Kitabı oku: «Relaciones familiares», sayfa 3
Detalles metodológicos del estudio para comprender la estructura del libro
He planteado que los códigos sociolingüísticos y las prácticas dialógicas regulan y dan cuenta de experiencias cotidianas de los sujetos dentro del sistema familiar y dentro de cualquier otro sistema social en el que interactúan. Dichos códigos y prácticas son expresados en el lenguaje, las palabras que describen, califican y narran un evento, los comportamientos verbales y no verbales que puntúan un suceso, las relaciones o contextos relacionales que los sujetos trasmiten como relevantes y los tiempos articulados como procesos. Ambos procesos dialógicos representan cómo se valora el mundo o las experiencias narradas en una conversación, es decir que, mediante ellos, salen a la luz, por un lado, los sujetos que entregan el sentido y el significado a lo que perciben de sí mismos, de los demás y de las circunstancias que les rodean y, por el otro lado, las pautas que conectan las relaciones.
De acuerdo con lo anterior, este libro es el resultado de un proceso investigativo cualitativo, cuyos procedimientos y método estuvieron articulados a un referente teórico y epistemológico en el que las historias, las narraciones y los diálogos de las personas integrantes de las familias son la base de la co-construcción de los análisis y de la interpretación de la información registrada. Dicha información se obtuvo mediante diálogos y conversaciones guiadas a través de la técnica de la entrevista abierta, de la cual participó, de manera voluntaria, cada integrante de la familia. El método de la teoría fundamentada y el microanálisis de la interacción humana fueron puntos centrales de apoyo para crear nuevos aportes para la psicología y los diversos procesos de intervención.
Este apartado, responde a un interrogante central ¿cómo se construyó el proceso de articulación entre el referente teórico, el enfoque, como proceso metodológico, y el método de registro, análisis e interpretación de la información? Esta pregunta está conectada con las preguntas del primer capítulo “Contextualización de la investigación y del campo temático”.
Articulación entre teoría, metodología y método.
Los contextos relacionales presentados por los integrantes de las familias que participaron con su información sobre una situación de crisis socio-familiar y el proceso de superación de dicha crisis fueron la base central para conocer el tipo de códigos sociolingüísticos y las prácticas dialógicas generativas que emergieron entre el evento crítico y la llegada de lo que se reconoce como cambio, transformación de este. En sus expresiones se manifiestan las formas como percibieron y experimentaron este fragmento de su vida cotidiana y las inquietudes en torno a él.
La complejidad presente en cada una de sus historias, las redes que se extienden a lo largo del desarrollo de la crisis y su solución, los niveles de involucramiento de cada persona y familia, los acercamientos y distanciamientos, la manera como fue recordado cada episodio con los personajes del momento, la riqueza de cada experiencia y la llegada a un desenlace que les representa una forma de salida al conflicto, permitieron seguir el paso a paso de la trama y la diversidad de formas de interactuar, significar y darle sentido a sus realidades sociales y a sus problemas particulares. Es decir, la información proporcionada por cada persona fue lo que ayudó a ver el sentido y el significado tanto de las crisis, sus procesos, detonantes, quiebres, huellas, pautas que conectan las relaciones-acciones y transformaciones, como del reconocimiento alrededor de la creación y uso de estrategias y recursos personales y familiares.
Tal como ya he planteado en los apartados anteriores el abordaje epistemológico, teórico y metodológico de esta investigación integra planteamientos, especialmente, de la teoría sistémica y del construccionismo social. Desde estas perspectivas, la comprensión tanto del significado como del sentido de lo que narran las personas está en captar el contexto de lo narrado mientras el hablante pone en diálogo o conversación una historia; esto es, captar lo que el hablante interpreta y comprende de un fragmento de su vida y de los eventos y relaciones que recuerda de esos momentos. Por lo tanto, la lectura y traducción de las historias de las personas entrevistadas se convierte en la interpretación de lo interpretado por quien narra lo que lleva a que la actividad de cada investigador sea dialógica y, a su vez, relacional, desprovista de calificativos o nominaciones que rotulen al que habla y es a su vez el cuerpo de la historia narrada. En el mismo sentido, las prácticas dialógicas y los códigos sociolingüísticos son construcciones complejas cuyo foco de atención es lo dialógico y lo relacional. En consecuencia, lo dialógico y lo relacional son un eje importante de conexión entre los referentes epistemológicos y las dos categorías centrales de la investigación.
