Kitabı oku: «El Perú imaginado», sayfa 5
Cartografías
Los mapas no solo son representaciones métricas de territorios físicos. Son también construcciones culturales que designan el dominio político que se ejerce sobre ellos y remiten a las comunidades que los habitan. Señalan vecindades, delimitan zonas geográficas, establecen los linderos políticos de lugares donde se asientan identidades y temperamentos. Acicatean las fantasías de los viajeros, aunque sean imaginarios.
En el cine, los mapas aparecen como insertos gráficos en la continuidad de las imágenes. Cumplen funciones referenciales. Nos introducen en la acción fijando la zona donde transcurren los hechos; dan cuenta del desplazamiento de los personajes; se convierten en apoyos ilustrativos de las exposiciones orales.
El mapa de América del Sur con el perfil cartográfico del Perú es visible en *Vuelo Nocturno (*Night Flight, 1933), una producción de la Metro Goldwyn Mayer dirigida por Clarence Brown, con un reparto all star integrado por John Barrymore, Clark Gable, Myrna Loy, Helen Hayes, entre otros, y basada libremente en la novela Vol de nuit, de Antoine de Saint-Exupéry.
John Barrymore tiene el papel de Riviére, propietario de una compañía de aviación que opera en Sudamérica, esa zona que el espectador imagina a través de los diseños cartográficos. Territorio inmenso que la película figura como un espacio por dominar y como mercado que requiere forjarse. Lugar de montañas y selvas que el empresario Riviére pretende domeñar mediante sobrevuelos riesgosos.
La línea aérea de Riviére no presta servicios de correo en aeropuertos peruanos, pero la presencia cartográfica del Perú está ahí. Aparece en la imagen cuando el ambicioso empresario describe sus planes de expansión y su deseo de realizar vuelos nocturnos a través de los Andes, con el fin de acelerar la entrega del correo en el menor tiempo posible, aun al costo de los peligros que puedan correr los pilotos.
Aventurero de tierra y aire y actor principal de la Metro Goldwyn Mayer, Clark Gable se convierte en Fletcher Christian en *Motín a bordo (*Mutiny on the Bounty), una producción de Metro Goldwyn Mayer, dirigida por Frank Lloyd en 1935. Es la primera versión fílmica de la novela Mutiny on the Bounty, de Charles Bernard Nordhoff y James Norman Hall. La historia del conflicto en altamar fue llevada al cine dos veces más, teniendo a Marlon Brando y a Mel Gibson como intérpretes de Fletcher Christian.
Oficial de la Armada de su Majestad Británica, Christian es el honorable marino que se amotina en reacción a los abusos que comete el capitán William Blight (Charles Laughton) contra la tripulación. Un intento de conducir la nave por el Cabo de Hornos es detonante de la rebelión. La explicación de la ruta a seguir durante la travesía se realiza teniendo a la vista un mapa de Sudamérica. El encuadre alcanza a integrar en el campo visual, el trazado correspondiente al territorio del Perú en 1789, año en que transcurre la acción.
Un mapa de Sudamérica, con la línea visible de la costa peruana, aparece en *Los hijos del Capitán Grant (*Deti Kapitana Granta), de Vladimir Vajnshtok y David Gutman (1936), adaptación soviética de la novela homónima de Julio Verne, con el actor Nikolai Cherkasov haciendo del geógrafo francés Paganel, explorador en la Patagonia, Australia y Nueva Zelanda.
Lo mismo ocurre en otra versión de la misma novela de Verne, esta vez producida por los estudios Disney. Salvo la demarcación cartográfica, *Los hijos del Capitán Grant (*In Search of the Castaways), de Robert Stevenson (1962), con el cantante Maurice Chevalier como Paganel, no contiene más referencias al país. La imagen del mapa aparece en un festivo pasaje con Chevalier y Wilfrid Hyde-White celebrando su decisión de partir en búsqueda del desaparecido Grant.
Ansioso por apoderarse del botín más grande conquistado por Inglaterra, en *El halcón de los mares (*The Sea Hawk, de Michael Curtiz, 1940), el corsario Geoffrey Thorpe (Errol Flynn), explica su estrategia guerrera sobre un enorme mapa de Sudamérica que deja ver con claridad el área demarcada del virreinato del Perú (ver “Lima).
