Kitabı oku: «Introducción a la Comunicación NoViolenta», sayfa 2
La Base
“Locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener diferentes resultados”
Albert Einstein
Los mapas y principios que vamos a explorar en este libro vienen de varias fuentes, principalmente de un enfoque de la comunicación del que he hablado antes, la Comunicación NoViolenta creado por Marshall Rosenberg, y las Técnicas de Thomas Gordon (PET, FET, LET). Ambos autores fueron discípulos de Carl Rogers, iniciador junto a Abraham Maslow del enfoque humanista en psicología
El primer mapa que vamos a explorar y que es la base de todo el sistema nos va a ayudar a tener más claridad con respecto a lo que significan para nosotros los comportamientos de los otros y los propios, y lo que significan los acontecimientos y situaciones de nuestra vida. Esto nos ayudará a tomar mejores decisiones y a llevar a cabo acciones más eficaces y que estén en armonía con nuestras necesidades y valores.
Como podemos ver, este mapa muestra 5 áreas. Estas cinco áreas representan espacios dentro de nosotros hacia los que podemos dirigir nuestra atención. Estas áreas están activas dentro de nosotros todo el tiempo y, por lo general, solo somos parcialmente conscientes de ellas y, cuando las reconocemos, lo hacemos intuitivamente.
El mapa para leer mi vida interior
Esta falta de plena consciencia con respecto a lo que sucede en nuestro interior y que tiene relación con el significado que le atribuimos a los acontecimientos de la vida y a nuestras relaciones resulta en una falta de claridad que afecta a nuestro bienestar, a nuestra habilidad para encontrar soluciones, a nuestra manera de enfrentar problemas y conflictos con otros y con nosotros mismos, y a nuestra comprensión para gestionar diferentes cosas que pasan y circunstancias en nuestra vida. Incluso a menudo afectan a nuestra salud. Las exploraremos una por una en las próximas secciones.
A continuación, tenemos un modelo de la Comunicación NoViolenta que muestra de manera gráfica este mapa. Cada uno de estos cinco cuadrados representa un espacio dentro de mí hacia el cual puedo dirigir mi atención. En las próximas páginas veremos cada uno de estos espacios, qué es y qué contiene.
EL MAPA PARA LEER MI VIDA INTERIOR

La observación de hechos y nuestros pensamientos
La mayoría somos incapaces de mirar lo que somos en la relación, porque de inmediato empezamos a condenar o justificar lo que vemos. Juzgamos, valoramos, comparamos, negamos o aceptamos, nunca observamos realmente ‘lo que es’, y para casi todos parece que esto es algo muy difícil de hacer. Sin embargo, observar “lo que es” es en sí mismo conocimiento propio.
J. Krishnamurti
Los dos primeros cuadros representan lo siguiente: el cuadro amarillo se refiere a lo que pasa, a los hechos tal y como son sin ningún tipo de interpretación. El cuadro blanco se refiere a las interpretaciones que hacemos de los hechos.

Esta parte de nuestra experiencia tiene que ver con dos aspectos: por un lado, con los comportamientos de otras personas o propios y con los acontecimientos de nuestra vida (zona amarilla), y, por otro lado, con nuestros juicios, interpretaciones y diagnósticos (zona blanca). A menudo los mezclamos y tomamos nuestras interpretaciones, juicios y diagnósticos como observaciones objetivas.

ejercicio: identificar comportamientos y separarlos de nuestros juicios, interpretaciones y diagnósticos.
De las personas que conforman las situaciones que identificaste en el ejercicio “Mi Vida”, elige una con la que las cosas no vayan todo lo bien que desearías y describe un comportamiento de esta persona que no te gusta. Intenta hacerlo con la mayor objetividad posible. Escribe tu interpretación en una hoja. Trabajaremos con ella hasta que logremos hacer una observación realmente objetiva. Una vez hecho esto, escribiremos la observación de tal manera que esta solo refleje hechos.

