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2.2. Fase agrícola-ganadera. Uso con transformación limitada del entorno
El panorama anterior cambió radicalmente hace unos 10.000 años con la aparición de la agricultura y la ganadería. Auténtica revolución que acabó con la dependencia directa de la naturaleza para obtener alimento, y que tuvo como consecuencia que las poblaciones fueran haciéndose cada vez más sedentarias. Una diferencia fundamental, en su relación con el ambiente, entre poblaciones nómadas y sedentarias, es que las primeras explotaban una amplia gama de ambientes y lugares, mientras que las segundas se limitaban a unos pocos ambientes próximos a sus residencias, por lo que su explotación fue muy intensa.
La agricultura posibilitó la producción de un excedente de alimentos y paralelamente la domesticación de algunas especies de animales facilitó la utilización de máquinas rudimentarias, el transporte y el desplazamiento.
Una de las consecuencias fue que parte de la población pudo dedicarse a actividades distintas a la adquisición de alimentos, y, con ello, se inició un importante desarrollo tecnológico: el descubrimiento de los metales e invención de utensilios revolucionarios como el arado, el carro de ruedas, variedad de armas, etc.
Como fuentes de energía, además de las utilizadas en la etapa anterior, se añaden la tracción animal y las energías hidráulica y eólica (molinos de agua y viento, buques de vela, etc.).
Tracción animal
Todo ello supuso un importante crecimiento poblacional, con el desarrollo de grandes ciudades y sociedades cada vez más complejas con trabajos especializados, durante esta etapa por ejemplo se realizan importantes obras de construcción, se inicia el comercio a gran escala, etc.
El resultado fue una mejora sustancial de la calidad de vida, pero, el mantenimiento de una población en crecimiento, implicó unas necesidades de alimentos y de otros recursos cada vez mayores.
La agricultura-ganadería ha sido y sigue siendo, uno de los mecanismos más importante de transformación ambiental: deforestaciones masivas para dedicar los terrenos al cultivo y al pastoreo con la consiguiente degradación del suelo, construcción de sistemas de regadío y vías de comunicación, etc.
Cuando se inició la agricultura y se extendió por todo el mundo, la población creció de una manera espectacular, de modo que al llegar el año 3.000 a. C. se habían alcanzado los 100 millones de personas. Una vez establecida a vida agrícola, continuó el crecimiento pero a un ritmo significativamente más lento, de modo que a mediados del siglo XVII la población era de unos 500 millones.
Por todo ello, en esta época la acción humana sobre la naturaleza fue intensa y una de las causas de la creciente degradación ambiental, pero restringida a las zonas más pobladas del planeta, quedando amplias regiones sin sufrir de manera importante influencia antrópica.
2.3. Fase industrial-tecnológica. Uso con transformación generalizada del entorno
El creciente agotamiento de los recursos forestales condujo al descubrimiento de una nueva y más potente fuente de energía: el carbón. Lo que permitió, a mediados del siglo XVIII, la invención de la máquina de vapor y el inicio de la revolución industrial, que supuso un profundo cambio en la vida humana y en sus relaciones con la naturaleza. A partir de este hecho se crean fábricas que atraen a un elevado número de emigrantes, con lo que se desarrollan grandes urbes, se mejoran las técnicas agrícolas y ganaderas, dedicándose cada vez más terrenos a tales menesteres, con lo que se incrementa la producción de alimentos, etc.
Desde el descubrimiento de la máquina de vapor el desarrollo tecnológico ha sufrido un ritmo acelerado, basado principalmente en la utilización de recursos energéticos no renovables: carbón, petróleo, gas natural y combustibles nucleares.
El aumento de la producción de alimentos y otros bienes, así como la paulatina mejora en las condiciones de vida, tuvo como resultado un pronunciado crecimiento de la población, de manera que en la actualidad está en torno a los 6.000 millones de habitantes.
En la actualidad los grandes progresos científico-tecnológicos, el crecimiento de las industrias, la explosión demográfica y el desarrollo de inmensas urbes dónde vive casi la mitad de la población mundial, han determinado enormes presiones sobre el medio natural a nivel planetario, que pueden conducir a su irreversible degradación y al agotamiento de los recursos.
Cualquier actividad actual humana produce consecuencias a veces catastróficas: contaminación atmosférica, ruidos, alteraciones climáticas, contaminación de ríos, lagos y mares, pérdida de suelo fértil, desertificación, pérdida de biodiversidad, alteración del relieve y del paisaje, acumulación de residuos, etc.
