Cilt 50 sayfalar
Kitap hakkında
Si dijera: «cuando uno escucha hablar, se oye a sí mismo», nadie me creería. Y si agrego a lo dicho que las palabras son simples sonidos que pugnan por acoplarse a nuestros pensamientos, tampoco me creerían.
Se oye y se tamiza el contenido de lo versado y uno se queda con sólo aquello que congenia con su propio razonamiento.
Nunca se presta plena atención a las palabras, sino a lo que conmueve de ellas.
Para escuchar, y además entender, hay que estar dispuesto a «crecer».
No solamente leemos, sino que nos leemos a nosotros mismos en la lectura.
El conocimiento ocupa su lugar en la memoria.
La voz es el envoltorio de las palabras, no su contenido.
Las ideas son ostras en las que se cultivan perlas.
La desdicha es la fuente de supervivencia de los genios…