Kitabı oku: «El rostro de los diarios digitales en el Perú», sayfa 5

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Capítulo 2
Periodismo digital

Entre otras especulaciones y “predicciones descabelladas”, Bill Gates finaliza su libro Camino al futuro con una frase de antología: “La autopista de información llevará a muchos destinos”. La metáfora no contentó a todos porque, como sostuvo el español José Manuel de Pablos, no era exacta. En su opinión, una autopista une dos puntos muy definidos, con unas pocas vías de entrada y de salida; en cambio, la red de redes tiene infinitos accesos y conexiones (De Pablos, 2001).

El periodismo digital no solo ha dado cuenta de esas múltiples potencialidades de la web, sino, ha demostrado que, efectivamente, la prensa ha sido la primera industria cultural que incursionó de forma significativa en internet (Albornoz, 2007) con resultados no imaginados en los últimos veinte años.

Sea como se le llame, el periodismo digital o telemático, periodismo informático o electrónico, versión electrónica del impreso, periodismo de tercera generación, del nuevo milenio o ciberperiodismo (Vivar y Miguel, 2001, p. 131), ha resultado una actividad profesional que se ha visto reformulada debido a las modificaciones que en ella ha producido su acceso a las nuevas tecnologías.

Los medios digitales de noticias no han logrado desprenderse de la categoría de periódicos. Hace casi quince años, De Pablos recomendaba no referirse a ellos como ‘periódicos en línea’ o ‘periódicos electrónicos’, sino como “un nuevo medio más parecido a la radio –auténtica radio escrita– que a los clásicos periódicos de siglos anteriores”, por su inmediatez y constante realimentación informativa; del libro y del periódico heredarían la presentación del texto (2001, p. 79).

Hoy, estas comparaciones parecen insuficientes, si se considera que la naturaleza de la red –bidireccional– difiere de todos ellos (Carr, 2011). Sin embargo, lo más acuciante del periodismo digital son los retos que plantea respecto a la reconversión del modelo industrial de los diarios de papel, la definición de los modelos del negocio periodístico, la democratización de las noticias y la calidad periodística en el nuevo ecosistema informativo (El País, 2012).

1. A propósito de la evolución y la convergencia

Desde su irrupción en el mundo de la información periodística, el ciberperiodismo ha generado sospecha, porque se pensó que proporcionaría lo mismo que la prensa convencional y los medios audiovisuales. Pero escribieron Jean-Francois Fogel y Bruño Patino en su libro La prensa sin Gutenberg, que la realidad ha demostrado que la nueva prensa digital es otra cosa. Una identidad, lenguaje y desarrollo que desafía a sus competidores por sus diferencias, porque “no es un soporte más; significa el final del periodismo tal y como se ha vivido hasta ahora” (Fogel y Patiño, 2007, p. 15).

Según Boczkowski, lo que ha sucedido es que el desarrollo del mundo digital ha venido teñido de dramatismo. Según la experiencia estadounidense, junto con la expectativa que generaron las tecnologías online en general y la World Wide Web en particular, el debate ha girado en torno a las consecuencias radicales en la producción y el consumo de noticias, y, sobre todo, en su posible impacto negativo.

Dos son los temas comunes a estas reacciones y otras también relacionadas con lo que inicialmente se denominó “ciberespacio”: 1. el predominio de explicaciones centradas en los efectos del cambio tecnológico que prestan mucha menos atención a los procesos que generan esos efectos, y 2. la omnipresencia de análisis que subrayan el carácter revolucionario de las tecnologías online y la web y pasan por alto las formas más evolutivas en las que las personas a menudo incorporan a sus vidas los cambios tecnológicos. (2001, p. 18)

Así, el debate ha perdido de vista que cualquier efecto positivo o negativo de la tecnología no deriva de ella misma, sino de la forma cómo será utilizada por los actores sociales (Boczkowski, 2006, p. 19). Como señaló en 1985 Francoise Sabbah, los nuevos medios de comunicación ya no son de masas porque determinan una audiencia segmentada y diferenciada, en lugar de las masas homogéneas a las cuales se dirigían los mensajes; los nuevos medios se dirigen a una audiencia que, selectivamente, elige lo que consume, “por lo que profundiza su segmentación y mejora la relación individual entre emisor y receptor” (Castells, 2001, p. 412).

