Kitabı oku: «Competitividad e innovación»
Competitividad e innovación : visiones desde las agrociencias / Liliana Chacón Jaramillo, editora ; Germán Afanador Téllez [y otros diez]. - Primera edición. - Bogotá : Ediciones Unisalle, 2020.
208 páginas : ilustraciones, gráficas, fotografías ; 23 cm. – (Cuadernos de Seminario ; n.° 11)
Incluye referencias bibliográficas
ISBN 978-958-5136-73-1 (impreso)
ISBN 978-958-5136-74-8 (digital)
1. Innovaciones agrícolas – Investigaciones – Colombia 2. Mercadeo cooperativo de productos agrícolas 3. Industria y comercio de la carne – Colombia 4. Agricultura – Aspectos ambientales I. Chacón Jaramillo, Liliana II. Afanador Téllez, Germán
CDD: 630 ed.22
CEP-Universidad de La Salle. Dirección de Bibliotecas
ISBN: 978-958-5136-73-1
Primera edición: Bogotá, D. C., septiembre del 2020
© Universidad de La Salle
Autores
Liliana Chacón Jaramillo
Germán Afanador Téllez
Jaime Alberto Rendón Acevedo
Juan Fernando Vela Jiménez
Óscar Javier Cubillos Pedraza
Jader Rodríguez Cortina
Enrique Alfonso Torres Llerena
Ángela María Otálvaro Álvarez
Pedro Javier Meza Castellar
Santiago Manuel Sáenz Torres
Rosalina González Forero
EDICIÓN
Ediciones Unisalle
Cra. 5 n.º 59A-44, Edificio Administrativo, 3.er piso
PBX: (571) 348 8000, extensiones: 1224 y 1226
edicionesunisalle@lasalle.edu.co
https://ediciones.lasalle.edu.co/
Dirección editorial
Alfredo Morales Roa
Coordinación editorial
Andrea del Pilar Sierra
Corrección de estilo
Sabina Ojeda
Diagramación y diseño de carátula
Milton Arturo Ruiz
Queda prohibida la reproducción total o parcial de este libro por cualquier procedimiento, conforme a lo dispuesto por la ley. Impreso y hecho en Colombia.
Contenido
Introducción. Las agrociencias: un compromiso con los territorios
Liliana Chacón Jaramillo
Capítulo 1. La innovación en agrociencias
Germán Afanador Téllez
Capítulo 2. Ruralidad y asociatividad: resignificar la competitividad en el campo
Jaime Alberto Rendón Acevedo Juan Fernando Vela Jiménez
Capítulo 3. El mercado de la carne en Colombia
Óscar Javier Cubillos Pedraza
Capítulo 4. Estrategia para aumentar la competitividad de la cadena cárnica bovina colombiana
Jader Rodríguez Cortina Enrique Alfonso Torres Llerena Ángela María Otálvaro Álvarez
Capítulo 5. Aprovechamiento integral del fruto del totumo (Crescentia cujete L.): producción de energía y alimento en el marco de las agrociencias
Pedro Javier Meza Castellar Santiago Manuel Sáenz Torres
Capítulo 6. Impacto ambiental generado por la actividad agropecuaria
Rosalina González Forero
Introducción
Las agrociencias: un compromiso con los territorios
Liliana Chacón Jaramillo*
ES INDUDABLE QUE LA HUMANIDAD atraviesa por una época que le impone grandes retos, entre los cuales están el vivir en un planeta con una población creciente, el prevenir la reducción constante de la diversidad animal y vegetal, así como de los microorganismos presentes en el agua, el aire y la tierra, y el frenar el agotamiento intensivo de los recursos naturales, de la calidad ambiental, lo que va de la mano de enormes innovaciones de orden tecnológico.
Con base en lo expuesto, los humanos tenemos la inmensa responsabilidad de mantener el equilibrio entre todas las especies del planeta, reducir el calentamiento global, conservar las fuentes de agua potable, evitar a toda costa la producción de sustancias tóxicas para la tierra y conservar los recursos no renovables. Por lo tanto, en este siglo debemos inspirarnos, motivarnos y unirnos para repensar y tomar acciones concretas, de largo plazo, que eviten el caos.