En una imagen de *Soborno (*The Bribe, 1949), típico film noir de Robert Z. Leonard, aparece un mapa de Sudamérica con el territorio peruano recortado por el lado de la frontera amazónica con Ecuador (ver “film noir”). Con similar menoscabo aparece también en *Ronda española (1952), de Ladislao Vadja.
*Tintín en el templo del sol (*Tintin et le Temple du Soleil, 1969), película de animación de Eddie Lateste, introduce la aventura de los personajes de Tintin y el Capitán Haddock con un mapa de Sudamérica que muestra el territorio del Perú con sus límites recortados en su frontera norte en beneficio del Ecuador (ver “Animación”).
Un mapa del Perú aparece en *Cliente muerto no paga (*Dead Men Don’t Wear Plaid, 1982), de Carl Reiner, con Steve Martin y Rachel Ward, que parodia y homenajea a los títulos clásicos del film noir y a las historias narradas en la ficción detectivesca de raigambre pulp.
La comedia de Reiner refiere al Perú en esta frase dicha ante un mapa:
—Mira, Perú!
La alusion intertextual de *Cliente muerto no paga remite a la película *Soborno (*The Bribe), que incluye referencias al país (ver “Film noir”).
Un mapa del Perú se perfila en *Manoa, la ciudad de oro (1999), de Juan Piquer Simón, cuando los héroes de la aventura intentan situar la ubicación de un tesoro perdido de los incas en la zona del valle del Urubamba (ver “Wéstern europeo”).
El perfil cartográfico del Perú es visible en una secuencia de *En el corazón del mar (*In the Heart of the Sea, 2015), de Ron Howard, recreación de la travesía del ballenero Essex, que zarpa de un Puerto de la Nueva Inglaterra en 1820 y es tocado por la desventura: una enorme ballena destroza la embarcación y reduce a los marineros supervivientes al estado de necesidad. La historia trágica del Essex se convierte en motivo inspirador para el escritor Herman Melville, autor de Moby Dick.
Caucho
Desde fines del siglo XIX, el empresario Julio César Arana del Águila (1864-1952), nacido en Rioja, departamento de San Martín, acumula una inmensa fortuna con la explotación del caucho en la zona oriental del país. El látex del árbol denominado Hevea brasiliensis, que crece con prodigalidad en la Amazonía, adquiere creciente valor comercial desde 1886, al patentarse la fórmula para elaborar neumáticos inflables con ese insumo. Ello trae consigo una demanda creciente del producto por parte de los mercados del occidente industrializado.
Arana inicia su trabajo de explotación en Tarapoto, para luego establecerse en Iquitos. Desde ahí proyecta su negocio hacia Estados Unidos y Europa, gracias a la exportación del producto. Se convierte en pionero de la extracción del caucho en zonas inexploradas hasta entonces: las regiones de los ríos Putumayo y Caquetá. Aprovechando de la ausencia de actividad estatal, tanto peruana como colombiana, en esas zonas, instala un imperio amazónico regido por la empresa Peruvian Amazon Rubber Company, que incorpora capitales británicos.
A Arana y a los capataces de sus negocios se les atribuye abusos masivos contra las comunidades nativas, así como crueles prácticas de trata de esclavos, lo que ocasiona un escándalo internacional.
Revelados los métodos esclavistas de Arana, cunde la indignación de la opinión pública tanto en Sudamérica como en Europa. Una investigación del irlandés Roger Casement, cónsul británico en Río de Janeiro, y autor del Blue Book (1912), denuncia las atrocidades cometidas por el cauchero. Ese episodio de la vida de Casement es narrado en la novela El sueño del celta, de Mario Vargas Llosa, publicada en 2010.