Desde estos referentes epistemológicos y teóricos, los contenidos de las historias, en el momento de la narración, son realidades construidas por los hablantes cuyo contexto relacional e intencional engloba sus percepciones y la manera como las entienden y las explican. Estos contenidos de la narración que construye un hablante hacen parte del recuerdo de algo, la forma como cada quien crea y recrea los momentos vividos y las personas que cita en una u otra escena; la manera como lo uno y lo otro son ubicados con relación al sí mismo de quien narra.
Al reflexionar sobre la narración, y con una mirada puesta en la perspectiva de Ricoeur, Arfuch retoma el concepto de ‘identidad narrativa’ que no solo es aplicable a los individuos, sino que también se puede atribuir a los grupos –como la familia para este estudio–, desde el sujeto nos podemos acercar a partes de las narrativas de los otros, del vivir, del mundo, de las experiencia y, fundamentalmente, a la relación de este sujeto con los otros (Arfuch, 2013)15. Ricoeur, cuando se refiere al discurso sobre un escrito, a una expresión de un texto o a una acción habla sobre la dialéctica entre el acto de entender o explicar y comprender, plantea que “la interpretación es un caso particular de comprensión. Es la comprensión aplicada a las expresiones escritas de la vida” (Ricoeur, 2006, p. 85). En otras palabras, sin necesidad de validar un texto o una narración, la comprensión en el campo de la hermenéutica nos ayuda a lograr una comunión intersubjetiva del significado humano y a digerir la experiencia del otro (Gergen, 1996).
La investigación siguió una metodología cualitativa, con el fin de entrar en a) las prácticas dialógicas y los códigos sociolingüísticos de las narraciones que hacen algunos integrantes de las familias cuando traen a la memoria la forma como superaron una situación de crisis sociofamiliar; b) las construcciones dialógicas y relacionales creadas entre los integrantes de las familias para hacer visibles las acciones y las estrategias que ayudaron a lograr el cambio o la transformación de una situación de crisis; c) los enlaces sociolingüísticos o patrones de interacción recurrentes en las historias, según la versión de los integrantes de las familias para identificar los procesos que llevaron al cambio o transformación de la situación de crisis, y d) los significados y los sentidos en contexto que emergen en las familias sobre la experiencia personal y sociofamiliar ante la situación de crisis, el proceso que lleva a que las personas consideren que ha sido superado y las posibles redes de apoyo identificadas.
El hecho de interpretar las prácticas dialógicas y los códigos sociolingüísticos co-construidos en las relaciones familiares para la superación de situaciones de crisis sociofamiliares, requirió tener presente un enfoque hermenéutico que guiara la construcción del significado y el sentido de las narraciones y los procesos de cambio, las prácticas y los códigos sociolingüísticos que los acompañan. Este enfoque involucró “un procedimiento de análisis e interpretación de las historias que privilegian los niveles de los enunciados (como textos) [y] pretende construir de las reglas de interacción y de producción de sentidos la secuencia de niveles de un relato” (Delgado y Gutiérrez, 1999, p. 619). En otras palabras, esta investigación fue una manera de captar y reconstruir los patrones de interacción, las comprensiones de significados asignados a las experiencias, el sentido de haber trasegado por una situación de crisis y la búsqueda del cambio como también lo que hoy reconocen de sus recursos y del apoyo de otros agentes sociales.
Cuando se trata de hermenéutica en relación con las historias de vida y sus relatos orales, los acontecimientos dan vuelta atrás y gravitan con el presente, por lo cual no podemos excluir ni el momento de la enunciación, ni tampoco el del enunciado, su contexto (lo que está tejido-con) y la construcción realizada por el sujeto (Santamarina y Marinas, 1999). Respecto a este planteamiento y de acuerdo con los objetivos centrales de la investigación, tanto el significado como el sentido construidos en contexto por cada una de las personas entrevistadas, al igual que la lectura de los textos y la interpretación, fueron atravesados por diferentes tiempos narrativos (en pasado, presente, futuro y sus combinaciones) que implicaron un abordaje metodológico completo y de filigrana. Un contexto que fue nutrido de diferentes momentos.
