Kitabı oku: «Viruela en Colombia»

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COLECCIÓN HISTORIA de

la MEDICINA y la SALUD

PÚBLICA en COLOMBIA



A Jorge Antonio Lleras Parra

Médico veterinario

(1874-1945)

In memoriam

Villamil Jiménez, Luis Carlos

Viruela en Colombia : de la Real Expedición Filantrópica al Parque de Vacunación / Luis Carlos Villamil Jiménez, Hugo Sotomayor Tribín, José Esparza. - Bogotá : Sociedad Colombiana de Historia de la Medicina : Universidad de La Salle, 2020.

fotografías, retratos, mapas ; 21 cm. - (Historia de la medicina y la salud pública en Colombia)

Incluye referencias bibliográficas

ISBN 978-958-5486-95-9 (impreso)

ISBN 978-958-5486-96-6 (digital)

1. Viruela - Historia - Colombia 2. Vacuna contra la viruela - Historia - Colombia 3. Medicina - Historia - Colombia 4. Salud pública - Historia -Colombia 5. Científicos colombianos - Siglos XIX-XX I. Sotomayor Tribín, Hugo II. Esparza, José III. Título IV. Serie

CDD: 614.521 ed.22

CEP-Universidad de La Salle. Dirección de Bibliotecas


ISBN: 978-958-5486-95-9

ISBN-e: 978-958-5486-96-6

© Primera edición: Bogotá D. C., marzo de 2020

© Derechos reservados, Universidad de La Salle


EDICIÓN:

Ediciones Unisalle

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Bogotá, Colombia

PBX: 348 8000, extensiones: 1224 y 1225

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Coordinación editorial

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Corrección de estilo

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Diseño editorial

La Central de Diseño


Conversión ePub

Lápiz Blanco S.A.S.

Queda prohibida la reproducción total o parcial de este libro por cualquier procedimiento, conforme a lo dispuesto por la ley.

Hecho en Colombia

Contenido

Agradecimientos

Exordio


Presentación

Introducción

La viruela en la Nueva Granada

La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna: los niños y la primera enfermera de salud pública

La viruela y la vacuna en el escenario social y cultural

La Escuela Veterinaria de la Universidad Nacional de los Estados Unidos de Colombia

La misión de Jorge Lleras Parra: el Parque de Vacunación y la producción de vacuna contra la viruela

Investigar para innovar: el protocolo para la producción de la vacuna

La vacuna de Lleras Parra: ¿cowpox o horsepox?

La lectura conjunta entre historiadores de la medicina y los virólogos moleculares

El legado de Jorge Lleras Parra

Otros desarrollos e iniciativas sanitarias


Referencias

Lista de Figuras

Figura 1. Luis Carlos Villamil y Hugo Sotomayor, integrantes del grupo de investigación sobre la vacuna del Parque de Vacunación de la Sociedad Colombiana de Historia de la Medicina

Figura 2. Itinerario de la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna en la Nueva Granada

Figura 3. Hospitales fundados en Santafé de Bogotá en la epidemia de viruela de 1816

Figura 4. Juan de Dios Carrasquilla, médico impulsor de la Escuela Veterinaria en Colombia

Figura 5. José Jerónimo Triana, médico naturista

Figura 6. Claude Véricel, fundador de la Escuela Veterinaria

Figura 7. Microscopio de fines del siglo XIX, similar al empleado por el doctor Véricel en la Escuela Veterinaria

Figura 8a. Jorge Lleras Parra en 1896

Figura 8b. Jorge Lleras Parra en 1939, director del Parque de Vacunación

Figura 9. Federico Lleras Acosta en su laboratorio

Figura 10. Molino de bronce niquelado cubierto con campana de vidrio perforada para dosificar la mezcla de la pulpa vacunal con glicerina y solución fenicada

Figura 11. Máquina neumática con campana de vacío para el llenado de tubos capilares y centrífuga de mano construido por Jorge Lleras Parra

