Kitabı oku: «Dioses y hombres en la Eneida de Virgilio»

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Edición: Primera. Junio 2021

Lugar de edición: Barcelona / Buenos Aires

ISBN: 978-84-18929-04-5

Depósito legal: M-7595-2021

Código Thema: NHC (Ancient history); NHD (European history); QRAX (History of religion)

Código Bisac: ART015060 (History / Ancient & Classical); HIS002010 (Ancient / Greece)

Código WGS: 113 (Belles-lettres / Historical novels and stories); 522 (Humanities, art, music / Antiquity)

Imagen de cubierta: Ilustración de la Eneida de Virgilio. 33,2 cm de ancho. En la colección de la Biblioteca Apostolica Vaticana. MS lat. 3225. Folio 234 verso, siglo Vº. Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=449282

Diseño gráfico general: Gerardo Miño

Armado y composición: Laura Bono

La publicación del presente volumen se enmarca en los proyectos H-853 de la UNLP y PICT 2015-2035 de la ANPCyT.

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

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Índice

Agradecimientos

Introducción 1. Estado de la cuestión

1.1. Principales tendencias en la bibliografía crítica acerca de Eneida

1.2. Tratamiento de las profecías

2. La transmisión de profecías como práctica semiótica

3. Organización del estudio

Primera parte: El fatum en Eneida

1. Estado de la cuestión

2. El sustantivo fatum en Eneida

2.1. Determinación de niveles narrativos

2.2. El sintagma nominal con núcleo fatum: atributos y complementos

2.3. El sintagma nominal con núcleo fatum: funciones semánticas

3. Fatum como texto: la propuesta de Ovidio

3.1. Metamorfosis y la “Eneida ovidiana”

3.2. Venus, Júpiter y el texto del fatum en Metamorfosis 15

4. Las Parcas y el fatum en Eneida: una propuesta de interpretación

Conclusiones de la primera parte

Segunda parte: Las profecías en el relato del narrador

Capítulo 1. Profecías con destinatarios divinos 1. Júpiter a Venus (1.223-296)

1.1. Venus genetrix y el lugar de Troya en la profecía de Júpiter

1.2. El diálogo entre Júpiter y Juno en Eneida 12 y la configuración de la identidad romana166

2. Neptuno a Venus (5.779-826)

3. Conclusiones del capítulo 1

Capítulo 2. Profecías con destinatarios humanos 1. Venus a Eneas (1.387-401)

