Kitabı oku: «Marlon Brando tenía un bulldog»

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JUAN JOSÉ ARJONA

MARLON BRANDO TENÍA UN BULLDOG

CÓMO CREAR UN PERSONAJE

EDICIONES RIALP

MADRID

© 2021 by JUAN JOSÉ ARJONA

© 2021 by EDICIONES RIALP,

Manuel Uribe, 13-15, MADRID

(www.rialp.com))

No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita reproducir, fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

Realización ePub: produccioneditorial.com

ISBN (versión impresa): 978-84-321-5373-0

ISBN (versión digital): 978-84-321-5374-7

A mi Madre, a Chela y a mis dos mejores obras; Alek y Daniel.

Para todos los ‘locos’ apasionados del arte de contar historias.

«Un poco de locura es vital para darnos nuevos colores que ver. ¿Quién sabe a dónde nos llevará? Y por eso nos necesitan... Brindo por los tontos que sueñan, por más locos que parezcan».

“Canción de la Audición” (La La Land, Damien Chazelle, 2016).

Mi agradecimiento a Sixto, Pepe y Javier por sus sugerencias y correcciones.

Índice

Portada

Portada interior

Créditos

Dedicatoria

Prefacio

1. El actor

INTRODUCCIÓN

LOS PERSONAJES QUE ENAMORAN

VER CON LOS OJOS DE UN ACTOR

EL TRABAJO DEL ACTOR

EL PODER DEL ACTOR

Las decisiones creativas del actor

2. El universo de la historia

ANÁLISIS DEL GUION

EL GUION

LA IDEA MORAL

Conectando personalmente con la historia

EL MUNDO DE LA HISTORIA

Cuándo se desarrolla la historia

Dónde se desarrolla la historia

Guerras y conflictos

SUCESOS DEL PASADO MENCIONADOS EN EL GUION

LA SOCIEDAD DE LA HISTORIA

Contradicciones del mundo de la historia

¿A qué te recuerda el mundo de la historia?

¿Qué reto te representa el mundo de la historia?

LOS SÍMBOLOS

La música

LA HISTORIA QUE CUENTA EL GUION

3. El personaje

ANÁLISIS DEL PERSONAJE

ROL DE LOS PERSONAJES

El protagonista

El oponente principal

El aliado

El oponente

El falso aliado

El falso oponente

El personaje de subtrama

DATOS GENERALES

LAS RELACIONES DEL PERSONAJE

LA PERSONALIDAD DEL PERSONAJE

DIÁLOGOS MORALES

VIDA AL INICIO DE LA HISTORIA

LOS OBSTÁCULOS INTERNOS

El fantasma del pasado del personaje

Necesidades psicológicas y morales

EL INCIDENTE INCITADOR

EL DESEO DEL PERSONAJE

EL CONFLICTO DEL PERSONAJE

LA CRISIS

EL CLÍMAX

LA RESOLUCIÓN

EL EPÍLOGO

LAS ESTRATEGIAS DEL PERSONAJE

EL ARCO DEL PERSONAJE

4. La creación del personaje

DESARROLLANDO AL PERSONAJE

¿QUÉ RETOS ENFRENTO PARA INTERPRETAR A ESTE PERSONAJE?

EL TRABAJO DEL PERSONAJE

RASGOS DE TRASTORNO MENTAL

PASADO DE LOS SUCESOS Y PASADO DE LAS RELACIONES

LA BIOGRAFÍA DEL PERSONAJE

5. Las escenas

TRABAJANDO LAS ESCENAS

MI PERSONAJE EN LA ESCENA

TRABAJANDO LOS DIÁLOGOS

El monólogo interior

El subtexto

JUGANDO CONTRA LAS LÍNEAS

EL OBJETO SIMBÓLICO

6. La carrera profesional

CONSTRUYE TU CARRERA PROFESIONAL

CONSIDERACIONES FINALES

En el casting

En el llamado

En la grabación

Nota del Autor

Bibliografía

Autor

Prefacio

LAS ‘HISTORIAS’ SON UN ELEMENTO clave de la comunicación humana y, por ello, de la civilización, pues nos instruyen sobre qué es un “ser humano” y tantas otras grandes cuestiones que nos inquietan. Por este motivo encontramos historias en todas las épocas y en todas las sociedades, ya sea en textos religiosos, mitos, leyendas, cuentos, novelas, obras de teatro o películas.

