Kitabı oku: «Medellín»
Medellín
Urbanismo y sociedad
JORGE PÉREZ JARAMILLO
Título:
Medellín. Urbanismo y sociedad
© Jorge Pérez Jaramillo, 2019
De esta edición:
© Turner Publicaciones SL, 2019
Diego de León, 30
28006 Madrid
Primera edición: julio de 2019
Diseño de la colección:
Enric Satué
Ilustración de cubierta:
Jorge Pérez Jaramillo
Fotografías:
© Pepe Navarro
Reservados todos los derechos en lengua castellana. No está permitida la reproducción total ni parcial de esta obra, ni su tratamiento o transmisión por ningún medio o método sin la autorización por escrito de la editorial
ISBN: 978-84-17866-09-9
eISBN: 978-84-17866-31-0
DL: M-24478-2019
Impreso en España
La editorial agradece todos los comentarios y observaciones:
turner@turnerlibros.com
ÍNDICE
Agradecimientos
prefacio. La transformación de medellín: una sinfonía
i introducción
ii La crisis como oportunidad
iii Una tradición de planificación
iv Laboratorio social. Diálogo colectivo y cohesión ciudadana
v Avances de la economía
vi Las facultades: laboratorio de arquitectura y urbanismo
vii Los concursos de arquitectura y urbanismo, piezas de la ciudad
viii El proyecto ciudad
ix Gestión pública para fortalecer la gobernabilidad
x La planeación colectiva a largo plazo
xi La consolidación del cambio
xii El sector de la construcción, una historia compleja
xiii Una nueva etapa del Plan de Ordenamiento Territorial 2014
xiv Un modelo de ocupación territorial para la transformación estratégica
xv La ciudad que se reconcilia con el río
xvi Inspiración global
xvii Grandes retos que prevalecen
xviii Algunas conclusiones
xix Reflexiones a partir de Medellín como proyecto ciudadano
xx Algunos proyectos emblemáticos de urbanismo y arquitectura
Bibliografía
Recursos electrónicos
Listado de siglas
Agradecimientos
Escribir este libro ha sido una oportunidad feliz para revisar muchos aspectos de mi vida en Medellín, y especialmente para recordar a aquellas personas que han forjado buena parte de una vida privilegiada y rica en oportunidades, a quienes amo y agradezco profundamente.
Debo un homenaje a mis padres Carlos y Mamanena, a Tomás y Lili, a mis hermanas María Adelaida y Ángela y a mi familia.
Este libro ha tenido el apoyo invaluable de Isabel Garcés en su concepción y desarrollo y de Pepe Navarro con sus amorosas fotografías. Gracias al compromiso y apoyo académico de Felipe Hernández y Jason Corburn, a la lectura generosa de María Cristina Restrepo, Richard Hopper, Gildardo Lotero, Martha Arias y a Sergio Bustamante y Aníbal Gaviria por la oportunidad de trabajar por Medellín y soñar con el territorio. Gratitud especial merecen mis maestros José María Berrío, Eduardo Monzón, Carmencita Escobar, Darío Múnera, Augusto González, Carlos Julio Calle, Carlos Mesa, Rogelio Salmona, Lorenzo Fonseca, Alberto Saldarriaga, Francisco Sanín, Giovanna Spera, Juan Manuel Peláez, Luisa Fernanda Gutiérrez Maya, Orlando García, y también los estudiantes, profesores y personas con quienes compartimos una vida en Medellín y otros lugares y muchas otras personas que han sido generosas e inspiradoras. No hay suficiente espacio para todos los reconocimientos merecidos. Gracias.
prefacio
La transformación de Medellín: una sinfonía
¿Cómo es posible entender la transformación de una ciudad antes consumida por la violencia y ahora renovada por la esperanza y la prosperidad? Esta es una pregunta esencial y universal en virtud de que la sobrevivencia en el planeta cada vez depende más de la planeación urbana y la sustentabilidad. Se ha denominado el siglo xxi como “el siglo de la ciudad”. Hoy más que nunca, más personas viven en las ciudades y, según las Naciones Unidas, la cifra incrementará en los próximos cincuenta años. Los habitantes urbanos tomarán las decisiones sobre el cambio climático, la migración, los conflictos sociales, la seguridad alimentaria, la prosperidad económica, la inclusión social y otros temas cruciales.
No olvidemos que también se consideró que la urbanización definió los siglos xix y xx. Por ejemplo, el auge de la industrialización y la migración distinguió las ciudades del siglo xix. En estas había agua, sistemas sanitarios, condiciones vitales superiores y políticas públicas y laborales que mejoraron la vida de muchos y redujeron las enfermedades. Aunque también es necesario recordar que ni las ciudades ni la urbanización por sí solas cambiaron las condiciones de vida; los habitantes se organizaron y conformaron sólidos movimientos sociales. En el siglo xix esta nueva sociedad civil y las instituciones y los gestores urbanos crearon e instrumentaron los cambios que alterarían el planeta. Por tanto, los residentes –los desfavorecidos, los migrantes, las mujeres, los obreros, etcétera– fomentaron la innovación urbana y crearon las condiciones gracias a las cuales las ciudades se volvieron habitables tal como las conocemos ahora.