1.1. El omen de los cisnes y el anuncio de Venus

1.2. El reconocimiento de la diosa: crudelis tu quoque

2. Fantasma de Anquises a Eneas (5.719-778)

2.1. La comunicación con Anquises: necromancia y conocimiento

2.2. Discurso instructivo en la profecía de Anquises

2.3. El anuncio de Anquises como elemento de verosimilitud

3. Sibila de Cumas a Eneas (6.42-145)

3.1. Delirio profético y discurso instructivo

3.2. Oralidad y escritura en la transmisión del fatum

4. Fantasma de Anquises a Eneas (6.752-892)

4.1. El desfile de las almas en el submundo: propuestas de clasificación

4.2. El catálogo de los héroes romanos como spectaculum

4.3. Las Somni portae y la adquisición de conocimiento en el submundo

5. Fauno a Latino (7.81-101)

5.1. Los signos en el palacio de Latino y la consulta a Fauno

5.2. La profecía de Fauno: posibilidades de interpretación

6. Tiberino a Eneas (8.18-85)

6.1. Las indicaciones de Tiberino en la llegada a Italia

6.2. El omen de la cerda blanca y su significado

7. Apolo a Ascanio (9.638-663)

8. Cimodocea a Eneas (10.236-245)

9. Conclusiones del capítulo 2

Capítulo 3. Écfrasis y profecía: el escudo de Vulcano

1. Écfrasis y lectura

2. El centro y el contorno: la viñeta de Accio como organizadora de la interpretación

2.1. Rómulo y Remo (8.630-634)

2.2. El conflicto con los sabinos (8.635-641)

2.3. El castigo de Metio Fufecio y la guerra contra Porsena (8.642-651)

2.4. La invasión de los galos (8.652-666)

2.5. Catón y Catilina en los infiernos (8.666-670)

3. Imagen y profecía: rerum ignarus imagine gaudet

4. Conclusiones del capítulo 3

Conclusiones de la segunda parte

Tercera parte: Las profecías en el relato de Eneas

Capítulo 1. Las profecías en Troya

1. El fantasma de Héctor (2.268-297)

2. La sombra de Creúsa (2.771-794)

3. Conclusiones del capítulo 1

Capítulo 2. Las profecías en el viaje

1. Apolo en Delos (3.84-120)

2. Los Penates en Creta (3.147-179)

3. La arpía Celeno en la Estrofadas (3.192-269)

4. Héleno en Butroto (3.356-471)

5. Conclusiones del capítulo 2

Conclusiones de la tercera parte

Conclusiones finales

Bibliografía

Agradecimientos

Este libro es una versión revisada y corregida de la tesis doctoral que realicé bajo la dirección de la Prof. Dra. Lía Galán y que defendí en la Universidad Nacional de La Plata en febrero de 2014 ante el jurado compuesto por la Prof. Dra. Alicia Schniebs (Universidad de Buenos Aires), la Prof. Dra. María Luisa La Fico Guzzo (Universidad Nacional del Sur) y el Prof. Dr. Pablo Martínez Astorino (Universidad Nacional de La Plata-Conicet).

El trabajo de investigación que dio como resultado mi tesis, y luego este libro, comenzó en el marco de las becas de posgrado Tipo I (2009-2012) y Tipo II (2012-2014) otorgadas por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas y dirigidas por Lía Galán. Durante el proceso de redacción de la tesis, en los meses de enero y febrero de 2013, tuve la oportunidad de realizar, gracias a la obtención del Subsidio para Viajes y Estadías 2012 de la Universidad Nacional de La Plata, una estancia de investigación en el Departament de Ciències de l’Antiguitat i de l’Edat Mitjana de la Universidad Autónoma de Barcelona, por invitación de Joan Gómez Pallarès. Con posterioridad a la defensa de la tesis, tanto durante la beca postdoctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (2014-2016) como a partir de mi ingreso como investigadora del organismo (2016), me dediqué al estudio de cuestiones vinculadas con la identidad romana y la religión en textos de Cicerón: el interés por estos problemas me ha hecho regresar a Virgilio y su Eneida una y otra vez, para revisar, profundizar y ampliar las conclusiones de la tesis. La estadía realizada en el Department of the Classics de la Universidad de Harvard entre enero y marzo de 2016, gracias a la gentileza de Kathleen Coleman –facilitada por el Subsidio para Viajes y Estadías 2015-2016 de la Universidad Nacional de La Plata y por el Programa de Financiamiento Parcial de Estadías Breves en el Exterior de Conicet– me permitió realizar un importante trabajo de ampliación y actualización bibliográfica y me dio el privilegio de asistir a clases de virgilianistas de la talla de Richard Tarrant y Richard Thomas.

Este libro no hubiera podido concretarse sin algunas personas e instituciones que, de diversas formas, han contribuido a la investigación que le dio origen y a su redacción definitiva. A Lía Galán y a María Delia Buisel debo mi primer acercamiento a Virgilio como alumna de grado: en sus clases no sólo me he beneficiado de sus conocimientos, sino también de su entusiasmo para leer, releer y disfrutar los versos de Eneida. El Centro de Estudios Latinos, unidad integrante del Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (IdIHCS) de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, ha sido el espacio en el que durante todos estos años, en seminarios, jornadas, reuniones y conversaciones informales, tuve la posibilidad de formarme, discutir y compartir mis conclusiones con colegas muy queridos: agradezco a todos ellos su acompañamiento, su apoyo y sus enriquecedoras observaciones. El Dr. Julián Gallego (Universidad de Buenos Aires-Conicet) ha guiado con gran amabilidad el proceso de edición y publicación de este libro en el marco de la colección del Programa de Estudios sobre las Formas de Sociedad y las Configuraciones Estatales de la Antigüedad (PEFSCEA).