Figura 12. Lanceta empleada en los procedimientos de vacunación antivariólica

Figura 13. Escarificaciones ya inoculadas (1942). Nótense los espacios libres de piel sana en sentido horizontal y vertical

Figura 14. Escarificador y raspadores de cuchilla recta y en ángulo construidos por el doctor Lleras Parra

Figura 15. Colocación y fijación del vendaje de protección del área inoculada (1942)

Figura 16. Molino cubierto con campana de vidrio y dispositivo para agregar a la pulpa solución fenicada y glicerina

Figura 17. Tamizado de la emulsión

Figura 18. Tubos capilares llenados al vacío dentro de la máquina neumática construida por el doctor Lleras Parra

Figura 19. Vista general del laboratorio del doctor Jorge Lleras Parra

Figura 20. Lymph taken from a calf on a table [Linfa tomada de un ternero sobre una mesa]

Figura 21. Vaccinating infants [Vacunación de bebés]

Figura 22. Vacuna antivariólica del Instituto Nacional de Higiene Samper Martínez. Laboratorio Jorge Lleras Parra

Figura 23. Vacuna antivariólica del Laboratorio Nacional de Salud Samper Martínez (1970)

Figura 24. José Esparza recibe de Gabriel Carrasquilla las vacunas de viruela preparadas en el Parque de Vacunación en Bogotá entre 1920 y 1967

Figura 25. Árbol filogenético del linaje de los virus vaccinia

Figura 26. Molde en cera de un paciente con viruela eruptiva

Figura 27. Molde en cera de un paciente con viruela en fase cicatrizal

Figura 28. Equipo para envase y sellado de ampollas

Figura 29. Vacunas liofilizadas (1970)

Figura 30. Jorge Lleras Parra en su laboratorio

Figura 31. El doctor Lleras Parra junto al presidente Eduardo Santos

Figura 32. Cruz de Boyacá en el grado de Caballero otorgada en 1939 al Dr. Jorge Lleras Parra

Figura 33. Hugo Sotomayor en el Museo Bernardo Samper Sordo, durante la búsqueda de la bitácora de Jorge Lleras Parra

Figura 34. Pablo García Medina, director de la Junta Central de Higiene

Agradecimientos

A LA ACADEMIA NACIONAL DE Medicina de Colombia, la Sociedad Colombiana de Historia de la Medicina, al Museo de Historia de la Medicina, y la Biblioteca Jorge E. Cavelier en especial a Jenny Machetá, por su colaboración y apoyo para la documentación del presente escrito.

A la Biblioteca José Celestino Mutis del Instituto Nacional de Salud, particularmente a Imelda Flores, por su apoyo documental.

A Ediciones Unisalle, su director Alfredo Morales Roa y la editora Rosa Isabel González Moreno, por su interés para la edición y publicación del presente libro, el primero de la colección Historia de la Medicina y la Salud Pública.

Al grupo de investigación de José Esparza: Clarisa Dámaso, de la Universidad Federal de Rio de Janeiro, y Eric Delward, de la Universidad de California, por su apoyo y el suministro de la información en vía de publicación correspondiente al estudio filogenético de la vacuna colombiana de 1939.

A Víctor J. Vera A., Aureliano Hernández y Gloria Ramírez, profesores de la Universidad Nacional de Colombia; y a Fabio Coronado, Carlos Meza y Efraín Benavides, profesores de la Universidad de La Salle; Carlos Arturo Hernández de la Revista Biomédica, por la lectura crítica de las versiones preliminares del manuscrito.

A Hernando Nieto Enciso, expresidente de la Sociedad Colombiana de Salud Pública y Miembro Activo de la Sociedad Colombiana de Historia de la Medicina, por su interés en el libro y la presentación de este.

LOS AUTORES

Exordio

ESTE ESCRITO OFRECE UNA PANORÁMICA sobre la viruela en Colombia: los métodos de prevención durante la Colonia, la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, el inicio del programa de vacunación brazo a brazo y la producción de vacuna animal en el Parque de Vacunación, localizado en la ciudad de Bogotá hacia finales del siglo XIX. También, se nombran los personajes e instituciones relacionados con la historia de la enfermedad en el país, y los eventos y cambios en la institucionalidad de la salud pública y la animal desde la perspectiva de la investigación y el diagnóstico.