En este magnífico libro, Jorge Pérez Jaramillo nos recuerda, mediante términos claros y a partir de su propia experiencia, que las personas y las instituciones aún son fundamentales para la transformación urbana. La historia de la restauración de Medellín es primordialmente sobre sus residentes, quienes se organizaron para hacerle frente a la crisis de la violencia y otros problemas. Estos residentes, de muchas clases sociales, han compartido el objetivo de mejorar la calidad de vida. Al igual que los innovadores urbanos del siglo xix, los responsables de la transformación de Medellín han sido arquitectos, urbanistas y empresarios jóvenes, pero también madres, alcaldes y defensores de la paz.
La restauración de Medellín es uno de los relatos más importantes que se contará en el contexto de la supervivencia planetaria en el siglo xxi. Este libro es y seguirá siendo una lectura obligada para todos porque captura los procesos necesarios para restaurar una ciudad y resolver muchos problemas que nos aquejan hoy: inclusión social, democracia, sustentabilidad ecológica y bienestar de las poblaciones. Medellín es la ciudad modelo, más allá de los cambios que muchos han reconocido como sus innovaciones principales, como el Metrocable y otras modificaciones físicas.
Lo que Jorge Pérez Jaramillo revela en estas páginas es que los procesos subyacentes de participación, las dificultades para dialogar y la formación de coaliciones –lo que define como ciudadanía urbana– es clave para entender las fuerzas responsables de la transformación de Medellín. Un mensaje fundamental de este libro para comprender el cambio urbano en todo el mundo es que la gente y los procesos son igual de importantes, o más, que el cambio físico. Los urbanistas, arquitectos, gestores, líderes y organizaciones civiles de Medellín innovaron creando procesos para la toma de decisiones. Quizá esto resultó incluso más decisivo que sus premiados parques, bibliotecas, sistemas de transporte, restauraciones ecológicas y centros comunitarios en barrios marginados.
La renovación de cualquier ciudad, incluso Medellín, nunca está completa. El principio clave del urbanismo es que el cambio es constante. Y la construcción de una ciudad se centra en cómo las instituciones y las organizaciones se adaptan y gestionan los nuevos retos. Es lo que Jorge Pérez narra con detalle y, como participante y observador, ofrece sus reflexiones al respecto. En el caso de una transformación urbana, no es frecuente tener esta perspectiva de primera mano, sobre todo una que despeje los mitos que tanto se han difundido. Lo que surge de los siguientes capítulos es un conjunto de principios para la restauración urbana —de hecho, social— que todos debemos atender.
Este libro se publica cuando Medellín ya ha capturado la atención del mundo entero por ser una ciudad premiada. Lo crucial es que los premios rara vez reflexionan sobre el cómo y el por qué detrás del qué, o sobre los procesos detrás de los cambios físicos. Terminé la lectura de este libro con la certeza de que Jorge Pérez Jaramillo no solo ha descrito las historias de la restauración, sino un relato de una “sinfonía urbana” que nos muestra cómo crear música hermosa con distintos instrumentos y actores. La sinfonía de Medellín tuvo a sus directores espectaculares y sus talentosísimos practicantes de distintos sectores. Aunque no siempre resultó fácil, se reunieron para crear música hermosa y coherente. El autor nos recuerda que es preciso tener en cuenta a todos los miembros de la orquesta para comprender a fondo el sonido, el proceso detrás de la música o la transformación en curso de Medellín. Hagamos una pausa para escucharla.
Jason Corburn
Profesor de Urbanismo y Salud Pública, Universidad de California, Berkeley
i
introducción
El desarrollo territorial y urbanístico de Medellín a lo largo del siglo anterior, especialmente durante las décadas recientes, evidencia cómo ha sido posible asumir circunstancias complejísimas y conflictivas. Dicho proceso parte de la construcción colectiva de formas de planeación e intervención sobre la ciudad, avanzando de manera consistente hacia una sociedad que promueva una urbanización incluyente y fomente la convivencia y la vida pública como dos de sus condiciones esenciales.
En el contexto de formación de una nueva democracia municipal, el caso Medellín ejemplifica experiencias de planeación y gestión urbana, social y territorial, que han evolucionado para construir un proyecto ciudadano a largo plazo basado en acuerdos sociales y cívicos, los cuales han permitido acordar una visión y dar continuidad en políticas con miras a obtener resultados transformadores de la vida pública.