¿Qué provoca que algunas historias sobresalgan? Son muchas las circunstancias diferentes que podemos encontrar, pero el motivo siempre tiene que ver con los personajes, ya que, como espectadores o lectores, experimentamos las historias a través de los ojos de esos personajes. Por este motivo, el éxito de la carrera de un actor, escritor o director dependerá de que consiga crear personajes que enamoren y fascinen. Personajes que permanezcan en la memoria de los espectadores.

A lo largo de estas páginas responderemos a esa pregunta desde la perspectiva del trabajo del actor, ya que él es el ‘vehículo’ final desde el que los personajes se materializan y expresan.

Son muchos los autores que se han dedicado a escribir sobre la actuación. Hay infinidad de métodos y puntos de vista sobre el proceso de dar vida a un personaje. Este libro no trata de enseñarte un método de actuación porque, en mi opinión, cada profesional desarrolla el suyo propio según avanza en su carrera, incorporando únicamente aquello que le funciona y se adapta a su personalidad, y desechando aquello que no. Además, es muy fácil observar que no hay un método único que sea el que funcione. A diferentes actores les funcionan métodos diferentes, y un mismo método será entendido de forma diferente por distintas personas. Como muestra de esto, piensa en los diferentes “métodos” que maestros como Lee Strasberg o Stella Adler desarrollaron basándose en el trabajo de Stanislavski, y en las diferentes escuelas que crearon.

Muchos de los actores que admiras siguen diversos métodos. Otros siguen esos mismos métodos... pero no despiertan tu admiración. «Creo que cada uno encuentra su propio camino —dice Meryl Streep—, y tiene sus propias reglas. Tienes tu propio entendimiento de ti mismo, y eso es con lo que vas a contar. Al final, eso es lo que te hace sentir bien. No es lo que te dijo tu madre. No es lo que te dijo una actriz. No es lo que nadie más te dijo, sino la voz interior, suave y apacible».

Ahora bien, sí hay un elemento común en los actores que admiramos: todos ellos son verdaderos artistas creadores de sus personajes.

Entonces, ¿dónde está la diferencia? En el proceso de creación del personaje. Y de eso trata este libro.

Decía Marlon Brando: «Todos somos actores, todos actuamos en nuestro día a día», lo cual es cierto y además nos sale perfecto. Pero es que representamos a un personaje que hemos creado a lo largo de toda nuestra vida, un personaje al que conocemos perfectamente. Por eso nos interpretamos de forma magistral.

La diferencia estriba en que los actores profesionales interpretamos a personajes que en un principio son completamente desconocidos y ajenos a nosotros.

Es común encontrar actores que, en una primera lectura del guion, dan intención al texto como si ya supieran cómo se expresa, se comporta y piensa ese completo desconocido. Me parece muy arriesgado pretender comprender a un completo desconocido desde la primera impresión. Lo previsible será que nos quedemos en la superficie, en el cliché. Y el cliché, en la mayoría de los casos, es algo de lo que un actor debería huir.

La cualidad más importante que debe tener cualquier profesional es la seguridad en lo que está haciendo. Esta seguridad surge del trabajo de preparación.

Cuando trabajamos superficialmente, centrándonos en memorizar los diálogos de nuestro personaje, tratamos de ser el personaje creado por el guionista. Esto origina que nos sintamos inseguros por intentar ser alguien ajeno a nosotros. En cambio, cuando creamos a nuestro personaje, con el material que el guionista nos proporcionó, pero llevándole un paso más allá, el resultado es muy diferente.

La labor de un artista es ser inconformista y trabajar con rigor y profundidad para alcanzar las sutilezas de una gran creación

Distingo dos fases bien diferenciadas del proceso del trabajo de un actor; la fase de creación del personaje y una segunda en la que permitimos que el personaje se exprese en la obra, película o serie en cuestión.