Hoy creemos que “hay suficiente planeta para todos, si no lo desperdiciamos” (Von Grebmer et al., 2012); sin embargo, si vemos el crecimiento y proyección de la población humana en miles de millones desde mediados del siglo pasado —1950 (2.536.431), 2000 (6.143.494), 2050 (9.735.034), 2100 (10.875.394) (Naciones Unidas, 2019)—, el desafío es colosal.
En el 2015, 193 países se comprometieron a lograr el objetivo “Hambre Cero” para el 2030 (Naciones Unidas, 2015). Según las cifras presentadas en el informe 2018 del Global Hunger Index, aún están lejos de alcanzar ese objetivo (Von Grebmer et al., 2018). A partir de la evidencia mostrada en el 2018, se ha progresado en reducir el hambre en algunas naciones; pero el origen de las causas y las complejas realidades del hambre no se están abordando de modo adecuado.
Las estadísticas son asombrosas e inquietantes: aproximadamente, 124 millones de personas sufren de hambre aguda, cifra que representa un aumento sorprendente de ochenta millones, en comparación con los dos años anteriores, más aún cuando se considera que el hambre y la desnutrición tendrán un impacto masivo en la próxima generación. Esto se expresa también en que alrededor de 151 millones de niños tienen retraso del crecimiento y 51 millones de niños viven con emaciación (Von Grebmer et al., 2018).
Por otra parte, las pocas ganancias en las cifras de reducción del hambre se ven amenazadas por conflictos entre y dentro de las naciones, que llevan a migraciones forzadas y al deterioro de las condiciones de vida de las poblaciones. También son amenazadas por el incremento del cambio climático, la inequidad geográfica, de género, de raza y de etnia, así como de estatus educativo, y la mala gobernanza. Todas estas amenazas contribuyen a aumentar la malnutrición y la vulnerabilidad frente a las enfermedades; además, ponen en riesgo el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, s. f.). Por esto, es necesario que en los territorios se garantice la subsistencia:
[…] los territorios son los lugares donde viven las mujeres y los hombres, las niñas y los niños, donde los ciudadanos trabajan para sacar adelante sus hogares y donde se originan los sueños. Allí es donde deben solucionarse la pobreza y las desigualdades, donde se proporcionan los servicios de educación y sanidad, donde se protegen los ecosistemas y donde deben garantizarse los derechos humanos. (Ciudades y Gobiernos Locales Unidos, CGLU, 2015, p. 22)
Sumado a los retos mencionados, se debe resaltar el proceso de globalización, el cual implica una mayor competencia en el mercado, que requiere ajustes continuos en los sistemas productivos de los países, regiones y ciudades. Esta globalización o, mejor, la mayor internacionalización de las economías, apoyada en el avance de las comunicaciones y de los sistemas de transporte, está inmersa en los territorios, no solo porque afecta a las naciones, sino, en particular, porque el ajuste productivo y las dinámicas económicas dependen de las decisiones de inversión y ubicación de los actores económicos, al igual que de los factores de atracción de cada territorio; es decir, algunas ciudades y regiones son ganadoras, otras son perdedoras: su estatus depende del suministro de recursos humanos y naturales, la estructura de sus sistemas productivos, su marco institucional y su posición en la economía global (Vázquez-Barquero, 2002).
Con un análisis de los modelos de desarrollo en los países, se observó que estos responden a las necesidades de cada localidad, siempre y cuando estas permitan potenciar las capacidades territoriales, endógenas; de lo contrario, los mecanismos y políticas aplicados crearán resistencia e iniciarán un nuevo modelo (Quispe, 2016). Por tanto, el desarrollo de una comunidad no solo se refiere a “una técnica de intervención, sino también a una práctica comunitaria, dejando que los actores y agentes locales de las comunidades tiendan a generar sus propias acciones e iniciativas de desarrollo acorde a sus necesidades e ideal” (Quispe, 2016, p. 103). Así, el desarrollo y el crecimiento de los territorios, de las localidades, dependen de sus relaciones globales, de sus capacidades para interactuar en un mundo global y, en esencia, de sus propios atributos, de sus condiciones endógenas.
