Kitabı oku: «En manos de Dios», sayfa 2
¿Estoy despierto a Dios, a la presencia de Dios,
a mis deseos de Dios?
¿Estoy despierto a mis pensamientos de Dios,
a mis reflexiones sobre Dios,
a mis recuerdos de Dios?
¿Estoy despierto a mis proyectos sobre Dios,
a mis expectativas sobre Dios,
a mis peticiones a Dios?
¿Estoy despierto a mis necesidades sobre Dios,
a mis quejas a Dios, a mis exigencias a Dios?
¿Estoy despierto a Dios?
¿A qué estoy despierto en mi relación con Dios?
¿Despierto al susurro de Dios, a la música de Dios,
a la intuición de Dios?
¿Despierto a la transparencia de Dios,
a la presencia amorosa de Dios,
a la presencia de Dios en mi alma?
¿Despierto a mi unión profunda con Él,
a sentirme habitado por Él,
al silencio envolvente de Dios?
¿Despierto a las caricias y ternuras de Dios,
a la presencia de Dios que me da vida,
a la presencia de Dios que me llena por dentro?
¿Despierto a la presencia de Dios
que me ilumina por dentro,
que me pacifica en mi alma,
que me enamora el corazón,
que me seduce y me envuelve en su Espíritu?
¿Despierto a Dios?
¿Despierto consciente de su presencia en mí?
¿Despierto consciente de su presencia en el aire que respiro?,
¿en el suelo que me sustenta?, ¿en la realidad de cada
cosa que veo?
9. ¿A qué me despierto cuando me despierto?
En resumen, podemos observar, en nuestro despertar, tres niveles:
1. ¿Despierto sólo a mí mismo, a mis trabajos, a mis problemas, a mis preocupaciones y achaques?
2. ¿Despierto a las cosas, noticias y enredos de cada día?
3. ¿Despierto a la intuición de Dios?
¿Despierto a la nostalgia de ver, sentir, experimentar y vivir a Dios, aquí y ahora y así, en este momento?
Despierto al mundo sagrado y divino de Dios?
¿Despierto a la presencia plena, infinita, eterna y amorosa de Dios en nosotros y en todo lo que nos rodea?
¿Despierto a la presencia de Dios «en quien vivimos, nos movemos y existimos»?
¿Despierto al hondón de mi alma, donde
«mi alma está unida a ti y tu diestra me sostiene»?
¿Despierto a Dios que me seduce porque
«oh Dios, tú eres mi Dios,
por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti»?
¿Despierto a Dios que es, que existe,
y a toda la creación que es Dios existiendo, manifestándose y expresándose en belleza y armonía de todas las criaturas?
10. Despertar a Dios
Pasos y ejercicios para despertar a la presencia de Dios
1. Despertar = abrir los ojos, mirar con atención.
2. Despertar conscientemente
= abrir los sentidos: ver, escuchar, sentir, gustar, paladear… con atención, conscientemente, dándome cuenta.
3. Despertar conscientemente y en silencio interior a mis sentidos
= mirar, escuchar, percibir… a mí mismo, a las personas,
a las cosas, conscientemente, y en silencio...
4. Despertar conscientemente y en silencio interior a mis sentidos interiores
= mirar, escuchar, percibir... con el ojo interior,
con el oído interior,
con el gusto interior,
con el sabor interior
conscientemente, y en silencio...
5. Despertar a mi ser interior
= sentir, percibir, vivir… mi interioridad,
mi yo sujeto,
mi consciencia pura y simple,
mi yo central: amor, luz, vida,
energía, paz...
conscientemente, y en silencio…
6. Despertar a mi yo sagrado y divino
= sentir, percibir, vivir… la Presencia amorosa,
inefable, silenciosa,
infinita y eterna de Dios,
en el centro de mi alma...
conscientemente, y en silencio...
11. Sentido del ejercicio:
¿Para qué nos ejercitamos? Para...
Despertar a la presencia de Dios en nosotros.
Abrirnos conscientemente al mundo sagrado
de Dios en nuestro ser personal, en todas
las personas y en toda la creación.
Prepararnos con las condiciones que ofrezcan
la posibilidad de que un buen día
nos sintamos alcanzados
por la inefable presencia de Dios,
y nos demos cuenta de ello.
Despertar a la experiencia de vivirnos en Dios
porque no sólo es que Dios esté en nosotros,
sino que somos nosotros quienes existimos
y estamos en Dios, y somos sagrados y
divinos en lo profundo de nosotros.
«Vivo, pero no soy yo quien vivo,
sino que es Cristo quien vive en mí». (Gal 2,20)
Despertar a la experiencia de sentirnos testigos
de Dios:
La experiencia de Dios, llenándonos de
su Espíritu y de su vida nos convierte
en testigos de su presencia para los demás.
Descansar en Dios
1. Introducción
Todos tenemos necesidad de descansar
y lo buscamos con ansiedad, con ganas.
Todos deseamos descansar y vivir en paz,
pero no acabamos de acertar cómo conseguirlo…
Algo no funciona bien en nosotros,
ni en nuestra vida,
porque a pesar de necesitar descansar,
de buscarlo con interés, de tener días de
vacaciones, de organizar viajes y ratos de ocio
y actividades, etc., no acabamos de encontrar
el descanso deseado y buscado.