La biblioteca del Centro de Estudios Latinos, la Biblioteca “Guillermo Obiols” de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (Universidad Nacional de La Plata), la Biblioteca d’Humanitats (Universidad Autónoma de Barcelona), la Biblioteca de Lletres (Universidad de Barcelona), la Widener Library y la Smyth Classical Library (Universidad de Harvard), la biblioteca del Instituto de Filología Clásica (Universidad de Buenos Aires) y el servicio que presta el Proyecto de Enlace de Bibliotecas (PrEBi) de la Universidad Nacional de La Plata han sido fundamentales para acceder a la bibliografía en que se ha cimentado mi investigación. No olvido aquí los generosos aportes de las bibliotecas particulares de mis profesores y colegas del Centro de Estudios Latinos y de otras universidades del país.

He tenido el honor de que este estudio, en sus distintas etapas, recibiera la lectura atenta de destacados y queridos especialistas. Josep Maria Escolà i Tuset (Universidad Autónoma de Barcelona) leyó y corrigió gran parte del borrador de la tesis, y los tres miembros del jurado que la evaluó realizaron comentarios y sugerencias valiosísimos que me invitaron a reconsiderar aspectos del trabajo. Recientemente, Federico Santangelo (Universidad de Newcastle) y Stephen Wheeler (Universidad Estatal de Pensilvania) leyeron el manuscrito de este libro: sus observaciones minuciosas, que abarcaron desde erratas tipográficas hasta preguntas generales sobre el planteo de la investigación, han contribuido ciertamente a mejorarlo. A todos ellos agradezco la generosidad de brindarme su tiempo para leer y corregir mi trabajo.

Mis padres, mis tres hermanos y mis amigas han sido apoyo constante y refugio seguro en los años de mi investigación doctoral y en los de revisión y redacción final del trabajo. A todos ellos y a la memoria de mis abuelos va dedicado este libro. Y de manera muy especial a mi esposo Federico y a mis hijos Juan Pedro y María Lucía: ningún dios podría haberme profetizado nunca tanta felicidad.

María Emilia Cairo

La Plata, julio de 2020

Introducción

Las lecturas de Eneida que se han formulado desde las más diversas líneas hermenéuticas coinciden en señalar que el concepto de fatum –“destino”, “hado”– es central para la interpretación del poema. Si bien los diferentes estudios críticos varían en la manera de considerar esta noción, existe un acuerdo generalizado respecto de su centralidad para comprender las relaciones entre las esferas divina y humana presentadas por Virgilio.

Cuando comienza la acción del relato épico, el fatum ya ha sido determinado, pero es mediante las profecías y los anuncios que se hace conocido a los personajes humanos. En virtud de ello consideramos que el análisis del relato profético en Eneida dilucidará cuestiones relativas al modo en que el fatum se transmite, a la manera en que los dioses se comunican con los hombres y a las posibilidades que los personajes humanos tienen de comprender los designios del destino.

Entenderemos aquí como profecía todo discurso emitido por un personaje divino o dotado de un conocimiento divino (fantasmas, sacerdotes) y dirigido a otro personaje, divino o humano, para comunicarle algún evento futuro. Característicamente, estos discursos poseen al menos un verbo en futuro del indicativo que expresa el evento profetizado; por lo común, se añade otra forma verbal en modo subjuntivo o imperativo que da al destinatario una orden referida al curso de acción que debe seguir. En particular, las profecías con destinatarios humanos suelen aparecer en el marco de procedimientos rituales específicos vinculados a la adivinación.1 Como se verá a lo largo del estudio, la comunicación asidua con los dioses es uno de los rasgos con los que Virgilio caracteriza a los enéadas: el vínculo con la esfera divina identifica a los fundadores de la estirpe de los futuros romanos.