El problema suele ser que pasamos por la primera demasiado rápido, como si nos incomodara. Estamos como locos por subirnos al escenario, y lo que mostramos al público es al actor, y no el personaje. Vemos al actor actuando, y no a un personaje siendo. Esto se observa con mayor frecuencia en el teatro, al no tener la posibilidad de repetir la toma y no estar limitados a lo que el director nos muestra a través de la cámara y por medio del montaje y la edición. «Mi preparación —dice Michael Fassbender— siempre es igual, sin importar si se trata de una película independiente o una de estudio. Hago mucho trabajo de mesa, para estar bien preparado cuando llego al set. Es importante llegar bien preparado para sentirte libre para explorar y divertirte».

El trabajo de preparación incluye el trabajo de mesa y el de campo. Este último lo realizamos fuera de nuestra casa para informarnos sobre algún aspecto de la historia o de nuestro personaje. Buscando inspiración que nos ayude a crearlo, como, por ejemplo, mediante una entrevista a un determinado profesional, aprendiendo a montar a caballo, esgrima, etc.

En la fase de la creación del personaje reside la clave de la profundidad que alcanzaremos con nuestro trabajo. Esta fase, a su vez, tiene dos aspectos fundamentales; uno de análisis de las circunstancias dadas y otro posterior en el que creamos aquello que no está en el texto, pero usando este como rumbo a seguir.

Este libro compila las enseñanzas que me hubiera gustado recibir cuando empecé. Solo pretendo darte las herramientas para crear personajes que impulsen tu carrera, o tu afición. Te servirá si eres actor, director, escritor, productor o, simplemente, un enamorado de este maravilloso oficio de contar historias.

Para sacar el máximo provecho a este libro te recomiendo que veas las películas Casablanca (Michael Curtiz, 1942), American Beauty (Sam Mendes, 1999), El lado bueno de las cosas (David O. Russel, 2012), El Padrino (Francis Ford Coppola, 1972), Medianoche en París (Woody Allen, 2011), y Los juegos del hambre (Gary Ross, 2012), ya que las utilizo como ejemplos. Es importante que veas las versiones originales —subtituladas, si lo necesitas—, no las dobladas. Cuando vemos la versión doblada de una película, percibimos la fusión del trabajo del actor con la del actor de doblaje.

También te propondré una serie de ejercicios. No son exámenes en los que se te pone a prueba, sino que están diseñados para que vayas desarrollando la habilidad de ver con los ojos de un actor. Ahora bien, no entiendas mis respuestas a los ejercicios como correctas, y las tuyas, si son diferentes, como incorrectas. No hay una respuesta correcta, depende de la percepción, del entrenamiento, de la experiencia y de la sensibilidad de cada quién. Expongo mis conclusiones para que tengas otra visión que puedas usar como marco de referencia en el que entender las tuyas. Es muy importante que escribas tus respuestas. Al hacerlo, convertimos en material el mundo abstracto de las ideas, impresiones y pensamientos.

Te invito a acompañarme en este viaje. Pero recuerda, lo importante de un viaje, como lo importante de la vida, no es el destino final, sino lo que experimentamos a lo largo del mismo. No tengas prisa por llegar al final. Lee cada tema y vuelve a leerlo tantas veces como necesites. Resalta lo que te llame la atención, haz anotaciones en los márgenes del libro, ve las películas que te recomiendo y realiza los ejercicios. Disfrutarás.

Más valiosas que las respuestas que vamos encontrando son las preguntas que nos hacemos

Capítulo 1

El actor

INTRODUCCIÓN

Un estudiante estaba presentando una escena y “encontró” al personaje. Se sintió genial. Al terminar la escena le preguntó a su profesor cómo era que lo había “encontrado”. La respuesta del profesor fue que no se preguntara el cómo, que simplemente lo disfrutara. Lógicamente el actor se sintió frustrado en sus expectativas. Creía haber encontrado la clave sobre la que fundamentar su carrera, pero el profesor le hizo ver que eso no dependía de él. Que no podía replicar el resultado, sino que este era algo caprichoso que, simplemente, a veces sucedía.