Medellín representa y sintetiza una amplia gama de preguntas globales de la sociedad contemporánea sobre la urbanización. Por un lado, es una ciudad joven con una rápida y extrema expansión, desarrollada prácticamente en un siglo, mayoritariamente a partir de dinámicas informales derivadas de la inmigración desde el campo; por otro lado, es una sociedad gobernada desde la presidencia de la república, con sede en Bogotá, bajo una perspectiva unitaria altamente centralizada, inconsciente de la diversidad regional, sin democracia local y con estructuras políticas elitistas y clientelistas; una república que históricamente ha sido gobernada con mínima consideración por las particularidades sociales de las regiones, en especial en las periferias de la ciudad tradicional. Dicho contexto derivó gradualmente en diversos conflictos sociales y territoriales.
Explorar aspectos asociados con la evolución de Medellín es pertinente para comprender su complejidad y la densidad del proceso seguido por la sociedad en las últimas décadas, el cual representa una experimentación de gran riqueza, poco analizada con la profundidad que merece. Con frecuencia dicho proceso ha sido simplificado y caricaturizado. Buena parte del relato instalado en muchos escenarios sobre la historia reciente de la ciudad obedece a la mirada parcial sobre algunos de sus aspectos, a menudo pareciera que es una especie de cuento de superhéroes en el que aparecen villanos, como Pablo Escobar, y salvadores mesiánicos que cambiaron nuestra realidad. Es notable que incluso se ha llegado a hablar del “milagro Medellín” (Maclean, 2015), como si la ciudad fuera resultado casual y coyuntural de alguna acción heroica o hubiera ocurrido algo único y particular en su evolución.
Precisamente me ocuparé de ilustrar cómo construimos un camino de resiliencia y democracia desde la crisis. Propongo mirar a Medellín como un laboratorio territorial y social rico en experimentos, entendiendo este concepto como la acción sistemática llevada a cabo por diferentes sectores y grupos con el propósito de buscar soluciones, crear proyectos y, en general, reaccionar frente a un panorama inviable. En esta travesía no se ha obedecido a ninguna fórmula, no se ha respondido a los lineamientos de ningún líder en particular y no se ha pretendido ejercer un control diferente a la autorregulación ciudadana, resultado de la experimentación comunitaria persistente, con muchos hallazgos y un amplio rango de interrogantes no resueltos. En esta perspectiva la ciudad es vista como el resultado de un proceso social de varias décadas, cuya evolución se basa en la construcción democrática y colectiva.
El presente texto está escrito desde la memoria. Representa experiencias de lo que viví, lo que vi, lo que padecimos y ha quedado inscrito en nuestra historia y en el corazón; sobre todo, está narrado a partir de lo que construimos como sociedad para superar una de las mayores crisis que ciudad alguna haya vivido en el mundo moderno. He escrito confrontando algunas ideas de otras personas, leyendo otras visiones, planteándome preguntas y aventurando algunas respuestas. Asumo el riesgo y la dificultad que implica la cercanía con los hechos, así como las emociones que la realidad nos genera. La subjetividad y la emotividad están presentes de manera inevitable y, sin duda, este texto también es un reto personal en un debate abierto que considero necesario profundizar. Mi compromiso es contribuir al análisis y a la comprensión de muchos asuntos de esta ciudad que no han sido revisados críticamente.
Este libro se ocupa de un proceso que empieza a volverse una historia desconocida, pues el tiempo va dejando atrás muchos datos y hechos importantes, al igual que deja atrás las historias de varias generaciones de ciudadanos. Analizo muchos mitos y, como dije antes, abordo la caricaturización vigente sobre lo que hemos logrado; presento diversas preguntas que aún no encuentran respuesta y describo verdaderos logros de una sociedad, a menudo incapaz de reconocerse en su realidad y sus errores. Al mirar a Medellín aspiro a contribuir para que los diversos asuntos tratados dejen un saldo de aprendizaje, aportando elementos para una valoración más precisa sobre las cuestiones planteadas. Esto es importante, pues buena parte de los elementos que configuraron nuestra crisis aún prevalecen; todavía tenemos factores complejos de pobreza e inequidad, prevalencia de ilegalidad y crimen organizado que generan violencia y muerte, conflictos territoriales y ambientales, dificultades diversas para nuestra sostenibilidad y una economía en general muy frágil. En fin, somos un territorio que requiere volver a preguntarse algunas cosas, retomar el diálogo social y reemprender el camino de trabajo articulado y persistente, a través del cual ha sido posible construir sobre el dolor y la desesperanza. Aprender de nosotros mismos es urgente.
