Kitabı oku: «Lo que los angeles anhelan leer», sayfa 6
1.4. Juan: el creyente en Jesús
El estilo de Juan es muy distinto de los otros tres. Al parecer, está menos interesado en una narrativa basada en la acción, y más interesado en ideas profundas y verdades eternas. Así que, a diferencia de los demás evangelios, comienza su libro lejos de la provincia romana de Judea. En su lugar, escribe sobre la mente y el propósito de Dios. Su introducción misteriosa e intrigante hace eco intencionalmente de los primeros versículos de Génesis.
Juan guarda la clave del por qué escribe hasta el final de su evangelio. Pero una vez que llegamos allí, su propósito es fácil de entender. Porque, a pesar de nuestra primera impresión, el propósito de Juan es sencillo:
Porque me has visto, has creído —le dijo Jesús—; dichosos los que no han visto y sin embargo creen. Jesús hizo muchas otras señales milagrosas en presencia de sus discípulos, las cuales no están registradas en este libro. Pero estas se han escrito para que ustedes crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que al creer en su nombre tengan vida. | ||
--Jn. 20:29-31 |
Jesús dice estas palabras después de la oportunidad que ofrece a Tomas de verificar su fe, al tocar las heridas de la crucifixión de Jesús. Ninguno de los otros discípulos fue invitado a hacer eso. No lo necesitaban, porque habían visto lo suficiente para creer.
Como Teófilo y Lucas, e incluso Marcos, ninguno de nosotros estuvimos presentes cuando ocurrieron estos sucesos. Pero Juan sí estaba, y escribe para nuestro provecho. A diferencia de los otros evangelistas, es mucho más selectivo acerca de las obras de Jesús que va a incluir (como indica implícitamente en el versículo 30), pero lo que decide incluir sirve a su propósito de enfatizar una serie de puntos que siguen un orden lógico.
1 Las señales de JesúsJuan selecciona sólo unos cuantos milagros del ministerio de Jesús, culminando con el mayor de ellos, su resurrección. Pero ha hecho esto con cuidado, porque todos apuntan más allá de lo que sucede hacia verdades más trascendentes. Por eso las llama señales. Piénsalo de esta manera. Cuando vas conduciendo hacia tu ciudad, naturalmente buscas señales para asegurarte que vas por buen camino. Sería ridículo parar en una de estas señales para merendar y creer que has llegado a tu destino. Una señal sólo funciona si vas hacia donde te dirige. Así que, en su evangelio Juan sencillamente nos dice, ‘No te centres tanto en los milagros en sí, que terminas perdiendo lo que revelan.’
2 La identidad de Jesús¿Te fijaste en algo familiar en cuanto a la identidad a la que apuntan estas señales? Juan utiliza precisamente las mismas palabras que Marcos 1:1: ‘Jesucristo, el Hijo de Dios.’ Ese hecho sugiere que Juan no es tan diferente de los otros evangelios como algunos creen. Así que, cada vez que leamos acerca de una señal en Juan, tenemos que estar alertas sobre cómo Juan la conecta con un aspecto particular de la identidad de Jesús.
3 La confianza en JesúsA Juan no le interesa sólo ofrecer a sus lectores información o hechos, y mucho menos afirmaciones. Espera que lo que escribe produzca una diferencia. Espera una respuesta, aunque sea sencilla. Es precisamente porque ahora entendemos quien es Jesús que podemos poner nuestra confianza en él. Para decirlo de otra manera, la fe cristiana se trata de creer verdades acerca de Jesucristo y confiar en las promesas hechas por Jesús. Según el pensamiento de Juan, esto significa que falta una pieza vital más.
4 La vida de JesúsLa vida es el mayor regalo de Dios, pero puede parecer extraño que se mencione aquí. Después de todo, la capacidad que tienes para leer esto sugiere que ya estás vivo. Por supuesto que Juan explica a qué se refiere con esto en su libro: Jesús ofrece algo mucho mayor aun que una vida biológica (aunque esto fue lo que Lázaro recibió de Jesús en Juan 11). ‘La vida en su nombre’ tiene implicaciones eternas, como ya veremos.Así que aquí está la lógica detrás de la respuesta que Juan espera de sus lectores.