La carrera de un doctor, pianista, escritor, director o actor no debería estar plagada de trabajos mediocres y alguna esporádica gran creación, pues su carrera sería un sube y baja constante. Sino que debería crear grandes obras, si pretende ser un gran artista, y quizás, con el tiempo, los críticos señalen una de sus creaciones como su mejor creación. Pero todas las obras de Miguel Ángel, de Picasso, de Wagner, de Beethoven, de Mijaíl Barysnikof, de Marlon Brando, de Meryl Streep y de Anthony Hopkins son grandes creaciones que demuestran su maestría en cada uno de sus campos.

Por lo tanto, la pregunta del “cómo” es fundamental y de nosotros depende encontrar la respuesta.

En algún momento de nuestra carrera todos los actores hemos experimentado la magia de fundirnos con el personaje. ¡Qué maravillosa sensación! Estás presente como actor, pero desde un plano diferente, en el que observas y, lo más importante, te maravillas del personaje que has creado. Como si se tratara de alguien a quien no puedes dejar de observar y de sorprenderte. Te absorbe, te enamora, te magnetiza... Es difícil de explicar con palabras.

La pregunta era necesaria: ¿Qué había pasado para que se diera esa “comunión”? ¿Qué hacer para conectar de esa forma con todos mis personajes? Si yo soy el mismo actor, ¿dónde estaba la diferencia? ¿Lo diferente estaba en el guion, en el personaje, en el director, en mis compañeros, en cómo me sentía en mi vida personal, en qué sucedió en un soleado día de primavera, en que llovía, en...?

Es muy complicado analizarse a uno mismo, y no culpar a los demás de nuestros fracasos por no alcanzar a veces esa magia. Por algo dicen que la victoria tiene cien padres y la derrota es huérfana. Cuando ponemos el foco de atención en el exterior, inevitablemente nos convertimos en víctimas, pues no está en nuestras manos controlar lo que los demás hacen o dicen, o dejan de hacer y decir: la culpa fue del director, o de la forma en que el guionista había desarrollado mi personaje, o de mi compañero de escena, o de... Así solo se llega a la desilusión, a la frustración, al resentimiento, a la amargura y a la impotencia.

Una vez aceptamos lo complicado de intentar comprender lo que provoca que ‘esa magia’ suceda en nosotros, la mejor opción es analizar lo que provoca que esa magia se dé en otros, y fijarnos en los actores que admiramos.

¿Qué provoca que ciertos actores sobresalgan del resto?

Cuando haces esa pregunta solemos obtener la siguiente respuesta: el talento.

Pero ¿qué es eso? ¿Dónde reside? Y lo más importante, ¿por qué lo experimentamos a veces, y otras veces no?

Nadie tiene respuesta a eso. Lo más que se puede decir sobre el talento es que es una cualidad innata, una facilidad natural para desarrollar alguna actividad. Pero hay personas que tienen talento y no llegan a ninguna parte. Y otras que quizás no tenían esa facilidad, pero que llegaron a destacar como deportistas, cantantes, bailarines o actores. Este punto era fácilmente observable al analizar las carreras de algunos actores, en los que sus primeros trabajos pasaron desapercibidos, pero que con el tiempo se forjaron grandes carreras. En otras ocasiones hemos presenciado la opera prima de algún actor y nos ha dado la impresión de que tendría una brillante carrera, para luego descubrir que sus siguientes creaciones eran mediocres.

Cuando el resultado se define por una serie de altibajos, sin importar que sean más los altos o los bajos, solo puede ser debido a que no seguimos un proceso, una serie de pasos comunes.

¿Cómo lo han logrado los actores que admiramos? Son muchas las variaciones que encontramos; a veces parecía que era casi inevitable debido al guion, al director y al casting. A veces, pero no siempre. Los productores de El Padrino no querían a Marlon Brando y el director, Francis Ford Coppola, no tenía nada claro que la película llegara a ser un éxito. Más bien la consideró el final de su carrera como director.

