Kitabı oku: «Historia de la leche», sayfa 2
Pero una vez realizado el deseo, ¿qué queda? Nada más que el terrible silencio materno. Alguien ha despojado a su madre de su hija dilecta. Ha cumplido su deseo, pero “el asesinato sin culpa es solo privilegio de los dioses”, dice la asesina. Queda la culpa y el espacio espantosamente abierto, limpio, sin obstáculos entre la madre y la hija sobreviviente: Caín frente a su Padre, un silencio sin precedentes que se persiguió hasta la sangre, y que ahora deja caer con toda severidad su peso sobre las tímidas manos llenas de sangre. La historia de la leche es la historia de la consecución de un deseo sin sanción, sin finalidad, que se ve abierto como un animal en la mesa de disección de un tropel de niños crueles y curiosos. Madre, palabra terrible dijo Bioy Casares: “Serás un cóndor empujando a tu hija / de la montaña al abismo / donde brota lo real”.
Súplica, amenaza y lamento: canto sexuado al torcido árbol del deseo. Ese árbol que da sombra y también la quita, el árbol de rama aérea que ilumina el oscuro origen de la sed. No existe nada más misterioso que desear aquello que deseamos: la lengua de Mónica Ojeda explora sin descanso ese enmarañamiento genital, vegetal, humano al que estamos condenados a reverenciar por siempre. Unsexmehere, ruega la voz poética, como Lady Macbeth –el deseo no tiene edad– urgida de útero, de leche, de mandíbula. Unsexmehere: dolorosa, orgásmicamente.
HISTORIA DE LA LECHE
Mirar en la noche lo que disimula la noche,
la otra noche, la disimulación que aparece.
Maurice Blanchot
ON my volcano grows the grass,–
A meditative spot
An area for a bird to choose
Would be the general thought.
Emily Dickinson
[Cae con madurez el fruto que en verbo ardido lamió sus costillas al sol;
más de 365 veranos de su carne en hueso negro constelado
se aflojan
Rueda el fruto sobre la piel arqueada de las amapolas
Se abre
De su epicentro nace una guadaña como un párpado de acero cerrándose en la bruma bautismal de su oleaje
–Esto es lo primero que verás –sentencia la rama despojada del peso de su cabeza– antes de atravesar la raza del otoño]
I
ESTUDIO INICIAL DE LA SANGRE
+
Papá, tú querías un hijo y
en cambio
te nació esta cabeza
Una planta que crece hacia adentro
Una uña
Un estanque
Por eso dijiste
callado a la placenta: “UN HIJO ES UN HOMBRE”
Creías que serlo era irse callado de pesca
pescar la vida
sacarla del agua
y me llevas a pescar para que aprenda a ser un hombre
para que saque de la vida algo tibio que matar
“Matar te hace hombre”, me dijiste
Creías que serlo era irse risueño de caza
empuñar un rifle a un corazón con astas
reventarle el cráneo a la vida
tú piensas que eso que se inventa el bosque es un hombre
y me llevas a cazar contigo para que lo vea
me enseñas a dispararle a un árbol
a una nube todavía niña en mi cerebro
porque pienso demasiado fácil, dices
porque pienso cosas que se atraviesan
Y en cambio un hombre no arde de útero
dice la-madre-coja-de-las-axilas
ni sangra en los pasillos
ni riega su leche sobre las ecografías abiertas
ni se mete el dedo índice
para tocar a Dios
en un volcán de pelvis
Una hija mata
pero como un hombre respirando al revés
en mitad del bosque
Un amor umbilical rodeándote la manzana:
una hija es un ojo que muerde
–una mandíbula de leche–
un anzuelo al cielo de los cabellos
Por eso “pesca la muerte”, dice mamá lamiendo la escopeta
“caza la vida”
como una hija que es un hombre y una cabeza
como un río en una sábana de dientes mastodónticos
y el sexo abierto de las balas
goteando sobre la encimera
+
Hora de huir
de la madre
El origen es una aguja
escribiendo los nombres de los muertos
en las pupilas de los peces
Ceguera oceánica
Sin imagen sólo queda el sentido de lo invisible
y una punta sangrienta como línea de salida a la superficie
Mientras tomas aire
la escritura se humedece de futuro
+
Mi padre me engendró sin ruido
Me crio
sin palabras nuevas
Muy adentro
al fondo de su esqueleto
crecen mis edades
Crecen los verbos
que él pesca
y cuida en la tierra de mis oídos:
“Pronuncia palabras viejas, princesa”
Es un ritmo repetitivo
este habla de su sangre
Lo practico con las vértebras y los dientes
con los senos
y el llanto de mis rodillas al doblarse
Este es el lenguaje
de mi nacimiento
La historia a la que voy sola
e invento
desde el centro de su vientre
+
Y mamá me dijo:
“Tendré una hija rota
y la peinaré con todos mis dientes
Le enseñaré
lo duro que es ponerse los zapatos
y lavarse la cara
para ir limpia
a ver las mariposas en verano
Le enseñaré
el brillo de los bisturíes
La invitaré
al circo de los cascarones sucios
rompiéndose
Y cuando ella
rota de renacimiento
pida desnacerse
como piden todas las hijas rotas
abriré mis piernas:
la invitaré a reencarnarse
a volver al primer grito
al único
al que no cose”
+
Y a papá le dije:
“Papá,
te debo la noche de los cañones
que duermo todavía
con los párpados abiertos”
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