La Enciclopédia do Cinema Brasileiro, de Ramos y Miranda (2000), informa que el camarógrafo Silvino Santos (nacido en Cernache do Bonjardim, Portugal, 1886, y muerto en Manaus, 1970), radicado por entonces en Manaos, es contratado en 1912 por el cónsul del Perú para fotografíar a los indígenas que habitaban en los vastos territorios explotados por Arana. Allí, Santos se vincula con Arana, quien le encomienda la preparación del Álbum de Fotografías del Viaje de la Comisión Consular al Río Putumayo y Afluentes, llevada a cabo por representantes consulares británicos y estadounidenses entre los meses de agosto y octubre de 1912. Arana pretende contrarrestar las denuncias en su contra con imágenes fotográficas que acrediten la labor “civilizadora” que lleva a cabo entre los indígenas que trabajan en la labor cauchera (Chirif, A., Cornejo Chaparro, M. y De la Serna, J., 2013).
Es entonces que Arana encomienda a Santos la filmación de un documental destinado a reparar su controvertida imagen pública. Como preparación para esa tarea, el empresario financia un viaje de Santos a Francia para que reciba cursos de capacitación en los estudios de Pathé Frères. Ahí, el camarógrafo se aboca al estudio de la combinación química adecuada para lograr la resistencia de la emulsión fotográfica al clima de la Amazonía.
Luego de su estadía en Francia, Santos regresa con dos mil metros de negativo y una cámara Pathé. Con ese equipamiento filma, durante dos meses, fiestas, ceremonias, ritos nativos, escenas de trabajo de extracción del caucho. Se convierte en pionero del registro cinematográfico en el territorio amazónico.
Pero el material filmado durante ese período se pierde en el naufragio de una embarcación en la que viajan los negativos. Solo se conservan algunas imágenes del filme *Indios witotos do rio Putumayo (1916), integradas como material de archivo en el documental ficcionado *O cineasta da selva (1997), de Aurélio Michiles.
Derrumbado su imperio, Arana busca, una vez más, limpiar su mellada imagen personal a través del cine. Con el ánimo de atraer inversiones hacia Iquitos y difundir una mirada positiva hacia sus negociaciones comerciales, produce un largometraje, *El Oriente Peruano, que se proyecta en función inaugural el 21 de mayo de 1921, en el Teatro Lima de la capital.
*El Oriente Peruano, dividida en 53 partes, con una duración aproximada de 90 minutos, tiene como productores a la empresa Amazonian Film Company y a Julio César Arana.
Años después, el 27 de febrero de 1933, esa película se reestrena en un momento de incremento de tensiones fronterizas con Colombia. *El oriente peruano, en esas circunstancias, pretende convertirse en testimonio gráfico irrefutable de la peruanidad que sella, desde antiguo, la existencia de los territorios amazónicos reclamados por Colombia.
Ramos y Miranda (2000) atribuyen a Silvino Santos la filmación de *El Oriente Peruano, pero no existe ninguna referencia adicional que acredite esa información.
En 1986, la figura del cauchero Arana da origen al largometraje El socio de Dios, dirigido por el cusqueño Federico García Hurtado.
Una producción estadounidense, *In the Amazon Jungles with the Captain Besley Expedition (Título alternativo: *The Captain Besley Expedition), de Franklin B. Coates (1915), incluye vistas de los maltratos y torturas aplicadas a los indígenas por las empresas caucheras operando en la región del Putumayo. No resulta extraña esa voluntad de denuncia en un documental de esa nacionalidad. No olvidemos que a inicios del siglo XX los capitales nortemericanos intentan reemplazar a las inversiones británicas en diversas áreas de la actividad productiva de la región.
En la película colombiana *El abrazo de la serpiente (2015), de Ciro Guerra, que narra la incursión en la Amazonía colombiana de un investigador alemán en busca de una planta llamada Yakruna, de grandes poderes medicinales, se hallan dos menciones a la tarea depredadora del cauchero peruano Julio César Arana en esa zona a inicios del siglo XX.
En una secuencia de la película, un chamán indígena señala al investigador una zona lejana del bosque que se consume en un incendio. “Son los peruanos”, dice, en referencia a las incursiones de Arana y sus hombres. Poco después, los expedicionarios llegan a una escuela católica, la misión de San Antonio de Padua, donde hallan a un aterrorizado sacerdote que los amenaza con una escopeta: cree que los recién llegados son caucheros depredadores y explica que está ahí desde que “los peruanos causaron la masacre”. Ese personaje de *El abrazo de la serpiente alude a las acciones de la compañía Peruvian Amazon Rubber Company, responsable de la esclavización de los indígenas con fines de explotación cauchera en la zona del río Putumayo.