Hoy, es más evidente que el mensaje es el medio; que las características del mensaje, como se había previsto, determinan las características del medio (Castells, 2001). Para el caso de las noticias, los periódicos digitales han venido adecuando sus plataformas progresivamente a los requerimientos de la audiencia poniendo a su disposición los contenidos, el diseño, la tecnología, las aplicaciones y, en definitiva, la organización misma del formato.

En los primeros años del periodismo en la web, que es el periodo comprendido entre 1993 y 1995, no se apreció con claridad que las nuevas tecnologías redefinirían, como viene sucediendo, las funciones de los periodistas de contar noticias ni tampoco sus rutinas laborales. internet trajo aparejadas nuevas prácticas para los periodistas, siendo la más importante la interacción con sus usuarios (Di Próspero y Maurello, 2010), y les creó dos dificultades de entrada: hacerse cada vez menos dependientes de las redacciones tradicionales a las que estaban atados y actualizarse más de una vez cada veinticuatro horas.

Tales dificultades parecen absurdas, pero bien vale la pena recordar que en la década de los noventa los primeros periódicos web eran copia fiel de los impresos. “Lo que se hacía era simplemente transferir las noticias al medio electrónico sin apenas cambios en su formato o contenido” (Yus, 2010, p. 95). Ni siquiera contaban con redacciones ad hoc por lo menos en su funcionamiento y cobertura. Los contenidos se actualizaban al terminar cada jornada periodística, una vez al día, para que el usuario pudiera leerlos a la mañana siguiente, como lo hacía a la hora del desayuno con el periódico en mano. Actualmente, la actualización de contenidos es un proceso indispensable, que define el ser y hacer del nuevo medio.

La lógica empresarial tuvo mucho que ver en este proceso. En los primeros años, los propietarios de los medios impresos ingresaron a internet con cautela. Buscaban prestigiar sus cabeceras y acceder a nuevos públicos, pero con una escasa inversión en tecnología y recursos humanos. Incluso, en Estados Unidos, reconocido como la cuna de la prensa online y con la infraestructura informática más avanzada, la estrategia fue probar con el periódico de mayor peso del grupo y alumbrar un periódico con pocas noticias, generalmente, las que podían interesar más a los lectores, que salían del impreso (Albornoz, 2007).

A partir de 1995 y hasta los inicios del nuevo siglo, las plataformas se multiplicaron exponencialmente, en un proceso creciente que prosigue hasta la fecha. Por entonces, José Antonio Millán explicaba que la explosión de sitios web no se debió a una iniciativa por avanzar en el conocimiento del nuevo medio o por la aplicación de una estrategia clara sobre las posibilidades digitales, sino por un efecto de copia de un modelo que todos querían imitar. Muchos medios intentaron crear una empresa puntocom y se llegó a valorar más la versión digital que la impresa, aunque esta última alimentaba a la anterior (Albornoz, 2007).

Otro momento importante en esta evolución del periodismo digital se dio a partir del 2006, cuando inmersos en un contexto convulso producto de entornos económicos recesivos (que trajo una coyuntura caracterizada por el incremento de costos de producción, el estancamiento o caída de índices de lectoría, menor inversión publicitaria, aumento de la competencia, incluyendo de medios nacidos en la web, entre otros problemas) (Echevarría, B., 2014), grandes medios de comunicación decidieron aprovechar las oportunidades que ofrecía la convergencia multimedios.

