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De Jotamario a Jaime en Bogotá

Cali, enero 27 de 1965

Querido poeta X-504:

Debiera, para hacerte sentir envidia, hablarte de los calorcitos que están haciendo en esta tu ciudad de tantos años. Debiera, para hacerte sentir orgullo, decirte que el poema que publicaste sobre tu muerte es puñetazo, desgarradura, testimonio, belleza, vida vital, no había sentido tu agonía, tú, equisficado en tu cruz, amable sábana que se arruga por el sudor por el amor como un poema mal hecho a las basuras a la lavandería donde el agua pura se abraza a nuestros más íntimos pecados, oh cruz de sábanas mojadas gusanos harapientos pidiendo ante la muerte la pronta la urgente la inaplazable reforma agraria de su cuerpo.

Debiera, para hacerte sentir lujuria, llamar a tus palabras pedazos de pan para el amor, tentación al demonio tú lo haces sobre la colina mostrándole la desolada extensión de tu alma, nunca para el amor estuvo en Cali el aire, la luz del cielo, el río seco tan propicios. Te estoy hablando en mi terraza, bastante baja (siete pisos), pero apenas para mi vocación de astronauta de poco vuelo.

Debiera, para hacerte sentir tranquilo, decirte que pronto comenzaré a trabajar, a dirigir, a gerenciar una galería de arte, la de los sótanos de la Librería Nacional. Veremos cómo se portan las plásticas conmigo.

Son las doce del día, debiera decírtelo, pero no es necesario. Lo sabrás por el calor de estas hojas, tengo mi sombra fuertemente pisada bajo mi trasero.

Elmo está en Cuba. Tú estás en Bogotá. Yo estoy en Cali.

Yo estaba en Bogotá. Tú estabas en Cali. Elmo en Tumaco.

Elmo estará en Cali. Yo en Bogotá. Tú…

Yo…

Él…

Tienes vestidos nuevos. Lo he notado en las fotos.

Todo nuevo.

Tú te das el lujo de estrenar tu cadáver.

Cuéntame desde él de tu vida, de tus sombras.

Los habitantes de la luna se han quejado

por el escándalo que con mi cónyuge

armo todas las noches en la terraza

Y QUE NO LOS DEJA DORMIR

ayúdame

jotamario

De Jaime a Jotamario en Cali

Bogotá, viernes 5 de febrero de 1964 (10:00 p. m.)

Mi querido J, poeta provinciano y barroco:

No sé si tú estarás en condiciones de venir a ser poeta capitalino. Yo en cambio sigo estando en condiciones de poder ayudarte a conseguir un buen puesto aquí. Lo difícil es lograr que te nombren sin conocerte. Pero no sé si estarás en condiciones de venir a quedarte algún tiempo, mientras se consigue el puesto.

Debiera, para corresponder a la gentileza de tu carta, escribirte como mereces. Sin embargo esta será apenas una apresurada nota comercial. Ya casi no queda tiempo para las filigranas.

No sé si ya ocuparías tu galería de arte, y si esta ocupación (o desocupación) te rendirá en Cali algunos beneficios económicos. Tampoco recuerdo si en mi carta del año pasado te precisé de qué se trata el trabajo para el cual te he tenido de candidato. Por si acaso no lo hice tendré que ocuparme de ello en esta carta, para que puedas decidir. Se trata de lo siguiente:

Después de haber dirigido una editorial por algún tiempo (mi primer empleo en Bogotá el año pasado), entré a trabajar como redactor de una agencia de publicidad, en donde este cargo se denomina con una palabra compuesta inglesa. Pero en diciembre pasado me nombraron administrador, y el cargo que dejé está vacante todavía. Ese es el puesto que he tenido reservado para ti. Pero, como es natural, el gerente no puede nombrarte sin conocerte. Por eso sería importante que vinieras a Bogotá, ya que dicho cargo deberá ser ocupado el mes entrante más o menos.

Ser redactor de publicidad es un oficio muy bueno para un escritor. Pregúntale a Hernán Nicholls. Un redactor muy bueno y con práctica, gana en una agencia de primera de $3.000 a $4.000. Naturalmente tú, sin experiencia y sin cierto conocimiento de técnica publicitaria, que se adquiere fácilmente, podrías comenzar aquí con unos $1.500 aproximadamente. Pero luego tu remuneración aumentará. Lo que depende de ti.