En la primera parte se presenta una síntesis sobre la enfermedad en el país que, desde mediados del siglo XVI, apareció en la Nueva Granada con su efecto letal afectando a la población con epidemias que sucedían cada veinte años, y que podían durar tres o más años. El conocimiento generado en lo referente a las rutas o caminos de la enfermedad y la periodicidad de las epidemias generó la aplicación de métodos preventivos como el cordón sanitario y el degredo, así como la inoculación de la viruela (variolización). Entonces, se asumía que el cowpox existía en la Nueva Granada, sin embargo, fueron varios los intentos fallidos para encontrar en las vacas del virreinato el agente empleado por Jenner en Inglaterra.

En la segunda parte se menciona la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna: sus antecedentes, los protagonistas y los eventos relacionados con la planificación de la primera campaña global de vacunación, en la que los niños fueron los encargados de transportar el virus vacunal, desempeñando así un rol principal en la llegada de la vacuna al Nuevo Mundo. Asimismo, se señalan aspectos relacionados con la labor del equipo coordinado por el doctor José Salvany, quien lideró la introducción de la vacuna a la Nueva Granada y la instauración de la vacunación brazo a brazo. En ese momento, la conservación del fluido vacunal se convirtió en una actividad prioritaria, lo que fomentó la institucionalización de los servicios que iniciaron con las Juntas de Vacuna, la Oficina Central de Vacunación y la creación de hospitales para virolentos.

En la tercera parte se presenta un momento importante: la vacuna se convierte en un actor protagónico del escenario social, sanitario y cultural del país. Con la pérdida del fluido vacunal, se inició un proceso de importación de material biológico de Francia e Inglaterra, pero las largas distancias y las altas temperaturas inactivaban el agente. Por esta razón, se creó la Junta Central de Higiene cuando aparecieron nuevos brotes; además, se inició una nueva búsqueda de la enfermedad en los bovinos del país, pues se esperaba que en este territorio se replicaran las situaciones de campo que ocurrían en Inglaterra con el cowpox, pero la enfermedad no se encontraba en Colombia.

La vacuna era un asunto complejo, pues no era una tecnología completamente acabada, sino una promesa, un asunto de ensayo y error. Tal como lo señala Obregón Torres (2013), el denominado pus vacuno se consideraba un objeto valioso, pero también un asunto político y un factor de controversia entre el gobierno central, las provincias y los intereses privados. De esta manera, la vacuna impactó la historia política y la salud pública, desde la perspectiva del conocimiento, la tecnología, el poder, la cultura y la tarea estatal.

La fundación de la Escuela Veterinaria y su aporte al conocimiento de la bacteriología, la investigación en enfermedades animales y la producción de la vacuna contra la viruela empleando modelos animales, es el siguiente aparte del escrito. En la opinión de un visionario, el médico Juan de Dios Carrasquilla, contar con un centro de formación de veterinarios era una necesidad. La aparición de enfermedades en los animales y la sospecha de que algunas de ellas pudieran afectar a los humanos marcaron las gestiones para contar con profesionales idóneos que afrontaran esos desafíos. Los escritos de Carrasquilla y sus argumentaciones generaron la autorización gubernamental para que el médico José Jerónimo Triana, destacado en el consulado de Colombia en Francia, pudiera adelantar el proceso de contratación de un doctor en veterinaria con experiencia en bacteriología y conocimientos sobre el cowpox y las linfas vacunales; luego de dos años seleccionó a Claude Véricel, quien llegó a Colombia en 1884. La Escuela Veterinaria dirigida por Véricel, se adscribió a la Facultad de Medicina y Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de los Estados Unidos de Colombia, iniciando, de esta manera, un interesante proceso de investigación interdisciplinar en la formación de los primeros médicos veterinarios, entre los que se destacaron Jorge Lleras Parra y Federico Lleras Acosta, quienes desempeñaría importantes labores en la salud pública colombiana: el primero como fundador y director del Parque de Vacunación, y el segundo como impulsor de la bacteriología.

