Kitabı oku: «La banca que necesitamos»
JOAN RAMON SANCHIS PALACIO
LA BANCA QUE NECESITAMOS
De la crisis bancaria a la banca ética. Una alternativa socialmente responsable
UNIVERSITAT DE VALÈNCIA
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© Joan Ramon Sanchis Palacio
© De la presente edición: Publicacions de la Universitat de València, 2013
Imagen de la cubierta: Theo van Doesburg, Composición aritmética (1930)
Publicacions de la Universitat de València
http://puv.uv.es publicacions@uv.es
Diseño y maquetación: Inmaculada Mesa
ISBN: 978-84-370-9342-0
Edición digital
ÍNDICE
Prólogo
Introducción
1. LA BANCA QUE TENÍAMOS
2. LA BANCA QUE HA CAUSADO LA CRISIS
3. LA BANCA QUE NOS IMPIDE SALIR DE LA CRISIS.
4. OTRA BANCA ES POSIBLE: LA BANCA ÉTICA
5. CONCLUSIóN: LA BANCA QUE NECESITAMOS
Bibliografía
Dedicado a Vanessa, por su fuerte compromiso personal y social
PRÓLOGO
La omnipresencia de la crisis financiera en nuestras vidas tiene un inevitable reflejo en la extraordinaria proliferación de contenidos relacionados con ella en los medios de comunicación. Tertulias, titulares de prensa, artículos de investigación, reportajes... El término «crisis financiera» produce más de nueve millones de resultados en un típico buscador en la Web, el triple que «objetivos de desarrollo del milenio» y el doble que «violencia de género», por poner dos ejemplos de cuestiones que indiscutiblemente afectan a asuntos importantes para muchísimos habitantes de este planeta.
En estos tiempos de comunicación global, en los que cada vez es más cierto que la realidad que no nos es accesible por experiencia directa se nos vuelve cercana por lo que los medios nos cuentan de ella, es importante atender a los mensajes que recibimos y que, de forma muchas veces inadvertida, construyen nuestra percepción y configuran nuestro análisis. Percepción y análisis que, en último término, contribuyen poderosamente a conducir nuestras respuestas y comportamientos. Y cuando de esta crisis se trata, lo primero que podemos observar es que esta sobreabundancia de contenidos tiene un efecto saturador que hace que deje de ser «noticia» para convertirse en un elemento del panorama mediático. Esto es especialmente cierto cuando los contenidos, como ocurre con mucha frecuencia especialmente entre las publicaciones de distinto tipo, se orientan al análisis macroeconómico, que trata de explicar los sucesos que han ocurrido y, en los más audaces, proponer soluciones y anticipar posibles escenarios de futuro.
Este tipo de trabajos, al menos a quien escribe estas líneas, le generan inmediatamente una pregunta: ¿a quién van dirigidos?, ¿quién se supone que es lector al que pueda aportarle un nuevo saber –útil, aplicable- que ayude a mejorar nuestras sociedades? Si algo ha mostrado con suficiencia esta crisis es que las dinámicas de poder y, por lo tanto, los procesos de toma de decisión sobre las grandes cuestiones que ocurren en la escala macroeconómica, están muy alejados no solo de nuestro quehacer diario, sino incluso de las capacidades reales de las estructuras de gobierno en los diferentes niveles de la administración de las cuestiones públicas, esas que nos afectan en último término (y bien que nos afectan, como estamos experimentando cada día) a todas las personas. Sumergidos en indicadores macroeconómicos e instituciones globales, la primera sensación que produce en la gran mayoría de la ciudadanía esta línea de comunicación es de impotencia. Una aceptación de nuestra condición de sujetos pasivos que puede llevar, en aquellos que intentan rebelarse contra la deshumanización que implica este rol, a la respuesta indignada, como primera muestra de que no queremos aceptar este modelo de ciudadanía indefensa, abandonada por las instituciones creadas para velar por los bienes comunes.