3. Los recursos del Medio Ambiente
Los recursos naturales son aquellos bienes materiales y servicios que proporciona la naturaleza sin sufrir alteraciones por el hombre.
Estos son valiosos para la sociedad tal y como la conocemos porque contribuyen al bienestar y desarrollo, de manera directa o indirecta. Es decir, constituyen las materias primas, minerales, alimentos; así como los servicios ecológicos, los cuáles son muy importantes para la continuidad de la vida.
Según su disponibilidad en el tiempo, la generación o regeneración y el ritmo de uso o consumo de estos recursos, podemos clasificar a los recursos naturales en renovables, no renovables e inagotables.
3.1. Los recursos naturales renovables
Los recursos naturales renovables son aquellos que pueden recuperarse por sí mismos, pero que deben utilizarse racionalmente para evitar su agotamiento. Ejemplos de recursos naturales renovables son:
El suelo
Uno de los principales recursos que brinda la naturaleza al ser humano es el suelo, ya que en él crecen y se desarrollan las plantas, tanto las silvestres como las que se cultivan para servir de alimento al ser humano y los animales.
La formación de los suelos depende de un largo y complejo proceso de descomposición de las rocas, en el cuál intervienen factores físicos, químicos y biológicos. La interacción de estos, como factores ecológicos, provoca la desintegración de los minerales que, unidos a los restos de animales y plantas en forma de materia orgánica, originan el suelo.
Los seres vivos intervienen en la destrucción de la roca madre y, además de los agentes climáticos, toman parte en la mezcla de sustancias del suelo, en su distribución horizontal, y añaden a este materia orgánica. Las sustancias de desecho de animales y vegetales, así como los propios cuerpos de estos al morir, son las únicas fuentes de materia orgánica del suelo, que proporciona a este algunos componentes esenciales, lo modifica de diferentes modos, y hace posible el crecimiento de fauna y flora variadas, que de otra manera no podrían existir.
La presencia de distintos tipos de minerales, las variaciones climáticas, la altura sobre el nivel del mar, la latitud geográfica y otros factores, determinan una gran variabilidad de suelos, hecho que se manifiesta en las características físicas y químicas de estos.
El principal problema que afecta al suelo como consecuencia de uso de este por la actividad humana es la degradación.
La degradación es el proceso que rebaja la capacidad actual y potencial del suelo para producir, cuantitativa y cualitativamente, bienes y servicios. El principal efecto de la degradación es que dificulta el enraizamiento de las plantas y la disponibilidad de los elementos nutritivos, a la par que hace decrecer la cantidad de agua retenida por el suelo.
La degradación del suelo afecta al 20% de la superficie agrícola mundial y a 1.500 millones de personas, equivalente a una cuarta parte de la población de todo el planeta, según revela un informe elaborado por la Organización para la Alimentación y la Agricultura de la ONU (FAO), el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y otros organismos a partir de datos de los últimos 20 años.
Nota
Según datos del Ministerio de Medio Ambiente, en 2006 la desertificación en España era mayor al 30% del territorio, lo que equivalía a un total de 159.337 kilómetros cuadrados.
La flora y la fauna
La flora y la fauna representan los componentes vivos o bióticos de la naturaleza, los cuales, unidos a los componentes no vivos o abióticos, como el suelo, el agua, el aire, etc., conforman el medio natural.
Entre la flora y la fauna existe una dependencia muy estrecha, basada en leyes naturales que rigen la estructura y funciones de las asociaciones de seres vivos.
Las relaciones de alimentación o relaciones tróficas, determinan las llamadas cadenas alimentarias, en las cuáles los animales herbívoros (los que se alimentan de plantas y otros organismos vegetales) constituyen el alimento básico de otros grupos de animales que, a su vez, servirán de alimento a otros.
Esto trae como consecuencia que la disminución en número o la desaparición de uno de estos eslabones de la cadena, por causas naturales o por la influencia del ser humano, ponga en peligro todo el sistema, al romperse el equilibrio que caracteriza las relaciones entre el medio biótico y abiótico de la naturaleza.
Por esta razón, la sociedad debe estudiar las relaciones y las leyes que determinan este equilibrio, y convertirse en su máxima protectora, ya que, en sentido general, todas las afectaciones que sufre el medio natural repercuten de uno u otro modo sobre ella.
La flora y la fauna representan recursos naturales renovables, de gran importancia para el hombre. De la flora proviene una gran parte de los alimentos y medicamentos, así como la materia prima para la industria textil, maderera y otras.