A continuación, se presentan los antecedentes y procesos que culminaron con la creación del Parque de Vacunación en 1896; uno de ellos, en 1897, el nombramiento del médico veterinario Jorge Lleras Parra como director de dicha institución. El joven director comprendió el momento político y sanitario, y también su responsabilidad histórica al iniciar la producción de vacuna contra la viruela de los humanos empleando modelos animales. La Junta Central de Higiene, liderada por Pablo García Medina, había hecho una apuesta estratégica, para muchos temeraria: implementar un proyecto con cobertura nacional apoyado en un único laboratorio central; así inició la producción continua de vacuna contra la viruela, mediante la inoculación de terneras, eliminando así la vacunación brazo a brazo.

Lleras Parra asumió el reto, comenzó su labor de investigador con escasos recursos presupuestales e infraestructurales que afinaron su espíritu autodidacta; era el ambiente ideal para forzar la innovación y la creatividad. Habló y escribió poco, pero trabajó mucho. Diseñó su propio instrumental y algunos equipos: escarificadores, curetas, molinos eléctricos para las pulpas vacunales, máquinas neumáticas para el llenado de los recipientes de la vacuna en condiciones de esterilidad. La rigurosidad y la innovación caracterizaron su trabajo para lograr una vacuna de alta calidad bacteriológica, proceso en el que se tuvo que adaptar los escasos recursos locales mediante originales protocolos para la obtención de la vacuna glicerinada y la pulverizada, diseñada para solucionar el problema de viabilidad en climas cálidos y viajes largos.

La lectura de las obras de Edward Jenner, Giuseppe Negri, Ernest Chambon y Gustave Lanoix, del Instituto de Vacuna de París, se constituyó en la inspiración para la adopción y la adaptación de los métodos y técnicas empleados en el Parque de Vacunación. Lleras Parra, al igual que otros investigadores, asumía que los agentes y las enfermedades presentes en el viejo continente se replicaban con exactitud en las condiciones tropicales y que en el país no existía el cowpox, sino que el horsepox era el causante de la enfermedad de las vacas. También, se afirmaba que para la producción de la vacuna se había utilizado siempre —desde 1897 hasta los años cuarenta del siglo XX— el mismo virus horsepox y no cowpox.

Cien años después, los historiadores de la medicina en Colombia y los virólogos genómicos del grupo de investigación —coordinado por José Esparza— sobre virus vacunales del siglo XIX y XX, al analizar el genoma de una vacuna producida en el Parque de Vacunación durante la primera mitad del Siglo XX, comprobaron que Lleras Parra estaba parcialmente en lo cierto. Dicha vacuna estaba elaborada con un virus cercano al horsepox (Delwart, Dámaso y Esparza, comunicación personal, 2019), muy similar al genoma del virus de una vacuna de 1902 denominada Mulford, preparada en los Estados Unidos (Schrick et al., 2017); por lo anterior, en Colombia no se había realizado vacunación, sino algo que podía denominarse equinación.

Para concluir, se señala la actividad alrededor de lo que se denominará bacteriología durante la primera mitad del siglo XX, momento en el que los investigadores reclamaban la creación de una institución similar al Instituto Pasteur que diera respuestas y herramientas para la lucha contra las enfermedades. Así, surgió el laboratorio Samper Martínez como iniciativa privada, llenando un vacío en la actividad de investigación y diagnóstico. En sus laboratorios realizaron sus prácticas los estudiantes de la Escuela Nacional Veterinaria de la Universidad Nacional, que reiniciaban labores luego del cierre de la Escuela por la Guerra de los Mil Días, pues se creó una sección de veterinaria para la producción de biológicos y el servicio de diagnóstico. De esta manera, la institucionalidad para la salud pública se comenzaba a consolidar con el papel estratégico del Samper Martínez.