El personaje de Hannibal Lecter no era ni el protagonista ni el oponente principal de El silencio de los corderos, pero fue tal el impacto de la creación de Anthony Hopkins que no solo es el primer personaje del que nos acordamos al pensar en esa película, sino que posteriormente se desarrollaron dos películas más basadas en ese personaje. E incluso una serie de televisión sobre su infancia.

Todos los actores antes mencionados siempre presentan un gran nivel en sus creaciones, y esto solo puede ser debido a la ética de trabajo de dichos actores. Es decir, al proceso de trabajo que seguían, ya fuera debido a su talento, a su intuición, a su experiencia o a su formación.

Pero ¿qué era lo que provocaba que algunas de sus creaciones se convirtieran en personajes inolvidables que impulsaban sus carreras profesionales? Tras analizar esos personajes llegamos a la conclusión de que habían encontrado un resorte, un punto de apoyo, un pequeño gran detalle que transformaba su creación, “impulsándola” de forma que permanecía en nuestra memoria, convirtiéndose en un personaje inolvidable y en una inspiración para todos los que amamos esta profesión.

Son muchas y variadas las razones que encontramos de estos pequeños grandes detalles, pero de alguna forma se descubre que todo estaba conectado.

Todo surgía de un entendimiento profundo del guion y de su personaje

Te propongo un ejercicio. Selecciona una película que aún no hayas visto de un actor o actriz que admires. Consigue el guion, léelo y selecciona una escena, preferiblemente una en la que el personaje tenga un texto suficientemente largo y que no necesite réplica. Trabaja la escena como trabajes normalmente, y grábate. Ahora es el momento de ver la película y observar la escena que seleccionaste. Observa con atención al personaje creado por el actor que admiras. Ahora contempla la escena que tú interpretaste. No se trata de compararte, sino de observar la profundidad y sutileza de los trabajos que ambos habéis creado.

Sería interesante que repitieras el ejercicio, con una escena diferente, una vez hayas leído este libro.

Si hay diferencia, habrás encontrado una forma de trabajar que te acercará a tu deseo de ser un gran actor, como esos que admiras.

LOS PERSONAJES QUE ENAMORAN

Cierto día vi una película en la televisión, La felicidad nunca viene sola (James Huth, 2012). Se trata de una comedia romántica francesa, sin pretensiones, pero que me conmovió, me había “enamorado”—incluso me inspiró para escribir un guion—. La actriz era Sophie Marceau. Sabía que ya la había visto en varias películas. Busqué su filmografía y, efectivamente, actuó junto a Mel Gibson en Braveheart (Mel Gibson, 1995) —Oscar a la mejor película y al mejor director— y en la película de James Bond, protagonizada por Pierce Brosnan, The world is not enough (Michael Apted, 1999), por mencionar algunas.

¿Qué había provocado que ahora me enamorara, si ya la había visto antes y me había pasado “desapercibida”? Seguía siendo la misma actriz, muy atractiva. Pero ahora, con cuarenta y cinco años, seguramente no sería tan atractiva como con treinta. Nos pasa a todos. En fin, que este “amor” no podía surgir de su apariencia, sino de otra cosa, de su personaje. Había creado un personaje que enamoraba, y esa era exactamente la idea que barruntaba en mi interior.

Reflexionando sobre el asunto, una segunda película me confirmó que iba por el camino correcto. Se trataba de La mujer maravilla (Patty Jenkins, 2017), y la actriz en cuestión, Gal Gadot. Otra vez consiguió enamorarme. De nuevo, intuía que ya la había visto antes. Busqué su filmografía y la localicé en varias de la saga Fast and Furious y en Criminal (Ariel Vromen, 2016) junto a Kevin Costner. Una mujer de gran belleza, pero que no había conseguido provocar en mí esa emoción hasta que vi La mujer maravilla. De hecho, ninguna otra de la saga Fast and Furious o de La liga de la justicia me han conmovido de la misma manera. Quedaba confirmado: no me enamoraba de la belleza de la actriz, sino de cierto personaje que habían creado en una determinada historia.