Podemos hacer lo mismo con respecto a situaciones en nuestra vida:

Ejercicio: ¿Cómo describirías más objetivamente las siguientes frases? (usa tu imaginación)
1 Mi casa es un desastre.
2 Tu habitación está hecha una pocilga.
3 No me gusta ir de vacaciones al pueblo porque es un rollo.
4 Alejandro es un borracho irresponsable que pone en peligro a los demás conductores.
5 Mi hija es una vaga de mucho cuidado.
Los sentimientos
“El corazón le habla al alma en un lenguaje que solo el alma y el corazón comprenden. Nosotros podemos comprender su diálogo. El primer paso es aprender el lenguaje de los sentimientos”.
Sentimientos
Como te habrás dado cuenta, estoy usando un código de color para hablar de las partes del modelo con el que estamos trabajando: los hechos son amarillos, los juicios e interpretaciones están en blanco y negro, el espacio de los sentimientos es rosa y, como iremos viendo, el de las necesidades, azul, y acciones, estrategias o peticiones, verde.
Los Hechos desencadenan sentimientos dentro de nosotros. Los sentimientos son el código de acceso a lo que sucede en nuestro interior. Nos ayudan a entender lo que es realmente importante para nosotros para que podamos tomar decisiones y llevar a cabo acciones cuya finalidad es atender eso que consideramos central en una situación dada.
Según el psicoanalista americano Rollo May “la persona madura llega a ser capaz de distinguir sus sentimientos y percibir sus matices como experiencias fuertes y apasionadas, o delicadas y sensibles, como si se tratara de diferentes pasajes dentro de una sinfonía”. Pero, para muchos de nosotros, nuestros sentimientos son, como describe May, “limitados como las notas de un clarín.”
Cuando se enciende un piloto en el cuadro de mando de tu coche puedes reaccionar de varias maneras. Puedes ignorar la luz o apartar la vista para no verla. También puedes cortar los cables para que se apague o decir que ese tono de rojo te gusta o no te gusta. Pero lo más sensato es atender aquello que la luz del piloto te está indicando que hay que atender. Lo mismo pasa con los sentimientos. Los sentimientos son el lenguaje con el que la naturaleza, es decir, la vida, nos dotó para comunicarse con nosotros para indicarnos sin nuestras necesidades están siendo satisfechas o no.
Desafortunadamente, en la cultura en la que vivimos no se fomenta a que estemos en contacto con nuestros sentimientos, y mucho menos a comprender que éstos son el lenguaje de la vida expresándose a través de nosotros. Desde pequeños se nos enseña a reprimirlos (cortar el cable), a desviar nuestra atención (no mirar la luz del piloto) o a decir que son importantes o que no lo son tanto, pero normalmente no se nos enseña que son portadores de mensajes clave.
Cuando se comprende que nuestros sentimientos son los indicadores que nos dicen si nuestras necesidades, si lo importante para nosotros, está siendo atendido o no, o si los comportamientos de otras personas, o los nuestros propios, están en armonía con nuestros valores o no, adquieren una profundidad y un significado nuevo para nosotros. De aquí la importancia que tiene enseñarnos a nosotros mismos a ser sensibles a nuestros sentimientos y a desarrollar un repertorio lo más extenso posible para poder “leerlos” e identificarlos cuando los vivimos, y así comprender qué pasa en nuestro ser con respecto a nuestras necesidades y valores, lo que nos posibilita a expresarnos de manera eficaz, clara y enriquecedora, tomar mejores decisiones y llevar a cabo acciones más eficaces.
Cuando la vida es escuchada, es decir, cuando tenemos claridad sobre lo que es importante para nosotros a través de nuestros sentimientos, se produce dentro de nosotros una sensación de equilibrio, claridad y espacio. El no estar en contacto con este movimiento y expresión de la vida genera, además de muchos otros problemas, una de las enfermedades más comunes en nuestros días: el estrés.
Los sentimientos los sentimos en el cuerpo. El miedo lo podemos sentir en el estómago y en el pecho, o como una contracción de los músculos del cuello, los hombros, los brazos y el abdomen, por ejemplo. La rabia a menudo la sentimos como tensión en diferentes partes del cuerpo: la mandíbula, los puños, las piernas, el estómago, la espalda, el abdomen…, la cara se nos contrae, fruncimos el entrecejo y apretamos los dientes.