Lo anterior implicó un esfuerzo y un desafío que invitaron, por un lado, a conjugar el presente de lo enunciado en la narración, expresión de los eventos del pasado que, a su vez, fueron traspasados por los tres tiempos del verbo. Es decir, cuando cada persona que fue entrevistada narró su historia, el proceso de los eventos llevó consigo lo que precedía, lo que sucedía en medio de la crisis y lo que provenía bajo la mirada del cambio. Pero, en el momento de la narración ya había otro presente con respecto al cual se evocaban los recuerdos del pasado. Y, en esta lógica metodológica, el pasado se convirtió en el preámbulo de lo que fue la nueva interpretación articulada a los momentos de la sistematización, el análisis y la traducción de la información hacia la co-construcción de un nuevo texto por parte de quien investiga. De este modo, se llega a una interpretación de segundo y tercer orden, puesto que las personas hacen reconstrucciones de sus vidas, lo que después será la interpretación del investigador (Mallimaci y Giménez, 2007).
En consonancia con lo anterior, el procedimiento metodológico estuvo basado en los criterios de la teoría fundamentada. Aquí fue necesario poner en práctica lo que Strauss y Corbin (2002) llaman: a) “el método de la comparación constante”, por semejanzas y diferencias sutiles que hubo en las voces de los integrantes de las treinta (30) familias que narraron la situación de crisis identificadas por ellos y la manera como lograron superar este evento; y b) “el muestreo teórico”, con el fin de refinar o expandir los conceptos y teorías ya desarrolladas, y tener una mayor comprensión teórica sobre el tema de esta de esta investigación. De forma simultánea, se logró plantear y desarrollar conceptos centrales que fueran enriquecidos en el proceso de categorización y ajuste, en el marco de la información ofrecida por las y los integrantes de las familias, quienes voluntariamente accedieron a participar en la entrevista.
Los sujetos de la investigación y la entrevista
En el marco de este proceso de investigación cualitativa y reconociendo los criterios de validez y confiabilidad de la información, hubo que pensar en un número amplio de familias debido a la variedad de situaciones de crisis que podrían ser planteadas. El criterio de selección de familias fue más allá de un tipo de crisis, tema inicial predeterminado por la investigadora. Así, tal como ha sido realizado en otros estudios, se tuvieron en cuenta familias que vivieran situaciones como depresión, suicidio, abandonos, consumo de sustancias psicoactivas, abusos sexuales, violencia intrafamiliar, separaciones de pareja, entre otros.
Para esta investigación, cada situación de crisis emergió como evento desde una experiencia vivida en familia. En la dinámica de recolección de la información, los integrantes de cada familia definieron, por un lado, la situación que querían narrar y, por el otro lado, quién o quiénes participarían como narradores de la historia y, por ende, de la entrevista que definió algunos criterios con base en los cuales explorar y encontrar la información. Esta manera de proceder fue una manera de ir tras el rastro de lo que emerge en el campo de las prácticas dialógicas y de los códigos sociolingüísticos, bajo unos objetivos propuestos y sus categorías iniciales: recorridos del proceso de crisis sociofamiliar, sus detonantes, quiebres problemáticos, huellas relacionales, búsquedas de salida y cambios (afrontamientos), crisis y problemas colaterales, acciones, estrategias, recursos para el cambio o la transformación, significados, sentidos y nuevos lenguajes. Estas categorías se expresan en prácticas o patrones de interacción sociofamiliar. Y en el marco de estas categorías fue creada la plataforma sobre la que construí la lectura de los textos y algunos planteamientos teóricos y metodológicos.
En consecuencia, en el momento de llegar a las familias para realizar la entrevista abierta no sabía sobre lo que iban a decir y quién o quiénes16 serían los narradores de las experiencias e historias de cada una de las treinta (30) familias de tres (3) municipios del departamento de Caldas (diez (10) de Manizales, diez (10) de Neira y diez (10) de Risaralda). Lo único que estaba previsto para este momento era que los integrantes de cada familia que ofrecerían la información debían ser mayores de 18 años17 en razón a que cada entrevista giraría en torno a una situación de crisis a partir de la cual las personas reconstruían su experiencia y porque sería grabada en audio y en video18. La entrevista abierta, con el apoyo de la guía de entrevista, abrió caminos narrativos derivados de las características de cada historia y del ejercicio dialógico e interactivo de quienes participamos en ella. Las entrevistas oscilaron entre cuarenta minutos a una hora y quince minutos, lo cual nos da una idea sobre el volumen de información19. La entrevista como secuencia interaccional tiene la finalidad de favorecer la producción continua de historias y narraciones.
