Kitabı oku: «Días de luz larga», sayfa 2
MARIDALSVEIEN
Por la calle pasa un vocho
y yo pienso que, quizá, lo maneja
un nazi. O el nieto de un nazi
de ésos que anduvieron, de verdad,
en estas calles congeladas, haciendo
la guerra de verdad.
Esa guerra que leí en los libros
y siempre fue
un bigote
un gesto
una película.
El vocho se va por la subida.
La casa queda calladita.
El teléfono vibra.
Qué fácil ha de ser
manejar
un vocho, en esta tierra,
cuando las noches no son noches.
Qué fácil ha de ser:
ir en un vocho
cuando la guerra
(no)
sucede en casa.
AKERSGATA
Las baldosas están cubiertas
y los tejados
los quicios de las ventanas
el copete de los arbustos
la escalera hacia la biblioteca
las bancas del parque
las bicicletas en el patio
los árboles
las calles que dan al puerto
las casetas en las paradas del bus
el punto de espera en el muelle
la ciudad entera es una sola capa
antes de los peatones.
TØYEN
Hablo en tres idiomas
para decir jeg savner deg
como extraño las conchas en el desayuno
o el parque que caminamos
through the day en San Francisco.
Esta ciudad no eres.
Esta ciudad no soy.
Acá las calles
todas
gritan
y este invierno podrá no ser
dos pares de calcetas de lana
para cocinar un torsk
con sal de chapulín.
En este barrio las mujeres van
con la cabeza cubierta a todas horas
diciendo cosas que entiendo
poquito más que este verano
o el montón de viajes sin tu sombra.
Yo quiero la noche;
quiero el invierno largo
y sentarme con una vela
a no mirar
todas las calles.
MÉRIDA (EN BOLSA DE PAPEL)
Una guayabera
bordada a mano
tradicional
color marfil.
Guayabera
de lino
los hilos colorados
mangas largas
botones a juego
(perfecta)
para ir
a una fiesta en la cabaña
en domingo
al final del verano.
Guayabera marfil
envuelta:
papel brillante
y el moño junto
—sin colocar—
en bolsa de papel.
Guayabera
—hecha a la medida—
que he sacado
al vaciar el (tu) clóset
en (mi) tu casa.
KARL JOHANS GATE
Llueve sobre el fiordo.
Ellas van en falda, todavía,
con la mirada escondida en los anoraks
y las sandalias mojadas, sucias.
Llueve en las calles
el metro suda a las cuatro y quince.
Caminé toda la Karl Johans gate
sobre mis pies mojados, sin gabardina.
Llueve sobre el Castillo
llueve sobre el jardín del Rey
y los patos se recogen junto al lago.
Las gaviotas bajan
a robarle el pan a las palomas
que quieren alimentar las niñas
de hiyabs y tennis fluorescentes.
Yr dice que mañana lloverá
que el sábado habrá sol y quince grados.
Entonces quizá las mujeres salgan
con las sandalias limpias
a perseguir el verano.
Llueve en el fiordo.
La noche viene antes.
Viene septiembre
los edificios rojos
y la muerte coloreada.
Sigue lloviendo sobre el fiordo
y sobre la cama vacía.
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