Por todo esto, creo que la perspectiva utilizada en este trabajo es especialmente atinada, al alejarse claramente no solo de la estrechez que impone un análisis estrictamente macroeconómico que no solo mantiene una aspiración científica tozudamente contestada a lo largo de toda la historia del pensamiento económico, sino que ignora en muchos casos los evidentes intereses concretos que han venido condicionando y condicionan cada día su evolución. Al incorporar en ese análisis diferentes dinámicas, con agentes mucho más concretos, que se han venido produciendo en escalas mucho más cercanas a nuestra experiencia directa, el desarrollo de los contenidos nos enfrenta a cuestiones directamente relacionadas con nuestro quehacer diario. Partiendo de este análisis, creo que la principal virtud este trabajo es que su lectura sienta las bases para un rescate de la responsabilidad no solo retrospectiva (por aquello que ha venido ocurriendo), sino también prospectiva, esa responsabilidad que fertiliza el compromiso de aquellas personas y organizaciones que, indefensas e indignadas, se preguntan cada día por aquellos campos de actuación posibles para el ejercicio de una ciudadanía responsable ante el escenario social generado a raíz de esta crisis.
Creo que resulta especialmente interesante la opción por partir en el desarrollo de los contenidos del origen de la intermediación bancaria y recordar su orientación al bien social y su estrecha vinculación con el desarrollo comunitario y la cooperación entre personas y organizaciones. Reflexionar sobre estas cuestiones nos ofrece la primera pista para una posible regeneración del quehacer financiero y nos coloca, tras un necesario recorrido por los factores y agentes que han conducido a esta crisis y por sus consecuencias en nuestras vidas reales, ante un capítulo final que suele estar significativamente ausente en la mayor parte de los trabajos sobre la crisis: ¿existen alternativas promovidas por la ciudadanía organizada que puedan plantear gérmenes de transformación del lugar y valor de la intermediación financiera en nuestras sociedades?
Es importante resaltar que afrontar el problema de las alternativas requiere de un análisis de su naturaleza y posibilidades reales, y este trabajo creo que lo hace con acierto, asentando dicho análisis en el estudio del devenir histórico de las diferentes alternativas que se han ido generando. El mero hecho de poner de relieve que las alternativas existen y se llevan desarrollando desde hace muchos años en todo el mundo es ya extraordinariamente valioso y ofrece al lector inquieto la posibilidad de continuar un camino de acercamiento que puede conducir a su vez a que participe en reforzarlas y hacer crecer sus posibilidades como alternativa. El panorama ofrecido muestra un universo de gran valor simbólico, que ayuda a rechazar la sentencia sobre la inevitabilidad del actual estado de cosas. No olvidemos que el sistema financiero, y el conjunto del sistema económico, es también un nicho cultural que nos construye de una determinada manera y condiciona, como decíamos antes, nuestros análisis y respuestas. Saber que hay otras formas de hacer las cosas en la esfera financiera, y que es importante afrontar este reto colectivamente, es un valor indiscutible de este trabajo.
Un libro que, en definitiva, nos acompaña eficazmente en esa ardua tarea, hoy más urgente que nunca, de hacernos cargo de lo que está ocurriendo en la esfera económica, y nos recuerda que la acción colectiva orientada al bien común supone un reto que supera nuestra condición de meros consumidores para ofrecernos un camino de construcción activa de nuevas alternativas en las que, como se apunta ya desde las primeras líneas del contenido, la acción colectiva basada en la cooperación encierra una de las principales claves para su consolidación.
PERU SASIA
Presidente de FIARE-España
INTRODUCTIÓN
Las entidades que conforman el Sistema Bancario Español, esto es, los bancos comerciales, las cajas de ahorros y las cooperativas de crédito, están viviendo un proceso intenso y profundo de transformación dentro del contexto de una intensa crisis económica y social. Pero estos cambios que se están produciendo en las entidades bancarias españolas no son neutrales ni afectan de manera limitada y exclusiva a este sector, sino que sus efectos han sido determinantes en el desencadenamiento de la crisis de la economía real, están repercutiendo negativamente en la salida de la crisis e incluso han obligado al Gobierno español a solicitar a la Unión Europea un rescate bancario por un importe máximo de 100.000 millones de euros.