Por la calidad de sus invenciones y los aportes al conocimiento, Jorge Lleras Parra se convirtió en uno de los científicos colombianos más importantes del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. Entró a la lista de investigadores innovadores que dieron soluciones sostenibles para problemas sentidos de salud pública, junto con Edgar Rey Sanabria, Oswaldo Borraes, Salomón Hakim, Jorge Reynolds y José Ignacio Barraquer. Ellos tuvieron la capacidad de innovar gracias a su imaginación y sus habilidades manuales para fabricar aparatos e instrumentos, que contribuyeron al desarrollo tecnológico en el área de su especialidad y, por consiguiente, a la ciencia.

Presentación

HE TENIDO EL HONOR DE ser invitado por los autores para escribir la presentación de su libro Viruela en Colombia. De la Real Expedición de la vacuna al Parque de Vacunación, al que le hubiese ampliado el título adicionando: …y más allá.

Este libro es fruto de una rigurosa investigación que permite recrear los acontecimientos científicos que comprometieron no solo a autoridades sanitarias y políticas, sino también a la sociedad en su conjunto; además, nos enseña cómo, ante una enfermedad devastadora, la tenacidad, la perseverancia y la sapiencia de grandes hombres supieron encauzar la investigación y la innovación en salud pública para lograr erradicar este evento, que, para el escenario colombiano, registró el último caso en 1962.

Como en las famosas películas Regreso al futuro, este libro nos permite entender que la historia es el vehículo que nos facilita visitar el pasado, pero también, con un poco de esfuerzo, prever el futuro. En este caso especial, conocer las proezas, primero en la época de la Colonia —a inicios de 1800— del primer programa global de salud pública en Suramérica, que recurrió a 22 niños huérfanos, hasta las aventuras vividas por los autores para develar aspectos filogenéticos de la vacuna.

En el texto se señala como, luego de cuarenta años de la llegada de la vacuna a la Nueva Granada, se pierde el virus vacunal como consecuencia de los conflictos civiles de la época, lo que inició un proceso de importación desde Inglaterra y Francia, pero no siempre se conseguía recuperar el virus vivo. Mientras tanto, la enfermedad continuaba con su paso por el territorio colombiano. Así, luego de muchos años matizados por complejas situaciones, intereses y conflictos, la Junta Central de Higiene decidió crear un laboratorio central para la producción de vacuna contra la viruela.

La anterior determinación constituye uno de los puntos centrales del libro. En la opinión de los autores, casi un siglo después de la llegada de la vacuna de Jenner a Colombia, con el Parque de Vacunación se inició una original experiencia de ciencia y tecnología, pues a partir de 1897, con escasos recursos y la dirección del joven médico veterinario Jorge Lleras Parra, comenzó un perseverante proyecto en el que la invención y la experimentación facilitaron la producción eficiente de la vacuna de viruela empleando modelos animales. De esta manera, el virus en glicerina y seco llegaron a la Colombia profunda, iniciando así un progresivo programa de control.

Los profesores Villamil, Sotomayor y Esparza describen el origen del Parque de Vacunación, las iniciativas para superar la escasez presupuestal, los tiempos de guerra, la genialidad y la creatividad de Jorge Lleras para la construcción de equipos y la adecuación de los espacios de trabajo. Uno de los apartes más importantes se refiere a las observaciones de campo del director del laboratorio, quien sostenía que había empleado siempre la misma semilla vacunal y que, en su opinión, no se trataba del virus de la viruela de las vacas (cowpox), sino del virus de la viruela del caballo (horsepox).

Al principio indiqué que hubiera deseado ampliar el título por la maravillosa coincidencia que, en el 2018, permitió al doctor Gabriel Carrasquilla poner en contacto al virólogo venezolano José Esparza —residente en Estados Unidos de Norteamérica— con el eminente médico historiador Hugo Armando Sotomayor Tribín, quien tenía la “joya de la corona” que facilitó profundizar en los aspectos filogenéticos de la evolución de la vacuna colombiana. Esta muestra, guardada en su colección particular, llevaría a sustentar la hipótesis del origen de la linfa usada en Colombia y, como bien lo indican los autores, entender que más que vacunación, en Colombia se practicó primero la equinación.