En este trabajo, al hablar de la “identidad” de los enéadas y los romanos, lo haremos atendiendo a los aportes recibidos de disciplinas como la arqueología y la antropología que conciben la identidad no como una entidad fija y dada a los individuos y comunidades desde el exterior, sino como un proceso dinámico y socialmente construido: la identidad nunca es estática sino que se modifica y transmite mediante el proceso de identificación, es decir, de la adhesión de los miembros de la comunidad a ese conjunto de rasgos y características que definen a su grupo como tal.2 De las múltiples perspectivas teóricas sobre este concepto, consideramos adecuada para nuestro trabajo la definición planteada por J. Assmann, quien concibe la identidad colectiva como una imagen [Bild] con la que sus miembros se identifican y cuya fuerza surge de la capacidad de influir en los pensamientos y acciones de los integrantes del grupo.3 Esta conciencia de pertenecer a un colectivo se fundamenta en un sistema compartido de símbolos, a los que pertenece en primer lugar la lengua, pero también los rituales religiosos,4 las danzas, la vestimenta, las comidas.5 Para indagar en nuestro trabajo el modo en que las profecías participan de la configuración de la identidad romana en Eneida, esta visión amplia de los elementos que la conforman resulta fructífera, puesto que permite pensar “lo romano” desde un enfoque que no se limita a entender la romanidad sólo en términos de ciudadanía.6 En particular, entendemos que en Eneida la comunicación asidua de los personajes divinos con los humanos a través de oráculos y anuncios contribuye a configurar una imagen de los romanos como pueblo caracterizado por su religiosidad, imagen que ya se encuentra en textos de Cicerón7 pero que en el contexto histórico de Virgilio adquiere rasgos particulares.

En este trabajo, serán objeto de análisis las profecías en tanto mensajes de la divinidad comunicados mediante la palabra. No se considerarán de manera central, aunque se mencionen a propósito de la lectura de otros anuncios, aquellos signos u omina que, aun cuando también manifiestan la voluntad divina, se transmiten por un canal no verbal: el fuego en la cabeza de Ascanio (libro 2), la aparición de los caballos al llegar a Italia (libro 3) o las abejas y el fuego en el palacio de Latino (libro 7), por nombrar sólo algunos ejemplos. El escudo forjado por Vulcano (libro 8), en el que se anuncian acontecimientos de la historia romana, constituye un caso especial puesto que la profecía se plasma mediante el recurso de la écfrasis. El mensaje se presenta a través de una imagen, es decir, no es verbal; se describe con palabras sólo para el lector. No obstante, puesto que este pasaje ha sido examinado tradicionalmente dentro del conjunto de las profecías sobre Roma, ha sido incluido en nuestro estudio, en un capítulo independiente.8

Enumeramos a continuación los fragmentos objeto del presente trabajo, indicando en cada caso el emisor, el receptor y la ubicación del pasaje: Júpiter a Venus (1.223-304), Venus a Eneas (1.387-401), el fantasma de Héctor a Eneas (2.268-297), la sombra de Creúsa a Eneas (2.771-794), Apolo a Eneas (3.84-120), los Penates a Eneas (3.147-179), la arpía Celeno a Eneas (3.192-269), Héleno a Eneas (3.356-471), el fantasma de Anquises a Eneas en Sicilia (5.719-778), Neptuno a Venus (5.779-826), Sibila a Eneas (6.42-155), el fantasma de Anquises a Eneas en el submundo (6.752-872), Fauno al rey Latino (7.81-101), el dios-río Tíber a Eneas (8.18-85), escudo de Vulcano (8.608-731), Apolo a Ascanio (9.638-663) y la ninfa Cimodocea a Eneas (10.219-248). En este listado hemos enunciado las profecías según su orden de aparición en el relato, pero para su análisis, como explicaremos más adelante, serán presentadas de acuerdo con el nivel narrativo en que se encuentran.