Entonces recordé haberlo experimentado antes. Con cinco o seis años vi una película sobre un explorador que llegaba a una isla hawaiana... En fin, no he vuelto a ver la película, ni siquiera recuerdo el título, pero no he podido olvidar la emoción que me produjo.

Este es el poder de nuestra profesión, tocar el corazón del espectador

Fui entonces consciente de que una serie de personajes, como el Vito Corleone de Marlon Brando, el Hannibal Lecter de Anthony Hopkins y el Reinaldo Arenas de Javier Bardem, que eran un referente para mí desde mis inicios como actor, también me habían enamorado, de una forma diferente, quizás porque se trataba de personajes masculinos. Descubrí que eso, los personajes que enamoran, debía ser la meta hacía la que enfocar mi carrera, tanto como actor, director y escritor, como en mi labor docente.

Entonces, la pregunta que debemos hacernos es, ¿qué provoca que ciertos personajes enamoren?

Si la expresión “personajes que enamoran” te produce rechazo, aunque como artista deberías estar libre de ese tipo de prejuicios, cámbiala por “personajes inolvidables”, que para el caso viene a ser lo mismo. No obstante, existen personajes que se hacen inolvidables porque son un verdadero desastre.

En los ejemplos anteriores he citado a personajes protagonistas de la historia —Reinaldo Arenas, La Mujer Maravilla—, oponentes principales —Charlotte Posche en La felicidad nunca viene sola— y aliados —Vito Corleone y Hannibal Lecter—. Es decir, cualquier personaje puede estar construido de forma que permanezca en nuestra memoria, que enamore o fascine. Ahora bien, generalmente será del protagonista de la historia del que nos enamoraremos. Esto es así porque vemos la historia a través de sus ojos, y será el personaje más y mejor desarrollado.

Los guiones deben diseñarse para conseguir que el espectador se enamore del protagonista, para que sufra en sus carnes el destino del mismo, para que deseemos que logre su deseo y tenga una vida mejor. Aunque en ocasiones el personaje más fascinante puede no ser el protagonista, o que el guion no consiga que te enamores de ningún personaje, que es lo más común.

Es necesario puntualizar que, por lo mismo que el guion está diseñado para que veamos la historia a través de los ojos del protagonista, las historias románticas se diseñan para mostrar al personaje del que el protagonista se enamora como a un personaje que enamora. Es decir, si el protagonista se enamora de cierto personaje, el espectador también debería hacerlo. Además, debes entender que el mundo de la historia —del que trataremos más adelante— crea un universo particular, con unas reglas definidas, que hace que el espectador las dé por buenas, por válidas. Si el espectador da por bueno que los personajes pueden volar gracias a los polvos mágicos de Campanilla —Peter Pan—, también dará por válido que cierto personaje enamore a todos los personajes con los que se cruce. En consecuencia, los espectadores también se enamorarán de dicho personaje. Claro, siempre que se trate de un buen guion, y la historia y el personaje estén bien construidos. Pero no me refiero exactamente a estos casos con personajes que enamoran, que también. Me refiero a los personajes que como actores, directores o escritores nos enamoran, nos fascinan y permanecen en nuestra memoria.

No hay una respuesta sencilla a la pregunta de ¿qué es lo que provoca que un personaje enamore? Un guion es una gran maquinaria en la que cada pieza cumple una función que complementa y da sentido al resto. Por este motivo son muchas las circunstancias diferentes que encontraremos. A veces son ciertas cualidades de la personalidad de un personaje, a veces es su motivación por conseguir algo, a veces son los grandes retos que el personaje debe superar. A veces se trata de que el personaje sea capaz del sacrificio por otros o por un fin mayor. A veces se trata de quién no es el personaje en comparación con los otros personajes del mundo de la historia o del submundo de ese personaje. A veces tiene que ver con el arco del personaje. Y generalmente tiene que ver con todo lo anterior y con mucho más, que desarrollaremos a lo largo de este libro.

Por ahora baste decir que siempre tiene que ver con la historia que cuenta el guion, con la forma en que el actor creó y dio vida a su personaje, con la forma en que el director creó su obra, y con el resto de personajes que crearon el resto de actores.