Un redactor de publicidad tiene una oficina equipada para él solo y nadie lo molesta. Y todos los días llegan toneladas de periódicos y revistas de todo el país y del exterior, para leer. Con frecuencia se viaja por cuenta de la agencia con todas las comodidades y los lujos apetecibles. Y está siempre bien relacionado, bien tratado y en buena posición. Tienes además muchas posibilidades dentro de la agencia. Sería un puesto extraordinario para ti y hay, como te digo, muchas posibilidades de conseguirlo para marzo. Naturalmente, no puedo garantizártelo absolutamente, puesto que los nombramientos son privativos del gerente. Si resuelves a esta, la cosa no deja de tener su toque de aventura. Sin embargo yo me vine con unos pocos pesos a ver qué me pasaba, y me ha ido muy bien. Resuelve y avísame, bien sea para no esperarte, o para continuar preparándote el terreno. Como ves, no escribo yo tan lindo como tú, pero digo cosas más concretas y de mayor interés y resultado. Cali también es hermoso, pero tu inmortalidad está en Bogotá. Un abrazo de

Jaime

De Jotamario a Jaime en Bogotá

Cali, abril 21 de 1964


Querido Jaime:

Heme aquí nuevamente sobre las baldosas de esta ciudad. Con muchos cuadros para crucificar, con muchos proyectos, con muchos deseos de escribir. En realidad me siento un poco quedando respecto de lo que debería haber hecho. Pero apenas es hora de retomar el timón de mis actos. ¿Crees tú que la felicidad, la plena complacencia sexual elimine nuestra necesidad, nuestra pasión de escribir? Naturalmente que si la una es más poderosa que la otra. Pero entre nos, ¿es escribir para nosotros un deber, una misión ineludible? Te lo digo a ti porque recuerdo que un día escribiste unos párrafos sobre ello que me gustaron mucho, no sé dónde. De todas formas te mando un poema que acabo de terminar. Caminaré por esa ruta. Voy a ponerle unas gotas amargas a mi poesía de relumbrones y humor negro. No te olvides de enviarme para la edición del “aniversario de Dios”3 lo que habíamos convenido. Tal vez en forma de poema lo que tú pienses de la divinidad. O de oración si lo prefieres. Puede ser en pro o en contra. Ni Dios ni yo nos enojaremos. Los cuadros llegaron bien e inauguraré el dos de mayo porque esta semana van los cuadros ganadores del Concurso Croydon. Dame noticias de todo lo que pase con relación a nuestra vida. Definitivamente, ¿mi libro ha muerto en el tranvía ovárico? Escríbeme, escríbeme mi buen Maldoror.

Jotamario

De Jaime a Jotamario en Cali

Bogotá, lunes 10 de mayo de 1965 (9:30 p. m.).

Mi querido J:

Un poco demorado para referirme a tu carta de abril 21 porque he tenido algunos problemas y trabajo en demasía. Pero lo hago hoy con tanto gusto en espera de que me sabrás disculpar.

Te voy a molestar para que me hagas el favor de entregar alguna correspondencia a Ramiro Jaramillo. Guárdale las cartas, que él te reclamará. Y mil gracias por el servicio.

No te envío los párrafos sobre “el aniversario de Dios” porque no he tenido tiempo. Apenas ahora retomo mis actividades, luego de un mes de suspenso. En mi nuevo apartamento estoy trabajando como un monstruo. Dime hasta cuándo tengo plazo de hacerte llegar esas páginas, y cuéntame cómo será la edición. Mi nueva residencia, para cuando vengas a Bogotá, es la siguiente: carrera 1b # 15-09, es un departamento de dos habitaciones (alcoba y estudio) con ventanas y puertas a la calle, completamente independiente. Queda muy central, y al mismo tiempo cerca de los cerros y de un lindo bosque.

Aquí está en todo su furor la polémica sobre el premio de novela. Me extraña que ustedes los de Cali no hayan secundado una protesta tan justificada, pues defender nuestro derecho a escribir es defender nuestra vida. En fin, no se debiliten, protesten todos los días, el Cid está en su Tizona.

Muy agradable y simpática la crónica de Elmo sobre su paso por Praga. Amena y humorística, dominical y confitada. Le mando unas sonrientes felicitaciones.

El Monstruo de los Mangones4 fue devuelto por tres imprentas, que no se atreven a enfrentarse con la ley, la policía, el clero. De modo que, al menos por ahora ha quedado aplazado.