Los sentimientos de alegría, felicidad, paz, tranquilidad, etc. los sentimos como relajación y apertura. La cara se nos relaja y se nos ilumina, el pecho se nos expande, los hombros y el cuello se nos destensan. La tristeza puede hacernos sentir un nudo en la garganta y ganas de llorar, que son a su vez una serie de sensaciones que tenemos a nivel físico.
El cuerpo es una parte importante de nuestra experiencia porque nos habla de lo que sucede dentro de nosotros a nivel emocional. Cuanto más sensibles somos a nuestro cuerpo más en contacto podemos estar con nuestros sentimientos. El cuerpo no miente y la cabeza a veces sí. Puede ser que me diga a mí mismo que estoy tranquilo, pero siento tensión en los brazos y el cuello. Luego, lo más probable es que realmente no esté muy tranquilo y que no me esté dando cuenta que posiblemente esté sintiendo miedo y/o frustración, aunque sea quizá de manera muy sutil.
Ya que los sentimientos son tan importantes porque tienen información vital para nuestro bienestar, nuestra comprensión sobre lo que es importante para nosotros y sobre cómo estamos, y porque contribuyen a nuestra claridad a la hora de tomar decisiones o llevar a cabo acciones, es imprescindible tener un repertorio amplio de palabras que los describen para ayudarnos a identificarlos con todos sus matices. En la página siguiente tenemos un repertorio de sentimientos que nos ayudará en esta tarea.
REPERTORIO DE SENTIMIENTOS
Me siento…
Alegría
Vivo
Feliz
Curioso
Sorprendido
Tranquilo
Estimulado
Satisfecho
Confiado
Contento
Encantado
Decidido
Animado
Conmovido
Orgulloso
Agradecido
Esperanzado
Inspirado
Relajado
Aliviado
Emocionado
Miedo
Temeroso
Asustado
Preocupado
Con miedo
Avergonzado
Desconcertado
Confundido
Confuso
Dubitativo
Impaciente
Intranquilo
Ansioso
Nervioso
Agobiado
Renuente
Estresado
Aterrorizado
Rabia
Enfadado
Molesto
Rabioso
De mal humor
Exasperado
Frustrado
Furioso
Impaciente
Indignado
Irritado
Resentido
Consternado
Tristeza
Aburrido
Decepcionado
Desanimado
Desesperanzado
Dolido
Exhausto
Impotente
Deprimido
Solo
Melancólico
Triste
SEUDO-SENTIMIENTOS
Son palabras que a menudo se confunden con sentimientos pero que en realidad son nuestra interpretación del comportamiento de las otras personas. En este sentido, estas palabras no se refieren a emociones o sentimientos sino a pensamientos (evaluaciones, diagnósticos o interpretaciones).
Intimidado
Usado
Manipulado
Humillado
Olvidado
Incomprendido
Juzgado
Criticado
Ignorado
Atacado
Maltratado
Forzado
Rechazado
Traicionado
Abandonado
Atrapado
Invadido
Obligado
Cuando decimos cosas como, “Me siento juzgado”, es importante ver que esto realmente no es un sentimiento sino un pensamiento (es una interpretación, evaluación y/o diagnóstico que hago del comportamiento de otra persona). Al decir, “me siento manipulado”, por ejemplo, lo que realmente está pasando es que pensamos que la otra persona nos está manipulando.
Cuando nos sorprendamos diciendo este tipo de frases sería interesante parar un minuto para “sentir” y ver qué emoción se encuentra debajo de ese pensamiento. Cuando pienso que alguien me está manipulando, que es en sí una interpretación, pueda que el sentimiento detrás de dicha interpretación sea de rabia, impotencia o confusión.
Igualmente, es importante hacer lo mismo cuando decimos cosas como “Me siento un idiota”. Esta frase no refleja un sentimiento sino un diagnóstico o evaluación que tengo sobre mi persona. Si logro identificar el sentimiento debajo de este juicio sobre mi persona, quizá me dé cuenta de que estoy sintiendo vergüenza, tristeza o irritación con respecto a algo que he hecho.
