Kitabı oku: «Hijos pródigos»
Publicado por:
Publicaciones Faro de GraciaP.O. Box 1043 Graham, NC 27253 www.farodegracia.org
ISBN 978-1-629462-60-8
© 2018 by Robert D. JonesAll rights reserved. P&R Publishing Company, P.O. Box 817, Phillipsburg, New Jersey 08865-0817
© Copyright, Publicaciones Faro de Gracia . Traducido al español por Paula Bautista. La portada y las páginas fueron diseñadas por Benjamín Hernandez.
Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, procesada en algún sistema que la pueda reproducir, o transmitida en alguna forma o por algún medio -electrónico, mecánico, fotocopia, cinta magnetofónica u otro- excepto para breves citas en reseñas, sin el permiso previo de los editores.
© Las citas bíblicas son tomadas de la Versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina. © renovada 1988, Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso.
Contenido
Hijos pródigos: esperanza y ayuda para los padres
¿CÓMO ES ESA ANGUSTIA QUE TÚ COMO PADRE SIENTES?
Shock
Confusión
Desesperanza
Enojo
Culpa
Vergüenza
Soledad
¿QUÉ TE DICE DIOS EN SU PALABRA?
Dios entiende tu angustia; habla con Él.
Encuentra tu fortaleza, seguridad e identidad en Dios y no en el hecho de ser padre.
Reconoce la diferencia entre tus responsabilidades y las responsabilidades de tu hijo o hija.
Encomiéndale tu hijo a Dios y somete a Dios tus deseos completamente legítimos de que tu hijo cambie.
Conéctate con una iglesia centrada en Cristo y sólida.
Si estás casado, trabaja arduamente para alcanzar y mantener la unidad matrimonial piadosa con tu cónyuge.
Busca amar y comunicarte humildemente con tu hijo o hija incrédulo.
Busca la sabiduría bíblica y consejos confiables para decidir la gran variedad de cuestiones prácticas que tal vez tengas que enfrentar.
CONCLUSIÓN
Publicaciones Faro de Gracia Otras obras de esta serie:
Hijos pródigos: esperanza y ayuda para los padres
terrada. Traicionada. Avergonzada. Enojada. Deshonrada. Inútil. Triste. Sin esperanza”. Esas fueron las palabras que mi amiga Diana usó cuando se enteró de que su amada hija de veinte años estaba en una relación lesbiana.
Creo que esas descripciones no solo capturan la experiencia de esta mamá cristiana, sino también las distintas experiencias de muchos padres y madres cristianos cuyos hijos o hijas han escogido un estilo de vida homosexual o han comenzado a tomar medidas para cambiar de género. Si tu hijo ha escogido este camino, imagino que las palabras de Diana capturan tu experiencia y la de los miembros de tu familia.
Pero hay otras formas en las que un hijo o una hija adultos pueden apartarse de la formación cristiana que han recibido. Tal vez tu hijo ha seguido un camino insensato de autonomía que ha resultado en adicción al alcohol o a las drogas. Se ha ido de casa persiguiendo sus propios deseos, y ha terminado envuelto en comportamientos autodestructivos. Las deudas, el desempleo y la violencia ahora lo persiguen, mientras que la posibilidad de que termine viviendo en la calle o con cargos criminales y en prisión es latente.
O tal vez tienes una hija cuyo estilo de vida exterior parece mucho más sano y estable. Parece emocionalmente equilibrada. Ella se la lleva bien con sus amigas, tiene una relación con un hombre respetable y funciona de manera productiva en su carrera legal. Pero hace todo esto, y muchas cosas más, sin el Jesús del cual le enseñaste consistentemente. Ella está perdida, “sin Cristo, …sin esperanza y sin Dios en el mundo” (Efesios 2:12).
O tal vez tu hijo o hija ha cometido un crimen, se ha unido a una secta, o ha dejado embarazada a alguien o quedado embarazada sin casarse, y no tiene ningún remordimiento.
Podemos multiplicar los escenarios de hijos adultos que se apartan del Señor. Exteriormente son diferentes, pero interiormente contienen la misma dinámica de raíz. El asunto en esencia es simple, aunque desgarrador: dos personas a quienes amamos profundamente —nuestro hijo y nuestro Salvador— están separadas la una de la otra. Nosotros anhelamos que estas dos personas que tanto apreciamos caminen juntas en una relación de unidad salvífica. Nuestra angustia surge cuando nuestro amado hijo o hija se aparta de la fe cristiana, la fe que nosotros mismos abrazamos y que le enseñamos y mostramos. Nosotros ansiamos lo mejor de Dios para nuestros hijos, y anhelamos que ellos sigan a Cristo, pero nosotros y los demás miembros de nuestra familia nos sentimos afligidos por las decisiones de estos hijos.
La buena noticia para ti es que Dios promete acercarse para ayudarte a afrontar estas dificultades y navegar estas aguas turbulentas. Él entiende los desafíos que enfrentas, y Su Palabra te da esperanza. Comencemos identificando las luchas -esas luchas que Dios comprende totalmente y nos ayuda a enfrentar.
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