Por otro lado, los productos animales son una fuente importante de proteínas y micronutrientes; en consecuencia, juegan un papel clave en la nutrición y la salud humanas. En comparación con los cultivos, el ganado suele ser más costoso, por lo tanto, el aumento del consumo de alimentos de origen animal está estrechamente relacionado con el crecimiento de los ingresos y con las actitudes socioculturales; de este modo, la preocupación sobre el bienestar animal, el medio ambiente y los aspectos religiosos pueden afectar con fuerza la demanda.
Ante este panorama, el mercado ganadero debe tener en cuenta la calidad en todos sus aspectos: sabor, salud, seguridad, servicio. Se recomienda atender el almacenamiento adecuado, las normas de seguridad, el transporte y la cocción. De manera consecuente, es importante considerar el desempeño de la cadena de valor en sus tres dimensiones: económica, social y ambiental. Por consiguiente, es posible identificar la raíz de los problemas, aprovechar las oportunidades y desplegar, junto con las partes interesadas, planes de acción para el desarrollo de la cadena de valor (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, por sus siglas en inglés, 2019).
Por supuesto, la Universidad de La Salle tiene la responsabilidad de enfrentar y superar los grandes retos de este milenio. En particular, desde el Doctorado en Agrociencias nos hemos propuesto involucrar como “hilo conductor” de las líneas de investigación con sus programas y proyectos asociados la investigación orientada hacia la innovación en productos, procesos, sistemas y servicios. Esto como una forma de proveer soluciones a los problemas tecnológicos de la agricultura tropical y del mundo rural que se expresen mediante la consolidación de bioeconomías regionales y locales, con extensión al país y a bloques de países.
Para nuestro Doctorado, enmarcado en las bioeconomías en extremo competitivas, las agrociencias representan:
la integración entre las ciencias biológicas y las ciencias del agro y su relación con el entorno social y económico a través de una visión sistémica y transdisciplinaria que integra la investigación con procesos de desarrollo tecnológico que permitan acelerar la innovación y generar cadenas de valor, para la solución de las problemáticas de la agricultura tropical y el mundo rural. (Universidad de La Salle, 2017)
Sobre la base de esto, el Doctorado en Agrociencias se ha propuesto que sus estudiantes y profesores realicen intercambios con expertos nacionales e internacionales, como una tarea beneficiosa dirigida a construir conocimiento por medio de la comparación y argumentación de sus puntos de vista y hallazgos de investigación. En este libro presentamos los resultados de ese proceso anual, que se materializa en el Encuentro de Agrociencias, el cual, en su cuarta edición (2018), tuvo como objetivo analizar y debatir diversos aspectos de la competitividad e innovación de la agricultura colombiana.
En el primer capítulo nos deleitamos con una visión de la innovación enmarcada en las agrociencias. El autor nos reta a realizar investigaciones interdisciplinarias, contextualizadas dentro de la nueva ruralidad y de los territorios contemporáneos, en función de la inclusión social y del manejo responsable de nuestros recursos.
No podemos dejar de tratar temas trascendentes vinculados con la organización del trabajador y, en general, de la producción; por esto, en el segundo capítulo los autores discuten sobre las formas organizativas, la asociatividad y el movimiento cooperativo propuestos como estrategias para resignificar el mundo rural y mejorar su competitividad.
En los temas enlazados con la competitividad del sector agropecuario en Colombia, el mercado de la carne representa un aspecto interesante de analizar, debido a sus complejas problemáticas. Así, en el tercer capítulo el autor ahonda en este y en el apoyo a la productividad y competitividad, a fin de que se adopte una visión integral para este sector productivo, con énfasis en las cadenas de valor, los productores y los consumidores.
En línea con esta temática, en el cuarto capítulo los autores abordan una propuesta para mejorar la competitividad de la cadena cárnica bovina en Colombia. Resaltan la necesidad de desarrollar estrategias de investigación e innovación que permitan emplear de modo provechoso los diferentes cortes de la carne para el consumo humano.