La convergencia, en términos de Henry Jenkins, reconocido como el McLuhan del siglo XXI, es un fenómeno no solo industrial, corporativo y tecnológico, sino cultural y social; un modelo de circulación de contenidos cuyo éxito radica en la participación de los consumidores, sus interacciones y aspiraciones:

Con convergencia me refiero al flujo de contenido a través de múltiples plataformas mediáticas, la cooperación entre múltiples industrias mediáticas y el comportamiento migratorio de las audiencias mediáticas, dispuestas a ir casi a cualquier parte en busca del tipo deseado de entretenimiento. (Jenkins, 2008, p. 14)

La convergencia de las computadoras y las telecomunicaciones significa el nacimiento de un sistema nuevo digital que involucra no solo a todas las formas de comunicación, sin las reglas y restricciones del mundo análogo, sino que reinventa “los supuestos tradicionales de la organización y estructura de las redacciones periodísticas” (Pavlik, 2001, p. 108).

Este proceso, que en los últimos años han aplicado tres corporaciones de medios en el Perú (Epensa, el Grupo Radioprogramas y el Grupo El Comercio), es una aventura hacia la reconversión integral de las empresas periodísticas. Se le ha interpretado como un instrumento defensivo o una estratagema para abaratar la producción de noticias, pero ante todo, es un cambio que demanda a los medios convencionales aprovechar la fortaleza de sus marcas para mantener el contacto con su audiencia a través de varios productos, de distinto formato y temporalidad (Salaverría y Negredo, 2008, p. 177).

Sin embargo, el proceso de la convergencia sigue asociado con las posibilidades de desarrollo económico de los periódicos digitales. En la segunda edición de la Digital Media Latinoamerica Conference, realizada en Lima en septiembre del 2014, Caio Tulio Costa reseñó que muchos medios de prensa iniciaron una nueva etapa junto al apogeo de Google y otros más perdieron ingresos frente a aplicaciones como Facebook y Twitter cuando estas empezaron a incluir plataformas de negocios relacionados con la publicidad. En su opinión, los medios deben desarrollar un nuevo modelo de negocio distinto al modelo industrial tradicional de la imprenta, que esté basado en la adopción y la inversión en las tecnologías, una superdistribución de las redes sociales, generación de contenidos informativos propios, producción de redes de publicidad producto de asociaciones con otros medios y el desarrollo de servicios de valor agregado, desde la venta de libros hasta el comercio electrónico (Costa, 2014).

Resulta claro que en las últimas dos décadas, moviéndose en las arenas de la internet, los medios digitales periodísticos siguen a la búsqueda, aunque, como anotaba Castells, esto no ha impedido la transformación paralela del trabajo de medios y periodistas (2001).

En efecto, la evolución que va mostrando la integración de plataformas en el Perú y en el resto del mundo ameritará definiciones en el corto y mediano plazo por parte de los medios digitales de empresas de comunicación tradicionales, tanto desde una perspectiva periodística como organizacional y de negocio. El balance sobre este proceso arroja resultados retadores:

Muchos de los medios más relevantes del mundo han dedicado tiempo y dinero a la integracion de redacciones tradicionales y digitales, con la esperanza de convertirse de la noche a la mañana en usinas multiplataforma. Sin embargo, después de algunos años de transcurridas estas experiencias, podemos concluir que la integración de redacciones no solucionó (ni solucionará) los problemas de fondo que sufre la industria. (Foglia, 2015, p. 26)

La salida, sostiene Marcos Foglia, del Grupo Clarín de Argentina, se halla en la aplicación de medidas radicales, que van desde impulsar un cambio cultural, que origine que lo digital sea lo prioritario en el organigrama, hasta trasladar los valores que han impregnado sus marcas por décadas al nuevo ecosistema (2015).

2. Modelos y cualidades del diario en línea

Existen coincidencias respecto a la evolución o proceso de desarrollo alcanzado por los diarios digitales en los últimos veinte años. Una clasificación reconoce que en estos años adoptaron los modelos siguientes que, como anota Francisco Yus, profesor de la Universidad de Alicante, determinaron su relación con los públicos y con la calidad misma del producto que ofrecían (2010):

– Modelo facsímil: son las páginas del periódico impreso escaneadas y colgadas en la red.