Escríbeme cuando tengas tiempo y cuéntame.

Escribir, te respondo, no es un deber ni una misión ineludible, tú sabes que es un vicio y una falta de plata y de otra cosa qué hacer. Si no es esto es una enfermedad o cualquier cosa mala. Por eso digo que es una monstruosidad, una deformación, algo así. Un ruido en las orejas.

Cordiales saludos de

Jaime

De Jotamario a Jaime en Bogotá

Cali, julio de 1965

X-504 o amigo mío:

Acabo de regresar de Pereira y de afeitarme la barba de años. Anduve con Eduardo y me convencí para siempre de que es un poeta extraordinario, un ser extraordinario. Al abrir mi apartado que era tuyo encuentro tu sorpresa, que es la mía. Muy bravo, bien. Espero que puedas hacer con la Gaceta5 lo que te propones. Por el bien de la literatura y aún por el de nosotros, los que momentáneamente estamos peleados con ella. Pero haz que llegue y nos llegue, y lléganos también que te queremos. En Pereira alguien me mostró “Mama negra”6 y nos pareció bella como una canoa. Te mandaré de mis cosas, algunas. Hoy presenté renuncia de la galería de arte. Espero trabajar en la Librería Nacional ya como subgerente o algo por el estilo, o en El Expreso que comenzará a salir en octubre. Pero también tengo invitaciones al exterior, a diferentes puntos cardinales, en noviembre, en enero, no sé qué hacer, porque necesito una estabilidad económica fuerte, sobre todo para mi familia, que está muy débil. Pero también un viaje al mundo es tentador. Mírame aquí sentado y no tengo siquiera un mapa para mirar la casa de Brigitte Bardot.

Grandes dilemas asaltan mi cuarto en forma de sueños especiales a altas horas de fiebre. ¿Enfría Bogotá? ¿Me podrías publicar las “Palabras al viento radioactivo”7 con la ilustración que le dimos a Eduardo Mendoza Varela de Pedro Alcántara? El 30 de noviembre cumplo 25 años, imagínate, hará cuatro años que fui a tu oficina a confirmarte que tenía mayoría de edad y tú me ofreciste un helado de caramelo. Ahora escribo poco y no bien. Guardo muchos pedacitos de papel en las cajas con poemitas empezados. Y allí se quedan, dulces. Para los bichos papelófagos. En otro tiempo había, qué había, cientos de fieles que cantaban a las ventanas de mi nariz, que se halaban el pelo. Ahora el cielo es otra cosa. Ahora el cielo es caldo de ojo. Y turpiales cantan en otras partes, pero se escucha su cantar en los libros.

Y como escrito estaba

Caeremos en el foso de los perdones y nos consolaremos porque nadie habrá muerto

porque todos somos higos de dios

y enamorados desde lejos de los faraones

Jotamario

De Jotamario a Jaime en Bogotá

Cali, día de la raza esquina con 1965

Querido poeta:

Tú asustas cada vez más, cada vez eres más monstruo, más maravilloso monstruo que nunca. Yo te saludo y te felicito con mi hilera de tetillas supernumerarias. Estoy contento de que existas, de que seas como eres, de que te enfades, de que rías, no sé si te escribí algo a propósito de tu Silva. Ese Silva que te inventaste y que no es más verdadero que el Silva de los otros biocríticos y grafos. Que no es más verdadero pero tampoco más falaz que el Silva que padeció la barba. No me gustó sinceramente la adhesión de Gonzalo, no que estuviera mal escrita, al contrario, es su estilo humour noir que tanto me gusta, sino que lo que quiere dar a entender como idea de fondo es que con tu ensayo nuestra generación rescataba a Silva para nuestra causa, lo rescataba del escombro de los estudiosos, le ponías un blue-jean o un vestido de baño Catalina y lo declarabas apto para ser venerado. No.

Lo siento, no estoy con él.

Ni contigo, si también era tu intención.

Silva está muerto, y no hay más qué hacer con su causa.

Lo de Silva me gustó por lo que decías entre líneas de ti, por la manera como te biografiabas el alma a través de un fantasma romántico. Uno se enamora de pronto de un personaje de las regiones de la muerte, porque a lo mejor caminó como uno, se sentó en un parque en el mismo sitio que uno millones de años después, inventó un árbol, dijo una frase memorable. Y uno se mete dentro de esa persona, a decir de su vida, e investiga en los códices, y es uno mismo quien se encuentra, en las escrituras cuneiformes, en las cuevas de Altamira, en la historia sagrada, en la Enciclopedia Británica, en los textos de estudio.