Cocaína y otras sustancias
Una referencia inicial de la vinculación del Perú con el comercio de drogas se halla en una película silente británica.
*After Many Years (1930), dirigida por Lawrence Huntington y producida por Savana Film, con distribución de Metro-Goldwyn-Mayer, narra una pequisa criminal vinculada con el tráfico de estupefacientes. Los protagonistas son Henry Thompson y Nancy Kenyon. En ella, el hijo de un policía asesinado rastrea la huella de un traficante de drogas en el Perú (Chibnall, 2007, p 5).
No se obtienen más informaciones sobre este filme, aunque la base de datos virtual del British Film Institute notició sobre Huntington y los orígenes de *After Many Years:
Born in London in 1900, Huntington embarked on his directing career just as sound films took over from silents. His very first credit, however, was a silent feature, which he produced, directed and edited himself over a period of four years. It was picked up for release by MGM in 1930 and given the (somewhat ironic) title After Many Years. (BFI Screenonline a, s. f.)
En *The Decline of Western Civilization Part II: The Metal Years (1988), Penelope Spheeris traza un panorama de la escena musical de Los Angeles en pleno auge del heavy metal, en los años 1987 y 1988. Uno de los segmentos del documental aborda la relación de los músicos con la cultura de la droga. Comparecen algunos famosos del rock, como Steven Tyler, Joe Perry, Alice Cooper, Gene Simmons, Ozzy Osbourne, entre otros. Preguntado por la ubicación del Perú, Steve Tyler, de la banda Aerosmith, responde:
Tyler: —En mi nariz. Debo haber inhalado todo el Perú.
Pero no todas las frases o situaciones fílmicas referidas a la cocaína del Perú –uno de los principales productores de ese alcaloide extraído de las hojas de coca– tienen ese costado provocador o desafiante. El one-line joke de Tyler, cargado de sarcasmo, comparte pantalla con dramas sobre vendedores de droga o “camellos” sobreviviendo en las cárceles peruanas, o con aventuras de acción y combates sorpresivos que se lanzan contra los peces gordos del narcotráfico internacional.
En 1972, al quedar abandonado el código de censura –el llamado Código Hays– que maniata a Hollywood desde inicios de los años treinta, se vuelven a decir las cosas por su nombre, sin recurrir a eufemismos. Hasta entonces, la mención de ciertas drogas en los diálogos de una película resultaba inimaginable. Los embates de la contestación en los años sesenta debilitan las interdicciones. Eso explica que *Cisco Pike (1972), de Bill L. Norton, contenga más de una alusión hasta entonces reprimida.
En *Cisco Pike, Gene Hackman interpreta a un policía corrupto que extorsiona a un superviviente del rock de los años sesenta. La víctima del chantaje es el personaje de Kris Kristofferson, rebelde y orgulloso de sus gestos contraculturales, pero víctima del paso de los años y de su propia decadencia personal.
Al inicio encontramos a Kristoffersson intentando comerciar una guitarra en un negocio de venta de instrumentos musicales. Detrás del mostrador se encuentra el personaje interpretado por Roscoe Lee Browne que pregunta por el motivo de la visita:
—¿Me traes coca del Cusco?
Kristoffersson responde:
—Ya no trafico.
La acotación adquiere valor de “guiño” y referencia metatextual si advertimos que Kristoffersson había filmado, poco antes, *The Last Movie en Chinchero, Cusco. Es más, la película realizada en el Cusco es la que precede a *Cisco Pike en su filmografía (ver “Contracultura”).
En *Dos extraños amantes (*Annie Hall, 1977), de Woody Allen, la cocaína es signo de los tiempos y representación de una sensibilidad highbrow, propia de los intelectuales neoyorquinos, más bien frívolos y esnobistas, de los que se desmarca el neurótico Allen. Pero es también el emblema de un mundo de seres competitivos que requieren de estímulos poderosos para seguir adelante; un estilo de vida que el personaje observa con desdén y escepticismo, lanzando algunas líneas de estilo sardónico que el guionista Woody Allen aprendió a poner a punto durante sus días como stand up comedian.