Parece imposible que después de desear el descanso,
después de organizar todo tipo de descanso,
terminemos esos días de descanso más cansados
que cuando comenzamos.
¿Realmente, dónde buscamos el descanso?
¿Hemos descubierto en qué aspectos de nuestra
vida estamos cansados y cómo recuperarnos
de ese cansancio?
¿Estamos convencidos de que sabemos
cómo descansar?
¿No será que estamos buscando el descanso
donde no está?
«Sólo en Dios descansa mi alma,
porque de él viene mi salvación»,
leemos en el salmo...
Santa Teresa lo expresaba de una forma más clara y con un estilo lleno de sencillez y hondura:
«Todo cansa,
todo fatiga,
todo atormenta.
Si no es con Dios o por Dios,
no hay descanso que no canse,
porque se ve ausente
de su verdadero descanso». Vida, c 26,1.
Vamos a tratar de reflexionar sobre esta necesidad esencial de nuestra vida, tratando de descubrir qué es estar cansado, en que aspectos podemos estar cansados y cómo aprender a descansar en todas las facetas y dimensiones de nuestra vida.
2. ¿Qué es descansar?
Descansar: dejar de estar cansado,
dejar de estar fatigado,
dejar de estar agotado,
dejar de estar atormentado...
¿Por qué estamos cansados?
¿Por qué estamos fatigados?
¿Qué nos cansa y nos fatiga?
Nos cansamos en el trabajo,
nos sentimos atormentados en nuestra convivencia,
nos sentimos atormentados con nuestro pasado,
nos vivimos agobiados con el futuro,
nos sentimos llenos de cansancio
porque no llegamos donde quisiéramos llegar,
porque queremos abarcar más de lo que podemos,
porque nos preocupan las expectativas de los demás,
porque las cosas no funcionan como quisiéramos,
porque me agotan mis padres, mis hijos,
o mi esposo o esposa,
porque el trabajo de casa nunca termina,
porque no tengo fuerzas físicas para rendir
lo que me gustaría,
porque me faltan fuerzas psíquicas para estar en
todo a la altura de las circunstancias,
porque mi cabeza se cansa y se agota con tantas
cosas que tengo que llevar adelante,
porque me cansa y me agota casi todo.
¿Cómo descansar de todo lo que me cansa?
¿Será posible vivir sin agobios?
¿Será posible dejar de estar agotados?
¿Presumimos de estar agotados?
¿Por qué me canso yo realmente?
¿Qué es lo que me agobia, me cansa y me atormenta?
¿Qué podría hacer yo para no vivir agobiado?
¿Realmente sé descansar o me resulta imposible?
3. ¿Qué es «estar cansado»?
«Estar cansados» es estar agotados, estar al límite (o cerca) del agotamiento físico, mental, psíquico o espiritual.
Estamos agotados, cansados, cuando nos falta fuerza, energía, agilidad, vida, tono vital.
Estamos agotados (agotarse un pozo = quedarse sin agua) cuando se ha desgastado el nivel normal, el nivel equilibrado de tono vital, de energía, de fuerza…
Estamos cansados cuando no tenemos fuerzas para nada, nos falta vida…
4. Niveles de «cansancio» y de «descanso»
Podemos «estar cansados»:
Físicamente
cuando vivimos en nuestro cuerpo tensión,
estrés, prisas, nervios, agotamiento,
ruidos, descontrol, etc.
Mentalmente
cuando vivimos en nuestra mente
dispersión, descontrol, parloteo continuo,
enredos con el pasado o el futuro, desasosiego, etc.
Emocional y afectivamente
cuando vivimos alteraciones y
desajustes continuos de nuestros estados de
ánimo, agobios, enfados, etc.
Podemos «estar descansados»:
Físicamente
cuando vivimos en nuestro cuerpo serenidad,
sin tensión, silenciosos, con armonía en todos
nuestros gestos, etc.
Mentalmente
cuando vivimos en nuestra mente, centrados
en todo lo que hacemos,
atentos y silenciosos en el presente,
con pensamientos positivos y cordiales, etc.
Emocional y afectivamente
cuando vivimos tranquilidad, sosiego,
aceptación cordial, paz interior,
buen humor, gozo interior, etc.
Todos podemos vivir descansados, serenos y en armonía en todos los niveles de nuestra persona.
Supone todo un ejercicio de liberación interior y desapego de ruidos y distorsiones.
Todos añoramos vivir esa sensación de descanso, de paz, de gozo y calma interior, tanto a nivel corporal como a nivel mental y emocional afectivo.
Vamos a observar y caer en la cuenta de cómo vivimos habitualmente:
1. ¿Vivimos con tensión, llenos de prisas, estrés y descontrol?
2. ¿Vivimos una mente alterada, dispersa, juzgando y criticando todo, llena de pensamientos, de reflexiones, obsesiones e interpretaciones negativas y angustiosas?
3. ¿Vivimos sentimientos negativos, enfados, agobios, reacciones desproporcionadas, agresividad y quejas?
4.¿Vivimos descansados, con serenidad y armonía en nuestro cuerpo?
5. ¿Vivimos con una mente centrada, atenta y silenciosa en todo lo que hacemos y vivimos?
6. ¿Vivimos tranquilidad, paz interior, alegría y bienestar en todo lo que hacemos y vivimos?
5. ¿Cómo es el «cansancio» y el «descanso» a nivel corporal y físico?
Ücretsiz ön izlemeyi tamamladınız.