Ejercicio: piensa en algo que hace alguien que te gusta y algo que hace esa misma persona, u otra, que no te gusta. También puedes hacer este ejercicio con situaciones.
Con respecto a lo que me gusta, mi ejemplo podría ser, “Cuando mi hija me pregunta cómo estoy, me siento contento” (teniendo en cuenta que es adolescente y que a menudo los adolescentes no se interesan demasiado por cómo están sus padres en situaciones normales.) O cuando salgo por la noche después de un día caluroso y siento fresquito me siento cómodo y aliviado. (Esto lo estoy escribiendo en medio de una ola de calor en Madrid.)
Con respecto a lo que no me gusta, a menudo me siento irritado e impaciente cuando estoy en un atasco. O cuando pasa tiempo y una amiga a la que considero muy cercana no se comunica conmigo, me siento un poco rabioso y triste.
Identifica los sentimientos que surgen en ti con relación a las situaciones sobre las que estás pensando y escríbelas así: “Con respecto a (situación) me siento (sentimiento)”.
Ten cuidado de no decir algo así como: “Me siento enfadado porque mi hijo no hace sus deberes” porque si lo expresas así, lo que estás presuponiendo es que el hecho es la causa de tus sentimientos. Como vamos a ver a continuación, los hechos no son la causa de nuestros sentimientos sino el estímulo. Para poder empezar a desacoplar el sentimiento del hecho, te sugiero que lo expreses de la manera que propuse al principio de este párrafo: “Con respecto al hecho que mi hijo no hace sus deberes, me siento frustrado”.
Como puedes ver, los sentimientos son universales: es algo que compartimos todos los seres humanos independientemente de nuestro origen, nacionalidad, estatus, género, ideales políticos, etc.
Las necesidades
Los sentimientos, dijimos, son indicadores. ¿De qué? Esto quedará claro en la siguiente sección. “Las necesidades no son conceptos intelectuales. Son vivencias”.
Necesidades
Las necesidades son el pilar central del enfoque de comunicación y de comprensión que proponemos. Dentro de este contexto se considera que las necesidades son las condiciones que precisan las personas y las relaciones para su desarrollo, florecimiento y evolución.
Las necesidades, como las definimos aquí, no son conceptos intelectuales abstractos, sino cualidades que podemos experimentar a nivel vivencial. Llegamos a la percepción directa de estas cualidades a través de nuestros sentimientos. Cada sentimiento que surge en nosotros tiene su origen en una necesidad.
Lo que observamos (comportamientos, situaciones), como dijimos anteriormente, son los desencadenantes de nuestros sentimientos, no su origen. Nuestra forma habitual de pensar y de hablar no refleja esto: “Estoy enfadado porque no me llamaste para decir que llegarías tarde”. Cuando hablamos o pensamos de esta manera, sugerimos que los comportamientos de los demás, los propios o las circunstancias de la vida son el origen y/o causa de nuestros sentimientos.
Ejemplo a: (Fíjate que estoy usando el código de colores del que hablé en la sección “El mapa para leer mi vida interior”)

“Estoy enfadado porque no me llamaste para decirme que llegarías tarde.”
Este es uno de los errores de percepción más comunes en nuestra cultura y un impedimento muy grande en nuestro camino hacia la comprensión y la claridad con respecto a lo que nos sucede en nuestras relaciones con otras personas, en nuestra relación con nosotros mismos y con respecto a las circunstancias de nuestra vida. Este es uno de los “sesgos cognitivos” más prevalentes y peligrosos de nuestra manera de pensar.
Una declaración que refleje de manera más precisa lo que sucede dentro de nosotros sería algo así: “Como no me llamaste para decirme que ibas a llegar tarde, me sentí enfadado porque podría haber aprovechado el tiempo haciendo algo en vez de estarte esperando”, por ejemplo.

“Como no me llamaste para decirme que ibas a llegar tarde me sentí enfadado porque podría haber aprovechado el tiempo haciendo algo en vez de estarte esperando (Necesidades de respeto, consideración, eficacia, autonomía, elección).