En el quinto capítulo, uno de nuestros estudiantes y su tutor nos presentan cómo desde las agrociencias se pueden integrar las necesidades y estrategias de investigación, la bioeconomía y la innovación con los sistemas educativos en regiones golpeadas por la violencia y sin asistencia técnica para mejorar el aprovechamiento del fruto del totumo, con el propósito de lograr la producción de energía. Nos llevan a una real aplicación del desarrollo sostenible y de la productividad ecológica.
Con nuestra mirada de las agrociencias sobre los objetivos prioritarios de la competitividad sostenible y la sostenibilidad ambiental, considerando que se deben alcanzar mediante tres ejes prioritarios: el impulso al desarrollo social, la competitividad y la integración regional, en el sexto capítulo la autora expone un análisis del impacto ambiental generado en los diferentes recursos naturales, según la normativa para la actividad agropecuaria.
Esperamos que disfruten la lectura y que estas investigaciones contribuyan a la reflexión sobre la responsabilidad que tenemos los seres humanos de impulsar la estabilidad y continuidad de nuestras especies y del planeta. Tengamos presente que debemos garantizar la coevolución de los diferentes ecosistemas y, junto con esta, un desarrollo humano integral y sustentable que dignifique la vida, la ruralidad, la Tierra.
Referencias
Ciudades y Gobiernos Locales Unidos. (2015). Objetivos de Desarrollo Sostenible. Lo que los gobiernos locales deben saber. Autor.
Naciones Unidas. (2015). Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. http://www.un.org/ga/search/view_doc.asp?symbol=A/70/L.1&Lang=S
Naciones Unidas. (2019). World Population Prospects 2019. https://population.un.org/wpp/DataQuery/
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. (2019). Developing Sustainable Value Chains for Small-Scale Livestock Producers. Roma.
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. (s. f.). Objetivos de Desarrollo Sostenible. https://www.undp.org/content/undp/es/home/sustainable-development-goals.html
Quispe, G. (2016). Visiones del desarrollo endógeno desde las comunidades locales. Perspectivas, (37), 95-122.
Universidad de La Salle. (2017). Documento maestro del programa de Doctorado en Agrociencias. Autor.
Vázquez-Barquero, A. (2002). Endogenous Development and Globalization. EURE, Revista Latinoamericana de Estudios Urbano Regionales, 26 (79), 47-65.
Von Grebmer, K., Bernstein, J., Hammond, L., Patterson, F., Klaus, L., Fahlbusch, J., Fritschel, H. et al. (2018). 2018 Global Hunger Index. Forced Migration und Hunger. https://www.globalhungerindex.org/pdf/en/2018.pdf
Von Grebmer, K., Ringler, C., Rosegrant, M., Olofinbiyi, T., Wiesmann, D., Fritschel, H., Yohannes, Y. et al. (2012). 2012 Global Hunger Index. http://cdm15738.contentdm.oclc.org/utils/getfile/collection/p15738coll2/id/127150/filename/127361.pdf
* Ph. D. y magíster en Salud y Producción Animal de la Universidad Nacional de Colombia (Bogotá, D. C.). Directora del Doctorado en Agrociencias y profesora asociada de la Universidad de La Salle (Bogotá, D. C.). Correo electrónico: lichacon@lasalle.edu.co
Capítulo 1
La innovación en agrociencias
Germán Afanador Téllez*
Resumen
LA INVESTIGACIÓN CLÁSICA EN AGRICULTURA tiende a ser disciplinaria, a pesar de que las sociedades rural y urbana esperan que tenga un carácter transdisciplinario con una interacción dinámica y proactiva entre el sector de la producción, la academia y los hacedores de política sectorial. Así, la agricultura en Colombia requiere del diseño y desarrollo de un modelo de estudios de doctorado multidimensional y de una integración de visiones económicas, ambientales y sociales. En este documento se analizan los fundamentos de las agrociencias y de los procesos de innovación derivados de un modelo educativo que integra disciplinas dispersas para producir conocimiento científico y promocionar una nueva cultura de la agricultura desde la ciencia, la filosofía y la religión. Las inversiones en investigación básica y aplicada no solo contribuyen al desarrollo de invenciones basadas en la ciencia, sino también a la promoción del talento para el emprendimiento, prerrequisito fundamental para converger en una innovación comercial con una nueva visión en materia de eficiencia ambiental y justicia social. Ante esto, el modelo de agrociencias se orienta hacia valores agregados relacionados con la seguridad alimentaria y la conformación de una estructura de servicios para la producción primaria y la agroindustria. El enfoque transdisciplinario del modelo estimula elementos de innovación en el ordenamiento de agroecosistemas y de sus propiedades en materia de productividad, estabilidad, resiliencia y equidad. Así, la innovación social se aborda desde el valor agregado compartido y las necesidades de investigación y transferencia de tecnología para mercados de bajos ingresos.