Al recibir la vacuna en septiembre de 2018, el doctor Esparza respondió al doctor Sotomayor:

Desafortunadamente, todavía no las hemos comenzado a secuenciar. Estaba esperando hasta que tuviéramos un espacio en el laboratorio de secuenciación en Berlín, pero eso se está tardando mucho. Entonces localicé otro laboratorio en San Francisco, USA, que está dispuesto a hacerla. Ayer le escribí para comenzar el análisis y estoy esperando por la respuesta antes de enviar las vacunas.

Fue solo ayer cuando abrí, con mucho cuidado, el paquete de madera y había 12 capilares en muy buen estado. No puedo leer el lote o fecha de expiración, pero calculo que la vacuna se fabricó en 1920. Lo que he leído de esa vacuna sugiere que vino de París y que se propagaba con mayor facilidad en caballos. Ello me hace suponer que pude ser basada en el virus del “horsepox”, lo cual sería de mucho interés.

La otra vacuna, la liofilizada que está en la ampolla, es de 1976, cuando se usaban cepas recomendadas por la OMS, ninguna de las cuales era basada en horsepox. De todos modos, será interesante saber qué es.

Después de hacer la secuenciación viene un proceso de bioinformática para ensamblar el genoma, que es bastante grande. Depende de la calidad del ADN el esfuerzo que se necesita para “armar el rompecabezas”. Así que tenemos que esperar un poco más1.

La concurrencia afortunada del eminente profesor e investigador Luis Carlos Villamil Jiménez en esta conjunción de la historia sería la que cristalizaría la idea de presentar en un pequeño artículo —que terminó siendo este maravilloso libro— la historia de la viruela y los resultados de las investigaciones de los autores; un deporte extremo ejercido a cabalidad, que nos permite conocer aquí los hitos en el abordaje de este evento en el mundo y en Colombia.

Como lección de esta historia no se podría desconocer que, así como en 1518 la viruela diezmó la población azteca al producir más de 7 millones de muertos, en tiempos contemporáneos las enfermedades reemergentes, las amenazas por bioterrorismo, las tensiones geopolíticas y los intereses económicos ponen en riesgo la soberanía y la seguridad sanitaria de las naciones, lo que constituye una prioridad para nuestros países. Esto nos lleva, primero, a reconocer nuestras capacidades —de lo que hemos sido y de lo que somos capaces—, y, segundo, a desarrollar e implementar políticas que permitan fortalecer nuestras competencias para responder a las verdaderas prioridades de la salud pública. Un nuevo parque de vacunación en Colombia sigue siendo una tarea pendiente.

Con una impecable edición, la Sociedad Colombiana de Historia de la Medicina y la Editorial de la Universidad de la Salle presentan a la comunidad científica esta obra dentro de la Colección Historia de la Medicina y la Salud Pública en Colombia. Dichas instituciones nos invitan a redescubrir el pasado a través de la visión crítica de reconocidos profesores de epidemiología, virología e historia de la salud pública. Además, con esta obra se rinde un homenaje a Jorge Lleras Parra, médico veterinario graduado en la primera escuela de veterinaria en el país fundada por el doctor Claude Véricel, y se reconoce la meritoria labor del Parque de Vacunación, convertido en el Laboratorio Lleras Parra, y después en el Instituto Nacional de Salud.

Tengo la convicción de que la lectura de este libro constituirá una importante experiencia para el estudiante universitario, el investigador y el profesor de epidemiología y salud pública, pues es un deber de la universidad colombiana conservar la memoria histórica y llevar a la posteridad las invenciones desarrolladas mediante la investigación de los personajes de la salud pública.


HERNANDO NIETO ENCISO MD, MSc.

Expresidente de la Asociación Colombiana de Salud Pública

Miembro activo de la Sociedad Colombiana

de Historia de la Medicina

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153 s. 40 illüstrasyon
ISBN:
9789585486966
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