*Dos extraños amantes muestra al personaje de Alvy Singer (Woody Allen) en una reunión de neoyorquinos ilustrados. De pronto, en medio de la conversación, sus acompañantes le invitan a inhalar unas líneas de cocaína. Renuente al inicio, la decisión de hacerlo viene acompañada de las típicas frases del escritor Woody Allen:
—¡Sin duda que debe ser divertido! Los incas lo hacían y ellos debieron ser gente muy divertida.
Dicho y hecho lo cual, estornuda y arruina el festín.
Distinta es la situación en *Jungle Warriors (*Euer Weg führt durch die Hölle, 1984), de Ernst R. Von Theumer (y Billy Fine, no acreditado), un filme de acción de perfil bajo y aspiraciones inferiores, realizado en coproducción entre Alemania y México.
Narra la historia de cinco jóvenes modelos que viajan a la selva peruana para realizar una sesión fotográfica. Las acompaña la directora artística (Marjoe Gortner) y una fotógrafa (Nina Van Pallandt). El avión que las transporta es capturado por un señor de la droga, Santiago (Paul Smith), que está a punto de cerrar un negocio de trueque de oro por cocaína con el capo Mastranga (John Vernon). La operación se complica por la intervención de las modelos rehenes, entre otros personajes que aparecen por arte de birlibirloque. La acción se desarrolla en una Amazonía recreada en México.
*Dark Mission (*Operación cocaína, 1988), de Jesús Franco, es una coproducción franco-española que tiene en el reparto a Christopher Mitchum, Cristina Higueras y Christopher Lee19.
Mitchum es un agente enviado por la CIA a cumplir una misión en Lima. Debe desmontar una banda de narcotraficantes y ubicar a un esquivo personaje, Luis Morel, encarnado por Christopher Lee –el mítico actor que representó a Drácula en las películas de horror de la empresa británica Hammer Films–, antiguo combatiente en la Sierra Maestra, revolucionario de larga data, guerrillero en países de América Latina y reconvertido en narcotraficante en territorio peruano como parte de su lucha antiimperialista. Aunque no se mencione, la corrupción del personaje de Lee, que troca su compromiso ideológico por la afiliación al universo criminal, estableciendo sus reales en el Perú, alude a modos de la narco-política que adquirió relieve por esos años en los países de la región.
*Muerte cálida (*Easy Kill, 1989), de Josh Spencer, con Frank Stallone y Cameron Mitchell, también es una película de acción de bajo perfil y ambiciones discretas. Su intriga criminal involucra a un diplomático que trafica con drogas importadas del Perú. La esposa del funcionario corrupto se arriesga al enterarse de los negocios ilícitos de su marido, lo que da inicio a una trama conspirativa.
*Seeds of Tragedy (1991), de Martin Donovan, película realizada para la television por Fox, dramatiza, con acentos patéticos, y en clave semidocumental, el proceso de conversion de la hoja de coca en cocaína y la ruta de su comercio, desde los Andes peruanos hasta su trasformación por una banda colombiana. Y lo hace siguiendo la trayectoria de los personajes involucrados. Desde un niño peruano encarnado por Luciano Hernandez, que trabaja en el cultivo de una hoja ancestral, hasta el desesperado adicto que la consume en algún lugar de los Estados Unidos.
Filme de acción y aventuras, *Águila de acero III (*Aces Iron Eagle III, 1992), del estadounidense John Glen, tiene en el reparto a Louis Gossett Jr. y a Rachel McLish. Gosset encabeza a un grupo de pilotos, expertos aviadores, que emprenden la misión de acabar con una planta de elaboración de cocaína situada en una pequeña localidad andina en el Perú. Pero la incursión se complica: uno de los aviadores queda secuestrado en el pueblo peruano, luego del derribo de su avión. El empeño de su esposa ayuda a solucionar el problema, desactivando el negocio de exportación de estupefacientes hacia los Estados Unidos.