En cuanto a su suicidio, digamos simplemente con los mil sabios del agro: “El que se sienta capaz de explicar las razones que motivaron al suicida que diga esta boca es mía”.

Y a propósito de la muerte, en la que sí nadas como en el mejor de los mares, acabo de leer en Eco # 65 tu poema de la afrenta. Es de tus cosas estelares. Tú se la llevas ganada a la muerte. Ella no tiene nada qué hacer con nosotros. Recuerdo un bello concepto de la muerte que tenía Gonzalo en uno de sus escritos perdidos. Eso de que estaría muerto cuando fallara a su cita en la esquina de la novia y el mundo ya no oyera el estallar de sus aplausos en el estadio. Nosotros no nos suicidaremos nunca, poeta, nosotros no seremos ganados para la causa de la desesperación. Uno no puede preocuparse porque sucedan cosas terribles en un mundo estúpido. Uno es la mano de obra del universo. Si algo falla en el mundo, lo mejor es buscar esa falla en sí mismo. A lo mejor no es más que un piojo entre tu cabeza.

Volviendo a tu poema, me desazona su último verso. Perdona que me meta en asuntos que casi considero tan míos como tuyos. No puedes liquidar la calidad, el impacto, la penetración de todo el poema con una consideración y pregunta al público (que has sabido mantener a prudente distancia) que, a fuerza de obvia, es manida. He leído varias veces “Afrenta de la muerte” tratando de ver si estoy errado, pero siempre ese último verso me cae como un vaso de agua por la garganta que desvanece el sabor de tan embriagante veneno. No sé si sería mucha molestia pedirte que rescataras de El Tiempo mis “Palabras al viento radioactivo” con el dibujito de Alcántara. De todas maneras quiero enviarte algo especial para ti, algo sensacional a todas luces, inédito, fresco, recién parido, espero que te guste. Eliot me cablegrafió desde la otra vida diciéndome que eso era lo que él quería que alguien le hubiese escrito al morir, que él en mi caso no hubiera podido hacer menos, pero tampoco más, a su muerte. Se llama:

EL SEÑOR T. S. ELIOT HA MUERTO LOS POETAS NADAÍSTAS INVITAN A UN TÉ-CANASTA POR SU ETERNO RETORNO

Una dolorosa gripa de sordos espasmos me aqueja, como casi cada vez que te escribo, mis cartas llenas de bacilos. Bueno, poeta, me voy, mañana vienen a descubrir a América. Recibe el fuerte tosido de mi amistad,

Jotamario

De Jaime a Jotamario en Cali

Bogotá, octubre 14 de 1965 (9:00 p. m.)

Mi querido J:

Acabo de recibir tu carta. Feliz tú que todavía escribes cartas. Y poemas. Escribir cartas como la tuya es agradable y para el que la recibe mucho más. De modo que mil gracias y mi reconocimiento por tu labor. Mejor la carta que el poema, pero el poema también es bueno. Tiene momentos bellísimos. Ágil e ingenioso, desde el árbol de la literatura me haces guiños. Desde abajo te saludo con mi sombrero, y que navegues en el viento.

Me extraña que no te haya gustado el último verso de mi poema. Lamento que ya no me entiendas. Antes te reías con mis versos. Ahora te pones a explorar como cualquier académico. Yo sólo aspiro a que te rías como en la calle 14. Ese es todo el oficio de la literatura. No te pongas trascendente. Ese verso es el mejor del poema y estoy completamente satisfecho con él por lo inesperado que me resultó y lo que tiene de humor. La muerte, tú sabes, es para reírse de ella.

