Kitabı oku: «Los rincones de la sed»
Colección Indócil ballenato
1
Primera edición, enero de 2012
Director general: Alejandro Zenker
Director de la colección Indócil ballenato: Víctor Roura
Cuidado editorial: Elizabeth González
Coordinadora de producción: Beatriz Hernández
Coordinadora de edición digital: Itzbe Rodríguez Ciurana
Portada: Xiluén Zenker
Agradecemos al Centro Cultural El Juglar, A. C., el apoyo para esta publicación.
© 2012, Solar, Servicios Editoriales, S.A. de C.V.
Calle 2, número 21, San Pedro de los Pinos.
Teléfonos y fax (conmutador): 5515-1657
Correo electrónico: solar@solareditores.com
Página electrónica: www.solareditores.com
ISBN 978-607-8312-31-3
Hecho en México
Índice
Prólogo
A manera de explicación no pedida
Así será Esperanza
67 claveles para una tumba chilena
Morena
La rabia una mañana
Festival de canciones para festejar a Santiago
de Querétaro
Otra vez Pacífico
A una imaginaria princesa
Poemas del exilio simple
Muchacha
Las calles de Mocorito
Cuatro canciones para vencer el olvido
Montevideo
A la que se va
Viaje a la música
Carta a una señora
Zihuatanejo
Un viaje chilango
Amor que se llevó crisis
Manhattan
Cantos para el novenario de tía Lola
Prólogo
Viajante insólito como Simbad
Este Mario Arturo Ramos, poeta, es sinónimo de aventura, viajante insólito, como Simbad, que inició su primicia andariega al perfil de las desgastadas canteras queretanas para irse acoplando al ir y venir de los vientos y las polvaredas, como si la flor cardinal adivinara el eje telúrico de su estirpe, la prueba de su embriagado caminar.
Y así ha ido tejiendo poemas y canciones, con una entereza que se le despertó sin sombras frente a los paisajes desconocidos y la deleitación del asombro, sin perturbación, sin límite, casi a contracorriente de las nopaleras del Bajío.
Huida y retorno, vagabundeo por el amor, estancia y destino. Razón de su vida, ya que sólo sabe caminar hacia la realidad que lo identifica, lo define.
Su mundo de poeta y caminante soltó sus amarras con un solo destino, su palabra dominante que raya todo lo que ve, inserta sentido a la vida, instaura naturalidad y gozo en la atmósfera por donde pasa y pisa. Sueño terrestre vestido de amor e incandescencia que transforma el sentimiento en voz. He ahí la clarividencia. Poeta en la esencia viva del tiempo, del lugar y de las mujeres a las que mira, recuerda y ama irremediablemente.
Alonso Vidal B.
A manera de explicación no pedida
Acusación que se acuesta
Los rincones de la sed es una recopilación de textos que recoge aspectos singulares de los viajes que he hecho y las viejas que me han hecho. Es indudable que los viajes ilustran y las viejas también; los dos temas se han repetido en mi temática con bastante promiscuidad literaria, ése es el motivo de este poemario que no tiene pretensiones de ser guía turística ni guión de telenovela, más bien es la memoria de un hombre que, por distintas circunstancias, ha tenido que transcurrir el tiempo en estos avatares. ¿Cuándo comenzó? Creo que en 1949, días antes de que llegara el invierno y una mujer en el sanatorio Paulín de la ciudad de Querétaro diera a luz a un niño querendón y vagabundo; cuatro años después, a la muerte de mi padre, me fui a refugiar a la casa de la abuela y la tía Lola. Ahí aprendí que el amor femenino se viste de todas las ternuras (debe ser por ello mi fijación por las mujeres).
Cuando cumplí nueve diciembres, una pelea de box entre el Toluco López y Danny Kid, “el batallador filipino”, en la Arena México de la capital del país, me llevó a transitar por la carretera que cruza las fronteras imaginarias de mi pueblo natal y comenzaron los viajes, todavía no sé si son de huida o de placer; el caso es que en este periodo principia el hilo que une los textos aquí reunidos. ¿Cuántos recuerdos tengo en el corazón?, ¿cuántos de ellos todavía logran arrancarme una sonrisa o una mueca de disgusto?, ¿cuántos debo?, ¿cuántos se han perdido? No lo sé, de lo que estoy consciente es de que sin ellos me faltaría la mitad de la vida; por ello, Los rincones de la sed es un libro en coautoría: yo soy el de las palabras y las emociones, los lugares y las mujeres son la esencia.
Mario Arturo Ramos
Así será Esperanza
La madrugada fría
se metía por todos lados,
incesante para que doliera más,
para que de veras se supiera
que te morías…
Como siempre
no estuvimos de acuerdo,
no me diste tiempo
para decirte adiós,
así fue nuestro cariño felino.
No sé quién te cerró
los ojos café cielo,
ni quién te vistió
con el gris metálico;
cuando llegué a la cita,
alguien preguntó
si estaba de acuerdo
en tu regreso a tu tierra
ceniza a ceniza.
Te rezaban quedito.
El último de tus hijos no los oía.
Te recordaré con tu vestido de invierno,
con tu pelo nocturno;
a todos les he contado
cómo te colgabas las medallas
de tu coronel,
cómo sonreías a toda vela
cuando espantabas al vecindario
con la muleta inútil
que blandías en lo alto.
Relato que empeñabas
tu anillo de viuda
para comprarnos pan,
cuadernos de rayas,
billetes de lotería.
Te recordaré
con tu gesto huraño,
con la ternura perdida.
Te recordaré para siempre:
madre, madre.
Te debo estos versos gregorianos,
el silencio para la familia
que tejiste tarde a tarde
para abrigarme de los parientes.
Te debo el enojo
que tienen los que saben
que sí se muere la Esperanza.
Te debo este enero,
del color de la piel,
te debo y no puedo ya pagarte.
La noche perdió su encanto,
la ciudad no me reconoce:
mi madre ha muerto
en la madrugada duerme
para siempre.
El horno ansioso
enciende en tu espera;
de seguro nos volveremos a reunir.
Así será, Esperanza,
volveremos a discutir
que nadie se desespere.
Los 10 de mayo
no estarás más en tu silla,
no recibirás mangos y papayas,
tu fondo rosa colgará en el ropero.
En silencio leeré poesía a tu muerte.
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