– Modelo adaptado: ofrece pequeñas diferencias respecto al formato en papel, como el uso de enlaces (hipertexto), pero la información es la misma en ambos productos.

– Modelo digital: utiliza los recursos del lenguaje web (interactividad, multimedialidad e hipertextualidad), se diseña específicamente para la red, es visualmente más atractivo, ofrece fuentes de información y otros servicios.

– Modelo multimedia: con este modelo se potencia el lenguaje web. El periódico digital es un portal que ofrece al usuario la posibilidad de ir más allá de la página oficial del medio.

Estos modelos han sido localizados en el tiempo a partir de 1990, década en la que según el periodista argentino Julio Orione pueden distinguirse los siguientes hitos (2006) en varios países:

– A principios de esa década, el diario digital era solo copia de la edición en papel.

– A mediados de 1990, se da la inclusión del audio y el video. Se insertan elementos interactivos (encuestas, foros de discusión, chats con personajes públicos) y hay un intento por crear “comunidades” a las que se presta servicios por suscripción, cuentas de correo web, newsletters, etc.

– A fines de esta década, se ofrecen direcciones de correos electrónicos para contactar con los medios o periodistas digitales.

– En los inicios del nuevo siglo, y desde fines de 1990, se entregan noticias actualizadas. En la primera década del 2000, las noticias comenzaron a ser enviadas al celular y a computadoras de tamaño pequeño (palmtops), y se introdujeron los informes especiales multimedia.

– En la última década, y tomando la experiencia de los diarios digitales peruanos, debería sumarse como un hito la participación de las redes sociales en la construcción de noticias.

Así, los académicos resumen la historia evolutiva del periodismo digital en cuatro fases: a. volcado, b. hipertexto, c. servicios multimedia y comercio electrónico, d. contenidos exclusivos y elementos interactivos (Silva, 2013).

Estos momentos deben interpretarse como muy relevantes en la definición y lógica de los diarios digitales y la producción de sus contenidos, aunque algunos habrían respondido a las estrategias de marketing impulsadas por el área comercial de los medios para atraer a los usuarios y fidelizarlos, más que al interés de entregarles un producto de calidad desde el punto de vista periodístico. Como señala Orione, decisiones importantes desde lo empresarial, pero de una importancia relativa o nula para el periodista.

Destaco este punto porque, durante bastante tiempo, algunos editores de medios online, particularmente los que no tenían formación o tradición periodística, estuvieron fascinados con esas propuestas interactivas. La práctica demostró que algunas eran atractivas para los lectores, aunque exclusivamente desde el punto de vista lúdico. Y un análisis más profundo de tales incorporaciones marketineras a los medios digitales revela que, a la postre, solo aportaron al entretenimiento del público. Pero fueron nulas en cuanto a mejorar la calidad de la información, único norte de la actividad periodística. (Orione, 2006, p. 130)

El nuevo producto digital posee cualidades que benefician el procesamiento de la información y la consolidación de su autonomía respecto a los impresos; cualidades que lo diferencian de los impresos (Yus, 2010, p. 96-98): inmediatez, es decir, la difusión de noticias al instante; ubicuidad, en la que con una conexión a internet es posible acceder al periódico online desde cualquier lugar; tiranía de la pantalla, cuando el texto desaparece de la pantalla, según vamos leyéndolo (scroll factor), y se potencia la utilidad de los enlaces; interactividad, de dos tipos: interactividad del medio o del usuario con el sistema y la interactividad usuario con usuario, esta última favorecida por el desarrollo de portales de noticias y de sitios web creados por los usuarios; y la multiplicidad de formatos en la misma página, que facilita una mejor presentación de los contenidos. Tres cualidades fundamentales son: la actualización permanente, así como la transtemporalidad para que los artículos pueden ser archivados, pero siempre están disponibles para los usuarios, con lo cual la información adquiere un valor añadido de importancia; y la personalización, o la posibilidad del usuario de disponer de un espacio a la medida de sus intereses, necesidades y conocimientos.