El saneamiento de la banca española está suponiendo un aumento considerable de la deuda pública española, de aproximadamente tres puntos del Producto Interior Bruto (PIB), lo que produce una pérdida significativa en el poder adquisitivo de los ciudadanos, en la medida en que se van aplicando nuevas medidas de ajuste como la reducción de los salarios, las pensiones y los subsidios de desempleo, el aumento de los impuestos sobre el consumo (IVA) y sobre las rentas del trabajo (IRPF) y nuevos recortes en los servicios públicos (servicios sociales, de sanidad y de educación).
La metamorfosis que ha ido sufriendo la banca española se ha desarrollado en el marco de un modelo productivo basado en el crecimiento desmesurado del sector de la construcción, en la generación de empleo de baja calidad (puestos de trabajo de baja cualificación) y gran inestabilidad (peso desproporcionado de los contratos temporales) y en una política industrial basada en la búsqueda de la competitividad a través de la reducción de costes y, como consecuencia de ello, con una escasa diferenciación de los bienes y servicios (poco diseño, mala imagen y un mínimo esfuerzo inversor en Investigación, Desarrollo e Innovación I + D + i). Lo que ha disparado las inversiones especuladoras en activos financieros de alto riesgo, que durante un tiempo se han traducido en la obtención de dinero fácil y rápido, pero que a la larga se han convertido en activos tóxicos de muy bajo o nulo valor económico, los cuales, unido a la mala gestión y a la injerencia de determinados políticos a través de prácticas corruptas, han provocado la bancarrota de bancos relevantes como Bankia.
La banca española ha sido objeto de numerosos trabajos de investigación y existe una amplia literatura sobre ella en relación con su evolución, protagonismo y relevancia en el crecimiento económico. Incluso se han publicado destacados trabajos sobre el papel de determinados banqueros. Sin embargo, el enfoque que se les ha dado a todas estas investigaciones y publicaciones ha sido principalmente de tipo empresarial, insistiendo en el estudio de la rentabilidad y eficiencia económicas y en el análisis sobre la necesidad de los procesos de liberalización, desregulación y concentración del sector. Se ha tratado, por tanto, de dar una imagen de la banca inspirada en su gran capacidad para generar beneficios económicos y para competir con éxito empresarial en los mercados internacionales, reforzada por los procesos de fusiones llevados a cabo con la finalidad de incrementar su tamaño empresarial.
Así, durante muchos años, las noticias de la prensa económica se han centrado en señalar los récords de beneficios económicos obtenidos año tras año por parte de los grandes bancos españoles, así como su fuerte actividad internacional desarrollada en gran medida en países latinoamericanos.
En cambio, la banca española también ha jugado, históricamente, un papel destacado en la labor de apoyo y fomento a las acciones y proyectos sociales a través de la obra social de las cajas de ahorros y el carácter mutualista de las cooperativas de crédito y cajas rurales. Desde sus orígenes, y durante varias décadas, estas entidades bancarias han contribuido, con sus políticas de expansión del ahorro y el crédito, al crecimiento socioeconómico de las comunidades locales urbanas y rurales, favoreciendo estrategias de financiación de ámbito local dirigidas a las familias y a las micro, pequeñas y medianas empresas.
Precisamente, esta labor de responsabilidad social de las entidades bancarias es la que está en peligro de desaparición en estos momentos. Las fusiones, reales y virtuales, que se están produciendo en las cajas de ahorros y las cooperativas de crédito debido a las reformas del sistema financiero acometidas recientemente, están debilitando de manera constante pero ininterrumpida, el carácter social de estas entidades, a la vez que están destapando diversos escándalos de corrupción, malversación de fondos, prácticas fraudulentas y mala gestión en general en la banca española.
Pero aunque una parte importante de la banca tradicional socialmente responsable, o ha desaparecido o está en proceso de desaparición, también está surgiendo una nueva banca, la llamada banca ética, que como un pequeño oasis en medio del desierto, significa un respiro para la sociedad civil. La banca ética supone una bocanada de aire fresco dentro del fétido sistema bancario español, que nos permite albergar un mínimo de esperanza; y mientras hay esperanza, hay vida.