1 Señales que apuntan a Jesús
2 La identidad de Jesús
3 Confianza en Jesús
4 Vida recibida de Jesús
Habiendo visto el propósito general de cada evangelio, tenemos que decidir qué hacer cuando estudiamos un pasaje específico. ¿Cómo usamos las pistas que tenemos para encontrar tesoros y así predicar sus verdades fielmente? El enfoque del resto de este capítulo se centra en ver cómo Marcos reparte pistas en su narrativa, aunque podríamos igualmente haber elegido otro de los evangelios para subrayar precisamente los mismos puntos.
2. Pista 2: Espera sorpresas
Una búsqueda del tesoro seria menos divertida si la persona que la prepara utiliza las mismas pistas cada año y las oculta en los mismos lugares cada vez. Lo impredecible hace que la búsqueda sea más interesante. No sabes cómo será la siguiente pista o dónde exactamente te llevará.
Lo mismo ocurre en una narración (y por ende en la predicación). Las audiencias y los lectores dejan de escuchar atentamente si saben lo que va a ocurrir. ¿A quién le importa ver una serie policial en la televisión si la primera escena nos revela todo acerca de quiénes son el criminal y su víctima, cómo se cometió el crimen, y por qué? Es la incertidumbre sobre esas preguntas lo que nos mantiene mirando. Pero si ya sabemos las respuestas, apagamos la televisión o cambiamos de programa.
El problema de los evangelios para muchos de nosotros es que llegamos a ellos sin ningún tipo de expectativa. Los conocemos muy bien, o al menos eso creemos. Después de todo, todos sabemos que Jesús muere en la cruz, y que también resucita. Sabemos que los fariseos son los malos, y que los discípulos se equivocan mucho (¿la mayoría de las veces?). Ya podemos ver los bostezos en la iglesia cuando nos ponemos de pie para predicar acerca de Jesús y cómo enfrenta la hostilidad de los fariseos y la ceguera de los discípulos.
La única forma en que podemos mantener a nuestros oyentes entusiasmados con nuestros sermones sobre historias del Evangelio es si nosotros también estamos entusiasmados. ¿Y cómo podemos asegurar que esto ocurra? La respuesta corta es que todo depende de las preguntas que le hacemos a la historia. Sin excepción, la pregunta más importante que podemos hacer es esta: ¿Qué es lo sorprendente?
Cuando hacemos esta pregunta, un pasaje que, al parecer, era muy familiar, de repente se vuelve distinto. Es como subirse a un árbol alto en tu vecindario por primera vez y mirar alrededor. Puede que hayas vivido en ese vecindario por años, pero desde ese ángulo, de pronto todo se ve diferente.
Hay diferentes formas de plantear la pregunta, pero todo se reduce a lo mismo: ¿qué es lo que sorprende?
¿Qué es lo que podrían haber esperado los personajes de la historia? ¿Qué es lo que resultó diferente?
¿Qué podría haber parecido raro o escandaloso para alguien que conocía el Antiguo Testamento en los días de Jesús?
Si yo hubiera escrito este relato, ¿qué es lo que habría hecho diferente?
¿Qué diferencia podría suponer si pretendemos no saber qué pasa justo después, o al final de la vida de Jesús?
Piensa, por ejemplo, en el famoso relato de la curación del hombre paralitico en Marcos 2:1-12. Es un clásico para una clase de la escuela dominical. ¡Lo tiene todo! El comunicador de verdad emprendedor con un don para crear efectos visuales que nadie olvidaría, está incluso la posibilidad de intentar recrear la perforación del techo. (No recomendado al menos que sepas exactamente como volver a montarlo).