La diferencia entre estas dos maneras de procesar la información sobre las cosas que nos suceden tiene importantes repercusiones:
Ejemplo a | Ejemplo b |
Responsabilizamos a los otros o las circunstancias de nuestros sentimientos. | Tomamos responsabilidad de nuestros sentimientos al reconocer que surgen de nuestras necesidades, no de lo que hacen o dicen los otros. |
Nos situamos ante la vida como víctimas ya que al no tomar la responsabilidad de nuestros sentimientos y necesidades nos alejamos del hecho que más fuerza nos da a los seres humanos cuando lo reconocemos: la capacidad de elección. Esta es la base de la postura de “víctima”. | Estamos en el centro de nuestro poder personal porque estamos en contacto con una de las capacidades más importantes del ser humano: la capacidad de elección. Esto sólo surge cuando tomamos la responsabilidad de nuestros sentimientos y necesidades. |
Al escuchar este mensaje nuestro interlocutor se sentirá amenazado (porque lo estamos responsabilizando por nuestros sentimientos) y lo más probable es que no querrá escucharnos; se cerrará a nosotros. | Al responsabilizarnos de nuestros sentimientos porque sabemos que surgen de nuestras necesidades es más probable que nuestro interlocutor se sienta más abierto a comunicarse con nosotros. |
Nuestro interlocutor se resistirá a cambiar su comportamiento porque se sentirá criticado y querrá, antes de satisfacer su necesidad de contribución, satisfacer su necesidad de autonomía y elección. | Al no sentirse responsable de nuestros sentimientos es más probable que nuestro interlocutor deseé cambiar de comportamiento porque así satisface su necesidad de contribución. |
Hace poco llegué tarde a una cita que tenía con otra persona para ir a comer a casa de un familiar. Entró en el coche y me hizo un comentario con un tono que interpreté como impaciencia. Le pregunté si le pasaba algo y me dijo que estaba irritada porque había llegado tarde. Noté como algo dentro de mi se cerraba. Como quería mantenerme abierto le pregunté cuál era la razón debajo de su malestar con respecto a mi retraso. Me dijo que quería llegar a casa de su hermana a tiempo para que no tuvieran que esperarnos “con la mesa puesta”. Comprendí que su incomodidad surgía de su necesidad de respeto por el tiempo de las personas que nos esperaban. Al entrar en contacto con esto pude constatar que mi comportamiento no era la causa de su malestar sino el estímulo. Gracias a esto me quedé más tranquilo y abierto pues comprendí el origen de su malestar. Esto me ayudó a reforzar mi intención de ser más puntual. Pude empatizar con ella cuando me puse en contacto con lo que era importante.
Si no hubiese tenido esta consciencia quizá habría habido un conflicto o simplemente cierta distancia. Ella, irritada pensando que yo era un tardón y yo, enfadado pensando que era una exagerada ya que mi retraso no era demasiado grande y además con una causa justificada que le comuniqué previamente. Afortunadamente llegamos solo un poco tarde y con tiempo para ayudar a preparar las cosas y la comida.
Estas son algunas características de las Necesidades dentro del contexto que proponemos:
Todo lo que hacemos los seres humanos, sin excepción, lo hacemos para satisfacer una necesidad.
Son universales: Todo el mundo tiene las mismas necesidades (aunque no al mismo tiempo ni en igual medida en todas las situaciones) independientemente de su género, de su edad, del contexto cultural donde creció, de sus creencias religiosas, de sus creencias políticas, de su grado de formación, etc.
Como son universales, son algo que nos conecta y que nos puede ayudar a reconocer que estamos hechos del mismo “material” y de la misma energía. Son algo que nos hermana. Cuando los demás conectan con nuestras necesidades y cuando nosotros conectamos con las necesidades de los demás, podemos percibir nuestra unidad. En esta conexión es más fácil resolver conflictos y aclarar malentendidos.
Son el origen de nuestros sentimientos.
Reflejan lo que es importante para nosotros, lo que valoramos.
