos años fue una presencia irrelevante en el congreso, Jair Bolsonaro, fue en parte resultado de espacios abiertos por el mismo establishment de la derecha antes y durante el proceso de impeachment para debilitar al gobierno del PT, combinado con un debilitamiento de estas fuerzas tradicionales de la centro-derecha y derecha durante el breve gobierno de Michel Temer. Este se caracterizó por un anémico crecimiento económico y múltiples escándalos de corrupción que hicieron mella en los partidos tradicionales de la derecha y centro-derecha. Bolsonaro supo aprovechar la insatisfacción que existía en significativos sectores del electorado hacia el PT –a quien asociaban con la crisis económica y escándalos de corrupción– combinado con grupos antipetistas que históricamente habían expresado su vehemente rechazo contra el PT. Para muchos electores del “centro” y la “derecha”, Bolsonaro se volvió la opción electoral más viable, por encima del PSDB (Hunter y Power, 2019). En este contexto, resulta importante analizar, si auto-identificarse con la derecha (o la izquierda) en Brasil está asociado con opiniones claras sobre temas políticamente relevantes.

En primer lugar, es interesante como más personas se identifican con la izquierda en el 2017 en comparación con el 2012 (año donde el PT y la presidenta Dilma aun gozaban de un apoyo considerable en la opinión pública). Es decir, más personas se identifican con la izquierda durante los años de mayor rechazo al PT. La figura 10 muestra como el promedio de la auto-identificación ideológica se mueve hacia la izquierda de 2012 (línea roja) al 2017 (línea azul). En parte, esto puede ser el resultado de un movimiento de personas del centro hacia la izquierda y refleja de esta manera la fuerte polarización en las élites y la opinión pública.

Figura 10. Distribución del auto-posicionamiento ideológico en Brasil 2012 y 2017


En segundo lugar, y de forma similar a lo que identificamos en el caso colombiano, no parecen existir diferencias entre los grupos ideológicos en la opinión pública y sus opiniones frente a temas económicos, sociales y políticos. Solo hay un tema donde hay marcadas diferencias entre los grupos ideológicos: su posición frente al impeachment. Las personas que se identifican como pertenecientes o cercanas a la izquierda consideran que el impeachment de la presidenta Dilma Rousseff fue injusto. En contraste, personas identificadas con la derecha evidentemente lo consideran justo. La fuerte relación que encontramos aquí se confirma con la regresión lineal cuyos resultados presento en la tabla 2.

Figura 11A. Apoyo al impeachment (todos)


Figura 11B. Apoyo al impeachment (universitarios)


Figura 12A. Apoyo a la democracia por posición ideológica (todos)


Figura 12B. Apoyo a la democracia de paz por posición ideológica (universitarios)


Figura 14A. Apoyo a la función del Estado para reducir la desigualdad (todos)


Figura 14B. Apoyo a la función del Estado para reducir la desigualdad (universitarios)


Figura 15A. Apoyo al matrimonio igualitario (todos)


Figura 15B. Apoyo al matrimonio igualitario (universitarios)


Figura 16A. Apoyo penas más severas (todos)


Figura 16B. Apoyo al matrimonio igualitario (universitarios)


Los resultados de la regresión confirman que el auto-posicionamiento ideológico poco o nada se relaciona con opiniones sobre el rol del estado en la economía, sobre castigos penales, posiciones frente a la democracia o al matrimonio igualitario. De pronto, sorprendentemente, un mayor apoyo a la propiedad estatal de empresas estratégicas está asociado a una mayor identificación con la derecha en la muestra general. En el análisis que incluye solo a personas con educación superior, no se identifica ninguna relación entre estas variables (ver figura 15).

Tabla 2. Resultados de los modelos de regresión (Brasil, 2017)


Modelo 3 (general) Modelo 4 (universitarios)
Intervención del Estado en la economía 0.113** (0.038) -0.132 (0.108)
Apoyo al matrimonio igualitario -0.015 (0.019) -0.086 (0.059)
Apoyo a la democracia 0.114** (0.04) 0.066 (0.126)
Apoyo al impeachment 0.12*** (0.032) 0.37*** (0.086)
Apoyo a penas más severas -.016 (0.042) 0.058 (0.11)
Constante 3.75*** (0.35) 3.893** (1.20)
Observaciones R cuadrado ajustado 1364 0.023 142 0.12

Errores estándar en paréntesis. *p<0.05, **p<0.01, ***p<0.001

Los resultados de la regresión confirman que la posición frente al impeachment es un buen predictor de la posición ideológica. Esa asociación es más robusta para la muestra de personas con estudios superiores. Como los ilustra la figura 16, a mayor apoyo al impeachment, mayor afinidad con la derecha tanto en la muestra general (línea solida) como en la muestra de personas con algo de educación superior (línea punteada). Este resultado puede indicar que la identificación con la izquierda o la derecha, más que estar asociada con posiciones frente a temas políticamente relevantes, parece reflejar identidades políticas o apegos psicológicos a grupos sociales de una manera análoga al petismo y el antipetismo. En este sentido, la elección de una persona como Bolsonaro que representa posiciones conservadoras extremas frentes a muchos temas, puede no necesariamente reflejar afinidades temáticas con todos sus votantes. Esto puede ser visto, por algunos, como la representación de un grupo social por el cual se tiene un apego o como aquel grupo que permite desmarcarse de otro (el PT), más allá de lo que este pueda representar substantivamente.

Figura 15 Relación entre el apoyo a la intervención del Estado y la posición ideológica


Figura 16 Relación entre el apoyo al impeachment y la posición ideológica