Unos días después, cuando Jesús entró de nuevo en Capernaúm, corrió la voz de que estaba en casa. Se aglomeraron tantos que ya no quedaba sitio ni siquiera frente a la puerta mientras él les predicaba la palabra. Entonces llegaron cuatro hombres que le llevaban un paralítico. Como no podían acercarlo a Jesús por causa de la multitud, quitaron parte del techo encima de donde estaba Jesús y, luego de hacer una abertura, bajaron la camilla en la que estaba acostado el paralítico. Al ver Jesús la fe de ellos, le dijo al paralítico: —Hijo, tus pecados quedan perdonados. Estaban sentados allí algunos maestros de la ley, que pensaban: «¿Por qué habla este así? ¡Está blasfemando! ¿Quién puede perdonar pecados sino solo Dios?» En ese mismo instante supo Jesús en su espíritu que esto era lo que estaban pensando. ¿Por qué razonan así? —les dijo—. ¿Qué es más fácil, decirle al paralítico?: “Tus pecados son perdonados”, o decirle: “Levántate, toma tu camilla y anda” Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados —se dirigió entonces al paralítico—: A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. Él se levantó, tomó su camilla en seguida y salió caminando a la vista de todos. Ellos se quedaron asombrados y comenzaron a alabar a Dios. —Jamás habíamos visto cosa igual —decían. | ||
--Mc. 2:1-112 |
¿Qué es lo que extraña aquí?
Una cantidad de cosas nos sorprenden cuando nos preguntamos cuáles eran las expectativas de la gente. Los amigos de este hombre habían venido a Jesús para una sola cosa: su curación. Eso es lo que atraía a las multitudes (véase Mc 1:45). No sería sorprendente que estuvieran un poco decepcionados con Jesús con lo que de hecho le dijo según el versículo 5.
Pero luego, la cosa se vuelve aún más extraña. Para empezar, los sentimientos del hombre no parecen ser un factor importante en lo que ocurre después. ¿Qué es lo que hace que Jesús sane las piernas de este hombre? No es la fe suya, sino la hostilidad y el disgusto de los maestros de la ley (2:6-7). Lo sana para demostrar que tiene la autoridad de perdonar pecados (2:10). Por supuesto que se le concedió al hombre el regalo mayor de todos, que es el perdón divino. Pero, cuando nos damos cuenta de que la curación del hombre no fue por su propio bien, este pensamiento nos inquieta.
Cualquiera puede decir ‘tus pecados te son perdonados’ porque es imposible verificar si esto ha ocurrido. No hay nada que se puede ver. Decir ‘levántate y camina’ requiere un poder genuino. El fracaso sería inmediato y obvio. Así que Jesús lleva a cabo lo que es más difícil de decir (sanar físicamente) para demostrar que también puede realizar lo que es más difícil de hacer (perdonar pecados). Exigiría tratar los sucesos del resto del evangelio de Marcos para poder explicar esto. Por ahora, Marcos sólo quiere que sigamos leyendo.
Al preguntarnos qué es lo que hay de raro aquí, comenzamos a redescubrir cuán radical, subversivo e incluso perturbador era Jesús. Debemos asegurarnos de enfatizar esto en nuestra predicación. Jesús está siempre lleno de sorpresas.
¿Cuáles son las singularidades o sorpresas de estos pasajes?
Jesús en el hogar (Mc. 6:1-6)
El mendigo ciego (Lc. 18:35-43)
3. Pista 3: Presta atención a los detalles
En una búsqueda del tesoro, una buena pista siempre incluye algunos detalles significativos. No dirá solamente ‘mira en un libro’, sino ‘mira dentro de un libro rojo’ o ‘encuentra un libro que está en el lugar equivocado’. Los detalles te ayudan a conseguir la información específica que necesitas para usar la pista.
En nuestra búsqueda de tesoro bíblica, aquí hay algunos de los detalles que tienes que buscar en los relatos de la Biblia:
¿Cómo se sitúa la escena? ¿Tiene un impacto en nuestra comprensión del drama que se está desarrollando?
¿Quiénes son los personajes principales? ¿Cómo los describe este pasaje?
Si hay un diálogo, ¿quién dice qué, a quién, y quién está escuchando?