El análisis de las profecías dilucidará cuestiones relativas a cómo compone Virgilio la comunicación entre dioses y hombres en Eneida, así como también los niveles de conocimiento diferentes entre los hombres, los propios dioses y el fatum. En ellas se aporta información no sólo sobre el futuro cercano del relato –principalmente, sobre las alternativas de Eneas– sino acerca de Roma, por lo que su análisis contribuye a examinar la representación virgiliana de la historia romana en general y de la figura de Augusto en particular. El tradicional binarismo que plantea un análisis de las profecías ya como resúmenes del ideario augusteo, ya como reveladoras de un antiaugusteísmo velado, deriva de considerar aspectos políticos de manera exclusiva. Atender a otros elementos de los anuncios divinos –como su funcionalidad narrativa, central para el avance de la acción, o el modo en que presentan la comunicación con los dioses y el marco ritual en que aparecen– enriquece la interpretación, incluyendo en la representación del futuro de los descendientes de Eneas una serie de aspectos fundamentales de la identidad romana, que incluye pero trasciende lo estrictamente político.

— 1 —
Estado de la cuestión
1.1. Principales tendencias en la bibliografía crítica acerca de Eneida

En la bibliografía crítica sobre Eneida, no existen estudios detallados de las profecías en los que se analice orgánicamente la totalidad de los anuncios divinos –con la excepción de los trabajos de Herschel Moore (1921) y O’Hara (1990), a cuyos aportes y limitaciones nos referiremos más adelante–. En líneas generales, existen análisis dedicados a las grandes profecías de Roma (la de Júpiter en 1, Anquises en 6 y Vulcano en 8), pero no trabajos que realicen un tratamiento integrado con los que se refieren al corto plazo de las aventuras de Eneas. Por consiguiente, para examinar los pasajes proféticos que son objeto de nuestra investigación, es necesario recurrir a los estudios más generales sobre el poema y observar de qué manera son analizados esos fragmentos en forma individual.

En el primer capítulo de Darkness Visible. A Study of Vergil’s Aeneid (1976), W. R. Johnson plantea la existencia de dos grandes tendencias críticas en los estudios de Eneida de mediados del siglo xx que buscan explicar el poema desde una perspectiva política. Por un lado, la que denomina“escuela europea”9 –en la que Johnson incluye a autores como Pöschl, Klingner, Büchner y Otis– se caracteriza por una visión según la cual el poema presenta un orden cósmico trascendente expresado por el mito de Eneas y su misión fundacional. El protagonista constituye la corporización de una serie de virtudes que lo hacen destacarse del caos que lo circunda. El establecimiento del imperio se apoya, pues, en el triunfo de la pietas del héroe sobre el furor que representan sus adversarios.10 Por otro lado, Johnson acuña el rótulo de “escuela de Harvard” para designar un grupo conformado por críticos como Parry, Brooks, Clausen y Putnam, quienes sostienen que el poema es esencialmente trágico. En un mundo brutal en el que Eneas asesina a Turno obnubilado por la ira y la sed de venganza, el propio concepto de heroísmo queda cuestionado.11

S. J. Harrison pasa revista a las diferentes perspectivas críticas del siglo pasado en su artículo “Some Views of the Aeneid in the Twentieth Century” (1990). Su análisis amplía el de Johnson por cuanto abarca un mayor arco temporal: comienza dando cuenta de los trabajos de Norden y Heinze publicados en 1903 y recorre los principales aportes de cada década hasta fines de los años 80. Asimismo, retoma la dicotomía planteada por aquél pero introduce algunos matices. Subraya, por ejemplo, que un trabajo como el de Pöschl, enmarcado en la tendencia optimista que reivindica el orden imperial romano como antecedente de la civilización occidental europea, dio origen a trabajos que, siguiendo su metodología del análisis simbólico, se ubicaron en la tendencia contraria.12 Plantea asimismo la existencia de una posición intermedia entre las dos escuelas, observada en el estudio de Perret (1952) y en los Commentaries de Austin (1955, 1964, 1971, 1977) y Williams (1960, 1962).13

Harrison aporta también un análisis de los continuadores de las dos escuelas planteadas por Johnson. En la vertiente optimista ubica los trabajos de Buchheit (1963), Otis (1964), Knauer (1964), Binder (1971) y Hardie (1986); en la pesimista incluye a Quinn (1968), a Camps (1969), al propio Johnson (1976) y a Lyne (1987). Reseña asimismo los estudios que han tratado aspectos particulares de la obra, como las fuentes de Virgilio, el lenguaje y estilo y la configuración de algunos personajes individuales.