Palabras clave: educación ambiental, innovación educativa, agricultura orgánica.
Introducción
Una pregunta que siempre se hace desde la academia está relacionada con los procesos de investigación y desarrollo tecnológico: ¿cuál es su contribución estratégica a las aplicaciones prácticas en la agricultura? En este sentido, por tradición, la investigación clásica tiende a ser disciplinaria, pero las respuestas que esperan las sociedades rural y urbana en la agricultura tienen un carácter transdisciplinario; además, están asociadas con el diseño y desarrollo de un modelo de investigación y transferencia de tecnología que requiere de una gestión científica y tecnológica orientada hacia una interacción dinámica, proactiva, entre el sector de la producción, la academia y los hacedores de política sectorial.
El modelo se fundamenta en la promoción del desarrollo sostenible desde tres dimensiones: lo social, lo económico y lo ecológico, en un contexto de producción que implica la integración sistémica de la agricultura con los recursos naturales (Leeuwis et al., 2006; Smeets, 2011). En consecuencia, la sostenibilidad de ambos factores en un entorno específico de producción comprende el análisis del estado de su manejo y desempeño en el espacio-tiempo, a través de cuatro propiedades esenciales: productividad, estabilidad, resiliencia y equidad (Scheffer et al., 2001).
Durante las últimas tres décadas, a la agricultura, en específico, a la agricultura animal, se le ha atribuido un profundo crecimiento y desarrollo tanto en producción como en productividad, lo cual ha sido posible a partir del continuo esfuerzo de innovación realizado por diferentes grupos de investigación de las universidades públicas y privadas, y por el sector productivo (Van Latesteijn, 1998); sin embargo, la mayoría de los crecimientos sectoriales ha producido efectos negativos en el ambiente físico-social, ante la presión de una demanda continua y creciente por alimentos, y la disponibilidad a escala de otros bienes o servicios sectoriales.
De esta manera, uno de los retos para la educación clásica universitaria en agricultura es considerar nuevas y emergentes tecnologías en la formación tradicional para aportar al desarrollo de una agricultura sostenible, en el marco de una gran diversidad de situaciones socioeconómicas y ambientales, la cual, según Richard Smalley, Premio Nobel de Química 1996, abarca: energía, agua, alimentos, ambiente, pobreza, terrorismo, guerra, enfermedad, educación, democracia y crecimiento poblacional (Smalley-Curl Institute, 2008). Así, las problemáticas son dinámicas, complejas de definir en conjunto y, a menudo, mal entendidas o ambiguas, por tanto, se prestan a interpretaciones conflictivas.
Una problemática que merece atención estratégica es la extrema pobreza que aflige al planeta, la cual requiere de una nueva visión desde la academia, sector que tiene el desafío de contribuir a la solución de inconvenientes estructurales que, en particular, afectan al sector rural. En la actualidad, se estima que cuatro billones de personas —alrededor del 44 % de la población global— viven con ingresos per cápita menores de dos dólares; los modelos de negocio las referencian como un mercado de bajos ingresos (Prahalad, 2004).