¿Hay algunas palabras o figuras que se repiten? ¿Tienen alguna relación con otro momento en el libro?
Claro que esto no quiere decir que cada detalle conlleve la misma importancia. Pero no sabrás qué detalles son importantes hasta que hayas estudiado el pasaje entero.
Descubrí la importancia de centrarme en los detalles al comienzo de mi ministerio, cuando trabajaba con una iglesia en la cual predicamos el evangelio de Marcos a lo largo de dieciocho meses. Descubrí que tenía que predicar sobre la alimentación de los 5,000 en Marcos 6, y después de dos semanas, predicar sobre la alimentación de los 4,000 en Marcos 8. ¡Eso sí que fue estresante! No había forma en que yo pudiera predicar el mismo sermón dos veces: la congregación lo notaria (¡o eso esperaba!).
Al prepararme para aquellos sermones aprendí varias lecciones muy importantes acerca del estudio bíblico, y acerca de Marcos. Esa crisis me obligó a volver al texto para prestar más atención a los detalles, sin importar cuan pequeños o irrelevantes que parecieran. Me di cuenta rápidamente que no era necesario predicar el mismo sermón dos veces. Marcos sabía lo que hacía cuando incluyó ambas historias.
La alimentación de los 5,000 es el único milagro de Jesús presente en los cuatro evangelios (aparte de la resurrección, claro). Curiosamente, Marcos es el único autor que menciona que la hierba era verde (6:39). Ese detalle no puede ser tan importante si los demás lo omitieron. Si hay algo significativo al respecto, probablemente es porque sugiere la presencia de un testigo ocular. En un clima caliente y árido como el de Judea, el color de la hierba habría sido tan excepcional que valía la pena mencionarlo.
La alimentación de los 4,000 no se menciona ni en Lucas ni en Juan. Y es sorprendente (¡esa palabra de nuevo!) que Marcos crea que es necesario incluirla además de la alimentación a los 5,000. Después de todo, su evangelio es el más corto. Hubiéramos esperado que incluyera un milagro muy distinto o una breve sección de enseñanzas. Así que, examinemos los relatos con mayor detenimiento. ¿Qué detalles en ambos milagros coinciden, y cuáles se diferencian?
Alimentación de los 5,000(Mr. 6:30-44) | Alimentación de los 4,000(Mr. 8:1-13) | |
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Ubicación | En su tierra alrededor de Galilea (véase 6:4)Un lugar solitario (6:32) | Región de Decápolis (7:31)Un lugar despoblado (8:4) |
Jesús ve las multitudes | Tuvo compasión de ellas, porque eran como ovejas sin pastor (6:34 – véase Nm. 27:17 & Ez 34:5) | Tuvo compasión de ellas porque no tenían nada que comer (8:2 - véase Nm. 27:17 & Ez. 34:5) |
La respuesta de los discípulos | Confusión: costaría casi un año de trabajo alimentarlos (6:37) | Confusión: ¿Dónde se va a conseguir suficiente pan en este lugar despoblado? (8:4) |
La respuesta de Jesús | Alimenta a las personas al ‘enseñarles muchas cosas’ (6:34) | Alimenta a las personas al darles pan (8:6) |
Comida disponible | Cinco panes y dos pescados (6:38) | Siete panes y unos cuantos pescaditos (8:6-7) |
Restos de comida | Doce canastas, de 5,000 hombres (¿más mujeres y niños sin contar?) (6:43-44) | Siete canastas, de los 4,000 presentes (8 :9) |
Ambos milagros nos recuerdan los milagros de Yahvé al alimentar a Israel después del éxodo en el desierto (ej. Ex. 16). Así que podríamos llamarlos milagros de éxodo, ahora realizados por Jesús. Él tiene compasión por ambas multitudes, a ambas las alimenta con pan y pescado, y hay un montón de sobras.