Medellín ha sido desde siempre una ciudad de amor y pasión, una sociedad que emergió luchando y superando barreras. Unas veces territoriales y geográficas; otras de carácter social, religioso, cultural, político y económico. Es un escenario diverso y rico en ideas, con gente muy dedicada al trabajo. Contradicciones de una sociedad que vive entre el amor por la cultura y el pensamiento, con señas profundas de solidaridad en medio de gran inequidad, así como una pasión por los negocios y el comercio, gran pragmatismo e inusitado afán por el dinero son señas de identidad que nos caracterizan. Los antioqueños (“paisas”, según muchos) formamos parte de una región liderada por extraordinarios humanistas e intelectuales, con la ambición de encontrar caminos renovadores y ampliar nuestras visiones, y al mismo tiempo por líderes dogmáticos, atados a tradiciones religiosas, políticas y a una supuesta historia aristocrática que es más ficticia que verdadera, pues en realidad se trata de una élite de comerciantes y negociantes hábiles y ambiciosos, campesinos, ganaderos y mineros con destrezas extremas para dominar territorios difíciles, que se suma a los grupos criminales con una creatividad y capacidades ilimitadas para consolidar sus negocios incluso en mercados internacionales. Somos millones de seres humanos que configuramos nuestra peculiar sociedad, contradictoria e inspiradora (Restrepo, 2009).
La atención mundial sobre la experiencia de la ciudad, expresada mediante premios, investigaciones y diversas valoraciones, evidencia que Medellín es un proyecto experimental muy rico, que inspira una reflexión amplia sobre los retos que onu Hábitat ha llamado la Nueva Agenda Urbana1 frente a la urbanización global.
En las décadas recientes, pocos casos como el nuestro representan la construcción de un camino de planeación y desarrollo democrático y cívico para enfrentar una crisis. La peor etapa de la ciudad, a finales de los ochenta, coincidió con el surgimiento de la democracia local (1987) y la gradual descentralización del Estado colombiano, que derivó en la primera elección de alcaldes, en 1988. Este momento de nuestra historia fue complementado con la adopción de la nueva Constitución Política, en 1991, y sobre todo con una fase de diálogo social y colectivo, que por primera vez nos permitió reconocernos en nuestra complejidad, acordar prioridades y gestar una ciudadanía mediante valores cívicos y democráticos, de manera incompleta e imperfecta, pero también de forma plural e intensa.
[…] la asamblea no reformó la carta, sino que expidió una nueva Constitución que buscó fortalecer el respeto a los derechos humanos, la capacidad de representación de las instituciones políticas, la posibilidad de autogobierno local. Colombia sería ahora una democracia real, con un Senado elegido en forma que garantizara la representación proporcional de los partidos más pequeños, con alcaldes y gobernadores electivos, con una carta de derechos políticos, económicos y sociales [...].
La Constitución de 1991 creó grandes esperanzas, en parte confirmadas y en parte incumplidas.
La descentralización que adoptó estuvo acompañada, para dar autonomía real a los municipios y departamentos, de la cesión de grandes recursos [...].
Mientras que gobiernos locales modernos y responsables, solo se lograron donde, como en algunas grandes ciudades, los conflictos armados no perturbaban tanto la política (Melo, 2017).
Tras varias décadas de extremas dificultades que significaron aislamiento, empobrecimiento, miedo y terror, Medellín forjó acuerdos estratégicos a largo plazo y desarrolló diversos proyectos catalíticos, como un camino inspirador que ahora cuenta con probados resultados e indicadores que representan un cambio profundo, el cual, más allá de la promoción y el marketing, sustenta en la realidad su valoración a nivel global.
Entre los reconocimientos más notorios recibidos por la ciudad en los últimos años, el Lee Kuan Yew World City Prize 2015-20162 tiene un extraordinario significado. Mediante un método comparado e independiente, un jurado del más alto nivel evaluó indicadores y soportes técnicos diversos, visitó la ciudad y analizó su historia reciente, lo cual muestra que no se premiaron percepciones, sino evidencias. Medellín ya había sido distinguida con una mención especial en la edición 2014 de este premio, reconocido por muchos como el “Nobel de las ciudades”. El galardón constituyó un momento culminante del reposicionamiento global y sin duda el de mayor trascendencia recibido hasta ahora. Igualmente fue notable haber sido elegida Ciudad más Innovadora en 2013 (uli, wsj y citi) y ciudad sede del séptimo Foro Urbano Mundial de onu Hábitat (abril de 2014), en un momento de inmenso debate global sobre la dinámica urbana, lo cual brindó la oportunidad a la ciudad para compartir sus experiencias y aprendizajes, plantear retos y agendas de futuro.
El interés global sobre Medellín se justifica si entendemos la magnitud del reto que el mundo enfrenta ante la creciente urbanización, con sus respectivos conflictos, y el calentamiento global, en un contexto de muy difíciles interrogantes derivadas de la pobreza y la inequidad, y en busca de construir un planeta viable hacia el futuro. Pocos casos son tan inspiradores para las ciudades del mundo como Medellín (Jurado del Premio Lee Kuan Yew World 2016).