La función de la banca ética es la de captar el ahorro de los ciudadanos más comprometidos socialmente, de aquellos que están hartos de ver cómo los bancos destinan su dinero a fines, si no ilegales si al menos poco éticos, para ofrecer financiación al desarrollo de proyectos sociales, educativos y ecológicos, en unas condiciones más justas. Se trata, por tanto, de hacer una banca totalmente distinta basada en los principios de la transparencia, la responsabilidad y servicio a la sociedad, donde lo más importante no es hacer dinero sino qué se hace con el dinero.
El presente libro tiene como objetivo realizar una reflexión crítica sobre la evolución que ha seguido la banca en España y, sobre todo, sobre el papel que ésta ha desempeñado en el desencadenamiento y profundización de la actual crisis económica que vive la sociedad española. También se pretende hacer una reflexión sobre el futuro de la banca, poniendo el énfasis en las posibilidades de desarrollo de la banca ética, como modelo económico socialmente responsable alternativo al modelo de banca convencional y especuladora.
Las crisis han de servir para aprender de los errores, identificándolos, aceptándolos y, sobre todo, tomando las medidas oportunas para que no se vuelvan a producir. De lo contrario, una crisis se convierte en una estafa, en un engaño para la sociedad. Los problemas surgidos en la banca española no pueden ser la excusa para desmantelar el Estado del Bienestar, no pueden ser utilizados para recortar los servicios sociales, educativos y sanitarios alcanzados tras muchos años de sacrificios y esfuerzos. La banca y sus gestores han de estar al servicio de la sociedad, de las empresas y de los ciudadanos y no al revés. No es ético sanear un banco en bancarrota con dinero público a la vez que se recortan los servicios básicos de los ciudadanos, mientras que los responsables de la bancarrota de dicho banco se marchan de rositas y con indemnizaciones millonarias.
La sociedad ha de exigir responsabilidades a los causantes de la crisis, pero sobre todo, hemos de cambiar nuestros hábitos de consumo convirtiéndonos en consumidores responsables. Y eso pasa por depositar nuestros ahorros en bancos éticos, en bancos que revierten nuestro dinero en proyectos sociales y no en actividades fraudulentas y opacas. Es el momento del cambio como consumidores. En este sentido, este libro no solo proporciona información sobre lo que ha pasado con la banca en España, sino que también es un alegato en favor del consumo financiero responsable y en favor de la banca ética.
Las reflexiones que se exponen aquí son el resultado de más de 20 años dedicado al estudio de las entidades bancarias desde una doble perspectiva, estratégica y social, y desde un doble ámbito profesional: como profesor universitario y como consultor externo de empresas. Pretenden ser el resultado de una observación crítica desde fuera del sector, y donde se combinan la doble faceta de profesional relacionado con el mundo de las finanzas y de cliente bancario.
El libro se ha estructurado en cinco capítulos diferentes, además de la presente introducción. En el capítulo 1 se presenta una reflexión sobre los orígenes y la evolución histórica que ha seguido la banca en España y en especial la actividad que ésta ha desempeñado durante la década de los años setenta y parte de los ochenta del siglo XX. La existencia de una banca pública sólida al servicio de las necesidades financieras de los distintos sectores económicos del país y de una parte destacada del sistema financiero privado que ha dirigido parte de su actividad bancaria al desarrollo de proyectos sociales (crédito cooperativo mutualista y cajas de ahorros asentadas en el pequeño ahorrador), son las características más destacadas de esta etapa.