La pobreza es la debilidad del mundo. Se expresa con la carencia de todos o algunos de los elementos que favorecen el bienestar humano, los cuales dependen de un suficiente ingreso para obtener una provisión de alimentos adecuada y una vivienda apropiada para la familia; pero también intervienen otras dimensiones: la salud, la seguridad, la aceptación social, el acceso a las oportunidades, la capacidad para decidir con libertad (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, 2008). En este sentido, una lectura más integral e innovadora de la pobreza debe abordar a las comunidades rurales pobres desde el punto de vista del asistencialismo tradicional y desde su consideración a modo de un núcleo fundamental de la población humana, como un mercado blanco proveedor y consumidor de productos específicos o servicios (Michelini, 2006).
Cada día, la ciencia se divide más en disciplinas especializadas, por tanto, lo más importante para el investigador es alcanzar principios unificadores que ayuden a entender no solo el comportamiento de las partes individuales de un sistema, sino también de su conjunto, es decir, de las partituras individuales de las piezas que lo componen. Esta orquestación revela que la meta no es entender el comportamiento de las cosas: es establecer su composición y cómo estas trabajan de forma integral, a manera de un todo.
En el caso de la agricultura, la ciencia sistémica adquiere un alto grado de complejidad, dadas sus propiedades naturales. Su aplicación en condiciones prácticas debe cubrir todos los componentes de la cadena de valor, independientemente de su tamaño o naturaleza (Porter, 1985). Se pretende, entonces, establecer un lenguaje general, mediante el cual varias áreas disciplinarias se comuniquen de manera transdisciplinaria (Palmer et al., 2007).
La transdisciplina es un principio científico reflexivo e integrador, impulsado por métodos que apuntan a la solución o transición de problemas sociales y científicos relacionados, por medio de la diferenciación e integración del conocimiento, a partir de diversos cuerpos de la ciencia y la sociedad (Bergmann et al., 2005).
Ante esto, el involucrar actores externos a la academia en el proceso de desarrollo científico, tecnológico e innovativo en agricultura integra mejor el conocimiento disponible, reconcilia valores o preferencias y crea una mayor apropiación de los problemas y las opciones de solución (Lang et al., 2012). En este sentido, además de la transdisciplina, existen otros enfoques de investigación, como los basados en el manejo de los recursos naturales en el ámbito comunitario y en procesos interactivos o participativos de investigación, que sugieren mecanismos más apropiados, dirigidos a cubrir los requerimientos para resolver problemas del mundo real y alcanzar metas de sostenibilidad sectorial.
Con base en lo expuesto, en este documento se analizan los fundamentos de las agrociencias y de los procesos de innovación derivados de este modelo educativo, el cual integra disciplinas dispersas para producir conocimiento científico y promocionar una nueva cultura de la agricultura en Colombia desde la ciencia, la filosofía y la religión.
Fundamentos conceptuales del modelo de agrociencias
El análisis de la evaluación de los estudios de doctorado en los Estados Unidos reconoce que la escolaridad e investigación en campos interdisciplinarios han crecido de modo significativo en la última década. Uno de esos trabajos tiene un carácter multidisciplinario, lo cual expone que la investigación con este enfoque reúne a académicos de diferentes campos para que trabajen en un problema común; en contraste con la investigación interdisciplinaria, que ocurre cuando los campos se cambian para incorporar perspectivas de otra área.
En este análisis sobresalen las ciencias de la vida, en las cuales se inscribe la agricultura, dado que se considera que las aplicaciones prácticas del sector focalizan la investigación en procesos biológicos básicos de manera separada, independiente de otras disciplinas biológicas tradicionales (Ostriker y Kuh, 2003). Al respecto, Palmer et al. (2007) abogan por un modelo educativo transdisciplinario que incluye un pensamiento de jerarquía superior, el cual trasciende las fronteras de la disciplina y la generación de conocimientos y nuevas resoluciones no disponibles en entornos multidisciplinarios e interdisciplinarios.