No hacen referencia a una persona específica llevando a cabo una acción específica. “Necesito ir al supermercado a comprar comida” realmente no expresa una necesidad. Si hay una acción específica se trata de una estrategia para llenar una necesidad. En el contexto de este enfoque de comunicación es muy importante diferenciar las necesidades de las estrategias ya que es en el nivel de las estrategias, y no al nivel de las necesidades, que surgen los conflictos. Detrás de la estrategia mencionada arriba puede haber diferentes necesidades: alimento, distracción, contribución, etc.
En el binomio sentimiento/necesidad se encuentra lo que nos mueve en la vida, lo que nos hace decir y hacer cosas. Una definición de las necesidades en este contexto que me gusta es: “Las Necesidades son cualidades universales que cuando se viven o experimentan realzan la expresión y experiencia de la vida dentro de nosotros.”
Tal como lo mencionamos con los sentimientos, es importante desarrollar nuestro repertorio de necesidades para ayudarnos a identificarlas. En la siguiente página tenemos un repertorio de necesidades.
Bienestar Físico
Aire
Agua
Comida - Alimento
Juego
Descanso - Sueño
Contacto físico
Expresión Sexual
Movimiento - Ejercicio
Resguardo - Abrigo
Esparcimiento
Diversión
Humor
Conexión
Aceptación
Afecto
Amor - Cariño
Apoyo
Armonía
Calidez
Compañía
Comprensión
Completar
Conexión
Confianza
Consideración
Contribución
Cooperación
Empatía
Estabilidad
Inclusión
Intimidad
Honestidad
Mutualidad
Pertenencia
Respeto
Reconocimiento
Solidaridad
Autonomía
Autonomía
Controlar, administrar, usar recursos
Elección
Espacio
Espontaneidad
Independencia
Libertad
Sentido – Significado
Aprendizaje
Autenticidad
Belleza
Celebración
Claridad
Competencia
Comprensión
Conciencia
Conocimiento
Contribución
Creatividad
Crecimiento
Desarrollo
Desafío
Descubrimiento
Eficacia
Eficiencia
Esperanza
Estimulación
Expansión
Expresión
Estructura
Frescura
Importar
Inspiración
Integridad
Misterio
Orden
Participación
Paz
Presencia
Planificación
Previsibilidad
Propósito
Reconocimiento
Seguridad
Tranquilidad
Duelo
A veces no es fácil identificar las necesidades que están en juego en diferentes circunstancias. Una forma de hacerlo que nos ayuda es preguntar cuál es el efecto tangible en una persona como resultado de un comportamiento de otra, un comportamiento de sí misma o una situación.
Por ejemplo, si mi hija se levanta tarde y pierde el autobús el efecto tangible puede ser que yo la tendré que llevar al colegio en coche. Eso hará que yo llegue tarde a mi trabajo. ¿Cómo me siento? Probablemente me sienta irritado o frustrado. ¿De qué necesidades surgen estos sentimientos? Quizá de una necesidad de autonomía (quiero disponer de mi tiempo de una manera que tiene sentido para mí, y deseo que cada uno se haga responsable de gestionar su vida en la medida de sus posibilidades), y de previsibilidad y orden (ahora tengo que adaptar mi horario para encajar este contratiempo.)
Ejercicio: todo lo que hacemos es un intento de satisfacer necesidades.
1 Piensa en algo que has hecho o una decisión que has tomado con cuyos resultados no estés contento o contenta; una de esas decisiones o acciones que una vez hechas dices, “No debí haberlo hecho”, quizá expresado a través de un juicio como, “¡Que idiota soy!”
2 Piensa en algo que has hecho o una decisión que has tomado con cuyos resultados sí estás contento o contenta.
3 Ahora piensa qué efectos tangibles buscabas obtener.
4 Ahora, identifica qué necesidades intentabas satisfacer al tomar estas decisiones o a llevar a cabo estas acciones.
Decisión o acción a: algo que hice con resultados con los que no estoy satisfecho | ||
¿Qué hice? | ¿Qué efectos tangibles esperaba crear? | ¿Qué necesidades intentaba satisfacer? |
Decisión o acción b: algo que hice con resultados con los que si estoy satisfecho | ||
¿Qué hice? | ¿Qué efectos tangibles esperaba crear? | ¿Qué necesidades intentaba satisfacer? |
Mis ejemplos:
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