En el capítulo 2 se analizan las causas que producen la crisis financiera tras el verano del año 2007 y, sobre todo, el papel que juega la banca española en los inicios de la crisis económica a partir del 2008. Una banca sometida o aliada con determinados poderes políticos anclados en la corrupción especulativa y dispuesta a prestar grandes sumas de capital a grupos promotores inmobiliarios mal gestionados es el elemento determinante de esta fase. El proceso de descomposición de la banca comienza con la privatización y desaparición de la banca pública y con la bancarización de aquellas entidades de crédito que durante varias décadas se habían dedicado a financiar a los pequeños ahorradores y empresas, esto es, las cajas de ahorros y las cooperativas de crédito. Pero el momento clave se produce cuando las entidades bancarias se dedican de manera desenfrenada al negocio del ladrillo, generando una burbuja inmobiliaria que con su estallido marca el comienzo de la crisis financiera y económica actual. El proceso de reestructuración que se ha llevado a cabo sobre la banca tras el comienzo de la crisis ha agudizado aún más la situación.
En el capítulo 3, el estudio se centra en la situación actual de la banca española y en cómo la intervención y saneamiento de algunas de estas entidades a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria FROB (creado por Real Decreto-Ley 9/2009 de 26 de junio) está impidiendo la salida de la crisis y nos ha llevado incluso a la necesidad de un rescate de la economía española en junio del 2012 por parte de la Unión Europea. En este capítulo se analizan las principales consecuencias producidas por la crisis bancaria sobre los ciudadanos: el estrangulamiento financiero de los trabajadores autónomos y las pequeñas y medianas empresas y en muchos casos su desaparición, los efectos perniciosos producidos en los pequeños ahorradores y accionistas de los bancos, en sus clientes y en sus empleados y el considerable aumento de la deuda pública como consecuencia de los miles de millones de euros inyectados a la banca para sanear sus activos tóxicos inmobiliarios.
El capítulo 4 pretende ofrecer unas dosis de optimismo dentro de un escenario realmente complejo, al analizar la existencia de una banca alternativa basada en los principios de la ética y la transparencia. En este capítulo se presentan las principales características que definen la banca ética a partir de sus orígenes y se ofrece información sobre distintos casos de bancos éticos que operan en España. A lo largo del capítulo se analizan los diferentes aspectos clave en el desarrollo de una banca alternativa centrada en la solidaridad, la transparencia y la sostenibilidad de sus acciones. Con ello se pretende demostrar que es posible una banca diferente a la que hemos tenido hasta ahora y que nos mantiene sumidos en una crisis económica sin fondo.
Por último, el capítulo 5 ofrece una conclusión final sobre cuál puede ser la banca del futuro y también sobre cuál pensamos que debería ser. Ante un sistema bancario que nos aboca a los abismos de la crisis, la situación actual puede ser una oportunidad para replantearnos cómo pensamos que deberían ser nuestras entidades bancarias: ¿es necesario una banca pública como la que tuvimos durante las últimas décadas del siglo XX o simplemente debemos nacionalizar los bancos privados en crisis para posteriormente volver a privatizarlos y así socializar sus pérdidas? ¿Se debería mantener la estructura actual de las cajas de ahorros y conservar así su Obra social o por el contrario están tan politizadas que deberían transformarse en bancos privados? ¿Hace falta mantener una banca especializada y segmentada pero de pequeño tamaño dispuesta a financiar en condiciones especiales sectores como el agrario o el de la pequeña y mediana industria o por el contrario hemos de consolidar un sistema financiero constituido por pocas entidades bancarias de gran dimensión? Estas y otras preguntas clave más hemos de formularnos para poder reflexionar sobre la banca del futuro y sobre todo hemos de respondernos para decidir sobre cuál es el sistema financiero hacia el que queremos ir.
No quisiera finalizar esta introducción sin mostrar mi agradecimiento a quienes de manera desinteresada me han ayudado en la elaboración del libro. Por una parte, a mis compañeros y compañeras del Instituto de Investigación en Economía Social y Cooperativa IUDESCOOP de la Universitat de València, los cuales comparten conmigo el interés por la banca ética y la necesidad de cambio en el sistema bancario. Por otra parte, a los y las profesionales que desempeñan su trabajo dentro de diferentes entidades e instituciones directa e indirectamente relacionadas con la banca ética, como la Fundación Nova Feina, la Fundación Novaterra, FIARE-España yTriodos Bank, entre otros. Y por último, quisiera mostrar un agradecimiento especial a Manuel Peris, por el inestimable apoyo que me ha prestado en la publicación del libro.