Pero las diferencias son significativas, aun cuando al principio parezcan secundarias. Aparecen a la vista cuando contrastamos los lugares y las cifras. El primero tiene lugar en la zona donde Jesús había vivido, probablemente poblada por muchos judíos. Doce canastas de comida nos recuerdan a las doce tribus de Israel. En otras palabras, hay mucha más comida de donde vino ésta - suficiente para toda la nación.
Los 4,000 fueron alimentados en Decápolis, una zona al este del Río Jordán, donde los habitantes eran en su mayoría gentiles (ahora esa área es parte de Jordania). Sobraron siete canastas de comida. Ahora, en el Antiguo Testamento este número representa pleno cumplimiento o plenitud, derivado de los siete días de creación en Génesis. Al mencionar esta cifra, Marcos indica que hay sobras suficientes para todas las criaturas de Dios, toda la humanidad. Por lo tanto, Yahvé en Jesús ha hecho un milagro del éxodo para los gentiles.
No es accidente que sólo unos cuantos versículos antes en Marcos, Jesús quedara impresionado por una audaz mujer sirofenicia. Esta gentil ritualmente impura tuvo el valor de pedirle sobras de migajas y pedirle que echara fuera de su hija a un demonio(7:24-30).
A menudo se aconseja a guionistas y a novelistas profesionales que ‘muestren y no digan’. Así que, en vez de un diálogo o una descripción informando a los lectores sobre lo que deben pensar, los espectadores o los lectores, es mejor representarlo y que lo vean por sí mismos. Esto es lo que cautiva a una audiencia o a los lectores.
Ocurre lo mismo con los evangelios. Marcos podría haber dicho simplemente, ‘Jesús ofreció un privilegio que era tan sólo judío (eso de ser alimentados por Dios en el desierto) a los gentiles’. Pero eso es mucho menos interesante e inspirador que contar una historia donde Jesús de hecho lo hace.
Tomad nota de que ésta no es una interpretación arbitraria. No estamos tratando de explicar cada detalle (como si esto fuera una alegoría); y tampoco estamos dejando que nuestra imaginación se desmadre. Sólo tratamos de ser sensibles a los detalles que Marcos nos ofrece. De alguna manera, solamente nos estamos preguntando, ‘¿Por qué lo narra el autor de esta forma y no de otra?’ ¿Qué verdades teológicas nos ofrece en la historia que nos cuenta?
Lee la breve descripción de Marcos sobre los últimos momentos de Jesús (15:37-39).
¿Qué es lo que encuentras extraño?
¿Cómo enseña verdades teológicas a partir de detalles narrativos?
4. Pista 4: Busca rastros del Antiguo Testamento
A medida que crecimos, pudimos lidiar con pistas más elaboradas en nuestras búsquedas de tesoros. En lugar de decir simplemente: ‘busca en un libro rojo’, la pista podría decir ‘ser o no ser’, y nos dirigíamos al ejemplar de las obras de Shakespeare que tenían nuestros padres para buscar la siguiente pista.
Los autores del Nuevo Testamento hacen algo similar cuando citan el Antiguo Testamento. Claro que su razón para hacerlo es mucho más profunda. Como ya hemos visto, el incidente o verdad que describen cumple alguna profecía de las Escrituras judías. Pero hay otra razón aún más básica.
El Antiguo Testamento nos provee de un marco referencial básico para entender el mundo de Jesús y su cultura. Así que, intentar entender las maravillas del evangelio de Jesús es casi imposible sin esforzarnos por entender el Antiguo Testamento. Incluso las descripciones y los títulos para Jesús (como Hijo de David, Cordero de Dios, Rey de los judíos) carecen de sentido si no volvemos allá. De hecho, en contadas ocasiones vale la pena consultar diccionarios seculares para entender mejor la Biblia, porque, como regla general, las palabras de la Biblia tienen significados bíblicos.
4.1. Las ideas del Antiguo Testamento: Las palabras de la Biblia tienen significados bíblicos
Así que volvamos al título que tanto Marcos como Juan dan a Jesús: Hijo de Dios. ¿Qué podría significar esto para un creyente del Antiguo Testamento? O, para decirlo de otro modo, ¿a alguien más se le llamo antes ‘hijo de Dios’?