Supe tarde que Elmo estuvo aquí y me gustó, quiero decir que me buscó, pero estoy oyendo una música y se me equivocaron los dedos. Me hubiera gustado hablar con él porque una de sus mejores cosas sale en el próximo número de la Gaceta de Tercer Mundo, que ya se está imprimiendo. Espero que la Gaceta se empiece a vender en Cali. Ustedes se encargarán de eso porque desde este número en adelante es nuestra. Me la han dado prácticamente y pienso hacer algo muy bueno. En este número, aparte de lo de Elmo, con una buena ilustración, aparecen también poemas de Amílcar Osorio y en el número de noviembre incluiré un cuento de Fanny Buitrago y otras cosas nadaístas. Claro que también tengo que incluir cosas serias para la gente aburrida, eso es imprescindible, como las páginas del seminario de Tercer Mundo en Girardot, pero en fin, tú sabes cómo son las cosas. De todos modos ya empezarás a ver en la Gaceta algo nuevo y de nuestro gusto. Espero incluir próximamente cosas tuyas. Mándame todo lo que puedas con tiempo para conseguir las ilustraciones, mándame ilustraciones de Pedro Alcántara, y que Elmo y todos me manden sus páginas. La Gaceta será de todos si la hacemos entre todos con mi entusiasmo. Se está aumentando la circulación considerablemente, diez mil ejemplares. Sólo en Cali va mal la venta pero espero que ahora se mejorará con la intervención de ustedes y con nuestros planes para la difusión de Tercer Mundo en esa ciudad. Quizá viaje pronto allá con ese fin.

Tu libro sale en estos días. Te felicito. Me alegro, eso sí es cosa buena. Le haré propaganda en la Gaceta y en Bogotá.

Ayer vi en la prensa que volvió a aparecer el Monstruo de los Mangones. Salúdamelo y que mi libro sobre él no pudo aparecer por el miedo que le dio a la gente. Qué se va a hacer. Con la Gaceta he comprobado que en este país no existe literatura fuera del nadaísmo. De modo que, ¡adelante!

Jaime

De Jotamario a Jaime en Bogotá

Paraíso perdido en Cali, 1965 (diciembre)

Querido poeta:

Te felicito esta vez mucho más fuertemente por tu nota al aniversario de Silva y te autorizo para que escribas una tercera con este epígrafe. Hoy has dado en el clavo. No tanto por lo que dijiste, por lo que dijimos, sobre Silva, sino por la antología que escogiste. ¿Quién es el extraño poeta de amor y de amor a la muerte que me subleva? ¿El mal aliento de Maldoror le ha mordido en el cuello? Nada importa sobre la forma para juzgar sobre la obra del hombre. Lo que importa en ésta es que se meció como un poeta en las sillas del sexo, que como un poeta decidió suicidarse para no pensar más en la muerte.

Creo que el suicidio está más cercano de la vida que de la muerte o, a lo sumo, a igual distancia. Uno muere porque no quiere. Nunca porque no muere, mi querida Tereza (mi querida Therese, como decía el Marqués de Sade, cofundador del masoquismo).

Es domingo, es la tarde, es la vida.

Oigo música clásica, regular, en un radio. Miro hacia mis paredes, muchos cuadros, bellos cuadros, se terminó mi galería de arte. Renuncié al cargo de la librería, vuelvo a la calle, a la terrible libertad animal, tan importante para el alma. Mis escritos llenan canastos y canastas de tenis. Hay al frente de mi ventana una cancha de ello, y sólo tengo letras para ese paisaje. Pasaré todo en limpio. Tengo que estar preparado. Acabo de aceptar la candidatura al triunfo grande. Vota por mí, poeta, prometo no defraudarte. Elaboraré el próximo 28 de diciembre mi programa de acción. Limpiar al pueblo de poemas. Preparar la hecatombe que se manifestará hasta en los lomos de los jets, bajo la tierra muy profunda. Poeta, pronto, una gran carcajada y destruyamos este estado de cosas.

Tengo ganas de ir a comer. Hasta esa es una bella frase cuando es dicha por un poeta o cuando se tiene dinero para ir. Chopin en el micrófono. Viajes de Gulliver al estrado. Los suplementos en colores. Esto es domingo con el traje desnudo.

La Gaceta de

Tercer Mundo fue bien distribuida en Cali

la vi en todos los puestos de periódicos

respecto a si se haya vendido, no sé.

En la Nacional le hice algo de propaganda.

pongamos en ella nuestras esperanzas.

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Posiblemente resulte en estos días la definitiva de mi viaje a La Habana. Si es así, espero pasar por Bogotá algunos días anticipadamente haciendo una gran “recolecta” pro nadaísta en Europa. ¿Cuento contigo?, ¿con quién más?

Esta semana que quedo desocupado te mandaré cosas mías nuevas. Espero que te gusten.

¿Qué pasa con Gonzalo?, me huele raro.

Nosotros por aquí seguimos felices, más o menos. Vuelve a crecer mi barba peluda.

Te protejan los dioses.

Jotamario

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