A través del tiempo, el ser humano, en su lucha por dominar la naturaleza, aprendió a usar las plantas y los animales para subsistir, de ellos obtenía alimentos, vestidos y fuego para calentarse. Pero, a medida que las comunidades fueron creciendo, aumentaron de igual modo las necesidades de alimentos, y, por consiguiente, la utilización de la flora y la fauna se incrementó hasta niveles muy por encima de las capacidades de regeneración de la naturaleza.
Por este motivo, desaparecieron grandes mamíferos, que fueron exterminados por el ser humano (mamuts y de otras especies de animales).
El desarrollo de la agricultura hace que se incrementen las áreas de cultivo, en detrimento de las áreas naturales, esto hace que desaparezcan también un gran número de especies de plantas. La fauna, que encuentra en estas áreas naturales su hábitat, es decir, el lugar donde vive y se desarrolla, se ve también cada vez más amenazada.
El desarrollo de la industria, que con sus desechos contamina el medio, afecta de igual forma el medio natural y, por consiguiente, a los sistemas vivientes que en él habitan.
Actualmente, el desarrollo de la sociedad atenta de igual forma contra las especies de animales y vegetales en aquellos países sometidos a la explotación desmedida de los recursos naturales.
3.2. Los recursos naturales “inagotables”
Los recursos naturales inagotables son aquellos que el ser humano utiliza en baja proporción respecto a la cantidad existente en la naturaleza. Los recursos inagotables se recuperan o regeneran por sí mismos, por lo que no existe riesgo de extinción o agotamiento. Entre ellos son destacables:
El agua
La vida en la Tierra ha dependido siempre del agua. Las investigaciones han revelado que la vida se originó en el agua, y que los grupos zoológicos que han evolucionado hacia una existencia terrestre, siguen manteniendo dentro de ellos su propio medio acuático, encerrado, y protegido contra la evaporación excesiva.
El agua constituye más del 80% del cuerpo de la mayoría de los organismos, e interviene en la mayor parte de los procesos metabólicos que se realizan en los seres vivos. Desempeña de forma especial un importante papel en la fotosíntesis de las plantas y, además, sirve de hábitat a una gran parte de los organismos.
Dada la importancia del agua para la vida de todos los seres vivos, y debido al aumento de las necesidades de ella por el continuo desarrollo de la humanidad, la sociedad está en la obligación de proteger este recurso y evitar toda influencia nociva sobre las fuentes del preciado líquido.
No es usual encontrar el agua pura en forma natural, aunque en el laboratorio puede llegar a obtenerse o separarse en sus elementos constituyentes (hidrógeno y oxígeno).
En nuestro planeta las aguas ocupan una alta proporción en relación con las tierras emergidas, y se presentan en diferentes formas:
1 Mares y océanos, que contienen una alta concentración de sales y que llegan a cubrir un 71% de la superficie terrestre.
2 Aguas superficiales, que comprenden ríos, lagunas y lagos.
3 Aguas del subsuelo, también llamadas aguas subterráneas, por fluir por debajo de la superficie terrestre.
El aire
La atmósfera es una capa gaseosa que rodea al globo terrestre. Es una capa transparente e impalpable, y no resulta fácil señalar exactamente su espesor, ya que no posee una superficie superior definida que la limite sino que se va haciendo menos densa a medida que aumenta la altura, hasta ser imperceptible.
La atmósfera está formada por varias capas concéntricas:
1 Las capas bajas, que no mantienen una altura constante, y a las que se denomina troposfera y estratosfera.
2 Las capas altas, a las que se les da el nombre de ionosfera y exosfera.
Los gases atmosféricos forman la mezcla que se conocen como aire. En las partes más inferiores de la troposfera, el aire está compuesto principalmente por nitrógeno y oxígeno, aunque también existen pequeñas cantidades de argón, dióxido de carbono, neón, helio, ozono y otros gases. También hay cantidades variables de polvo procedentes de la Tierra, y vapor de agua.
El oxígeno forma aproximadamente el 21% de la atmósfera, y es el gas más importante desde el punto de vista biológico. Es utilizado por los seres vivos en la respiración, mediante la que se obtiene la energía necesaria para todas las funciones vitales, también interviene en la absorción de las radiaciones ultravioleta del Sol que, de llegar a la Tierra en toda su magnitud, destruirían la vida animal y vegetal.
La atmósfera es también la fuente principal de suministro de oxígeno al agua, y entre ambas se establece un intercambio gaseoso continuo. Este proceso de intercambio de oxígeno en la biosfera recibe el nombre de ciclo del oxígeno y en él intervienen las plantas, como fuentes suministradoras de oxígeno a la atmósfera, y los seres vivos, incluyendo las propias plantas, como utilizadores de este gas.