Como he planteado, la guía inicial de la entrevista fue la diseñada en el proyecto de tesis doctoral de psicología en el año 200820. Teniendo presente su participación en la realización de las entrevistas, la guía fue presentada a las profesoras Paula Vanessa Sánchez Agudelo y Sandra Milena Valencia para su revisión y ajuste en aspectos como el eje temático, los objetivos planteados y teniendo presente que cada una se responsabilizaría de la realización de entrevistas. La guía de entrevista fue la siguiente:
Tabla 1. Guía final de la entrevista abierta
Consigna inicial: “Vamos a conversar sobre una situación de crisis por la que ha pasado la familia y que ustedes consideran que fue resuelta con éxito y ya está superada”.
1. ¿Cuéntenos acerca de dicha situación? (tener presente espacio y tiempo)
2. ¿Cómo es que llegan a darse cuenta de que era una situación difícil para las relaciones familiares?
3. ¿Quiénes de su familia estuvieron involucrados y cómo fue la participación de cada uno/a en la situación familiar?
– ¿De qué hablaban?
– ¿En qué momentos?
– ¿En qué lugares?
– ¿Entre quiénes hablaban?
– ¿Con quiénes no hablaban?
4. ¿Qué ha significado, para la relación entre ustedes, haber experimentado dicha situación?
5. ¿Cuáles fueron las soluciones intentadas por ustedes? (recursos o estrategias).
– ¿Qué decisiones tomaron?
– ¿Qué acciones realizaron?
6. ¿Qué decisiones y qué acciones funcionaron de manera favorable en sus relaciones y cuáles no? (ampliar o explicar).
7. De los miembros de la familia ¿quiénes lograron un cambio más rápido? ¿Quiénes se demoraron más? ¿En qué se vio reflejado esto? ¿por qué cree que ellos actuaron así?
8. ¿Qué personas externas a la familia, o instituciones, contribuyeron a la superación de la crisis y cómo lo hicieron?
9. ¿Qué resultados obtuvieron con el apoyo que recibieron?
10. ¿En qué momento y cómo se dieron cuenta de que la situación estaba cambiando?
11. ¿Cómo se fue resolviendo la situación de crisis?
12. Si tuviera que comparar ¿cómo era la relación durante la crisis y cómo es ahora cuando la situación se ha resuelto?
13. ¿Qué ha significado para la relación de ustedes haber enfrentado y superado la crisis?
14. ¿Qué está haciendo cada uno/a para mantener el cambio relacional y personal logrado?
15. ¿Cuáles fueron los aprendizajes y las ganancias personales, relacionales y familiares de esta experiencia?
16. Si se les presentara una situación similar a la que han narrado, ¿cómo creen que actuarían?
17. ¿Qué recomendaciones harían a profesionales que trabajen con familias que están pasando por una situación similar a la de ustedes?
Aclaro que metodológicamente el hecho de plantear la consigna “Vamos a conversar sobre una situación de crisis por la que ha pasado la familia y que ustedes consideran que fue resuelta con éxito y ya está superada”, conlleva el propósito de salir del foco problema e ir hacia la co-construcción del cambio. Este propósito da el sentido a esta investigación. Esto significa que, desde la introducción de la entrevista, la mirada va hacia algo que fue resuelto con éxito por parte de los integrantes de las familias entrevistadas. Así mismo, esta consigna inicial ubica, en primer plano, lo que las familias hicieron para superar la situación de crisis y, por ende, la perspectiva sobre familia como agencia activa-potenciadora de cambios y desarrollos.
Hago esta aclaración por cuanto en las familias ocurren situaciones críticas de alta complejidad que uno o más miembros de ellas quedan derrumbados. Se quiebra el sistema sociofamiliar y se crean enfermedades físicas y mentales que requieren de la intervención de expertos. Y, aun así, los resultados pueden no ser exitosos, más cuando la crisis ha quebrado la identidad de las personas y/o de sus familias. White y Centre (2016) plantean que algunas veces los traumas frente a las crisis son corrosivos, es decir, que las personas pueden pierden el sentido de sí mismas, de su proyecto de vida y también pierden el contacto con el sentido familiar de su identidad. Ya no saben cómo proceder en la vida, a tal punto que hasta en los contextos terapéuticos puede ser muy difícil extraer qué es lo que les da valor a sus vidas (White y Centre, 2016).