E. A. Schmidt, en un artículo publicado en 2001, destaca que la perspectiva política constituye una novedad dentro de la historia de la recepción de Eneida, en virtud de que no surge hasta mediados del siglo xx.14 Sin embargo, análisis como el de Johnson han producido una impronta tan significativa que actualmente resulta imposible obviar en la lectura del poema la dimensión política del texto y su vinculación con el contexto histórico del gobierno de Augusto.15 Schmidt suma al recorrido histórico de la bibliografía virgiliana un análisis del contexto histórico, político y cultural de las dos tendencias para demostrar sobre qué supuestos se asientan. Su objetivo es demostrar que ambas proceden de la misma manera, tomando como absoluto un aspecto parcial de la obra y dejando de lado la posibilidad de combinar ambos enfoques para comprender el logro poético de Virgilio.

La visión optimista, patriótica e imperial es principalmente europea y en particular alemana. Schmidt postula que se fundamenta en la tradición germánica de una idea absoluta de estado y en la circunstancia histórica particular del debilitamiento alemán luego de la primera guerra mundial, que trajo como consecuencia el deseo de un gobierno efectivo con un liderazgo carismático.16 El personaje de Eneas como dux de los troyanos y el anuncio del futuro imperio romano se presentaban, pues, como modelos míticos de esa aspiración. Por el contrario, el pesimismo de la escuela de Harvard pone de manifiesto el escepticismo norteamericano hacia la idea de estado. La tradición estadounidense lo considera una entidad surgida de la delegación de un poder limitado y temporario, sin valor intrínseco en sí misma; en este marco, pues, resulta hostil la idea de un gobierno fuerte que el enfoque alemán atribuía al período augusteo.17 Schmidt considera que hechos históricos como el asesinato de Kennedy y la guerra de Vietnam funcionaron como catalizadores para manifestar esta desconfianza hacia el orden imperial en las lecturas de Eneida, como se observa en el desencanto y el recelo que trasuntan trabajos como los de Parry y sus seguidores.18

Dos años más tarde, R. A. Minson realiza un aporte similar al de Schmidt, en el sentido de que estudia la bibliografía virgiliana del siglo xx desde una perspectiva metacrítica, pero en este caso se ocupa de la denominación “escuela de Harvard” de manera exclusiva. El objetivo de Minson es cuestionar este rótulo, tal como lo plantea Johnson y lo continúa Harrison en los textos arriba mencionados. Según este crítico, se trata de una designación que abarca trabajos con perspectivas divergentes y que cataloga como pesimistas a estudios que proponen dudas moderadas.19 El resultado es una visión absolutamente polarizada de la crítica según la cual las interpretaciones posibles son o bien una celebración incondicional del orden imperial romano o bien un reproche rotundo a las pérdidas que la instauración de tal imperio supone. Es claro que la presentación de la crítica virgiliana en términos tan dicotómicos pasa por alto la amplia gama de lecturas posibles.20