Esta es una pregunta difícil de responder para nosotros. Pero hay varias herramientas que nos pueden ayudar, sobre todo una concordancia, es decir, un libro de referencia (o en la actualidad un auxiliar bíblico digital) que recopila cada uso de una palabra o frase importante en la Biblia. Claro que, cuando usamos una concordancia, es importante recordar que, aunque una palabra se repite regularmente, eso no significa necesariamente que tenga el mismo significado en cada ocasión.
La concordancia muestra que Marcos no fue el primer escritor en usar la frase ‘hijo de Dios’. Se había utilizado antes para referirse a varias personas diferentes:
Humanos: Tal vez siguiendo el ejemplo de la referencia "hijos de Dios" en Génesis 6:2, este término se emplea para referirse a todos los descendientes de Adán. Esta idea se repite en la genealogía de Lucas, que concluye con una descripción de Adán como ‘hijo de Dios’ (Lc. 3:38).
El pueblo de Israel: Dios le dio a Moisés instrucciones explícitas sobre qué decir al faraón. ‘Entonces tú le dirás de mi parte al faraón: “Israel es mi primogénito. Ya te he dicho que dejes ir a mi hijo para que me rinda culto, pero tú no has querido dejarlo ir. Por lo tanto, voy a quitarle la vida a tu primogénito” (Ex. 4:22-23). Por lo tanto, el pueblo de Dios es, colectivamente, el hijo de Dios.
El sucesor del rey David: Después de rechazar la oferta de David de construirle una casa, Dios le hace una promesa asombrosa. Su trono perdurará para siempre, Dios le dirá a su más grande sucesor: ‘Yo seré su padre, y él será mi hijo.’ (2 S. 7:14). Como resultado, llegó a ser normal que los que ocupaban el trono de David fuesen llamados ‘hijos de Dios’. Es por eso que se utilizaba el Salmo 2 para las ceremonias de coronación en Israel (repasa Sal. 2:6-7)
Emanuel: Isaías mencionó algo verdaderamente sorprendente para una mente judía cuando dijo que Dios mismo daría una señal: ‘La doncella concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamará Emanuel.’ (Is 7:14). El nombre ‘Emanuel’ significa ‘Dios con nosotros’. Poco después aparece la promesa de una ‘gran luz’ para aquellos ‘que caminan en la oscuridad’ en Isaías 9: un hijo nacerá para reinar en el trono de David y se llamará (entre otras cosas) ‘Dios fuerte, Padre eterno’ (Is. 9:6-7). La implicación está clara: Dios de alguna forma ocupará Él mismo el trono de David.
Examina esta lista cuidadosamente, recordando lo que dijimos anteriormente acerca de la perspectiva mundial de la Biblia. ¿Ves los patrones del desarrollo de este título? Con el tiempo, se redujo desde una referencia a toda la humanidad a sólo el pueblo de Dios, y luego únicamente al Rey, el representante y símbolo del pueblo de Dios. Así que podemos ver como Marcos usa el titulo Hijo de Dios para enfatizar no la divinidad de Jesús, sino su realeza.
Ahora aplica esto a las declaraciones de intención de Marcos y Juan a la hora de escribir sus evangelios, en las que ambos anuncian que su mensaje principal se centra en ‘Jesús el Mesías, el Hijo de Dios’. Puesto que hemos hecho nuestros deberes sobre el Antiguo Testamento, podemos ver como ambos títulos significan casi lo mismo. Ambos se refieren a la misión de Jesús de ser el Rey de Dios para el pueblo de Dios.
Pero hay una diferencia entre ambos títulos. Gracias a las profecías de Isaías acerca del rey davídico, quien es también divino, sabemos que este ‘Hijo de Hombre’ del cual Marcos nos va a hablar en su evangelio, no es solamente un rey humano: tiene que ser alguien más que un ser humano corriente.
Explora el trasfondo del Antiguo Testamento de las siguientes ideas:
El Hijo de hombre
Las higueras y su fruto
La copa de la ira
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