La entrevista como nudo articulador de dos categorías pragmáticas
A partir de las voces de cada persona, en su lugar de pareja, esposa, esposo, madre, padre, hija, hijo, abuela, abuelo, hermana, hermano, se abrió una forma de leer, traducir e interpretar aristas de un evento y una experiencia cotidiana; de algo que ocurrió en el pasado, en una forma de vida que tuvo su propio contexto y que en el momento de la narración se hace verbo y se reconoce una historia articulada al contexto sociocultural de las personas y familias. Arfuch, desde una visión bajtiniana se refiere a los lenguajes de la entrevista como:
El funcionamiento del lenguaje en la entrevista nos remite a formas de las cuales tenemos una experiencia cotidiana: el diálogo, la conversación. A pesar de que el principio dialógico determina aquí que “uno pregunta y otro responde”, los recorridos son siempre azarosos. Pensar en la entrevista como género discursivo es atender a la situación comunicativa, sus interlocutores, el “pacto de cooperación” que se establece entre ellos (aun cuando sea para discernir), sus reglas y sus infracciones. Pero también es considerar los sentidos de esa interacción, los sistemas de valoración del mundo que se ponen en juego, la relación con otras formas discursivas, el modo en que se articula al contexto sociocultural. (Arfuch, 1995, p. 27).
En este sentido, hablar del lenguaje de la entrevista implica registrar las voces, las entonaciones o los sonidos polivocales y polifónicos expresados por el hablante, quien nos remite a una trama con sus tiempos, con sus personajes dialógicos porque estos interactúan con el hablante y también nos remite a contextos relacionales particulares en función del evento que narra. Con cada recuerdo las personas buscan la manera de presentar un fragmento de su vida cotidiana en la que estuvieron involucrados junto con otros integrantes de sus familias como con otras personas de sus familias extensas y aquellas quienes por la cercanía o solidaridad del momento deciden ser parte del apoyo y la búsqueda de salida a lo que han identificado como situación de crisis. También, en cada recuerdo aparecen los personajes centrales o periféricos con quienes su relación y sus formas de acción configuraron la trama de lo que se identificó como algo doloroso, traumático, difícil que les ocurrió y en el presente se expresa como una historia pasada por imágenes que el hablante narra y de la cual algo se ha aprendido. Como plantea Gergen (1996),
Si uno pudiera interpretar la propia vida ahora como el resultado de una “larga lucha ascendente”, como un “declive trágico”, o como una continuada epopeya o saga, en la que uno sufre derrotas o renace de sus cenizas para conseguir el éxito, estaríamos plenamente preparados para creer. (p. 247)
La consigna inicial fue también la introducción para que cada persona trajera su propia realidad y la historia de ella, solo condicionada por la intención del hablante de narrar la situación de crisis y su papel, así como el de las otras personas con las que compartió este fragmento de vida. No era necesario un marco teórico que les explicara qué significaba una crisis, por el contrario, el desarrollo de cada historia en particular, las semejanzas y diferencias con otras, fue lo que provocó que viera cada historia como un evento por la importancia que cada hablante le daba y por la huella personal y familiar que dejaba haber vivido esta experiencia y su recuerdo al traducirla.
A partir del proceso de la entrevista, las realidades contadas agregaron nuevos saberes al entrar en conversación. Es decir, llenaron de vida una forma de relación en la que se combinaron significados, sentidos e intenciones para saber más sobre “algo”, que aun en el medio investigativo consideramos como “realidad” (virtual o ficticia) dentro de sus propios contextos. Estas “realidades” navegaron en las narraciones entre las personas al crear fragmentos sobre experiencias de vida, conectados en el desarrollo de entrevistas, a través de preguntas, respuestas, recuerdos, diálogos, conversaciones e historias. En fin, estas realidades se manifiestan en conexiones sociolingüísticas que señalan la manera como las personas traducen formas de lenguajes y, por ende, las formas de vida creadas en las relaciones interpersonales y sociales, ausentes de cualquier forma de calificativo desde el punto de vista de la acción ética investigativa. Estas formas de vida son representaciones de un sujeto y otro, del yo, tu, él, nosotros, ellos con quienes se co-construyen y se recrean las prácticas dialógicas y los códigos sociolingüísticos.