Minson se dedica, como dice el título de su artículo, a “demoler el mito del pesimismo de la escuela de Harvard” indicando los rasgos que distinguen entre sí a cuatro estudios que se consideran emblemáticos de esta corriente: “Discolor Aura: Reflections of the Golden Bough” de R. A. Brooks (1953), “The Two Voices in Vergil’s Aeneid” de A. Parry (1963), “An Interpretation of the Aeneid” de W. Clausen (1964) y los libros The Poetry of the Aeneid (1965) y Virgil’s Aeneid (1995) de M. Putnam. Su fin es distinguir en estos análisis qué peso tiene la visión pesimista que destaca los sufrimientos de Eneas. En el caso de Brooks, por ejemplo, se afirma que el sufrimiento del protagonista es parte integral del proceso de fundación del orden romano; si bien el poema no finaliza en un tono de gloria y celebración, el acto final de la muerte de Turno es un acto necesario de pietas.21 Brooks, pues, considera la existencia de una trama en la que la fundación es una empresa exitosa llevada a cabo por un personaje piadoso, aun cuando existan dualidades e incongruencias igualmente importantes para la estructura del poema. Similar es, según Minson, el caso de Parry: establece en Eneida la presencia de dos voces –una pública, explícita, oficial, institucional, augustea; otra privada, implícita, íntima, personal, antiaugustea– que corren en paralelo, en dos niveles de lectura.22 El artículo de Clausen sí es más claramente pesimista: a pesar de señalar que Virgilio celebra el triunfo romano a la vez que presenta el dolor y el trabajo que implica, resulta desmedido el costo que Eneas debe pagar para obtenerla. Desde esta perspectiva, las críticas a la pérdida y el sufrimiento no aparecen en igual medida que el tono celebratorio, sino que lo superan.23 Por último, en el caso de Putnam, Minson advierte una lectura en la cual Eneas no siempre cumple con el ideal de pietas: en la segunda parte del poema (libros 7 a 12), adquiere un furor que lo lleva a burlarse de los piadosos, como Lauso, y a matar a Turno, incumpliendo el mandato de Anquises en el submundo (parcere subiectis) y actuando por impulso de la ira, no de la piedad.24 La conclusión del artículo es que la denominación de “escuela de Harvard” empleada por Johnson y Harrison pasa por alto las diferencias interpretativas señaladas, presentando como homogéneo un pesimismo que en realidad alberga distintas variantes.

En 2007 G. B. Conte publica dentro de la colección The Poetry of Pathos el artículo “The Strategy of Contradiction: On the Dramatic Form of the Aeneid”. Se ocupa de las dos principales tendencias en la crítica virgiliana, aun cuando consigne que la división resulta cada vez menos adecuada, puesto que cada una ha tomado elementos de la otra en los últimos años.25 Como había hecho Schmidt, señala que las lecturas de ambas surgen del mismo procedimiento interpretativo, consistente en presentar como total y único un aspecto parcial de la obra.26 El resultado es una dicotomía que pasa por alto el hecho de que el rasgo característico del estilo de Virgilio es la contradicción, un recurso tomado de la tragedia en virtud del cual coexisten dos posturas encontradas, cada una con sus argumentos y sus razones. Lo “trágico” de Eneida se encuentra para Conte en la configuración dialógica del poema. Si bien algunos estudios han catalogado de “trágicos” a personajes como Dido y Turno, lo han hecho en función de su final desafortunado, sin reconocer el dualismo de la tragedia como principio estructural de la épica de Virgilio.

En esto consiste la novedad del planteo de Conte: los autores que hablan de “dos voces” en Eneida, siempre otorgan la preeminencia a una de ambas o las ubican en dos niveles diferentes de lectura (el público vs. el privado, el oficial vs. el individual, etc.), haciendo que una resulte “más verdadera” que la otra.27 Quienes han estudiado Eneida como un poema optimista sin ningún lugar para la duda o bien como un texto pesimista, escéptico, que no permite una visión positiva, han reducido la complejidad del texto a una disposición unívoca. Se deben entender las contradicciones de Eneida como una invitación al pensamiento crítico, como un instrumento para comprometer al lector y hacerlo buscar nuevas formas, más complejas, de entender el mundo.28 Esta propuesta resulta estimuladora puesto que nos invita a apreciar la riqueza de Virgilio, a aceptar que Eneida puede ser al mismo tiempo, y en el mismo nivel, una visión gloriosa del imperium sine fine y una compasiva lamentación por el dolor humano.

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