Ciclo del oxígeno
No hay dudas de que la atmósfera constituye un recurso natural indispensable para la vida, y se clasifica como un recurso inagotable. Sin embargo, su capacidad de renovación es limitada, ya que depende de la actividad fotosintética de las plantas, por la que se devuelve el oxígeno a la atmósfera. Por esta razón, es lógico pensar que de resultar dañadas las plantas (por la contaminación del aire o por otras acciones de la actividad humana) es posible que se presente una reducción del contenido de oxígeno en la atmósfera, con consecuencias catastróficas para todos los seres vivos que lo utilizan.
El humo procedente de las industrias o de la combustión junto con el polvo son los principales agentes contaminantes de la atmósfera, los cuales enrarecen el aire y afectan a la salud del hombre y de los seres vivos en general. Existen evidencias que confirman que la contaminación del aire está asociada con enfermedades de tipo respiratorio, incluyendo bronquitis crónica, asma bronquial, etc.
3.3. Los recursos naturales no renovables
Los recursos no renovables son recursos naturales que no pueden ser producidos, cultivados, regenerados o reutilizados a una escala tal que pueda sostener su tasa de consumo. Estos recursos frecuentemente existen en cantidades fijas y son utilizados mucho más rápido de lo que la naturaleza puede generarlos. Entre ellos nos encontramos a:
Los recursos energéticos
El hombre, desde su existencia ha necesitado la energía para sobrevivir. La energía se define como la capacidad de los cuerpos para producir cambios en ellos mismos o en otros cuerpos. Es decir, es la capacidad de hacer funcionar las cosas.
La energía tiene cuatro propiedades básicas:
1 Se transforma: la energía no se crea ni se destruye solo se transforma, siendo durante dicha transformación cuando se ponen de manifiesto las diferentes formas de energía.
2 Se conserva: al final de cualquier proceso de transformación energética nunca puede haber más o menos energía que la que había al principio, siempre se mantiene la misma.
3 Se transfiere: la energía pasa de un cuerpo a otro en forma de calor, ondas o trabajo.
4 Se degrada: solo una parte de la energía transformada es capaz de producir trabajo y la otra se pierde en forma de calor o ruido.
Para obtener energía se tiene que partir de algún cuerpo o materia que la tenga almacenada. A estos cuerpos se les llama fuentes de energía. Las cantidades disponibles de estas fuentes son lo que llamamos y conocemos por recursos energéticos, existiendo diferentes maneras de clasificarlas:
1 Según su forma de utilización, se puede dividir en los siguientes grupos:Energías primarias: son aquellas que se obtienen directamente de la naturaleza, como el carbón, el petróleo, el gas natural, el uranio natural, la energía hidráulica, la eólica, la solar o la biomasa. Son las que no han sido sometidas a ningún proceso de transformación.Energías secundarias: llamadas también finales, se obtienen a partir de las primarias mediante procesos de transformación de energía, es el caso de la electricidad.Energías útiles: son las que realmente adquiere el consumidor a través de los aparatos que utiliza, como es la energía química, mecánica, calorífica, etc.
2 Según la disponibilidad, las energías se pueden clasificar en:Energías renovables: son aquellas que son inagotables ya que se producen de forma continua. Están causadas por fenómenos físicos de gran envergadura. Energía de este tipo son la energía solar, hidráulica, eólica, biomasa y oceánica.Energías no renovables: son aquellas que existen de forma limitada en la naturaleza y se agotan cuando se van utilizando. Las más comunes son el carbón, petróleo, el gas natural y el uranio.
Reservas energéticas
Hay que destacar que aunque los recursos energéticos son abundantes alrededor del mundo, las reservas son escasas y muy variables geográficamente. Así, conocemos las siguientes reservas:
1 Reservas mundiales de carbón. La importancia del carbón ha ido disminuyendo desde los inicios del siglo XX, aunque actualmente representa el 25% del consumo mundial y se utiliza principalmente para producir electricidad. El carbón es así el combustible más abundante a nivel mundial.
2 Reservas mundiales de petróleo. El petróleo es la fuente de energía primaria más utilizada desde la segunda mitad del siglo XX. Actualmente representa cerca del 40% del consumo energético mundial debido a su uso en el sector del transporte y la industria petroquímica. Las reservas de este recurso energético están más concentradas geográficamente, estando así las dos terceras partes situadas en el Oriente Medio.