*Die letzte Droge (2006), producción alemana que dirige Stefan Kluge, presenta en clave documental la trayectoria de dos personajes decididos a vivir experiencias psicoactivas en diversas partes del mundo, lo que incluye al Perú.
La británica *Peru (2008), dirigida por Matthew Catling, sigue la trayectoria del estadounidense Russell Thoresen, que llega a una prisión peruana luego de verse involucrado en una operación de tráfico de narcóticos dirigida desde el Perú hacia Miami. Su caída es producto de una traición maquinada por una mujer que lo seduce con el fin de convertirlo en “mula” o portador de droga.
*Achterbahn, documental producido en 2009, dirigido por Peter Dörfler, reconstruye la historia de Norbert Witte, administrador de un parque de atracciones en la República Democrática Alemana (RDA). Luego de la caída del Muro de Berlín y de la desaparición de la RDA, Witte traslada sus juegos mecánicos y atracciones al Perú, fracasando en el negocio. Luego de esa frustración es hallado culpable del cargo de tráfico ilícito de cocaína desde el Perú, con destino a Alemania. La película retrata a Witte y su historia empresarial y criminal.
*Ciudad jardín (*186 Dollars to Freedom, también conocida como *City of Gardens, 2012), de Camilo Vila, carga las tintas sentimentales para dar cuenta de la corrupción en el sistema carcelario peruano.
Wayne (John Robinson), es un californiano practicante de surf, orgulloso de su éxito con las mujeres en una Lima que valora el color bronceado de su piel, su condición de extranjero y su aspecto atlético. Ventajas comparativas que, de pronto, se reducen al mínimo al ser acusado injustamente por el delito de tráfico de drogas. Es 1980 y corren los últimos días del gobierno militar presidido por el general Francisco Morales Bermúdez. Faltan pocos meses para que se reinstaure el sistema democrático.
Wayne es relegado en una cárcel administrada por autoridades sádicas y corruptas que ejercen la extorsión y la tortura, en una variante del clima de la prisión turca de Expreso de medianoche (Midnight Express, 1978), de Alan Parker.
Basada en una historia proclamada como “real”, la de Monty Fisher, autor del guion, la película se propone como filme de denuncia, alegato redentor, propuesta de autoayuda, testimonio personal y relato ejemplarizador y plañidero. Acaso también como visión de un Perú agobiado por una dictadura militar que somete instituciones y condena inocentes, entre los que se cuentan los opositores políticos del régimen. En la producción interviene el realizador peruano Luis Llosa y cumple un papel secundario la actriz Anahí de Cárdenas.
*Gatos viejos (2010), de los chilenos Sebastián Silva y Pedro Peirano, tiene como protagonistas a una pareja de ancianos, Isadora (Bélgica Castro) y su segundo esposo, Enrique (Alejandro Sieveking), que viven en un departamento de Santiago de Chile acompañados por sus gatos y sus invariables rutinas.
Ese pequeño y asfixiante mundo se conmueve con la llegada de la hija de Isadora, Rosario (Claudia Celedón), acompañada de su pareja, encarnada por Catalina Saavedra, protagonista de La nana, también dirigida por Sebastián Silva. Arriba con su neurosis a cuestas, pero también con cocaína y compuestos medicinales adquiridos en el Perú. Drogas que aportan las cuotas de desequilibrio y crispación que redondean el cargado tono emocional de este drama familiar.
La producción española *Chavín de Huántar, el teatro del más allá (2015), de José Manuel Novoa, traza un explicación del horizonte histórico en el que se desarrolló la cultura Chavín, centrándose en la construcción del centro ceremonial de Chavín de Huántar, con mil doscientos años de antigüedad. El documental incluye representaciones dramatizadas de las ceremonias organizadas por una teocracia que apelaba al deslumbramiento de los peregrinos recurriendo, entre otros recursos, a sustancias estimulantes y psicoactivas.
“La cocaína más barata está en el Perú”, dice el brasileño Marco “Curumim” Archer, antes de partir hacia Indonesia con un cargamento de 13,5 kilos de cocaína ocultos en un ala delta. Sentenciado a muerte por fusilamiento por el delito cometido, Archer comparece ante la cámara de Marcos Prado para dar testimonio de su experiencia en el documental *Curumim (2016).