Para ser justos, igualmente, habría que reconocer también lo que Luis Ángel Fernández Hermana llama los aportes que la prensa tradicional ha heredado a la electrónica, elementos propios e inherentes del oficio de la información, como la cabecera o logo, que es el enganche que confirma la función informativa del sitio web. En el transcurso del tiempo, algunos medios digitales han adoptado nuevas cabeceras que, por lo general, consolidan la marca rápidamente. La redacción es una de las herencias más importantes porque respalda y apoya el trabajo de los periodistas de la web, en el análisis, transformación y emisión de la información. Igualmente, los archivos o el acervo que garantiza la producción de contenidos y “que difícilmente podrían elaborarse de otra manera en la red”; y la infraestructura corporativa: comprende la infraestructura física y los recursos humanos y financieros, pero también la experiencia de la empresa periodística en el competitivo negocio periodístico (Vivar y Miguel, 2001, p. 139).

El periodismo digital exige dominio de las técnicas de escritura y edición periodística en general, conocimientos del periodismo oral y manejar la imagen televisiva periodística, dominar las técnicas de escritura y de edición específicas para internet en todas sus variantes (Orione, 2006, p. 96). Con el auge de herramientas, formatos, dispositivos y de más potencialidades, la tendencia ha sido de crear sitios interesantes, más que llenar espacios, cuyos contenidos se consuman no necesariamente de forma lineal. Se prioriza la representación númerica o programable de la información, los contenidos noticiosos son estructuras modulares, y el acceso, la manipulación y construcción de dichos espacios son automatizables. Además, los objetos informativos son variables y modificables, y se potencia lo multimedia, incluyendo las infografías interactivas y el fotoperiodismo (Serrano, 2011; Doménech y López Rabadan, 2013).

Cada vez es más clara la necesidad de que los ciberperiodistas piensen como programadores de software, con base en las nuevas herramientas digitales, y que los programadores de software se vinculen a la labor de crear noticias, aporten al manejo de datos y a la sugerente visualización de la información (Blejman, 2011). Del mismo modo, se intensifica el uso de los blogs y microblogs, de las redes sociales, como Facebook y Twitter, y de las aplicaciones, como WhatsApp, para hacer periodismo y construir la actualidad (Rost, 2011; Canavilhas, 2011; Salgado y Zamarra, 2013).

A partir del 2012, el periodismo de datos ha aprovechado los recursos que ofrece internet para la captura y análisis de datos (Adobe Acrobat, Crowdsourcing, DocumentCloud, Google Refine, Firebug, Fusion Tables, Nokogiri, Overview, OutWit Hub, Panda Project, Ruby, ScraperWiki, Tesseract, entre otros) y la visualización de la información para generar gráficos e infografías (Axiis, Data-Driven Documents (d3), Many Eyes, NodeXL, Tableu Public, Visual.ly, Weave y más) (De Vicente, 2013).

Escribir para internet no solo es manejar la redacción SEO (Search engine optimisation, por sus siglas en inglés), sino dominar herramientas para investigar, filtrar, contactar o verificar fuentes de información. Como explica Silvia Cobo en su popular kit para periodistas:

En realidad, se trata del mismo viejo periodismo con nuevas herramientas que pueden ayudar a los periodistas a mejorar su investigación, a llegar a nuevas fuentes o a hacer más accesible a los lectores su trabajo […] Nos estamos enfrentando a los mismos retos que nos trae la Red: gestionar la gran cantidad de información disponible, buscar fuentes de información, generar contenido que nuestro público pueda y quiera consumir, verificar información o adentrarnos en el mundo de las redes sociales bajo una perspectiva profesional […] He podido relatar la evolución que está sufriendo la industria y sus periodistas junto a los cambios disruptivos que traen las nuevas tecnologías. Representan el fin de una época, de un modelo de producción y de una sociedad. Vivimos tiempos inciertos para la profesión, pero también intuimos el nacimiento de nuevas oportunidades para el periodismo y sus profesionales. (Cobo, 2013, pp. 16-17)

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