Recuerda que comentamos que un guion es una gran maquinaria en la que cada pieza cumple una función que complementa y da sentido al resto: pues de la misma forma sucede con una obra, película o serie. Comento esto porque es común encontrar actores que intentan ‘perjudicar’ el trabajo de otros actores del reparto, para sobresalir ellos. Esto es un gran error porque estarán perjudicando el nivel de la obra y, en consecuencia, su propio nivel. Debes conseguir sobresalir porque fuiste capaz de crear un personaje fascinante, no porque otros actores hagan un mal trabajo. Cuanto mejor sea el nivel de cada uno de los participantes, mejor será el nivel del producto final.

Te recomiendo que analices los personajes que desarrollan tus actores preferidos. Son los actores que más te gustan por el tipo de historias que cuentan y porque imprimen a sus personajes una serie de características, muchas de las cuales se repiten en los diferentes personajes que interpretan, que hacen que se hayan convertido en tus actores preferidos.

También te recomiendo que analices las películas y los personajes que te enamoren, y que encuentres qué es lo que provoca que te enamores de esas historias y de esos personajes. Cuando encuentres lo que provoca que te enamoren, toma notas y guárdalas en tu cajón de herramientas del actor. Es más que probable que en algún momento de tu carrera puedas utilizarlas.

Todo lo que trataremos en este libro va dirigido a proporcionarte la información que te ayude a detectar lo que marca la diferencia entre un personaje y un personaje inolvidable. A este proceso lo llamo ‘ver con los ojos de un actor’.

VER CON LOS OJOS DE UN ACTOR

¿Qué significa? Significa empezar a moldear tu mente en una manera de observar profesional, crítica, profunda y artística.

Permite que te ponga un ejemplo. Si visitamos las pirámides de Egipto, los profanos nos deleitamos con su belleza, con sus dimensiones, con la magia de su significado como tumba o portal a la otra vida, etc. En cambio, si un ingeniero visita las pirámides, verá todo eso y algo más. Percibirá la proporción de sus dimensiones, su orientación siguiendo los ejes N/S y E/O para que los rayos del sol incidan de cierta manera en determinada época del año. La forma en que resolvieron las dificultades de crear una construcción de tales dimensiones. El tamaño de cada bloque de arenisca y de las losas de granito. La dificultad de cortarlos, transportarlos y elevarlos contando con la ayuda de herramientas muy primitivas y por medio de la fuerza humana. La logística para localizar y extraer de la tierra los minerales para fabricar dichas herramientas, crearlas, transportarlas, repararlas... El gran número de personas que participaron en el proyecto. La especialización en los diferentes trabajos; canteros, transportistas, capataces, peones, obreros... Las necesidades de organización y mantenimiento de tanta gente; comida y cocineros, agua y aguadores, médicos y enfermeros... Su lugar de descanso, de aseo y de enterramiento, porque muchos morirían de forma natural o accidental. Y, sobre todo, se maravillarán de cómo repartieron las cargas, de forma que les permitió crear ciertas cámaras huecas que han resistido el paso de los milenios sin desplomarse, y la manera en que protegieron dichas cámaras de los posibles ladrones.

Eso, y alguna otra cosa que a mí se me escapa, verá un ingeniero. Incluso es posible que tenga un momento de ensoñación en el que visualice todo ese movimiento de personas y materiales funcionando como una gran maquinaria bajo el sol del desierto.

De la misma forma, los actores, directores y escritores deberemos desarrollar la habilidad de percibir la forma en que un actor, director o escritor desarrolló su trabajo. Deberemos aprender a detectar los pilares fundamentales sobre los que sustentaron su creación. Y, por supuesto, deberás ser capaz de detectar en el guion las sutilezas de la historia y del personaje que estés creando. Como dice Guillermo del Toro, «hay que saber ver. Si sabes ver sabes contar».

Generalmente nos recomendarán que, si somos actores o directores, veamos mucho teatro, cine... Que si somos escritores, leamos y escribamos mucho. Sí, debemos hacerlo, pero no cómo un simple espectador o lector. No como un turista que visita las pirámides.

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9788432153747
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