3 Reservas mundiales de gas natural. En los últimos años el consumo de gas natural ha sufrido un gran crecimiento debido sobre todo a su poder de producir calor y porque su uso representa un menor impacto ambiental para el planeta. Los principales países productores de gas natural son Rusia, Estados Unidos y Canadá, seguido de Reino Unido, Argelia, Indonesia y Holanda con menor producción.
4 Reservas mundiales de uranio. Las reservas mundiales de uranio metal están geográficamente distribuidas de manera muy desigual, el 24% se encuentra en Australia, el 17% a Kazajstán, el 13% a Canadá y el 9% en Sudáfrica. Hay que destacar que España es el segundo país europeo en la importación de uranio después de Francia.
5 Recursos hidroeléctricos y otras energías renovables. La energía hidráulica es la energía renovable que más importancia tiene en abastecimiento energético mundial. Según la Agencia Internacional de Energía su aportación ha crecido hasta llegar a representar el 6’7% del consumo energético total. Aun así, no hay que olvidar las otras energías renovables, ya que de una manera progresiva están cogiendo más protagonismo, sobre todo la eólica.
Recuerde
La energía tiene cuatro propiedades: se transforma, se conserva, se transfiere y se degrada.
Límites energéticos
Las disponibilidades energéticas figuran entre los diversos límites a la expansión de la actividad industrial humana.
Existen fundamentalmente dos tipos de fuentes de energía que pueden ser utilizadas por las personas. En primer lugar las energías no renovables, que consisten principalmente en los combustibles fósiles (como el petróleo o el carbón) y en los materiales fisibles. En segundo lugar encontramos las energías que consideramos inagotables, este tipo de energía está constituido por la energía solar, las mareas oceánicas y la energía geotérmica, estas tienen la desventaja de ser de más difícil explotación, así que solo se aprovecha actualmente una pequeña parte de la energía que genera, por ejemplo con las centrales hidroeléctricas.
La energía que producen estas fuentes se muestra en el cuadro siguiente:
Fuente de energía | Cantidad de energía que genera |
Energía solar | 178,000 × 109 kW/año |
Mareas oceánicas | 32 × 109 kW/año |
Energía geotérmica | 3 × 109 kW/año |
La civilización y su desarrollo se ha fundamentado en el consumo de energía fósil, así se ha evolucionado desde el empleo de carbón o madera como fuentes de energía tradicionales a el gas natural y el petróleo.
Los recursos minerales
La sociedad necesita un flujo continuo de materias primas, paralelo al de la energía, entre las que destacan, por su importancia, los recursos minerales. Si se mira a nuestro alrededor se verán un gran número de objetos que dependen directamente de la minería, como por ejemplo los metales, la piedra y el ladrillo para nuestras casas, etc.
Por su importancia, los recursos minerales han sido ampliamente explotados a lo largo de toda la historia. Algunos han tenido un gran valor estratégico, llegando a depender de ellos imperios enteros, como es el caso del cobre y el estaño utilizados en la fabricación del bronce.
Paralelamente al desarrollo humano han evolucionado las técnicas de explotación de los recursos minerales. Desde los primeros útiles, de madera y piedra, utilizados al final del Neolítico, hasta la maquinaria pesada de nuestro siglo.
La industria actual depende de unos ochenta minerales distintos, incluyendo algunos que son relativamente abundantes, como el hierro y el aluminio. También existe un pequeño número de minerales a los que cabe calificar como estratégicos, pues tienen una importancia crítica en la industria y son relativamente poco abundantes: el plomo, el estaño, el zinc, etc.
Yacimientos minerales. Recursos y reservas
Los yacimientos minerales son acumulaciones anormalmente elevadas de sustancias materiales. Se explotan en función de sus aplicaciones y de su interés económico. Podemos clasificar los yacimientos minerales en los siguientes grupos:
1 Minerales metálicos: sulfuros (pirita, galena, calcopirita, cinabrio…).
2 Minerales no metálicos: halita, silvina fosfatos y fluorita.
3 Rocas industriales: arcillas, cuarcita, calizas y margas.
La cantidad total de un determinado mineral en la corteza terrestre es el recurso, es una cantidad fija. Las reservas son aquellas cantidades de un mineral que puede recuperarse para su uso en términos económicos.
Algunas reservas han sido identificadas, pero otras siguen sin ser descubiertas. Así pues, el tamaño de nuestras reservas es variable y depende no solo de su disponibilidad, sino también de factores cambiantes como el coste de extracción, el precio en el mercado o el esfuerzo de explotación.