El desarrollo y crecimiento sostenible de la agricultura en un país megadiverso como Colombia requiere del diseño e implementación de este tipo de modelo con un carácter multidimensional y una integración local de visiones económicas, ambientales y sociales en la producción no solo de alimentos tradicionales, sino de aquellos con características funcionales agregadas. El modelo lo soporta una estructura de servicios académicos a la producción primaria y a procesos agroindustriales, los cuales, en conjunto, deben producir un menor impacto sobre los valores ambientales y sociales de un territorio en particular.
En este contexto, diferentes tipos de ciencias que cubren un amplio rango de disciplinas se tienen que integrar para configurar en lo local un marco orientador que dé respuestas a algunos de los retos complejos prioritarios que tiene la agricultura: el uso eficiente del agua, la resistencia de los cultivos y los animales a los pesticidas, la reducción de las pérdidas de poscosecha, el mejoramiento de la logística de las cadenas de producción y la configuración de formas más sostenibles de producción (Beddington, 2010).
Así, el modelo educativo de agrociencias interioriza estos desafíos y despliega un enfoque transdisciplinario que trasciende los límites de las disciplinas tradicionales adscritas a la agricultura con un nuevo conocimiento, cuyos resultados prácticos sobrepasan los ambientes multidisciplinarios e interdisciplinarios. La especialización y creación de conocimiento en agrociencias se realizan en un entorno de altas restricciones para el desarrollo de procesos interactivos que fomenten diferentes tipos de innovación; en consecuencia, se requiere de otras formas de trabajo académico, en las cuales el saber de todos los participantes se use de un modo novedoso y diversas disciplinas o experiencias se conjuguen con creatividad para forjar pensamientos e ideas. A este nuevo papel de la ciencia y la sociedad, orientado a desplegar procesos de innovación, Johansson (2004) lo denomina intersección.
Las agrociencias realizan esta intersección mediante una integración de la agricultura en el marco de una visión futurista de la investigación, el desarrollo tecnológico, la producción primaria y la transformación. Esta integración cubre fundamentalmente la oferta global de alimentos, a través de distintas cadenas de producción, pero con un mayor énfasis en el sector primario y en los procesos de planificación y protocolos de manejo y control para la toma de decisiones de carácter funcional en el ámbito de la unidad de producción “finca” y de su nicho de mercado. Desde lo conceptual, la integración de la agricultura se relaciona con la coordinación de las actividades estructurales y funcionales en una tipología de sistema de producción en particular. Esto conlleva la coordinación de decisiones por parte de diferentes actores en los aspectos estratégico, táctico y operacional.
El análisis de las cadenas de producción en agrociencias con diferentes tipologías de actores involucra niveles graduales de eficiencia y responsabilidad, en concordancia con las expectativas de los consumidores frente a un producto. En este escenario se combinan factores intrínsecos del producto con factores tecnológicos que conducen a cambios estructurales en el sector primario de la producción en su relación con la sociedad.
Se plantea, entonces, pasar de una agricultura orientada hacia el producto a una enfocada al servicio. Esto con el desarrollo de interacciones entre diferentes constituyentes de la cadena de valor y con grandes retos para el futuro, que incluyen: soluciones de ciclos de vida cortos, mercados más dinámicos y competitivos, alimentos especializados que integran la composición nutricional del producto con su expresión funcional y la evaluación de diferentes niveles de compensación con la sostenibilidad y valoración de los impactos socioambientales de las cadenas de producción (Vermeir y Verbeke, 2006). La respuesta a estos desafíos anticipa futuras regulaciones del producto en lo que respecta al consumidor.
Fundamentos de la innovación
Una invención es el resultado de un proceso de alta creatividad con productos que van más allá del conocimiento actual; así, está constituida por una idea inicial que puede requerir una posterior colaboración, un desarrollo o un análisis para evaluar su potencial verdadero, lo que se convierte en un insumo para crear innovaciones asociadas a un paradigma, como el de la agricultura sostenible (Elkington, 1999; Leeuwis et al., 2006; Beddington, 2010). En este sentido, la innovación hace referencia a la entrada en un mercado específico de una nueva ciencia o de un producto basado en la tecnología.